Doce y cinco de la noche.
El piso de Nora no estaba tan cerca como ella pretendía, pero tal vez tampoco demasiado lejos. Con tranquilidad se tardaban unos veinticinco minutos en llegar desde la cafetería donde habían estado, y esos veinticinco minutos habían bastado para terminar de arreglar las cosas entre ellos. Conversación distendida, nada más, pero había habido un acercamiento. Un acercamiento innegable.
Nora hizo su propuesta antes de que se detuvieran frente al portal.
>>¿Quieres subir? Me gustaría enseñarte el piso.
Luka se sintió un poco extraño e indeciso antes de responder. ¿Estaba intentando ella justo lo que él trataba de evitar?
>>No es una pregunta tan complicada. Te estoy proponiendo que veas mi apartamento, sólo eso- insistió ella al verle dudar.
>>Lo cierto es que no estoy muy seguro si...
Aquello era absurdo. Forzó una sonrisa y negó con la cabeza.
>>Lo siento. Tal vez otro día.
Nora tuvo que resignarse. Se encogió de hombros, mirándole, esperando que cambiara de opinión, pero finalmente asintió con la cabeza.
>>Bueno. No importa. Hasta mañana.
Se despidió con un gesto de la mano y dio media vuelta para entrar en el portal, fingiendo que no había tenido importancia, pero en el fondo, aunque ella intentara negarlo, se había hecho ilusiones de que aquello no terminara tan pronto. Era su primera noche en Chicago, quería seguir conociendo a la gente, y la "copa de bienvenida" había sido un poco corta. Luka había aparecido como segunda opción, había resultado ser una excelente persona, y no quería que se fuera. Todavía no.
Él volvió a dudar al verla marcharse. La verdad, se sentía cómodo con ella, podía sincerarse hasta cierto punto, y además, lo peor de todo, no quería regresar a casa a enfrentarse a la soledad, a volver a los mismos pensamientos. Nora al menos le hacía olvidarse un poco de sus problemas. Y a veces era más fácil hablar con un desconocido, que no tenía información para juzgar... aunque en fin, Nora supiera más de él que él mismo.
>>Bueno, si tienes mucho interés... - se decidió él.
Nora sonrió.
>>Sabía que al final dirías que sí- dijo.
>>Sólo subo porque tú insistes- contestó él- A pesar de lo que piensas sobre todo el rollo de la línea erótica y el psicólogo...
>>Era una broma, no te pongas así- le interrumpió Nora.
En aquel momento sintió una gota sobre su cara. Miró al cielo y vio que estaba empezando a llover. Luka la imitó y concluyó que ahora, quisiera o no, sería mejor subir.
El piso de Nora era el sexto. Cuando entraron la tormenta ya se había desatado, y ella se había dejado una ventana abierta que golpeaba en el pasillo, así que fue corriendo a cerrarla y dejó a Luka un par de segundos solo en el salón. Él recorrió con la vista el salón, en donde desembocaba la puerta de entrada, y se sintió cómodo a pesar de que aparte de los muebles aún no había nada. Se notaba que la chica todavía estaba instalándose. Cruzó el salón y se acercó a la ventana. Se asomó desde el otro lado del cristal y vio, a través de la lluvia, la silueta del río deslizándose a través de la ciudad.
>>Tienes muy buenas vistas- dijo al oír entrar a Nora.
>>Ya. Y las vistas se pagan, te lo aseguro- dijo, acercándose a él. Pronto se situó a su lado junto a la ventana y perdió la mirada en la calle, igual que él- Pero me gusta. Necesito ver el agua, me recuerda a California, al mar.
Se detuvo al ver que Luka no respondía.
>>Bueno, tal vez sea una tontería pero así me siento un poco más en casa.
>>No, lo comprendo- respondió él- Yo también echo de menos el mar.
>>Ah¿hay playa en... donde tu vivías?
Él sonrió y le dirigió la mirada por primera vez desde que habían entrado al apartamento.
>>En Zagreb. Sí.
>>Lo siento, estoy fatal de geografía- se disculpó Nora- Ya la odiaba en el colegio, me faltó tiempo para dejarla.
>>No importa- contestó él, quitándole importancia.
Hubo un momento de silencio algo incómodo. Nora intentó romper el hielo de nuevo.
