Esta es la segunda parte
Invierno
Por: Gala
De caballos y descubrimientos
¿Alguna vez te ha pasado que despiertas con ese sentimiento de melancolía impreso en cada parte de tu cuerpo y de tus pensamientos? ¿Que todo lo que pasa te hace pensar con tu lado sentimental? A mi si, y en realidad odio eso.
Después del encuentro con Malfoy estuve probablemente de peor humor, aunque la razón exacta no se cual es. Pasé toda la tarde intentando que Hedwig comiera algo que no fuera a perjudicar al cuerpo de Zu y de paso enseñarla a comer sin tirar la mitad de lo que lleva a su boca, cabe aclarar que mis intentos resultaron en vano.
Cuando por fin Hedwig dejó de intentar atacarme con una cuchara, tomé a Zu y la llevé a dar un paseo por el castillo; en la Sala Común nos encontramos con Kirian sentado en un sillón y muy triste, hacía rato le había dicho que mi lechuza me había entregado una carta de Zu diciendo que había ido de emergencia a su casa y que prometía volver lo más pronto posible, pero también le dije, cuando me pedía esa carta para leerla él mismo, que la había arrojado a la chimenea. Tuve que huir.
Había comenzado a nevar de nuevo y los terrenos del colegio se veían completamente blancos y el frío era peor que el que jamás hubiera sentido dentro del castillo. Me senté en las escaleras de la puerta principal del castillo y Zu andaba con sus pasitos graciosos de lechuza a mi alrededor jugando con la nieve y revolcándose en ella. Durante el rato que estuve ahí pasaron varias personas como Dumbledore que se quedó a platicar un rato y antes de irse se quejó de sus reumas que se ponían peor con el frío y Snape quién solo lo vio con odio como siempre.
Para la hora de la comida mis manos ya estaban completamente heladas y estaba harto de tener que estar desenterrando a Zu, así que de buen gusto me dirigí al Gran Comedor, obviamente, a comer. Tuve que estar compartiendo mi plato con la que todos pensaban era mi lechuza y al terminar tomé una gran taza –y gran es la palabra clave- de chocolate caliente. Pero en ningún momento mi humor mejoró.
Cuando salía del Gran Comedor con otra taza de chocolate en mis manos, pensamientos melancólicos rondando en mi mente y una lechuza en mi hombro peinándome, di sin querer con el tablón de anuncios generales, donde, en hojas muy coloridas, estaba anunciada una nueva Sala Común pero para alumnos de todas las casas donde podríamos "convivir" sin ser congelados.
Ya que en mi agenda solo estaba el cuidar de Hedwig y de Zu mientras Malfoy encontraba una solución al problema en el que se… nos… se… ¿nos? había metido.
Caminé siguiendo el croquis de Dumbledore, hasta llegar a una gran puerta doble con una manija en forma de águila. Abrí la puerta con el máximo cuidado para no interrumpir a los presentes, pero al parecer la puerta tenía vida propia pues apenas la empujé, se abrió de par en par con un rechinido terrible asustando a todos los presentes.
Eché una ojeada a la sala. Era un lugar ciertamente elegante, aunque al parecer tenía toques de las cuatro casas para hacer sentir a todos los alumnos bienvenidos. Era una gran sala con dos chimeneas en los extremos; del techo colgaban unos candiles iguales a los que había visto en la Sala Común de Slytherin hacía tres años; había varias mesas de diferentes tamaños rodeadas de pequeños y mullidos sillones individuales y al centro había una gran mesa con pasteles de caldero, meigas fritas, bertie bots, dulces de limón, bombones de menta, empanadas de calabaza, jugo de calabaza, dulce de calabaza y cualquier derivado de calabaza posible.
Entré y me senté junto a Justin Flinch-Fletchley que leía un libro de historia sobre Merlín, al parecer el profesor Binns lo había sacado de la clase antes de las vacaciones por haberse quedado dormido y haberlo interrumpido con sus ronquidos y solo lo aceptaría de nuevo cuando llevara un ensayo de un metro de pergamino sobre la vida de Merlín.
Parecía que iba a pasar la tarde platicando sobre Merlín para ayudar al Hufflepuff qué hablaría sobre el contraste de la vida ficticia muggle del famoso mago y la real. De pronto se abrió la puerta y entraron dos figuras, una era Malfoy y el otro era su compañero de Slytherin y por alguna muy extraña razón hubo una sensación de vacío en mi estómago, mas no hice nada para acercarme a él para ver como iba con la investigación ni nada por el estilo.
Justin seguía hablando sobre un caballo que hablaba y un pequeño duende de ojos saltones (NA Sacado de la película "Merlín"… el caballo era la onda) Y aunque la mitad de mi atención estaba en él, la otra mitad estaba en Malfoy, me pregunté si después de estas vacaciones seguiríamos siendo los mismos uno con el otro, después de haber convivido tantas cosas y después de haber conocido su lado amable y humano y posiblemente por el cual lo querían tanto en su casa –llegué a la conclusión de que no podía ser solo por ser solo por su dinero- y por primera vez en el día olvidé por completo a Ron haciendo una fogata o a Hermione tirada boca abajo en el sol.
Y por primera vez supe que no estaba solo.
Esto es todo por hoy, me despido.
Un beso
Galaasa... lado amable y humano y posiblemente por el cual lo quer
