Chapter One: An Interesting Day
No puedo concebir que mi propio hijo, el propio heredero Malfoy, se deje humillar de esa manera por...- pareció pensar un momento el nombre, para después soltar con desdén: Por "Potter".
Prometo no fallarle más, padre.
Ya muchas veces he oído eso, hijo mío. Pero te daré otra oportunidad. Más te vale hacerlo, porque si no te vas a arrepentir de poner en ridículo el apellido Malfoy ¿entendiste?
Draco asintió, mientras internamente sentía que la ira hacia Potter crecía de manera desmesurada.
Con un elegante gesto, Lucius indicó que se retirara.
Sin querer perder más tiempo Draco se fue apresuradamente de la habitación.
A simple vista, uno no podía imaginar que el heredero de la inmensa fortuna de los Malfoy, estaba que echaba chispas. Por supuesto que no, a pesar de no tener las mismas ideas que su padre, era un Malfoy. Y un Malfoy sabía ocultar sus emociones.
Tuvo que abandonar sus pensamientos, al observar que Narciza se acercaba hacia él.
El Slytherin hizo el ademán de hacer una reverencia, pero su madre se lo impidió, al tiempo que cogía su mentón con cariño y le miraba amorosamente.
De nuevo el cabezota de tu padre- no era una pregunta, sino un hecho.
Draco dejó escapar un suspiro, mientras ponía los ojos en blanco.
Y otra vez con lo de Potter, por lo que puedo observar- agregó.
Los ojos de Draco recobraron su intenso brillo.
Realmente tu padre está perdiendo la originalidad- comentó Narciza.
Como si alguna vez la hubiese tenido- ironizó el Slytherin, ganándose una mirada molesta por parte de su madre.
Entiendo el que tu padre y tú no congenienéis lo que debiera ser, pero no voy a consentir que hables de esa manera de él. Es tu padre, y como mínimo le debes un respesto.
Perdona, madre.
Narciza le escudriñó un instante con la mirada, para después esbozar una cálida sonrisa.
Cogió el rostro de su hijo en sus manos y empezó a llenarle de besos.
¡Mamá!- se quejó Draco ligeramente avergonzado.
Narciza se separó de él, mirándole con nostalgia.
Me acuerdo cuando de pequeño me dejabas hacerlo..- susurró con ternura. Sus ojos le miraron orgullosamente triste- Has crecido tanto...
Madre...¡no empieces de nuevo!- le avisó Draco, pero fue tarde. Narciza le envolvió en un abrazo de oso, mientras le daba miles de besos por las mejillas.
¡Mamá!- repitió el abochornado Slytherin.
Narciza empezó a hacerle cosquillas en los costados, haciendo que Draco estallase en carcajadas.
El Slytherin logró escabullirse de ella, mientras le miraba con los ojos húmedos de la risa.
Me alegra comprobar que todavía sigues teniendo cosquillas, Dragón- se burló Narciza.
Draco frunció el entrecejo, pero viendo la mirada angelical de su madre, sonrió. No podía evitarlo, su madre siempre hacía que se olvidase por un momento de su estatus. Y la verdad es que se lo agradecía profundamente. Tenía alma de niña, y era extraño...a su edad era más infantil que él mismo.
¿Se puede saber qué está pasando aquí?
La sonrisa de la Slytherin se borró rápidamente, para pasar a una mirada fría e indescifrable.
Nada, querido.
He oído risas - aseguró el capataz Malfoy- ¿Draco, tienes una explicación para eso?
Ninguna, padre - mintió el Slytherin.
¡NO ME MIENTAS!- rugió Lucius, furioso- No estás en buenas condiciones para hacerlo, debo recordarte. Te repito, Draco; haber si por lo menos fui lo bastante bueno para enseñarte a hablar¿de qué te estabas riendo?
Draco trabajó a toda máquina su cerebro, pensando en una manera de salir de ese lío.
No le culpes a él, querido. Fui yo la que provoqué su risa- se sinceró Narciza, agachando levemente la cabeza.
Draco, internamente se horrorizó, sabiendo perfectamente que su padre no tomaría para nada bien esa declaración.
El rostro de Lucius se tensó, mientras se acercaba peligrosamente lento hacia Narciza.
