Capitulo 12°

AGRADECIMIENTOS Y RETRIBUCIONES I POR SEÑOR Y SEÑORA POTTER

Nº 4 de Privet Drive, Little Whinging, Surrey.

Viernes, 4'50 de la madrugada.

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARRRRRRRRRRRRRRRRGGGGGGGGGGGGGHHHHHHHHHHHH. - Un terrible aullido resonó a través de la casa en medio de la noche.

En la alcoba principal Vernon Dursley se despertó sobresaltado, su mano se dirigió a la pequeña lámpara situada en la mesita al lado de la cama, pero inmediatamente la retiro, cuando esta entro en contacto con algo frió y resbaladizo.

¡Aaahhh! - Grito Vernon uniendo su voz al aterrador gemido que recorría la casa.

Tras unos instantes, una vez recompuesto se giro y empezó a sacudir a su esposa intentando despertarla.

Petunia, Petunia, despierta... - Murmuro Vernon al oído de su esposa. - ¡Petunia!

Petunia Dursley siguió dormida impasiblemente ajena a todos los esfuerzos de su marido, bruscamente el angustioso gemido terminó, y unos suaves siseos que llenaron la habitación, Vernon horrorizado desistió de su empeño y gateo muy lentamente hacia a los pies de la cama.

¡Aaaaaaaahhhhhhhhhh! - Vernon Dursley oyó a su hijo, Dudley Dursley, gritar fuera de la habitación, y en un sorprendente estallido de valor, salto de la cama y se dirigió a la carrera hacia la puerta, justo en el preciso instante que su hijo entraba gritando por ella, con tan mala fortuna que ambos Dursleys chocaron y cayeron al suelo tan largo como ellos eran.

La luz se filtró a través de la puerta abierta, y finalmente Vernon Dursley pudo observar a su alrededor, lo que vio le hizo quedarse helado en el sitio, arrastrándose y siseando furiosamente por toda la habitación, había varias docenas de serpientes de todos los tamaños y formas.

Dudley se sentó frotándose la nariz, e inmediatamente sus ojos se ensancharon hasta proporciones monstruosas, con una cara de puro terror se arrastro rápidamente por el suelo, hasta que su espalda se apoyó contra la pared enfrente la habitación de sus progenitores.

Mientras su padre temblando de pies a cabeza, sin dejar de vigilar por un instante a las serpientes con los ojos llenos de pavor, se giró lentamente y desplazándose hacia atrás a cuatro patas, salio de la habitación y cerro la puerta de golpe.

¡Aaaaaaaahhhhhhhhhh! - Grito Vernon apoyándose contra la puerta asustado, cuando al girarse pudo contemplar finalmente lo que había asustado a su hijo en un principio.

Distribuidas lo largo de todo el pasillo, una docena de columnas de crepitante fuego verde, se elevaban del suelo hasta alcanzar el techo.

Vernon Dursley, con la boca abierta y los ojos desorbitados, permaneció inmóvil durante varios segundos, intentando encontrar una explicación lógica a lo que estaba ocurriendo, finalmente tras asumir que no iba a encontrarla, agarro a su hijo por la mano, y sin decir nada lo arrastro hacia las escaleras, pero tan pronto como llegaron a ellas, padre y hijo se quedaron clavados en el sitio.

Rezumando por la pared a lo largo de toda la escalera, había lo que no se podía describir de otra manera que sangre, tragando varias veces, el mayor de los Dursley recogió su escaso valor, y cuidadosamente empezó a bajar los escalones pegando su espalda a la barandilla todo lo humanamente posible, mientras tiraba tras de sí, a un extremadamente reticente Dudley Dursley.

Una vez los dos llegaron al vestíbulo de entrada, se apartaron rápidamente de las escaleras suspirando aliviados, aun que el alivio les duró de forma efímeramente, por que tan pronto como ambos fueron concientes de su entorno, el sentimiento de terror regresó con mas fuerza si es posible, una niebla plateada luminiscente recubría el suelo hasta la altura de la cintura de los Dursleys, pero lo que realmente les aterro fue lo que vieron a través de la puerta de la salita.

Realmente no había nada fuera de lo normal en la salita, eso es, si obviamos algunos retazos de niebla que se extendían en la habitación a través de la puerta abierta, no había serpientes, ni columnas de llamas, o sangre rezumando de las paredes, simplemente, todos los muebles, desde las mesas, hasta las sillas, pasando por los armarios, y sofás, colgaban de techo, mientras el gran candelabro, orgullo de Petunia Dursley, se elevaba del suelo hacia el techo, desafiando a todas luces la ley de la gravedad.

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARRRRRRRRRRRRRRRRGGGGGGGGGGGGGHHHHHHHHHHHH. - El aullido volvió a sonar mucho más cercano esta vez, haciendo que los dos Dursleys varones giraran sus cabezas hacia el armario bajo las escaleras.

En ese preciso instante, la puerta del armario estalló en pedazos, y una aterradora criatura salió de él, ojos rojos brillando en la oscuridad, el pelo meciéndose por una brisa inexistente, enormes colmillos sobresaliendo de la boca, manos como garras, con uñas de varios centímetros, toda cubierta de sangre, y con una pequeña toalla como única ropa, Ginny Weasley encaro a los Dursley con una aterradora sonrisa.

