ACLARACIÓN: Gravitation es una obra de Maki Murakami-sensei (TT.TT), yo sólo utilizo a los personajes para hacerlos partícipes de mis extrañas fantasías, no me pagan por escribir este fic así que estoy libre de cualquier demanda.
Y heme aquí otra vez después de un descanso ya volviendo al trabajo en la continuación del fic "El Camino Perdido". Si eres nueva te aconsejo que leas primero el fic ya nombrado porque esta es su secuela y ambas guardan cierta relación que debe ser leída necesariamente.
Gracias por todos los reviews, e-mails, etc. por "El Camino Perdido", les agradezco tanto apoyo y espero me sigan en esta continuación.
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.::: "EN TUS MANOS":::. PRÓLOGODespertó tan apaciblemente como cada mañana desde que estaba al lado de la persona a quien más quería en este mundo, sus brazos eran el mejor abrigo que pudiera tener pues le hacían sentir seguro y protegido, nada podía salir mal estando él a su lado.
Observó sus finos rasgos, como su piel de porcelana brillaba tenuemente con los primero rayos de sol que se colaban por la ventana. Levantó una mano para quitar los mechones dorados que cubrían parcialmente su frente y se le quedó viendo.
Sonrió para sí mismo al sentir como el rubio se movía dentro de las sábanas a causa de las suaves caricias que le estaba brindando cariñosamente en su costado, sabía que eso le despertaría tarde o temprano así que esperó ansioso para poder ver esas hermosas gemas doradas que eran sus ojos abrirse a un nuevo día.
Sin embargo, algo salió mal en sus planes ya que el escritor aún sumido en sus sueños en acto reflejo sólo atinó a apretar fuertemente el cuerpo del pequeño contra el suyo, lastimándolo en el acto sin intención alguna.
Un quejido de sentido dolor escapó de la boca de Shuichi mientras hundía la cabeza en el pecho de Yuki en un intento por acallar los inevitables gemidos de dolor que le produjeron las fuertes punzadas que sentía en la cintura, precisamente en la herida que tenía y que claramente no estaba completamente curada.
No quería que Yuki despertara y se preocupara, al final de cuentas había sido su culpa y lo aguantaría. Mordió su labio inferior para no gritar pero el dolor se hacía cada vez más intenso obligándolo a asirse inconscientemente y con más fuerza del rubio.
Los ojos dorados se abrieron de golpe al sentir el abrazo asfixiante, entonces miró al pelirrosa alertándose al notar que este cerraba los ojos con fuerza y respiraba con cierta dificultad.
-¡Shuichi!- soltó al chico que ya no pudo contenerse más y gimió debido al dolor.
-Yu..... Yu... ki, me... me duele... no puedo... aguan... tarlo...- lloriqueó apretando con fuerza las sábanas, al escritor se le paró el corazón al verlo en ése estado y salió casi disparado en busca de los medicamentos del cantante. ¿Dónde rayos había dejado los calmantes para estas situaciones?, no estaban en el botiquín, entonces ¿en dónde?. Revolvió toda la habitación, pero ni rastros de esas malditas pastillas.
Estaba seguro de haberlas guardado en algún lado. Se lo había dicho a Shuichi, que algo así podía pasar pero el pelirrosa era tan terco que le dijo que no las necesitaba porque estar a su lado era toda la calma que precisaba, incluso estuvo a punto de tirarlas a la basura, por suerte las había ocultado, pero era hace tanto tiempo, que no recordaba. Se desesperó más con cada segundo, ya había llamado a un médico pero hasta que él llegara Shuichi podía ponerse peor y.....
-¡Diablos!- corrió a toda prisa hasta llegar al estante de libros y alzó la mano tan alto como pudo para alcanzar la diminuta cajita de cristal que se encontraba encima, la abrió y justamente allí estaban los calmantes. Sacó dos de las pastillas y se dirigió nuevamente a la habitación –Shui... – su voz se apagó al ver al cantante totalmente inconsciente.
El dolor le había vencido y su cuerpo en acto de defensa hizo que se desvaneciera. Yuki se acercó con pasos lentos hasta el borde de la cama donde tomó asiento, pasó una mano por la frente del pequeño notando como estaba completamente bañada en sudor al igual que todo su cuerpo.
-Baka...- dejó escapar en un suspiro mientras lo levantaba suavemente de la nuca y depositaba en su boca una de las diminutas pastillas. Sorbiendo él un trago de agua besó al cantante haciendo que el líquido que guardaba en la boca se transmitiera al pequeño para así ayudarle a tomar su medicamento sin riesgo de que se atragantara, algo que consiguió.
