El nido de Golondrinas

ESE ANIMAL… EXTRAÑO
Capítulo VII
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Terminó de escribir. Durante más de media hora meditó cuál serían los trazos adecuados para pedir aquello. Llevaba siglos sin saber de ella, quizá aún le tuviese la confianza suficiente para no hacer preguntas y complacer con lo que él pedía.
Se reclinó hacia atrás, frotó su sien con un gesto de malestar adolorido. No era eso, por supuesto que no. Sólo probaba instar a su cerebro, tal vez si reaccionaba debidamente, lo podría convencer de que estaba cometiendo un error, algo innecesario, no había motivo…

¿No lo había? Claro que había.

Y a todo esto… ¿por qué tenía dudas¡Era un Patriarca! Un Aries, un líder por naturaleza. ¿Estaba en su sangre ser como un pequeño inseguro¡No!
Se sirvió un trago¿para qué? A lo mejor quería engañarse a sí mismo. Opacar su 'yo' racional y pensar con… con cualquier otra cosa.

¿Qué diría su amiga Nyu?

Su amiga de toda la vida¿cómo estaría ella ahora? Le habría gustado saberlo. Sin embargo… teniendo la oportunidad ¿se atrevería a verle los ojos? No, la cara se le caería de vergüenza si ella estuviese presente. Era tan espiritual, tan buena y correcta…
Siempre se lo advirtió. Le dijo que su amor extraño lo llevaría al borde de la locura, que Mü era un niño inocente y él estaba…

¿Acabó él con su inocencia? –– Tragó el contenido de la copa en un instante –– No parecía eso posible. Si Mü no siguiese siendo el mismo niño que conoció hacía ya tantos años entonces estaría en sus brazos; no en busca de un tonto como él. Creía conocer tan bien a Mü ese Shaka, no era más que un Caballero Dorado muy joven.

No obstante Mü lo quería tanto…
Eso no podía arreglarlo Shion ni con su cargo de Patriarca. Creía en el destino «Nada más hay que esperarlo¿no? eso es lo que dicen» y su destino aparentemente no era el estar con Mü. Lo esperó por tantos años y Mü estuvo con él… ¿y qué¿Ahora se iba de su lado? Eso significó que Mü no estuvo realmente. Porque era además la forma gramaticalmente correcta para decirlo: Mü estuvo.

Las palabras de Nyu eran una memoria ahora tan cierta, tan viva, unas ráfagas de recuerdos dolorosos… ella le advirtió que algún día pasaría. Muriendo, marchándose o rechazándolo, Mü se alejaría de él. Y Shion simplemente le amaba demasiado como para impedirle la libertad mediante cualquier alternativa.

–– ¡Torvald! –– Gritó enrollando un pergamino, la carta que posteriormente había escrito, –– venid ahora, Torvald.
Momentos después entró en la Sala un hombre común, si así se llamaba a un hombre que no vestía armadura. Es verdad, no llevaba rango de caballero, pero sus ojos expelían un brillo inteligente y audaz.

–– Su excelencia.

–– Os ruego llevéis esta carta al monte donde hay sombra. Cerca de las orillas del río, lejos de los manantiales y cerca de la hierba húmeda te esperará un árbol donde los retoños nunca crecen para marchitarse. Lo reconocerás fácilmente. Dejad la carta entre sus raíces.

–– Será simple.

–– Afortunadamente.

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«¿Y tu joven alma?»

–– Algo incomoda. Llevaré a Mü lejos del Santuario.

«Te sientes feliz por eso, no creo que sea una tarea pesada»

–– No, afortunadamente no lo es, –– respondió Shaka enseguida. –– Pero… es Shion, maestro. Él me hace sentir que yo no hago lo correcto.

«¿Qué es hacer lo correcto, Shaka?»

El rubio sonrió con discreción antes de decir: –– ¿No lo sabe? Usted me lo ha enseñado.

«Oh, necesitaré que me lo recuerdes, creo que lo he olvidado con los años»

–– De acuerdo. Yo... pienso que hago lo correcto cuando le doy vida a una sonrisa sin preocuparme por la mía.

«Tus palabras muy expresivas y cariñosas, como siempre… el caballero de Aries es feliz a tu lado. Ha sonreído muchas veces»

–– ¿Y Shion?

«Él ha decidido dejar de sonreír y hacer lo correcto»

–– ¿Por culpa mía?

«No»

–– Me siento culpable.

«Un grato sentimiento, Shaka. Nunca dejas de ser tú»

–– No es grato. Es… está consumiéndome.

«No puedo sanarte, sé que no puedo hacerlo»

–– No se angustie, yo sabré lo que debo hacer.

«¿Me lo dirás?»

–– Es usted curioso.

«La curiosidad es un buen método de aprendizaje»

–– Se lo diré entonces: voy a irme del Santuario.

«¿Con quién?»