Podrías explicarme, "querida"¿qué quieres decirme con eso?- preguntó suavemente.
Empecé a bromear con él- explicó sencillamente, levantando por primera vez la mirada.
Lucius apretó la mandíbula.
He de recordarte que este lugar no es ningún sitio de re..
Ya lo sé, querido. Solamente fue una broma sin importancia-le interrumpió Narciza.
En menos de un segundo, el rostro de Narciza fue volteado hacia la derecha, mientras cogía un extenso color rojo.
¿Acaso te he autorizado que hagas bromas por la casa¿Eh?- siseó, con el puño levantado.
Draco se acercó a su madre, dirigiendo una mirada de intenso odio a su capataz.
¿Algo que decir, Draco?- preguntó su padre, sin apartar la mirada de la Slytherin.
Draco desvió su mirada hacia Narciza, la cual se tocaba la mejilla todavía sin creerse lo sucedido.
La volvió a dirigir a su capataz, mirándolo con un odio jamás conocido.
Bien. No quiero volver a escuchar risas por esta casa, hasta que yo lo diga ¿me he expresado bien?- Lucius miró fijamente a Draco, esperando su contestación.
Perfectamente, Padre- dijo finalmente.
Lucius no contestó. Se giró y se fue con aire altivo hasta su despacho, cerrando la puerta bruscamente.
El silencio que trajo consigo fue asfixiante. Draco no quería mirar a Narciza,...se sentiría decepcionada, triste, frustrada...el tener un marido con mal carácter no era motivo para que le golpease, y tener un hijo que ni siquiera salía a defenderla...
Draco cerró los ojos, sintiendo que su alma descendía y descendía, y aceptando finalmente, que no tenía principios.
Pasaron unos instantes en los que Draco dudó entre irse o contestar...pero si se iba, sí que demostraba que no la apreciaba, y eso desde luego no quería que lo pensase.
Mamá...- Draco se acercó hacia ella, mientras la mujer se dejaba abrazar, y los dos se ayudaban, aunque fuese en silencio, a mantenerse en pié.
Narciza carraspeó suavemente, apartándose de él.
Bueno...ya le has oído...Ve y empieza a preparar la maleta. Falta poco para que empiecen tus clases...
Pero, mamá...
¡Dragón!- replicó a su vez Narciza-. Yo...he olvidado mi papel aquí. Si, soy tu madre. Pero soy también la mujer de Lucius Malfoy, y, por tanto no puedo estar el tiempo que quisiera...contigo.
Draco agachó la mirada, mientras sentía que los ojos le ardían. ¿Por qué carajo todo era tan injusto? Si bien era cierto que él era rico, sangre - limpia y muy poderoso al tener como padre a Lucius Malfoy, preferiría..
"No, Draco, olvídate. Tienes que resignarte. Eres un Malfoy, y eso no va a cambiar".
Es injusto- se quejó, sin importarle por primera vez en su vida, de lo que dijese su padre.
Narciza sonrió tristemente, mientras le acariciaba la mejilla con cariño.
Todo en esta vida es injusto, dragón- murmuró.
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Draco cerró de un portazo la puerta, causando que el elfo que le preparaba la cama, soltase un brinco.
¡Amo!- exclamó, siendo ignorado totalmente-. Belly terminará enseguida, Amo.
Vete- espetó con dureza.
¿Cómo, Amo?- susurró tímidamente.
¡VETE, AHORA!- gritó, perdiendo la poca paciencia que le quedaba.
Belly soltó un chillido, mientras sus cortas patitas salían disparadas del cuarto.
Maldito elfo..- Y mientras cruzaba toda la habitación y se dejaba caer en la cama, dirigió su mirada hacia la ventana; sorprendiéndose al encontrarse con un impactante eclipse de luna.
...- La mirada de Draco se relajó al instante. Se levantó suavemente de su cama y se acercó al balcón, sentándose en el alféizar.
Apoyó sus brazos en sus piernas, mientras escondía su cabeza en las rodillas.
Un golpe seco le obligó a levantar su mirada, quedándose atónito.
Una lechuza.
Y no era de Hogwarts, desde luego.