-Yuki...- murmuró entre sueños. El rubio lo vio con tal ternura que no pudo evitar que una sonrisa se formara en sus labios –Baka... nunca cambiarás-
Soltó la pequeña mano de su koi mientras se ponía de pie y despejaba de su frente los flequillos dorados percatándose que el también había sudado 'Seguramente por la preocupación' pensó, y es que Shuichi se ponía bastante mal continuamente, la mayor parte de las veces como no estaba presente, se lo escondía, pero no era difícil enterarse por otros medios que algo malo le había ocurrido.
Los doctores temían que la situación se complicara debido a la falta de sinceridad en el cantante. Cuando iban a un chequeo Shuichi siempre decía que todo andaba bien, que ya nada le dolía, y que podía retomar ya su vida con normalidad. Sin embargo, los médicos no eran tontos y al igual que él sabían que el pelirrosa escondía más de un malestar y si no lo revelaba... no podían ayudarlo.
-¿Por qué no confías en mí... Shuichi...?- murmuró mirando tristemente el rostro de su joven amante antes de salir de la habitación.
Sus ojos violetas se entreabrieron divisando la puerta que acababa de cerrarse, observándola con la misma tristeza que tenía el escritor –Porque te amo... Yuki...- respondió al vacío de la recámara y de su corazón.
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La ducha fría le había sentado bien, estaba más que relajado y dispuesto a soportar la pesada jornada que tenía por delante, y es que firmar una incontable cantidad de libros era un trabajo por demás agotador, sin contar que debía tolerar todas y cada una de las locuras que se les ocurrían a sus fanáticas.
'Hay cada gente chiflada en este mundo' pensó para si mientras secaba su pelo con una toalla.
Llegando a la cocina sacó del refrigerador una lata de cerveza completamente helada y la bebió de una sola vez como era su costumbre, una muy mala según Shuichi que le daba todo un sermón acerca de que el desayuno debía ser completamente saludable y alimenticio.
-Bah!, si como lo mismo que ese baka pronto voy a morir- pensó al recordar las cantidades industriales de cereal que el susodicho se engullía todas las mañanas -Shuichi...- dejó la lata ya vacía sobre la pequeña mesa en el centro de la cocina y con paso lento se dirigió hacia la habitación que ambos compartían. Con sumo cuidado giró de la perilla para luego ingresar, en la cama vio a Shuichi que seguía dormido por eso tuvo cuidado de no hacer el más mínimo ruido.
Fue directo el armario, sacando una fina camisa negra de seda y unos pantalones de tela color beige, iba por su gabardina para completar su atuendo cuando oyó una suave voz que hizo que se detuviera en el acto.
-¿Yu... ki?- el rubio se giró de inmediato para observar a un todavía aturdido Shuichi que lo miraba con los ojos entrecerrados debido a la somnolencia que aún sentía debido a las pastillas -¿qué... qué hora... es?-
-Para ti, hora de dormir- respondió seriamente dejando sus cosas en el sillón que tenía al lado mientras se acercaba a su koi –así que cierra de nuevo esos ojos-
Shuichi sonrió sutilmente e hizo un esfuerzo para sentarse siendo detenido por las manos de Yuki al posarse en sus hombros, empujándolo suavemente para que volviera a recostarse.
-¿Y esa ropa?.... – dijo viendo las prendas que del escritor sobre el sillón - ¿vas a alguna parte sin mi?- acotó el pelirrosa haciendo un puchero a la vez que se cruzaba de brazos fingiendo estar celoso.
-Firma de libros- contestó pesadamente al momento de tomar asiento sobre la cama a un lado del chico.
-¿Puedo acompañarte?- preguntó con una cálida pero débil sonrisa en los labios.
El escritor no se creía nada de lo que estaba oyendo, ¿Shuichi dispuesto a salir?... ¡¿en ése estado?!, no cabía duda de que tenía al amante más impredecible por no decir irrazonable del mundo, sonrió para sus adentros.
-¿Estas consciente de lo que acabas de decir?- arqueó una ceja en señal de duda.
-Sip... ya me siento mejor, Yuki... no... no te preocupes- nuevamente fue detenido en su intento por levantarse, simplemente no podía ganarle al escritor y era verdad que todavía estaba bastante débil.
