¡Buenas! Jeje, sí, sí, aún sigo con vida úù. Si es que, que rápido pasa el tiempo, verdad? Bueno, siento muchísimo la espera, aquí está el quinto capítulo.
AVISO: la historia de Yahiko, a diferencia de las otras, no me la he inventado yo. La leí en una página sobre historias de miedo, y creí que estaría bien ponerla aquí. Pero no me la he inventado yo, que conste, ok? Y por cierto, no es muy terrorífica. Lo he hecho expresamente así porque como Yahiko es un niño, creí que su historia debía ser la que diera menos miedo. Bueno, solo era eso, ya me callo! ;)
"¿QUÉ?" gritaron todos a la vez
Kaoru no les respondió, simplemente se oyó el ruido de la lluvia que seguía cayendo fuera sin descanso. Estaban envueltos en una profunda oscuridad, donde la luz de la noche apenas hacia visible sus siluetas. Estuvieron un rato así, sin hablar ni moverse, hasta que Sano rompió el silencio.
"Tiene que ser una broma. ¿Cómo que no quedan cerillas?" preguntó él, pensando que Kaoru les estaba tomando el pelo.
"Pues eso, que la caja solo tenía dos cerillas y ya las hemos gastado" dijo ella, intentando ocultar la ira en su voz.
Un trueno cayó en ese momento, iluminándoles levemente. Pudieron distinguir las figuras los unos de los otros durante un instante, pero luego todo volvió a ser oscuridad. Esto les llenó a todos de frustración. ¿Y ahora qué?
"¡Todo esto por tu culpa, Yahiko! ¡Mira la que has liado!" gritó Sano despechado, sin saber a donde mirar exactamente para dirigirse al pequeño kendoka.
"¡Fue sin querer! ¿Crees que a mi me hace gracia la idea de pasar el resto de la noche a oscuras?" replicó Yahiko a la defensiva. "A demás, ¿cómo iba yo a saber que en la caja solo habían dos miserables cerillas? Parte de la culpa es de Kaoru, por no haber avisado..." acabó diciendo, intentando cargarle las culpas a su maestra.
"¿CÓMO?" gritó Kaoru, totalmente furiosa. "¡PARA QUE TE ENTERES, SE SUPONE QUE USANDO UNA SOLA CERILLA YA HABRÍAMOS PODIDO PASAR TODA LA NOCHE! ¡NO ES CULPA MÍA QUE APAGÁRAIS LAS VELAS CADA DOS POR TRES!"
"No te sulfures tanto, Tanuki, que te va ha dar un ataque" dijo Megumi con su tono de indiferencia y superioridad. "Además, echándonos la culpa los unos a los otros no conseguiremos nada" acabó diciendo inteligentemente.
"Megumi tiene razón, lo mejor es tranquilizarnos y no pensar en eso. Ya no debe de quedar mucho para que se haga de día y se acabe la tormenta, así que no estaremos mucho tiempo en esta situación" dijo la voz amable de Kenshin, intentando poner fin a la discusión.
Kaoru se calló ante eso, pero la rabia no le desapareció. Sabía que Megumi y Kenshin tenían razón, pero en ese momento eso no le importaba. Toda esa situación la estaba volviendo histérica. Ya estaba bastante asustada por culpa de las historias de terror, ¡y ahora eso!
'No voy a sobrevivir...' pensó desconsolada la pobre Kaoru. Estar a oscuras la estaba volviendo paranoica, le parecía ver gente como las de las historias de Sano y Megumi por todos lados, y eso no le hacía ninguna gracia. Cerró los ojos desesperadamente. 'Relájate Kaoru, no seas idiota, son imaginaciones tuyas, no es real...' pensó ella, intentando calmarse un poco.
Quizás hubiera conseguido tranquilizarse del todo si a Yahiko no se le hubiera ocurrido esa brillante idea.
"Vamos, animaros un poco. Además, creo que ahora me toca a mi" dijo Yahiko con tono bastante entusiasmado.
"¿Qué te toca?" preguntó Sano algo mosqueado.
"¿Pues qué va ha ser? ¡Contar una historia de terror, claro!" contestó el pequeño kendoka alegremente.
