Capitulo 4º

MARIDO Y BRUJA POR TOM RYDDLE

- Yo estoy dispuesto - Afirmo Harry.

- Yo también. - Añadió inmediatamente Ginny, poniéndose de pie al lado de Harry.

El profesor Dumbledore realizo una ligera inclinación a ambos jóvenes, se levanto, y haciendo desaparecer con un movimiento de su vara, el sillón en que había estado sentado, se situó en una esquina de la habitación.

- Arrodíllense en el centro de la habitación, uno frente al otro, mis muchachos. - Indico con un gesto de su mano el profesor Dumbledore.

Harry sintiendo un impuso súbito, abrazo con firmeza a una emocionada Ginny, que apoyando su cabeza en el hombro de Harry le devolvió el abrazo. Los dos adolescentes permanecieron unos instantes juntos, ajenos a todo, como si su vida dependiera del contacto físico con el otro. Finalmente con un suspiro Harry dejo caer los brazos a los lados, Ginny separándose ligeramente fijo su mirada en los ojos de Harry, y procedió a arrodillarse en el centro de la habitación, siendo imitada rápidamente por su amigo.

Una vez, los dos jóvenes se hallaban en el lugar que les havia indicado, el profesor Dumbledore procedió a conjurar una daga de plata, con la empuñadura de marfil, en el suelo entre ambos, a su sorpresa.

- Cuando estén listos, Harry debe coger la daga y realizar un corte profundo en su muñeca derecha, seguidamente en la muñeca derecha de la señorita Weasley, y darle la daga a ella. - Explico el profesor Dumbledore en un tono carente de emociones. - Señorita Weasley, cuando usted tenga la daga, debe realizar un corte en su muñeca izquierda, otro en la de Harry, y dejar la daga en el suelo.

Harry y Ginny miraron la daga entre ellos con algo de aprensión, y continuaron escuchado al profesor Dumbledore.

- Una vez hallan realizado los cortes, Harry debe colocar su muñeca derecha encima de la muñeca izquierda de la señorita Weasley, haciendo coincidir los cortes. - Impávido, continuo el profesor Dumbledore. - Señorita Weasley usted debe hacer lo mismo con su muñeca derecha, y la izquierda del señor Potter.

Harry y Ginny se miraron con ansiedad, esperando a que el profesor Dumbledore continuara.

- A partir de aquí, yo lanzare el encantamiento, y ustedes entraran en un profundo trance, algunos textos antiguos mención que ustedes tendrán diferentes visiones, pero no especifican la naturaleza de estas. - Detallo cuidadosamente el profesor Dumbledore. - Cuando salga del trance el vinculo se habrá completado, y las heridas estarán completamente curadas.

El profesor Dumbledore hizo una pausa, y espero por cualquier duda que pudiera surgir, cuando estas no vinieron, agrego.

- Cuando estén preparados podemos empezar. - Dijo lacónicamente el profesor Dumbledore.

Con una ligera mirada a los ojos de Ginny, Harry tomo la daga. Indeciso, recorrió con sus dedos la empuñadura de la daga, apreciando los delicados gravados que la adornaban, el león, el águila, el tejon y la serpiente, los símbolos de los cuatro de Hogwarts.

Reuniendo su coraje Harry miro intensamente a Ginny, cuando esta le ofreció su mano derecha, Harry con decisión corto su propia muñeca, y sin apartar la mirada de los ojos de Ginny, corto la muñeca de la chica. Una ligera mueca de dolor cruzó la cara de Ginny, pero no disminuyó su resolución, cogiendo la daga corto su mano izquierda, y la mano que le ofrecía Harry.

Con la daga en el suelo entre los dos, Harry y Ginny se miraron por unos instantes, se cogieron por los antebrazos como habían hecho mas temprano, y mientras su sangre se mezclaba y el profesor realizaba el hechizo, en un susurro repitieron el juramento que habían realizado esa noche, hasta que perdieron la conciencia.

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Cuando Harry recupero la conciencia, se encontró flotando en medio de una niebla plateada. Primero intento gritar, llamar a Ginny, al profesor Dumbledore, a sus tíos, pero ningún sonido saldría de su boca. Luego intento avanzar, para intentar encontrar alguien, pero ninguno de sus esfuerzos sirvió de nada, continuo flotando inmóvil en medio de la niebla, completamente solo.

Cuando casi había abandonado toda esperanza de poder salir de este lugar, un ligero viento empezó a soplar aclarando despacio la niebla. Lentamente Harry comenzó a flotar hacia adelante, empujado por la brisa.

Pronto hizo un descubrimiento sobrecogedor, anteriormente oculto por la niebla, ahora era claramente visible, un cordón plateado salía del corazón de Harry para perderse rápidamente de vista en el ambiente circundante. Harry observando estrechamente el grueso hilo de plata, advirtió unos hechos fascinantes sobre él, el viento soplaba constantemente en la dirección de donde venia el cordón, y este se hacia más y más grueso, a medida que Harry avanzaba.

También descubrió otras cuatro hebras de plata saliendo de su cuerpo, estas se extendían en diferentes direcciones, eran más pequeñas, y no parecían cambiar de tamaño. Harry había hallado una quinta, pero esta parecía carente de todo interés, ya que el extremo de ella, flotaba suelto a pocos metros.

Tras lo que pareció una eternidad, Harry vislumbro una figura en medio de la niebla, flotando despacio hacia él. Su corazón dio un salto de alegría, al reconocer a través de la niebla, la llameante cabellera de Ginny. Ella ondeo a Harry con obvia alegría, y este le devolvió el saludo, observando al mismo tiempo, como el cordón plateado que lo havia estado guiando, se originaba en Ginny, en su corazón.

