Aquella noche él permaneció en su habitación.
Arwen le había pedido que se quedara con ella y el se contentó solo con estar sentado en una silla al centro del cuarto. Legolas la miró largo tiempo mientras dormía plácidamente.Solo se preguntaba que estaría soñando, que demoniaca pesadilla la podía torturar. Sabía que él mismo ya nunca más podría dormir realmente. Pensamientos de Aragorn lo atormentaban día y noche, y parecía que cobraban vida cuando las sombras cubrían el mundo.
Ambos sufrían sus propias torturas mentales.
Un lamento de Arwen sacó a Legolas de su meditación. Estaba golpeando la cama,enredándose ella misma en una telaraña de sábanas y mantas revueltas y su angustia se hizo evidente con sus quejidos y lágrimas fluyendo.
Legolas se colocó a su lado intentando capturar sus brazos en un vano intento por detenerla y evitar que se continuara enredando.
"Arwen...".- la llamó y la sacudió suavemente. Ella lo ignoró y continuó con su locura.
"Arwen¡Despierta!".- le gritó y la sacudió un poco más fuerte.
Paró sus movimientos y él comprendió que ya había despertado. Legolas vió que sus ojos violetas estaban llenos de miedo y lás lágrimas continuaban descendiendo sobre sus mejillas mientras volvía a la realidad. Arwen se cubrió la cara con las manos, que únicamente amortiguaban sus sollozos. Legolas la acerco hacía si y la abrazó mientras lloraba y se estremecía en la oscuridad de la habitación.
"Era tan real...".- susurró entre sollozos.- "Estaba ahi y yo... yo no podía..."
Él, a su vez, murmuró las palabras que pudo reunir para intentar darle un poco de consuelo, no sabiendo que estaba pasando, pero entendiendo todo lo que ella decía.
"Era tan real."- Arwen repitió una y otra vez mientras él la mecía suavemente entre sus brazos.
Cuando Arwen despertó a la mañana siguiente, se encontraba sola. No puso atención a su ausencia, él siempre iba y venía a su antojo. Se vistió en ropas de luto y se preparó para pasar otro día con los árboles. Arwen vio sus ojos hinchados e irritación en su mirada y su pesadilla regresó súbitamente. Aragorn se veía tan vivo... hablándolé, acercá,dose a ella... respirando. Lo forzó fuera de su mente y de nuevo puso su semblante que desafiaba a la vida.
Cuando descendió, encontró a legolas esperándola al fondo del jardín, girando ociosamente una flor de Niphredil en sus manos. Le ofreció su brazo y ella lo tomó silenciosamente. Entonces comenzaron a pasear por los bosques.
Finalmente, Arwen hizo lainevitable pregunta.
"Legolas."- susurró y quitó el velo de su cara para poder encararlo- "¿Por que fuiste a Gondor aquella noche lluviosa hace tantos años... y nos hiciste creer a todos que nos dejabas por última vez?"
Legolas observó fijamente el cielo nocturno, como si las estrellas pudieran alejarlo de la conversación.
"No trataba de engañar a nadie. De hecho, tenía toda la intención de zarpar."
"¿Por que no lo hiciste?"
Exhaló profundamente y enfocó sus pentetrates ojos ozules en sus ojos violetas.- "¿Realmente lo tienes que preguntar?"- Una pequeña sonrisa se formó en la esquina de sus labios.- "Como siempre, por tu causa. Mis asuntos en Gondor aquella noche con Aragorn... no tenia planeado encontrate después de todo... pero, Úndomiel, parece que nunca podré escapar de tí."
"Mi mente estana fija en marcharme,"- continuó - "Tú y yo sabemos que no tengo ninguna verdadera razón para quedarme en la Tierra Media. Y la última carta que me mandaste me lo recordó. Somos totalmente independientes el uno del otro y perfectamente capaces de vivir el uno sin el otro... tu nunca me necesitaste para sobrevivir."
