Capitulo 7º

REGALOS DE BODA POR LOS HERMANOS WEASLEY

Harry y Ginny habían pasado varias horas, desde su exiguo comida, hablando y intercambiando historias, Harry le contaría a Ginny sobre sus aventuras a Hogwarts con Ron y Hermione, mientras ella le narraría como havia sido crecer con seis hermanos mayores, y especialmente sobre todas las travesuras que tirarían los gemelos.

Repentinamente la conversación fue interrumpida, cuando un gran búho de rojo plumaje entro por la ventana, y tras dar varias vueltas chillando por la habitación, dejo caer un grueso sobre frente a Harry.

- ¿Merodeador? - Exclamo sorprendida Ginny, y viendo que Harry iba a recoger el sobre le grito. - ¡¡¡No lo toques!!!

- ¿Que?¿Porque? - Inquirió Harry tras retirar la mano, y observando el sobre con detalle añadió. - El sobre esta dirigido a mí, y pone que es importante.

- Ese es Merodeador, el nuevo Búho de los gemelos. - Respondió Ginny señalando al Búho que se hallaba descansando junto a Hedwig.

- Esa es una buena razón para no abrirlo. - Convino Harry, mirando ahora con suspicacias el sobre. - ¿Crees...?¿Crees que ya saben lo de nuestro matrimonio?

- ¿Por que otra razón te escribirían una carta justo después del ataque? - Pregunto a su vez Ginny, y examinando cuidadosamente la carta sin tocarla, leyó. - Muy importante. Exclusivo para James Evans... ¿Qué otra cosa pueden ser tan importante, justamente ahora?¿Y porque exclusivamente para ti?¿Piensan que si interceptan la carta no van abrirla por que ponga eso?¿O saben que habrá alguien contigo cuando la abras?

- Tienes razón. - Reconoció Harry dándole una sonrisa a Ginny. - Supongo que es una buena noticia que hayan enviado una carta y no un aullador.

- Yo hubiera preferido un aullador. - Dijo Ginny preocupada.

Harry miro a Ginny con curiosidad, y con ojos centelleantes le pregunto.

- ¿Que te he hecho yo? Ya no me quieres como antes. - Dijo Harry llevándose las manos al pecho, y haciéndose el herido. - Hay otro ¿no?

- Es verdad, ya no puedo ocultártelo mas, estoy viendo a Dean Thomas. - Respondió Ginny con una sonrisa afectada. - Él me hace experimentar cosas que nunca havia sentido antes, por primera vez en mi vida me siento una mujer de verdad.

- ¿Todo lo que hemos compartido no significa nada para ti? Me dejas por unos simples instantes de placer. - Inquirió Harry siguiendo el juego de Ginny.

- Si tu cumplieras tus obligaciones como un hombre, no tendría que satisfacer mis necesidades en otra parte. - Respondió Ginny irónicamente.

Harry la miro herido durante unos instantes, y seguidamente le saco la lengua a Ginny, esta sin ningún problema le devolvió el gesto, antes de que los dos jóvenes estallaran en risas.

- ¿Por que piensas que seria mejor un aullador? - Pregunto un risueño Harry, al cabo de un rato.

- No se puede poner una maldición en un aullador. - Respondió Ginny aun sujetándose el estomago.

- ¿Realmente crees que me enviarían una maldición? - Inquirió Harry mortalmente serio. - ¿No es un poco drástico?

- ¡Oh! No enviarían algo mortal. - Respondió Ginny, y con una picara sonrisa añadió. - Creo.

- Gracias por los ánimos. - Replico Harry irónicamente, y devolviéndole la sonrisa a Ginny añadió. - Creo recodar, que el profesor Dumbledore menciono algo sobre, que los dos sufriríamos los efectos plenos, de cualquier hechizo que golpee a uno de los dos.

Ginny palideció notablemente al comentario de Harry, y exclamo.

- ¡¡¡Merlín!!! No me acordaba. - Dijo Ginny ligeramente asustada.