¿Quién carajo le escribiría?
Tal vez se trataba de una broma o...
La lechuza empezó a picotear la ventana, obligando a Draco a apartar sus pensamientos y dejarla pasar.
No era muy grande, más que una lechuza parecía una rata.
Esta se le quedó mirando.
¿Qué carajo...
Bueno, era cierto que Draco era un Malfoy, tenía elegancia, mostraba respeto, era educado.
Pero también era cierto que tenía un abuelo llamado Edgar Malfoy, que era..¿cómo decirlo? Una mala influencia.
La lechuza se acercó hasta él, estirando el cuello. Con esta acción, dejó al descubierto un rasguño.
¡Ey!- exclamó Draco-. ¡Estás herida!
El Slytherin entró en el baño, cogiendo el tarro de alcohol, agua oxigenada y un poco de algodón.
Se acercó a la cama y colocó a la lechuza en su regazo.
Bien. Esto te va a doler- Y entonces Draco se dio cuenta de que estaba hablando con una lechuza.
"Loco"- masculló.
Colocó el agua oxigenada en el algodón y lo extendió por el cuello, provocando que la lechuza le diese un picotazo.
¡Ayy!- Draco le dirigió una mirada de odio.
La lechuza le dirigió a su vez, una mirada de reproche.
Ok. Lo haré con más cuidado; pero si vuelves a intentar dejarme sin mano, yo te dejaré desplumada, "lechucita".
La lechuza asintió a regañapico.
Extendió el alcohol y le ató un pequeño pañuelito.
Listo- concluyó orgulloso.
La lechuza soltó un exclamo de júbilo, y fue cuando Draco se dio cuenta de que traía una carta.
Dudó si cogerla o no.
Una oportunidad así no se presenta todos los días.
Haciendo caso de su bien desarrollado lado Slytherin, Draco desenvolvió el lazo y cogió la carta.
Ya desde ahí, comprobó que el autor no era alguien con mucho dinero.
Desdobló el papel con cuidado y se dispuso a leer.
Querido Ron:
!Weasley¿!¿!Esa era la lechuza de Weasley?
Draco sonrió. Claro. Por eso ese genio de la lechuza...
Siguió con la lectura:
¡Claro que tengo ganas de ir a tu casa! Mi tío Vernon ya estaba empezando a hartarse de Hedwig. Comenté que con un rabito de cerdo el traje de trabajo le quedaría mejor. Todavía está en ayunas.
Draco soltó una carcajada, para después taparse la boca avergonzado.
¿Mione también vendrá en el verano?
"¿Mione?"- se burló Draco.
¡Es estupendo! Solamente falta que te declares a Herms y sería un verano fantástico. Y no empieces a decir que no te gusta. Sé que ahora estarás hecho un tomate hervido¡Hahaha, Ron! Te conozco demasiado bien.
Draco soltó un bufido.
Ya voy contando los días que faltan para ir a tu casa, porque créeme, esto es una tortura suicida. Casi no me dejan salir, y no hay nada que hacer.
Pero no hace falta que cojas el coche de tu padre, destrocemos la ventana, me escape y salgamos en el periódico. Hmmm, con una vez tengo de sobra, hermano.
Draco alzó una ceja con elegancia. "Y decían que los Gryffindors eran santos".
¡Ah¿Te dije que Hocicos me escribió? Por lo que se ve anda en un lugar exótico...y ha dicho que hay muchas latinas por donde está. Eso explicaría el hecho de que la carta esté empapada.
Draco hizo un mohín de asco.
Por increíble que pareciese, la curiosidad ganó.
En fin, hermano, te echo de menos. Recuerda avisar a Fred & George de no dejar caramelos por ahí. Ya sabes lo que pasó la última vez. Un abrazo de tu hermano, Harry.
Harry.
Harry. Potter.
¡Carajo!
Draco dejó la carta en su cama mientras analizada su contenido.
Bien, Potter era un amenazador. A parte de un esclavo al que no le dejaban salir.
A Weasley, le gustaba la Sangre - Sucia.
Vaya..- susurró maliciosamente.
Una carta reveladora.
¡TOC, TOC!
¿Dragón¿Estás ahí?
Draco miró espantado a la lechuza.
