Y aquí está el último capítulo de la historia... pero no os preocupéis, volveré con nuevos proyectos, eso está claro.
Antes de nada me gustaría dedicar este capítulo final, así como los otros nueve, a dos grupos.
a) Gente relacionada con fanfiction:
A Eli por ser la primera en leerlo y dejar reviews.
A Paly por ser la segunda (jeje) y tenerme en vilo con su "Nueva Oportunidad".
A LadyRocket que, aunque no dejó ningún review en esta historia, sí lo hizo en "Querido hijo" y se lo agradezco también.
A todo el staff de fanfiction por darme la posibilidad de escribir.
b) Gente no relacionada con fanfiction:
A mi madre por ayudarme con el desarrollo de la historia. Un beso.
A mi amiga Teresa por ser tan fan de ER como yo (si algún día lees esto que veas que no me he olvidado de ti).
A Goran Visnjic (Luka) y Noah Wyle (Carter) por inspirarme tanto, mejor dicho, por inspirarnos tanto a todas las que escribimos en esta página.
Y después de esto, qué mejor final que terminar mi historia...
Capítulo 10
Seis y diez de la tarde.
Llovía. Otra vez. No parecía que fuera a parar nunca. Nora salió del hospital y nada más ver a lo que debía enfrentarse, esbozó una sonrisa amarga. ¿Cómo era posible que después de sólo dos días ya echara tanto de menos el clima de California? No tenía paraguas y estaba lloviendo a mares. Llegar hasta su coche, aparcado a doscientos metros, ya sería una hazaña. Así que se dirigió hacia el banco de la entrada, resguardado de la tormenta, y se sentó a esperar que amainara un poco.
Estaba agotada. No sólo físicamente, lo que habría sido normal después de un día intenso y aún con el sueño cambiado, sino también psicológicamente. Todavía no estaba acostumbrada a trabajar bajo tanta presión. Y además se sentía un poco deprimida. Hacía un par de horas que se había presentado delante de la esposa del hombre del accidente de moto para decirle que su marido había muerto, y había sido más difícil de lo que creía. En la clínica de desintoxicación solía hablar claramente sobre situaciones difíciles, pero casi siempre tenían arreglo. Las pocas veces que alguno de sus pacientes había muerto de sobredosis regresaba a casa destrozada.
Cerró los ojos para intentar relajarse un poco y entonces la escena volvió a su cabeza.
xxxxxx FLASHBACK xxxxxx
Annabelle Thomas estaba en una habitación junto a su hijo de diez años, que iba en la moto con su padre aquella mañana y por tanto había resultado también herido en el accidente. Hacía más de cuatro horas que habían ingresado y estaba preocupada por el estado de su marido, pero no quería apartarse de su hijo y nadie había venido a decirle nada. Estaba a punto de salir a preguntar aprovechando que una enfermera había venido a cambiarle el suero al niño, cuando Nora entró en la habitación.
>>Buenas tardes- saludó.
Inmediatamente se dirigió a las radiografías del abdomen del niño, metidas en su sobre junto a la cama. Las examinó y después se volvió hacia la enfermera, Abby.
>>¿Qué tenemos?- preguntó.
>>Las constantes están bien- contestó ésta- Se quejaba de dolor abdominal y la doctora Chen pidió unas radiografías para asegurarse.
>>Hay un hematoma- comentó Nora- ¿Estáis seguros de que no ha afectado a ningún órgano interno?
>>He pedido consulta de cirugía, pero todavía no han bajado.
Nora se dirigió a la cama y se acercó al niño, intentando retrasar el momento inevitable.
>>Hola, chico. ¿Te encuentras mejor?- preguntó.
>>Parece que ya casi no le duele- respondió la madre por él- Sólo al tocarlo.
>>Bien. – volvió a mirar al niño- ¿Cómo te llamas?
>>Chris.
>>Muy bien, Chris. Levántate la camiseta, voy a hacerte una pequeña exploración.