- Venga, no es tan malo. - Dijo Harry con tranquilidad. - Tus hermanos no van a enviar ninguna maldición peligrosa, sabiendo que te afectaría a ti también.

Ginny miro a Harry con cara de incredulidad por unos instantes.

- Conociendo a mis hermanos, eso significa que puede ser cualquier cosa, exceptuando una de las imperdonables. - Afirmo tétricamente Ginny. - Y eso suponiendo que lo sepan.

- El profesor Dumbledore debe habérselo dicho. ¿No? - Dijo Harry con un atisbo de inquietud.

- El profesor Dumbledore tiene un sentido del humor muy peculiar. - Respondió Ginny categóricamente. - Si sabían que la maldición nos afectaría a los dos. ¿Por que enviar la carta exclusivamente para ti?

- ¿Quizás no han enviado una maldición? - Sugirió Harry. - Al fin y al cabo, yo me llevo bien con todos tus hermanos, bien exceptuando Percy, pero nadie se lleva bien con Percy, y no a sido culpa nuestra que hayamos acabado casados.

- Si no me crees abre la carta. - Dijo Ginny. - Venga adelante.

La mirada de Harry fue de Ginny al sobre, y del sobre a Ginny, y bajando la cabeza en señal de rendición dijo.

- Han enviado una maldición. - Admitió Harry resignado. - ¿Que vamos hacer?

- No podemos dejarla sin abrir. - Explico Ginny, y al ver la mirada incrédula de Harry añadió. - Seguro, que los gemelos han hechizado la carta, para saber si la hemos abierto o no.

- Y si saben que no la hemos abierto volverán a intentarlo. - Dedujo Harry.

- Sí. - Convino Ginny. - Y la próxima ocasión será mucho peor.

Harry y Ginny se miraron durante unos instantes, mientras intentaban pensar en una posible solución.

- ¡Harry! ¿Que crees que ara tu primo cuando despierte? - Pregunto Ginny con una mueca traviesa.

- Me temo que ya no estará interesado en ti, no creo sepa apreciar tus técnicas de masaje con la rodilla. - Respondió Harry divertido.

- Me alegra que tu sepas apreciarlas en cambio, cuando quieras que te dé un masaje, no tienes mas que decirlo, estaré encantada de hacerlo. - Le ofreció Ginny con cara de inocente.

- Estaría encantado de aceptar tu oferta, sobre todo sabiendo que a ti te causaría tanto placer como a mí. - Replico Harry con una sonrisa de triunfo.

- ¡Gruuu! Odio este hechizo. - Afirmo Ginny dándole una mirada asesina a Harry, que intentaba inútilmente contener la risa. Tras unos segundos Ginny volvió a insistir en su pregunta. - En serio. ¿Que piensas que será lo primero que ara gran D. cuando despierte?

- Bien. ¿Venir aquí para intentar matarnos? - Respondió Harry. - Tendremos que mantenernos alejados de Dudley durante unos días, o vamos a tener que usar la magia para defendernos.

- No lo hicimos tan mal anoche sin la magia. - Dijo con un deje de orgullo Ginny.

- Anoche Gran D. estaba borracho, puede que Dudley tenga el cerebro de una hormiga, pero no ha ganado el campeonato regional de boxeo durante dos años seguidos por nada. - Explico Harry. - Sin la magia, es como si un primer año de Hogwarts intentara batirse en duelo con Beatrixe Lestrange, no tendríamos ninguna oportunidad.

- Así que, en realidad tu tío nos hizo un favor encerrándonos en el armario. - Contesto irónicamente Ginny.

- Ese es tío Vernon, siempre preocupándose de mi bienestar. - Replico Harry, con una sonrisa. - ¿Por que te preocupa lo que ara Dudley? Con la puerta sellada mágicamente, no podrá entrar aquí.

- ¿Y si entrara? - Pregunto Ginny con una sonrisa maligna. - Y si encontrara la carta de mis hermanos. ¿Que crees que haría?