>>Pues sí que está lloviendo- comentó- Ya debería cambiar el tiempo, se supone que estamos en primavera¿no?
>>El año pasado nevó por estas fechas- le respondió Luka- Este año casi hace buen tiempo, así que no te quejes.
Ella le miró y esbozó una sonrisa sorprendida. Nunca habría imaginado acabar en un sitio donde nevaba en abril. Al menos, la gente parecía cálida... a su manera. Aprovechando que Luka seguía pendiente de la lluvia, le observó de reojo. Por primera vez se dio cuenta de que le encontraba muy atractivo. Bueno, no hacía falta fijarse demasiado para descubrir por qué había tenido la oportunidad de enrollarse con la mitad de las mujeres del County. Probablemente ellas tampoco habían puesto muchos impedimentos, al fin y al cabo la oportunidad de estar con un tipo como Luka no se tenía todos los días.
De repente, Nora sacudió la cabeza. Sus pensamientos habían cambiado de una forma muy curiosa: por la mañana pensaba que aquel hombre era insoportable, y ahora todo lo contrario. Se forzó a olvidarlo.
>>Escucha- dijo entonces, casi sin ser consciente- Lo que he dicho antes sobre el sexo y el vacío espiritual... mejor no me hagas mucho caso.
>>No pasa nada- contestó él- Es un buen argumento. "Touché".
>>Bueno, sólo he pensado en cómo me sentiría yo si hubiera estado en lugar de esas mujeres. Me sentiría utilizada.
Luka asintió con la cabeza. Comprendía lo que quería decir, pero en aquel momento no había pensado en ello. O tal vez sí, pero necesitaba de tal manera olvidarse de todo lo demás por unos minutos que había caído en la vieja frase de "el fin justifica los medios".
>>Supongo que fue un poco egoísta de mi parte- dijo- y no sabes cuánto me arrepiento, pero no sabía qué hacer con mi vida, cómo seguir adelante...
Se interrumpió. No sabía cómo hacerle comprender cómo se había sentido por entonces. Probablemente Nora nunca había pasado por esa clase de crisis, por suerte, aunque por eso mismo no podía entenderlo. De todas formas, no tenía por qué darle explicaciones. Ya le había dicho que lamentaba mucho haberse comportado así, y además era algo que nunca volvería a hacer. Decidió callarse y seguir mirando la lluvia y el río.
>>Perdona- oyó la voz de Nora suavemente, en tono bajo, junto a él- No quiero que pienses que tienes que excusarte, en el fondo qué más me da, no es asunto mío.
Luka se volvió hacia ella y le sonrió. Una sonrisa un poco triste. Sintió ganas de abrazarla y decirle que no había sido nada, sólo el producto de un mal día, pero aquel acercamiento no era fácil ni adecuado. Sin embargo necesitaba responderle con un gesto de cariño, para hacerla saber que todo estaba bien. Vio el mechón de cabello que le caía a Nora sobre el ojo derecho, el que ella había apartado varias veces a lo largo de la tarde, alargó la mano lentamente hacia su rostro y se lo retiró, peinándoselo hacia atrás con los dedos. Ella se estremeció y sonrió a medias, entre nerviosa y sorprendida por aquel gesto. Fue a decir algo, pero desistió. No había nada que decir. Luka retrocedió un poco, temiendo que a ella no le hubiera gustado, y abrió la boca para disculparse.
Nora no le dejó. Se acercó a él, y poniéndose de puntillas, sin pensarlo siquiera para no arrepentirse, le besó. Fue un beso corto, robado, inconsciente. Duró apenas unos segundos y después se separaron sin atreverse a mirarse a los ojos.
Aquello había sido extraño. Irracional. Puro instinto. Luka también se dejó llevar, llevó su mano hasta la nuca de ella y la atrajo suavemente hacia sí para volverla a besar, esta vez de forma más apasionada. Nora le dejó que bajara hasta su cuello y siguiera besándola, mientras ella hundía los dedos en su pelo y lo acariciaba. No debió de durar mucho más de dos minutos, pero ellos habían perdido la noción del tiempo.
Entonces, Nora sintió las manos de él a la altura de su cintura, en el dobladillo de su camiseta para quitársela, y recuperó el control. Después de tanto hablar sobre el tema habían acabado cayendo en lo mismo. Se había sentido muy bien en los últimos minutos, pero algo le decía que no estaba haciendo lo correcto. Se apartó bruscamente de Luka y se arregló la ropa.
