Capitulo 10º

RECUERDOS DEL PASADO POR PETUNIA EVANS

Ligeramente agarrotados tras pasar varias horas encerrados, Harry y Ginny salieron lentamente del armario, y empezaron a estirar los músculos.

Tras unos instantes, Harry termino la luz mágica que había creado, y volvió a cerrar el armario con el candado, y ante la mirada curiosa de Ginny, acabo de sellarlo con un hechizo.

Antes de que Ginny pudiera preguntar, Harry le tapo la boca con un dedo, seguidamente Harry le cogió la mano y haciéndole señas para que lo siguiera, la guió a través de las escaleras evitando que los escalones crujieran.

Una vez en el descansillo recogieron silenciosamente su ropa, que permanecía tirada en el suelo, y entraron rápidamente en la habitación de Harry, inmediatamente el joven mago sello la puerta mágicamente, y lazo un encanto de silencio alrededor de la habitación.

- ¡Lo conseguimos! - Afirmo Harry aliviado, mientras él y Ginny se dejaban caer en la cama agotados. - Si somos cuidadosos, no descubrirán que hemos conseguido salir del armario hasta el viernes, posiblemente.

Ginny le dio una mirada extrañada, pero prefirió dejar caer el tema por otro más importante en este momento.

- ¿Puedo hacerte una pregunta? - Inquirió Ginny con un hilo de voz.

- Sí, claro. - Respondió Harry un poco inquieto, y con una sonrisa añadió. - No tienes que pedir permiso, tú siempre puedes preguntarme lo que quieras.

- ¿Co... Como vamos a dormir? - Pregunto Ginny enrojeciendo profundamente.

- ¡Oh! - Atino a decir Harry con una cara a juego con la de su esposa.

El silenció se hizo entre los dos jóvenes, mientras Harry, sin atreverse a mirar a su esposa, intentaba formular una solución aceptable.

- Creo que en el armario hay algunas mantas viejas para el invierno. - Planteo Harry. - Puedo ponerlas en el suelo al lado de la cama, y puedo dormir en ellas.

- No, esa es tu cama, yo dormiré en las mantas. - Exclamo Ginny, pareciendo ligeramente defraudada.

- Donde has visto que se haga dormir en el suelo a los invitados. - Cuestiono Harry con falsa indignación.

- Yo no soy tú invitada, soy tú esposa. - Corrigió Ginny.

- Más razón para que tú duermas en la cama. - Insistió Harry.

- No, esa seria razón para que los dos durmiéramos en la cama. - Dijo en un murmullo Ginny, sin levantar la vista del suelo.

- ¡Ginny! No puedes hablar en serio.

- Exclamo Harry completamente rojo. - ¿Que dirían tus padres?¿Y tus hermanos?

- Estamos casados, no pueden decir nada. - Insistió Ginny con voz entrecortada por la vergüenza.

- No... No puedes decirlo en serio. - Afirmo Harry aturdido.

- Harry, creo que después de esta noche soy la persona que mejor te conoce en el mundo. - Afirmo Ginny, mirando a los ojos a Harry por primera vez durante la conversación. - Estoy convencida... Sé, que puedo confiar en ti, sé que no aras nada que pueda incomodarme, por favor, me sentiré horrible si tienes que dormir en el suelo, si estamos en esta situación es porque querías ayudarme.

- Ginny, yo no podría mirar a la cara a tus hermanos, a tus padres, si durmiera contigo. - Respondió Harry emocionado por la confianza que tenia la muchacha en él. - Yo dormiré en las mantas hoy, y mañana podemos buscar una solución mejor, te lo prometo, pero por favor, acepta.

- De acuerdo. - A regañadientes, Ginny acepto con un suspiro.

- Gracias. - Le respondió cariñosamente Harry.

Los dos adolescentes se levantaron, y cogieron varias mantas viejas y un par de sabanas, que había en armario como había dicho Harry, y prepararon un lecho lo más confortable posible.

Una vez terminado, los dos recién casados se cubrieron con las sabanas, y procedieron a despojarse de las tollas y ponerse sus pijamas.

- ¿Estas listo? - Pregunto Ginny, echada bocabajo, con la cabeza en el borde de la cama, mirando a Harry.

- ¿Listo para que? - Cuestiono Harry mientras apagaba la luz, y se introducía en su improvisado lecho.

- Para que te cuente una historia antes de ir a dormir. - Respondió Ginny con fingida sorpresa.

- ¡Clarooo! - Afirmo Harry con una risita. - Realmente estoy esperando mi primer cuento para dormir.

- Bien, que podamos contarte hoy... Quizás la... No, ese no... ¡Uhmm! Déjame ver... Ya esta, esa es... Voy a contarte la historia de la creación de las plumas de herencia. - Dijo Ginny pensando en voz alta.

