2.- Diagon Alley
Andrómeda me habia dado la sorpresa de que pasaria unos dias en mi casa en lo que sus padres visitaban a unos parientes en Escocia. Cosa que me alegro un poco la existencia ya que no tendría que estar soportando todo el tiempo a Regulus y a los Señores Black. Mi prima y yo comiamos en la cocina, junto con alguno de los elfos.
"¿Ya te contesto James?" me pregunto una noche mientras cenábamos.
"Si" dije en voz baja "Dijo que pasaria por mi el viernes, pero no quiero que los señores Black le digan algo" mire mi plato casi lleno, no tenia mucha hambre "Casi siempre dan algunas palabras calidas durante los encuentros".
"¿Por qué no le preguntas si puedes quedar en un lugar con él?"me pregunto Andrómeda con una sonrisita "Yo te llevaria"
"¿Por qué no se me ocurrio antes?" pregunte sonriendo y levantándome de la mesa "Eres maravillosa prima, juro que si no tuviera que escribir esa carta en este momento te besaria"
Andrómeda rio nerviosa ante eso ultimo que le dije, mi prima era unos cuantos años mas grande que yo, iba a entrar a su sexto curso en Hogwarts y yo a segundo. La deje sola en la cocina y subi por las escaleras haciendo mucho ruido, Regulus se comenzo a reir en cuanto me vio por el corredor, trate de ignorarlo pero no podia evitar escuchar su risa estupida, entre en mi habitación refunfuñando. Phineas arqueo una ceja cuando me vio entrar.
"Escuche a tus padres hablar sobre una cena" me dijo su voz tan parecida a la de mi padre "Al parecer no te dejaran ir con tu amigo a Diagon Alley"
"No pueden hacer eso" le reclame "Ya habia quedado con James dias antes de su estupida cena" me movi inquieto por mi habitación.
"Eso diles a tus padres y a su egocentrismo" dijo Phineas hablando casi como un poeta "La cena al parecer es para comprometerte, creo que sabes a que me refiero" sus delgadas cejas se levantaron.
"No" dije petrificándome por completo al escuchar eso.
Phineas dio un ligero movimiento negativo con la cabeza y me abandono. Maldito retrato, pense lleno de furia, me sente al borde de mi cama tratando de pensar en una posibilidad de escapar de aquella cena, Andrómeda habia entrado en silencio a mi habitación, ¿qué podia hacer, me obligarían a quedarme en casa y a poner sonrisas falsas a todo el que me mirara, me comprometerían en matrimonio con una chica a la que ni siquiera conocia, por todos los dioses solo tenia doce años. Respire profundo, Andrómeda me puso una mano en el hombro, en señal de apoyo. La mire a la cara y susurre lo que ya antes me habia dicho el retratito de color blanco.
"Es injusto que te traten de esa manera Sirius" dijo ella en un suspiro "Pero eres un Black, eres heredero de todo lo que tiene la familia, tienen que hacerlo"
"¿Acaso tu también los apoyas Andrómeda?"le pregunte rabioso.
"No" dijo ella y después guardo un profundo silencio que no duro mucho "Yo tambien estoy comprometida, mis padres me comprometieron a los once años y la boda se celebrara cuando cumpla los dieciocho" me sonrio con tristeza "Pero a mi no me caera tanto peso si no me caso con un mago sangre pura, en cambio a ti si"
"Yo no quiero su maldito dinero" pronuncie apretando los puños "Yo solo quiero que me dejen vivir como soy...soy un niño solamente"
"Por eso mismo no te dejan vivir Sirius, sigues siendo un niño" me dijo Andrómeda como si estuviera furiosa conmigo "Cuando tu madre te reprendió por que entraste a Gryffindor la hubieras enfrentado, mostrarle que no eres el sumiso Sirius Black que ella esta criando" la mire sorprendido "Cuando Regulus se burla de ti dale la vuelta a la carta Sirius y muéstrale que puedes ser mas doble cara que nada, engaña a la gente, muéstrale cuan temible llega a ser un Black"
"Andrómeda" dije en voz baja cuando note que sus ojos grises brillaban de furia.
