Mag-Lupin: Sí, lo siento muuuuuucho, soy una tardona / En fin... espero que al menos te entretengas leyendo este capítulo, que te lo dedico. Y ya seguiré on las otras cuando vuelva mi inspiración. Mi msn es: zuwah, por si lo quieres.
ATRAPADOS.
2. Atrapados.
Draco y Ginny se golpearon con algo duro, la chica no lo sintió, estaba desmayada por el hechizo de Draco. El rubio intentó moverse, le dolía todo el cuerpo y a su alrededor sólo había oscuridad, que les engullía pesadamente.
Se tocó el cuerpo, creía que tenía algún hueso fracturado. Movió la mano y se dio cuenta de que no tenía la varita, maldijo entre dientes al pensar que se le habría caído mientras descendían. Palpó el suelo intentando encontrarla y sus manos chocaron con un cuerpo inmóvil que yacía a su lado.
¿Weasley?- No hubo respuesta. Registró su túnica en busca de la varita de la joven, tocó un palo y lo sacó- ¡Lumus! –la varita parpadeó y se volvió a apagar, pero Draco había podido vislumbrar que estaba rota- Genial –tiró la varita hacia delante pensando que chocaría contra algo, pero no lo hizo, únicamente se oyó el ruido de la madera golpeando el suelo.
Draco se puso en pie ignorando el dolor de la caída y con las manos hacia delante empezó a caminar, se topó con una pared y se deslizó por ella hasta encontrar un sitio donde no había obstáculo. Arrastró a la pelirroja hacia aquel lugar, pero desistió y la soltó. Se sentía agotado, se sentó en el pasillo que llevaba a algún sitio desconocido y empezó a sumergirse en un sueño inquieto.
Un golpe sordo le despertó, se escondió entre la oscuridad y de nuevo oyó otro golpe y un grito de dolor.
Te has caído encima mío, Harry –dijo la voz de Luna. Malfoy se sorprendió, las cosas empeoraban.
Lo siento –se levantaron- ¡Ro… -Antes de que pudiese decir el nombre de su amigo se oyó otro golpe.
¿Sí, Harry? –un grito de arriba que pronto se iba acercando y enseguida volvió a sonar otro golpe- ¡Me he quedado ciego! –gritó el pelirrojo.
No seas idiota –era la voz de la sangresucia, pensó Draco- Esto está oscuro. ¡Lumus!
La estancia se iluminó y Draco se metió aún más en la oscuridad del pasillo, huyendo de la luz.
¡Ginny! –Hermione corrió hacia el cuerpo inmóvil de la pelirroja. Ron temblaba mientras la castaña la tomaba el pulso y suspiraba con alivio- Se ha desmayado.
¿Qué es esto? –preguntó Harry, que había empezado a examinar el hueco por donde habían caído, hacia arriba no se veía nada, estaba completamente oscuro.
Alrededor de ellos se extendían unas paredes de piedra que por su aspecto debían contar muchos años.
Parece una trampa –observó Luna.
Creo que no -dijo Hermione mirando hacia donde se escondía Draco, el chico se agachó y su mano tocó con una varita, era la suya, la asió con fuerza- Parece un pasadizo secreto.
Pues espero que lleve a alguna parte –Harry y Ron habían estado probando si podrían trepar, el ojiverde desistió- Por aquí no podemos subir.
Se oyó un gemido, Ginny empezaba a recobrar la consciencia. Draco saltó hacia la pelirroja antes de que nadie se diese cuenta de lo que ocurría, la agarró y la apuntó al cuello con una varita.
¡Malfoy! –grito Ron, mientras Harry le sujetaba para que no se abalanzase contra el rubio, que clavaba la punta de su varita en el cuello de su hermana aterrorizada, haciendo que la pálida piel de su cuello empezase a sangrar.
Te recomiendo que no te acerques, comadreja.
¿Qué le has hecho? –preguntó indignada la castaña.
Nada, la estúpida me arrastró hacia aquí –les miró con asco- y me ha traído al resto –observó las caras de los Gryffindor y de la loca de Ravenclaw, como todos llamaban a Luna- sacarme de aquí si no queréis que vuestra amiguita sufra.
No podemos salir –dijo Hermione sabiamente.
Los muchachos se miraron y repararon en el pasadizo que había, era su única esperanza de poder salir, por mucho que gritasen nadie les oiría, y cuando se diesen cuenta de que habían desaparecido la nieve podría haber borrado sus pisadas.
Tenemos que seguir a ver dónde nos lleva el pasadizo –dijo Harry. Malfoy tensó los músculos, no había otra salida.
