Conexión V –Pesadilla-

-PSYDUCK054-

Era un hermoso día soleado, típico ambiente para que las familias descansen luego de una agotadora semana en el Parque Central de la ciudad. Mientras los adultos conversaban entre ellos, los niños disfrutaban del sol, el aire el aire limpio y el tan esperado fin de semana, jugando y corriendo por todo el predio.

El ocio también era parte de los héroes de la cuidad, quienes en un lugar un poco más alejado de los juegos de los chicos, disfrutaban también del día libre. Después de haber jugado varios deportes y comido cada quien sus especiales y distintos alimentos, compartían un juego de "Dígalo con Mímica" que Chico Bestia y Cyborg estaban ganando con facilidad beneficiados por la falta de conocimiento de Starfire. Raven era la única de los cinco que no participaba del juego, recostada contra un árbol se mantenía aislada de su entorno gracias a su libro.

-Oye Raven!... ¿Segura que no quieres jugar? – Sin desviar su atención del grueso tomo respondió algo irritada

-Por décima vez… NO! –

-Vamos, es muy divertido. – Insistió una vez más el chico verde acercándose a su compañera despreocupado de la creciente ira en ella.

-Dije no. –

-B va a ser mejor que la dejes. – Ignorando a Cyborg el muchacho continuaba su avance.

-Siempre estás con ese libro… ¿Qué puede tener de interesante? –

Sacándoselo de un tirón de sus manos intentó leer aquello que mantenía a Raven siempre tan distraída. La reacción de parte de la Titán no tardó en llegar, sus ojos se tornaron de color rojo y el cielo comenzó a nublarse. Chico Bestia la miró con curiosidad y soltó el libro como si ardiera, al darse cuenta del efecto de su mala broma. Los otros Titanes se sostenían la cabeza sabiendo que Raven tomaría la broma demasiado personal.

-Cielos, Raven… Tampoco es para que te enfades tanto. – Le sonrió inocentemente, buscando alguna forma de calmar la ira de su compañera. –Si, de todas formas, no entiendo que dice el libro. –

Se levantó de un salto y creció en ese instante unos cuantos metros, siendo rodeado todo su cuerpo por la energía negra descontrolada que su furia desplegaba en busca de destrucción…

-Raven! Detente! – Exclamó Robin sin ningún efecto. El Chico Bestia, paralizado en su lugar observaba al par de ojos rojos tartamudeando excusas y disculpas.

-Nunca debiste tocar mi libro. –

Las nubes terminaron de oscurecer el cielo y algunas de ella chocaban entre sí, provocando estridentes truenos. La gente del parque corría en busca de refugio por la inesperada tormenta, mientras los Titanes debatían la manera de detener a su compañera de equipo…

-Amiga Raven… Debes detenerte… Chico Bestia no… -

-No me Interrumpas! – Gruñó ella, acrecentando el marco de poder que la rodeaba. Star se encogió de hombros asustada siendo confortada por el líder del grupo, quien la abrazó protectivamente observando seriamente a la descontrolada integrante.

-Raven! Debes calmarte. –

Su energía desbordada creó tentáculos negros que atraparon al causante de su enojo. El chico verde no se resistió al ataque continuando con su mirada fija en los ojos rojos de ella disculpándose una y otra vez por su falta de consideración pero cada palabra que él decía parecía enfurecerla más. Sus poderes comenzaron a invadir el terreno verde del parque, convirtiendo cada centímetro de él en un manto negro. Los tres titanes alrededor de ella quedaron atrapados por el aura enfurecida siendo lentamente "tragados" por aquella energía. Pronto todo el entorno desapareció, quedando solamente una Raven furiosa con Chico Bestia atrapado en sus manos…

-Lo siento, Raven… solo quería…. Que te integres… - Una lágrima solitaria rodó por sus verdes ojos antes que el chico desapareciera con todos los demás. El color normal y azul regresó a los ojos de Raven, mientras todo su poder se mitigaba en ella. Observó sus alrededores, encontrando el parque destruido y a nadie cerca. Se arrodilló en el suelo, mirando sus manos aterrada…

-¿Qué hice? – murmuró mientras su conciencia le regresaba todas las imágenes de lo sucedido. Negó con la cabeza, no queriendo creer los hechos, pero las pruebas estaban frente a ella –No puede ser… No… - El cielo, el cuál no había vuelto a su color original, se despejaba mientras las nubes oscuras que Raven había formado comenzaron a unirse permitiendo distinguir en el cielo una figura.