Repentinamente el estomago de Harry le dio un vuelco, aterrorizado observo como varios metros detrás de Ginny, aparecía una figura traslucida, una que él conocía bien de su segundo año a Hogwarts, un joven Tom Ryddle. Harry trato de advertir a Ginny mediante señales, infructuosamente en un principio, finalmente la muchacha se volvió. Sin ver su cara, Harry pudo comprender el profundo terror que sintió en ese momento, de inmediato, de común acuerdo, empezaron a tirar del cordón que los unía.

Con gran esfuerzo, consiguieron acrecentar la distancia con la fantasmagórica figura, hasta que Ginny, fijando su mirada detrás de Harry, dejo de caer sus brazos a los lados con desesperación. Harry se giro intentando ver que había causado ese efecto en la muchacha, y fue su turno para sentir el terror atenazar su corazón. Flotando en la niebla, una imagen transparente, de un color verde jade, semejante a un adulto Lord Voldemort, se dirigía hacia él.

Una vez pasado el sobresalto inicial, Harry pudo observar a su adversario detenidamente, un cordón esmeralda que surgía del fantasmal Lord Voldemort, y se perdía en la niebla, llamó su atención. Siguiendo con la vista la fina línea esmeralda trazada en el cielo, Harry hizo un nuevo descubrimiento, a varios metros tras el señor oscuro, dirigiéndose hacia ellos, flotaban nueve figuras, y a diferencia de las dos anteriores, estas parecían tan sólidas como los propios Harry y Ginny.

Los dos jóvenes resumieron su trabajo, con el cordón plateado que los unía, solo para verlo truncado a los pocos minutos, a pesar de sus esfuerzos y la creciente fuerza del viento, eran incapaces de acercarse a menos de veinte metros el uno del otro. Con desesperación, Harry y Ginny observaron incapaces de impedirlo, como las dos encarnaciones del señor oscuro se acercaban rápidamente, hasta que cuando parecía que ya no havia esperanza, bruscamente detuvieron su avance a pocos metros de ambos.

Progresivamente el viento continuo aumentando su fuerza, y pronto las nueve figuras misteriosas se habían detenido cerca de Harry, a los lados de Lord Vordemort.

A la derecha de Harry havia un anciano de edad insondable, una cuidada melena plateada le caía por encima de los hombros, mientras su larga barba descendía hasta la cintura. Llevaba una clásica túnica de mago, negra a primera vista, se rebelaba de un azul profundo cuando se observaba con atención, y se hallaba recubierta de centenares de puntos brillantes, que trazaban diferentes constelaciones en la tela. En su mano derecha, un largo báculo de ébano terminado con una garra, que sujetaba un rubí del tamaño de un corazón. Pero lo que más llamaba la atención, eran sus ojos, de un verde esmeralda resplandeciente, daban la sensación a Harry, de estar mirándose en el espejo.

Un poco mas alejados tres figuras permanecían juntas, un hombre y dos mujeres. La primera mujer, sobre sus años veinte, alta y delicada, llevaba su pelo oscuro recogido pulcramente en una cola, unas pequeñas gafas plateadas, y una sencilla túnica azul.

A su lado, una cabeza mas alto, un apuesto pelirrojo con un pelo indomable como el de Harry, y una pequeña barba, vestido con unas botas de montar, unos pantalones de cuero rojos, y una camisa de seda dorada, con una larga espada colgada de su cinto, era la viva imagen de un guerrero.

La ultima mujer, por algún motivo inexplicable, recordaba a Harry terriblemente a Ginny. Llevaba una larga falda amarilla, una blusa blanca que dejaba al descubierto sus hombros, con una diadema de flores decorando una larga melena castaña, que caía hasta su cintura, y enmarcando una alegre sonrisa, dos profundos ojos de chocolate.

A la izquierda de Harry, una doncella de ojos azules y rubia cabellera, lucia una corta falda de seda, que apenas le cubría las rodillas, unas simples sandalias, y una elaborada coraza de bronce, junto a un casco, un escudo, y una larga lanza del mismo material.

A su lado un hombre de piel rojiza, centelleantes ojos negros, y traviesa sonrisa, se sentaba con las piernas cruzadas, vestido con un taparrabos de piel de jaguar, un tocado de plumas de águila en la cabeza, mientras fumaba una larga pipa.

Unos pasos mas atrás residía una pareja de piel de ébano, rostros inmutables, y ojos dorados. Él llevaba la cabeza rasurada, una corona de oro y diamantes, una larga perilla, y como única vestimenta, un collar de placas de oro grabadas, recubriendo su pecho y hombros, y una falda blanca de lino. Ella tenia unos largos rizos negros, bajo una corona de plata y esmeraldas, llevaba un vestido sin mangas de lino blanco, ceñido a su cintura por una bonita cadena de pura plata, y adornando sus manos anillos y brazaletes, del mismo metal.

En el extremo más alejado, havia un hombre de origen oriental, llevaba el pelo negro recogido en una cola, un kimono de seda rojo con dragones bordados en oro y plata, y dos espadas curvas en el cinto.

A medida que Harry observaba los nueve desconocidos, el viento arreció acercándose a la fuerza de un huracán, y a la par que el viento, el hilo plateado entre los dos jóvenes, creció tan grueso como uno de los brazos de Harry, y el cordón esmeralda originado en Lord Voldemort, disminuyo de tamaño, hasta que finalmente, una fuerte ráfaga de viento, lo partió en dos.

Zarandeado por el intenso viento, y aun unidos a Lord Voldemort, los restos del cordón golpearon adelante y atrás como un látigo. Solo los prodigiosos reflejos adquiridos con el Quiditch, salvaron a Harry del primer golpe, del segundo, e incluso del tercero, pero finalmente ni ellos bastaron, y como un arpón, acabó clavándose en su espalda.

Harry sintió un frió helado penetrándolo desde atrás, hasta su corazón, y más allá, atravesándolo el fino hilo esmeralda se introdujo en el cordón plateado, que lo unía a Ginny, y extendiéndose a gran velocidad, termino hundiéndose en el pecho de ella. Ginny se puso rígida por unos instantes, y pudo verse de nuevo, saliendo desde su espalda, la hebra esmeralda zigzagueando a merced del viento huracanado, hasta alcanzar un nuevo blanco, la fantasmagórica versión de un joven Tom Ryddle.

