CAPITULO V
"VISITANDO AL PASADO"
.años más tarde.
Arwen estaba cansada. Su cansancio se incrementó con cada largo año que pasaba dentro del frío y de las dominantes paredes del mundo mortal. Echaba de menos ver las montañas, los ríos y los árboles de su gente. Echaba de menos caminar en las tierras de su niñez, las tierras que llevaba cerca de su corazón. Decidió que se iría lejos del mundo de los hombres, al menos solo por un tiempo.
"Mi Señor, mi corazón desea visitar las tierras de mi gente. Me inquieto dentro de estas paredes. Me gustaría mucho visitar el Jardín de Elrond, donde nadie camina ahora."
"De hecho, lo veo en tus ojos. Tu alma está enfermando. Sospecho que quieres ir inmediatamente, no obstante no podré acompañarte."
"¿Mi Señor?"
"He enviado mi palabra diciendo que visitaré la tierra de Rohan, por que ha pasado algo de tiempo desde la última vez que vi a nuestros amigos. Quizá viajemos juntos a Rohan y después a Rivendell."
"Nay, tanto quisiera estar de nuevo en presencia de tal compañía, pero prefiero irme cuanto antes."
"Entonces arreglaré una escolta apropiada."
"No deseo ni usaré una escolta. Aunque no he estado en casa por muchos años, soy completamente capaz de cuidarme sola."
"Arwen, es para tu protección."
"Viajaré a Rivendell y a Lothlorien. Cuando los elfos aún no se habían ido de estas tierras ningún ojo mortal vio el camino al Bosque Dorado. Conservaré la ley, por que sigo siendo un elfo y no me trevo a romperla."
Aragorn vio una feroz determinación en los ojos de su esposa y se dio cuenta que era inútil discutir.
Al siguiente día el Rey Elessar se despidió de su Reina mientras ella cabalgaba saludando al sol de la mañana.
******************************
Además de que estaba enferma por anhelar, Arwen quería ir a casa en conmemoración de cuando su padre, Elrond el Medio Elfo, pasó al otro lado del mar.
Lo extrañaba muchísimo.
Cabalgando día y noche, Arwen notó que el camino que conducía a Imladris era apenas apreciable, por que ahora nadie habitaba en los reinos de los Elfos. Era como si el mundo cambiara para cubrirlos y mantenerlos ocultos como un secreto privado.
Finalmente llegó a Rivendell en toda su gloria impresionante.
Desmontó y se paró frente a sus puertas, tan ansiosa como asustada, pero completamente acongojada. Los recuerdos regresaron, la inundaron llenos de fuerza y los revivió. Su mano encontró la piedra fría de la fortaleza que fue su hogar.
Supo que esa presencia era ella. Apareció a su lado y alcanzó su mano. Entonces ella levantó su cabeza, sus ojos aunque estaban húmedos, no derramaron lágrimas y juntos entraron al último hogar de los Elfos.
*****************************
Arwen despertó en su cama, su cara se llenó de sorpresa cuando se dio cuenta de que esa era su cama, su cama en Imladris. Olvidó como había terminado allí, debió haber estado muy cansada del viaje. La última cosa que recordaba era que estaba caminando con Legolas.
Confundida, Arwen se cambió rápidamente la sucia ropa de cabalgar y fue a encontrar a su compañero.
Estaba disparándole velozmente a unos blancos. Sus flechas y su puntería eran mortalmente precisas. Parecía que no la había notado cuando se le acercó.
Entonces.- "Le ab-dollen."
Lo observó desconcertada.
Suspiró.- "He estado viniendo aquí cada año desde el día en que los tres sabios navegaron sobre el mar. Más o menos desde que te fuiste."
Ella se sentó en un banco cercano.- "¿Por que no has visitado Gondor? Hace años que no te veo, excepto por unas cuantas veces, y nunca es más que una corta reunión."
"No encajo ahí."
"¿Debido a los hombres o debido a mi? ¿He hecho algo para ofenderte?"
Permaneció callado.
"¿Entonces prefieres vivir en soledad, ocultándote detrás de los árboles, intentando desesperadamente aferrarte a una época que ya no tiene lugar en éste mundo?" Dijo frustrada por su indiferencia.
"Si. Al igual que tú.si no, no estarías aquí ahora."
"¿Por que me tratas como si fuera un enemigo? En todos nuestros largos años juntos nunca habías sido tan frío. Pero, tal vez es por que has olvidado como debes comportarte en presencia de otros seres."
"Y tú has olvidado como debe ser un elfo."
Arwen sintió como si le hubieran dado una bofetada en la cara.
"Nunca imaginé que viviría para ver este día. En todos nuestros largos años juntos nuestra amistad debe terminar en oscuridad. Quisiera pensar que no nos derrotará el paso del tiempo."
Él no dijo nada, mientras recogía sus flechas de los blancos, Arwen intentó de nuevo.
"Legolas, ¿no hablarás conmigo? ¿Abandonarás todo lo que alguna vez compartimos?"
Finalmente, el volteó hacia ella. Su voz perdió toda la dureza y crueldad. En lugar de eso, era profunda y dolorosa, como una herida fresca reabierta.
"Mi Señora, entiendes todo mal. No fui yo el que te abandonó."