–– Con usted, por supuesto. Iremos juntos al festival de Wesak, y mientras estemos allí…

«¿Sanará tu sentimiento de culpa?»

–– Mü estará solo. Y si desaparece el brillo de tristeza en sus ojos al verme de nuevo, si siento que no suspira de soslayo en mi corazón cuando piensa en él, en Shion… me quedaré con él toda una vida. Y algunas otras más, si llegase a ser posible.

«Quieres saber si él te ama»

–– No es difícil dudarlo. He tomado una decisión, es lo mejor para él, y para mí. Shion no es el único que puede dejar de sonreír para hacerlo feliz. Sin embargo, debo asegurarme antes de que hago un bien. Mi intención no es hacerlo sufrir más.

«He visto que guardaste ese clavel. Tú serás quién sufrirá tanto, Shaka, te dolerá tanto»

Shaka no dijo nada. Compartieron un silencio tranquilo, inteligente. Finalmente la voz de Sakyamuni Buddha volvió a escucharse en su cabeza: «Gracias por acompañarme al festival. Gracias»

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Hacía muchos años había cogido esa costumbre. Entrenaba y cuidada tanto de su salud física que probablemente todos pensaban que no sabía de otra cosa, –– rió por lo bajo –– la verdad es que sí le gustaban muchas otras cosas. Lastima que el mundo no se molestase en preguntárselo.

Se veía muy pensativo sentado sobre un pilar caído. Le gustaba el Santuario, le gustaba Grecia y su ambiente. Le agradaban sus compañeros¡cómo agradecía a los Dioses por tenerlos! Especialmente a Mü. Era tan abierto a todos, uno de los pocos amigos que tenía. No era la persona más popular, pero eso no era importante. Era feliz, eso valía para él.

–– ¿Otra vez mirando la Luna, Aldebarán? –– Dijo Mü acercándose, –– es igual todas las noches¿sabes? –– bromeó antes de sentarse a su lado, sonriendo. Aldebarán se alegró de eso, había estado preguntándose cómo se sentiría el día de hoy, y ya tenía su respuesta. Bien, no era necesario preguntárselo a Mü: se veía bien.

–– Pronto será Luna llena, –– señaló –– eso me inspira un humor… especial.

–– Oh, –– Mü se fijó en ella, –– nunca he sido buen observador. Traje esto para ti. –– añadió dándole una manta cálida.

–– Gracias.

Era una costumbre, Mü sólo fingía sorpresa cuando lo veía y luego lo abrigaba. Se preocupaba tanto por cualquier persona. ¡Y claro que debía ser buen observador, uno bastante bueno, de hecho!
–– Eso es algo que tampoco cambia mucho en las noches¿eh, Mü?

–– ¿Te refieres a la manta? –– Aldebarán asintió sonriendo, –– ¿nunca cambia, eh? Siempre está aquí. Pero como no soy buen observador; nunca había reparado en ello.

–– Hay cosas que no necesitan ser observadas para que estén allí.

Mü se volvió a mirarlo con seriedad, Aldebarán dijo algo profundo… llamó su atención. –– Fue una frase hermosa.

–– ¿Lo es?

–– Seguro que sí. La Luna y las estrellas deben decirte palabras muy bellas, Aldebarán.

Aldebarán respiró profundamente, echando la cabeza hacia atrás y cerrando los parpados, sintiendo el frío de la noche, disfrutando, relajándose, concentrándose en el momento agradable. –– ¿Nunca lo has sentido, Mü? Como la Luna purifica tu mente, y limpia tu espíritu.

–– No, pero me gustaría… sentirlo. Quizá deba practicar venir aquí con más frecuencia.

–– ¿Por qué no lo haces?

–– Nunca me gustó dejar solo a Kiki, –– se explicó inclinando la mirada, sumido en alguna de esas ideas infantiles que venían a él cuando estaba con su querido amigo. –– ¿Puedes tomarle una foto, Aldebarán? Entonces yo podría verla brillar en cualquier momento.

–– Buena idea, prometo hacerlo. ¿Redonda y pálida?

–– Como más te guste.

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–– Dohko… viejo amigo¿Cuándo vendrás? –– empezaba a cuestionárselo. Por supuesto no había recibido una respuesta de su amigo, lo conocía bien. Él siempre traía su opinión personalmente. Esperaba que al llegar no hiciese muchas preguntas, era un favor, para eso están los amigos. Realmente necesitaba, necesitaba que llegase pronto o terminaría volviéndose loco por la ansiedad. Tenía que decírselo a alguien pero...

–– ¡'Oi Shion!

No esperaba que el pequeño Kiki saltase a sus brazos tan súbitamente. Era una señal quizá para dejar de angustiarse por el momento. Dohko sí vendría. –– Kiki, –– lo cargó con un solo brazo caminando hacia su habitación. –– ¿qué hace mi pequeña ardilla dando brincos a esta hora de la noche con su viejo papá… con su viejo papá…? –– Shion se detuvo a pensar, –– oh, lo siento¿cómo se llama ese animal huraño que vive en los hoyos?