"Lo siento" murmuro ella derrumbándose "Es que me siento tan impotente de no poder ayudarte" comenzó a sollozar ocultando su rostro con las manos "Lo siento tanto"
"Me has ayudado mucho" le dije mientras la trataba de abrazar, nunca había aprendido a tratar a una mujer "Solo quédate a mi lado y me seguirás ayudando"
"Pero Sirius..." me dijo Andrómeda tratando de lidiarme.
"No...será mejor que nos vayamos a dormir, tengo que pensar en hacer algo para que James venga por mi antes o resignarme a tomar esa cena" le susurre notando que había sombras fuera de mi habitación.
"¿Andrómeda estas ahí?" pregunto la voz de Regulus "Tu padre esta vía flu en el estudio"
"En un momento iré" dijo ella intentando que no le temblara la voz "Se fuerte Sirius" me dijo como si supiese lo que venia a continuación.
Al momento en que Andrómeda abrió la puerta de mi habitación, Regulus entro. Lo mire largamente al tiempo en que se acercaba a mi, tenia algo oculto a sus espaldas, me levante de la cama al momento en que sacaba la daga que tenia en la mano, ¿acaso intentaba matarme?
"¿Qué piensas hacer?" exclame cuando intento darme una estocada.
"Quitarle penas a mi apenada madre"dijo Regulus "Eres una bazofia Sirius, ¿te imaginas que carga le quitaría?" me sonrió tetricamente "No mas problemas, quejas, cartas del colegio, no nada"
"¿Sabes que paliza te pondrá si se entera que tomaste la daga de su estudio?" le pregunte rodeando la cama para que no me enterrase la daga.
"Mi padre no dirá nada, nunca lo hace" Regulus rasgo con la daga el edredón de mi cama mostrándome cuan filoso se encontraba "Si te encuentran muerto diré que te suicidaste ¿buena idea no?"
Algo se movió por mis espaldas, haciendo que me descuidara un poco, eso el dio tiempo a Regulus de subir a la cama y enterrarme la daga en un costado, me costo trabajo primero comprender la situación, darme cuenta de que un dolor espantoso me comenzaba a dormir y a ver borroso.
Parpadee un par de veces hasta que comprendí la situación, estaba en medio de la oscuridad y alguien me tomaba la mano, dándome algo de tranquilidad. Intente verlo para tan siquiera darme una imagen mental de con quien estaba, pero no me permitía hacerlo, comprendí que corríamos a lo largo de un pasillo, un sitio que estaba muy oscuro y era húmedo. Mi respiración me daba a entender que llevábamos un buen tiempo corriendo y hacia frió.
"Aquí estaremos bien" me aseguro la voz, era fría y arrastraba un poco las palabras.
"¿Los hemos perdido?" preguntaba yo
"Creo que si" me decia esa voz, aun podia sentir su mano estrechar la mia, mire que tenia la piel de un blanco casi parecido a la porcelana, con unos dedos largos.
"¡Sirius! ¡Sirius Black!" me gritaban.
Esa persona me miro largamente y me vi reflejado en unos ojos negros. Me volvían a llamar pero esta vez con mas fuerza, no quería irme, quería seguir con esa persona, me soltó la mano, con una sonrisa.
Andrómeda fue la primera en abrirse paso entre los señores Black y el medimago. Regulus no estaba ahí, su rostro estaba pálido, casi amarillento y lleno de lagrimas, no comprendía que pasaba, la señora Black me miraba con dureza y a su lado el señor Black parecía desconcertado, intente incorporarme en la cama, pero el medimago hizo que me acostara de nuevo, haciendo que gimiera por el dolor que tenia a un costado.
