Autor Original: Kati Kat (niklovak volny.cz)
Archivo Original: http:www. geocities. com/ mysterak/ TCindex .htm
Título Original: "The Claim"
Traductora: Laie Himura de Fanel (laiehimuradefanel msn.com)
Argumento: En una sociedad totalmente masculina, Duo es un Portavida y Heero el hombre que salvó su vida.
Advertencias: AU (Universo Alternativo), MPREG (Male Pregnacy: embarazo masculino), violencia, angst.
El Derecho -Parte 2
Una dolorosa sensación en su rostro despertó a Duo. Sus ojos se abrieron repentinamente, mirando al sitio desconocido con horror. Trató de sentarse, pero fuertes manos le sujetaron por la espalda. Abrió su boca para gritar, pero una callosa mano se puso en sus labios, callándole efectivamente. Empezó a forcejar cuando una voz travesó la neblina que cubría su mente: "Para de forcejar y estate quieto o te pondré debajo," fue la suave amenaza.
El forcejeo de Duo cesó, y se relajó un poco. Heero. Heero Yuy, el Guardián de la villa. El hombre al que ahora pertenecía su vida. Sintiendo los músculos de Duo relajarse debajo de sus manos, Heero le soltó y se alejó. Duo giró su cabeza hacia él, sus ojos paseando por la pequeña cabaña. No había mucho. Una chimenea, una mesa, dos sillas, dos estanterías con platos y un arcón. La casa de Heero.
"Qué ha pasado?" susurró, sorprendido de escuchar su voz tan seca.
"Te quedaste dormido," contestó Heero, sin mirarle.
Duo vió como cogía un trozo de ropa que había tirado cuando había sujetado al joven de cabello trenzado, y lo mojaba en un bol de cerámica con agua. Entonces se movió hacia su rostro, limpiando los arañazos y raspaduras que su padre le había hecho. Duo silbó, cerró sus ojos y trató de alejarse.
"Para de moverte!" dijo Heero frunciéndole el ceño. "Tus heridas están infectadas. Ya estás sufriendo una fiebre baja. Tienen que ser limpiadas o te vas a poner peor."
Duo se mordió el labio, sabiendo que Heero estaba en lo cierto. Desafortunadamente ahora que todo el lío había terminado, empezaba a sentir todos los dolores y malestares en su cuerpo claramente. Después de todo lo que le había ocurrido en los últimos días, estaba en las últimas. Sintió lágrimas quemando en sus ojos y los cerró fuertemente, sin querer avergonzarse más de lo necesario. Cuando escuchó a Heero levantarse, pensó que obviamente no había sido exitoso.
Duo escuchó a Heero haciendo cosas alrededor de la chimenea y aprovechó para secarse los ojos con el reverso de su mano. Estúpido. Muy estúpido. Todo culpa tuya. Si hubieras sido más cuidadoso y no hubieras empezado este asunto en primer lugar, nada de esto hubiera pasado, se reprimió Duo mentalmente.
"Aquí tienes." Duo casi saltó al escuchar la voz de Heero tan cerca. No le había escuchado regresar. Abrió sus ojos y miró al solemne hombre joven. Heero le ayudó a sentarse, entonces le acercó una taza llena de un líquido caliente a sus labios. "Bebe," ordenó.
Duo levantó sus manos y las puso rodeando la taza de cerámica. Olisqueó el contenido. Olía muy bien. "Que es?"
"Te ayudará a relajarte y recuperar tus fuerzas. Necesitas comer, pero creo que no podrás mantener nada dentro."
Cuando lo dijo, Duo se dió cuenta de lo enfermo que se sintió el estómago al sentarse. Tragó un par de veces para tratar de parar las náuseas. Con una última mirada al serio rostro de Heero, sorbió el líquido caliente lentamente, sin querer quemarse la lengua. Tenía un sabor mentolado y llevó calidez a sus congeladas extremidades. Finalmente la taza estuvo vacía, y Duo la devolvió a Heero con una sonrisa agradecida. Ahora realmente se sentía mejor. Heero asintió y dejó la taza en el suelo. Duo quiso estirarse, pero Heero le detuvo.