Carne fresca. - Dijo con voz siseante Ginny, causado que imperceptible bajo la niebla plateada, dos charcos gemelos se formaran en el suelo de vestíbulo.

No... No, déjalos. - Pidió una débil voz dentro del armario.

Sosteniéndose en el marco de la puerta con su brazo izquierdo, Harry Potter salio despacio del armario, y Dudley Dursley se abrazo aterrado a su padre, la pequeña toalla que llevaba atada a su cintura permitía ver con claridad el cuerpo del muchacho, o lo que quedaba de él, en parte del brazo derecho y la mayoría del tórax la carne había sido arrancada, permitiendo ver claramente los huesos y las costillas.

déjalos por favor. - Suplico Harry mientras se acercaba tambaleante a Ginny y le ofrecía su brazo izquierdo. - Toma come,... Déjalos a ellos no son buenos, tienen demasiada grasa.

Ginny miro a Harry a los ojos por un momento, y sujetando el brazo que le ofrecía con ambas manos, clavo sus colmillos en él y arranco un gran pedazo de carne, inmediatamente Harry, con una profunda mueca de dolor, cayo de rodillas a sus pies, mientras Vernon y Dudley contemplaban la escena completamente horrorizados.

Huir... Ir a casa de tía Margen... Allí estaréis seguros... - Dijo Harry entre gemidos de dolor. - ¡Huir mientras aun podéis, o seréis los próximos!

¡Aaaaaaaahhhhhhhhhh! - Gritaron aterrados Vernon y Dudley, y sin un segundo pensamiento para Harry o Petunia, que seguía durmiendo ignorantemente en el piso superior, se giraron se lanzaron hacia la puerta.

Tras corto forcejeo con el pestillo, los dos Dursleys salieron de la casa a la carrera, para tras varios segundos volver abrir la puerta, y asomar ligeramente la cabeza, para una vez seguros que Ginny seguía distraída, comiendo el pedazo de carne que había arrancado del brazo de Harry, agarrar las llaves del coche de encima de la mesilla del vestíbulo, y salir corriendo de nuevo.

Una vez los dos Dursleys habían salido, Harry se levanto rápidamente, y con paso seguro se acerco a la puerta y la cerró, mientras Ginny que lo havia seguido, aparto la cortina que cubría la vidriera situada al lado de la puerta, y observo con diversión como Vernon y Dudley, vestidos exclusivamente con sus pijamas, subían al coche y huían a toda velocidad.

Parece que los hemos asustado un poco. ¿No? - Dijo Harry apoyando la barbilla en el hombro de Ginny, y la rodearla con sus brazos titubeantemente.

Si... - Murmuro Ginny ruborizándose, mientras sentía como un escalofrío recorría su espalda.

Sabes, ya sean ido. - Comunico Harry a su esposa, que seguía comiendo la carne que había arrancado del brazo de Harry. - No hace falta que sigas comiendo eso.

¡Oh! Pero esta tan bueno. - Afirmo dulcemente Ginny. - ¿Crees que podría coger un poco mas?

¡Una caníbal! Me he casado con una caníbal. - Exclamo Harry soltando a Ginny, y levantando los brazos al aire. - Yo no era suficientemente flaco con la poca comida que me daban los Dursley, no, ahora mi propia esposa va acabar de dejarme en los huesos, ahora entiendo porque tu madre siempre insiste tanto en que coma, solo estaba cebándome para ti.

¡Harry! - Grito con falsa indignación Ginny, al tiempo que golpeaba festivamente a Harry en el brazo. - Toma, pruébalo, realmente esta muy bueno.

Harry cogió el pedazo de carne que le paso Ginny, y con una mueca de asco, se lo acerco a la boca y le dio un pequeño mordisco.

Esta bueno. - Afirmo sorprendido Harry, dándole otro mordisco.

¿Que te dije? - Exclamo Ginny con una sonrisa en los labios, y sin esperar permiso arranco otro pedazo de carne del pecho de Harry.

¡Eh! Déjame un poco. - Exigió Harry. - Yo también quiero.

Toma, no llores. - Dijo Ginny partiendo en dos el pedazo que havia cogido, y dándole la mitad a Harry. - Me pregunto de que esta hecho, realmente es muy bueno.

No lo sé. - Respondió Harry encogiéndose de hombros. - Pero podemos preguntarles cuando vengan a limpiar, si quieres.

¿Crees que nos lo dirían? - Pregunto esperanzada Ginny. - Es realmente muy bueno, incluso podríamos comercializarlo como un nuevo dulce, llamarlos delicias de caníbal o algo así, y venderlos con la forma de pies o manos, seria todo un éxito.

Bien, yo creo con el millón y medio de libras que les hemos pagado, no es mucho pedir que nos den la formula de esta carne sintética. - Respondió Harry pensativo. - No es tan mala idea, podríamos recuperar algo de lo que nos ha costado todo esto, no es que no valiera la pena, o que lo vallamos a notar en nuestros bolsillos en lo mas mínimo, pero me siento un poco incomodo con gastar tanto dinero en una broma.

¡Ehhh! No era una broma, era una cuestión de supervivencia, o nosotros o los Dursleys. - Afirmo rotundamente Ginny. - Y a merecido la pena hasta el ultimo Knut, yo aun no puedo creer que hayan hecho todo esto sin usar una gota de magia, es increíble.