"La herida no ha sido tan profunda" explico el hombre pelirrojo "Debe guardar reposo y nada de hacerlo enojar, eso solo haria que se esforzara y que la herida se abra" miro a los señores Black "¿Se puede saber como llego una daga a las costillas de su hijo?"
"No lo se" murmuro el señor Black, después reconocí al medimago, era John Picton, el medimago familiar "Debió estar jugando"
"No pediré mas explicaciones" murmuro Picton dándome una ultima mirada "Solo les pido que hagan que Sirius tome reposo, solo eso" miro a los señores Black por ultima vez y con una inclinación de cabeza, salió de la habitación.
"Si no hubiera sido por Phineas, tío, Sirius estaría muerto" reclamo Andrómeda tomándome la mano.
"No entiendo como Regulus pudo hacer algo así" dijo el señor Black negando ligeramente con la cabeza y caminando por la habitación.
"Sirius debió provocarlo" dijo la Señora Black "Mi niño jamás seria capaz de matar a alguien, mucho menos a su hermano mayor"
"Pero Phineas vio todo.."murmuro Andrómeda.
"Recuerda que estas de visita querida" le dijo la señora Black fulminándola con la mirada "No quiero ser descortés corriendo a la sobrina de mi esposo"
Andrómeda apretó mi mano cuando escucho eso, yo no habia dicho nada, busque con la mirada el retratito de color blanco y encontré a un Phineas con el rostro ensombrecido. Al parecer él había visto lo que me había hecho Regulus, y ahora me preguntaba donde estaría mi hermano menor, también me preguntaba si estaría castigado o algo por el estilo.
"Tus padres no tienen corazón Sirius" me murmuro Andrómeda cuando ellos habían dejado ya mi habitación.
"¿Apenas te das cuenta?" le pregunte sonriendo con tristeza.
"No quería abrir los ojos ante esto primo, pero ahora me doy cuenta de muchas cosas, ¿le escribiste a James ya, mañana es viernes" me dijo Andrómeda sentándose al borde de mi cama.
"¿Cuánto tiempo estuve así?"pregunte alarmado
"No mucho, todo el día de hoy estuviste durmiendo y pues se fue rápido el tiempo" dijo ella sonriendo y jugando con mis dedos.
"¿Puedes escribirle tu?" le pedí con una sonrisa y un puchero, sabia que mi prima adoraba mis pucheros.
"Oh Sirius, claro que puedo hacerlo" dijo Andrómeda encantada.
cerré los ojos por un momento, mire mi mano y esta estaba roja por el contacto con mi prima, recordé a la persona de mi sueño, ¿por qué no podía recordar su tacto, no podía recordar con claridad como se sentía su piel, si era áspera o suave, moví mis dedos como si estuviese tocando algo y no tarde en escuchar el rasgar del pergamino, Andrómeda debía estar del diablo me quema el alma escribiendo eso para James, quería pensar que mis padres aplazarían la cena debido a mi herida.
"Espero que responda pronto" escuche decir a Andrómeda dejando salir a mi lechuza negra.
"Jim no es de los que responde después de mucho tiempo" dije sin abrir aun los ojos.
"¿James es tu mejor amigo cierto?" me pregunto ella y escuche sus pasos hasta mi cama.
"Si, jamás pensé que me pudiera entender tanto con una persona Andrómeda" susurre abriendo lentamente los ojos "Es como si fuera mi hermano, compartimos tantos gustos, me escucha y me da consejos"
"¿Y por que no eres así con Regulus?" me pregunto Andrómeda
"¿Y por que no eres así con tus hermanas?" le pregunte, por que no queria responder esa pregunta.
