Dark Kotetsu Angel: Mil gracias a JKRanIV, SaYo-Yukishiro, Meridiana, Ghia-Hikari, Tara y Kagome-chan122 por sus reviews!!! Estoy muy agradecida n.n. Y como ando medio bloqueada aprovecho para de una vez poner las ideas antes de que se me vuelva crónico n,,nU. Anyway, agradezco de nuevo... y el disclaimer ...

Disclaimer: Infortunadamente, Inuyasha no me pertenece, es de Rumiko Sensei. Si no Sesshomaru sería MIOOOOOOOOO... pero no...;.;... es de Rumiko Sensei y ella me los presta! (Es mi amiga en el MSN... jajajaja estoy loca... XD)

ENJOY!

-----------------------------

Yo necesito

Capítulo 2: De mis ojos, a tus ojos

"Por favor... por favor, no me dejes. No lo toleraría. ¡No quiero que me dejes!

Me siento culpable de que ahora estés dormida. Pero te ves tan preciosa que a veces suelo olvidarme de eso y solo figura tu faz en mis ideas. Pero entonces, recuerdo. Todo viene... ha venido tantas veces...

Yo, con la razón perdida, y tú, partiendo a salvarme. No lo recuerdo... me lo contaron. ¡Me enferma eso! ¡Y me repugna pensar que Naraku sigue vivo! Ni Miroku, Sango, Kirara o Shippo vieron su cuerpo... todo lo que hicimos, sufrimos... lo que te ha sucedido y él está con vida.

Desearía ser yo quien estuviera herido y no tú. Tu alma es tan fuerte... hermosa, reluciente, no tiene comparación. Pero tu cuerpo es débil. ¿Lo ves? A veces te quejas de que no te dejo ir por algunos senderos... pero lo hago por tu bien...

Desearía... que estuvieras molesta conmigo en vez de esta situación. Si hoy no despiertas, haremos hasta lo imposible para llegar a la aldea de Kaede-baba para que vayas a tu época y te atiendan como debe ser... cuando voy, veo cosas muy raras... pero si tú confías tanto en las cosas de tu tiempo... yo también. Sólo te pido que despiertes... que me grites – Osuwari – cuantas veces desees.

Suelo quedar algo desconcertado contigo... eres demasiado buena y gentil... el dolor debe ser terrible, siendo tú una humana. No ha sido justo. Pero a pesar de todo lo que has sufrido, sigues a mi lado...

Sólo tengo por decirte...

Gracias..."

-----------------

Inuyasha tomó con delicadeza la mano izquierda de la joven miko. Estaba muy afectado. Y había permanecido al lado de ella casi todo el tiempo.

Era ya dos días. Contando el presente. Y Kagome no abría sus ojos. El ambiente de angustia y tristeza reinaba en el grupo. Miroku, Sango, Kirara y Shippo se recuperaron casi por completo. Tenían dolores y heridas leves, que desaparecían y cicatrizaban. El hanyou también estaba en buenas condiciones. Pero su querida Kagome no mejoraba. Tenía una parte de la cabeza vendada y aparentemente la herida no pasó a mayores.

En ese instante, irrumpió Shippo. Con la mirada más triste que Inuyasha o cualquiera haya podido describir.

- Kagome-chan... -

Inuyasha movió ligeramente su cabeza, mirando al Kitsune – Veo que tu cola se percató de algo. Yo también - replicó

- Qué tal si viene por Kagome? – se horrorizó el pequeño.

- Venga o no por ella voy a destruir al ser que tenga esa presencia -

Inuyasha soltó la mano de Higurashi y salió junto con el pequeño Shippo. Les aguardaban Sango y Miroku, la primera con sus ropas de tajiya y el monje a la vanguardia con su báculo.

Todos sabían que algo se acercaba. Pero no era algo gigantesco... porque el suelo no cimbraba. A Inuyasha se le hizo extraño el olor que su nariz alcanzaba a percibir. Al Kitsune y a Kirara igualmente les pareció... inusual.

Se movía a gran velocidad. Y pronto llegó a donde ellos estaban.

- Kuso... – maldijo mientras desenvainaba a Tessaiga

Al fin, unos arbustos mostraron la verdadera figura de un youkai. El grupo no estaba en su mejor ánimo. Pero igual iban a pelear si era necesario, y aún más, si Kagome corría alguna clase de peligro.

Notaron que no era un youkai. Era UNA youkai. Una preciosa mujer youkai. De apariencia elegante. Vistiendo un kimono de tonalidades rojizas y rosadas, adornados con diminutos cascabeles y un obi purpúreo que terminaba en dos largos tirantes a la derecha y a la izquierda de las piernas de ella. Portaba una espada muy delgada, a juzgar por la funda atada al obi por una cinta de color dorado, igual que su mirada. Tenía una extraña marca de color blanco sobre su frente, y una línea del mismo tono desde el mentón hasta el inicio del cuello.

Esos magníficos detalles, llamaron la atención, pero lo hizo mucho más su cabello de plata, peinado de una forma muy bizarra: un par de pequeñas trenzas, algunos mechones cortos sueltos, y el resto, convertido a dos delgadas y largas coletas altas, una a cada lado.