A decir verdad no era tan increíble, considerando que son uno de los mejores equipos de efectos especiales del mundo, han hecho cosas mucho más espectaculares en el cine, pero debo admitir que ha sido un trabajo muy bueno, considerando el poco tiempo que han tenido. - Informo Harry ligeramente divertido con la cara de incredulidad de su joven esposa

Como sea, yo creo que hemos conseguido lo que queríamos de sobras. -Afirmo Ginny tras unos segundos. - Los Dursleys se lo van a pensar dos veces antes de volver a incomodarnos, y el profesor Dumbledore no puede decir nada, por que no usamos magia en ningún momento.

Yo diría mas bien, que los Dursleys se lo van a pensar dos veces antes de volver. - Corrigió Harry apenas conteniendo la risa.

¡Oh Merlín¿Viste su cara cuando arranque el pedazo de carne de tú brazo? - Pregunto Ginny entre risas. - Eso no tenía precio.

Eso si que fue espectacular. - Convino Harry mirando a Ginny con admiración. - Voy acordarme de ello toda mi vida.

La joven siguió riendo durante varios minutos, hasta que Harry empezó a acercarse lentamente a ella, con una picara sonrisa en los labios, Ginny dejo de reírse inmediatamente, y sobresaltada trato de mantener la distancia entre los dos, aun que por desgracia para ella, rápidamente acabo con su espalda contra la puerta y su esposo sujetándola por los hombros.

¿Sabes? He estado pensando, y no me parece justo que tú hayas probado mi carne, y yo no haya probar la tuya. - Susurro suavemente Harry a la oreja de Ginny.

Pero Harry a mi no me han puesto carne sintética. - Objeto Ginny con falsa inocencia.

Detalles, detalles... - Contesto Harry mientras lentamente reseguía el cuello de Ginny con su nariz aspirando el dulce aroma de la muchacha. - Solo seria un mordisquillo muy pequeño, solamente un mordisquillo para probar.

Ginny sintió su cuerpo recorrido por fuertes corrientes eléctricas y sus piernas temblar ingobernablemente, mientras Harry seguía su camino abajo hacia sus pechos.

Harry... Tenemos... Tía Petunia puede despertarse... - Dijo Ginny con voz entrecortada. - Hemos de avisar que vengan a limpiar.

¿Estas segura? El medico dijo que los somníferos la mantendrían dormida hasta esta tarde. - Pregunto Harry con voz suave, entretenido en intentar apartar con la nariz la toalla que cubría el seno izquierdo de Ginny.- Solo unos mordisquillos antes de avisarlos.

Umm... No... Yo... - Intento articular una respuesta Ginny, apoyada fláccidamente contra la puerta, completamente ruborizada, con los ojos cerrados, y respirando con dificultad. - Ohh... No sé... Yo...

Bien sino hay tiempo, tendrá que ser en otro momento. - Afirmo Harry soltando a Ginny y apartándose unos pasos con sonrisa en los labios. - Es una lastima. ¿No crees?

¿Harryyy? - Balbuceo Ginny, trastabillando, y agarrándose mesita junto la puerta intentando no caerse, cuando Harry la soltó repentinamente. - ¡Harry!

¿Queeeee? - Pregunto Harry con la voz más inocente pudo pasar revista, mientras cogía el teléfono, y tras marcar un numero, lo ofrecía a Ginny. - ¿Quieres hablar tu con ellos.

¡Ughhh! - Gruño frustrada Ginny, con los puños cerrados y una mirada que haría avergonzar de envidia a un basilisco.

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Nº 4 de Privet Drive, Little Whinging, Surrey.

Viernes, 5'20 de la tarde.

Petunia Dursley estaba de muy mal humor, extrañamente había dormido hasta bien entrada la tarde, y se acababa de despertar con un fuerte dolor de cabeza, de hecho si no supiera bien pensaría que tenia una fuerte resaca, pero claro ella no había tomado nada de alcohol la noche anterior, así que no podía ser.

Quejándose entre dientes, Petunia se dirigió a la cocina para tomar un vaso de agua y una aspirina, tan pronto como atravesó la puerta no pudo evitar dejar escapar un leve gemido, sin lugar a dudas, su día acaba de empeorar notablemente, y no parecía que iba a mejorar en un futuro próximo.

Sentados a la mesa de la cocina estaban su sobrino, y ese monstruo con que se había casado, los dos vestidos impecablemente, Harry vestía un traje azul marino, camisa y corbata a juego, unas nuevas gafas de alambre y un reloj de oro en la muñeca, Ginny lucia un exquisito traje chaqueta en tonos pastel, y llevaba un fino collar de esmeraldas y un reloj de oro como su marido, todo en ellos gritaba dinero, no solo la ropa que llevaban probablemente costaba mas de lo que Vernon podría ganar en un año, que no era poco, si no que los relojes y el collar debían valer claramente una fortuna.

Petunia Eloisa Evans Dursley, nacida el 13 de abril del 1957 de John y Margarita Evans, hermana de Lily Mary Evans Potter, casada con Vernon Osvaldo Dursley, y madre de Dudley Dominicus Dursley. ¿Correcto? - Inquirió Ginny con tono profesional, mientras examinaba los documentos de una elegante carpeta de cuero. - Por favor tome asiento, tenemos varios asuntos que tratar.

¿Qué broma es esta¿Dónde habéis conseguido esa ropa y esas joyas? Las habéis robado ¿No? - Exclamo indignada Petunia. - Así es como pagáis nuestra generosidad. ¿Que van a decir los vecinos cuando la policía venga a buscaros?