"No se vale tramposo, yo te había preguntado primero" dijo ella riendo "Pero si no me quieres responder entiendo pero yo si te diré mi razón" suspiro ruidosamente "A Narcissa simplemente no le caigo por que estoy comprometida con el chico que le gusta" me empecé a reír "Y Bella...bueno a ella le caigo mal por que le quito puntos en Hogwarts, es un horror estar en otra casas y que tus hermanas comentan infracciones a cada momento por estar fuera de los dormitorios"
"Déjalas, nosotros podemos ser hermanos ¿no Andrómeda?" le pregunte queriéndome mover "Los dos somos Gryffindors, somos distintos a nuestras familias"
"Bueno entonces seré como tu hermana mayor Sirius"dijo ella sonriéndome "Y como hermana mayor te ordeno que te duermas ya"
"Tramposa" dije riendo
"Ya, le escribí a James que si manda la respuesta me la mande a mi" dijo Andrómeda levantándose de la cama "Ya te avisare por el desayuno" me beso la frente.
"Ojala y siempre pudiera ser así" murmure.
"¿Así como Sirius?" me pregunto ella perpleja.
"Olvídalo" murmure de nuevo tapándome con el edredón, que olía algo rancio.
Cuando por fin salió Andrómeda, intente quedarme dormido, pero por mas que lo quería hacer no podía, a la mañana siguiente tenia unas ojeras tamaño marco. Mi prima gruño cuando las vio y me sirvió el desayuno, tenia un pergamino al lado de su plato.
"¿Qué te dijo Jim?" le pregunte llenándome la boca de huevo.
"Que vendrá por ti al medio día" dijo ella mirando mi forma de comer "Mas bien te vera en el paso de Malta. Le dije a mi tía que te llevaría y no puso objeción"
"Eso significa que no tendré su estupida cena" dije contento, tosí ruidosamente por que me estaba atragantando.
"Eso te pasa por querer meterte medio plato a la boca" me reprendió Andrómeda sonriendo a medias "Pero date prisa chico que quedo al medio día"
"¿Qué hora es?" le pregunte con los ojos llorosos.
"Once menos cinco" dijo ella mirando el reloj mágico que había en un pilar de la cocina.
Lo que quedo del desayuno, o mas bien almuerzo, quedamos en un silencio absoluto, Regulus entro lentamente a la cocina mirándonos a los dos, su mirada reflejaba rencor, le sonreí queriendo desafiarlo, a que me hiciese algo para que los señores Black se pudieran dar cuenta de que lo que había dicho Phineas era cierto, pero al parecer Regulus pensó lo mismo que yo y abandono la cocina así como había entrado, en silencio.
Subí a cambiarme cuando Andrómeda me dijo que eran once con treinta, cuando me había quitado la camisa, note cuan ancha era la herida, tenia una venda mágica, que me provocaba escalofríos de unos momentos a otros, suspirando me puse otra camisa y baje corriendo las escaleras, mi prima me esperaba en la puerta con una gabardina negra y con la túnica de bruja por debajo de ella. A pesar de no tener una familia tan incomoda como la mía, a Andrómeda le gustaba vestir todo el tiempo sus túnicas. Cosa que nunca le reproche.
"¿Listo?" me pregunto con su singular sonrisa "Iremos andando para dar un poco de tiempo por si James llega tarde"
"De acuerdo" le dije y salimos los dos de la casa. Tenia un bolso marrón por si tenia que comprar algo y el bolsillo del pantalón a rebosar de galeones.
Cuando llegamos al paso de Malta, había un chico de cabello desordenado sentado en la acera, tenia unas gafas de montura redonda y expresión aburrida, Andrómeda le echo su mirada desaprobatoria y me codeo para que le llamase.
"¡Eh James!" grite captando de inmediato su atención.
"¡Sirius!" me grito James contento de verme y estrecho mi mano dándome unos golpes en el hombro "Hola" saludo tímidamente a mi prima.
"Creo que ya se conocen" dije sonriendo "¿Qué tal si nos vamos ya? Estoy ansioso por tomarme una cerveza de mantequilla"
"Tu con tu hambre" dijo James sonriendo.
"Lamento interrumpirlos con su charla tan amena primo" dijo Andrómeda con su sarcasmo "Pero prometí a mi tía que solo te traería, además tengo deberes que hacer" me abrazo despidiéndose.
"¿No quieres acompañarnos?" le pregunte con cortesía.