"Necesito sacarte la bata," dijo respondiendo la interrogante mirada de Duo.
Duo plaideció, cogiento el áspero material de su bata fuertemente. "Porque?"
Heero frunció el ceño. Obviamente estaba harto de las inacabables preguntas de Duo sobre sus acciones. "Necesito curar todas tus heridas Me he dado cuenta de que hay algunas en tu pecho y estómago."
Las manos de Duo soltaron la bata, y las dejó suavemente en su abdomen. La ardiente sensación causada por la bata rozando contra sus heridas le hizo recordar a su padre, como le golpeó una y otra y otra vez, llamándole puta.
"Mira, no tengo ningún interés físico en ti, así que deja de actuar como un niño!" le gruñó Heero.
Duo parpadeó un par de veces, forzando las lágrimas a disiparse. Entonces se sacó la bata lentamente por encima de su cabeza. Heero le ayudó y le estaba agradecido. Estaba seguro que debían haber unas heridas muy coloridas en su espalda y dolían.
Heero tiró la bata al suelo. "Estírate," dijo a Duo, sacando la sábana con la que las piernas del chico habían estado cubiertas hasta el momento.
Duo abrió la boca para protestar, pero viendo la mirada que le dirigía, se sonrojó y obedeció. Fijó su mirada en el techo rugoso y trató de hacer ver que en realidad no estaba allí.
Las callosas manos de Heero eran cálidas y sus toques eran completamente impersonales. No trató ni de volverlos en caricias ni nada de eso. Estaba haciendo solamente lo que había dicho que haría. Limpiando sus heridas. Duo le estaba agradecido por eso, pero al mismo tiempo se sentía increiblemente solo. Siempre había sido una persona cariñosa, como todos los Portavida eran, y ahora necesitaba contacto humano, alguien que le abrazara y le comfortara. Esa tarea siempre era de Solo. Pero ahora no se atrevía a pedirle a Heero semejante cosa. Sabía que el Guardián era un solitario quien se protegía de la misma cosa que necesitaba.
"Como ocurrió?" preguntó Heero inesperadamente mientras tocaba un largo morado en el estómago de Duo.
Duo parpadeó y giró su rostro hacia él. Vió a Heero coger la tela y empezar a lavar su estómago. Se movía justamente encima de su masculinidad, donde el vello púbico empezaría si hubiera sido un Caballero. Pero como a Portavida tenía muy poco pelo en el cuerpo, su larga melena una excepción. Duo se sonrojó, pero Heero parecía no estar afectado por la situación.
Cuando Duo no respondió su pregunta, Heero le miró, arqueando una ceja mientras la repetía.
"Cuando... cuando mi padre descubrió que estoy embarazado, se puso muy enfadado. Muy, muy enfadado. Ya lo viste," Duo dijo lentamente, sosteniendo la mirada de Heero con la suya. Heero asintió. "Me arrancó las ropas y empezó a golpearme. Yo estaba... estaba tan asustado de que matara a mi niño." Duo parpadeó para alejar las lágrimas, posando sus manos en su estómago que se estaba secando, justo encima del sitio donde su pequeño bebé descansaba. "Creo que quería matarlo."
"Aún podrías perderlo," advirtió Heero y sus ojos se movieron hacia el morado que estropeaba la piel del bajo abdomen. Viendo a Duo paledecer horriblemente, tocó una de sus manos y la apretó suavemente. "Es una posibilidad para la que debes estar preparado. El morado es muy grande por aquí abajo. Sangraste después de que te golpeara?"
Duo sacudió su cabeza, sus ojos aún muy abiertos por el miedo.
"Eso es bueno, pero no podemos saber si no causó ningún daño en el interior."
"Así que... que podemos hacer?" preguntó Duo con un hilo de voz.