Dejaron de mirarla para disponerse a pelear.

- ¿Quién rayos son ustedes...? – inquiere, con indiferencia. Pero hace una pausa para ver sus posiciones y la enorme espada del hanyou - ... aaaaahhhh... no. Aguarden - sonríe

Ese gesto sorprendió a todos.¡Qué youkai tan sospechosa!

- Aquí hay un malentendido... si buscan a un ENORME monstruo lo dejé por allá... y ejem... lo dejé en pedacitos nnU espero que no les importe ¿verdad? -

Se escuchó un "uh?" general.

- No vienes... a...¿atacarnos? – manifiesta un dubitativo Kitsune, dando unos pequeños pasos hacia ella

- ... ¿? ... y por qué? Qué acaso los he masacrado... mhmh... no... nunca los había visto... pero si quieren puedo despedazarlos n.n no hay inconveniente -

- ¡¡No!! -

De repente, la vista de la youkai se centró en la pequeña cabaña...

- Y qué me dicen de la dama de allá? -

Shock.

Inuyasha tenía sus ojos abiertos desmesuradamente. Ahí estaba Kagome. Con la vista baja. A paso indefenso, lento... torpe.

El grupo entero miraba. El inu youkai no pudo evitar acercarse a su querida chiquilla.

- ¡Kagome! Qué diablos haces!?? No te levantes! – le reclamó medio enojado, sujetándola de la cintura por si llegaba a desmayarse.

Recibió una mirada despectiva de Kagome. Tan sombría que le hizo dar escalofríos. Que le heló la sangre. - ¿qué clase de broma es esta? – le reprochó furiosa, con una mueca de dolor y enfado

Inuyasha levantó las cejas - ¿Kagome...? -

- ¿cómo sabes mi nombre?... -

Ahora sí, nadie entendía nada. La dama de cabellera plateada no dejaba de mirar a Kagome. Con mucho detalle. Para más tarde fijarse en la venda que tenía en la cabeza. – Ah, entiendo... esos golpes siempre tienen repercusiones... no muy favorables la mayoría de veces - Miroku volteó a verla. Tal parece que ella sólo pasaba por el lugar... pero vamos... entre millones de demonios unos cinco o diez eran más o menos así. ¿Cómo quería que reaccionaran?

Mientras tanto, Inuyasha comenzaba a ponerse nervioso – Kagome... ¿qué tonterías estás diciendo? Mejor vete a dormir, te llevaremos a tu casa para que... – Pero fue interrumpido

- ¡Quién...! – pausa y jadeo - ¡Quién te crees para tratarme así! ¡Jamás te había visto y vienes a tratarme como si me conocieras de toda la vida! – bajó la voz... se estaba cansando. Y estaba hiriendo al pobre Inuyasha con sus palabras, y éste no conceptuaba lo que le estaban diciendo o no quería creer...

- Kagome... -

- ¡Ya basta! Esto es una broma verdad!? ¿Dónde estoy? ¡No recuerdo nada! – mira hacia el entorno... ve muchos árboles – ¿El amazonas...? -

El houshi la contempló, confundido como el resto - Kagome-sama -

- Kagome-chan – dijeron Shippo y Sango

- Ah, ya sé! Estoy soñando... eso es... si... los hombres y mujeres con cabello plateado NO existen... ni ese gatote... ni ese chico con colita y patitas de zorro... ni este horrible dolor de cabeza... ¡¡suéltame!!! – le gritó al youkai. El obedeció. De él ni una palabra salía. Únicamente miraba a Kagome.

- Cara de perro – dijo la youkai del kimono rojizo – Esta niña tiene amnesia. -

- ... ¿Qué demon...? ... – Inuyasha interrumpió su parlamento para sujetar a Kagome, inconsciente de nuevo.

Para cuando buscaron de nuevo a la dama. Ya no estaba. Ni rastro. Ni olor. Nada. Tenían pues, un problema serio: Kagome había perdido la memoria. A juzgar por la "conversación" que había tenido con Inuyasha, no había olvidado absolutamente todo. Sabía su nombre... sabía quien era. Lo que ignoraba era...

- Nosotros – le dijo el hentai houshi a Inu – No recuerda nada de esta época. Ni siquiera a ti te reconoció... por lo que es probable que a Sango, Kirara, Shippo ni a mi nos reconozca... -

- Pero... – interrumpe Sango - ¿Es temporal... cierto? Kagome-chan se va a mejorar... es cuestión de días y que su cabeza ordene de nuevo las ideas. -

- A veces es temporal -

- ¡CÁLLATE MIROKU!!! – gritó el hanyou. Esos "ánimos" del houshi estaban fuera de lugar según su opinión.

- ... Inuyasha.... -

Sango no dijo nada más.

Pronto, se hizo de noche. Sería terrible que fuera luna nueva. Afortunadamente, era luna llena. Con lo ocurrido con la youkai y la joven Higurashi, no se habían movido de la pequeña cabaña que habían hallado hacía un par de días. El sueño los invadió con relativa facilidad, sabiendo bien que la guardia no deberían perderla... no obstante, el cansancio los mataba. Necesitaban dormir bien, aunque fuera un poco.