¡Un momento!
Cogiendo rápidamente la lechuza y la carta, las escondió debajo de su cama. Recogió con rapidez el alcohol, el agua oxigenada y el algodón, guardándolos en su sitio.
¡Ya!
Narciza entró en su habitación, mirándole recelosamente.
¿Qué estabas haciendo?
Eh...
La Slytherin alzó una ceja elegantemente.
Pensaba. Reflexionaba- agregó por si acaso-. Realmente, madre, no sé qué esperabas que hiciese...no puedo relacionarme con nadie, no puedo salir sin guardaespaldas, no puedo hacer lo que quisiera. Me tengo que quedar todos los veranos en la Mansión. ¡Me habéis prohibido hasta reírme!- explotó, diciendo algo por una vez sinceramente-. No quiero convertirme en una gárgola, gracias.
Narciza no supo qué decir.
Cariño, yo...
Madre, tú no tienes la culpa de nada. Sólo la tiene ese...
Es tu padre, Draco- le dijo Narciza fríamente.
Lo sé, madre, y es por eso que todavía sigo aceptando lo que dice. Si no fuese lo que es, hace tiempo que le hubiese mandado al carajo.
¡Draco!- se escandalizó.
Voy a ...no sé, la verdad. Voy a dar una vuelta, si sigo aquí metido por más tiempo me volveré loco.
Y diciendo esto, se fue de su habitación, con una elegancia digna de un Malfoy.
¡Iac, Iac!
Narciza dirigió su mirada hacia la cama.
"Draco tiene razón. Si seguimos más tiempo aquí nos volveremos locos".
2 MESES DESPUÉS
¡Harry¡Oh, Harry!
El nombrado se vio envuelto en un abrazo de oso.
Mi...mi...one..- susurró entrecortadamente.
La Gryffindor tuvo la gracia de sonrojarse.
Lo siento, Harry.
No hay quien te entienda- comentó una risueña voz.
Era Ron. Y por lo que Harry podía observar, había estado persiguiendo a la castaña.
¿Ah, si?- replicó Hermione-. ¿Y se puede saber por qué se debe ahora¿Por intentar ser responsable¿Por preocuparme por Harry, quizás?
Simplemente por el hecho de que has montado un numerito, acabando de verle hace menos de una hora- refunfuñó Ron.
¡Ohh, perdona por preocuparme por mi amigo!- exclamó Hermione sarcásticamente.- No es algo a lo que estés acostumbrado.
¿Perdón?- preguntó Ron alzando las cejas exageradamente.- ¿Qué quieres decir con eso?
Hermione se llevó una mano a la barbilla , fingiendo pensar la respuesta.
Hmm, déjame pensar...con eso quiero decir...¡QUE ERES UN IDIOTA!
¡Oohh, ahora soy un idiota!- gritó Ron.- ¡Pues este idiota ya se ha cansado de ti, sabelotodo!
Hermione fingió un lloriqueo.
¡Pues mira como lloro, so' memo!
¿So' memo¿Ahora soy un memo?
¡Si¡Un idiota y un memo¡Un irresponsable, un inmaduro, un..
Vago cabezota que detesta a Snape y Trewlaney. A parte de dormirse en sus clases- terminó Harry.
Ron y Hermione abrieron y cerraron la boca varias veces, sin saber qué decir.
Hace cinco años que estáis en lo mismo¿cuándo vais a parar?- preguntó Harry, realmente cansado.
Nosotros no...
Si de verdad te preocupas tanto por mi, Mione; por favor; haced una tregua ya. No quiero estar otro año ejerciendo de juez. No quiero, ni puedo.
Hermione dirigió su mirada a Ron, evitando sus ojos.
Perdona- susurró.- No debería haber exagerado tanto las cosas..
No, perdóname tú a mi- replicó Ron.- Estoy pagando mi mal humor en ti, no es justo.
Siento haberte llamado idiota y so' memo, irresponsable e inmaduro..
Y yo siento haberte llamado sabelotodo.
Aunque- agregó Hermione, frunciendo levemente el entrecejo- En lo de irresponsable tengo un poquito de razón, deberás admitir. El año pasado ejerciste nada bien tu papel de prefecto. Espero que te esfuerces en este.