Casi le dio un ataque a Kaoru al oír eso último. ¡Lo qué le faltaba!
"Pe...pero, ¿ahora?" tartamudeó la pobre Kaoru.
"¡Claro! Ahora estamos completamente a oscuras, así las historias darán más miedo que antes" dijo Yahiko.
"¡Tienes razón! ¡Venga, cuéntanos una historia de terror, Yahiko!" dijo Megumi toda emocionada.
"Hum, no sé... ¿Ya sabrás alguna historia de esas?" dijo Sano en tono de duda, obviamente buscando enfadar a Yahiko.
"¡Pues claro que sí, cabeza de gallo! ¡Puedo contar historias mejores que la tuya!" replicó él desafiadoramente.
"¿Ah, sí? Demuéstralo, pues" dijo Sano en tono suave e igual de desafiante.
"¡Eso haré!"
Así que, después de un breve momento de silencio, cuando todos ya estaban pendientes de las palabras de Yahiko, éste empezó a contar su historia de terror.
"Os contaré la antigua pero horrible historia de una niña y su bosque encantado, al cual quería con locura hasta que este le mostró su auténtica cara...
Cuenta la historia que una vez había una niña que vivía en una pequeña aldea con sus padres. La aldea estaba situada en las montañas, rodeada de bosques. Como la niña era bastante despistada, sus padres no la dejaban ir sola por las afueras de la aldea por miedo a que se perdiera. No obstante, una noche la niña tuvo una discusión con su madre y salió fuera de su casa para dar un paseo y que le diera el aire.
Empezó a andar, tan sumida en sus pensamientos que cuando se quiso dar cuenta se encontraba rodeada de árboles. Se paró de golpe y miró en todas direcciones. En seguida se dio cuenta de que estaba en el bosque, pero hubo algo que le llamó la atención. El suelo, aunque pedregoso, estaba cubierto de verdín y no había ningún tipo de rastro humano: ni arbustos aplastados, ni marcas de huellas en el suelo...
Estaba claro que hacía tiempo que nadie pasaba por allí.
Debería haberla dominado el pánico, ya que se había perdido completamente en ese bosque, pero en cambio, se sintió reconfortada por esos árboles. Sus troncos eran gruesos y de formas retorcidas. El aire formaba un silbido especial al chocar contra las largas hojas y la temperatura era idónea. Se veían destellos blancos por todos los sitios, pues la luna se filtraba por donde podía entre aquellas enormes ramas. El aire frío contrastaba con la caliente temperatura y eso le daba a la niña una sensación satisfactoria. El silencio era sepulcral, no se oía nada excepto el suave silbido del aire.
Entonces la niña empezó a andar de nuevo, lentamente, disfrutando de ese bosque tan especial. De pronto le entró el sueño y se tumbó en el suelo, el cual le pareció sorprendentemente reconfortable. Cerró los ojos y allí se durmió.
Al día siguiente se despertó en su cama. Pensó que todo había sido un sueño y se sintió algo decepcionada, pero decidió ir a dar un paseo con la esperanza de poder encontrar de nuevo aquél lugar. Empezó a andar como el día anterior, e inexplicablemente, lo encontró. No había sido un sueño.
Volvió a pasear por el bosque, esta vez con el sol filtrándose entre las ramas y dando un toque dorado al lugar. Se sentó en el suelo y se quedó inmóvil. No hizo nada, solo respirar ese aire fresco y observar. El tiempo pareció haberse detenido para la niña mientras observaba cuidadosamente el lugar. Tenía la misma sensación de satisfacción del día anterior, y sin quererlo pasaron las horas hasta que se hizo de noche. Se levantó y volvió a su casa sin saber como.
A partir de entonces fue cada día a ese bosque. Se quedaba observándolo, paseando por sus hermosos caminos y respirando su aire especial. Fueron tantas las horas que pasaba allí, que la absorbió por completo. A cualquier hora deseaba estar allí. Tanto lo deseaba que se desconcentraba y no prestaba atención a nada. No podía vivir sin ese bosque, sentía que le faltaba el aire si no estaba allí. Así que una noche se escapó y volvió al bosque.