- ¡Abrirla! - Dijo Harry con una sonrisa gemela a la de Ginny. - Si conozco a Dudley, no se podría resistir.

- Eso pensaba yo. - Afirmo Ginny.

Sin decir nada mas Ginny se levanto, y con dos ligeros movimientos de muñeca, levitó la carta y la envió encima del escritorio, seguidamente mirado a Harry le dijo.

- No tengo ganas de esperar a que Dudley despierte. - Dijo Ginny, con un gesto convoco una pluma de la jaula Hedwig, y mostrándosela a Harry añadió. - ¿Que te parece si lo despertamos?

Harry sonriendo de oreja a oreja, se levanto y dándole un fuerte abrazo a Ginny, la levanto en vilo y la hizo hilar alrededor de la habitación.

- ¡¡¡Harryyyyyyy!!! - Grito Ginny en sorpresa, mientras una mueca de felicidad aparecía en su cara.

Tras un par de vueltas Harry dejo a Ginny en el suelo, y sin soltarla la miro fijamente a los ojos y dijo.

- Gracias. -Susurro con dulzura Harry, y despacio, inclinó su cabeza, y beso a Ginny en la frente.

- ¿Gracias por que? - Atino a preguntar una Ginny completamente carmesí.

- Por ser tan maravillosa. - Afirmo Harry con una gran sonrisa. - Por ser mi amiga, llevas menos de un día aquí, y ya no puedo imaginar estar sin ti.

- Yo... Harry... Yo... - Tartamudeo completamente aturdida Ginny.

- ¿Vamos a despertar a mi primo? - Pregunto Harry, y sin esperar contestación, se giro y recogiendo su capa de invisibilidad, se dedico a alisarla durante unos instantes, dando tiempo a la chica para recomponerse.

- Deberíamos recoger la habitación primero. - Dijo tras unos minutos Ginny, aun con un ligero rubor en sus mejillas. - Seria mejor si guardamos todo en los baúles y los sellamos mágicamente.

- Si, será mejor que tengamos todo bajo llave, antes de dejar entrar a Dudley. - Convino Harry.

Harry y Ginny trabajaron rápidamente, y pronto todas sus pertenencias estaban guardadas en los baúles, y protegidas por varios encantos. Satisfechos, se cubrieron con la capa de invisibilidad, y dejando la puerta abierta, se dirigieron a la habitación del primo de Harry.

Entrando lentamente en la habitación, los dos jóvenes se acercaron a la durmiente figura, y con gran cuidado Ginny saco la pluma de Hedwig de debajo la capa, y empezó a hacer cosquillas a Dudley en la nariz.

Primero arrugo la nariz, después ladeo la cabeza aun lado, luego a otro, y finalmente con una fuerte palmada en la nariz, Dudley Dursley dio inicio una frenética danza por la habitación, saltando de un lado a otro sin control, mientras se sujetaba la nariz con las manos, y profería un agudo aullido de dolor.

- ¡¡¡Aaaahh!!! Lo van a pagar muy caro, nadie se burla del gran D. - Chillo Dudley completamente consumido por la furia, una vez el dolor havia remitido ligeramente. - Voy a romperles todos los huesos.

Y sin mas, Dudley salió corriendo, con los puños cerrados, hacia su antigua segunda habitación, seguido de unos invisibles Harry y Ginny. Una larga retahíla de maldiciones abandonaron la boca de Dudley, cuando este descubrió, como por primera vez desde su regreso de Hogwarts, Harry había abandonado su habitación, por otra razón, que las comidas.

Dejándose llevar por su frustración, Dudley la emprendió a patadas con los baúles de Harry y Ginny, para su desgracia, ambos estaban protegidos por varios hechizos. Sujetándose el pie con ambas mano, Dudley reedito el frenético baile de unos minutos antes, saltando por la habitación siguiendo el ritmo de sus gemidos.

Emitiendo un fuerte crujido, la silla junto al escritorio de Harry, expreso su queja a tener que soportar el descomunal peso del primo de Harry, cuando este finalmente interrumpió su danza y se sentó en ella resoplando.