¿Perdona?- gimió Ron-. Eras tú la que llegaba tarde a todas las reuniones.
¡Solamente porque tú me retrasabas!- exclamó Mione.
¡No te obligaba a esperarme!- se quejó el pelirrojo.
El deber del prefecto es esperar a su compañero.
Es decir, que si no fuese por eso no me hubieses esperado.
¿Y ahora te haces el ofendido¡Me acabas de decir que no hacía falta que te esperase!
¡Porque creí que lo hacías por ser tu amigo!- replicó.
Hermione se llevó las manos a la cabeza, en un gesto de derrota.
¡Desde luego, eres imposible!
Harry miró a sus amigos, sonriendo disimuladamente.
Se habían tomado su discurso al pie de la letra.
De nuevo a la rutina- murmuró divertido.
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Luna¿puedes ayudarme con la maleta?- preguntó Ginny con voz ahogada.
La Ravenclaw se levantó de su asiento rápidamente, acercándose a ella y cogiendo la maleta por una de las asas.
Tiraron de ella, sudando la gota gorda, pero la maleta no se movió ni un centímetro. Quizás un milímetro.
¡Mon die¡Ginna¿Qué..estrellatos llevas aquí metido?- preguntó Luna, sacudiéndose las manos.
Ginny frunció el entrecejo.
Te he dicho centenares de veces que mi nombre es Ginny, no Ginna. ¿Por qué me llamas así?- se quejó, mientras hacía el esfuerzo de empujar la maleta.
Luna esbozó una mueca.
Tu nombre es Ginevra, a decir verdad- replicó.
Ginny fulminó con la mirada a la Ravenclaw.
No vuelvas a llamarme así. Eso es un secreto de alto estado- dijo solemnemente.
Luna disimuló una sonrisa.
Bueno. Intentémoslo de nuevo. Lo hacemos las dos a la vez a la de una...a la de dos...a la de ¡TRES!- rápidamente las dos tiraron de la maleta, provocando que esta se volcase sobre ellas.
¡Ey, cuidado!
Todo pasó muy deprisa. Ginny sólo se dio cuenta de que cuando abrió los ojos (¿cuándo los había cerrado?) se encontraba tirada en el suelo, junto a Luna, con su maleta en las piernas.
¡Mon die!- exclamó Luna, empezando a reírse.
¡Luna, esto no tiene gracia!
Lo sé- rió Luna.- Pero si te paras a pensar que estás tirada en el suelo, inmovilizada con una maleta de 20 kg sobre tus piernas...
¡Oh, Merlín!
Decir que le había dado un susto, un chico que salía debajo de la maleta, era quedarse corta.
Ahhh, mi espalda- se quejó el chico, mientras cogía la maleta con toda naturalidad y la tiraba lejos-. ¡Joder, qué putada!
Fue tanto su desconcierto al verle aparecer así, que Ginny se quedó sin habla.
Eh ¿perdona?- fue Luna la que se decidió a hablar.- ¿Cómo..
El chico dejó de quejarse, dirigiendo su mirada por primera vez en Luna.
¿Quién...?
Era un chico moreno. Tenía unos peculiares ojos color ámbar. A parte de un estrafalario y llamativo peinado de pelo, el cual estaba teñido de azul.
Deberíais tener más cuidado, joder- se quejó el chico.- De repente veo que os cae un maletón a la cara¿qué queríais hacer¿una cirugía estética¡Para eso no hacía falta una maleta!
Ginny recuperó la voz.
Siento que hayas acabado en el suelo- dijo sonriendo.- Gracias, por...hmmm, intentar ayudarnos, supongo.
¿Supones?- repitió el ojiámbar.- La hostia, para una vez que quiero ayudar, y tú "supones".
¡Eh, eh! No hace falta ponerse así- replicó Ginny indignada.
Lo que tú digas, nena- se burló, yéndose del compartimiento.
Mi nombre es Ginny, si no te importa.
Bye, "G"- murmuró, guiñándole un ojo como despedida.
Ginny cerró bruscamente la puerta del compartimiento.
¡Ja!- soltó.- ¿Le has visto? Ese estúpido creído...