-No, te quedarás y punto-
-Pero Yuki...-
-¡He dicho que no!- afirmó tajantemente consiguiendo que el cantante ladeara la cabeza y desistiera en su intento por convencer a su pareja. El rubio cayó en cuenta de lo que estaba haciendo y suavizando un poco la voz continuó –No quiero que algo malo te pase- dijo mientras tomaba una de las pequeñas manos de Shuichi, quien inmediatamente le dio la cara revelando su rostro empapado en lágrimas.
-Siempre soy yo... no puedo hacer nada bien y por eso... por eso estoy así... me siento inútil Yuki, ¿me entiendes?, me duele no poder estar como antes, me duele ser muchas veces una carga para ti, me duele...- lo que fuera a decir fue silenciado por los labios de Eiri sobre los suyos.
-Yuki...- murmuró al momento que el escritor se separaba de su boca para depositar suaves besos en sus ojos, borrando con su lengua el salado líquido.
-Ya hemos hablado de eso antes... baka, ¿sigues con esas ideas tontas en la cabeza?, jamás me cansaría de ti, estoy seguro de que con alguien normal no sería divertido-
-¡¿Qué estas intentando decir con "normal"?!- lo miró con desconfianza al no entender perfectamente a qué se refería.
-Que me gusta estar contigo más que con nadie, pequeño idiota-
-¡Yuki, te quiero mucho!- sus ojitos violeta brillaron más que nunca mientras se abrazaba con fuerza de la piel todavía húmeda del rubio.
-Si quieres acompañarme esta bien-
-Jeje... eto... recordé que no podía- dijo forzando una sonrisa mientras chocaba las puntas de sus dedos índices entre sí –hoy quedamos en un ensayo y por más que quisiera no puedo faltar- miró nervioso de reojo la expresión que tomaría el rubio, mas le sorprendió verlo sereno.
-Apresúrate, te llevaré en el coche-
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-La li hoooo!!- saludó a todo pulmón haciendo que todos los presentes se vieran obligados a detenerse en lo que estaban haciendo para voltear a verlo.
-Oh, Shuichi, ¿Tan feliz como siempre, eh?, - preguntó el pelirrojo dando suaves golpecitos con el codo en el costado de su amigo que tomaba asiento a su lado –¿Acaso Yuki-san te ha puesto así?, no... debería cambiar la pregunta, ¿qué hizo Yuki-san para ponerte así?- continuó entre burla y burla.
-Hiro, ¡soy tan feliz!, Yuki se porta genial conmigo, jamás en todo el tiempo que llevábamos como pareja había tenido consideraciones con lo que pienso o lo que siento, sin embargo, ahora me escucha- sonrió abiertamente.
-Creo que te lo has ganado, al fin y al cabo son pareja ¿no? y en una pareja uno debe velar por el otro- dijo Hiro mientras suspiraba profundamente y dejaba descansar por completo su espalda en el respaldo de la silla.
-Si... – murmuró con un dejo de tristeza mientras bajaba la cabeza, hecho que no pasó desapercibido para el guitarrista.
-¿Y a ti que te pasa ahora?- se enderezó cambiando su mirada despistada por una de preocupación.
Shuichi negó con la cabeza y antes de que Hiro preguntara algo más las notas en el sintetizador los interrumpieron súbitamente –Buenos días Shindo-san, que bueno que ya estés aquí, acabo de reunirme con K'-san y dice que él viene en un minuto y que si no nos ve ensayando alguien saldrá herido-
Tanto a Hiro como a Shuichi les resbalaron pequeñas gotas de sudor por la cabeza olvidando la conversación que llevaban a causa del comentario en extremo sincero de su manager, K' nunca cambiaría.
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Vio con cierta pesadez la larga cola que se formaba a su delante, otro día que resultaría aburrido al igual que tantos otros. Tomó el bolígrafo entre sus dedos mientras apartaba los flequillos dorados de su frente y sonreía forzadamente, ¿qué le iba a hacer?, su profesión conllevaba aquello y como las otras veces debería soportarlo.
Así pasaron las horas, libro tras libro, mujer desmayada tras mujer desmayada, la monotonía lo estaba agotando, apenas el pequeño descanso a la hora de almorzar hizo que se espabilara un poco, la verdad no tenía ganas de seguir, sin contar que estaba preocupado por el joven pelirrosa.
¿Qué estaría haciendo Shuichi?, miró su reloj de pulsera... "16:58", ¿tan tarde?, bueno, eso le favorecía, pronto todo terminaría y podría estar en casa de nuevo con su koi, pero.....