Pronto Dudley fijo su vista en el escritorio, y en el sobre encima de él.

- Importante. Exclusivo para James Evans. - Cogiendo el sobre, leyó en voz alta Dudley. - ¡Ummm! ¿Quién es James Evans?... El padre del muerto de hambre se llamaba James, y el apellido de soltera de mama es Evans...

Levantándose excitado Dudley, examino con atención el sobre, mientras una sonrisa maligna aparecía en su cara.

- ¿Esa escoria cree que puede engañarme? Esta carta es suya. - Dijo triunfalmente Dudley. - Que descuidado de su parte, no debería haber dejado la carta aquí encima, podría perderse o romperse accidentalmente, incluso peor, alguien podría abrirla, y descubrir algún oscuro secreto.

Relamiéndose de anticipación, Dudley rasgo abierto el sobre, inmediatamente la carta salió flotando del sobre, y se desplegó ante los ojos asustados del muchacho. Si Dudley Dursley estaba asustado, sintió verdadero terror, cuando descubrió que sus pies estaban clavados en el suelo, y las voces de los hermanos de Ginny, empezaron asonar en la habitación.

- ¡¡¡Bien venido a la familia Weasley!!! - Gritaron a la vez las voces de los gemelos y Ron.

- El profesor Dumbledore nos dio la gran noticia. - Explico la voz de Ron.

- No quiso darnos muchos detalles. - Se quejo George.

- Quería hablar primero con mama y papá. - Continuo Fred.

Dudley se quedo completamente blanco, y con la boca abierta ante la declaración de Ron y los gemelos, mientras Harry y Ginny, bajo la capa de invisibilidad, observaban algo sorprendidos desde la puerta de la habitación.

- No parece que se lo hayan tomado muy mal. - Comento Harry a la oreja de Ginny.

- Veremos. - Le respondió Ginny, continuando escuchando.

- Nos contó, como habías insistido en convertir a Ginny en una señora, a pesar que ella era bastante reacia. - Sonó por primera vez la voz de Charlie.

- Yo... Yo no... - Tartamudeo Dursley sin poder articular una respuesta.

- Un detalle que te honra, y te agradecemos en extremo. - Añadió la voz de Ron de nuevo.

- No estaría bien que durmierais juntos sin estar casados. - Añadió la voz de Fred.

- ¡¡¡Era una broma!!! - Grito Dursley temblando de los pies a la cabeza. - ¡¡¡Yo nunca la tocaría!!!

- O que os bañarais juntos, para el caso. - Siguió la voz de George.

- ¡¡¡Yo no me bañe con ella!!! - Grito Dudley desesperado. - ¡¡¡Fue Harry!!!¡¡¡Fue Harry!!!

- Sabemos que no quieres llegar hasta el final. - Explico la voz de Charlie.

- Al fin y al cabo, no quieres quedarte atado a la pequeña Ginny ¿No?. - Dijo la voz de Ron.

- Tu puedes tener cualquier chica que quieras. - Convino la voz de George.

- ¿Pudiendo escoger, quien se quedaría con la pequeña Ginny? - Pregunto retóricamente Fred.

- Nadie puede culparte compañero. - Añadió Ron.

- Ella realmente tiene un temple terrible. - Indico Charlie.

- Y claro después de haber salido con Cho Chang... - Empezó a decir Fred.

- ...Ginny es tan poca cosa. - Acabo George.

Harry sintió como Ginny empezaba a temblar bajo la capa de invisibilidad, y la abrazo con fuerza mientras le susurraba en la oreja.

- Ginny, sabes que no hay nadie mas, a quien yo escogería quedarme atado el resto de vida. - Dijo con firmeza Harry. - Eres la chica más bonita y maravillosa que conozco, cada minuto que paso contigo descubro algo nuevo y sorprendente sobre ti.

- Gracias. - Susurro Ginny devolviendo el abrazo a Harry, y apoyando la cabeza en su hombro. - Pero voy a matar a mis hermanos.