Inmediatamente empezó a crecer, convirtiéndose de una diminuta hebra, a un fino hilo, a un pequeño cordón, a una gruesa cuerda, a una enorme soga, y a su alrededor, el cordón plateado entre Harry y Ginny, duplico, triplico, cuadriplicó, y quintuplico su tamaño. Y pronto, dejando de crecer, el cordón empezó a contraerse lanzando, las dos encarnaciones del señor oscuro, contra los dos jóvenes, y más allá de ellos, hasta chocar entre sí, con un estallido de luz esmeralda.

Harry tardo unos minutos en recuperarse, del entumecimiento que recorrió todo su cuerpo, al atravesarlo Lord Voldemort, cuando finalmente pudo observar a su alrededor, vio flotando entre Ginny y él, una nueva figura, la de un adulto Tom Ryddle.

Harry y Ginny apenas tuvieron tiempo de ponderar lo ocurrido, inmediatamente su atención se dirigió a otro evento, siguiendo la estela de sus enemigos, el cordón plateado que los unía estaba contrayéndose rápidamente, lanzándolos el uno contra el otro. Hubo un gran estallido de luz blanca, y una sensación calurosa recorrió el cuerpo de Harry, mientras revivía diferentes momentos de su vida.

Su tercer cumpleaños cuando su madre le regalo su muñeca de Ginny Weasley, y su padre esa misma noche le contó la historia de la-niña-que-vivió, por primera vez, mientras él se agarraba su muchacha en la cama.

A los seis años, cuando una travesura de los gemelos le havia echo caer todo su pelo, y Ron havia cortado el suyo, para hacerle sentir bien.

Su onceavo cumpleaños, con solo sus padres en casa, llorando hasta altas horas de la noche echando en falta a sus hermanos.

La primera vez que vio a Virginia Weasley, en la cocina de la madriguera, y su vergüenza cuando ella lo vio, en pijama y despeinado.

En Hogwarts espiando con envidia, desde detrás de una armadura, a su hermano, Hermione Granger, y Virginia Weasley, mientras hablaban y reían juntos.

Escribiendo en el diario de Tom Ryddle sobre sus condiscípulos, y recibiendo sus consejos, de como protegerse del odio y las envidias de ellos.

Su felicidad y su terror al despertarse en los brazos de Virginia Weasley, después de que le salvarse la vida en la cámara de los secretos.

Llorando en la biblioteca mientras estudiaba, en lugar de ir a Hogsmeade como sus compañeros, porque no tenía ningún amigo para ir.

El verano pasado hablando con Sirius sobre su ahijada, y comprendiendo lo poco que la conocía.

Su decepción tras su primer beso con Michael Corner, o su euforia al coger la snitch antes que Cho Chang, y ganar la copa de quidditch para Gryfindor.

La ultima imagen de todas, esa misma noche cuando los mortifagos atacaron la madriguera, sus sentimientos de terror y culpa, al ver sus padres y hermanos heridos.

Lentamente la sensación calurosa fue marchitándose, excepto en la mano que tenia entrelazada con Ginny, y Harry pudo clavar su mirada en ella. Los dos se perdieron en los ojos del otro, por lo que parecía una eternidad, tras apartar la vista pudieron contemplar, flotando en un aire en calma, a las nueve figuras misteriosas, y el adulto Tom Ryddle, formando circulo a su alrededor.

Un fuerte tirón en sus manos unidas, les hizo fijar su mirada en ellas, o en donde debían ser, los brazos de los dos estaban unidos por las muñecas, donde empezaba uno terminaba el otro.

Un segundo tirón, los arrastro hacia abajo, seguidos por las diez figuras que los rodeaban, descendieron a gran velocidad, para verse envueltos de nuevo por la niebla plateada, antes de perder la conciencia.

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Harry despertó en el suelo, con Ginny encima, y todo el cuerpo dolorido, lentamente se giro boca arriba, y ayudo a Ginny a levantarse. Con paso inseguro se sentaron en la cama, y observaron al profesor Dumbledore, de pie junto a la puerta mirándolos.

- ¿Cómo se encuentran? - Pregunto interesado el profesor.

- Horrible. - Contesto Harry.

- Me duele mucho la cabeza. - Fue la respuesta de Ginny, mientras se sujetaba la frente con las manos.

- Haber, déjame ver, puede que te hayas golpeado la cabeza al caer al suelo. - Dijo Harry interesado, mientras apartaba las manos de Ginny para examinar su frente.

- ¡¡¡Oh, Merlín!!! - Atino a decir Harry boquiabierto, al examinar la frente de Ginny.

- ¿Que pasa?¿Tengo una herida? - Pregunto Ginny inquieta ante la reacción de Harry.

Harry se toco la frente, señalo a Ginny, y sin mucho éxito, intentó dar una respuesta coherente.

- Mi, mi, mi... Cicatriz. - Tartamudeo Harry. - Tu, tu... Frente.

Ginny se quedo sorprendida por unos instantes, seguidamente se palpo la frente.

- ¿Dónde hay un espejo? - Pregunto angustiada.

- En el baño, la puerta de enfrente. - Contesto aun aturdido Harry.

Ginny se levanto como una exhalación, y se dirigió a la puerta, pero tras unos pasos, tropezó cayendo al suelo, inexplicablemente Harry cayo de la cama al mismo tiempo.

Ginny se levanto irritada, se giro hacia Harry.

- ¿Por que me has cogido? - Inquirió con una mirada helada.

- Yo no te he cogido. - Negó Harry mientras intentaba a levantarse.

Dando un resoplido Ginny se giro, pero apenas empezó a andar hacia la puerta, dio de nuevo un traspié, sin llegar a caerse esta vez, a medio levantarse, Harry fue menos afortunado, y volvió a dar con su cara en el suelo.

