Conexión VIII
-Psyduck054-
Era de noche y pocas luces estaban prendidas. En la inmensa sala a la que habían llegado, solo la tenue luz de algún farol externo acompañado de un rayo de luna dejaba adivinar las extravagantes decoraciones de aquella habitación.
Chico Bestia señaló un zócalo opuesto a la pared en la que estaban apoyados. Un pequeño ratón verde se escabullía por un agujero hasta la chimenea de leños apagada frente a tres sillones de un cuerpo de aspecto antiguo. El ratón cambió a una forma humana, el niño de unos aparentes seis años con orejas largas y puntiagudas observaba con sus enormes ojos verdes un cuadro gigante que colgaba sobre el mármol de la chimenea. Era el retrato de un hombre mayor de ojos azul oscuro que devolvía la mirada con una expresión seria y aire exigente.
Convirtiéndose en hormiga trepó por la pared hasta el cuadro, escabulléndose por debajo del marco. Minutos después el cuadro se movió hacia un lado, dejando ver una caja fuerte que se abrió de la misma manera. Raven se acercó al espacio abierto, manteniendo su mirada fija en el punto negro que se desplazaba sobre la pila de billetes de la caja. Volvió su mirada al chico verde que había permanecido en su mismo lugar con sus ojos fijados en el suelo demostrándose apenado por sus acciones.
La hormiga saltó desde su posición convirtiéndose en niño otra vez antes de tocar el suelo. Las orejas verdes del pequeño bajaron hasta que casi tocaron sus hombros con sus puntas. Extendió su mano temblorosa hasta la pila primera de billetes. Pero antes que su mano se aferrara a esta, un grito agonizante seguido de un llanto doloroso y desesperado, descendió desde la planta alta. Intentó omitir aquel llanto que parecía de un niño... uno como él, pero la curiosidad y la lástima fueron más potentes y convertido en gato subió sigilosamente la escalera, seguido de cerca por una invisible (para él) Raven. La chica oscura volteó una vez más al notar que su compañero permanecía en el mismo lugar que antes...
-Era un pequeño ladrón... No es algo para avergonzarse tanto. – Murmuró con un tono serio, siendo totalmente ignorada por Chico Bestia.
Al llegar al piso de donde provenían los gritos, el gato verde se ocultó entre las sombras de la escalera, tratando de no ser visto por el hombre anciano que corría poniéndose una bata hacia una habitación del otro lado del corredor. Se transformó en mosquito para entrar en aquel lugar sin ser notado. El niño adolorido se abrazó al hombre ahogando su llanto en sollozos y suspiros...
-Me duele, abuelo... Me duele mucho! – Se quejó hundiendo su cabeza en el hombro del señor.
-No te preocupes, Jake... Pronto sanarás. La operación será en unos días. –
-Pero me duele ahora... –
El mosquito voló por la ventana lejos de la casa. Raven permaneció observando al anciano con su nieto hasta que la escena comenzó a borronearse y cambió lentamente al sector de juegos de un parque. Distinguió al niño de orejas puntiagudas llorando debajo del tobogán, abrazando sus rodillas hasta su mentón. Raven se acercó lentamente al hico, sabía que tratar de tocarlo o confortarlo era en vano, solo podía observarlo desde la distancia. Chico Bestia se acercó parándose a su lado, también fijando u atención en el pequeño.
-Fue difícil pensar que iba a robarle a un niño de mi edad... – Comentó con un tono serio poco característico en él. –Pero... me sentía pero pensando que lo envidiaba... –
-¿Porqué lo envidiabas? – Cuestionó ella sin mostrar emociones. –Ese niño estaba sufriendo. –
-Sabía cuanto sufriría yo después. – Contestó antes de levantar la mirada y verla directamente a los ojos –Pero... Fue peor de lo que yo imaginaba... –
El pequeño se levantó del suelo, sacudió la arena de u ropa y se permitió un último sollozo seguido de un largo suspiro, antes de transformarse en águila y salir volando del parque.
Aterrizó en una especie de edificios abandonados. Tragó saliva nervioso y se hizo paso en la oscuridad, a través de un largo pasillo. El pequeo peinó su cabello hacia atrás, en un vano intento inconsciente de tranquilizarse. Abrió una puerta que derivaba al interior de un precario living que solo tenía una mesa con un botella de vino vacía sobre esta. Un hombre robusto, alto y de oscuros ojos negros estaba sentado en una silla de madera, apoyando uno de sus brazos sobre la mesa, mientras que el otro caía a un lado. Frunció el ceño mirando al niño con frialdad...
-¿Dónde está? – Preguntó con vos gruesa y demandante. Raven se sobresaltó al oírlo, recordando la voz que había escuchado antes en los sueños y recuerdos de Chico Bestia. Miró a su compañero, buscando alguna reacción por su parte, el muchacho solo mantenía esa poco característica expresión seria en su rostro.
-No la traje... – Respondió el niño, con una voz aguda y asustada, permaneciendo de pie frente a la puerta con ambas manos tras su espalda.
-¿Cómo? – Murmuró el hombre golpeando a mesa con su puño. El pequeño dio un respingo asustado. Raven notó que a pesar de sus intentos de ocultarlo, temblaba un poco.