–– ¡Usted está siendo muy divertido¿Desde cuando le gustan tanto los animales? –– preguntó antes de reír mucho. Sus ojos brillaban de alegría, una sincera felicidad.

–– Hmmm… –– Shion lo depositó sobre la cama y luego quitó la máscara de su rostro, él también le sonreía. A veces se sorprendía de las tonterías que era capaz de hacer para mantener la suya. –– Desde que vivo con dos muy curiosos y… bonitos.

–– Ah, –– Kiki se emocionó, –– ¿qué animales son esos?

–– Una pequeña ardillita, por supuesto. –– Shion se dirigió a un cofre plateado, sacó un cuidadoso puñado de su contenido. –– ¿Algunas almendras?

Kiki dejó un par en su boca y no tardó en volver a preguntar, tenía la boca llena –– ¿Y el otro animalillo, cuál es ese?

–– Una golondrina, desde luego.

–– ¿Le gustan? –– Kiki sonrió.

Shion empezaría a ponerse nostálgico con ese juego de palabras. ¿Una golondrina¿Por qué habría dicho eso? Sólo se estaba haciendo más daño. –– No, excepto la mía.

–– Shion… –– podía sentir el cambio en su humor, no quería que estuviera triste otra vez. –– ¿Sabe? Yo… –– empezó con la intención de cambiar el tema. Shion lo interrumpió deliberadamente.

–– Pero no sé si pueda volver oír a mi golondrina cantar. La he dejado libre, ahora canturrea de árbol en árbol… muy lejos de mí.

Kiki rodeó su brazo lánguido en un abrazo fuerte, reconfortándolo de alguna manera. –– Puede que la golondrina regrese. La suerte existe, nada más hay que buscarla.

Shion liberó una sonrisa melancólica, –– nunca dejes de creer por mi ejemplo. Creo que a mí me ha abandonado hace algún tiempo... cuando la eché de aquí una tarde.
¿Qué cosas le decía a su lindo niño? Había llegado de un ánimo tan bueno, y él, Shion debía contagiarlo con su optimismo pésimo. Sin embargo, pronto tenía que decirle casi las mismas palabras que esperaba presentarles a Dohko. No sabía cómo lo interpretaría. –– Kiki…

Kiki esperó, los ojos de Shion tenían algo importante que decir, algo que no quería salir. Si él no quería hacerlo, entonces no tenía que hacerlo. –– Shion… he traído algo para usted. Algo que le he robado a su golondrina.

Shion rió a propósito –– ¿Algo de la mía, qué podrá ser? –– estaba precipitándose. Podía hablar eso con Kiki en otra ocasión. En esta le era imposible, no hacía gala de su fortaleza habitual para esas discusiones.

–– Pan de ajo. ¡La ardilla ha subido un gran trecho para poder alcanzarlo!

–– Oh, –– Shion alzó las cejas, –– ¿la golondrina ha vuelto a cocinar?

Kiki buscó en algún espacio de su túnica, sí había traído pan de ajo para Shion. No lo olvidaría. –– Así es, sigue haciéndolo muy bien. Tómelos. Esteeeh… creo que me he sentado sobre ellos varias veces, lo siento mucho…

¿Qué importaba? Todo lo que Mü hacía era exquisito. Sonrió al oír las últimas palabras de Kiki, –– Yo diría que estuviste todo el tiempo sentado encima, Kiki. –– dijo haciendo una mueca.

Kiki le guiñó un ojo, –– hábitos de ardilla, creo yo.

–– Aún así…, muchas gracias por traerlos, Kiki. ¿Quieres roer más almendras?

–– ¡Ah, –– exclamó con una mirada excitada, –– haría a la ardilla muy feliz!

–– Lo sé.

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Nota: ¡HOLA¿QUÉ CURSI, NO? A VECES HASTA SIENTO ALGO DE PENA. DISCULPEN POR NO DEJAR NOTA EN EL CAPI ANTERIOR PEROBUENO, LA PAGINANO ANDA HECHA UN COHETE EN ESTOS DIAS. NO TENGO MUCHO QUE COMENTAR ESTA VEZ... SÓLO RESPONDERÉ UN COMENTARIO, EL DE ATALANTA DE TEBAS:

No sé porque la ultima parte se parece mucho a una cancion española. 'Clavelitos'

ATALANTA, ME GUSTARÍA MUCHO LEER LA LETRA DE ESA CANCION . FRANCAMENTE NO, NO HABÍA SIQUIERA OIDO SOBRE ELLA. LO DEL CLAVEL HA SALIDO DE UNA TONTERÍA: YO COMPRÉ ALGUNOS MUY BELLOS