NOTA DE LA AUTORA: A pedido popular… y ya que estoy atascada escribiendo el nuevo capítulo de "El Camino Equivocado" les dejo este regalito… ojalá les guste. Bayis.
Ah… y porfa… dejen reviews. Si? Si?
II
Una delicada franja de luz partió en dos la oscuridad de la cueva. El silencio, interrumpido rítmicamente por el dúo de respiraciones, fue acompañado por una sinfonía de piedritas tocando el suelo.
El hechizo se rompía y la cueva comenzó a revelar la salida. La fuerte pared que los mantuvo encerrados se deshacía con lentitud en un sin fin de polvo.
La franja no tardó en convertirse en haz, y alcanzó a alumbrar dos cuerpos entrelazados. Akane sonrió entre sueños. Dos sensaciones de tibieza, nuevas y maravillosas la llenaban. El calorcillo que el sol regalaba gratis, y que semejaba la más leve caricia sobre su piel desnuda, se quedaba atrás comparado con aquella otra sensación… la que solo produce el roce de los cuerpos.
Akane se revolvió, sintió que los brazos que la rodeaban se aferraban posesivamente a su cintura y suspiró contenta. Siempre se llamó a sí misma independiente, jamás se imaginó sentir la euforia que sentía al saber que en realidad le pertenecía a alguien. Era una extraña mezcla entre alivio, satisfacción y miedo.
Ranma despertó. Sus ojos recorrieron el cuerpo de la mujer recostada a su lado y no resistió tocarla para comprobar que era real.
Su mano ascendió por la firme curva de la cadera, rodó cuesta abajo en el despeñadero de la cintura… y la yemas de los dedos no resistieron la tentación de besar las comisuras el ombligo…
Una risa ligera tintineó rompiendo por completo el silencio. Akane, sin abrir los ojos, encontró la mano de su amante y la cubrió con la suya… la risa aún partiendo sus labios.
Ranma la miró maravillado. Sonrió y miró los párpados cerrados del ángel que sostenía, esperando, paciente, a ver los iris chocolate que escondían.
Y ella abrió los ojos…
Un rubor rosado cubrió todo su cuerpo y la sonrisa era incontenible.
Se miraron.
Sonrieron.
Él rió… -Estás roja…
Ella frunció el ceño y luego lo miró con picardía… -Tú también…
Ranma pensó discutir, pero se detuvo levantando un hombro levemente y besando el hombro de ella -Yo sé.
La sonrisa de Akane regresó con más intensidad… cerró los ojos, disfrutando los toquecitos de electricidad que Ranma causaba con cada beso. -Entonces no te quejes.
No me estaba quejando. Roja te ves preciosa.- Se defendió él, sin dejar de tocarla.
La muchacha abrió los ojos de improviso. La revelación de lo nuevo que era todo aquella tocándola como un rayo. Miró al hombre a su lado y no pudo evitar preguntarse ¿Quién era? Ciertamente no era el mismo muchacho con el que siempre tenía malentendidos, que siempre decía las cosas equivocadas…
Ranma- susurró moviendo la cabeza para que al llamarlo la vea.
El muchacho la vio, pero no reconoció nada peculiar en su mirada, así que le sonrió con placer. -En serio… y mira… te recorre todo el cuerpo.- Explicó él mientras acariciaba lentamente el camino que el rubor había recorrido… para detenerse en el vientre.
El joven la miraba como un niño ve a algo mágico. Con ese brillo especial… con ese cariño inexplicable…
Sí, no era el mismo Ranma de antes. Era otro, distinto… libre. Y ella… ¿Quién era ella? La que estaba ahí recostada, dejando que alguien la recorra de esa manera, la conozca tanto… Ella tampoco era la misma. ¿Quiénes eran ellos dos?
Juntos eran otros.
Eran felices.
Akane perdió la sonrisa y lo besó. Con el beso se entregaba, toda ella, lo que fue… lo que era… y lo que podía ser.
Ranma por primera vez en su vida, se sintió completo.
FIN