Harry observo fascinado como los ojos de Ginny brillaban de felicidad, mientras ella empezaba su relato.

- Era sé una vez hace dos mil años, en una época de caballeros de brillante armadura, y frágiles doncellas, en las legendarias tierras de Camelot, vivía el mago más sabio y poderoso de todos los tiempos, Ambrocius Mefisteles Amadeus Merlín. - Narro Ginny con voz melodramática. - La fama de Merlín era grande, y magos y brujas de todos los rincones de la tierra acudieron a Camelot para convertirse en sus aprendices, pero Merlín nunca acepto a ninguno.

Ginny hizo una pequeña pausa antes de continuar.

- Finalmente un día después de muchos años, cuando todos habían perdido la esperaza de que Merlín trasmitiera sus conocimientos, un joven mago y una joven bruja llegaron a Camelot con una carta para el gran mago. - Dijo Ginny continuando el relato. - Para asombro y desconcierto de la mayoría, Merlín los acepto inmediatamente como sus aprendices, muy pronto los dos jóvenes se ganaron el corazón de todos los habitantes de Camelot, por su sencillez, bondad, y valor.

Ginny se giro despacio, y echándose boca arriba en la cama, continuo el relato con voz soñadora.

- habían trascurrido tres meses desde su llegada, cuando ante la indignación general, los dos jóvenes anunciaron su marcha, los habitantes de Camelot consideraron un gran insulto, que habiendo recibido el honor de ser escogidos como aprendices por el gran Merlín, abandonaran su tutelaje, solo tras tres meses. - Ginny siguió con su narración. - El día de su marcha, mientras los dos jóvenes abandonaban Camelot, el mismísimo rey Arturo expreso su malestar a Merlín, el cual respondió con estas misteriosas palabras "Allí, siguiendo su senda a través de la historia, van los que algún día serán considerados lo mayores magos de todos los tiempos, por mi parte me siento sumamente honrado de haber sido su maestro durante estos tres meses, y haré todo lo que este en mi mano para ayudarlos a cumplir su destino".

Ginny cerro sus ojos imaginándose la escena entre el sabio Merlín y el noble Arturo, como había hecho cientos de veces cuando era una niña.

- Inmediatamente Merlín se encerró en su laboratorio durante tres semanas, cuando salió llevaba la primera pluma de herencia. - Dijo terminando su relato Ginny. - Merlín nombro a los dos jóvenes sus herederos, y encomendó el cuidado de la inmensa riqueza, y los valiosos objetos y propiedades, que había acumulado a lo largo de su extensa vida, a la pluma hasta el regreso de los dos jóvenes.

El cuarto se sumió en el silencio una vez Ginny había terminado de relatar su historia, hasta que Harry lo rompió con una pregunta.

- ¿Que ocurrió con los dos jóvenes? - Inquirió Harry con voz soñadora.

- Nadie lo sabe, nunca mas se los volvió a ver. - Explico lentamente Ginny. - Aunque cuentan que Merlín hasta el mismo día de su muerte, continuo afirmando que un día regresarían.

Harry y Ginny se quedaron callados meditando sobre la misteriosa historia, hasta que poco a poco fueron cayendo en los brazos de Morfeo.

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Una asustada Petunia Evans, atravesó las grandes puertas de roble junto a sus compañeros, solo para contemplar, la que siempre consideraría una de las visiones más sobrecogedoras de su vida.

Ante ella se extendía un gran salón con cuatro largas mesas donde se sentaban todos los alumnos de la escuela, encima de las mesas suspendidas en el aire centenares de velas iluminaban la escena bajo un cielo estrellado, una veintena de fantasmas flotaban lentamente entre las mesas, y frente a todos en una tarima sentados en una larga mesa se hallaban los adultos que formaban la facultad de Hogwarts.

Cuando Petunia salió de su asombro, se percato de como toda la atención se dirigía a un viejo sobrero, situado encima de un taburete enfrente la mesa de profesores.

Fascinada la joven bruja escucho la canción del sombrero seleccionador, y observo como sus compañeros fueron ordenados uno por uno.

- Evans, Petunia. - Grito finalmente el profesor McGonagall.

Petunia salió rápidamente de la fila de los primeros años, y sentándose en el taburete, se puso con avidez el sombrero seleccionador.

- ¡¡¡Slytherin!!! - Proclamo alegremente el sombrero seleccionador.

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- ¡¡¡Ahiiiii!!! - Gritaron al unísono Harry y Ginny.

Ginny se incorporo, y se quedó sentada en el suelo junto a Harry.

- ¿No podías estarte quieto? - Inquirió irritada Ginny.

- ¿Yo? - Replico de mal humor Harry. - Eres tú la que te has caído de la cama.