"Así que me aventuré a Minas Tirith a hacer las paces con Aragorn. Le dije que te amaba y que tú no me tendrías. No sé si eso cambió algo, excepto confirmar lo que Aragorn ya sospechaba. Al final, de alguna manera, podríamos caminar jutnos sin mentiras ni verdades a medias. Los ojos de Arwen se llenaron de lágrimas, Aragorn nunca le había dicho lo que pasó en esa reunión.
"Estaba listo para navegar... entonces, tú llegaste. Había algo en tu mirada. Algo que noté justo cuando te iluminó la luz. Me recordó que estaba vivo, y me recordó que eres algo por lo que es digo luchar."
"¿Y por qué te distanciaste de mì¿De Aragorn?"
"Por que... no había lugar para mí. Y Aragorn tenía que creer que me había ido. De esa manera, el podría tener paz en su mente hasta que se marchara."
Silencio.
"Una vez dije que mi lugar en éste mundo estaba en donde quiera que estuvieras. Y lo sostengo. Seguiré siendo tuyo hasta cuando me quieras tener."
Arwen una vez más estaba tan agradecida de tenerlo en su vida.
"Aunque fue una broma cruel"- ella dijo - "Cuando me dijiste que te ibas, mis peores miedos fueron confirmados. Pero por mucho que mi corazón lo deseaba, no podía detenerte. ¿Como podía negarte el Reino Bendecido? Sabía que era inevitable, pero no estaba preparada para escuchar esas palabras saliendo de tu boca. Y cuando te fuiste..."- ahogó sus palabras.
"Hice mi mayor esfuerzo para continuar con mi vida,"- Arwen continuó después de un momento- "Seguí mi rutina diaria como siempre lo había hecho, pero en mi corazón sentía como si hubiese muerto. Permanecía despierta en las noches pensando en tí... siempre en ti..."
"Has estado herido y se que por mi causa. Siempre herido…"- acarició su mejilla y él se abandonó a su tacto.
"Te necesito"- le susurró mirandola profundamente a los ojos - "Pero eso no fué suficiente. No fue suficiente.
Te di mi corazón completamente abierto y lo destrozaste por tu amor por él."- Sus tono no era amargo, simplemente indicaba la verdad de su corazón.
"Legolas¿tenemos que seguir con éste juego? Ha ido demasiado lejos. Nunca fué por mi amor a Aragorn… fue siempre por que yo te amaba. No por que escogiera mi vida con Aragorn o contigo. No por él… sino por nosotros."
Arwen tomó sus manos y las apretó fuertemente.
"Lamento que hayas salido lastimado y haberte causado tanto dolor. Pero¿que más puedo decir o hacer¿Como pueden estar las cosas bien otra vez?"
Sus lágrimas cristalinas cayeron sobre sus manos y Legolas se encontraba llorando pero permaneció en silencio.
"Creo que hemos roto demasiado nuestros corazones en ésta vida. Mi amor, él fue un buen hombre. El padre de mis hijos... hubo un tiempo en que lo amé. Nunca me decepcionó."
Legolas asintió. Lo sabía... sabía todo eso. Entonces¿por que no podía deshacerse de su miseria?. No culpaba a Aragorn, no culpaba a Arwen... solamente no podía perdonarse. Su propio aborrecimiento no lo dejaba tener paz.
Arwen pudo ver que no lo alcanzaba. Su corazón ya estaba tan débil y no podía entender ni ver su sufrimiento.
Entonces se aferró a él, cubriendo con su cuerpo el suyo.
"Legolas, querido, nunca decepcionaste a nadie. Nunca. Solo que no podía tenerte como Mi Señor y mi amado. Tú lo sabes. ¿Por que no puedes aceptar que mi decisión nunca se basó en el hecho de que no eras digno¿Continúas dudando de mi amor por tí?"
No podía verla a los ojos. En verdad, no podía contestar esas preguntas. Arwen le limpió las lágimas y besó su frente, forzándolo a verla.