- Yo voy a matar al profesor Dumbledore. - Exclamo claramente irritado Harry. - ¿Que demonios les dijo a tus hermanos?

- Todos somos hombres. ¿Cómo podemos reprocharte que te diviertas un poco con la pequeña Ginny? - Siguió la voz de Charlie.

- Cierto, debemos estarte agradecidos, que hayas aceptado que se quede en tu casa, todo el verano. - Indico George.

- Si, que son unas pocas caricias y besos en la cama, o algunas duchas desnudos, a cambio de que la protejas de Tu-sabes-quien. - Añadió Fred.

- Y aun tuviste la delicadeza de casarte con Ginny antes, para que nadie pudiera hablar mal de ella. - Dijo con voz agradecida Charlie.

En este punto Dudley havia dejado de escuchar la carta, y estaba tirando difícilmente de sus pies con ambas manos, en un vano esfuerzo para conseguir huir.

- Pero estamos preocupados, compañero. - Dijo la voz de Fred.

- Tú eres un hombre, y a pesar de todo, Ginny es una mujer. - Declaro George.

- ¿A pesar de todo? - Repitió Ginny con irritación, mientras Harry la abrazaba con fuerza.

- Si, y todos sabemos como ella a estado obsesionada contigo durante años. - Convino Charlie.

- Este es un sueño hecho realidad para ella. - Afirmo Ron, y tras una pausa artística añadió. - Y una gran oportunidad.

- Créenos ara cualquier cosa para seducirte. - Dijo Fred.

- Y conociendo a nuestra hermana, eso es decir mucho. - Siguió George.

Harry noto como a su lado, Ginny se tensaba y cerraba los puños con furia apenas contenida.

- ¿Que se han creído? - Murmuro Ginny con una voz helada. - Voy a cortarlos en pedazos bien pequeños, y darlos de comer a uno de los animalitos de Hagrid.

- Tenemos miedo que Ginny, intente aprovecharse de un momento de debilidad. - Dijo Ron con voz fúnebre.

- Al fin al cabo eres un hombre. - Dijo Fred apoyando la declaración de Ron.

- No puedes esperar resistir los avances de Ginny para siempre. - Añadió George.

- Esta mañana, cuando hemos visitado a Bill al hospital, le hemos pedido consejo. - Explico Charlie. - Él nos ha indicado una antigua maldición egipcia, que podría serte de gran ayuda.

Dudley renunciando a sus infructuosos esfuerzos para escapar, cayo de rodillas ante la carta flotante, y juntando las manos en señal de suplica, pidió clemencia desesperado.

- Por favor... Yo no quería hacerle nada... No volveré acercarme a ella.. - Gimoteo Dudley. - Tener piedad... Are lo que queráis, pero no me maldigáis... Por favor... Por favor...

- Realmente no sabemos porque la llaman una maldición, es completamente inofensiva. - Se apresuro ha añadir Fred

- Si, simplemente confunde los impulsos nerviosos un poco. - Detallo George.

- Básicamente, cuando te sientas atraído por una chica... - Siguió Ron.

- Lo sentimos pero no puede ser solo Ginny, tiene que ser cualquier chica. - Interrumpió George.

- Bien, cuando te sientas atraído por una chica... - Volvió intentar Ron.

- Bill esta seguro, que recordara el anti-hechizo, antes de que vayáis a Hogwarts. - Declaro Charlie. - Después del banquete de bienvenida Ron te quitara la maldición, no tienes nada de que preocuparte.

- Como iba diciendo, cuando te sientas atraído por una chica... - Intento de nuevo Ron.

- Como no puedes usar la magia durante el verano, hemos atado la maldición a esta carta, para que no tengas que hacer nada. - Dijo George cortando de nuevo a Ron.

- ¡¡¡Vais a dejar que termine de una vez, o no!!! - Grito irritado Ron.

- Disculpa. - Contestaron a coro Fred, George, y Charlie.

- Como estaba intentando explicarte antes de todas estas interrupciones, cuando te sientas atraído por una chica... - Dijo Ron en un tono irritado.

