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CAPÍTULO X
"CORRESPONDENCIA"
El sol de la mañana apenas había iluminado la ciudad con ligeros rayos dorados cuando Legolas ya estaba en los establos. Se preparaba rápidamente para irse antes de que cualquier persona se diera cuenta. Repentinamente una diminuta figura apareció en la entrada del establo.
Legolas disimuladamente dirigió una mirada fugaz a la figura, tomó a su caballo Arod y se acercó lentamente al visitante. La figura retiró su capucha revelando ser un hobbit. Legolas estaba asombrado.
Era Elanor la bella, hija de Samsagaz Gamyi y Rosa Coto, y dama de honor de la Reina Arwen. Tenía la piel blanca y el cabello dorado, le dio una linda bienvenida y su cálida mirada trajo una sonrisa a la cara de Legolas pues recordó la hospitalidad de sus amigos Hobbits.
Ella se inclinó bruscamente y le acercó el fardo que llevaba en las manos.- "Traigo provisiones del Rey Elessar, para su viaje."
Se arrodilló para quedar a su altura y le agradeció graciosamente. Pero cuando tomó el paquete se sorprendió al ver que ella no lo dejaba ir. Elanor quitó la mano que tenía sobre él para sacar de entre sus ropas una carta sellada y dirigida a él.- "También le traigo correspondencia y un regalo de mi Señora."
Le entregó un pequeño anillo, hecho por elfos, que tenía en el centro una flor de niphredil. Elanor creyó que el elfo se veía nervioso y lleno de remordimiento, un cambio brusco del humor alegre que ella había observado momentos antes.
"Gracias." - dijo, tan suavemente que ella apenas escucho las palabras. Le dio el paquete y desapareció. Él guardó la carta cerca de su pecho y se alistó para irse.
*****
Lo que Legolas no sabía, o quizá si, era que estaba siendo observado por alguien. Aragorn, quien se dio cuenta de su plan de marcharse inadvertido, lo veía oculto entre las sombras distantes, desde que recibió las provisiones hasta que se alejó cabalgando entre la niebla. Hubo, por un breve momento -antes de que montara su caballo-, una extraña mirada en la cara del elfo.
Se veía. dolido.
Pero luego se fue y cabalgó lejos sin mirar atrás.
Sintió algo al ver a Legolas irse. Era como si algo se hubiera cerrado finalmente en su corazón, sellado para nunca ser abierto de nuevo. Aragorn dudó que volviera a ver al elfo de nuevo.
*****
La dama Arwen se encuentra despierta en la cama, quieta. No se atrevió a alejar el miedo de si. No confía lo suficiente en ella misma como para no correr detrás de Legolas, así que mejor mira fijamente al brillante y frío cielo, a través de su ventana, imaginando lo que pasaba abajo.
Lo último que escuchó fue el rápido galope del caballo y soltó la respiración. Estaba hecho, era el final y no había manera de dar vuelta atrás. Ella y Legolas nunca volvería a estar juntos.
La noche de ayer, después de que se retirara a dormir a sus habitaciones, precipitada pero sinceramente, escribió todo lo que pensaba y lo que quería que él supiera. Esperaba que fuera suficiente.
En cuanto a ella, sabía que nunca sería suficiente. Viviría el resto de sus días sabiendo que tenía un amor verdadero y extraordinariamente maravilloso, sintiéndose atormentada al saber que lo había perdido. Recordando a Legolas, el único que le había dado el calor que necesitaba. Su vida y su cama estarían frías para siempre.
Ella podría recordar para toda la vida cada respiración agitada, cada suspiro de placer y cada grito ahogado de sorpresa. Ardiendo dentro de su alma a través de sus ojos, oscurecidos y llenos de deseo y aún así tan llenos de amor. Sus manos y boca explorando cada pulgada de ella, sus fuertes brazos oprimiéndola contra su cuerpo. Podía imaginar la sensación de los músculos de su espalda y pecho, ocultos debajo de una delicada piel, bajo las yemas de sus dedos. Aún podía sentir sus besos apenas rozándola a lo largo de su cuello y de sus hombros, y su respiración caliente suspirándole al oído.
No, eso nunca sería suficiente.