-Shu... i... chi... –
-Todo por hoy- habló un individuo de gruesa voz anunciando el retiro del escritor ante el reclamo de una multitud de fanáticas que no habían conseguido el tan ansiado autógrafo del hombre causante de sus suspiros y las más extrañas fantasías que alguien pudiera imaginar.
-¡NO!, ¡YUKI-SAMA, UNA MÁS!.... ¡POR FAVOR UNA MÁS!- gritaban al unísono como si sus mentes estuvieran conectadas de alguna manera, sin embargo, poco a poco fueron desalojadas del lugar.
Sintió una mano en su hombro la cual lo sacó de sus cavilaciones –Gracias por su colaboración, sensei- era el propietario de la gran tienda de libros que con una reverencia le agradecía sus molestias.
-¿En verdad?- preguntó mientras volteaba a ver su reloj –son las 5 de la tarde y me dijeron que esto duraría hasta las 6- exclamó más por formalidad, la verdad es que agradecía al cielo que terminara antes.
-Y será hasta las 6, sensei-
-No entiendo- dijo desconfiado.
-Uno de nuestros mejores clientes ha pedido una cita personal con usted, y debido a lo importante que es hemos destinado esa hora restante para ambos-
-No me consultaron nada de esto- habló un Yuki en extremo molesto, no le gustaba que tomaran decisiones sin su consentimiento y más cuando él era el principal involucrado.
-Lo siento mucho, Yuki-sensei- un joven de no más de 20 años ingresó en el lugar inclinando la cabeza en acto de respeto hacia el rubio –pero tenía muchas ganas de conocerlo y no medí consecuencias. Ryohei Kobashi, mucho gusto- le extendió la mano.
Yuki lo contempló por unos instantes, debía admitir que era un chico bastante atractivo, tenía el pelo de un color castaño claro que apenas le llegaba a los hombros, un cuerpo esbelto y unos profundos ojos verdes que por un momento lo embelesaron.
Tomó la mano que le era extendida en un fugaz saludo que terminó tan rápido como vino -Bueno, ¿y de qué quiere hablar conmigo?- volvió a retomar su rutina de hombre duro que no baja la guardia con nada.
-Este no es un lugar apropiado, le estaría eternamente agradecido si me honrara con su presencia acompañándome a cenar-
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Echó un vistazo al cielo desde la ventana del estudio en el que se encontraban, se veía que el clima no sería de los mejores, al parecer se avecinaba una fuerte tormenta.
-Hiro...- dijo con algo de preocupación.
El pelirrojo hizo caso a su llamado y se le acercó -¿Qué pasa, Shuichi?-
-Mira- con un dedo señaló las nubes negras que cubrían el cielo casi nocturno de Tokio.
-¿Y?- preguntó rascándose con la mejilla con el índice al no entender nada de lo que intentaba comunicarle el cantante –va a llover, no es algo del otro mundo-
-¿Cómo que no?, si no nos vamos ahora voy a llegar empapado a casa y no quiero que Yuki me vea así- reclamó haciendo un pucherito.
El guitarrista rió abiertamente a la vez que rodeaba la espalda de su amigo con un brazo y lo alejaba de la ventana –Tomas un taxi y ahí se acabó el problema, de todos modos no puedes ir caminando-
Shuichi se vio vencido de nuevo, toda la tarde había inventado cualquier tipo de excusas que hicieran que el ensayo acabara temprano, mas ninguna le había resultado. Hiro era bastante perspicaz, no por nada era su mejor amigo, lo conocía mejor que la palma de su mano y definitivamente a él no le podía engañar. Por otro lado a Suguru no le afectó ninguno de sus berrinches, por algo era el "Señor perfecto" y tanto K' como Sakano puntualizaron que hasta que no terminaran no se irían.
Volvió a sentarse totalmente resignado, quería llegar temprano para darle a Yuki una sorpresa, hasta tenía un brillante plan:
1°. Compraría algo para cenar, no la comida chatarra que tanto le fascinaba, esta noche nada de hamburguesas, ni pizzas, menos aquellos deliciosos pollos fritos acompañados de arroz con curry. Una lagrimita escapó de uno de sus ojos, pero era un sacrificio que debía aceptar por Yuki, ¡sí señor!, por SU Yuki. Así compraría comida de esas caras que sólo acostumbra la gente elegante, no importaba que su billetera quedara en la más profunda de las crisis, lo haría.
2°. Flores y velas para brindar un ambiente romántico a la ocasión, quería que todo pareciera como salido de un sueño, así Yuki sabría cuanto lo amaba, era una manera de compensarlo por lo bien que se portaba con él.