Extremadamente enojada Ginny se volvió hacia Harry, para quedarse helada en el sitio, sumamente desconcertada, al verlo estirado a sus pies.

- ¿Que esta pasando? - Pregunto Ginny, mientras ayudaba a Harry a levantarse.

- No lo sé. - Contesto Harry, y con un segundo pensamiento añadió. - No te muevas.

Harry retrocedió despacio, pero apenas se havia alejado unos pasos, noto una fuerza que tiraba de él, mirando a los ojos a Ginny vio como ella también lo sentía, tomando aire, retrocedió con un fuerte impulso, inmediatamente Ginny trastabilló hacia delante, y él tuvo que cogerla para evitar que cayera al suelo.

Pronto la realización amaneció en sus ojos, y se volvieron hacia el profesor Dumbledore asustados.

- Usted dijo que no podríamos alejarnos mas de veinte metros, no apenas un metro. - Dijeron a coro.

El profesor Dumbledore los miro con ojos apagados, y la preocupación en el rostro.

- Esto no debería haber ocurrido. - Afirmo despacio. - Por favor siéntense en la cama, y permítanme examinarlos.

Renuentemente ambos jóvenes obedecieron, y durante media hora esperaron pacientemente mientras el profesor Dumbledore realizaba hechizo tras hechizo.

Con un estallido de luz plateada final, termino el ultimo hechizo, dejando un envejecido profesor Dumbledore, con una mirada de profunda tristeza. Sintiendo repentinamente el peso de la edad, conjuro un sillón, y se sentó en él, mientras miraba detenidamente a los dos jóvenes frente a él.

- ¿Que pueden recordar de lo ocurrido durante el hechizo? - Pregunto un angustiado profesor Dumbledore.

- Hicimos lo que nos dijo, usted empezó a lanzar el hechizo, y debí caer inconsciente, porque todo lo que recuerdo es un extraño sueño, hasta que desperté hace unos minutos. - Respondió Harry.

- Lo mismo que yo. - Afirmo Ginny, tras unos segundos añadió. - Hay algo mas... Yo creo que soñé con lo que esta pasando.

- ¿A que se refiere señorita Weasley? - Pregunto el profesor Dumbledore, mientras Harry daba una mirada curiosa a Ginny.

- Bien... Estábamos Harry y yo, y havia un cordón plateado que nos unía. - Explico Ginny. - De repente algo nos lanzo el uno contra el otro, hubo un estallido de luz blanca, y cuando volví ha ver...

- Nuestras manos se habían fundido, y estábamos unidos por las muñecas, como dos hermanos siameses. - Concluyo Harry. - Yo también soñé eso.

- ¿Pueden explicarme el sueño detalladamente? - Pidió el profesor Dumbledore muy interesado. - ¿Cualquier detalle podría ser importante?

Los dos jóvenes se miraron angustiados, y con un asentimiento de Ginny, Harry relato meticulosamente su sueño al profesor Dumbledore. Por algún motivo desconocido, Harry omitió las nueve figuras extrañas que habían aparecido, y las visiones que tuvo al tocar a Ginny, esta le dio una mirada extrañada pero no dijo nada.

- ¿Hay algo mas que usted quiera añadir señorita Weasley? - Pregunto el profesor Dumbledore, cuando Harry havia terminado su relato.

- No sé si será importante, pero cuando vi a Harry, él estaba rodeado de un aura de luz blanca, pero después de que... Nos uniéramos, la luz desapareció. - Añadió Ginny.

- Yo no vi ninguna luz blanca. - Dijo sorprendido Harry.

- Yo creo que la luz que vio la señorita Weasley era la protección que le dejo su madre. - Dijo pensativo el profesor Dumbledore.

- Pero, desapareció después que nos uniéramos. - Dijo preocupada Ginny. - ¿Eso significa que la protección esta rota?



- ¡Oh! No. La protección es tan fuerte como antes, si no más. - Dijo con una sonrisa el profesor Dumbledore. - Usted dejó de verla, por la misma razón que Harry, no la vio desde un principio, por que es parte de usted.

- ¿Entonces el hechizo funcionó bien? - Pregunto Harry.

- Me temo, que el problema no es que funcionara mal, sino que funcionó demasiado bien. - Dijo el profesor Dumbledore con un suspiro. - El hechizo no creó un vinculo entre ustedes, fue mucho más allá, fundió sus espíritus.

- ¿Fundió nuestros espíritus? - Dijeron al mismo tiempo Harry y Ginny. - ¿Que quiere decir?

- Los seres humanos estamos compuestos de tres extractos diferentes, el cuerpo físico, el espíritu, y el alma. - Explico el profesor Dumbledore. - La mayoría de las plantas sólo poseen el cuerpo físico, los animales y algunas plantas, como el sauce boxeador, tienen también espíritu, y solo los seres sensibles tienen alma y espíritu.

Observando atentamente a Harry y Ginny, continuo el profesor Dumbledore.

- El alma es donde residen las emociones, la conciencia, y el libre albedrío. - El profesor Dumbledore, tras una pequeña pausa siguió. - El espíritu actúa de puente entre el alma y el cuerpo físico, y es la fuente del pensamiento, la memoria, y la magia.

- Pero... Pero si nuestros espíritus se han fundido... ¿Significa que nuestras mentes se han fundido? - Dijeron con una sola voz, Harry y Ginny. - Yo no me siento distinto.

El profesor Dumbledore dio una sonrisa tranquilizadora a los dos asustados adolescentes, y respondió.

- Ustedes aun poseen dos almas separadas, así que son capaces de emociones, y pensamientos independientes. - Dijo el profesor Dumbledore intentando calmar a los dos jóvenes. - A pesar de compartir una sola mente, no creo que afecte a sus personalidades realmente, mas bien pienso, en un caso de mente dividida, o personalidad múltiple, como lo llaman los muggles.

- ¿Quiere decir que estamos locos? - Preguntaron simultáneamente Harry y Ginny.

