El Derecho –parte 5

Fue alrededor de medianoche cuando Trowa declaró al bebé muerto. Su expresión era sombría mientras doblaba cuidadosamente el trozo de ropa que contenía la sangrienta evidencia de lo que podría haber sido. Es esta temprana etapa de los doce meses de embarazo de un Portavida, el bebé no había sido nada más que un pequeño vulto de sangre y tejidos, pero se aseguraría que era enterrado debidamente. Había sido un ser vivo al fin y al cabo así que el final de su vida iba a ser honrada de la manera correcta.

Un tiempo después de que el cuerpo se hubiera lavado, la sangre fue parando hasta que sólo unas cuantas manchas rojas marcaban el trozo blanco de lino. Tardaría un par de días antes de que los tejidos rotos y las venas se volvieran a unir solas y el sangrado parase. Hasta entonces, Duo tendría que comer sólo blandos alimentos y un curativo aceite que debería ayudarle a prevenir una infección debía ser aplicado en los sitios afectados de su recto.

Los primeros rayos del sol otoñal iluminaron la cabaña a través de la ventana que habían abierto en un intento de enfriar la furiosa fiebre que que finalmente había parado, dejando a Duo cubierto en sudor, su entrecejo fruncido mientras una pesadilla invadía su subconsciente. Heero y Trowa ahora podían respirar tranquilos. La batalla por la vida del Portavida había sido ganada. Pero qué haria la pérdida de su niño a su ya herido espíritu?

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"Así que no lo olvides. Duo debe beber el cocido por lo menos dos veces al día. Tres veces sería aún mejor," recordaba Trowa a su amigo mientras empaquetaba sus cosas.

Heero asintió, cerrando las pesadas puertas de la ventana. No quería que el Portavida se volviera a poner enfermo ahora que su fiebre había parado.

Trowa colgó su simple paquete de lino negro encima de su espalda, entonces se volvió a acercar a la cama. Ligeramente, tocó las mejillas sonrojadas de Duo con una mano fría. El Portavida aún estaba caliente, pero la furiosa fiebre afortunadamente se había ido. Trowa estiró la manta hasta la barbilla de Duo y se puso recto.

"Quiero que uses ese ungüento que te dejé allí. Frótalo en la piel de su abdomen. Las contracciones han parado, pero pusieron gran tensión en los músculos y el ungüento ayudará a relajarlos."

Heero volvió a asentir, sus ojos también quedándose en el Portavida. La forma exhausta de Duo yacía inmóvil bajo una gruesa manta. No había despertado des de que le habían forzado a tomar el cocido de Trowa. Aún así el Curador no parecía preocupado. Dijo que pasarían un par de horas antes de que Duo despertara. El cuerpo del Portavida estaba cansado hasta el punto de estar inconsciente.

Después de asentirse a sí mismo, Trowa se giró y andó hacia la puerta. La abrió y caminó al exterior. Era un día bonito pero frío. El olor a invierno colgaba en el aire. Heero andó tras él, parándose en la puerta.

Trowa respiró profundamente y cerró los ojos durante un momento, dejando que el débil sol bailara a través de su rostro. Estaba tan cansado...

"Gracias por todo," dijo Heero, rompiendo el silencio que se había establecido entre ellos.

El Curador se giró hacia su igualmente cansado amigo. "Si empeorase, envíame a Shinigami. Aunque no creo que eso ocurra."

Heero asintió.

Trowa se movió para alejarse, pero se paró y se volvió hacia su amigo. "Heero... quizá este aviso sea innecesario pero... cuídale," dijo suavemente señalando la cabaña. "Perder un hijo es lo peor que le puede pasar a un Portavida. En su desesperación para reunirse con su hijo, puede hacer algo... drástico y muy, muy estúpido."

Heero no dijo nada. Sabía exactamente de lo que hablaba su amigo. Suicido. No era una ocurrencia fuera de lo común entre los Portavida que perdían a sus hijos. Para ellos, era una parte de sí mismos que faltaba ya que estaban unidos a sus hijos hasta el día en que ellos murieran. Sólo los más fuertes sobrevivían esa pérdida. Y incluso ellos necesitaban mucho cariño, paciencia y mucho respaldo.

"Necesitas darle algo por lo que seguir viviendo," explicó Trowa. "Los primeros días son críticos. Si le ayudas a sobreponerse a su profunda depresión estará en camino de recuperarse, no sólo físicamente sinó también emocionalmente. "

Heero volvió a asentir, aúnque no muy seguro de cómo lo haría. No era la mejor persona para reconfortar. Cuando su amigo aún dudó, levantó las cejas hacia él.

"Te importa que te haga una pregunta?" preguntó Trowa suavemente.

El Guardián se encogió de hombros. Eso no quería decir que tuviera una respuesta.

"De quién era el hijo?"

Heero parpadeó. "Importa ahora?" respondió con una pregunta suya.

Trowa le miró durante un rato. "No, no creo que importe más," estuvo de acuerdo. Entonces se dió la vuelta y se alejó.

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Duo se sentía caliente y todo su cuerpo dolía. Trató de moverse pero sus extremidades se sentían muy pesadas. Lentamente, abrió los ojos y parpadeó un par de veces. La cabaña. Estaba en la cabaña de Heero. Giró la cabeza ligeramente hacia un lado, y localizó a Heero al lado de la chimenea. El Guardián estaba abocando algo en una pequeña taza de cerámica. Repentinamente Duo se dió cuenta de la sed que tenía. Trató de tragar saliba, pero su garganta quemaba.

Debía haber hecho algún sonido ya que una gran cabeza negra apareció en su campo de visión. El perro. Cuál era su nombre? Ah, sí, Shinigami. La bestia negra le estaba dando su versión de una feliz sonrisa, pero Duo no podía reunir la fuerza para sonreirle de vuelta.

