Capítulo 2
Once y veinticinco de la mañana.
>>Kovac, posible intoxicación etílica esperando. ¿Qué te pasa hoy? Estás en otra parte.
Luka se giró para encontrar a Kerry Weaver de nuevo a sus espaldas. Increíble. Parecía llevar la mañana entera tras él.
>>Voy- respondió él sin moverse del sitio.
>>Kovac¿estás seguro de que estás bien? Si te encuentras mal deberías irte a casa.
Debía de encontrarle muy extraño. Aquello de que Weaver le sugiriera a un médico que dejara su turno era prácticamente un milagro.
>>He tenido una mala noche, eso es todo- aclaró él, molesto, y se alejó en busca de aquella posible intoxicación etílica.
En cualquier parte, incluso trabajando, estaría mejor que con Weaver pisándole los talones y Sam en admisión, a pocos pasos de él. Aún no se sentía preparado para hablar con ella. Sabía que era imposible evitarla por todo el día, pero al menos intentar retrasarlo no costaba nada.
Miró la historia para leer el nombre de su próxima paciente. Lucy Sadler, 19 años, posiblemente estudiante universitaria. Otra vez esas malditas fiestas de hermandad, por su culpa el servicio de Urgencias nunca podía tener un fin de semana tranquilo. Avanzó hasta la chica, que temblaba, blanca como el papel, sentada sobre la camilla. La acompañaba una amiga aún más asustada que ella, las dos bastante maquilladas y vestidad para una perfecta noche de desenfreno. ¿Cómo podían ser tan estúpidas para beber hasta el punto de tener que acabar en el hospital?
>>Hola, Lucy- la saludó- Soy el doctor Kovac, voy a examinarte.
>>Hola- contestó su amiga por ella.
Lucy intentó hacer lo mismo, tragó saliva, y en lugar de pronunciar una sola palabra, se dobló sobre sí misma y vomitó. Él se apartó todo lo rápido que pudo, pero no pudo evitar que se salpicara la camisa. Masculló una palabra que no podía decir en voz alta y entonces oyó a sus espaldas:
>>Eso como venganza por lo de esta mañana. Tú manchas, a ti te manchan. Es justo.
Nora, la chica nueva, estaba allí sonriéndolo como si no hubiera pasado nada. Traía una palangana que le alargó a la chica por si volvía a vomitar y avisó a una enfermera para que mandara a alguien a limpiar aquello.
>>Podríamos tomar una muestra. Para analizarla. Tal vez así sabríamos qué se tomó.- bromeó.
Luka no le siguió la broma. No estaba de humor. Volvió a acercarse con un suspiro para ver que Nora había ocupado su lugar y se estaba encargando ella misma de la paciente. Bueno. En cierto modo era mejor. No le apetecía que volvieran a vomitarle encima. Miró su reloj y vio que aún era muy pronto. Le quedaba más de la mitad del turno. Aquel día se estaba haciendo eterno.
>>Luka- dijo Nora de repente- ¿Eras Luka, verdad? - él asintió- Mira esto.
>>¿El qué?
>>Las pupilas. ¿No están demasiado dilatadas?
Él mismo levantó el párpado de la chica y lo observó. Tal vez un poco más de lo normal.
>>Efecto del alcohol, supongo.
>>No. Están midriáticas.
Luka soltó una carcajada.
>>No exageres. Es por el alcohol.
Ella le hizo un gesto para que se alejaran de las pacientes y le habló en voz baja.
>>Me temo que es éxtasis. Temblor, poca reacción a la luz... probablemente esté deshidratada. Deberíamos pedir una hematología completa para ver lo que se ha metido y...
>>Por favor- la interrumpió él- Es sábado por la mañana, está vomitando, lo único que debemos hacer es mandarla a casa con una aspirina para la resaca y no perder tiempo y dinero en pruebas inútiles.
>>Si tengo razón y se sobrecalienta, morirá. ¿Nunca has leído sobre los efectos del éxtasis?