Raven levantó al mirada asustada y comenzó a correr lejos de la nube negra que había tomado forma de cuervo. Sus apresurados pasos no llevaban a ningún lugar y la gigantesca ave abría su enorme pico acercándose a su presa. La marcha de la Joven Titán finalizó al tropezar con algún afortunado resto de parque. Se cubrió el rostro con su ante brazo sabiendo que le sería imposible escapar de su propio Demonio…

-Aaaah! – Se levantó sentándose en su lugar. Se limpió el sudor frío de su frente y abrazó sus rodillas buscando calmar el acelerado ritmo de su respiración. Miró a su alrededor y cerró los ojos resignada al notar todos los objetos caídos en medio del living.

Se levantó del sillón, omitiendo el dolor en su espalda por la mala posición en la que durmió y con sus poderes levitó todos los cd's del suelo y los regresó a sus lugares. Ordenó las sillas de la cocina, que también fueron víctimas de su pesadilla y enderezó la pequeña mesa en frente del sillón que había quedado patas para arriba.

-¿Cómo es que nadie escuchó este alboroto? – Se preguntó al terminar de ordenarlo todo. Caminó hacia la cocina comenzando con el desayuno de cada integrante del grupo mientras intentaba aislar su mente de las imágenes del desagradable sueño. Cada comida de tres de los titanes estaban listas, se detuvo dubitativa al tomar el tofu. Frunciendo el ceño, se forzó a sí misma a seguir con el desayuno sin ninguna emoción que interfiriera.

Colocó los distintos desayunos en los lugares habituales de cada Titán y se dispuso a comenzar con el propio cuando un loro negro y verde entró por la ventana. Chico Bestia abandonó su forma de ave al llegar al centro de la cocina y le dedicó un enfadada mirada a la Titán que preparaba el té, quien lo miró inexpresivamente demostrando poco interés en el enojo del muchacho.

-Veo que sigue enojado. – Terminó de preparar su desayuno y se sentó frente a su compañero. al observarlo por unos segundos descubrió el cambio de situación –Anoche… tuve una pesadilla… Mi Pesadilla… ¿Qué pasó con la Conexión? –

Cerró los ojos, esperando que sus poderes le ayudaran a averiguar que pasaba con su compañero de equipo, sorprendiéndose no solo de no escuchar nada, sino también por estar interesada en saber.

-¿Porqué te molestó tanto? – Preguntó repentinamente, recibiendo la misma mirada enfadada.

-No quería que la vieras. –

-¿Cuál es el problema? Es solo una herida. – Él desvió la mirada, sin responderle a su pregunta. Sus verdes ojos se enfocaron en el libro que apenas era visible en el sillón y miró a su compañera cambiando su expresión furiosa por una curiosa.

-Siempre llevas ese libro por toda la Torre, ¿Qué tiene? –

-No es de tu incumbencia. –

-¿Porqué no?... Sería lo mismo que me hiciste anoche. – Levantándose de su lugar caminó hacia el sillón, pero antes de tomar el objeto, giró hacia Raven, quien lo observaba atenta desde la mesa de la cocina –Serías capaz de atacarme si lo tomara. –

-¿A-Atacarte? ¿De dónde sacaste eso? – Intentando disminuir su nerviosismo, forzó la habitual forma monótona de hablar, pero el pequeño tartamudeo evidenció su incomodidad.

-Lo Soñé. – Respondió él simplemente –No dudo que serías capaz de hacerme algo así. –

-No puede ser… - Murmuró ella acercándose a su compañero lentamente -¿Qué soñaste? –

Antes que él pudiera contestar, Robin y Starfire entraron al living, ambos bostezando saludaron a sus compañeros, quienes abandonaron su anterior conversación siguiendo a sus amigos a la cocina, disimulando la incómoda situación que habían pasado.

-Hoy tendremos día de entrenamiento. – Anunció Robin tomando su taza de café –Comenzaremos después del desayuno. –

-No! Robin, odio esa pista de obstáculos. – Se quejó el Chico Bestia enfatizando sus palabras moviendo los brazos.

-Debemos ponernos más en forma, además No será la pista de obstáculos. –

-Deberíamos despertar a Cyborg para que nos acompañe. –

-No va a ser necesario, Star. Buenos Días a todos. – Cada quien saludó al último Titán en unirse al desayuno y continuaron con la comida conversando de temas triviales.