"Por favor mi amor. Deja que tu corazón tenga paz."- le rogó - "Por que no podría soportar perder otro." Luego tomó sus manos y las colocó sobre su corazón.-"Esto es real... Te amo, Legolas Hojaverde." Después la abrazó, necesitaba sentirla y saber en su corazón que era real. Ella sintió su cuerpo temblar y él intentó calmar su llanto. Arwen se preguntó como habían podido llegar a estar tan destrozados.
No se trataba de olvidar a Aragorn, sino de aprender a vivir en un mundo sin él. Y la vida que construyeron para ellos mismos era hermosa. Los días no parecían tan largos, ni el cielo tan oscuro o el mundo tan difícil. Arwen parecía volver a tomar color y respirar ya no le costaba trabajo. Legolas encontró una vez más suavidad y gentileza a su alrededor y no se prohibió el lujo de descansar. Las pesadillas de ella cesaron y dormían en los brazos del otro.
Raramente hablaban, no por que no hubieran cosas que decir... sino por que las palabras parecían ser un obstáculo en su comunicación. Las palabras no tenían significado y no había espacio para ellas donde estaban viviendo ahora.
Pasaron la caída del otoño y el invierno juntos en Lórien. Algunos días eran mejores que otros, pero siempre se tenían el uno al otro para buscar refugio de recuerdos amargos.
Lentamente, la culpailidad de estar vivos...y juntos se desplomó.
Luego, cuando hacían sus caminatas, Legolas cantaba canciones olvidadas hace tiempo. Al principio eran dolorosas y desesperanzadas. Sin embargo, eventulmente, cantó cosas más ligeras, de alegría y naturaleza, de estrellas y amor. En raras ocasiones Arwen lo acompañaba, su voz cantaba poderosamente y toda la naturaleza se detenía por su tranquila melodía. A veces lo sorpendía y bailaba mientras él cantaba, y sus pies derramaban una niebla color plata.
Ahora, más que nunca, Lothlórien parecía un lugar donde todavía existían las cosas del pasado. Cuando Legolas y Arwen paseaban entre los bosques, los rayos del sol se reflejaban en sus cabellos y ojos, como la luz de la luna sobre las colinas antes de amanecer, no parecía que la época de los elfos se hubiese terminado.
La alegría regresó a sus vidas. Las risas tambien. Y el amor estaba siempre presente. Arwen y Legolas estaban felices y contentos.
Pero todas las cosas buenas tienen que terminar.
A comienzos de año nuevo, Legolas comenzó a darse cuenta que durante sus caminatas, Awen se cansaba y no viajaba tan lejos, hasta que ya ni siquiera pudo aventurarse afuera. La preocupación de Legolas crecía y tuvo miedo. No quería que muriera también, no cuando apenas habían encontrado un lugar donde podían estar juntos. No tan pronto después de perder a Aragorn. No cuando ella era su única razón para levantarse por las mañanas... para respirar... para vivir. No cuando no sabía vivir sin ella.
Legolas no podía recordar su vida antes de conocer a Arwen. Se le acercó mientras ella descansaba a la luza del día.
"Mi amor"- le susurró y abrió los ojos.- "¿Hay algo que pueda hacer por tí?"
Verlo la hizo sonreír, pero luego una sombra cruzó su cara. Tenia mucho que discutir con él. Se levantó y le tomó las manos.
"Mi querido Legolas, estoy más allá de tu ayuda" - Se detuvo un momento - "Se que mi aperiencia es joven y vigoroza, pero estoy cansada querido...muy cansada..."
No eran las palabras que deseaba oír.¿Por que sentía que cuando lograban tener momentos de dicha juntos, eran separados por el mundo cruel e implacable?
"Arwen por favor... ya no estés así."- le pidió y le besó las manos.
"Con tristeza debemos estar pero no con desesperación."-repitió las palabras de su marido esperando darle a Legolas consuelo. "No estamos limitados al ciclo de la vida y más allá somos más que solo un recuerdo."
La besó ligeramente y ella lo mantuvo cerca de su corazón, mienras el final de su historia yacía a sus pies.