>>No me considero un experto en el tema, pero no me hace falta. Lo de esa chica no es lo que tú dices. No tiene fiebre, lo de las pupilas midriáticas es (y perdóname) una fantasía... No podemos permitirnos entretenernos con una intoxicación etílica cuando la espera media en admisión es de seis horas.
Nora le miró a medio camino entre la furia y el desconcierto.
>>Que tengas un mal día no significa que puedas pagarlo con los pacientes- le reprochó.
>>Déjame en paz, por favor- contestó él apartándola y dirigiéndose de nuevo a las chicas.
Pensó que Nora no debía estar acostumbrada al funcionamiento de Urgencias. El problema del sistema americano era ése, que todo el mundo se preocupaba por lo más insignificante cuando casos más importantes seguían en la sala de espera. Aquella chica se habían propuesto fastidiarle el día, y no parecía ser la única. Weaver, Sam, y ahora Nora... ¿Las mujeres se habían vuelto locas o qué?
Suspiró. Que se encargara ella. Dio media vuelta para volver al tablón en busca de algo que realmente requiriera su atención cuando...
>>¡Luka!- oyó la voz de Nora que gritaba su nombre.
Miró hacia atrás y vio que Lucy estaba en el suelo, agitada en convulsiones. Su amiga lloraba a su lado, presa del pánico, mientras Nora sujetaba la cabeza de la paciente para evitar que se la golpeara contra el suelo. Luka corrió a ayudarla.
>>Puedes decir lo que quieras, pero esto no es una intoxicación etílica- le dijo Nora.
Él no respondió. Ya no importaba. Le buscó el pulso a la chica, algo casi imposible debido a las convulsiones. Iba muy acelerado, pero débil. ¿Taquicardia ventricular? Por favor, que sobreviva, rogó para sus adentros. No podría perdonarme que muriera por mi culpa.
>>¡Casi no respira!- anunció Nora.
>>¡Vale, yo la sujeto y tú vas a por un balón de oxígeno! Es imposible intubarla ahora.
Luka se dejó caer sobre la chica, sujetándole la cabeza, mientras ella iba corriendo a por lo que necesitaban. Fueron dos segundos, dos segundos eternos. Tras ellos volvió con el balón de oxígeno y con Malik dispuesto a ponerle a la chica una inyección tranquilizante.
En cuanto el líquido entró en las venas de la chica, todo pareció calmarse milagrosamente. La chica se relajó mientras Nora seguía presionando frenética en balón de oxígeno. Luka le buscó el pulso de nuevo. Había recuperado el ritmo normal.
Se irguió y se estiró un poco, respirando aliviado. Habían conseguido estabilizarla. Inmediatamente sintió la mirada de Nora justo sobre él. Una mirada nada amistosa, además, a pesar del duro trabajo de equipo que habían realizado.
>>Éxtasis- dijo ella simplemente, y se puso en pie.
Luka suspiró y cerró los ojos. No sabía lo que hacer, ni cómo comportarse, ni cómo mirarla a la cara, y aún menos cómo admitir su error. ¿Cómo podía haberse dejado engañar por lo de la intoxicación etílica? Quizá su propia mente estaba demasiado ocupada para mirar más allá. Nora tenía razón, tener un mal día no era excusa para hacérselo también imposible a los demás, y sin embargo era lo que a él le ocurría siempre. Dios, habría sido mucho mejor hacerle caso a Weaver. Fingir que estaba enfermo e irse a casa a deprimirse sin meter a nadie por medio.
>>Acabo de ver lo que ha pasado. La nueva es increíble¿eh?- oyó entonces la voz de Carter junto a él.
Luka se levantó y pasó por su lado sin mirarle. Le empujó con el hombro y no se volvió para disculparse. Era lo único que le faltaba.
>>¿Pero bueno, qué he dicho?- preguntó Carter, extrañado.- ¿Qué demonios le pasa hoy?