Entonces se sentó en el suelo y empezó su meditación diaria. Pero ese día no iba a ser como los demás.
Mientras meditaba, notó que todo se volvía diferente. Lo primero que notó fue el cambio de temperatura. Ese aire cálido se convirtió en uno gélido que le dio escalofríos por todo el cuerpo. El olor ya no era de hierba fresca, sino de algo repugnante, como podrido. La niña se levantó e intentó descubrir que le pasaba a su bosque. Pero una sensación de terror la envolvió: ya no le parecía un lugar seguro, sino todo lo contrario.
Le entraron ganas de salir de allí, así que empezó a andar a paso ligero hacia la salida. Pero después de andar un largo rato, volvió al mismo lugar. Le entró el pánico, pues sus ganas de dejar ese bosque aumentaron, de modo que empezó a correr.
De repente algo le cogió del tobillo y cayó al suelo. Se levantó temblando pero dispuesta a correr todo lo que pudiera. Y así lo hizo. Mientras corría, el silbido del aire se convirtió en aullido, los troncos de retorcidas formas parecía que la observaban con cruel aspecto y cada vez le costaba más correr. Y llegó al mismo sitio. El agotamiento hizo que las piernas se le paralizaran y con un gemido cayó.
Levantó la vista y observó que enfrente suyo había un gran árbol idéntico a sus compañeros. Se quedó mirándolo y sin saber como, en ese momento entendió que nunca saldría de ese bosque. Un imán muy fuerte la atraía hacía ese árbol y en un momento sus formas retorcidas de empezaron a mover con un ruido ensordecedor, abriéndose como una flor en primavera. Esa fuerza la atraía más y más hasta que se encontró dentro del árbol. Sus formas entonces se empezaron a cerrar hasta que todo fue oscuridad. La niña estaba dentro del árbol. Se hizo el silencio.
De repente un dolor indescriptible se apoderó de su cuerpo. Se sobresaltó asustada. Empezó a escupir sangre por la boca. Le dolía todo. Entonces gritó y salpicó sangre que salió de su garganta. No sabía que le pasaba. Sus lágrimas se habían tornado rojas y su nariz sangraba a borbotones. Se ahogaba. De repente se quedó inmóvil. Ahora podía ver dentro del tronco de árbol.
En ese momento supo que ese iba a ser su hogar para siempre.
Según la leyenda, la niña sigue ahí. Ahora forma parte de ese bosque y es su máxima aliada. Sin saber como, puede observar el resto del bosque por si viene alguien que pueda acompañarlos. Le engañaran hasta que sea demasiado tarde.
Le atraparan como le atrapó a ella. Y así vivirá la niña hasta que a ese árbol se le acabe la vida, y con la suya, la de ella también."
"AAAAAAAAAAAAAHHHHHHH!"
Todos se sobresaltaron al oír ese terrible grito justo en el momento en que Yahiko acababa su historia. Intentaron averiguar que había pasado, pero notaron algo extraño. Ese grito había provenido de...
"¿SANO?" llamaron preocupados Kenshin, Kaoru y Yahiko a la vez.
"¿Eh? ¿Sano?" la voz extrañada de Megumi se hizo oír en la oscuridad.
"¿Megumi? ¿Eres tú?" preguntó la voz de Sano, también algo extrañado y sorprendido. Se hizo el silencio durante unos instantes, mientras los tres kendokas intentaban entender lo que había pasado. Pero antes de que pudieran preguntarles por lo sucedido, un furioso Sano empezó una pelea con la joven doctora.
"¿Se puede saber qué te pasa? ¿Estás tonta o qué?" le gritó el luchador muy molesto. La respuesta de ella no se hizo esperar.
"¿Que qué me pasa a mi? ¿Y a ti qué te coge? ¿Por qué te pones a gritar de esa manera tan patética, eh?" su voz sonaba igual de enfadada y molesta que la de él.
"¡Oye, si no me hubieras hecho eso no hubiera gritado!"
"Eh... ¿Pero qué ha pasado?" preguntó Kesnhin confuso.