Raven, por su parte, aislada en sus propios pensamientos, se enfocaba en las palabras de su compañero verde y las imágenes de la pesadilla, sin ser capaz de deducir sola al situación, se resignó a tener que acudir a sus otras personalidades otra vez, para encontrar las respuestas, pues esta vez las imágenes de su sueño serían imposibles, ya que ellas amenazaban con ser Más que simples expresiones de su subconsciente…


En el gimnasio, cada uno de los Titanes ejercitaba aquello que el líder consideraba que debían mejorar después de observar diversas batallas que habían tenido. Chico Bestia era el que más se quejaba debido a la falta de costumbre con ese ejercicio; Robin sostenía el pesado saco de cuero, mientras el muchacho verde debía golpearlo con todas sus fuerzas solamente en su forma humana…

-¿Porqué no puedo transformarme en ningún animal? Es injusto! – Se quejó por millonésima vez antes de patear la bolsa.

-Ya te lo respondí antes, Chico Bestia. Si alguna vez no puedes transformarte tienes que poder defenderte y atacar como humano. –

-Ya entendí eso. Pero no hay razón para que no pueda transformarme, mis poderes son permanentes. –

-Solo debes concentrarte más. Mira fijamente el centro del saco y… solo pégale con todas sus fuerzas. –

Chico Bestia le gruñó antes de hacer lo que él le decía. Se concentró en el medio del saco marrón y respiró profundamente antes de golpearla con su puño tan fuerte como pudo, pero solamente había acabado con dolor en los nudillos de su mano derecha, quejándose y saltando en su lugar tratando de disminuir el dolor…

-Así no! Debes… debes pensar que la odias. –

-¿Qué la odio? –

-Claro… no es muy profesional pensarlo así, pero te servirá. Solo piensa en el rostro de alguien que detestes, B… no sé, como Slade. –

-Ese es alguien que tú odias. – Respondió el chico verde burlándose de su amigo, pero enseguida se puso serio. Mirando la bolsa concentrado, buscó en su mente alguien que pudiera odiar lo suficiente como para usar la furia en contra del saco –No lo sé, Robin… No creo que odie a alguien… -

El Líder del grupo se rascó la cabeza, buscando en su propia mente algún otro consejo, o al menos, alguien que pudiera encender la furia en Chico Bestia.

Raven detuvo su ejercitación, cuando imágenes de distintas personas invadieron su mente repentinamente. Observó a su compañero verde, conciente de la conversación que él tenía con Robin y se sorprendió de la memoria en la que él pensaba…

Déjame en paz, Raven. –

-No. – Respondió secamente, mirándolo con tanta seriedad y frialdad que parecía que podría apagar el fuego de la furia en los ojos del chico verde. –Solo te curaré lo que tengas nadie… -

-Es que no entiendes!! Déjame!! –

-No se pudo haber enfadado tanto como para… -

-Viejo! Eso no es odiar a alguien. – Se sintió más tranquila al escuchar aquel pensamiento de parte de él, pero que lo haya pensado por un instante le traía un extraño sentimiento, que trataba de ignorar –Pero… podría servirme de todas formas… -

-Robin… Creo que ya lo tengo… - Sonrió el chico verde, preparándose para golpear la bolsa.

-De acuerdo. Concéntrate en ese pensamiento y golpea. – Sosteniendo el saco, esperó a que su compañero golpeara. Bestia cerró los ojos y buscó una vez más en su mente aquel recuerdo, siendo observado por Raven desde el otro lado de la habitación…

-Bestia! ¿Dónde estás? – Recordando esa vos que invadía noche a noche sus sueños, Chico Bestia cerró su puño derecho y golpeó la bolsa de cuero, impulsándola hacia atrás con la suficiente fuerza como para enviar a Robin del otro lado de la habitación. Cuando el saco volvía a su lugar con el mismo impulso, el muchacho verde la esperaba con otro golpe igual de fuerte. Cyborg abandonó sus pesas y corrió hasta su pequeño amigo, viéndolo enloquecer contra aquel objeto al cual golpeaba y pateaba con una furia desconocida para todos los Titanes. Sostuvo al más joven del grupo de los brazos, mientras él continuaba tratando de patear la bolsa, Starfire corrió para socorrer a Robin, quien continuaba shockeado por la fuerza de su amigo, sosteniéndose la nariz herida por el golpe…

-B, vamos cálmate… Es solo una bolsa, ¿Sabes? – Cy intentó correr al chico del lugar en que estaba, pero el pobre parecía poseído por su misma furia.

-Azarath Metrion Zinthos! – Un chaleco de energía rodeó al Joven Titán y Raven se acercó al par de amigos. –No te preocupes, Cyborg. Yo me encargo. – Cyborg se rascó su parte de cabeza calva y observó a su amiga confundido.

-¿Qué pasó con él, Raven? –

-Robin debería dar mejores consejos. –

Liberó al chico de la prisión de energía, al notar que estaba más calmado y poniendo una mano en su hombro lo guió fuera del gimnasio hacia el living…

CONTINUARÁ…

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