3°. Bueno, aquí es donde su plan tenía una serie de altercados, en otra época esto ya hubiera estado decidido, pero ahora... quería hablar con Yuki, hacerle saber que todo estaba bien, que lo necesitaba y que no se preocupara por él, que podían estar "juntos" como antes, pero... ¿era eso verdad?.
Se apretó nervioso la muñeca con su otra mano, no sabía como reaccionaría el escritor, ¿y si sólo conseguía enfadarlo?, aunque... esa no era su única preocupación. El doctor le había prohibido terminantemente cualquier tipo de esfuerzo y más si era de "ese" tipo, era consiente de que si empeoraba por esa situación el único que se sentiría responsable sería Yuki y era lo que menos quería en el mundo.
-¿Shuichi, estas bien?- intervino Hiro al notar que el pelirrosa parecía ido y no hacía caso a ninguna de las instrucciones que les daba K'.
-¿Eh?, ah... si, si, gomen nasai- se disculpó con una sonrisa la cual desapareció al instante.
-K'-san, creo que lo mejor sería dejar el ensayo aquí por hoy, estamos agotados y creo que Shuichi lo está más aún, lo digo porque este baka...- señaló a Shuichi que no hacía el menor caso a la discusión porque continuaba inmerso en sus pensamientos –... no debe agitarse demasiado, además que ha trabajado con mucho más entusiasmo que otras veces y por esa razón hemos avanzado bastante con las nuevas canciones-
-También estoy de acuerdo, además sólo nos quedaban 45 minutos de ensayo, no es mucho, ya podremos recuperar ese tiempo en el siguiente- acotó Suguru.
-OK, si están en esas, por hoy voy a ser benevolente, but... help him, please- exclamó dirigiéndose hacia Hiro.
No necesitaba que le dijeran eso, ya que siempre lo haría, quería mucho a Shuichi como para dejar que alguien le hiciera daño, además que se lo había prometido cuando eran tan sólo unos niños: "Siempre estaré a tu lado y te cuidare".
Pensando en esto se dirigieron al estacionamiento de la compañía donde ya esperaba el Taxi que Hiro había llamado para el cantante.
-Sigo pensando en que no debiste molestarte, habría podido tomar uno afuera- habló el pelirrosa mientras Hiro le ayudaba a embarcarse en el automóvil.
-No querías que Yuki-san te viera empapado, ¿ne?... además no es conveniente que andes esperando sabiendo muy bien la condición en la que se encuentra la movilidad de tus piernas- Shuichi apartó la mirada algo enfadado por el comentario, odiaba que le recordaran a cada instante lo inútil que podía ser, porque así se sentía... inútil.
El pelirrojo no alcanzó a ver el gesto de su amigo ya que fue a dar unas cuantas instrucciones al chofer para seguidamente despedirse agitando una mano en lo alto y gritando un adiós que Shuichi no se molestó en corresponder debido a lo ensimismado que estaba.
Hiro vio con preocupación como el coche se alejaba, sabía perfectamente que el humor de su amigo había cambiado drásticamente debido a su comentario fuera de lugar, no cabía ninguna duda que a veces hablaba de más y para cuando se daba cuenta de aquello era muy tarde. Se reprochó interiormente, prometiéndose pensar las cosas antes de decirlas, no quería volver a lastimar a Shuichi.
El disgusto se borró de su rostro al ver a través de la ventana tan hermoso espectáculo, esperaba una tormenta pero nada de aquello... estaba nevando. Con satisfacción de dejó caer en el asiento para poder admirar mejor el descenso de los bellos copos blancos, no podía esperar para llegar a casa y contemplarlos en compañía de Yuki... ¡oh!, ¡casi lo olvidaba!.
-Un momento, Señor, Señor- se dirigió hacia el chofer.
-¿Qué sucede, niño?- frenó el automóvil mientras se daba la vuelta para encarar al de ojos violeta.
-Antes de ir a mi casa necesito que le lleve a algunos otros lugares-
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Observó a su alrededor con una sonrisa en el rostro debido a la influencia del alcohol en su sangre, no podía creer que un niño como ese le hubiera invitado a un lugar tan refinado y distinguido, estaba acostumbrado a relacionarse con personas de más edad y con más entendimiento en la materia, sin embargo, él era diferente... le recordaba a alguien y ése alguien era... a sí mismo.
Clavó su vista en el líquido que se vertía lentamente en su copa, ya era la tercera botella que terminaban y lo que comenzó con una formal discusión acerca de la admiración del chico por sus libros se había convertido en una charla íntima donde los más profundos secretos del joven salían a relucir abiertamente.