Nadie a robado nada. - Dijo rotundamente Harry. - Según las leyes mágicas y mugles, cuando nos casamos nos volvimos legalmente adultos, y yo entre en posesión de las herencias que me dejaron mis padres y padrino.

Si claro, y yo voy a creer eso. - Respondió sarcásticamente Petunia. - Como si los muertos de hambre buenos para nada de tus padres y sus amigos, hubiesen tenido tan siquiera un lugar donde caerse muertos, mucho menos algo para dejarte.

A pesar del hecho, que usted no tuvo apenas contacto con el marido de su hermana, y los amigos de ambos, yo hubiera esperado, que con su anterior relación con las hermanas Black, usted hubiera reconocido el nombre del padrino de Harry. - Replico fríamente Ginny, haciendo palidecer notablemente a Petunia con la referencia a su pasado en Hogwarts. - Sirius Orión Black, era de hecho el ultimo heredero directo de la familia Black, y Harry como el principal beneficiario de su testamento, a heredado la practica totalidad de la legendaria fortuna de la familia.

Y la fortuna de la familia del muerto de hambre de mi padre, aun que menos conocida que las de las familias Black o Malfoy, principalmente debido a que mis antepasados nunca hicieron la ostentación de su riqueza como hicieron ellos, no tiene nada que envidiar a las suyas. - Añadió con aire de superioridad Harry. - De hecho, después de entrar en posesión de ambas herencias, yo estoy entre los diez magos o mugles más ricos del mundo.

Petunia Dursley palideció aun más si cabe, mientras su dolor de cabeza aumentaba hasta nuevas cotas, sin decir palabra se giro, y tras buscar febrilmente un bote de aspirinas en el armario, tomó varias píldoras de golpe, y se sentó en la mesa frente a su sobrino y esposa.

Harry y Ginny sonrieron divertidos, el medico que les había recetado el somnífero que habían dado a Petunia, les había advertido que tendría una fuerte jaqueca cuando despertara, y obviamente las noticias que le habían dado, no habían servido para aliviar su condición.

Bien una vez hemos aclarada la situación, podemos pasar al negocio que nos ocupa. - Declaro impasible Ginny.

¿Que negocio? - Inquirió Petunia levantando la cabeza de golpe.

Por motivos que usted conoce perfectamente, mi marido aquí presente y yo, debemos permanecer durante este verano, y posiblemente el próximo, en esta casa en su compañía. - Siguió Ginny ignorando el comentario de Petunia. - Creemos que en beneficio de la buena convivencia, es necesario establecer unas normas para nuestra estancia en esta casa.

Petunia se irguió pomposamente ante el comentario de Ginny, y dirigió una sádica sonrisa a los dos jóvenes.

Mi habitación actual es demasiado pequeña para nuestras necesidades, por consiguiente mañana nos trasladaremos a la alcoba principal, usted y tío Vernon pueden ocupar la habitación de Dursley, y él puede pasar a la que nosotros dejamos libre. - Dijo rápidamente Harry antes de que Petunia pudiera decir algo.

¿Que...? - Murmuro Petunia mientras negaba incrédulamente con la cabeza.

El próximo curso aparte de nuestros estudios, vamos ha estar dando clases en Hogwarts, y yo voy a pasar de cuarto a sexto curso. - Informo Ginny a una iracunda señora Dursley. - En consecuencia necesitaremos un lugar donde poder estudiar, y preparar nuestros planos de las lecciones.

La salita es la habitación que se adecua mas a lo que queremos, aun que el mobiliario no es él más idóneo, tiene fácil solución. - Siguió Harry sin dejar tiempo a su tía a reaccionar.

Mañana a las diez traerán los nuevos muebles para nuestra habitación, y el estudio. - Continuo Ginny con una sonrisa en los labios. - Asegurese de estar aquí para pagarlos.

¿Pagarlos...? - Exclamo Petunia absolutamente desconcertada.

Cada mañana incluido los fines de semanas bajaremos a las siete al jardín a hacer algo de ejercicio. - Dijo Harry haciendo caso omiso a su tía. - Esperamos que de siete a ocho usted limpie nuestra habitación y haga la cama.

Tía Petunia resoplo indignada a la ultima declaración, y saliendo de su estupor se dispuso a poner en su lugar a su sobrino y la desvergonzada de su esposa.
- A las nueve desayunaremos en el comedor con la vajilla de plata, usted preparara la comida y su hijo la servirá. - Indico altivamente Ginny, antes que Petunia pudiera decir algo. - Junto a los muebles, mañana también le entregaran los uniformes, que usted y su hijo deben llevar en todo momento en la casa.

¡Uniformes! - Grito escandalizada Petunia.

La madre de Ginny es una excelente cocinera, así que espero que usted haga lo mejor para estar a la altura de las circunstancias. - Advirtió Harry a una Petunia completamente desbordada por los acontecimientos.

Petunia frunció el entrecejo, y le dio una mirada de puro odio a Harry.

Después del desayuno nos retiraremos al estudio, ninguno de ustedes entrara allí a menos que los requiramos expresamente. - Ordeno tajantemente Ginny. - De hecho, usted y su familia permanecerán en la cocina o sus habitaciones, siempre que no tengan trabajo que hacer.