"No claro que no" dijo Andrómeda rápidamente pavoneando mucho las manos.
"Si tu prima no quiere Sirius no le insistas" dijo James contento "Vamos"
Comenzamos a alejarnos y gire la cabeza para mirarla a lo lejos, con sorpresa me di cuenta de que Andrómeda iba acompañada por un chico muggle, casi de su edad. James al ver que no le prestaba atención miro hacia el mismo lugar donde yo miraba y sonrió casi como lagarto.
"Ya era hora de que desobedeciera a su madre en eso de comprometerse" dijo con una sonrisa en la boca "Vamos Sirius no empieces de celoso"
"Es mi prima" dije gruñendo "Si ese muggle le hace daño"
"Ya sabemos de lo que eres capaz, ahora vamos que si no, no llegamos" me apuro James.
Tomamos un autobús muggle que nos dejaba en medio de Londres, James iba hablando de muchas cosas, como el trabajo arduo que hacia su padre en el Ministerio, el padre de James era Auror, en la especialidad de Inefable. Cosa secreta. Cuando me pregunto que tanto había hecho en mi casa en el tiempo en que no nos habíamos visto, me limite a mentirle, diciendo que la señora Black había querido que estudiara todo el tiempo, que el señor Black en ocasiones me hablaba de su trabajo en el Ministerio y cosas parecidas.
Entramos bromeando al Caldero Chorreante y ahí nos encontramos con varios chicos de nuestro curso que iban con sus padres, entramos por la pared de ladrillos que nos había abierto Tom el cantinero y pronto volvimos a respirar aquel ambiente tan mágico que solo tenia nuestro mundo.
"¿En donde estamos?" me pregunto James mirando atónito las callejuelas oscuras y tétricas.
"Nos debimos equivocar de Callejón" dije ronco "Esto es el Callejón Knockturn"
"¿Cómo diablos salimos de aquí?" me pregunto James frunciendo la boca.
"Averigüémoslo" dije en un susurro.
La gente nos miraba entre sus túnicas roídas, intente no ponerme nervioso, pero era demasiado extraño aquel lugar, había todo tipo de gente, híbridos, magos que practicaban magia oscura y algunas cosas que simplemente no sabia que eran. Había unos cuantos chicos un poco mas grandes que nosotros que nos miraban con expresión de ¿Qué haces tu aquí, teníamos que salir rápido.
"Mira Sirius" me llamo James jalándome por la camisa.
Mire hacia donde me señalaba y note que era una tienda grande, con una vitrina demasiado llamativa, era una de esas tiendas donde vendían libros oscuros, me extraño que eso le llamara la atención a James.
"¿Qué?" pregunte.
"No es que, es quien" me dijo en un susurro y me agarro por los hombros girándome.
Había un chico rubio que reconocí de inmediato, Lucius Malfoy salía de aquella tienda acompañado por varios chicos de su casa, había uno que me llamo la atención de inmediato, tenia un extraño andar, caminaba hasta el final del grupito. Tenia el cabello negro cayéndole como seda por la cabeza, de un negro que hacia mucho contraste contra la piel blanca que tenia, cuando noto que lo miraba, unos ojos negros se abrieron desmesuradamente al verme.
"Ese chico, es el que se la pasa dentro de la biblioteca estudiando Artes Oscuras" me dijo James apartándome de la acerca, para que no nos vieran, cosa que era imposible ya que él me había visto ya "Es el Slytherin mas extraño que he visto"
"¿Cómo se llama?" pregunte tratando de no parecer demasiado interesado.
"Creo que Severus Snape" dijo James "Es la cotilla de las demás casas, dicen que es muy tonto"
"¿Dices que estudia Artes Oscuras?" le pregunte tratando de terminar el tema.
"Si...¿por qué?" me pregunto James extrañado
"Si estudia Artes Oscuras no debe ser tan tonto" dije mientras me alejaba caminando.
Severus.