-Mi padre... no me entiende... – bebió un sorbo más de su copa mientras le extendía la otra recientemente servida al rubio –... quiere que lleve las riendas de su compañía, pero nunca... se detuvo a pensar... en lo que yo verdaderamente... quiero- bajó la mirada algo avergonzado, ocultando con el castaño cabello su rostro –sé que debo estar aburriéndole con mis... problemas... no es su obligación oírme... si lo desea podemos retirarnos... – dijo poniendo la copa ya vacía sobre la mesa.
-No se lo permitas... - intervino Yuki para sorpresa del chico que elevó la mirada en un instante –tu vida es TÚ vida, nadie tiene derecho... a intervenir... tu padre ya vivió la suya... es tu turno de vivir, eres joven, inteligente y muy guapo, estoy seguro que muchas puertas se abrirán a tu talento... -
El joven se sonrojó al oír tales palabras, nunca antes nadie le había comprendido o alentado en lo que en verdad deseaba y ni siquiera se le cruzó por la mente que algún día fuera su gran ídolo quien lo hiciera.
-Yu... Yuki-sensei, se lo agradezco... mucho-
-Ryohei, mi padre tampoco me comprendía y si llegué hasta donde estoy fue por algo que yo... yo mismo me prometí... no sería el niño débil que fui en el pasado... nadie... nadie volvería a... a aprovecharse de mí... jamás- el moreno miró con un orgullo tal que no le cabía en el rostro, desconociendo completamente el significado tan profundo que cabían en las palabras del escritor –Piénsalo... mientras tanto voy a refrescarme- dijo mirando despistadamente en dirección al baño para caballeros.
El joven de ojos verdes vio como la silueta del rubio desaparecía a través de la puerta y luego giró la vista hacia la pequeña pastilla que llevaba en las manos, por un momento dudó, ¿era justo hacerle eso?...
'Tú lo quieres, ¿verdad?... te estoy dando la oportunidad de tu vida, el que puedas cumplir tus sueños, entonces hazlo'
El recordar las palabras que le había dicho aquel hombre le dieron las fuerzas que estaba necesitando y sin dudarlo depositó la blanca pastilla en la copa de vino recién servida del escritor, con rapidez la disolvió esperando que eso fuera suficiente para ganar el corazón del hombre a quien amaba desde hace mucho.
-Bueno, ¿nos vamos?- la voz detrás suyo le sobresaltó inesperadamente.
-Eh... volvió muy rápido Yuki-sensei- comentó algo nervioso, hecho que Yuki notó extrañado.
-¿Sucede algo?-
-Eh?, ah, ¡no!, ¡no!, supongo que debo de haberme cansado yo también, es cierto, deberíamos retirarnos-
-Pues bien... - dijo dando unos cuantos pasos lejos de la mesa donde aun estaba el chico, pero al momento fue detenido por la mano de este en la muñeca de su saco.
-¡Espere Yuki-sensei!- el de ojos dorados se giró encontrándose con el joven que le extendía algo tímido la copa de vino que hace unos instantes vio en la mesa –por favor, una última vez-
-Paso, he bebido bastante por esta noche...-
-Por favor- rogó suplicante. Yuki alegó la insistencia del chico a que este también se encontraba algo pasadito de copas, así que encogiéndose de hombros le arrebató la bebida de las manos.
-Será la última y luego nos vamos- aseguró mientras veía como el más chico también bebía de otra copa acompañándolo en el último brindis de la noche.
Ryohei vio con tristeza como cada gota del líquido desaparecía en la boca del rubio, se arrepentía por breves instantes de lo que le hacía a aquella persona que sin pedirle nada a cambio le había ofrecido su amistad sincera. Por un momento pensó en quitarle la copa y acabar con esta farsa pero ya era muy tarde, no podía echarse para atrás y mucho más sabiendo lo que estaba en riesgo.
-Me creerás loco pero esta me supo mejor que las anteriores- exclamó viendo la copa de cristal vacía en sus manos –Bien, vámonos-
Ambos salieron al estacionamiento donde el rubio pidió que le trajeran su automóvil, mirando algo desconfiado al chico que por lo visto pensaba seguir acompañándolo.
-Y tú... ¿dónde vives?- preguntó para salir de dudas.
-Pues..... últimamente estoy viviendo solo en un departamento que alquilé, he decidido alejarme de mi padre por un tiempo, bueno... hasta que cambie de opinión... – dijo con algo de pesar en la voz.