Petunia golpeó con ambas manos la mesa, y se levanto con la cara roja de furia.

La comida será a la una, tres platos y postres, a las cinco nos servirán té con pastas en el jardín, y a las ocho una cena ligera en el comedor, tras la cual nos retiraremos a nuestra habitación. - Detallo metódicamente Harry, ignorando el estallido de Petunia. - Aparte de las comidas, usted y Dudley se encargaran de limpiar la casa, ir de compras, y lavar la ropa.

Tu... Tu... Tu... - Tartamudeo Petunia, señalando a Harry con un dedo tembloroso, completamente falta de palabras.

Yo soy una bruja, y no confió en esas andróminas que los mugles usan para lavar la ropa, así que lavara la nuestra a mano. - Añadió Ginny en su mejor imitación de Malfoy. - Y será mejor que lo haga con cuidado, si estropea alguna prenda la pagara de su bolsillo, y nuestra ropa no es precisamente barata.

¡Bastante! Ahora vais a escucharme muchacho... - Exigió voz en grito Petunia.

¡Oh! Y partir de ahora, usted y su familia se dirigirán a mí y mí esposa, como Lord y Lady Potter, como corresponde a los treinta y dozavos duques de Nessex. - La interrumpió Harry con una sonrisa afectada.

¿Lord¿Lord¿Lord? - Repitió Petunia levantando la voz con cada palabra. - ¡Gusano! Eso es lo que eres, un gusano, todos estos años manteniéndote, y así es como nos lo pagas.

Harry y Ginny esperaron, sonriendo tranquilamente, a que Petunia acabara su delirio.

No me importa lo que hayas heredado de los indeseables de tus padres y tú padrino, no me importa el dinero que tengáis, no me importa los títulos que tengáis, no tenéis mas remedio de quedaros en esta casa para vuestra protección, y mientras estéis en mi casa haréis lo que yo diga. - Declaro triunfalmente Petunia. - ¿Creíais que porque de repente tengáis algo de dinero las cosas iban a cambiar? Sois unos monstruos y no importa lo que hagáis, siempre lo seréis.

Petunia hizo una pausa, y observo detenidamente a los dos jóvenes ante ella, antes de continua con una voz mas calmada.

¿Vais a aprender a respetar a las personas decentes¿No habéis tenido suficiente con una semana encerrados en ese armario sin comida? - Dijo Petunia con una sonrisa sádica, y señalando con la mano asía la puerta dijo. - Arriba a vuestra habitación inmediatamente, os vais a quedar allí encerrados sin comer el resto del día, y mañana empezareis pagar la generosidad que Vernon y yo os hemos mostrado, acogiendo os en nuestra casa.

En primer lugar tía Petunia, dado que Ginny y yo somos ahora adultos, no puedes decirnos que podemos o no podemos hacer, y en segundo lugar, siento tener que corregirte, pero no nos estáis acogiendo en vuestra casa, ya que esta casa es mía. - Respondió tranquilamente Harry, mientras encendía el ordenador portátil situado en la mesa frente a él. - Si me permites la sugerencia, seria mejor que te sientes y escuches lo que tenemos que decir, a menos que quieras discutirlo ante un tribunal, aun que yo no te lo recomendaría.

¿Adultos? No me hagas reír, aun no tienes dieciséis años, y eso con lo que te has casado aun tienen que cambiarle los pañales. - Grito Petunia señalando con una mano a Ginny. - No sé que te has creído, pero esta es mí casa, mía y de Vernon, y nada de lo que digas o hagas va a cambiar eso.

Señora Dursley, como ya le he dicho, tanto en el mundo mugle como en el mundo mágico, al contraer matrimonio una pareja, independientemente de la edad de los cónyuges, son considerados legalmente adultos. - Replico impasible Ginny. - Y esta casa no es suya, tanto ella como el coche de su marido pertenecen a Grunnings, su uso es parte de los beneficios que su esposo percibe por su trabajo.

Bien¿si la casa pertenece a Grunnings como viene que el loco de mi sobrino dice que es suya? - Dijo Petunia con los brazos cruzados en el pecho, mirando fijamente a Ginny.

Grunnings es propiedad del Banco Industrial de Surrey, que a su vez es una filial de Industrias Potter, que da la casualidad de que yo soy el propietario. - Respondió Harry con una sonrisa irónica. - Así que yo soy de hecho el dueño de Grunnings, y consecuentemente de esta casa.

Petunia Dursleys sintió como el mundo se desplomaba sobre su cabeza, y temblorosamente volvió a sentarse en la silla.

Mi madre se sentía culpable de que usted fuera expulsada de Hogwarts, y por eso cuando Grunnings estuvo al borde de la bancarrota hace años, le pidió a mi padre que comprara Grunnings en secreto, y mantuviera a tío Vernon como gerente. - Afirmo Harry, haciendo palidecer notablemente a su tía. - Pero yo no me siento culpable, usted no actuó en un momento de furia, usted calculó y planeo meticulosamente su venganza, justificada o no, no tenía ninguna necesidad de usar maldiciones imperdonables, pero las uso a pesar de saber los riesgos, y aun salió bien librada gracias a la promesa que Dumbledore le hizo a mí madre.

Usted y su familia han vivido durante los últimos veinte años en la abundancia gracias a los padres de Harry, y durante todo este tiempo han tratado a su hijo como un esclavo. - Acuso Ginny con voz ácida. - La lista de agravios es tan larga, que ni siquiera no sé por donde empezar.