- No, aunque pueden acabar volviendo a mas de uno loco, a este paso. - Dijo el profesor Dumbledore ligeramente divertido. - Ustedes son dos personas diferentes, con actitudes y recuerdos diferentes, lo normal es que tengan dos personalidades separadas, simplemente quería recalcar, que es posible para una mente mantener diferentes identidades.

- ¿Que quiere decir con que podemos volver a mas de uno loco? - Preguntaron ligeramente molestos ambos jóvenes.

- Parece que los dos, tienen una conexión parecida a la de dos gemelos, pero mucho mas fuerte. - Dijo el profesor Dumbledore, riendo disimuladamente. - Llevan varios minutos hablando a coro.

- ¡Oh! No me havia dado cuenta. - Dijeron Harry y Ginny a la vez.

Los dos jóvenes se miraron por unos instantes, y se echaron a reír, rompiendo la tensión acumulada en los últimos minutos. Cuando se calmaron el profesor Dumbledore continuo.

- Ustedes no tuvieron ningún sueño, el hechizo hizo que pudieran ver lo que ocurría en el plano espiritual. - Explico el profesor Dumbledore. - El viento era la magia del hechizo, y los cordones plateados eran conexiones con otros espíritus, deudas de vida.

- No puede ser, yo solo he salvado la vida a Ginny y Pettigrew, y havia seis cordones, contando el roto. - Respondió Harry extrañado.

- Si no recuerdo mal, en su tercer año, usted salvo a Sirius y la señorita Granger, del beso del dementor, y el año pasado a su primo, de ser besado también, y el señor Weasley de morir en el ministerio. - Dijo el profesor Dumbledore, y con tristeza agrego. - El cordón que lo unía a Sirius, debió romperse tras su muerte.

Ginny cogió las manos de Harry entre las suyas, y le dio un suave apretón, él le dio una mirada agradecida, y continuo escuchando al Profesor Dumbledore.

- Tom Ryddle, uso un fragmento de su espíritu para crear su diario, después de que Harry lo destruyo, usted debió absorber ese fragmento señorita Weasley, esa era la imagen fantasmal de Tom Ryddle que ustedes vieron. - Expuso el profesor Dumbledore mirando a Ginny. - La imagen parecía un fantasma, porque era el fragmento de un espíritu, y no un espíritu completo como ustedes.

Ginny se puso pálida, pero afronto con valentía la explicación del profesor Dumbledore.

- La imagen de Lord Voldemort, eran los restos de la Avada Kewada que lo golpeo de pequeño Harry, de ahí que fuera de color esmeralda. - Siguió el profesor Dumbledore. - El cordón esmeralda que salía de ella, era su conexión al verdadero Lord Voldemort.

- Pero, si el cordón se rompió. ¿Significa que mi conexión a Lord Voldemort esta rota? - Pregunto Harry.

- Esa es mi suposición. - Contesto el profesor Dumbledore. - O más exactamente, que ahora la conexión existe entre usted y la señorita Weasley, de ahí la aparición de la saeta de relámpago en su frente.

El profesor Dumbledore se recostó en el sillón, donde estaba sentado, mientras los dos jóvenes reflexionaban sobre lo que les havia dicho.

- Profesor, ¿Porque el hechizo funcionó mal?¿O demasiado bien? - Pregunto de repente Ginny.

- El hechizo fue creado para que dos adversarios trabajaran juntos, nadie previó que pudiera existiera un vinculo previo entre ellos. - Respondió despacio el profesor Dumbledore. - Por lo que me han contado y he podido observar, el hechizo en lugar de crear un nuevo vinculo, amplifico la deuda de vida existente entre los dos, hasta que la conexión fue lo bastante fuerte para que el hechizo trasfiriera el vinculo, entre Harry y lord Voldemort, al fragmento del espíritu de Tom Ryddle que usted tenia, esto reforzó aun más la conexión, permitiendo que las dos encarnaciones del Lord oscuro se fundieran, incrementando una vez mas la conexión entre ustedes, y permitiendo finalmente al hechizo fundir sus espíritus.

- ¿Que vamos hacer? - Pregunto Harry. - No podemos estar juntos todo el tiempo, hasta que volvamos a Hogwarts. ¿Cómo dormiríamos?¿O nos bañaríamos?

Harry y Ginny miraron al profesor, ansiosos por oír su respuesta, este bajo su intenso escrutinio, parecía envejecer por segundos.

- Creo que no lo han entendido, el ultimo conjuro que lancé, era el contrahechizo para el vinculo... Y no funciono. - Dijo el profesor Dumbledore con voz temblorosa. - Hasta donde yo sé, no hay forma de deshacer los efectos del hechizo, son permanentes.

Un silencio mortal recorrió la habitación, mientras dos sumamente pálidos jóvenes reflexionaban sobre su situación, finalmente al borde del histerismo, increparon al profesor Dumbledore.

- ¿Cómo vamos a vivir así? - Gritaron con una sola voz. - Es peor, que haber tenido que casarnos.

El director de Hogwarts miró a los dos desolado, y con un suspiro añadió.

- En el mundo mágico, se considera un matrimonio, una pareja que voluntariamente comparten un vinculo mágico permanente. - Dijo con un hilo de voz. - Ustedes están legalmente casados.

Harry y Ginny se levantaron de golpe y se encararon al profesor Dumbledore.

- ¿Que?¿Cómo puede decir que es voluntario si no sabíamos que nos íbamos a casar? - Gritaron simultáneamente Harry y Ginny, completamente fuera de sí. - ¿Nosotros somos menores?¿No necesitamos el consentimiento de nuestros padres?

- Sus padres y sus tutores, estaban informados, y dieron su consentimiento para realizar el hechizo. - Dijo lúgubremente el profesor Dumbledore. - Y ustedes sabían, que el hechizo no era totalmente seguro, y que en determinadas circunstancias podía ser permanente.