Seguimos caminando por un buen rato mas, hasta que por fin pudimos salir del Callejón Knockturn, James suspiro lleno de alivio en cuanto salimos y nos vimos cerca de Gringotts, yo aun no podía sacarme de la mente a Severus, ¿cómo pude haber pasado un año entero en Hogwarts y no haberlo visto antes, James me miro largamente notando que me perdía en mis pensamientos y aprovechándose de eso, me arrastro hasta la tienda de Libros Flourish & Botts, había mucha gente, mucha para mi gusto.
"¿Qué tanto piensas Sirius Black que te pierdes?" me pregunto James soltando una risita.
"¿Ah?" exclame cuando por fin pude salir de mi mundo.
"¿Qué te hace perder la mente de esa manera?" me volvió a preguntar, al ver que no le respondía sonrió anchamente "Bien, será mejor que busquemos los libros, ten" me dio un pedazo de pergamino donde venían todos los nombres.
"Oye ¿Por qué yo no recibí la carta de Hogwarts?" le pregunte estupefacto.
"Seguro si la recibiste y la a de haber guardado tu padre o tu madre"dijo James recordando lo que me había pasado el año pasado.
"Oh" dije sonrojándome de vergüenza.
Nos separamos para buscar los libros, cuando intente buscar Pociones y Antídotos Mil Usos de Elsphet Kreizler el encargado me dijo que no tenían mas ejemplares en la trastienda por lo que tenia que bajar a los sótanos a pedir una copia, no me enfado ese hecho, cuando camine hacia donde me indicaba, vi que ahí había mas gente que en otras partes de la tienda, suspire ruidosamente y comencé a bajar las escaleras con rapidez, sumido en mis pensamientos tropecé con alguien haciéndole caer con todo y libros.
Unos ojos negros me miraron largamente, era como si el tiempo se detuviera para nosotros, esos ojos me recorrieron cada parte del rostro y las mejillas del chico tomaron un color rosa pálido, Severus incomodo carraspeo para que me bajase de él.
"Lo siento" murmure ofreciéndole una mano para que se levantase, cosa que rechazo.
"No necesito tus disculpas Black" me siseo, comenzó a recoger sus libros.
"¿A no?" le pregunte mientras también me agachaba a recoger los libros "¿Y si yo quiero ofrecértelas?" tomamos el mismo libro, que resulto ser Pociones y Antídotos Mil Usos.
"No me interesaría escucharlas" la voz de Severus sonaba como el hielo "No quiero nada de un Black"
"¿Y si no fuera Black?" le pregunte antes de que se alejase con sus libros.
"Yo..."
"Aquí estas Sev...con Black" murmuro una voz que me era muy conocida, Lucius Malfoy.
"Black ya se iba Lucius" dijo Severus mirándome con frialdad, sus ojos negros me miraron rápidamente para después evitarme "Solo me ayudo con un libro"
"Eh si yo ya me iba"murmure comenzando a subir las escaleras.
Lucius se irguió hasta parecer amenazador, note con asombro que este le tomaba la mano a Severus y los dos volvían a bajar, no me quedaría así, con la imagen del estúpido Gryffindor mal visto, por lo que le grite.
"Si, de nada cariño"
Eso sirvió para parar de golpe a Malfoy y que Severus se sonrojara en toda la extensión de su rostro, tuve que subir las escaleras corriendo y meterme entre un tumulto de gente para que no me viese mas, ¿qué había hecho, comencé a reírme sin parar. Y así fue como me encontró James.
"¿Y ahora de que te ríes, anda cuenta para que me pueda reír yo también" me codeo sentándose junto a mi en el piso.
"Oh de nada" dije suspirando y note que un chico de ojos amarillos nos miraba curioso de entre los estantes "Mira, Lupin"
"¡Lupin!" lo llamo James haciendo que el chico se pegara en la cabeza con un par de libros.