Nosotros no lo sabíamos. - Dijo Petunia intentando defenderse. - Él esta vivo por que nosotros lo acogimos.

Quizás, y es un quizás muy grande, se podría justificar la falta de aprecio o cariño para un niño pequeño, pero los abusos y malos tratos son injustificables. - Replico con ferocidad Ginny.

El nunca a recibido malos tratos. - Objeto rudamente Petunia. - Nosotros lo hemos mantenido, y alimentado toda su vida, puede que no lo hayamos mimado y consentido, pero no tiene nada de que quejarse.

Nuestros abogados no piensan igual. - Contradijo Harry a su tía, mientras giraba el ordenador para que viera las imágenes que aparecían en la pantalla. - De hecho, ellos me aseguran una condena de cinco a diez años, por abusos y malos tratos, si decido llevar el caso a los tribunales.

¿Cómo...¿Cómo han conseguido estas imágenes? - Pregunto sorprendida Petunia mirando la pantalla del ordenador.

Hay que ver lo que se puede conseguir con un pensieve y una cámara de video. ¿No? - Respondió Ginny con una sonrisa.

¡Oh! Antes de que lo piense tía Petunia, hemos hecho examinar las grabaciones por varios laboratorios, y no hay forma de demostrar que no son reales. - Agrego Harry con una sonrisa. - Que por otra parte es perfectamente lógico, ya que a pesar del método especial usado para gravarlas, los hechos son totalmente ciertos.

Y esto no es lo mejor. ¿Harry? - Dijo alegremente Ginny, mirando como con una sonrisa, Harry presiono un botón del ordenador, y un nuevo juego de imágenes apareció en la pantalla. - Tras lo ocurrido el otro día, podemos demandar a Dudley por intento de Violación, y dado que es un púgil federado, por agresión con arma letal.

Los abogados aseguran una condena de entre cinco y diez años, mas si demostramos precedentes. - Informo Harry impasible. - Y créame tía Petunia, seria extremadamente fácil encontrar precedentes, bastaría con preguntar a cualquier niño pequeño del barrio.

Y dado que acabábamos de casarnos, y permítame repetirme, éramos adultos legalmente cuando su marido nos encerrara en el armario, cometió un delito de privación de libertad, secuestro si lo prefiere, con la agravante de torturas, por mantenernos encerrados durante una semana sin comida y agua. - Añadió Ginny sin dejar decir nada a Petunia. - Eso representa de diez a veinte años para él, y de tres a ocho años para usted y Dudley por encubrimiento.

En resumen, podemos despedir a tío Vernon, poneros de patitas en la calle, enviaros a ti y a Dudley a la cárcel de ocho a dieciocho años, y a tío Vernon de quince a treinta años. - Dijo Harry volviendo a girar el ordenador hacia él y apagándolo.

Harry y Ginny esperaron pacientemente, hasta que tía Petunia absorbiera sus palabras.

Es un farol, aun me necesitáis para seguir vivos, si me enviáis a la cárcel las protecciones de esta casa desaparecerán. - Exigió Petunia, dándoles una mirada desafiante.

Debido al sacrificio de mi madre, y a su vinculo de sangre contigo, esta casa es el lugar mas seguro en el mundo para mí, incluso más que el propio Hogwarts. - Reconoció tranquilamente Harry ignorando la sonrisa de triunfo que apareció en los labios de Petunia. - Pero que sea él más seguro, no significa que sea el único, hay varios lugares que son casi tan seguros como este.

Si eso es cierto. - Objeto Petunia, no queriendo ceder sin una pelea. - ¿Por que Dumbledore te dejo aquí de pequeño, y exige que regreses cada verano?

Porque este es el lugar más seguro, y Dumbledore nunca a querido correr riesgos, yo soy demasiado importante. - Respondió amargamente Harry. - Pero la decisión ya no esta en sus manos.

Los lugares con salvaguardas suficientemente fuertes para resistir el asalto de Lord Voldemort, o contenerlo el tiempo suficiente para que los ocupantes puedan escapar, son sumamente raros. - Explico con una sonrisa Ginny. - Básicamente se tratan de algunas instituciones antiguas como Hogwarts, o los hogares ancestrales de algunas de las familias más antiguas y poderosas del mundo mágico, como los Potter o los Black.

Yo poseo varias propiedades pesadamente protegidos, donde estaríamos seguros durante el verano. - Afirmo rotundamente Harry.

¿Si realmente posees esas propiedades tan seguras, por que no las usaron tus padres para esconderse, en lugar de esa cabaña perdida en ninguna parte donde fueron asesinados? - Exigió sarcásticamente Petunia.

Realmente la cabaña del valle de Godric había sido un lugar de refugio para mi familia, en tiempos de necesidad, durante siglos, sus salvaguardas eran algunas de las más fuertes del mundo, y mis padres añadieron protecciones adicionales. - Declaro con tristeza Harry. - Desgraciadamente ni las protecciones, ni las salvaguardas, resultaron lo suficientemente fuertes para resistir la traición de un amigo.