*****
Una vez fuera de los límites del Reino, Legolas disminuyó el paso. No tenía en donde quedarse ni a donde ir. No obstante, viajó una gran distancia, deteniéndose únicamente para descansar. Hasta que, cuando la oscuridad cayó sobre él, se detuvo por la noche. En todo el día no quiso pensar en la carta que llevaba en su camisa, aunque sentía su peso a cada segundo, como si lo estuviera quemando y le hiciera un agujero en el pecho. Finalmente, cubierto por la oscuridad se permitió entregarse de lleno a ella.
Sentado frente al fuego, sacó cuidadosamente la carta. Vaciló antes de romper el sello no sabiendo lo que encontraría, aunque estaba un poco consiente de lo que tendría escrito. Mientras leía la carta, se puso el anillo.
"Mi amado Legolas:
Te amo tanto, te amo demasiado y no se que puedo hacer. Ciertamente la elección ya estaba hecha. Te amo tanto que me encantaría estar contigo. en tus brazos. mi fortaleza, tus ojos. mi esperanza, tus besos, mi vida, no puedo alejarme de lo que ahora soy. Puedes llamarme cobarde si quieres, por que eso es lo que soy. Mi amor, intenté ser más fuerte por nosotros. por ti, pero todavía debo ocuparme de Aragorn y mi vida está con él. Debes entender que he pagado un alto precio por la elección que hice. Les he causado tanto dolor a tantas personas. y lanzarlo todo sería imposible. Sería a un precio muy grande.
Que inclusive, ya estoy empezando a pagar.
Tal vez mis razones sean excusas sin importancia. De todas formas, es el camino que debo seguir hasta el fin.
Espero que algún día puedas encontrar en tu corazón algo para olvidarme. Mi senda se oculta de mí y se nubla de miseria. Estoy perdida y atrapada. Atrapada entre dos mundos y dos amores. Así es mi destino. Y no busco consuelo. No merezco tal regalo. No soy digna de tus palabras o de tus gestos amables. O de tu amor. Permaneceré en mi condición infeliz. No puedo amarte y no puedo dejarlo a él.
Estoy desesperada.
¡Así pues, mi amor, te pido que no me ames más! Hazte a la mar y déjame. Ve más allá de los confines de éste mundo, donde mi amor no puede alcanzarte. O te harás más daño.
Arwen."
Cuando Legolas terminó de leer, dobló lentamente la carta y la regresó a su bolsillo. Se tomó un momento para calmarse. Ella era exasperante. Estaba más enojado que consolado por sus palabras.
*****
Arwen acababa de terminar de releer unos libros y otra especie de literatura de su gente cundo Elanor le trajo una carta -enviada en secreto- de Legolas. Con las manos temblorosas, rompió el sello y comenzó a leer las palabras que, supuso, habían sido escritas arrebatadamente.
"Mí querida Arwen:
Créeme, navegaría a las Tierras Bendecidas si pudiera. Debo. los Valar saben que merezco ver las costas doradas. Partiré amargamente más allá de los límites del mundo. Pero entonces, ¿Qué sería de lo nuestro? No sabes que es lo que deseas de mí.
Una vez desafiaste a todos los que conocías y querías, hasta a tu propia existencia, todo en nombre del amor. Y ese amor resultó ser todo menos la verdad.
Dices que me amas, entonces, ¿Por que eso no es suficiente para darte valor? ¿No es suficiente para que lo intentes? ¿No es lo suficiente para que mueras? ¿Fui solo una salida? ¿Alguien a quien puedes tomar para sentirte tranquila cuando estas vulnerable? Estas heridas a mi corazón las recibí a regañadientes e injustamente. Comparadas con las de mi espalda, cicatrices que recibí con mucho gusto.
De hecho, soy un lastimoso idiota que sabe lo que se siente ser amado por una reina. No, mi amor, permaneceré aquí como un recordatorio de lo que hubieras podido tener, pero estabas demasiado asustada para tomar.
Legolas.
P.D.: Dime amor, ¿duermes bien por la noche?"
*****
Elanor estaba preocupada. Mientras leía la carta, la Reina había adquirido una tonalidad fantasmalmente blanca, como una muerta. Sus ojos se oscurecieron y algunas lágrimas se asomaron, aunque no cayeron.