El niño hizo lo que ella le mandaba. Nora observó su vientre. No se veía hinchado ni había hematomas superficiales, pero debía asegurarse. Fue palpando distintas partes hasta encontrar algo de resistencia en el lado derecho. Presionó con más fuerza y el niño se quejó.
>>Bueno, será mejor que esperemos a cirugía para asegurarnos- dijo ella- Abby, ponle un poco de morfina. Una dosis mínima, es un niño. Y diles a los de cirugía que bajen de una maldita vez.
Mientras Abby terminaba de apuntar las órdenes en la historia, Nora respiró hondo y se retiró un mechón de pelo con gesto cansado. En cualquier momento la señora Thomas preguntaría por su marido, y ella aún no sabía que decirle.
>>¿Doctora Evans?- oyó entonces la voz de Abby.
>>¿Sí?- contestó ella volviendo a la realidad.
>>¿Se encuentra bien?
Lo cierto era que había tenido mejores momentos. Era su segundo día, tenía que acostumbrarse a una ciudad nueva, a un clima hostil, su primer trauma se había quedado en la camilla, y para colmo se sentía muy confusa con lo que le había ocurrido la noche anterior con Luka. Pero se lo tragó y forzó una sonrisa.
>>No, sólo estoy un poco cansada. No he dormido mucho- respondió quitándole importancia.
Abby asintió con la cabeza, comprensiva, y dio media vuelta para marcharse, pero Nora la oyó murmurar:
>>Supongo que tienes razones para no haber dormido.
Estuvo a punto de volver a llamarla y preguntarle de qué estaba hablando, aunque se lo imaginaba, cuando la señora Thomas la llamó.
>>Doctora¿mi marido está bien?
Ella miró al niño y consideró más prudente que de momento no supiera nada.
>>¿Me acompaña fuera?- sugirió.
La señora asintió lentamente esperándose lo peor. Las dos salieron al pasillo.
>>Dígame la verdad de una vez. Llevamos más de cuatro horas esperando.
>>Escuche, señora Thomas... su marido llegó en estado grave. Había una fractura craneal abierta. El cerebro resultó dañado y... dejó de controlar el resto de sistemas. Entró en parada poco después de ingresar.
Se detuvo. La esposa acababa de dejarse caer sobre uno de los asientos del pasillo. Había enterrado la cara entre las manos y lloraba en silencio.
>>Hicimos todo lo que pudimos- concluyó Nora.
>>Dios... le dije que se pusiera el casco. Pero él me dijo "sólo voy a darle una vuelta a Chris, es sólo hasta la esquina".- sollozó- Siempre he odiado esa moto¿sabe? Sabía que un día pasaría algo así.
Nora no supo qué decir. Buscó un pañuelo en su bolsillo y se lo tendió a la señora.
>>No sabe cuánto lo siento- dijo.
>>Gracias.
Annabelle Thomas se secó las lágrimas, se puso en pie y regresó lentamente a la habitación. Nora ocupó el asiento que había dejado vacío y permaneció con la mirada perdida en el fondo del pasillo.
>>¿Estás bien?- oyó entonces una voz.
Abrió los ojos de nuevo y vio que Luka estaba a su lado.
>>No- confesó- Estoy hecha polvo.
>>¿Necesitas hablar?
>>No. Necesito dormir una noche entera. El cambio horario, el estrés, la lluvia... no sé en qué demonios estaba pensando cuando me vine a Chicago.
Luka se sentó a su lado.
>>Conozco esa sensación y sé que se te pasará- dijo.
>>Ya. Gracias por el apoyo moral.
>>De nada.
Se hizo un silencio extraño entre los dos y Nora procuró romperlo lo antes posible. No estaba preparada para un momento así.
>>¿Te vas a casa?
Él asintió.
>>Sí... bueno, primero tengo que recoger un par de cosas de casa de Sam, pero no sé si esperar a que ella salga.
>>¿Sam era tu chica¿Habéis roto definitivamente?
>>Eso parece, sí- respondió Luka.