"Esperar. No hay nada que podamos hacer a parte de esperar."
Duo cerró los ojos fuertemente, y apretó la mano de Heero que no se había dado cuenta que sostenía. Esperar... Esperar y ver si su bebé viviría o no... La peor situación posible para un Portavida.
Cuando Heero trató de sacar su mano delicadamente de la de Duo, Duo le dejó ir. Heero lavó sus piernas rápidamente, entonces Duo escuchó la ropa mojada caer de nuevo en el bol. Cuando un olor desagradable llenó la pequeña cabaña, Duo abrió sus ojos y miró a Heero. Vió al Guardián sostener un pequeño pote y hundir sus dedos en los contenidos de este. Dándose cuenta de la mirada de Duo, Heero explicó: "Este ungüento ayudará a que se curen tus heridas y las protegerá de las infecciones."
"Huele fatal," comentó Duo, y pudo jurar que los labios de Heero se movieron ligeramente hacia arriba antes de que volviera a fruncir el ceño.
Heero aplicó el ungüento en todas las heridas del chico de cabellos trenzados lenta y gentilmente, y tuvo que admitir que el suave temblor, del que no se había dado cuenta hasta que había desaparecido, se había detenido. Duo se relajó.
"Ahora debes ponerte de lado," ordenó Heero con una voz que no admitía comentarios mientras que dejaba el pote y empezaba a enjuagar la ropa en el agua.
Duo se tensó. Casi preguntó porque otra vez, pero suspiró y se acomodó en su lado izquierdo, encarando la pared. Cuando la cálida ropa tocó las raspaduras en sus espaldas, casí gritó. Quemaba. Pero Heero se movía rápido, limpiando las heridas efectiva pero tan gentilmente como podía. Cuando tocó las nalgas del Portavida, Duo se volvió a tensar y cerró sus manos en puños. Sintió a Heero dudar.
"Duo... Te tocó tu padre allí?" preguntó suavemente Heero.
Duo cerró sus ojos fuertemente y tragó saliva, pero permaneció callado.
"Necesito saber si hizo algún daño. Si hay heridas en tu recto se podrían infectar mucho." Cuando Duo siguió callado, Heero repitió: "necesito saberlo."
Duo volvió a tragar saliva. "Sí," susurró. "Cuando... cuando no tuve mi usual sangrado él... él dijo que necesitaba saber si seguía virgen." Duo sospechó que Heero asentía a su explicación. Era muy conocido el hecho que los Portavida, cuando tenían una edad, sangraban cada mes, una clara indicación de que eran fértiles. Si el sangrado no venía, solía significar una sola cosa: el Portavida estaba embarazado. Cuando existía alguna duda acerca de la virginidad de un Portavida había un modo fácil de comprobarlo –todos los Portavida tenían un tipo de suave membrana a su interior que protegía el canal del parto que se rompía durante la primera relación. El canal se cerraba entonces solo, abriéndose sólo cuando venía el sangrado, cuando nacía un bebé o cuando se excitaba. Duo se mordió el labio inferior, tratando de alejar la memoria de la forzada, dolorosa entrada de los dedos de su padre y su rábia cuando lo descubrió.
"Necesito comprobarlo," dijo Heero tan suavemente como antes. "Sólo relájate, de acuerdo? Lo haré tan rápido como pueda."
Duo respiró profundamente y trató de relajarse tanto como pudo. Aún así no ayudó mucho y hubo un poco de dolor, pero Heero cumplió sus palabras. Gracias a sus dedos bien lubricados, el examen fue rápido y Heero fue mucho más gentil de lo que Duo se había imaginado. Cuando Heero se lavó los dedos en un trozo de ropa que rompió de la tela con la que había limpiado a Duo, el chico suspiró temblorosamente. No quería tener que pasar por algo como eso nunca, nunca más.
"No hay grandes heridas," dijo Heero después de unos instantes, "sólo raspaduras. Sería mejor si continuamos poniendo un poco de ungüento durante una temporada."