Los dos jóvenes se quedaron helados ante las palabras de profesor Dumbledore, agobiados por el peso de los acontecimientos, se desplomaron en la cama.

- Lo siento niños, no saben cuanto lamento haberlos colocado en esta situación. - Dijo lentamente el profesor Dumbledore.

- ¿Que va ser de nosotros? - Murmuro Ginny, apoyando la cara en sus manos. - ¿Que voy a decirle a mis padres?... ¿Y mis hermanos?... ¡Oh Merlín! ¿Que voy a decirle a Dean?

- La profecía... ¿Cómo voy a enfrentarme a Lord Voldemort? - Murmuro Harry en un deslumbramiento.

- ¡¡¡Hogwarts!!! ¿Cómo vamos a volver a Hogwarts? - Dijo aterrada Ginny, levantado la cabeza, y mirando al profesor Dumbledore. - Y aunque podamos ir estamos en cursos diferentes. Yo tengo que tomar mis BUHOS, si no nunca podré volver a realizar magia.

- No se preocupen, no es tan malo como parece. - Les interrumpió el profesor Dumbledore. - Todo tiene solución.

Los dos adolescentes miraron al profesor Dumbledore esperanzados.

- ¿Quiere decir que se puede deshacer el hechizo? - Preguntaron a coro.

- Como les he dicho, no he podido hacerlo, pero eso no significa que no haya una manera. - Intento darles ánimos el profesor Dumbledore. - Les prometo, que voy a dedicar todos mis esfuerzos, a buscar una solución.

Con una pequeña sonrisa, el profesor observo como los dos jóvenes se tranquilizaban un poco.

- Pero hay un problema. - Agrego el profesor Dumbledore. - Aun con el consentimiento de la pareja, romper el vinculo mágico de un matrimonio es un grave delito... A menos que aun no se haya consumado el matrimonio.

Harry y Ginny se ruborizaron profundamente, y bajaron la vista al suelo, mientras murmuraban algo inteligible.

- ¿Que decían, no los oigo bien? - Pregunto el profesor Dumbledore con una sonrisa.

- Eso no será ningún problema. - Repitieron algo mas fuerte ambos jóvenes.

- Bien, me alegro de oírlo. - Dijo el profesor Dumbledore. - Informare de la situación a sus tíos, Harry.

Tras meditarlo unos segundos, el profesor Dumbledore añadió.

- Me temo, que sus tíos insistirán en que usted, y la señorita Weasley... La señora Potter, duerman en esta habitación, aunque sea más pequeña que la de su primo. - Comento el profesor Dumbledore. - Cuando regresen a Hogwarts, y van a regresar señora Potter, pueden usar las habitaciones de los Premios Anuales de la torre de Gryfindor.

Ante la cara de sorpresa de los recién casados, el profesor Dumbledore explico.

- Si recuerda, como profesor asistente señor Potter, usted se titula a todos los beneficios de un premio anual, y eso incluye unas habitaciones privadas. - Con una sonrisa, el profesor Dumbledore empezó a describir las habitaciones. - Sus habitaciones incluyen una gran alcoba, un magnifico baño privado, un practico estudio con su propia biblioteca, y una espaciosa sala común, que tendrán que compartir con la señorita Bell, que será uno de los premios anuales este año.

- Pero, ¿no va a buscar una forma de romper el vinculo? - Pregunto Ginny.

- Por supuesto, señora Potter, pero va a ser difícil lograrlo, puede tardar mucho tiempo, varios años incluso. - Contesto el profesor Dumbledore.

- ¿Cómo vamos a estudiar dos cursos diferentes? - Pregunto resignada Ginny.

- Realmente no van a poder, serian demasiadas clases, aun usando un tiempotornero. - Afirmo el profesor Dumbledore. - Usted va a tener que realizar sus BUHOS, con su curso al final del año, señora Potter, pero tomara las clases de sexto año con el señor Potter.

- ¿Pero como voy a pasar los BUHOS sin estudiar para ellos? - Pregunto horrorizada Ginny.

- Usted es la cima de su año en todas las asignaturas, podría haberse presentado a los BUHOS este año, y aun hubiese obtenido una marca por encima de la media. - Dijo el profesor Dumbledore, y guiñándole un ojo a Ginny confeso. - Quizás le gustaría saber, que los profesores han realizado una apuesta sobre quien obtendrá mas BUHOS, usted o la señorita Granger.

Ginny se ruborizo, mientras Harry le daba una mirada apreciativa.

- Con la ayuda de Harry durante el verano, usted debería poder seguir las clases de sexto año sin problema. - Continuo el profesor Dumbledore. - Los BUHOS, de las asignaturas que usted curse en sexto año, deberían ser sumamente fáciles, y estoy seguro que el señor Potter y la señorita Granger, estarán encantados de ayudarla a prepararse para el resto de asignaturas.

- Puedes contar conmigo para lo que haga falta. - Dijo Harry con una sonrisa, y guiñándole un ojo a Ginny añadió. - Aun que, parece más fácil que yo necesite tu ayuda, que al revés.

Ginny notablemente avergonzada, se esforzó en pensar en una forma de desviar la atención de ella.

- ¿Pero como voy a escoger las clases para los TIMOS, sin el resultado de los BUHOS? - Pregunto una ruborizada Ginny, mirando al suelo.

- Desgraciadamente, ustedes tendrán que ponerse de acuerdo para tomar los mismos TIMOS, por razones obvias. - Instruyo el profesor Dumbledore. - Dadas sus marcas anteriores señora Potter, no tengo ninguna duda, que obtendrá las notas necesarias en sus BUHOS para tomar cualquier TIMO que quiera, y el señor Potter tampoco debería tener ningún problema al respecto, pero dadas las circunstancias especiales, les concederé una dispensa para cursar cualquier TIMO que deseen, independientemente de sus marcas.

Rápidamente el profesor Dumbledore levanto sus manos, para acallar cualquier protesta de los dos adolescentes, y agrego.