¡Esta discusión es inútil! Tal como yo lo entiendo, según las leyes mugles los delitos no prescriben hasta pasados quince años, así que no importa que los llevemos a juicio ahora o dentro de cinco años. - Corto contundentemente Ginny, y levantándose bruscamente, apoyo sus manos en la mesa, y se inclino hasta que su cara estuviera a escasos centímetros de la cara de Petunia. - Harry solo tiene dos años más antes de terminar Hogwarts, y usted no puede esperar que cuando termine se pase el resto de su vida encerrado en esta casa, la protección solo es necesaria hasta que haya completado sus estudios y sea capaz de usar libremente la magia, Harry es uno de los magos más poderosos vivos, una vez deje Hogwarts será más que capaz de defenderse por si mismo.

Petunia retrocedió contra el respaldo de la silla, y le dirigió una mirada de puro odio a la pelirroja, mientras Harry miraba con admiración a su temperamental esposa.

Usted debería considerarse agradecida que su sobrino no haya decidido usar la magia en usted y su familia, Harry no solamente a obtenido el mejor resultado en el Timo de Defensa Contra las Artes Oscuras de la historia de Hogwarts, mejor que el propio Lord Voldemort o el profesor Dumbledore, si no que los resultados de varios estudiantes que él enseñó el año pasado están entre los veinte mejores, dos de ellos incluso entre los cinco mejores. - Advirtió furiosa Ginny. - Y Harry no estaría solo, hay una larga lista de personas dispuestas a ayudarlo, para empezar mis hermanos, el mayor Bill trabaja en Egipto rompiendo maldiciones antiguas para Gringots, los gemelos no solamente son los mayores bromistas que ha visto Hogwarts desde los Merodeadores, sino que han hecho de su afición un exitoso negocio gracias a la ayuda financiera de Harry, nuestra mejor amiga Hermione es considerada por todo el mundo como la bruja más inteligente que ha asistido a Hogwarts en este siglo, y la lista sigue y sigue.

Ginny sostuvo la mirada de Petunia en silencio durante lo que parecía una eternidad, finalmente se incorporo y tranquilamente volvió a sentarse en su silla.

Sabe, estoy dispuesta a apostar que Harry podría convertirla a usted y su familia en lagartijas, ponerlos en un terrario en el sótano, y la protección de la sangre en esta casa continuaría funcionando. - Dijo suavemente Ginny, dedicándole una gran sonrisa a Petunia.

Harry y Ginny pensaron por unos instantes que habían ido demasiado lejos, y tía petunia iba a tener un infarto allí mismo en la cocina, la mujer estaba completamente pálida, con los ojos desorbitados, la boca abierta intentando desesperadamente respirar, y las manos sujetándose temblorosamente el pecho.

Po... Po... ¿Podríamos...¿Podríamos llegar a un acuerdo? - Suplico Petunia tras unos minutos.

Ya le hemos ofrecido un acuerdo sumamente generoso. - Respondió con dureza Ginny. - Tómelo o déjelo.

¿Y si yo pudiese ofreceros algo a cambio? - Pregunto Petunia

¿Y que podrías ofrecernos que nos pudiera interesar tía Petunia? - Inquirió incrédulamente Harry.

Un arma para derrotar a Tu-sabes-quien. - Respondió con seguridad Petunia.

Sinceramente no esperara, que nosotros creamos que usted de todas las personas, tiene un arma capaz de vencer a Lord Voldemort. - Respondió con una sonrisa irónica Ginny. - Sobretodo cuando usted es incapaz de tan siquiera pronunciar su nombre.

NO... No un arma exactamente... Información, información que podría restarle muchos de sus apoyos a Tu-sabes-quien... Incluso dejarlo solo. - Corrigió insegura Petunia. - Yo era muy buena en la historia de la magia... Hice algunos descubrimientos sobre el mundo mágico que... Que podrían cambiarlo todo.

Harry y Ginny cruzaron sus miradas durante unos instantes, recordando sus sueños sobre Petunia, y rápidamente llegaron a un acuerdo silenciosamente.

Usted y su familia no van a salir bien librados de esto tan fácilmente, van apagar por lo que han hecho a Harry durante todos estos años, de una manera o otra. - Dijo lentamente Ginny marcando cada palabra, mientras clavaba a Petunia en la silla con una mirada de puro desprecio. - Pero si esa información es realmente valiosa, podemos ofrecerles algo a cambio.

Grunnings a estado perdiendo dinero continuadamente durante los últimos veinte años, el único motivo por el que tío Vernon no ha sido despedido, es por las instrucciones que dejo mi padre, instrucciones que ya no existen. - Informo impasiblemente Harry. - El banco va ha nombrar un nuevo gerente para Grunnings, tío Vernon iba a serle ofrecido escoger entre aceptar una posición inferior con una muy importante reducción de sueldo, o ser despedido, eso aun va ocurrir, pero si esa información vale la pena, estoy dispuesto a mantenerle el sueldo actual, siempre y cuando el nuevo gerente este satisfecho con su trabajo.

Petunia dio una boqueada asustada ante la nueva información, y se esforzó desesperadamente en pensar una forma de escapar de esta pesadilla.

Las perdidas de Grunnings han sido del dominio publico durante años, hubo una época donde havia apuestas sobre cuando acabarían echando a la calle a tío Vernon, si deja Grunnings nunca encontrara un trabajo con un sueldo semejante al que iban a ofrecerle, mucho menos como el que esta percibiendo en la actualidad. - Añadió Harry sin dejar recuperarse a su tía.