La condición de Arwen epeoró al paso de los días. Dormía largamete durante el día y de noche lo hacía con Legolas a su lado. No tenía fuerza para comer y él notaba que la vida que aún quedaba en ella se iba disipando lentamente. Siempre que estaba cerca de ella, Legolas intentaba estar tranquilo... solo por ella. Las preciosas horas que compartían cuando estaba despierta lo llenaban de esperanza. Pero cuando la veía dormir, parecía pacífica pero sin vida... el dolor en su corazón creció hasta que la magnitud de su pena fue demasiada y entonces lloró por ella.
Al volver de su paseo diario encontró que Arwen no estaba en su cama. El pánico atravesó su cuerpo y pensó en dónde podría estar... si todavía estaba viva. Se maldijo por su ignorancia. Saliendo inmediatamente para encontrar su rastro, no se rendiría asi tuviera que remover toda la casa. La oscuridad se posó sobre él cuando el rastro lo guió a Cerin Amroth.
La encontró tendida entre la hierva, había flores de elanos y niphredil dispersas a su alrededor. Estaba vestida en ropas del blanco más puro y mortalmente pálida. Legolas quedó parado fjamente en la tierra. Su corazón se detuvo y sintió su estómago volcarse al verla. Pavor y muerte atravesaron lentamente sus venas y temió acercarse. No sabiendo que encontraria.
No podía rendisre y la esperanza lo hizo reaccionar- "¡Arwen!" - le gritó y finalmente se acercó a ella.
Lo que vió atravesó su cuerpo gustoso al ver que sus ojos se abrían para enconrarse con su mirada. La tomó entre sus brazos y se dio cuanta de que le costaba respirar y estaba llorando. Su piel se sintió fría cuando levantó una mano para tocar su mejilla.
"Mi amor, intenté evitarte está visión... pero, me encontraste y me alegro."- su voz era débil- "Legolas...tengo miedo."- le confesó.
Tomó su mano como si le diera fuerza y sus lágrimas caían sobre ellas. Legolas intentaba controlar su voz mientras le hablaba.- "No temas, Úndomiel. Hay un lugar entre el sueño y la realidad donde viviremos por siempre. La muerte no se sernirá sobre nosotros..."- Lloró en su pelo.
"Canta para mí..."- le dijo en un susurro apenas audible. Él asintió y le limipió las lágrimas.
"Ella camina en belleza, como la noche..."- Hizo su mayor esfuerzo para recordar las palabras que ya no le importaban. Cerró sus ojos mientras él cantaba, confortada por su voz, y si no fuese por la presión de sus manos, la habría creído muerta.
Cuando terminó, abrió los ojos una vez más y luchó de nuevo por aire.- "Querido mío, no lamento nada."- Sus dedos fueron al anillo que el tenía en su túnica.
"Oh Arwen, por favor no hagas ésto... ¡Quedate conmigo!" - Legolas le pidió como si ella pudiese detener lo que estaba pasando.
"Siempre fuiste la mejor parte de mí." - le sonrió y dejó brevemente de respirar.- "Te amo Legolas Hojaverde"
Alcanzó sus labios con los porpios y las lágrimas de ambos se mezclaron. Legolas no pudo describir que sintió cuando la besó, por que no había palabras para un momento tan breve, no había nada. Abrió los ojos y vió su cara, ahora serena y pacífica. No más lágrimas cayendo ni aire saliendo de su boca. Su cuerpo estaba sin vida en sus brazos, su mano muerta en las suyas.
Legolas dio un grito de agonía... como jamás se oyó... un llanto tan doloroso que toda la naturaleza se mantuvo quieta y en silencio... sintiendo su dolor. Y todo el mundo estaba de luto por la estrella caída por que era lo que más había amado.
Los sollozos incontrolables atormentaban su cuerpo y permaneció con ella mientras la acercaba así y veía como el amor de su vida yacía sin vida.
"Cuando el último mallorn cayó y la primavera ya no vino, ella misma se fué a descansar sobre Cerin Armoth; y ahí, en su verde sepulcro, hasta que cambie el mundo y todos los días de su vida sean olvidados por los hombres que vengan, y el elanor y niphredil ya no florezcan al este del mar..."