"¡La muy tonta, que me ha agarrado del brazo como si le fuera la vida en ello!" replicó Sano aún enfadado y molesto.
"Pfff, si lo hice fue porque creí que eras Ken..." murmuró Megumi en voz baja, pero fue suficientemente audible para los demás. Se oyó un avergonzado '¡Oro...!' y Megumi se dio cuenta de que la habían oído, así que se apresuró a cambiar de tema. "¿Y tú qué? ¿Por qué te has puesto así?" le preguntó a Sano molesta.
"¿Cómo que así?"
"¡Pues así, gritando como si...!" Megumi calló un momento, y si no hubiera sido por la oscuridad, hubieran visto como se formaba una sonrisa maliciosa en su boca. "Vaya, vaya" empezó suavemente, pero en tono de burla. "¿No me digas que el gran Sanosuke Sagara se ha puesto a gritar como una nenaza solo porque le ha asustado una historia de terror contada por un niño?"
"¿CÓMO?" gritó Sano increíblemente furioso. "¡SI ME HE PUESTO A GRITAR HA SIDO POR TU MALDITA CULPA! ¿A QUIÉN SE LE OCURRE AGARRARLE EL BRAZO A ALGUIEN DE ESA MANERA? ¡Y NO GRITO CÓMO UNA NENAZA!" lo último lo dijo especialmente fuerte, como para que les quedara claro
"Ho,ho,ho, ¿insinúas que creías que era un fantasma y por eso te has asustado?" dijo Megumi con orejas de zorro y su risa burlona.
"¿Qu-?" articuló Sano a duras penas. Era evidente que la ira le hacía difícil la pronunciación.
"¡Jaja, parece que estéis casados!" se rió Kaoru, divertida con esa situación.
"¿QUÉ HAS DICHO?" obviamente ese comentario no le había hecho gracia ni a Megumi ni a Sano
"Ugh...no, nada..."
Yahiko suspiró decepcionado. Él que se había ilusionado contando su historia, y al final había quedado olvidada por esa estúpida pelea. Aunque tenía que reconocer que esa situación le hacía bastante gracia. ¡Lástima que estuviera todo oscuro y no le pudiera ver la cara a Sano! Aunque no se podía hacer nada respecto a eso, ya habían gastado las dos cerillas que tenían...
De repente Yahiko se puso tenso y sus ojos se agrandaron. 'Un momento' pensó. 'Hay algo de lo que nos ha dicho Kaoru que no encaja. ¿Cómo puede ser que...?'
"Eh, Kaoru" dijo Yahiko mientras Megumi y Sano seguían discutiendo. "¿Estás segura que en la caja solo habían dos cerillas?"
Kaoru se extrañó con esa pregunta. ¿A qué venía eso?
"Claro que sí" replicó ella. "Una la encendimos cuando vino Megumi porque el viento había apagado las velas, y la otra la apagaste tú cuando estornudaste"
"Pero, entonces... ¿cómo encendiste las velas la primera vez?"
Se hizo un silencio sepulcral. Incluso Megumi y Sano dejaron de discutir al oír lo que había dicho Yahiko. Estuvieron así durante unos angustiosos segundos, mientras esperaban la respuesta de Kaoru. Y entonces...
"¡AH, CLARO!" gritó de repente Kaoru. "¡Ahora lo recuerdo! Encendí las velas en la cocina, con una caja de cerillas que hay ahí, ¡y está llena!"
"¿CÓMO?" gritaron todos.
Kaoru de puso roja de vergüenza y frustración. Con lo asustada y preocupada que había estado todo ese tiempo por la sesión de historias de terror, se le había ido ese detalle de la cabeza por completo.
"Pero bueno, ¿se puede saber en qué estabas pensando? ¿Por qué no lo dijiste antes?" le dijo Sano a Kaoru, bastante molesto. Aunque eso también la molestó a ella.
"¡Oye, qué tú estabas a mi lado cuando encendí las velas en la cocina, así que no me eches sermones!"
"...bueno, pero hay cerillas, ¿no?" dijo él, intentando cambiar de tema.