- ¡Oh! Claro, yo me he caído de la cama. - Exclamo Ginny levantando las manos al cielo. - Y el gran Harry Potter usando sus prodigioso reflejos de buscador, se aparto a un lado y evito que le cayera encima. ¡¡¡A pesar de estar dormido!!!

Poniéndose de rodillas, y encarando a Harry con los brazos en las caderas, Ginny continuo.

- ¡¡¡Oh!!! - Acuso Ginny voz en grito. - ¿Quizás el gran Harry Potter rodó fuera de su lecho, y me tiro de mi cama, gracias al vinculo que compartimos?

Sin decir mas, Ginny se levanto y intento sin éxito intento entrar en la cama.

- ¿Quieres moverte, y volver a meterte en tu cama, para que yo pueda volver a la mía? - Pregunto con voz amenazadora Ginny.

Harry rápidamente sin decir nada, se metió entre las mantas, y Ginny ignorando a su marido se volvió a meter en la cama, tras unos minutos los dos agotados jóvenes volvieron a dormirse.

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Petunia Evans se hallaba sentada en la mesa de Slytherin mirando como los primeros años eran introducidos en el gran comedor.

Tras la habitual canción del sombrero ordenador, la profesora McGonagall empezó a llamar a los nuevos alumnos.

- Black, Andrómeda. - Llamo la profesora McGonagall, mientras Petunia reconocía el nombre como el de la hermana pequeña de su compañera de habitación Narcisa Black.

- ¡¡¡Ravenclaw!!! - Grito el sombrero ordenador ante el desconcierto de toda la mesa de Slytherin.

Petunia observó con diversión la cara de turbación de su compañera de habitación, para inmediatamente dirigir su vista a la sumamente irritada prefecta de quinto año de Slytherin, Beatrix Black, la hermana mayor de Narcisa y Andrómeda, a la cual trataba de calmar sin mucho éxito, su novio de toda la vida, el otro prefecto de quinto año, Lucius Malfoy.

- Black, Sirius - Grito la profesora McGonagall, ajena al pequeño drama que se desarrollaba en la mesa de Slytherin.

- ¡¡¡Gryffindor!!! - Grito el sombrero ordenador dejando mudo a todo el gran vestíbulo.

Petunia tuvo que ahogar una carcajada, si la reacción de las hermanas Black a la casa en que se había ordenado su hermana pequeña havia sido interesante, su reacción a la casa de su primo, era apoteósica.

Narcisa había ido completamente blanca, parecía apunto de desmayarse, la reacción de su hermana havia sido incluso mejor, se había vuelto completamente roja, y su novio que estaba sujetándola, había tenido que arrebatarle la vara para evitar maldijera a su primo en el olvido, delante de toda la escuela.

Mientras Petunia seguía observando a las hermanas Black, el ordenando siguió, y pronto fue el turno su hermana pequeña, Lily.

- Evans, Lily. - Llamo la profesora McGonagall, tomando toda la atención de Petunia.

- ¡¡¡Gryffindor!!! - volvió a gritar el sombrero ordenador, causando por segunda vez que el gran vestíbulo quedara mudo.

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- ¡¡¡Ahiiiii!!! - Gritaron al unísono Harry y Ginny.

- ¿Por que?¿Por que? ¿Por que?¿Por que?... - Murmuraba Ginny al tiempo que golpeaba su cabeza contra la almohada de Harry.

- Ginny... Yo... Lo siento. - Tartamudeo Harry. - Yo no sé que pasa, yo nunca me muevo en la cama.

Ginny levanto la cabeza, y mirando a Harry durante unos instantes, pregunto irritada.

- ¿No podrías levantar toda la casa con tus ronquidos como mis hermanos? Ya estoy acostumbrada, y se puede solucionar con un siempre encanto de silencio. - Dijo Ginny echando chispas por los ojos. - ¡¡¡Pero no!!! Eso no es suficiente para Harry Potter.

- Ginny... Yo no... Yo... - Dijo intentando disculparse Harry.

- No digas nada. - Lo corto agriamente Ginny. - Metete en la cama, yo dormiré en el suelo.

- ¡¡¡Ginny!!! Ya lo hemos discutido. - Argumento Harry.

- Te aseguro que voy a dormir mejor en el suelo, que cayendo de la cama cada media hora. - Replico malhumoradamente Ginny. - Ahora metete en la cama, y no quiero oírte decir nada más.

Harry suspiro, y con gesto cansino se metió en la cama, sin decir una palabra.

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Petunia Evans entro hecha una furia, en el salón común de Slytherin, inmediatamente descubrió a sus compañeras de habitación Narcisa Black, Amanda Bloodworst, y Sally Alen-Werdeby, sentadas junto al fuego jugando una partida de ajedrez de mago.

- ¿Quién asido? - Grito completamente fuera de sí. - ¿Quién lo ha hecho?