"VISITANDO AL PASADO"
.años más tarde.
Arwen estaba cansada. Su cansancio se incrementó con cada largo año que pasaba dentro del frío y de las dominantes paredes del mundo mortal. Echaba de menos ver las montañas, los ríos y los árboles de su gente. Echaba de menos caminar en las tierras de su niñez, las tierras que llevaba cerca de su corazón. Decidió que se iría lejos del mundo de los hombres, al menos solo por un tiempo.
"Mi Señor, mi corazón desea visitar las tierras de mi gente. Me inquieto dentro de estas paredes. Me gustaría mucho visitar el Jardín de Elrond, donde nadie camina ahora."
"De hecho, lo veo en tus ojos. Tu alma está enfermando. Sospecho que quieres ir inmediatamente, no obstante no podré acompañarte."
"¿Mi Señor?"
"He enviado mi palabra diciendo que visitaré la tierra de Rohan, por que ha pasado algo de tiempo desde la última vez que vi a nuestros amigos. Quizá viajemos juntos a Rohan y después a Rivendell."
"Nay, tanto quisiera estar de nuevo en presencia de tal compañía, pero prefiero irme cuanto antes."
"Entonces arreglaré una escolta apropiada."
"No deseo ni usaré una escolta. Aunque no he estado en casa por muchos años, soy completamente capaz de cuidarme sola."
"Arwen, es para tu protección."
"Viajaré a Rivendell y a Lothlorien. Cuando los elfos aún no se habían ido de estas tierras ningún ojo mortal vio el camino al Bosque Dorado. Conservaré la ley, por que sigo siendo un elfo y no me trevo a romperla."
Aragorn vio una feroz determinación en los ojos de su esposa y se dio cuenta que era inútil discutir.
Al siguiente día el Rey Elessar se despidió de su Reina mientras ella cabalgaba saludando al sol de la mañana.
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Además de que estaba enferma por anhelar, Arwen quería ir a casa en conmemoración de cuando su padre, Elrond el Medio Elfo, pasó al otro lado del mar.
Lo extrañaba muchísimo.
Cabalgando día y noche, Arwen notó que el camino que conducía a Imladris era apenas apreciable, por que ahora nadie habitaba en los reinos de los Elfos. Era como si el mundo cambiara para cubrirlos y mantenerlos ocultos como un secreto privado.
Finalmente llegó a Rivendell en toda su gloria impresionante.
Desmontó y se paró frente a sus puertas, tan ansiosa como asustada, pero completamente acongojada. Los recuerdos regresaron, la inundaron llenos de fuerza y los revivió. Su mano encontró la piedra fría de la fortaleza que fue su hogar.
Supo que esa presencia era ella. Apareció a su lado y alcanzó su mano. Entonces ella levantó su cabeza, sus ojos aunque estaban húmedos, no derramaron lágrimas y juntos entraron al último hogar de los Elfos.
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Arwen despertó en su cama, su cara se llenó de sorpresa cuando se dio cuenta de que esa era su cama, su cama en Imladris. Olvidó como había terminado allí, debió haber estado muy cansada del viaje. La última cosa que recordaba era que estaba caminando con Legolas.
Confundida, Arwen se cambió rápidamente la sucia ropa de cabalgar y fue a encontrar a su compañero.
Estaba disparándole velozmente a unos blancos. Sus flechas y su puntería eran mortalmente precisas. Parecía que no la había notado cuando se le acercó.
Entonces.- "Le ab-dollen."
Lo observó desconcertada.
Suspiró.- "He estado viniendo aquí cada año desde el día en que los tres sabios navegaron sobre el mar. Más o menos desde que te fuiste."
Ella se sentó en un banco cercano.- "¿Por que no has visitado Gondor? Hace años que no te veo, excepto por unas cuantas veces, y nunca es más que una corta reunión."
"No encajo ahí."
"¿Debido a los hombres o debido a mi? ¿He hecho algo para ofenderte?"
Permaneció callado.
"¿Entonces prefieres vivir en soledad, ocultándote detrás de los árboles, intentando desesperadamente aferrarte a una época que ya no tiene lugar en éste mundo?" Dijo frustrada por su indiferencia.
"Si. Al igual que tú.si no, no estarías aquí ahora."
"¿Por que me tratas como si fuera un enemigo? En todos nuestros largos años juntos nunca habías sido tan frío. Pero, tal vez es por que has olvidado como debes comportarte en presencia de otros seres."
"Y tú has olvidado como debe ser un elfo."
Arwen sintió como si le hubieran dado una bofetada en la cara.
"Nunca imaginé que viviría para ver este día. En todos nuestros largos años juntos nuestra amistad debe terminar en oscuridad. Quisiera pensar que no nos derrotará el paso del tiempo."
Él no dijo nada, mientras recogía sus flechas de los blancos, Arwen intentó de nuevo.
"Legolas, ¿no hablarás conmigo? ¿Abandonarás todo lo que alguna vez compartimos?"
Finalmente, el volteó hacia ella. Su voz perdió toda la dureza y crueldad. En lugar de eso, era profunda y dolorosa, como una herida fresca reabierta.
"Mi Señora, entiendes todo mal. No fui yo el que te abandonó."