>>Lo siento.
>>No importa. Con todos esos rumores habría acabado de todas maneras.
Rumores. ¿De verdad se había extendido tan rápido aquella historia medio verdadera y medio falsa sobre ellos dos? Y lo más importante¿de verdad se la habían creído todos?
>>Si quieres que yo hable con ella...- se ofreció Nora, aunque no muy segura.
>>No. Gracias. Habíamos llegado a un punto de no retorno. Lo mejor era cortar. Ella con su vida y yo con la mía.
>>Lo lamento por ella. Ha perdido a una buena persona.
Luka se sorprendió al oír aquello. Parecía una especie de cumplido indirecto. Decidió que las cosas se estaban poniendo demasiado tensas y cambió de tema.
>>Yo también lamento lo tuyo. El hombre de la moto. Lo he oído- comentó.
>>Fue muy complicado. Estaba muy nerviosa. Es mi primer trauma desde mis tiempos de estudiante.
>>No ha sido culpa tuya. Y en todo caso, si hubiera sobrevivido habría quedado en estado vegetativo. Y si te soy sincero, no sé qué es peor.
Nora se dejó caer contra el respaldo del banco.
>>Su mujer estaba destrozada.
>>Lo sé.
>>No, no puedes saberlo a menos que te pase a ti- dijo ella.
Luka pareció retraerse de repente y ella se dio cuenta de lo que acababa de decir. Recordó lo que le habían dicho la noche anterior y se corrigió rápidamente.
>>Dios, Luka. Lo siento. Perdóname, se me había olvidado.
>>No pasa nada- dijo él- No puedo pedirle a la gente que vaya midiendo sus palabras cada vez que esté conmigo.
>>De todas formas perdona.- volvió a disculparse Nora, sin mirarle, y murmuró para sí- No sé cómo no me he acordado de...
>>Ya vale- la interrumpió él- No te culpes de todo. Vete a casa. Descansa un poco y ya verás cómo mañana lo ves todo más claro.
Nora levantó la vista y le miró. Estaba sonriéndole.
>>Bueno, de todas formas ha merecido la pena- concluyó ella- Llegué aquí por un viejo amigo y he encontrado uno nuevo. Sólo por eso debería compensarme un poco.
Él asintió suavemente. Sabía que lo del nuevo amigo iba por él, y le gustaba, pero por otra parte estaba seguro de que prefería estar solo por un tiempo. Aunque lo de la noche anterior hubiera sido, en cierto modo, tan bonito.
>>Tengo que irme- dijo poniéndose en pie.
>>¿Quieres que te lleve a casa?
>>No, cogeré el metro.
>>Lo que quieras. ¿Nos vemos mañana entonces?
Luka negó con la cabeza.
>>No entro hasta el martes por la noche.
>>Vaya. Qué suerte- bromeó ella.
>>Si tú lo dices...
Se despidió con un gesto de la mano y dio media vuelta para salir corriendo bajo la lluvia hasta la parada de metro.
>>Ya nos veremos cuando yo entre y tú salgas, o al revés.- dijo Nora entonces.
Él sonrió.
>>Sí.
>>Entonces hasta luego- se despidió ella.
>>Adiós.
Luka se alejó protegiéndose bajo las cornisas. Sólo podía pensar en ella. En Nora sentada en el banco de la entrada esperando a que amainara la lluvia para llegar hasta su coche. Y se detuvo.
Se volvió de nuevo y la miró. Seguía en el mismo sitio, sentada, abrazada a su bolso, con la mirada perdida en la lluvia. Acababa de caer en la cuenta de lo que ella le había dicho. Merecía la pena estar en el County por él. Y probablemente también merecía la pena lo ocurrido la noche anterior.
E incluso sabiendo que tendrían que tomárselo con calma, que ninguno de los dos estaba preparado todavía para ello; a pesar de que hacía unas horas le había parecido inconcebible, Luka supo que él tampoco se arrepentía de nada.
FIN