-Lo siento, es que no pude... – Se detuvo al verlo levantarse de su silla. Sus ojos negros brillaban con un ligero aire de demencia y maldad. Hizo sonar sus nudillos derechos al acercarse al niño.
-Te di una orden. Me desobedeciste y encima tienes el descaro de venir a confesarte! – Gritó aquello último al agarrar al niño por su ante brazo derecho, apretándolo tanto como su enorme mano pudo...
-Señor... Eso duele mucho... – Se quejó murmurando. Una sonrisa macabra cruzó el rostro serio del hombre.
-Mocos desobediente. – Le susurró antes de arrojarlo contra la pared contraria. Una sensación extraña recorrió el pecho de Raven, un sentimiento que la obligó a abalanzarse hacia el pequeño. Se detuvo a mitad de camino, recordando que no podía hacer nada. Volteó a ver a su compañero, quien parecía sorprendido por su actitud...
-Señor... Había un niño, un niño enfermo... – Explicó tartamudeando, mientras intentaba levantarse. El hombre caminó hacia él, pateando la mesa en su camino. La botella que allí reposaba, cayó rompiéndose en pedazos en el suelo, haciendo que aquel estridente ruido asustara al pequeño niño aún más y cayerda de nuevo sentado en el piso.
-¿Un niño¿Por eso no hiciste lo que se te fue indicado? – Preguntó cínicamente, tomando el cuello de la botella. -¿Acaso no puedes obedecer una simple orden?... ¿Bestia? –
la Titán espectadora se sintió paralizada un instante al escuchar aquello. Sus ojos azules, extrañamente mostrando un claro temor, se fijaron en el trozo de botella roto que el hombre tomó del suelo. Los enormes ojitos aterrados del pequeño llamaron su atención y su corazón dejó de latir un momento...
-Dime que no hizo eso... – Le dijo con voz quebrada a su compañero. Él le sonrió inocentemente encogiéndose de brazos.
-No diré nada entonces... –
-¿Cómo puedes sonreírme así en este momento? – Preguntó recobrando su monótona forma de hablar.
-Oye! Tú fuiste quien quiso venir aquí¿Recuerdas? –
Ignorándolo volvió su atención a la cruel escena. El hombre había alcanzado al pequeño; lo levantó desde el brazo, sosteniendo el trozo de botella con su otra mano...
-Bestia... voy a tener que enseñarte... –
-No... Por favor... – Masculló ahogando el deseado llanto.
-¿Crees que me agrada hacer esto? – Levantó el afilado resto de vidrio hasta arriba de su cabeza. El niño cerró los ojos, sabiendo a que se refería su "Tutor" con aquello. Raven observó con horror la causa de esa extraña marca que Chico Bestia tenía en su espalda, el llanto del pequeño herido llenó el silencio macabro de la noche.
Algo extraño, para ella, recorrió su mejilla. Levantó su mano apartando aquella gota de agua de su rostro, asustada de esa muestra de emociones. Chico Bestia, se acercó y apoyó su mano en el hombro de la chica...
-No tienes que ponerte así, Raven... pasó hace tiempo ya... –
-Tú no lo has superado. – Respondió fijando su mirada en la de él –No quieras fingir que esto es un tema cerrado. –
-No quiero que sea cerrado, quiero olvidarlo. –
-Pero es obvio que no puedes... –
El hombre tomó al niño del cuello, mientras continuaba diciendo algo que el pequeño no podía oír, solo era conciente del dolor intenso en su espalda, pero lo último que el Tutor dijo, fue suficiente para que omitiera el ardor y la rabia tomara vida en su interior...
-¿Porque no puedes ser una buena bestia y obedecer¿Porqué tus Padres no te enseñaron?... Seguramente porque no sabían, fueron solo unos inútiles.-
El cuello del pequeño se llenó de pelos verdes y a ensancharse. Su altura creció más de dos metros y sus colmillos también alcanzaron un considerable tamaña. Convertido en osos, golpeó de un zarpazo a su agresor enviándolo contra la única ventana de la habitación. El hombre abrió los ojos aterrado, negando con la cabeza al ver al oso acercarse a él. Otro zarpazo lo arrojó al suelo y la mano de un gorila lo tomó del cuello, levantándolo del suelo...
-Gar... Déjame... Tú no quieres hacer esto... – Tartamudeó adolorido. Los ojos repletos de furia del gorila se calmaron. Lo dejó caer al suelo, dejándolo inconsciente. Se transformó en cuervo, escapando por la ventana que había roto al lanzar a su "Tutor" contra ella...
La imagen del cuervo desapareciendo en la negrura de la noche fue consumida por una oscuridad externa, hasta que solo fueron visibles Chico Bestia y Raven. Él la miró con una pequeña sonrisa en su rostro, esperando alguna reacción de su compañera. Raven levantó la mirada lentamente, dejando ver una confundida expresión en sus facciones...
-¿Raven¿Te encuentras bien? –
-Afirmabas que eras una Bestia¿Por Él? – Se rascó detrás de la nuca, algo nervioso, tratando de omitir la expresión seria y persistente de su amiga, tratando de sonreír y alejar cualquier sentimiento depresivo.