Kaoru suspiró pesadamente, intentando calmarse. Verdaderamente, esa no era su mejor noche. "Sí, están en la cocina, en el lugar donde las dejé"
"Bien, pues tráelas y así podremos iluminar esto"
A Kaoru se le heló la sangre ante eso. ¿Internarse sola en la oscuridad para ir hasta la cocina a buscar las cerillas después todas las historias de terror que había escuchado? ¡Ni hablar!
Kaoru se quedó quieta, sin moverse del sitio, y Sano lo notó.
"¿Aún estás aquí? ¿Te pasa algo, Jou-chan?" preguntó extrañado.
"Hum, creo que ya se que le pasa" se escuchó decir a Megumi, con esa horrible voz burlona. "¿No será que tienes miedo, Tanuki?"
"¿Qué? ¡Claro que no, idiota!" gritó Kaoru, intentando salvar su dignidad. "Es solo que...que... ¡que no recuerdo exactamente donde puse la caja de cerillas!"
"Si quiere yo puedo acompañarla y ayudarle a buscar las cerillas" dijo la dulce voz de Kenshin. Kaoru se puso completamente colorada y no supo que decir. Justo cuando le iba a contestar, Sano habló.
"Venga, entonces iros los dos juntos a buscar las cerillas"
"Eh...sí, vale..." dijo Kaoru.
Se levantó temblando un poco, se giró hacia donde suponía que estaba la puerta y dio un paso, pero la oscuridad le daba una horrible sensación de debilidad y se paró en seco, asustada. Pero enseguida notó la presencia de Kenshin a su lado, y su calidez le devolvió las fuerzas.
Y así, ambos se internaron en la oscuridad en busca de la caja de cerillas.
¡Y aquí lo dejo de momento! Jeje, ¿qué tal? La próxima ya será la historia de Kenshin, así que un poco de paciencia, ok? ;)
Bueno, y ahora la respuesta a los reviews:
Ishi-dora: Vaya, también te dio miedo la de Megumi? Jeje, deberías intentar leerlas de día, entonces XD. Y tranquila, que los besos y todo lo romántico viene en el siguiente capítulo! Espero sinceramente que te guste, muchas gracias por tus ánimos!
Jo Chan 17: Me alegro que te gustara el fic, y siento por tardar tanto en actualizar, es que la inspiración me viene y se me va (úù). Bueno, espero que te haya gustado el capitulo!
rocio-asakura: Jeje, arriba el Kenshin&Kaoru! Mil gracias por tu apoyo, espero que te siga gustando el fic, y siento la espera!
gabyhyatt: Bueno, muy terrorífica no era la historia de Megumi, eh? Ya me lo imaginaba. La de Yahiko dudo que haya dado miedo entonces, pero es que igualmente tampoco la he escrito especialmente para eso, como Yahiko es un niño creí que sería mejor que contara una no muy terrorífica. Y tranquilo, que la de Kenshin ya viene en el siguiente capítulo, espero que te guste!
Kao-ryu: La de Megumi no dio tanto miedo como la de Sano, verdad? Jeje, bueno la de Yahiko tampoco te habrá dado mucho miedo, pero la de Kenshin tiene que ser la más terrorífica (a ver como me sale). Siento no haber puesto romance en este capítulo, habría querido hacerlo, pero al final me iba mejor hacerlo en el siguiente, pero te prometo que en el próximo si, oks? ;) Bueno, sobre Sano y Megumi no sé, como he hecho que se pelearan durante todo el fanfic XD. En fín, muchas gracias por tus reviews!
herema: Estoy muy bien, gracias! XD. Me alegro mucho de que te diviertas leyendo mi fic, yo también me lo paso bien escribiéndolo, y me anima mucho ver que a la gente le agrada. :) Gracias por tu review, espero que te haya gustado este capítulo también!
sukeena: Qué bien que te gustara tanto el capítulo! Espero que este también te haya gustado;) Mil gracias por todos tus ánimos y apoyo, de verdad, me ayudan mucho a la hora de ponerme a escribir!
aninnis: Vaya, vas a hacer que me ponga colorada XD, jejej, menudo honor que lo consideres uno de los mejores que has leído, espero que este capítulo también te haya gustado, y siento la espera! Gracias por tu review!