De acuerdo, darme vuestra varitas, quedaros con una para que nos guíe, si se os ocurre hacer alguna tontería –clavó la varita más en la piel de Ginny y la pelirroja gimió- me la cargo.
Draco recogió las varitas de Ron, Harry y Luna.
Vosotros iréis delante. –Draco agarró a Ginny y se dispuso a seguirles a una distancia prudencial.
Caminaron en silencio por el corredor, las paredes eran de piedra al igual que las que habían dejado atrás, pero en ellas crecían algunas plantas. El suelo comenzó a hacerse arenoso.
Ginny dejaba que Draco la arrastrase, sólo apoyaba un pie.
Weasley –todos se dieron la vuelta- apoya los jodidos pies, no te voy a ir llevando todo el trayecto.
No puedo –gimió la pelirroja- creo que me he roto el tobillo.
Hermione se iba a acercar a su amiga pero Draco la hizo alejarse. Ginny se sentó en el suelo y se quitó el zapato ante la atenta mirada de todos. Su tobillo se encontraba en una posición extraña.
Creo que deberíamos parar –dijo cuidadosamente Hermione- todos estamos llenos de heridas y necesitamos descansar.
Draco la miró con odio, pero sabía que tenía razón, todos tenían arañazos y raspones cubriéndoles el cuerpo, moratones que comenzaban a tornar en colores extrañamente oscuros. Habían recorrido un buen trozo, por el tiempo que calculaban que podía haber pasado, ya sería de noche, seguro que alguien les estaba buscando.
Se sentaron dándose calor entre ellos, tiritando. Aquel lugar era muy frío, antes al haber estado andando no se habían dado cuenta, sus respiraciones se convertían en humo al tocar el aire cargado de hielo de aquel lugar.
¿Nadie tiene nada para comer? –preguntó hambriento Ron. Nadie contestó, la respuesta era obvia.
Ginny se quejaba cada dos por tres, le hacía daño tener el tobillo en aquella posición.
¿Alguien puede colocármelo? –Todos la miraron. Harry asintió.
Si me dejan una varita puedo arreglártelo.
Draco gruñó pero le dijo a Hermione que le diese la varita, estaba harto de escuchar los quejidos de la estúpida Weasley.
Pronto cayeron en un sueño intranquilo, Hermione se había apoyado en un hombro de Harry y Ron roncaba apoyado en la falda de Luna. Draco seguía despierto, no podía quedarse dormido por su propio bien, pero Harry le miraba con sonrisa burlona. Ginny estaba encogida al lado de Draco.
¿Qué? –espetó el rubio molesto de la superioridad que irradiaba Harry en ese momento.
Tienes que dormir –su sonrisa se hizo más amplia.
No tengo sueño –le miró entornando los ojos amenazadoramente.
Si no es hoy será mañana –Draco sabía perfectamente a lo que se refería Harry, el rubio acabaría durmiéndose y entonces podrían arrebatarle la varita. Lo había estado pensando minutos antes, pero no se le ocurría la forma de salir de esa- Buenas noches –el moreno cerró los ojos con una sonrisa en sus labios.
Draco apretó los dientes y miró fijamente el fuego que había encendido Hermione. Sus ojos amenazaron con apagarlo, en ellos se sucedían chispas, el rubio estaba pensando, planeando, pero estaba en desventaja se mirase por donde se mirase.
Gruñó y fijó la vista en el cuerpo de Ginny, fue subiendo y llegó hasta sus ojos, la pelirroja estaba despierta. Se miraron detenidamente. El rubio la tapo la boca y la obligó a levantarse sigilosamente. Pasaron con cuidado entre los demás, que dormían tranquilamente. Draco se metió en el bolsillo todas las varitas, incluida la suya y comenzó a atravesar el pasadizo rápidamente, tirando de Ginny y guiándose por las paredes.
Cuando creyó que estaba a una distancia prudente hizo luz y soltó a Ginny, la chica abrió la boca.
Grita y te mato, ahora sigue caminando.
Draco estaba agotado, no había dormido nada y aún le dolía todo el cuerpo, pero siguieron caminando rápidamente, luego el rubio la obligó a correr y corrieron por el pasillo, alejándose cada vez más del lugar donde se encontraban los demás.
Se encontraron con una bifurcación del camino, eso le venía bien al rubio, cogió la de la izquierda y siguieron corriendo sin detenerse, pero Ginny comenzaba a jadear sonoramente. Ya se habría hecho de día, era seguro que alguien se hubiese dado cuenta de que Ginny y Draco se habían marchado y habrían empezado a buscarlos, Draco se sentía molesto, era como tener a una mosca detrás de la oreja todo el rato. Tiró de la túnica de Ginny y empujó para que corriese más deprisa.