-¿Viste que estuve a punto de hacer? –
-Defenderte. –
-No! Iba a atacarlo! – Exclamó, repentinamente, furioso. – No importa que tan malvado fue conmigo... usé mis poderes para... matarlo... –
-Era un criminal, como lo que luchamos a diario. –
-Ellos saben que esperar. Él... lo tomé por sorpresa. – Replicó cerrando los ojos con fuerza.
-Tu furia fue una sorpresa. Eras solo un niño. –
-No comprendes... –
-Tú no quieres comprender. ¿Qué ganas con forzarte a creer que estuviste en falta? –
-No quiero hablar más de esto. Déjame salir de aquí, Raven –
-Chico Bestia... ¿Qué hubiera pasado si no hacías eso? –
-No lo sé. –
-Podría haber empeorado. Atacar para defenderte no te hace una Bestia. Él era un delincuente y un abusador, tú solo le diste la "Lección" que él necesitaba. – Él ladeó la cabeza hacia los lados, indicando que pensaría en ello, recibiendo una sonrisa diminuta por parte de Raven.
-No soy una Bestia entonces... Pero tú tampoco eres un Demonio. –
-Eso es distinto. Soy un Demonio, lo llevo en la sangre. –
-Yo también lo Llevo. –
-No es lo mismo. –
-¿Porqué no? –
-Será mejor que despertemos ya, Chico Bestia... –
-espera, porque tú sí decides cuando... –
Raven desapareció fundiéndose en la oscuridad. Chico Bestia suspiró resignado antes de ser fundido por la oscuridad también...
Despertó sobresaltado y molesto. Miró a su alrededor encontrándose en el living de la Torre. Frotó su frente algo confundido recordando los momentos vividos minutos atrás...
Fue solo u sueño... ¿O no lo fue?... –
Saltó del sillón y se echó a correr por el pasillo de las habitaciones, hasta llegar a la "Habitación Prohibida". Abrió la puerta sin pensarlo y entró con actitud demandante. Raven, recién despierta, atacó a su intruso instintivamente expulsándolo contra una de las paredes...
Raven... – Murmuró el muchacho adolorido. La Joven Titán lo dejó caer bruscamente y se tapó su rostro con las sombras de su capucha.
¿Qué haces aquí? –
Uh… ¿No sabes? – Preguntó sorprendido, frotándose la espalda –Pensé que… - Ella levantó la mirada exasperada y se acercó los pasos restantes hasta su compañero.
No fue solo un sueño¿Era eso? –
Pues sí. – Respondió con una sonrisa -¿Cómo? –
Cuando entraste aquí y me despertaste de mis pesadillas. Mis poderes provocaron una extraña… Conexión. – Respondió inexpresiva, mientras se cruzaba de brazos.
Ah… - Sabiendo que al muchacho le costaría comprender lo que le había contestado, prefirió ahorrarse detalles confusos. –Entonces… todo era real¿Esos fueron recuerdos tuyos? –
Sí –
Sé que no puedo convencerte de nada. – Comenzó algo avergonzado –Pero sin importar lo que me digas, nunca podrás convencerme que eres un Demonio. –
No se trata de que me creas... –
Sí se trata de eso. Aunque No pueda convencerte, seguiré intentando hasta que te veas como yo te veo, como todos nosotros te vemos. – Levantó una ceja desafiante, manteniendo sus brazos cruzados y cambiando el peso de su cuerpo a su pierna izquierda.
¿O sea? –
Ataque de vanidad otra vez¡raven? – Preguntó en un tono burlón moviendo sus cejas sugestivamente.
Eso no es una respuesta. –
De acuerdo. Eres una persona admirable. He visto como te sacrificas por todos los demás y no necesito entrar en tus sueños para saberlo, solo observarte todos los días meditando y esforzándote por mantener todas tus emociones tranquilas, ocultas. Negándote a sentir tantas cosas, solo por protegernos a todos. Creo que eso No lo hacen los Demonios, ellos no sufren, hacen sufrir. –
Raven lo miró, quedándose sin habla, sorprendida y absorta en cada palabra que él dijo.
Chico Bestia... – Al darse cuenta de todo lo que salió de su boca, sin si quiera pensar en ello, sus mejillas verdes se tornaron de un intenso color rojo.
Jeje, creo que... Tienes que meditar¿Verdad? – Retrocediendo hasta la puerta, con las manos frente a su cara, como si se defendiera, se retiró de la habitación, suspirando aliviado una vez que estuvo fuera ("Y a Salvo")
Le sonrió a la puerta cerrada antes de voltear hacia su escritorio. Volviendo a su inexpresiva habitualidad, tomó su espejo y cerró los ojos esperando a ser succionada al interior de su mente...
CONTINUARÁ.
Hola a todos! Anteúltimo capítulo (seguro) de Conexión. Todas las situaciones están solucionadas, así que el próximo capítulo será el final definitivo de este fic.
Muchas Gracias a todos por seguir leyendo y enviarme sus reviews. Espero este Cap les haya gustado.
Misato Psy