Por otra parte, Dudley entro en el cuarto de Harry hace cuatro días, y abrió una carta de mis hermanos dirigida exclusivamente Harry, su hijo ignoró las advertencias de que nadie mas que Harry debía abrir la carta. - Explico Ginny con una sonrisa.

¿Qué le habéis hecho a mi hijo? - Grito aterrada Petunia levantándose de golpe.

Nada realmente demasiado grave, la maldición era destinada para Harry, y mis hermanos lo tienen en gran aprecio. - Respondió con un tono casual Ginny.

¿Y muestran su aprecio maldiciéndolo? - Inquirió histérica Petunia.

Normalmente nunca habrían soñado con hacer algo así, pero siempre han sido muy proteccionistas conmigo, y no están muy contentos con Harry y yo casándonos tan jóvenes. - Siguió tranquilamente Ginny. - La maldición se significo para impedir que Harry y yo nos pusiéramos demasiado íntimos, si usted me entiende.

¡Oh! Bien. - Dijo Petunia dando un suspiro de alivio, y volviéndose a sentar en la silla. - Yo no tengo ningún interés en que mi Dudleysito se ponga intimo con... Con... Usted.

Harry y Ginny cruzaron las miradas durante unos segundos, y estallaron en carcajadas ante la mirada indignada de Petunia.

Crea me, yo tampoco tengo ningún interés en ponerme demasiado intima con su Dudleysito. - Respondió entre risas Ginny. - Pero aun que no hacia falta para Harry, la maldición no era tan especifica, Dudley va a ser célibe hasta que alguien le quite la maldición.

¡Cómo se atreven! Exijo que le quiten inmediatamente esa maldición. - Grito una sulfurada Petunia Dursley.

Bien, hay un pequeño problema, nosotros no podemos hacer magia fuera de Hogwarts. - Objeto con una sonrisa Harry. - Por lo menos hasta que yo cumpla diecisiete años el próximo verano.

Pero un año de abstinencia no es algo tan malo, incluso podría ayudar a forjar el carácter de Dudleysito. - Añadió rápidamente Ginny, conteniendo a duras penas la risa.

¡Hacer venir alguien y que la quite! Unos de esos monstruos de la estación, decirles que vengan a quitarla. - Exigió echando chispas por los dientes Petunia.

Pero si pedimos que alguien venga, mis hermanos sabrán que su plan a fallado. - Dijo inocentemente Ginny, y añadió cogiendo el brazo de Harry aparentemente asustada. - Podrían volver a intentar hacerle algo a Harry.

¡No me importa lo que le puedan hacer a Harry! - Afirmo Petunia golpeando con los puños la mesa. - ¡Hacer que le quiten la maldición a Dudley!

De acuerdo, nos da la información que tiene, y usted, su marido y su hijo nos sirven mientras estemos en esta casa durante los próximos dos años, y nosotros a cambio nos encargaremos de que le quiten la maldición a Dudley, que su marido conserve su sueldo actual, y no exigiremos ninguna retribución adicional, por como me ha tratado su familia durante toda mi vida. - Declaro fríamente Harry.

Petunia Dursley parecía desinflarse por instantes, la imagen de furia de hace segundos se convirtió rápidamente en la verdadera estampa del abatimiento, con los hombros caídos, la cabeza gacha, y las manos apoyadas en las rodillas, en un susurro la tía de Harry aceptó renuentemente el ultimátum de su sobrino.

Yo... Yo acepto. - Dijo Petunia en un murmullo, y levantando la cabeza para mirar a los dos jóvenes frente a ella, hizo una ultima suplica. - Pero... Pero Vernon y Dudley no estarán de acuerdo... Son demasiado orgullosos... Ellos no lo entenderán...

No tiene que preocuparse de ellos tía Petunia, después de su charla con Ginny esta mañana, no pondrán ninguna objeción. - Dijo con una sonrisa Harry.

¿Qué les ha hecho? - Pregunto aterrada Petunia. - No... No los ha maldito... ¿Verdad?

Nada de magia fuera de la escuela, recuerda tía Petunia. - Dijo tranquilizadoramente Harry. - Simplemente han tenido una pequeña conversación, Ginny no era muy feliz después de pasarse toda la semana en el armario, y ya sabe lo que se dice del temperamento de los pelirrojos, me temo que los asusto un poco.

Bien, yo diría que un millón y medio de libras en maquillaje mugle, ayudo un poco a asustarlos. - Añadió Ginny ante la mirada de desconcierto de Petunia Dursley.

Tío Vernon y Dudley pensaron que lo mejor seria dejar que Ginny se tranquilizara un poco, y decidieron ir a visitar a tía Marge durante unos días. - Siguió Harry ignorando el comentario de Ginny. - Probablemente debería llamarlos, y decidles que ya pueden regresar.

Si dígales que no voy a morderlos, si no se portan mal, claro. - Recomendó Ginny, y tras levantarse, abrazar a Harry desde detrás de la silla en que estaba sentado, y apoyar su cabeza en su hombro, miro a Petunia dijo. - Yo prefiero morder a mi maridito.

Yo creía que preferías que yo te mordiera. - Objeto Harry dándole una sonrisa picara.

Ginny soltó a inmediatamente Harry, y le dio una fuerte palmada en el brazo derecho, los dos adolescentes se miraron intensamente durante unos instantes, hasta que una sonrisa apareció en sus labios, y los dos estallaron en carcajadas, ante la mirada atónita de Petunia Dursley.