>>No deberíamos seguir con esto- dijo.
Él la miró extrañado por un segundo, pero después lo comprendió todo. Suspiró. No podía ser... se había repetido que eso no podía ocurrir, y sí había ocurrido, de repente, sin pensarlo. Recordó a Sam y se reprochó a sí mismo: si realmente quería arreglarlo todo con ella, estaba haciendo justo lo contrario a lo que tenía que hacer, intentando olvidarla en los brazos de otra.
>>Acabamos de conocernos- continuaba Nora- y además tú acabas de romper con tu novia, puede que lo estés haciendo por despecho y eso no sería justo... para ninguno de los tres.
Él lo sabía. Lo sabía perfectamente, pero todo había ocurrido muy rápido, inesperadamente, no se había parado a reflexionar sobre ello. Giró sobre sí mismo, dándole la espalda a Nora, sin saber qué hacer ni qué decir. Lo había estropeado todo. La intimidad tan sencilla que había surgido con Nora, sin intenciones de ir más allá, había acabado cruzando el límite.
>>Lo siento. Debería irme a casa- dijo, intentando no encontrar su mirada.
Cruzó el salón hacia la puerta de entrada pensando en su error. ¿Cómo podía haber caído en lo mismo otra vez¿Sólo porque Nora había sido comprensiva, o había sentido algo más¿Era por despecho, como ella había sugerido? No lo creía, no lo sentía así, pero siempre cabía la posibilidad.
>>¿Cómo te vas a ir¿Con la tormenta?- le preguntó ella.
Luka se volvió.
>>Buscaré un taxi.
>>A estas horas y con este tiempo no encontrarás ninguno.
>>¿Pues qué me sugieres que haga?- preguntó él, molesto. Se sentía incómodo y lo único que quería era marcharse de allí.
Nora se apartó el pelo del rostro, también incómoda, pero se armó de valor para hablar.
>>Oye, sé que lo de hace un momento ha sido un error... un impulso, pero no tiene por qué terminar con nada. Lo estábamos pasando bien esta noche, como amigos. Esto ha pasado y ya está, no podemos volverlo atrás.
Luka asintió y volvió a avanzar hacia ella.
>>Lo sé.
>>¿Entonces todo bien¿Lo olvidamos?
>>Claro, sólo es que... todo esto es un poco raro. Y de todas formas tengo que volver a casa- respondió Luka- Aunque llueva.
Ella sonrió.
>>Eso tiene fácil arreglo. Puedes quedarte a dormir. En el sofá, ya sé que no es muy grande pero creo que te irá bien.
Luka negó con la cabeza. Aquello ya era el colmo.
>>No, gracias. Buscaré un taxi.
>>¿Qué pasa¿No lo habíamos olvidado todo?
>>Compréndelo, Nora- dijo él- Esto es muy incómodo, hemos estado a punto de...
>>Hay una puerta entre nosotros dos que no pienso abrir, y seguro que tú tampoco. No va a pasar nada si no queremos.
Él dudó. Seguía siendo extraño, inusual, pero lógico. No iba a pasar nada si ellos dos no querían que pasara, y lo cierto era que tampoco le apetecía salir a empaparse en la tormenta. Quizá Nora tenía razón, la solución era fácil. Sólo dormir aquella noche, y después todo habría terminado. Habría sido una aventura de una noche que no llegó a consumarse. Como se solía decir, un día se reirían acordándose de aquella historia.
>>Está bien.- accedió.
Ella asintió, tan calmada como si todo lo ocurrido no hubiera sido nada.
>>Iré a por unas mantas. ¿Quieres que te deje una camiseta para dormir o algo?
>>¿De Malluci?- bromeó Luka.
>>No guardo ropa de mis ex - contestó ella- Son camisetas deportivas, valen tanto para hombre como para mujer.
>>No importa, dormiré con lo puesto, gracias.
>>Como quieras.
Nora desapareció en dirección al dormitorio, a por las mantas. Luka la vio alejarse tras la puerta del dormitorio y se sentó en el sofá.
A pesar de todo, sabía que no olvidaría lo que había pasado tan fácilmente.