- ¿Quién ha hecho que exactamente? - Inquirió Narcisa sin dignarse a mirar a Petunia.

Perdiendo la paciencia ante la actitud pomposa de su compañera, Petunia volcó la mesa donde estaban jugando al ajedrez de una patada, enviando las piezas rodando por toda la habitación.

- ¿Quién... A... Convertido... Mi... Cama... En... Barro? - Pregunto palabra por palabra Petunia.

- ¿No abras sido tu misma? - Pregunto Sally Alen-Werddby. - ¿Un hechizo erróneo quizás?

- ¿Y cual es el problema "Sangre sucia"? - Inquirió Narcisa Black, levantándose y encarando a Petunia. - Yo pensaría que estarías acostumbrada a dormir en el barro.

Con un gruñido, Petunia sacó su vara de la túnica, pero antes que pudiera hacer nada.

- ¡Petrificus Totalus! ¡Furnunculus! - Se oyó gritar a Lucius Malfoy y Beatrix Black, desde el otro lado de la habitación.

- ¿Cómo te atreves "Sangre Sucia"? Primero intentas hacerte pasar por lo que no eres, y ahora intentas atacar a tus superiores. - Increpo Lucius Malfoy a una paralizada Petunia. - Mañana voy hablar personalmente con el profesor Demberdy, vas a pasarte las próximas semanas en detención con Hurte por esto.

- ¿Pensabas que no averiguaríamos lo que eras? ¿No? ¿Pensaste que te podías hacer pasar por una "Sangre Limpia"? - Acuso a Petunia una sonriente Beatrix Black. - Te vas a quedar ahí hasta mañana por la mañana, así aprenderás cual es tu lugar "Sangre Sucia"

- Que lastima que tengas que quedarte aquí Dunia. - Dijo con falsa tristeza Narcisa Black. - No, podrás disfrutar de tu cama de barro.

Pronto los Slytherin se retiraron, dejando a Petunia en medio de cuarto común, paralizada y bajo la influencia del hechizo de hervores durante toda la noche.

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- ¡¡¡Ahiiiii!!! - Gritaron al unísono Harry y Ginny.

- ¿No podrías levantar toda la casa con tus ronquidos como tus hermanos? Ya estoy acostumbrado a Ron, y se puede solucionar con un siempre encanto de silencio. - Dijo riendo por lo bajo Harry. - ¡¡¡Pero no!!! Eso no es suficiente para Ginny Weasley.

- ¡¡¡No te burles!!! - Dijo Ginny dándole un puñetazo en el brazo a Harry.

- ¡¡¡Ahiiiii!!! - Se quejaron inmediatamente Harry y Ginny.

- ¡¡¡Merlín!!! Eres una sádica. - Exclamo Harry, escondiendo una sonrisa, mientras se frotaba el brazo. - ¿Tienes que golpearme cada vez que algo no te gusta?

- Venga no te enfades bonito, eres mi maridito. ¿Nooo? - Respondió Ginny hablándole lentamente, al tiempo que acariciaba el pelo de Harry. - Tengo que enseñarte a comportarte correctamente. ¿No querrás avergonzarme delante de otras personas?¿Verdad?

- ¿Que crees? - Inquirió indignado Harry. - ¿Que soy un perro?

- ¡¡¡Merlín, no!!! - Afirmo escandalizada Ginny, añadió con una traviesa sonrisa en la boca. - Los perros son muy listos.

- Genial mi esposa cree que soy más tonto que un perro. - Se quejo Harry levantando las manos al cielo.

Ginny se tapo la boca con una mano intentando contener la risa.

- ¡¡¡Ummm!!! ¿O quizás es que quieres que me comporte como un perrito? - Dijo Harry con voz seductora, al tiempo que sujetaba por los hombros a Ginny, fijándola en el suelo.

- ¿Harry? - Atino a murmurar Ginny sorprendida.

- ¿Quizás es que quieres que te muerda un poquito? - Susurro Harry en la oreja a Ginny. - ¡Ummm! ¿Quizás en esas preciosa orejitas redonditas que tienes?

Moviendo la cabeza a escasos centímetros de la cara completamente carmesí de Ginny, Harry fijo su mirada en sus ojos, y continuo.

- ¿Quizás en esa encantadora nariz respingona tuya? - siguió despacio Harry. - ¿O quizás esos labios...?

Harry se quedo callado mirando los labios de Ginny durante unos instantes.

- Será... Será mejor que... volvamos a dormir... - Tartamudeo Harry con una cara a juego con la de Ginny, mientras se levantaba bruscamente.- Es muy tarde, pronto va ha salir el sol.

- Si - Gimió mas que respondió Ginny, sin atreverse a mirar a Harry a la cara. - Es mejor que intentemos dormir un poco.