Yuki sonrió al recordar como él había hecho exactamente lo mismo al ver que su padre no compartía sus mismas ideas en cuanto a querer ser escritor, pero nada había cambiado hasta la actualidad y sinceramente esperaba que con el joven fuera diferente.
-Vamos, te llevaré a tu casa- dijo cogiendo las llaves que el empleado le entregaba.
-Gracias, Yuki-sensei-
-Sólo dime Yuki, creo que nos conocemos bien como para seguirnos con formalismos-
-Si... Yuki, pero antes..... si no le molesta... quisiera conocer la suya- habló tímidamente mientras se posicionaba en el asiento del copiloto del Mercedes negro que le pertenecía a su ídolo, pero al ver como este le miraba de manera rara continuó –no me malinterprete, yo sólo quiero poder visitarlo de vez en cuando para poder charlar sobre sus libros y... me pueda orientar...-
Sin aceptar o rechazar la idea el rubio tomó el control del automóvil dispuesto a arrancar. El moreno tomó eso como un si y sonrió por lo bajo sin que el mayor se diera cuenta.
En el camino no habían cruzado palabra alguna, Yuki prefirió no obligarlo, seguramente estaba cansado, la velada había resultado muy agotadora.
Finalmente faltaba muy poco para llegar a su casa, de seguro Shuichi ya estaba allí, esperando con algunas de las típicas comidas que acostumbraba, 'Espero que pizza' pensó al ya resignarse a tener que elegir entre uno de esos platillos rápidos.
El rubio notó como su acompañante parecía ido, así que ya estando muy cerca prefirió preguntar la dirección de su casa para llevarlo como le había prometido.
-Ya casi llegamos, es aquella- señaló el gran edificio de incontables pisos que se alzaba en aquella zona lujosa -Ryohei... – estuvo a punto de preguntar cuando el castaño se le adelantó.
-Yuki-sensei, a usted... yo... ¿yo le parezco atractivo?- el escritor se quedó sin palabras, ¿a qué iba aquella pregunta?. Al no recibir respuesta de su parte el joven con algo de timidez pegó su cuerpo al del rubio en claro gesto de insinuación –Sé... sé que soy un hombre... y que amar a otro esta mal, pero... pero no puedo evitarlo- dijo pisando el freno de golpe obligando a Yuki a realizar algunas maniobras para no estrellarse, buscando estacionamiento a un lado del camino.
-¡¿Pero qué...?!- el beso que recibió de improviso lo calló, el joven había dejado su asiento para acomodarse por sobre las piernas del escritor mientras una de sus manos recorría la entrepierna de este.
-... también sé que lo quieres como yo..... que me deseas como yo siempre te he deseado... Yuki... si me quieres sólo pídelo, puedo darte mucho más que esto...- añadió pasando la mano descaradamente por sobre la notoria erección del rubio.
-¡Ahh!...- gimió fuertemente al contacto de las nalgas del chico contra su sexo.
No sabía que le pasaba, la mente se le quedó en blanco, sólo la sensación de lujuria que le invadía cabía en su cerebro, la manera en que el chico se frotaba contra su parte más sensible llegó a excitarlo hasta el límite, lo cogió de los hombros tirando de su ropa salvajemente en un intento por desnudarlo.
-Pídemelo... y seré tuyo... – insistió el moreno incitándolo a llegar más lejos.
-Te... te deseo, ¡Ah!-
-Aquí no... - dijo deteniéndolo con un susurro sensual en su oído, lamiendo su lóbulo para darle un pequeño mordisco después –vamos a tu casa... –
El escritor no espero ni un segundo y abrió la puerta, ambos salieron abrazados y besándose desenfrenadamente, ni siquiera notando la nevada que caía en las afueras, sin saber cómo aparecieron en la entrada del departamento de Eiri, quien la abrió bruscamente al no poder controlar sus impulsos.
Cerró la puerta azotándola, mientras guiaba entre beso y beso al castaño hacia su habitación, lo tendió sobre la cama y comenzó a quitarse la ropa.
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Ya había comprado todo lo que necesitaba y estaba listo para dirigirse a casa, incluso a su anterior lista se había sumado un nuevo artículo, un hermosa prenda de vestir algo ligera que consistía en una camisa café crema algo translúcida que dejaba ver los rasgos de la piel de su portador, además de unos pantalones negros de cuero que le quedaban bastante ceñidos al cuerpo, no podía quejarse, con esto haría muy feliz a Yuki, además que...