Estuvieron horas y horas, Draco ya no aguantaba más, tenía que arrastrar a la pelirroja y estaba completamente exhausto. Habían encontrado huecos en las paredes, y decidieron detenerse en uno de ellos, el rubio empujó a Ginny y la chica gimió al chocarse contra alguna pared.
Draco entró después y no se esperó lo que le iba a ocurrir. La pelirroja se arrojó sobre él y empezó a pegarle para arrebatarle alguna varita, Draco se sobrepuso y la agarró con fuerza los brazos, haciéndola golpearse contra el suelo. La chica pataleaba y el rubio apoyó su peso en la tripa de ella, luego agarró sus muñecas con una mano y la apuntó con una varita al cuello.
El rubio chasqueó la lengua mientras negaba con la cabeza.
No te estás portando muy bien –sus ojos daban miedo en ese momento- Tal vez deba castigarte.
¿Y cómo me castigarás? –dijo desafiante la pelirroja.
Draco formuló las palabras y la chica se desmayó. Soltó sus muñecas y se apartó de ella. Estaba muy cansado y acabó durmiéndose.
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Harry fue el primero en darse cuenta de que algo iba mal, su instinto le despertó antes que a sus compañeros, miró hacia donde Draco había estado con Ginny y no se encontraba ninguno de los dos. Se levantó de golpe, haciendo que Hermione despertase.
Mierda –golpeó la pared con fuerza.
Ya estaban todos despiertos.
Tenemos que encontrarles –gritó Ron mientras hacía amago de correr hacia la oscuridad.
Espera Ron, no tenemos luz –Hermione señaló al fuego- eso es lo único que tenemos, no hay varitas –Ron se dejó caer con la espalda apoyada en la piedra que hacía de pared.
Bueno, no exactamente –todos miraron a Luna de inmediato, la chica sacó lo que antes había sido la varita de Ginny- está rota, pero a lo mejor podemos hacer algo con ella.
Ron, que tenía experiencia con varitas rotas se alejó y dijo que no tocaría eso, no quería volver a vomitar babosas. Hermione se acercó a Luna y se quitó la coleta que le sujetaba el cabello, que pronto cayó desordenado sobre los hombros de la castaña. Luna y Hermione pasaron la coleta a través de la varita y consiguieron unirla más o menos, pero ninguna de las dos se atrevía a formular algún hechizo con ella.
Harry se adelantó y agarró la varita, luego, cerrando con fuerza los ojos y girando la cara, musitó un 'Lumus', de la varita apareció una débil luz, aquello les serviría.
Empezaron a caminar por donde horas antes habían corrido Ginny y Draco.
Las tripas de Ron rugieron y el pelirrojo, con los mofletes colorados se la agarró para que no hiciese más ruido, pero todos tenían hambre, sabrían que si no encontraban algo pronto para comer, tendrían problemas.
Hicieron una parada, no sabían cuánta ventaja les llevaba Draco, pero ellos estaban cansados y hambrientos. Se sentaron en el suelo quejándose, mientras Hermione miraba hacia todos lados buscando algo. Luna estaba absorta en una planta, Hermione se levantó y se dirigió hacia las verdes ramas que había estado observando la rubia. Soltó un grito de emoción.
¡Setas¡Tenemos comida! –todos se acercaron corriendo.
¿Y si es venenosa? –preguntó recelando Harry.
No, ésta no lo es, es pleutorus eryngii, crece en raíces muertas de algunas plantas –la miraron como si hablase chino- ¡una seta de cardo! En fin, cogerlas, son comestibles.
Recogieron algunas setas que había por el camino, cuidándose de sólo escoger las que Hermione había descrito y dejando atrás las otras, siguieron andando mientras comían y al cabo de unas cuantas horas llegaron a una bifurcación.
¿Y ahora qué? –preguntó Ron mirando nervioso a los dos lados.
Tal vez nos debamos separar –sugirió Harry.
Sólo hay una varita –dijo Luna.
Se sentaron mirando hacia ambos lados, buscando en la oscuridad alguna pista, algún ruido al que seguir, pero suponían que Ginny y Draco estarían ya lejos para dar señales.
¿Qué es eso? –preguntó Hermione levantándose y dirigiéndose hacia uno de los dos pasillos.
Bueno, espero que os esté gustando :S
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