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Petunia Evans corría feliz por las tierras de Hogwarts, pronto localizo su objetivo, sentada entre un grupo de Gryffindors estudiando para sus TIMOS estaba su hermana pequeña, Lily.

- ¡¡¡Lily!!! ¡¡¡Lily!!! - Grito Petunia ondeando la mano.

- ¿Petunia? - Exclamo Lily Evans, levantándose sorprendida.

- ¡Ven! - Pidió Petunia, mientras cogía a Lily de la mano y tiraba de ella. - Tengo que contarte algo.

Petunia arrastró a Lily en una carrera hacia el lago, una vez llegaron a la orilla, tras asegurarse que no havia nadie a la vista, se giro a su sorprendida hermana, y empezó hablar con gran excitación.

- ¡¡¡Lo he conseguido!!! ¡¡¡Ha funcionado!!! Yo tenia razón, mis teorías eran correctas. - Exclamo Petunia, mientras abrazaba a su hermana. - Voy a conseguir un excelente en el EXTACIS de historia de la magia, voy a ser famosa, y todos lo que sean burlado de mí por ser de origen mugle, van atener que tragarse sus palabras.

Petunia cogió a su hermana y empezó a girarla a su alrededor, mientras reía de felicidad.

- ¡Merlín! Esto incluso va acabar con las aspiraciones de ese nuevo señor oscuro y sus seguidores. - Afirmo Petunia con lagrimas en los ojos. - Soy tan feliz, el mundo es maravilloso, solo falta que todo salga bien en la final de quidditch, y todos mis sueños se hablan echo realidad.

- Yo no sabia que fueras una fan del quidditch. - Dijo entre risas Lily.

Inmediatamente Petunia dejo de reírse, y se quedo quieta, mientras unas arrugas de preocupación surcaron su cara.

- ¿Puedo confiar en ti? - Pregunto con gran seriedad Petunia.

- Soy tu hermana, claro que puedes confiar en mi. - Respondió Lily inquieta por el cambio de actitud de Petunia.

- No, me gusta el quidditch - Afirmo lentamente Petunia, y levantando una mano para acallar las preguntas de Lily, continuo. - Lucius Malfoy, Beatrix Black y Rodolfo Lestrange, vendrán a ver la final de quidditch, los siete gusanos que me han hecho la vida imposible desde tercer año, volverán a estar juntos, y yo podré vengarme finalmente.

Lily se quedo sin palabras, aterrada de la frialdad y el odio que rezumaban las palabras de Petunia.

- Lo tengo todo preparado, descubrir un antiguo ritual en la biblioteca, que permite que varios magos y brujas trasfieran su poder temporalmente a uno de ellos. - Explico Petunia con una sonrisa sádica en los labios. - He conseguido la ayuda otros estudiantes que también ansían vengarse de ellos, nunca sabrán que los golpeo, solo tengo que provocarlos para que me sigan detrás de las gradas, y una vez allí,... Primero dejare que se confíen un poco, y cuando menos se lo esperen, pagaran por todo el dolor que me han causado estos años.

- Petunia, es demasiado peligroso, son siete magos, tres de ellos totalmente especializados. - Exclamo Lily aterrada. - Hay rumores que están metidos en las artes oscuras, algunos dicen que... Que se relacionan con los seguidores del nuevo señor oscuro, es demasiado peligroso.

- Lo tengo todo previsto, no es por mí que tienes que estar preocupada. - Respondió contundentemente Petunia.

- Petunia, esto no es una broma entre colegiales. - Advirtió aterrada Lily. - Si los provocas pueden dañarte de verdad.

- No estoy bromeando Lily. - Dijo con voz helada Petunia. - Ellos son los que van a ser dañados.

- Aun que todo salga bien, ellos van a querer vengarse, y no van a tener que contenerse por causa de los profesores, vas a tener que estar vigilando tus espaldas toda la vida. - Continuo insistiendo Lily. - Estas a punto de graduarte, puedes conseguir todo lo que quieras, no lo eches a perder todo, no lo estropees por una simple venganza.

- Ellos no sabrán de la trasferencia de poder, van a pensar que soy más poderosa que el profesor Dumbledore. - Afirmo Petunia con orgullo. - No se atreverán a intentar nada contra mí, van a estar demasiado asustados.

- No lo van a creer, no es posible. - Discrepo Lily preocupada por su hermana. - Nadie puede ganar tanto poder tan rápidamente.

- Pero yo soy una Slytherin, la mayoría de nosotros oculta su poder real. - Dijo triunfalmente Petunia. - Después de haber experimentado mi poder personalmente no tendrán ningún motivo para dudar de él, sobretodo cuando mis descubrimientos sean hechos públicos.

-Petunia, por favor... - Suplico desesperadamente Lily.

- ¡¡¡No, Lily!!! Van apagar por lo que me han hecho, y nada, ni nadie va a detenerme. - Concluyo Petunia con voz mortal.