"¿Mi señora, está bien?".- Elanor preguntó con titubeo. Arwen no se movió por algún tiempo.
"Si, puedes dejarme ahora"
Cuando estuvo sola, Arwen se sentó y comenzó a escribir furiosamente una respuesta a la fiera y grosera carta de Legolas. Cuando terminó, se sintió extrañamente aliviada, descargando todos sus pensamientos y sentimientos en la hoja. Después, tomando la carta entre sus manos, la arrugó y la arrojó lejos, comenzó a escribir otra:
"Querido mío,
¿Sabías que mi padre tenía altas esperanzas de que nos uniéramos? En sus ojos tú eras mi salvación. Te digo esto por que tus palabras me hicieron pensar en algo. Mi vida entera he estado viviendo a la sombra de todos a mí alrededor. Mi padre, Aragorn.incluso tú. Pero ahora no soy juzgada por la compañía que me protege. Cada quien es juzgado por las personas que tiene.
Nunca más viviré mi vida por alguien, más que por mi misma. Tengo que agradecerte por eso. Me mostraste mi debilidad, así que ahora seré fuerte. No por ti, si no por mi. Seré quien siempre quise ser, quien estoy destinada a ser.
Así que como vez, mi amor, me trajiste salvación.
Ahora te digo que no me importa a mi, si no a ti, si decides quedarte o irte, por que se que ambos sobreviviremos. Viajarás el camino que elijas, así como yo el mío. Y no por ello será nuestro fin.
Por lo tanto no te amo menos. Tú me has traído un regalo más grande que la inmortalidad o el de las Tierras Bendecidas. Nunca experimentaré un amor como el nuestro de nuevo. y eso es por que siempre tendré este amor. Nuestro amor.
Lejos de tus habilidades, pero siempre cerca; Todavía te tengo, y me regocijo; Prospero con tu voz a mi alrededor; No te perderé aunque muera.
Nämarie, Úndomiel."
******
Nunca obtuvo una respuesta.
*****
N de la T: ¿Cómo los vieron? Me dio risa el P.D. de Legolas XD.
CAPÍTULO X
"CORRESPONDENCIA"
El sol de la mañana apenas había iluminado la ciudad con ligeros rayos dorados cuando Legolas ya estaba en los establos. Se preparaba rápidamente para irse antes de que cualquier persona se diera cuenta. Repentinamente una diminuta figura apareció en la entrada del establo.
Legolas disimuladamente dirigió una mirada fugaz a la figura, tomó a su caballo Arod y se acercó lentamente al visitante. La figura retiró su capucha revelando ser un hobbit. Legolas estaba asombrado.
Era Elanor la bella, hija de Samsagaz Gamyi y Rosa Coto, y dama de honor de la Reina Arwen. Tenía la piel blanca y el cabello dorado, le dio una linda bienvenida y su cálida mirada trajo una sonrisa a la cara de Legolas pues recordó la hospitalidad de sus amigos Hobbits.
Ella se inclinó bruscamente y le acercó el fardo que llevaba en las manos.- "Traigo provisiones del Rey Elessar, para su viaje."
Se arrodilló para quedar a su altura y le agradeció graciosamente. Pero cuando tomó el paquete se sorprendió al ver que ella no lo dejaba ir. Elanor quitó la mano que tenía sobre él para sacar de entre sus ropas una carta sellada y dirigida a él.- "También le traigo correspondencia y un regalo de mi Señora."
Le entregó un pequeño anillo, hecho por elfos, que tenía en el centro una flor de niphredil. Elanor creyó que el elfo se veía nervioso y lleno de remordimiento, un cambio brusco del humor alegre que ella había observado momentos antes.
"Gracias." - dijo, tan suavemente que ella apenas escucho las palabras. Le dio el paquete y desapareció. Él guardó la carta cerca de su pecho y se alistó para irse.
*****
Lo que Legolas no sabía, o quizá si, era que estaba siendo observado por alguien. Aragorn, quien se dio cuenta de su plan de marcharse inadvertido, lo veía oculto entre las sombras distantes, desde que recibió las provisiones hasta que se alejó cabalgando entre la niebla. Hubo, por un breve momento -antes de que montara su caballo-, una extraña mirada en la cara del elfo.