"Veo que estás despierto."

La voz de Heero hizo que Duo apartara sus ojos del perro. Miró al Guardián cruzar la pequeña cabaña y sentarse al borde de la cama. El Portavida trató de decir algo, pero su lengua estaba demasiado seca.

"Aquí tienes," dijo Heero. Ayudándole a levantar la cabeza, sostuvo una taza a los labios de Duo.

Al principio la mezcla era como el cielo, pero entonces el sabor amargo golpeó su lengua y Duo frunció el ceño. No le gustaba. Trató de alejar su cabeza, pero Heero arrugó la frente.

"Debes bebérte todo. El Curador lo ordenó!"

El Curador? Ah, sí, recordaba un hombre con extraños mechones que escondían uno de sus ojos. El Curador tenía gentiles y frías manos y le había estado sonriendo cada vez que Duo se despertaba. En su presencia, el Portavida tenía el sentimiento de que alguien se preocupaba por él al fin y al cabo. Las manos de Heero que le sostenían firme pero gentilmente, dejaron que ahora Duo sintiera lo mismo. Alguien se preocupaba. Cuando la taza estuvo vacía Heero y dejó la cabeza de Duo en la almohada de nuevo, el chico de largos cabellos dijo con voz áspera, "Q' ha 'currido?"

"Tuviste una fiebre alta y perdiste mucha sangre," explicó Heero, mirando la taza en sus manos.

Duo frunció el ceño. Sangre? Había sangrado? Cómo...? El horror cogió su corazón y sus manos, las mismas manos que no habían sido capaces de moverse minutos antes, se movieron a la velocidad de la luz para tocar su plano abdomen. El bebé...? En su mente buscó por la gentil conexión que había estado allí desde el instante en que el bebé había sido engendrado. No se había dado cuenta de ella durante mucho tiempo, ya que se había desenvolupado tan lenta y naturalmente. Pero ahora la falta de conexión le golpeó de lleno. Se agarró el abdomen, su mente funcionando frenéticamente.

"Nonononono..." no se había ni dado cuenta que estaba repitiendo su mantra en voz alta, toda su mente congelada, incapaz de soportar semejante tragedia.

"Duo..." Heero posó su mano en la espalda de Duo, pero el Portavida se alejó del contacto, sus ojos violeta muy abiertos, suplicando a Heero que negara lo que ya sabía, que le dijera que estaba equivocado, que...

Pero Heero no le podía mentir. No sobre esto. "Tu bebé ha fallecido," susurró Heero, matando el último destello de esperanza en los bellos ojos.

Muerto... su bebé estaba muerto... El dolor todo-consumidor travesó el corazón y la mente del Portavida. Duo se giró de lado encarando la pared, su espalda a Heero. Se acurrucó en una posición fetal tanto como su cuerpo permitió. Sintió su mente cerrándose, la única reacción ante una situación que no podía soportar. No luchó el frío sentimiento que se extendió por su cuerpo. Se cerró al mundo exterior. Ya nada importaba... su hijo estaba muerto.

Muerto...

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Empezaron una silenciosa rutina. Heero hacía comer y beber a Duo, cuidaba sus heridas y no alejaba al Portavida de su vista, mientras que Duo permanecía completamente sin responder, encerrado en su infierno privado. Nada de lo que Heero hacía conseguía romper la fría capa que se puso en los bellos ojos de Duo. Y aunque lo intentaba una y otra vez, sabía, que la única cosa que podía hacer era esperar.

Era el tercer día después que el Portavida despertara que Heero tuvo que salir a cortar leña. Hacia movimientos con el acha tan rápido como era posible, sin querer dejar a Duo sólo durante demasiado tiempo cuando escuchó un ruido que venía de la casa. Soltó el acha y corrió hacia la cabaña, un sentimiento frío llenando su corazón.

Cuando abrió bruscamente la puerta, se congeló. En el suelo al medio de la cabaña, Duo estaba medio sentado medio arrodillado, las sábanas torcidas alrededor de su cuerpo, su pelo extendido a su alrededor como una cascada marrón. Su rostro estaba retorcido de profunda pena, sus ojos fuertemente cerrados. A su lado estaba estirado Shinigami, su cabeza en la rodilla desnuda de Duo, lloriqueando fuertemente. El perro no entendía lo que estaba ocurriendo, pero sabía que algo estaba mal.

Pero lo que hacía que el cuello de Heero se apretara y que su corazón latiera salvajemente era el cuchillo de caza en las manos de Duo. Con la cabeza tirada hacia atrás, lo sostenía en alto, apuntando a la yugular en su cuello.

Entonces el cuchillo se balanceó hacia bajo.

-Continuará-



Laie: jur jur jur, Kati Kat sabe hacer un "cliffhanger"!! (Laie suspira ante su pobre intento de alegrar la situación) hoy no estoy de humor para hacer el tipo de "agradecimiento a los reviews" que hice ayer, así que las afortunadas (q iban a ser Chibi Kakasha, Loreto W, Karin Hitomi Kitzune y Oriko Asakura) tendrán que esperar al próximo capítulo. Es más, como este capítulo era muy corto y triste, agradeceré reviews en el próximo capítulo, que actualizaré dentro de poco. Gracias también a: Aiko Winner Barton, perla almogabar, Hikaru Itsuko, Chipita, Angeli Murasaki, Kai Ylonen, jakiko yui ishida, Kana Yuy, ShinShi, Virgo no shaka, dark, Devil1 y Ryo-Asakura. En el próximo capítulo comento todos vuestros reviews como se merece!!