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- ¡¡¡Ahiiiii!!! - Gritaron al unísono Harry y Ginny.

Los dos jóvenes se giraron boca arriba, y tras un pequeño suspiro se quedaron callados mirando al techo durante unos instantes, finalmente Ginny rompió el silencio.

- No podemos seguir así, no vamos a dormir nada. - Dijo Ginny con voz cansina.

- Lo sé.- Respondió sin muchos ánimos Harry. - ¿Pero que quieres que hagamos?

Ginny se quedo callada durante unos instantes recogiendo su valor, y finalmente propuso una solución, sin atreverse a mirar a Harry.

- Podríamos dormir en la cama, juntos. - Dijo Ginny con voz temblorosa.

- Ginny, ya lo hemos hablado. - Dijo taxativamente Harry.

- En ese caso lo mejor que podemos hacer es levantarnos, por que esta claro que hoy no vamos a dormir. - Contesto Ginny con un deje de irritación, luego un poco más calmada siguió. - Harry sé que no te parece correcto, pero míralo objetivamente. ¿Realmente vamos a ser más íntimos que lo hemos sido en el armario?

Ginny espero a que Harry replicara, pero viendo que no decía nada continuo.

- Yo no propondría esto en otras circunstancias, me moriría de vergüenza, me muero de vergüenza ahora mismo. - Confeso Ginny con voz insegura. - Pero nos guste o no estamos juntos en esto, y debemos cubrir con ello lo mejor que podamos.

- Ginny... Yo no sé... - Murmuro Harry ligeramente asustado.

Ginny se giro mirando a Harry, y con una mano cogió su barbilla, y hizo que se girara a mirarlo.

- Harry, has tenido muchas oportunidades esta noche de abusar de mí, y no lo has hecho. - Afirmo Ginny clavando su mirada en los ojos de Harry. - El que no quieras que durmamos juntos, solo refuerza este echo, si yo no confiara en ti antes de esta noche, que hacia, ahora no tendría ningún motivo para no hacerlo.

Harry trago difícilmente, y mirando en la profundidad de los ojos de la chica, tomo una resolución.

- Si estas segura... Lo haré. - Susurro Harry.

- Claro que estoy segura Harry James Potter. - Dijo Ginny abrazando a Harry. - Siempre he confiado en ti, y siempre lo haré, sé que nunca me harás hacer algo que yo no quiera.

- Gracias por confiar en mi. - Murmuro Harry, mientras una gran sonrisa aparecía en su cara. - Te prometo que nunca te defraudare.

- Lo sé. - Respondió simplemente Ginny.

Ginny se levanto y ofreció su mano a Harry, que este acepto, y dos sonrojados adolescentes se introdujeron en la cama.

- ¡Ummm! No sabes como había echado en falta dormir con mi peluche. - Susurro Ginny, mientras abrazaba a Harry, y apoyaba la cabeza en su pecho.

- ¿Tu peluche? - Inquirió Harry con una sonrisa.

- Sí, cuando cumplir dos años me regalaron un peluche de Harry Potter, siempre dormía con él, era mi mejor amigo, y mi confidente. - Explico melancólicamente Ginny. - Cuando viniste a la madriguera, el verano después de tu primer año, mama me lo cogió y lo guardo, pensaba que era impropio que yo durmiera con él, viendo como Ron era tu mejor amigo, y tú estabas durmiendo en la puerta de al lado.

Con gesto inseguro, Harry acerco su mano a la cabeza de Ginny, y acaricio su larga melena, mientras ella continuaba hablando.

- Si lo piensas, realmente es una tontería, pero yo lo había tenido conmigo prácticamente toda mi vida, estuve llorando por la noche durante varias semanas, a veces aun lo encuentro a faltar. - Confeso Ginny con tristeza, levantando la cabeza y dándole una sonrisa radiante a Harry, añadió alegremente. - Pero ahora tengo el original todo solo para mí.

- Me encartaría ser tu peluche, si eso significa que ser tu mejor amigo y tu confidente. - Respondió Harry devolviéndole la sonrisa a Ginny.

- Ya lo eres. - Susurro Ginny, volviendo apoyar su cabeza en el pecho de Harry.

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Petunia Evans estaba sentada en la estación de Hogsmeade esperando el Expreso de Hogwarts, bajo la atenta mirada de Hagrid.

Su cabeza en cogida se levanto orgullosa, cuando el sonido de unos pasos a la carrera resonó por la por otra parte silenciosa estación.

- ¡¡¡Petunia!!! ¡¡¡Petunia!!! - Grito Lily Evans, mientras se acercaba corriendo a su hermana.

Petunia se levanto, y se giro para enfrentar a su hermana.