"Hola" nos saludo nervioso, era quizás la segunda o cuarta vez que nos hablábamos, me sonrió por lo bajo "Hola Sirius"
"Hola" le devolví el saludo, y me extraño mucho que me llamara por mi nombre "¿Te llamas Remus cierto?"
"Si" murmuro él bajando la mirada, sonrojándose mucho.
"¿Con quien vienes Remus?" le pregunto James intentando zanjar la conversación.
"Con mi padre" dijo Remus y poco a poco se le fue quitando el rubor de las mejillas "No vine a quedarme tanto tiempo como ustedes"
"¿Tu padre es muggle?" pregunte de repente.
"No, es solo que...que tengo que llegar temprano por que mi tía esta enferma" dijo Remus hablando rápidamente, sus ojos amarillos brillaron por encima de esas ojeras, tan anchas como las mías "Me dio gusto verlos chicos"
"Ya sabes, siempre te alegraremos el día" le dije sonriendo.
Remus me miro largamente solo para volverse a sonrojar y despedirse de nosotros con un balbuceo in entendible, James se levanto del piso sacudiéndose.
"Mejor vamos por lo que nos falta antes de que se haga de noche" me dijo mientras cargaba su bolso lleno de libros como el mío.
Salimos de Flourish cerca de las dos, como se pasaba el tiempo, entramos con Madame Malkin para que nos arreglara las túnicas y nos encontramos con mas chicos de nuestro curso. James no paraba de hablar y hablar, ya me dolía la cabeza, me codeo casi sacándome el aire cuando pasábamos por Florean Frescure, la heladería. Había una chica pelirroja en frente del aparador e iba con un muchacho de cabello negro.
"Es Lily Evans" me dijo con una sonrisa "Ven, vamos a saludarla"
Gruñí por que estaba cansado, pero aun así me acerque. Lily se dio cuenta de que nos acercábamos y abrió los ojos sorprendida, James se acerco y levanto una mano en señal de saludo.
"Hola Lily" le saludo
"Oh...hola Potter" saludo ella con resignación "Hola Black"
"Ahm hola" le salude mientras me daba la vuelta para no verla, quede de frente al chico con el que iba ella "hola" también le salude.
"Hola" dijo él, pensaba que ya habían sido muchos holas en el día "¿Te llamas Black?"
"Sirius Black" dije ofreciéndole la mano y él la estrecho "¿Tu?"
"Caleb Hatch" dijo mirándome con unos enormes ojos azules "Voy en quinto curso, Ravenclaw"
"Ja, Gryffindor" dije sonriendo "¿Qué haces con Evans?" le pregunte.
"Hum, me la encontré cuando iba a entrar a la neveria, al parecer nunca había entrado ahí y creo que le da miedo" dijo Hatch con una sonrisa "Es una niña demasiado perdida"
"Tiene padres muggles" dije mirando como James la hacia enfurecer "No debe saber mucho sobre este mundo"
"A veces, aun cuando ya tienes tiempo viviendo en el mundo de los magos, hay cosas que te siguen sorprendiendo" murmuro Hatch mirando también a Lily "Un gusto Black"
Jalo a la pelirroja e hizo los movimientos necesarios para despedirse de James, que se quedo con la boca abierta un terrible desconcierto al ver como Hatch se llevaba a Lily, reí entre dientes.
"Vamos James, tenemos que comprar mas cosas" le dije imitando la voz de un elfo.
"Ese idiota, ¿cómo llega y se la lleva?" pregunto aun mirando la tienda.
"Son amigos, tu no eres nada de Lily, ¿no crees que esta en su derecho?" le pregunte mirando la gran tristeza de mi amigo.
"Si pero..." trato de decir él.
"Algún día te hablara sin que la hagas enfadar y sin que llegue nadie a interrumpirlos, de eso me encargo yo" dije tratándole de subir los ánimos.
"Eso es una promesa Black que quiero que cumplas" dijo James empujándome y comenzando la corretilla.
Por lo menos había logrado que se olvidara de su tristeza y de aquella pelirroja.
