V.
Ni qué decir tiene que no pude dormir sabiendo que ella estaba a escasos metros. Temía que pudiera despertarse en el medio de la noche perdida, desconcertada. Temía que me temiera. Nunca me han importado los demás, bastante tengo con mi particular modo de vida, como para implicarme en sentimentalismos.
Bien entrada la mañana Aline apareció en el borde de la puerta de la cocina,
Es lo único que he encontrado- le dije señalando los huevos escalfados con bacon, el chocolate y el zumo de naranja. Recordé cuando era joven, y me gustaba llevárselo a la cama a alguna de las desafortunadas que se cruzaban en mi camino. Desafortunadas porque mientras ellas me entregaron amor, yo no les retribuí sino desprecio e indiferencia.
Gracias- Murmuró. Las maletas abiertas de par en par llamaron su atención.- te marchas de la ciudad?-
Si, probablemente. Viajo mucho debido a mi trabajo.-bajé la cabeza para evitar su mirada.
Oh, no te he dado las gracias por tu hospitalidad. Aún me siento un poco aturdida por todo lo que está pasando…-casi susurraba-…mis padres son… eran mi única familia, y me aterra regresar a casa, además… bueno, no importa, son cosas mías- dijo tímidamente llevándose un trozo de chocolate a la boca. Yo me mordí la lengua.
Habla… puedes hablar libremente, soy bueno escuchando, digamos que una parte de mi trabajo consiste en escuchar a personas que han perdido cosas…- aunque suponía de qué me iba a hablar.
Y en efecto, no me equivoqué. Me habló de que ella siempre había estado sola, de que tenía sentimientos extraños, de que era capaz de sufrir más por el dolor de los demás que por el suyo propio, pero que lo hacía sin querer. Y que parecía que a su lado todos sufrían menos, pero ella lo hacía por todos. En la noche se le llenaba la cabeza de gritos de auxilio, de arrepentimientos ajenos y remordimientos que ella nunca había provocado. Supe que su naturaleza angelical era la de devorar pecados.
Hay personas que calman, alivian, tan solamente con su presencia, con una mirada, una caricia. Solemos abusar de ellas, de su calor, y ni siquiera imaginamos el precio que ellas pagan.
Aline purificaba el alma de quienes tenía cerca, escuchaba sus fallos, comprendía sus errores y les ofrecía una versión mejorada de lo vivido.
Y por eso estaba en el punto de mira de una panda de demonios cualquiera. Al tener esa capacidad, hacía mejores a las personas, robando sus almas para el cielo. Pero verdaderamente ella sabría todo eso? No lo parecía. Me lo contaba como un dato más de su personalidad, un rasgo sin importancia.
A veces hay cosas en este mundo que no sabemos explicar, por qué pasa lo que pasa? Porque todos tenemos un plan. Un destino. Trazado desde que nacemos hasta que morimos.- comenté
No estoy de acuerdo, somos libres- añadió ella con vehemencia.
Libres.
Libres de morir y libres de matar…
La libertad es otra ilusión más. Un obstáculo en nuestro camino. Parte del juego, si te sientes libre crees que lo que haces es elección tuya… bah… lo mismo de siempre.
Parto mañana para Europa. Si no tienes nada más que hacer, y consideras que no tienes a dónde dirigirte, ven conmigo. Quizás puedas ayudarme.- me miró con recelo- No busco, espero o necesito nada de ti, tan sólo te ofrezco mi mano porque conozco demasiado bien mi soledad, y me apetece compartirla un tiempo.-
A veces suceden imprevistos.
Yo no contaba con conocerla, con meterla en mi casa, en mi cama… o en mi vida, pero sospechaba que en todo aquello había algo más. El dragón… ángeles… diablos… y tal vez yo en el centro, quizás esta vez lograría encontrar mi salvación… redimirme de una vez y dejar de arrastrar esta inmunda mierda pegada a mis talones.
Y me sumergí en sus ojos color miel, color tigre, y comprendí que hacía mucho que mi cuerpo ardía por fuera, pero no por dentro.