- No le hagas demasiado caso, esta irritado por que su Mione no ha venido a verlo al hospital. - Afirmo Fred.

- ¡¡¡No es mi Mione!!! ¡¡¡Y no estoy irritado porque no haya venido ha verme al hospital.!!! - Grito Ron. - ¡¡¡ Solo quiero decirle de una vez a Harry, lo que hace la maldita maldición!!!

- Bien, entonces, ¿porque no se lo dices en lugar de perderle tiempo gritándome? - Inquirió Fred.

- Por ultima vez, cuando te sientas atraído por una chica... - Volvió a decir Ron.

- Te entraran unas ganas irresistibles de ir al baño. - Gritaron a coro los gemelos.

- ¡¡¡Aaaagh!!! Venir aquí os voy a dar una lección... - Grito completamente fuera de si Ron, para de repente añadir con voz asustada. - No, un momento... Con la varita no, no se vale...

Harry y Ginny pudieron oír divertidos, primero como los gemelos murmuraban una encantación desconocida, seguido inmediatamente por un fuerte estallido, y finalmente lo que parecían ser los balidos desesperados de una oveja.

- Ya que mis hermanos están ocupados en este momento, permíteme que me despida por ellos, repitiéndote lo agradecidos que estamos de que hayas aceptado cuidar de nuestra hermana, y deseándote que pases un verano muy divertido con Ginny. - Dijo la voz de Charlie. - Hasta pronto Harry.

- ¡¡¡Hasta la vista Harry!!! - Se oyó la voz de los gemelos gritar a lo lejos.

- ¡¡¡Beeeeeeee!!! - Sonó de fondo.

- ¿Harry? Un momento, yo no soy Harry, yo no soy Harry,... - Grito Dudley levantándose horrorizado, cuando comprendió que habían estado refiriéndose a Harry todo el tiempo.

Con un destello segador y un fuerte crujido, la carta estalló en llamas, convirtiéndose en cenizas inmediatamente. En el mismo instante, mientras la carta era consumida por el fuego, Dudley Dursley sintió una ligera descarga eléctrica recorrer su cuerpo de la cabeza a los pies. Completamente aterrado Dudley retrocedió un paso tentativamente, al ver que nada se lo impedía, retrocedió otro paso, seguido de otros dos, antes de girarse y salir de la habitación corriendo y chillando a pleno pulmón.

- ¡¡¡¡¡Mamaaaaaaaaa!!!!! - Grito Dudley Dursley, mientras se perdía escaleras abajo.

Harry y Ginny entraron rápidamente en la habitación, cerrando la puerta y sellándola mágicamente. Harry quitando la capa de invisibilidad de encima los dos, la deposito encima de la cama, y mirando un charco de un liquido amarillo, en el lugar donde havia estado de pie su primo, exclamo.

- Definitivamente si Dudley hubiera ido a Hogwarts, no hubiera estado en Gryfindor. - Dijo Harry, mientras con un gesto de su mano hacia desaparecer la mancha en el suelo.

- Harry... ¿Tu crees que mis hermanos tienen razón? - Pregunto angustiada Ginny.

- ¿Razón?¿Razón en que? - Inquirió confundido Harry.

- ¿En?... ¿En que voy hacer cualquier cosa para seducirte? - Pregunto Ginny bajando la cabeza.

- Si hubieras querido seducirme a cualquier precio, ayer no hubieras dudado de ducharte conmigo. - Afirmo Harry, mientras levantaba la barbilla de Ginny para que lo mirara a los ojos. - Ginny, si alguna vez ocurre entre nosotros, algo de lo que tus hermanos han insinuado, estoy convencido que será porque los dos lo queremos y estamos seguros de ello, yo no lo querría de otra forma, y sé que tu tampoco.

- Gracias. - Exclamo Ginny dándole un fuerte abrazo a Harry.

- ¿Para que están los amigos, sino? - Respondió Harry devolviéndole el abrazo a Ginny con una gran sonrisa.