- No es ninguna muestra de favoritismo, haríamos lo mismo por cualquier estudiante en sus circunstancias, de hecho se han concedido dispensas similares en otras ocasiones. -Cuando vio mas calmados a Harry y Ginny, el profesor Dumbledore pregunto. - ¿Señora Potter usted tenia alguna idea sobre lo que quería hacer después de Hogwarts?

- Por favor profesor Dumbledore, no me llame señora Potter. - Dándole una mirada de soslayo a Harry agrego. - Me hace sentir muy mayor, llámeme Ginny como todo el mundo.

- Por supuesto, estaré encantado de llamarla Ginny en privado. - Dijo el profesor Dumbledore con una sonrisa. - Pero debería acostumbrase a que la llamen señora Potter, la van a llamar así en muchas ocasiones.

- Gracias profesor, intentare seguir su consejo. - Dijo Ginny devolviéndole la sonrisa al profesor Dumbledore, tras una pausa ligeramente avergonzada admitió. - Yo havia pensado ser un Auror, cuando dejara Hogwarts.

- ¡Magnifico! Los dos podrán tomar los TIMOS que querían. - Exclamo el profesor Dumbledore, pareciendo aliviado. - La profesora McGonagall me dijo, que esa también era su elección de carrera, Harry. ¿No ha cambiado de opinión?¿No?

- No, profesor. - Dijo Harry rotundamente. - Quiero ser Auror.

- Profesor. ¿Que ocurrirá cuando usted pueda invertir el hechizo? - Pregunto Ginny.

- Quedara a su elección, usted podrá tomar sus TIMOS un año antes con Harry, o regresar a las clases con sus compañeros de año. - Respondió el profesor Dumbledore alegremente, pero su rostro se ensombreció ligeramente, cuando un pensamiento cruzó su mente. - Hay una cosa más.

- ¿Que es profesor? - Preguntaron a dúo Harry y Ginny.

- Ginny, usted ha sido propuesta como uno de los Prefectos de Gryfindor. - Informo el profesor Dumbledore.

- ¡¡¡Es maravilloso!!! Estoy muy orgulloso. - Exclamo Harry interrumpiendo al profesor Dumbledore, mientras le daba un fuerte abrazo a Ginny, guiñándole un ojo añadió. - Mi esposa es un prefecto.

Ginny con la cara a juego con su pelo, le dio un golpe amistoso a Harry en el brazo. Palideciendo ante este despliegue, el director de Hogwarts se apresuro a terminar su explicación.

- Lamentablemente, la situación actual le impediría cumplir los deberes de un prefecto. - Dijo tristemente el profesor Dumbledore.

Harry soltó a Ginny visiblemente disgustada, y se volvió al profesor Dumbledore.

- Eso es injusto. - Dijo Harry en un tono helado. - Si Ginny merece serlo, debe nombrarla a ella.

- Harry, seria injusto para el resto de prefectos, nombrar a alguien que no puede realizar el trabajo. - Replico el profesor Dumbledore.

- Ella puede realizar el trabajo. - Afirmo Harry.

- Harry, usted va a tener que ir donde Ginny vaya, y hacer lo que ella haga, y va estar demasiado ocupado con sus estudios, y sus clases como profesor, para realizar también los deberes de prefecto de Ginny. - Indico el profesor Dumbledore. - Por no mencionar que Ginny, no asistirá a clase con los alumnos de quinto año, y no puede entrar en los dormitorios de las chicas, mientras usted vaya con ella.

- Harry. - Dijo Ginny con voz triste, mientras cogía la mano al muchacho. - Yo lo entiendo, no pasa nada, para mí es suficiente saber que habían pensado en mi.

- Su comprensibilidad la honra, hubiera sido un excelente prefecto. - Dijo despacio el profesor Dumbledore.

Harry se callo visiblemente irritado por unos instantes. De repente una picara sonrisa cruzo su cara.

- Ginny va tener que ir a todos los sitios donde yo vaya, y hacer todo lo que yo haga. ¿No? - Pregunto Harry.

- Sí, eso es correcto. - Respondió confundido el profesor Dumbledore.

- Si estoy fuera del toque de queda, ella va a tener que estar fuera del toque de queda. - Dijo Harry.

- Sí. - Dijo el profesor Dumbledore.

- Si tengo que quedarme preparando mis clases, en lugar de estar en la sala común jugando a los ajedreces o bromeando con los amigos, ella va tener que quedarse conmigo. - Continuo Harry.

- Sí. - Dijo el profesor Dumbledore.

- Si estoy dando clases, ella tendrá que estar conmigo enseñando, en lugar de estar practicando o estudiando. - Añadió Harry.

- Sí. - Concedió el profesor Dumbledore.

- Si ella tiene una detención, aunque yo no la tenga, voy a tener que ir con ella. - Dijo Harry.

- Bien... Sí. - Estuvo de acuerdo el profesor Dumbledore.

- Si ella ve alguien que merece, que le dé o le quite puntos, o le asigne una detención, puede decírmelo para que lo haga. - Planteo Harry.

- Sí. - Contesto el profesor Dumbledore sin mucha convicción.

- En otras palabras, Ginny va a tener extraoficialmente los mismos deberes, privilegios, y obligaciones, que yo. - Expuso Harry.

- Sí. - Admitió renuentemente el profesor Dumbledore.

- Bien, hágalo oficial, nómbrela profesora auxiliar como a mí. - Exigió Harry.

- Harry no es necesario, a mi no me importa ayudarte. - Se apresuro a decir Ginny.

- Quizás no sea necesario, pero es justo. - Afirmo Harry. - Y podrás ayudarme con mis clases.

- Harry, no hace falta que me nombren profesora para que te ayude. - Exclamo Ginny frunciendo el ceño.

- Ya lo sé, pero te será mucho más fácil enseñar, si eres una profesora, que si eres la novia del profesor. - Replico Harry.