Tiene un peinado original- comentó Luna mientras se sacudía la túnica.
Ginny frunció el entrecejo.
¡Y qué más da su pelo! "Bye, G"- imitó.- Sólo por ayudarnos con la maleta no significa que tenga que tratarme de esa forma. ¡Sería el colmo!
Hmm...-Luna frunció los labios.- A decir verdad, nunca le he visto por el castillo.
Es verdad- alegó Ginny sorprendida-. Creo que si le hubiera visto no le hubiese olvidado. Ese pelo no se va de tu mente tan fácil. Oh, no.
Será un chico de intercambio- añadió Luna indiferente.
Pero no puede ser de Beauxtons ni Durmstang, no tiene su acento- reflexionó.
Luna se encogió de hombros, mientras sacaba de su bolsillo una edición del Quisquilloso.
¡TOC, TOC!
La puerta se abrió de nuevo.
¡Hola, lindas¿Queréis algo del carrito?
Déjenos dos ranas de chocolate, un jugo de calabaza extra grande y dos bolsas de Mega Fritas. ¡Invito yo!- exclamó Luna sacando su monedero de rábanos.
No hace falta..., yo tengo comida, de verdad.
¡Qué estrellatos dices¡Vamos, Ginna! Una vez al año, no hace daño- soltó Luna, y ni corta ni perezosa le pagó las cosas a la mujer y repartió el botín.
¡TOC, TOC!
La puerta del compartimiento fue abierta por tercera vez.
¡Por fin os encuentro!- exclamó un Neville más flacucho, mientras cerraba la puerta y se dejaba caer en el asiento.- ¡Vaya! Se ve que no me echabais mucho de menos.
Ginny se echó a reír.
¡Oh, vamos, Nille!- dijo cariñosamente.- Eso ni en broma. Sabes que sentimos debilidad por ti.
Luna ahogó una risita.
Si, ya- comentó Neville sonriente-. Graciositas.
·······································································
Draco entró elegantemente hacia el andén, seguido de cerca por sus armarios vivientes; los guardaespaldas Crabbe & Goyle.
En realidad estaba desprendiendo una seguridad que no sentía. Ahora mismo, si hubiese estado en el pellejo de otra persona, hubiera venido dando brinquitos y cantando "Soy un Gnomo".
Había sido un verano horrible, sin lugar a dudas. Su padre había cumplido su palabra; no se había escuchado ninguna risa desde el incidente.
Poder estar nueve meses fuera de ella le parecía una bendición.
Eh, Drac, encontramos hueco- informó el Crabbe-armario.
El Slytherin entró en el compartimiento. Los otros dos iban a entrar cuando el heredero Malfoy se quedó en medio de la puerta.
¿Dra..
Necesito estar solo- declaró, mientras les cerraba la puerta en las narices.
Suspirando, se dejó caer en el asiento, mientras se frotaba constantemente las sienes.
Si ni siquiera llamar, la puerta fue abierta.
¡Os he dicho que no..
¡Ey, ey, tranqui, amigo!- exclamó el ojiámbar, mientras se sentaba descaradamente enfrente de él.
Draco alzó una ceja, interrogante.
¿Quién carajo eres tú?- preguntó Draco, cruzándose de brazos.
El moreno no contestó, se dedicó a mirarlo, sonriendo socarronamente.
Oye, imbécil, en este compartimiento estaba yo. Puedo llamar a..
No te sulfures, cariño- le interrumpió el moreno, mientras sacaba un paquete de cigarros y sacaba uno. Le miró de reojo y le ofreció el paquete tentativamente.- ¿Una caladita?
Draco sonrió de lado, al tiempo que cogía uno.
El moreno le devolvió la sonrisa, sacando el mechero y encendiendo el cigarrillo.
Logan- dijo finalmente.
Draco aspiró con satisfacción el humo, soltándolo con elegancia.
Draco, Draco Malfoy.
Logan le analizó con la mirada.
Así que Malfoy ¿eh?...Debe ser una pollada eso de tener ese apellido- no era una pregunta, lo daba por hecho.
Draco aspiró de nuevo; mientras asentía firmemente.
Bienvenido al club, cariño- comentó cariñosamente el moreno.