------------------

¡Plaf!

El crudo sonido de una bofetada. La mejilla de Inuyasha contaba ahora con leve sonrojo producto de la delicada pero firme mano de la miko. Era de día. Y el motivo del golpecito era que el hanyou había abrazado a Kagome mientras dormía. Lo malo del asunto, era que la había ceñido un poquito más abajo de la cintura... había surgido un malentendido.

- No vuelvas a hacer eso, Inuyasha... ¬¬ -

En lugar de recibir reclamos de aquel, el regalo para Kagome fue una sonrisa. Sincera. Desde lo profundo del alma del hanyou. – Kagome... me reconociste... -

- O.o ¿...Inuyasha...? Comiste mucho chocolate cierto...? O tal vez demasiadas papas fritas... -

- Es que...! ¡Habías perdido la memoria! -

- ¿cómo? – se extrañó – ¡Sólo dices tonterías! Se acercó y lo abrazó. Inuyasha sintió que la sangre se le subía al rostro. Estaba tan colorado como un jitomate. Pero muy contento...

- Mi Kagome... me preocupé tanto... -

Miroku ojeó a Inuyasha, meneando la cabeza – Otra vez soñando... – y miró a la joven colegiala – Y Kagome-sama no despierta todavía... que tal si no nos recuerda y su situación se agrava... si se olvida de nosotros, del viaje, de Inuyasha... -

En efecto, el buen Inuyasha estaba soñando. Su verdadero deseo manifestado mientras dormía. Lo malo (para él) es que faltaba poco para el amanecer y tendría que dejar esa magnífica fantasía. Pero los sueños, sueños son y debía volver a la realidad de una Kagome herida.

Entonces, Kagome despertó. Levantando sus párpados abruptamente. Moviéndolos aterrada.

- ... otra vez... otra vez estoy aquí... – casi sollozó, temblando asustada y sintiéndose indefensa. No sabía dónde se encontraba, cómo había llegado, porqué le dolía tanto la cabeza, el porqué esas personas sabían como se llamaba...

Sentía que la cabeza iba a estallarle. Se sentó. Y se encontró con la penetrante mirada del houshi. Al menos, él no tenía melena de plata ni orejas de perro. Aunque si un atuendo muy... antiguo... o muy tradicional...

- Por favor... explícame... – pide Kagome – No entiendo nada... ¿acaso he sido secuestrada?... porque no es un sueño... o de verdad es que estoy en estado de coma ... -

- Kagome-sama – empezó el houshi con relativa calma – No ha sido raptada, si es ello lo que le preocupaba. Escúcheme, y aunque le vaya a sonar algo extraño, usted ahora se encuentra en el antiguo Japón, en la época de las guerras civiles -

Si la miko hubiese tenido mas energía, habría lanzado un potente alarido, pero sólo consiguió dar un leve gritito. – ¿Pero... cómo?... la cabaña... sus ropas... los bosques... -

Miroku prosiguió, siendo paciente y haciendo todo lo posible por no presionarla – Usted llegó aquí por medio de un pozo que está en el templo de su vivienda... o al menos, así nos lo ha contado -

- ¿Yo? ... – reflexionó, percatándose de que, en efecto, vivía en un templo y que en una habitación había un pozo cerrado. Pero no le gustaba mucho acercarse a ese pozo... hasta casi lo había olvidado – El pozo... ¿es mágico? ¿Viajé por el tiempo? ¿Desde cuando estoy aquí?... esto es una locura... de seguro me narcotizaron -

- Si, el pozo es mágico, viajaste por el tiempo... y cuando quieres te vas a tu casa como niña caprichosa -

Ambos voltearon. Era Inuyasha. Medio recostado contra una pared. Con el cejo fruncido y sin dejar de mirar a Kagome.

- El muchacho cara de perro... ...¿ p...p por qué me está viendo así?... me pone nerviosa... – recordó que la calificó de caprichosa – ¡oye! No soy caprichosa! Tu... tu... eh... -

- Inuyasha – medio pronuncia, aun dolido de que no lo pudiera recordar y al mismo tiempo furioso. – ¡¡¡KUSOOOO!!! ¿¿¿Por qué rayos no olvidó otra cosita...????? -

- ¿Qué diablos le pasa? – Kagome tenía la cara incendiada – ¡No deja de mirarme! -

- Lo mejor será que hablen ustedes – intervino Miroku – Inuyasha le explicará mejor -

- ¡eh! ¡No! ¡Espere!! – suplicó la chiquilla, pero el houshi de mente "pura" dejó la cabaña. Seguramente iba a buscar a Sango... iba a buscar una cachetada -

Y ambos se quedaron ahí. Kagome muy nerviosa ante la insistente mirada del hanyou. Y él, observándola a ver si la cabeza se le arreglaba. La colegiala decidió enfrentar esa mirada y hablar de una vez, sin embargo, al hacerlo, quedó sumergida en los ojos ambarinos de Inuyasha...

-----------------

- Continuará -

---------------------