- ¡¡¡Oh, Petunia!!! Lo siento, lo siento, no sabes cuanto lo siento. - Exclamo Lily Evans entre sollozos, mientras abrazaba a su hermana desesperadamente. - El profesor Dumbledore me lo ha contado todo.

Petunia Evans continuo fría e imperturbable, ante el despliegue de afecto de su hermana.

- ¿Petunia? - Pregunto Lily, tras unos minutos, al notar la falta de reacción de su hermana.

- ¿Que esperas? - Inquirió con una voz carente de emociones Petunia. - ¿Crees que bastan unas pocas lagrimas y gimoteos para conseguir mi perdón?

- Petunia yo solo quería ayudarte. - Exclamo entre lagrimas Lily.

- ¡¡¡Ayudarme!!! ¿Ayudarme avisando a los profesores? - Exigió Petunia en un ataque de furia.

- Yo tenia miedo que te hirieran, eran siete magos contra ti. - Intento justificarse Lily, sin poder dejar de llorar. - El profesor Dumbledore me prometió que no te pasaría nada.

- ¡¡¡No me pasaría nada!!! - Grito completamente fuera de sí Petunia. - Llamas no pasarme nada, que me expulsen, quiebren mi vara, y me quiten mi magia.

- Yo no quería que pasara esto. - Dijo una temblorosa Lily Evans, mientras lloraba desconsolada. - ¿Cómo iba a saber que los colocarías bajo la maldición cruciatus?¿Y que los profesores te cogerían haciéndolo?

- ¿Y que esperabas? - Contesto con desprecio Petunia. - ¿Que les diera unos cachetes en el trasero?

- Es una imperdonable Petunia. - Insistió aterrada Lily. - El profesor Dumbledore me ha dicho, que si los hubieras mantenido mas tiempo bajo la maldición, habrían ido completamente locos.

- Eso es lo que merecían. - Afirmo llena de odio Petunia.

- Nadie merece eso. - Corrigió Lily.

- ¡Oh! Santa Lily al rescate. - Respondió ácidamente Petunia. - La buena y virtuosa Lily Evans se preocupa siempre de todos, de todos menos su hermana.

- Eso no es verdad, yo te quiero Petunia. - Exigió Lily, y cayendo de rodillas en el suelo susurro en un hilo de voz. - Yo solo quería que no te pasara nada.

- Tienes una bonita forma de demostrarlo. - Acuso Petunia amargamente. - Desde que has viniste a Hogwarts lo único que has hecho es estropear mi vida.

Lily bajo la cabeza llorando amargamente, mientras Petunia continuaba con su diatriba.

- Te advertí que no dijeras que nuestros padres eran mugles. - Continuo Petunia increpando a su hermana. - ¿Pero lo hiciste? ¡¡¡No!!!

- Yo no me avergüenzo de mis padres, como tu. - Respondió en un estallido de furia Lily.

- Yo no me avergüenzo de mama y Papa. - Rebatió Petunia voz en grito. - Simplemente era más conveniente que no se supiera que eran mugles.

Mientras Petunia gritaba a su hermana el Expreso de Hogwarts entro en la estación.

- Y ahora, a pesar de que te dije que lo tenia todo previsto, tenias que entrometerte. - siguió acusando Petunia. - Tenias que acudir a ese viejo senil, y creer sus promesas de que no me ocurriría nada, como si él fuera a mover un dedo por mí.

- Si el profesor Dumbledore no hubiera intercedido por ti, te hubieran condenado a Azkaban para el resto de tu vida. - Defendió Lily.

- ¡¡¡Y esto es mucho mejor!!! - Dijo Petunia gritando a todo pulmón, a su hermana. - Condenada a ser un mugle para el resto de mi vida.

Petunia hizo una pausa, y se quedo mirando a su hermana llorando en

el suelo, con los puños fijados y una mueca de odio en la cara.

- Ya no eres mi hermana, te odio. - Dijo Petunia, con voz fría, carente de emociones. - No se como, ni cuando, pero escúchame bien, algún día te haré pagar con creces todo el daño que me has causado.

Sin decir una palabra mas, Petunia Evans recogió su baúl y subió al Expreso de Hogwarts, sin volverse a mirar atrás.

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A Harry lo despertó el sonido de una persona llorando, asustado encendió la luz y examino a Ginny, la muchacha estaba llorando desconsolada, aferrada a él.

- ¡Ginny! ¿Que ocurre? - Pregunto Harry sintiendo su corazón escogerse. - ¿Te duele algo?

- ¡No! Era solo una pesadilla. - Gimoteo Ginny. - Pero parecía tan real.

- ¿Que era? - Inquirió Harry preocupado. - ¿La... La cámara?

- ¡No! No. - Dijo Ginny negando con la cabeza. - Era otra cosa.

- ¿Que era Ginny? - Insistió Harry. - Te sentirás mejor si lo cuentas, confía en mi.