Sacudió la cabeza intentando quitarse todos las posibles reacciones que podía tener el rubio con respecto a la decisión que había tomado, sabía que en el fondo él también deseaba aquello pero no lo hacía por temor a lo que pudiera pasar.
-Yuki, quiero que sepas que no me importa, que lo que más deseo en este mundo es poder estar contigo nuevamente, sentirte en mi... no, no, no, si le digo eso me callara a coscorrones, mejor... Yuki, he mejorado con el tiempo, ya no tienes por que preocuparte.... no, no, no y NO!, ¿por qué es tan difícil?, mejor le digo de una vez... Yuki, quiero tener sexo contigo como antes... –
Varias gotitas resbalaron por la cabeza del conductor ante los comentarios totalmente desinhibidos del joven al cual transportaba, quien al parecer no se daba cuenta de lo fuerte que hablaba y de las palabras tan comprometedoras que decía cada vez.
-Eh..... - como un milagro vio su destino finalizado, aunque para su sorpresa estuvo a punto de chocar contra un coche negro mal estacionado, obligándose a realizar maniobras para no impactar contra el, algo que a duras penas consiguió -Señor, ya llegamos...- dijo en un suspiro aliviado. Shuichi bastante feliz como para analizar el por qué del nerviosismo del pobre hombre sacó su billetera y le pagó el costo del transporte.
-Quédese con el cambio- dijo mientras le extendía algunos billetes y cerraba la puerta del automóvil con la mano en la cual cargaba una cantidad considerable de bolsas-
Vio con alegría que la nevada continuaba, esperaba convencer a Yuki para admirarla juntos después de la cena, pero primero lo primero.
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Penetró con fuerza en el interior del cuerpo del pequeño, quien gimió sonoramente a la invasión sintiendo un dolor inimaginable al ser la primera vez que tenía relaciones con alguien.
-¡Ahhhhh!.... ¡Yuki!-
Sus manos recorrieron deseosas la piel suave bajo su cuerpo, deteniéndose justamente cerca del vientre del muchacho, atrapando entre sus dedos la excitación del joven, comenzando a masajearla con fuerza.
Sus caderas se elevaron buscando más contacto con la piel que entraba y salía de su interior, dejando atrás el dolor que había cesado y concentrándose en la ola de placer que invadía cada centímetro de su cuerpo.
-Ahora... pídemelo tu, pídeme más y te lo daré... ¡Ah!- habló con dificultad a la vez que embestía en un ritmo bastante acelerado –pídeme más... Shuichi...-
Los ojos verdes se cerraron con fuerza debido al dolor que le produjo oír el nombre de "él" en labios del hombre a quien amaba, pensaba en ese cantante al hacerlo suyo, sabía que las pastillas cumplían esa función... pero aún así... le dolía...
-Te amo... – añadió besando los labios del moreno ante unos ojos llenos de lágrimas que los veían desde la puerta.
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NOTAS DE AMAI: Aquí hace su regreso AMAI-CHAN, se supone que este capítulo lo tenía que subir ayer pero como la conexión estaba terrible pues... se me arruinó el plan ¬¬ (sino pregúnteles a Zafiro, Clari y Sami que acompañaron mi desgracia), lo bueno es que ahora si que si.
Espero les haya gustado el Prólogo, ¿qué pasara?, ¿volveré con mi rutina de locasadomaniaca y demás?, ¿cómo terminará este rollo?, respuestas al siguiente.
Gracias por los reviews por el Epilogo de "El Camino Perdido", espero que también me apoyen con "En tus manos", por eso mis agradecimientos especiales a:
Eli-chan1, Cerdo Volador, Angeli Murasaki, Tikal-Neo, Sehren Kou, Nattyxan, Zafiro, Hikaru Itsuko, Haruka, Dannan, Angy Kohai, Dary Kyana, Chihiro, nat-chan07, lady darkness, Zoldick Neo Queen, litaotk44 y Aitala Kenobi.
Y como no olvidarme a las chicas del mail:
Palagata, Claudia-chan, Natalia, Selpelin, Mika Sakuma, zzagide, Norikokuchan, Frida-chan, Sami-chan, Clari-chan, kaouruko, chibi girl hentai, Tifanny-chan, Cristal-san, princesserenity, Pares, Kriada y a Ashley Vulpix.
En si, gracias a TODAS, y nos vemos en el siguiente capítulo, ya conocen la famosísima FÓRMULA DE LA ESCRITORA FELIZ: Escritora presionada con reviews ¡Capítulos largos y actualizados con rapidez! (eso creo).
Sayonara y hasta el siguiente noda!.