Se veía. dolido.
Pero luego se fue y cabalgó lejos sin mirar atrás.
Sintió algo al ver a Legolas irse. Era como si algo se hubiera cerrado finalmente en su corazón, sellado para nunca ser abierto de nuevo. Aragorn dudó que volviera a ver al elfo de nuevo.
*****
La dama Arwen se encuentra despierta en la cama, quieta. No se atrevió a alejar el miedo de si. No confía lo suficiente en ella misma como para no correr detrás de Legolas, así que mejor mira fijamente al brillante y frío cielo, a través de su ventana, imaginando lo que pasaba abajo.
Lo último que escuchó fue el rápido galope del caballo y soltó la respiración. Estaba hecho, era el final y no había manera de dar vuelta atrás. Ella y Legolas nunca volvería a estar juntos.
La noche de ayer, después de que se retirara a dormir a sus habitaciones, precipitada pero sinceramente, escribió todo lo que pensaba y lo que quería que él supiera. Esperaba que fuera suficiente.
En cuanto a ella, sabía que nunca sería suficiente. Viviría el resto de sus días sabiendo que tenía un amor verdadero y extraordinariamente maravilloso, sintiéndose atormentada al saber que lo había perdido. Recordando a Legolas, el único que le había dado el calor que necesitaba. Su vida y su cama estarían frías para siempre.
Ella podría recordar para toda la vida cada respiración agitada, cada suspiro de placer y cada grito ahogado de sorpresa. Ardiendo dentro de su alma a través de sus ojos, oscurecidos y llenos de deseo y aún así tan llenos de amor. Sus manos y boca explorando cada pulgada de ella, sus fuertes brazos oprimiéndola contra su cuerpo. Podía imaginar la sensación de los músculos de su espalda y pecho, ocultos debajo de una delicada piel, bajo las yemas de sus dedos. Aún podía sentir sus besos apenas rozándola a lo largo de su cuello y de sus hombros, y su respiración caliente suspirándole al oído.
No, eso nunca sería suficiente.
*****
Una vez fuera de los límites del Reino, Legolas disminuyó el paso. No tenía en donde quedarse ni a donde ir. No obstante, viajó una gran distancia, deteniéndose únicamente para descansar. Hasta que, cuando la oscuridad cayó sobre él, se detuvo por la noche. En todo el día no quiso pensar en la carta que llevaba en su camisa, aunque sentía su peso a cada segundo, como si lo estuviera quemando y le hiciera un agujero en el pecho. Finalmente, cubierto por la oscuridad se permitió entregarse de lleno a ella.
Sentado frente al fuego, sacó cuidadosamente la carta. Vaciló antes de romper el sello no sabiendo lo que encontraría, aunque estaba un poco consiente de lo que tendría escrito. Mientras leía la carta, se puso el anillo.
"Mi amado Legolas:
Te amo tanto, te amo demasiado y no se que puedo hacer. Ciertamente la elección ya estaba hecha. Te amo tanto que me encantaría estar contigo. en tus brazos. mi fortaleza, tus ojos. mi esperanza, tus besos, mi vida, no puedo alejarme de lo que ahora soy. Puedes llamarme cobarde si quieres, por que eso es lo que soy. Mi amor, intenté ser más fuerte por nosotros. por ti, pero todavía debo ocuparme de Aragorn y mi vida está con él. Debes entender que he pagado un alto precio por la elección que hice. Les he causado tanto dolor a tantas personas. y lanzarlo todo sería imposible. Sería a un precio muy grande.
Que inclusive, ya estoy empezando a pagar.
Tal vez mis razones sean excusas sin importancia. De todas formas, es el camino que debo seguir hasta el fin.
Espero que algún día puedas encontrar en tu corazón algo para olvidarme. Mi senda se oculta de mí y se nubla de miseria. Estoy perdida y atrapada. Atrapada entre dos mundos y dos amores. Así es mi destino. Y no busco consuelo. No merezco tal regalo. No soy digna de tus palabras o de tus gestos amables. O de tu amor. Permaneceré en mi condición infeliz. No puedo amarte y no puedo dejarlo a él.
Estoy desesperada.