- ¿Harry James Potter desde cuando soy su novia? - Pregunto Ginny con los brazos en las caderas y frunciendo las cejas. Cuando un Harry completamente ruborizado intento balbucear una disculpa, lo interrumpió con una sonrisa traviesa en los labios. - Yo creía que era tu esposa.

Aprovechando el momento de turbación de Harry, el profesor Dumbledore intento zanjar el tema.

- Ginny no esta preparada, como ya le he explicado, su nombramiento no es una compensación por no haberlo nombrado prefecto, si no que se debe a circunstancias muy especiales. - Argumento el profesor Dumbledore. - Ella apenas acaba de terminar cuarto año, y estaría enseñando a alumnos de séptimo año.

- Ginny estará haciendo sexto año como yo, y usted mismo ha dicho, que es tan buena estudiante como Hermione, la cima de su curso en todas sus clases, y a pesar de ser de los mas jóvenes, era una de los mejores en el DA. - Rebatió rápidamente Harry. - Hermione me ayudo mucho el año pasado con el DA, y este año las clases exigirán mucho mas dedicación, si Ginny me ayuda beneficiara a los estudiantes.

El profesor Dumbledore se quedo cayado meditando las palabras de Harry, este viendo que no lo contradecía continuo.

- Nombrarla profesora, ayudara a que los estudiantes mayores la respeten y la escuchen, hasta que ella se gane su confianza. - Insistió Harry. - Y si vamos a estar juntos todo el tiempo, realmente es como si solo nombrara un profesor asistente.

Clavando su mirada en los ojos del director de Hogwarts, Harry concluyo.

- Ginny no tiene ninguna obligación de ayudarme, o incluso venir a mis clases, merece que se le reconozca su esfuerzo y dedicación. - Afirmo rotundamente Harry.

Los dos hombres se miraron fijamente durante unos instantes, sin que ninguno estuviera dispuesto a ceder, finalmente el profesor Dumbledore con un suspiro, fijo su mirada en Ginny.

- Señora Potter, nadie discutirá el nombramiento como profesor del señor Potter, pero en su caso seria muy polémico, incluso mas de lo que cabria esperar, debido a su matrimonio. - Dijo en un tono formal el director de Hogwarts. - ¿Usted esta dispuesta ha aceptar semejante presión, mas la responsabilidad, dedicación, y esfuerzo que comporta el cargo de profesor?

Ginny dio una ligera mirada a Harry, y contesto.

- Harry ha demostrado, una y otra vez, que esta dispuesto a hacer cualquier sacrificio por mí, o por mi familia, si ahora necesita mi ayuda, es en primer lugar, por querer protegerme. - Dijo solemnemente Ginny. - Yo lo ayudare en todo lo que este en mi mano, si él quiere que yo asuma esta responsabilidad, daré lo mejor de mí para llevarlo a termino.

Dándole una sonrisa traviesa a Harry, añadió.

- Además, va a ser muy divertido ver la cara de mis hermanos cuando sepan que voy a ser profesora. - Dijo alegremente Ginny.

- Sobretodo Ron. - Añadió Harry con una risita, y con un pensamiento súbito pidió. - Profesor, no habría alguna forma de evitar, que Ron y Hermione, sepan que vamos ha ser profesores, hasta que los veamos.

- No van a poder mantener correspondencia con nadie durante el verano, por razones de seguridad, si ustedes quieren enviarles una carta tendrán que mandármela a Hogwarts, y yo se la haré llegar. - Reflexiono en voz alta el profesor Dumbledore, y con un destello en los ojos añadió. - Si casualmente se cayesen unas gotas de tinta, donde están sus nombres, en las solicitudes que les enviaremos para inscribirse en su clase, como estarán en Hogsmeade, y no tomaran el expreso de Hogwarts, no lo sabrían hasta el banquete de bienvenida.

- Eso seria perfecto. - Dijeron a dúo Harry y Ginny, con una gran sonrisa.

El profesor les devolvió la sonrisa, y tras observarlos detenidamente, empezó a levantarse lentamente.

- Será mejor que vaya a hablar de nuevo con sus tíos, tengo que informarlos de lo ocurrido. - Dijo el profesor Dumbledore. - Les enviare los libros que me han pedido en unos días, y sus cartas de Hogwarts llevaran sus insignias de profesores asistentes.

- ¿Insignias?¿Por que? - Preguntaron Harry y Ginny a la vez.

- Aun cuando no les den clases, los estudiantes pueden reconocer fácilmente a todo los profesores, son prácticamente los únicos adultos en la escuela, y los pueden ver en las comidas en la mesa del personal. - Explico el profesor Dumbledore, mientras hacia desaparecer el sillón donde se havia sentado. - En su caso, como en el de los prefectos, y premios anuales, algunos estudiantes, sobre todo los mas jóvenes, podrían no saber quienes son, y eso podría traer algunos problemas, las insignias los evitan.

El profesor saco de un bolsillo el baúl de Ginny, y dejándolo en el suelo lo restauro a su tamaño normal, mientras continuo con su explicación.

- Es por un motivo similar, que les asigne las mismas atribuciones que los premios anuales, en lugar de definir unas específicamente para ustedes. - Dijo el profesor Dumbledore, al tiempo que deshacía los hechizos protectores alrededor de la habitación. - Los alumnos, e incluso los profesores, tendrán mucho mas claro, lo que los dos pueden o no pueden hacer, o como comportase con ustedes, si tienen la referencia de un modelo conocido, como son los premios anuales.

El profesor Dumbledore lanzo un hechizo de limpieza en la habitación, y echando una mirada a los dos jóvenes cubiertos de su propia sangre, se dispuso a lanzarles otro, cuando la idea de una pequeña travesura cruzó su mente, con una picara sonrisa y destellos en los ojos, se dirigió a Harry y Ginny.

- Deberían aprovechar mientras estoy hablando con sus tíos, para tomar un baño y cambiarse de ropa, les hace mucha falta. - Y dejando unos atónitos recién casados, el profesor Dumbledore abandono la habitación.