- Era... Era tu tía. - Murmuro Ginny.

- ¿Mi tía? - Exclamo Harry, palideciendo repentinamente.

- Si, soñé que ella iba a Hogwarts... - empezó a explicar Ginny.

- Y se ordeno en Slytherin. - Continuo Harry interrumpiendo a Ginny.

Ginny levanto la cabeza asustada, y mirando a Harry a los ojos siguió.

- Cuando tu madre se ordeno, los Slytherin descubrieron que era de origen mugle. - Dijo con lagrimas en los ojos Ginny.

- Y los Slytherin le hicieron la vida imposible. - Continuo con

Voz monótona Harry. - Hasta que finalmente ella decidió vengarse.

- Ella les colocó bajo la maldición cruciatus. - Acabo Ginny con voz temblorosa. - Los profesores lo descubrieron, la expulsaron y quebraron su vara.

- Si, yo también he soñado lo mismo. - Murmuro Harry.

- ¿Pero como? - Inquirió Ginny.

- Supongo es debido a nuestra unión. - Conjeturo Harry.

- parecía tan real. - Comento Ginny volviendo a apoyar su cabeza en el hombro de Harry. - No parecía un sueño.

- Quizás no era un sueño. - Dijo lentamente.

- ¿¿¿Que??? - Exclamo Ginny, levantando bruscamente la cabeza.

Harry suspiro, y fijo su mirada durante unos segundos en Ginny.

- parecía... Una de mis visiones, pero no me duele la cicatriz. - Explico Harry inseguro. - A mí me recordó mas a... Cuando accidentalmente vi los recuerdos de Snape en una sección de oclumancia.

- ¿Quieres decir que hicimos legeremancia? - Pregunto Ginny asustada. - ¿Creía que necesitabas mirar a los ojos de una persona y lanzar un conjuro para hacerlo?

- El profesor Dumbledore puede hacerlo sin lanzar un hechizo, aun que creo que todavía necesita mirar a los ojos de la otra persona. - Aclaro Harry. - podría ser que nosotros pudiéramos hacerlo sin el hechizo y el contacto ocular, nuestra unión parece haber aumentado nuestros poderes.

- Pero lo que vimos no puede ser verdad. - Objeto incrédulamente Ginny. - Tu tía es una mugle. ¿No?

- El año pasado... Cuando me atacaron los Dementores, yo trate de explicar lo ocurrido a tío Vernon... Cuando él pregunto que eran los Dementores, tía Petunia respondió... Dijo que eran los guardianes de la prisión de los magos, Azkaban. - Explico despacio Harry. - Yo le pregunte como lo sabia, ella dijo que había oído como mi padre se lo contaba a mi madre... Yo encontré muy extraño que tras tantos años lo recordara, quizás lo que eran los dementores, pero el nombre exacto de la prisión.

Harry hizo una pausa perdido en sus recuerdos, para tras unos segundos romper el silencio irritado.

- ¡¡¡Es absurdo!!! Mis padres no se enamoraron hasta finales del sexto curso o principios de séptimo, eso significa que con toda seguridad, tía Petunia no pudo conocer a mi padre, hasta que se graduara de Hogwarts. - Exclamo exasperado Harry. - Siempre me han dicho que mi madre era tan estudiosa como Hermione, la mejor estudiante de encantos en mas de cincuenta años, los dementores se estudian en tercer año, y el encanto patronus en séptimo, tu puedes creer que mi madre no sabia que eran los Dementores, y que estaban en Azkaban.

- Harry, no puede ser. - Objeto angustiada Ginny. - Si fuera verdad, si tu tía fuera capaz de usar de forma premeditada la maldición cruciatus, solo por venganza...

- No me es difícil de creer que tía Petunia sea capaz de hacer algo así. - Dijo amargamente Harry.

- Pero... Ella culpaba a tu madre de haber perdido su magia, juro Vengarse. - Insistió asustada Ginny.

- Bien, parece que finalmente la consiguió. ¿No? - Respondió irónicamente Harry.

- ¡¡¡Dumbledore lo sabia!!! - Afirmo Ginny llorando de nuevo. - El no te habría dejado a su merced, es demasiado cruel.

- A Dumbledore solo le importaba que yo llegara vivo a Hogwarts. - Murmuro agriamente Harry. - Él me tenia vigilado, el siempre supo por todo lo que yo tenia que pasar, y tía Petunia era demasiado lista, para hacer algo que pudiera dañarme seriamente, por lo menos físicamente.

- ¡¡¡Eso es horrible!!! - Se lamento Ginny, entre lagrimas.

- Esa es mi vida. - Respondió tristemente Harry.

Ginny oculto su cara en el hombro de Harry, y continuo llorando hasta que los dos se durmieron, cuando los primeros rayos de sol asomaron por el horizonte.