¡Así pues, mi amor, te pido que no me ames más! Hazte a la mar y déjame. Ve más allá de los confines de éste mundo, donde mi amor no puede alcanzarte. O te harás más daño.
Arwen."
Cuando Legolas terminó de leer, dobló lentamente la carta y la regresó a su bolsillo. Se tomó un momento para calmarse. Ella era exasperante. Estaba más enojado que consolado por sus palabras.
*****
Arwen acababa de terminar de releer unos libros y otra especie de literatura de su gente cundo Elanor le trajo una carta -enviada en secreto- de Legolas. Con las manos temblorosas, rompió el sello y comenzó a leer las palabras que, supuso, habían sido escritas arrebatadamente.
"Mí querida Arwen:
Créeme, navegaría a las Tierras Bendecidas si pudiera. Debo. los Valar saben que merezco ver las costas doradas. Partiré amargamente más allá de los límites del mundo. Pero entonces, ¿Qué sería de lo nuestro? No sabes que es lo que deseas de mí.
Una vez desafiaste a todos los que conocías y querías, hasta a tu propia existencia, todo en nombre del amor. Y ese amor resultó ser todo menos la verdad.
Dices que me amas, entonces, ¿Por que eso no es suficiente para darte valor? ¿No es suficiente para que lo intentes? ¿No es lo suficiente para que mueras? ¿Fui solo una salida? ¿Alguien a quien puedes tomar para sentirte tranquila cuando estas vulnerable? Estas heridas a mi corazón las recibí a regañadientes e injustamente. Comparadas con las de mi espalda, cicatrices que recibí con mucho gusto.
De hecho, soy un lastimoso idiota que sabe lo que se siente ser amado por una reina. No, mi amor, permaneceré aquí como un recordatorio de lo que hubieras podido tener, pero estabas demasiado asustada para tomar.
Legolas.
P.D.: Dime amor, ¿duermes bien por la noche?"
*****
Elanor estaba preocupada. Mientras leía la carta, la Reina había adquirido una tonalidad fantasmalmente blanca, como una muerta. Sus ojos se oscurecieron y algunas lágrimas se asomaron, aunque no cayeron.
"¿Mi señora, está bien?".- Elanor preguntó con titubeo. Arwen no se movió por algún tiempo.
"Si, puedes dejarme ahora"
Cuando estuvo sola, Arwen se sentó y comenzó a escribir furiosamente una respuesta a la fiera y grosera carta de Legolas. Cuando terminó, se sintió extrañamente aliviada, descargando todos sus pensamientos y sentimientos en la hoja. Después, tomando la carta entre sus manos, la arrugó y la arrojó lejos, comenzó a escribir otra:
"Querido mío,
¿Sabías que mi padre tenía altas esperanzas de que nos uniéramos? En sus ojos tú eras mi salvación. Te digo esto por que tus palabras me hicieron pensar en algo. Mi vida entera he estado viviendo a la sombra de todos a mí alrededor. Mi padre, Aragorn.incluso tú. Pero ahora no soy juzgada por la compañía que me protege. Cada quien es juzgado por las personas que tiene.
Nunca más viviré mi vida por alguien, más que por mi misma. Tengo que agradecerte por eso. Me mostraste mi debilidad, así que ahora seré fuerte. No por ti, si no por mi. Seré quien siempre quise ser, quien estoy destinada a ser.
Así que como vez, mi amor, me trajiste salvación.
Ahora te digo que no me importa a mi, si no a ti, si decides quedarte o irte, por que se que ambos sobreviviremos. Viajarás el camino que elijas, así como yo el mío. Y no por ello será nuestro fin.
Por lo tanto no te amo menos. Tú me has traído un regalo más grande que la inmortalidad o el de las Tierras Bendecidas. Nunca experimentaré un amor como el nuestro de nuevo. y eso es por que siempre tendré este amor. Nuestro amor.
Lejos de tus habilidades, pero siempre cerca; Todavía te tengo, y me regocijo; Prospero con tu voz a mi alrededor; No te perderé aunque muera.
Nämarie, Úndomiel."
******
Nunca obtuvo una respuesta.
*****
N de la T: ¿Cómo los vieron? Me dio risa el P.D. de Legolas XD.