Duo gimió silenciosamente.
El lavado fue bastante bien, con unos cuantos lamentos aquí y allí, y cuando Heero hubo acabado finalmente y ayudado a Duo a acostarse bocarriba, el chico de pelo trenzado se sentía cansado y casi dormido. Parpadeó medio dormido hacia Herro, ahora un poco borroso. "Q pus'ste 'n el t' teeee?"
Preguntó Duo, arrastrando su voz. Tenía que ser el té. Nunca se había quedado adormecido tan rápido.
Heero se levantó de su posición arrodillada en el suelo, dejó la ropa enjuagada en la cálida frente de Duo y le cubrió con la cálida sábana de nuevo. Lanzó el agua del bol en un cubo que estaba a los pies de la cama y puso las cosas que había usado en su sitio. "Necesitas dormir para recuperar fuerzas." Entonces puso más madera en el fuego que quemaba en la chimenea para mantener la cabaña caliente, abrochó con hebilla la espada a su cintura y cogió su arco y las flechas.
Duo observó des de su cómodo nido que el Guardián había construido para él. "D'nde v's?" preguntó, y terminó su pregunta con un bostezo.
"Tengo trabajo que hacer. Patrullo la frontera y hoy he desatendido mi tarea."
Por mi culpa, acabó mentalmente Duo con lo que Heero no decía. Era en realidad una carga para el Guardián. Pero su mente estaba demasiado mareada como para pensar en eso.
"Trataré de traer algo para comer. Shinigami te protegerá mientras estoy fuera," dijo.
Shini- qué? Se preguntó Duo.
Como respuesta, Heero abrió la puerta y dejó pasar a un gran perro negro. Si Duo no hubiera estado medio dormido, sus ojos se le hubieran salido. Nunca había visto un perro tan grande como ese.
Heero dirigió al animal hacia la cama, y cogió una de las manos de Duo en la suya y se la acercó al morro de Shinigami. "Amigo," dijo claramente, mirando directamente a los ojos del perro. Shini olisqueó la mano del nuevo humano, entonces la lamió y movió la cola. "Proteger," Ordenó Heero, sin apartar la mirada de los ojos del perro. Repitió la palabra dos veces más antes de dejar la mano de Duo de nuevo en las sábanas. Entonces Shinigami miró a Duo que observaba toda la escena con una extraña indiferencia. Lo que fuera que Heero había puesto en el té era muy fuerte cuando finalmente tenía su efecto. Shinigami meneó su cola y le enseñó sus afilados dientes blancos en una versión canina de una sonrisa.
Con las flechas y el arco en una mano, Heero tocó las mejillas de Duo con la otra. "Aún sufres una leve fiebre así que quédate en la cama y duerme. Haré algo de comer cuando vuelva. No salgas de la cabaña sin mi. Los bosques aquí son peligrosos. Si debes ir al baño, usa el cubo. No salgas fuera, lo digo en serio, Duo," Repitió Heero, cogiendo el mentón de Duo y levantándo su rostro, obligándole a apartar sus ojos del sonriente perro y a mirarle. "Si ocurre algo, envia Shinigami a buscarme, me encontrará, entendido?" Cuando Duo sólo parpadeó hacia él, realmente soñoliento, volvió a preguntar: "Entendido?"
Después de parpadear dos veces más, Duo asintió. "'ntend'do."
Heero asintió y se giró. Antes de que consiguiera salir de la cabaña y cerrar la puerta detrás suyo, Duo estaba dormido. Shinigami subió a la cama y después de olisquear a Duo de pies a cabeza, apoyó su cabeza en el abdomen de su nuevo humano. Tenía alguien a quien proteger.
Muchas gracias a todos y todas por dejar reviews (Laie abraza a todos los reviewers), los que conoces ya sabeis que mi lema es "los reviews son el alimento de los escritores" y hoy creo que ya estoy satisfecha XD
