CAPITULO 14.- "Los reyes del Quidditch"
Ya llevaban tres semanas en Bulgaria, ha pesar de que era verano el frío era soportable. Los entrenamientos de quidditch por parte del entrenador McGregor habían sido bastante cansados ya que quería que se acostumbraran al clima extremoso de Bulgaria, Ron se la había pasado quejándose ha pesar de que él fuera suplente tenía que hacer lo mismo que los demás. Los mundiales habían comenzado desde hace una semana, Inglaterra ya llevaba tres partidos jugados, con Perú, Argentina y con España; era algo increíble, ningún fanático del quidditch se lo podía creer pero Inglaterra llevaba estos tres partidos ganados. La gente se ponía mas euforica cuando jugaba Inglaterra, ya que se encontraba tres alumnos de Hogwarts, Harry, Ron y Draco, que este último ha pesar de que era buscador, el entrenador McGregor observó que era mejor cazador que buscador, así que lo puso en esta posición. Ha pesar de que Malfoy no se llevaba bien con Harry y Ron, entre ellos ya no había ninguna rivalidad, Malfoy había cambiado demasiado, sin embargo el seguía siendo muy presumido y arrogante, pero al igual ya no insultaba a las demás personas, sin embargo a Ron no le caía bien, decía que en cualquier momento podía cambiar, Harry tan solo se reía.
En el segundo partido que tuvieron contra Argentina, justo a la mitad de este, un guardián fue golpeado en la cabeza por una bludger, quedó inconsciente, la gente se quedo histérica, sin embargo fue la oportunidad de Ron, la hizo muy bien y el partido terminó cuando Harry atrapo la snich dorada, en todos los partidos Harry atrapó la snich, era uno de los mejores jugadores a nivel mundial según los críticos de quidditch, era ya tan popular que las chicas se apoderaban de el después de un partido o de los entrenamientos, sin embargo siempre era salvado por su novia Cho, quien lucía orgullosa de él tomando su mano, a él no le parecía mal, pero si fuera por él, desearía tener mas paz.
Toda la familia se había quedado en un hotel muggle, la confederación de Quidditch internacional a todos los jugadores les había ofrecido una swit en uno de los hoteles mas famosos, al igual que le había dado boletos preferentes para sus familiares. Harry como sus únicos parientes que tenía eran los Weasley compartieron la misma habitación, que dentro de ella la señora Weasley había quedado maravillada de ver tanto lujo, y el señor Weasley ver tanto artefacto muggle. Se dividieron los cuartos dentro de la swit, que al igual contenía una sala, un comedor y una cocina, todo un departamento. Harry compartía recámara con Ron y Hermione con Cho, las otras tres recámaras eran de los señores weasley, los gemelos, Percy y Bill; Charlie se encontraba en Rumania aun.
Ha pesar de que siempre terminaba cansado por los entrenamientos, los partidos, lidiar con reporteros que se desacían por una entrevista de "Harry Potter" (que ya era considerado como un héroe antes por haber terminado con el señor tenebroso) se daba un tiempo para pensar en Ginny. La señora Weasley le había estado mandando lechuzas pero ella no había respondido, Harry le había llamado como cinco veces a la casa de Audrey, pero ella siempre se encontraba ocupaba, o sencillamente no estaba, ¿cómo era posible que Ginny saliera sin su inseparable amiga Audrey? Se preguntaba seguido eso. Trató con Hermione para que ella le hablara, era el mismo resultado, no se encontraba. Algunas veces pensaba que posiblemente había vuelto con Colin, pero realmente nunca vió un interés por parte de Ginny hacia Colin.
Tocaba el medallón seguido, aun lo cargaba en su cuello escondido debajo de su ropa, pensaba que era demasiado femenino para mostrarlo, y es que así era, algunas de las figuras que rodeaban a la piedra eran flores, no le era duda que era de mujer; algunas veces llegó a cambiar de color claro a oscuro, y sin tener ninguna razón él se preocupaba, sentía que un hoyo le abría el corazón de tal manera que lo desesperaba como nunca por el hecho de no comprender su estado de ánimo, y luego se imaginó que posiblemente esa piedra decía su estado de ánimo tal y como Hermione le había comentado, pero las inscripciones de atrás decían lo contrario: J.A.P. 25-DIC.-98,.
Esa mañana, Inglaterra no jugaba, ni tenía entrenamiento, tenían el día libre, los señores Weasley desde temprano habían salido para comprar uno que otro regalo para Ginny y para Charlie que no habían ido, Hermione se había aferrado a conocer el barrio de magia de Bulgaria y de ir a saludar a su amigo Victor Krum, a Ron no le quedó de otra mas que acompañarla: ni loco que la dejo ir sola, había dicho Ron. Los gemelos se la pasaron comercializando sus productos de bromas, así que desde la mañana se encontraban en el estadio. Tan solo se encontraban en la gran habitación Harry y Cho. Harry se encontraba desde el balcón observando la gran ciudad, hacía frío y se encontraba tomando un poco de leche caliente.
¿No tienes frío? - Cho salía al balcón al lado de su novio, para después abrazarlo - No, no tengo frío - Harry la abrazaba y ella tan solo se acurrucaba a él. Bulgaria es hermoso, pero preferiría conocer otros lugares - decía Cho mientras se hacía unos mechones ondulados para otras. ¿Cómo cuales? - preguntó Harry con una sonrisa a su novia. No lo se, tal vez como Francia o Italia - decía Cho con una sonrisa coqueteándolo - Algún lugar cálido que podrámos estar solos tu y yo. ¿Te imaginas? Estar cenando frente a la torre Eiffel, tomando vino y bailando bajo las estrellas toda la noche. Ya sabes que no me gusta bailar - decía Harry riéndose - pero lo haría por ti, pero no toda la noche, no toda, tal solo una pieza bailaría. No tontito - decía Cho riéndose - no la clase de baile que tu crees, sino la otra, esa que tanto a mi me gusta, el baile del amor.
Harry la miraba directamente a sus grandes ojos, y luego ella se acercó para besarlo, los labios gruesos de Cho acariciaban los de Harry y él le correspondía, ella lo abrazaba fuertemente y luego ella le dijo al oído:
Recuerda que estamos solos, ¿qué tal si vamos a la habitación? - Cho lo jalaba del brazo dirigiéndolo hacia la cama del cuarto, Harry no decía nada, tan solo se dejaba llevar - ¿qué tal si bailamos como tu ya sabes? Ya tenemos tiempo que no lo hacemos.
Harry la miraba himnotizado, era lógico que así fuera, era una mujer, era su novia, era algo común entre las parejas, Ron y Hermione también lo hacían, Ron se lo había confesado, por un momento pensaba en Ginny, y pensaba, ¡ella no se va a enterar! ¿Además quién le decía que iba a volver con ella?, era hombre y tenía la necesidad de sentirse amado como siempre, aparte se encontraba algo excitado.
Cho lo tomaba de la mano, lo dirigió hacia la cama y lo siguió besando, sus manos recorrían todo su cuerpo sin parar, si en algo era buena Cho, era justo en esto, por un momento ella se detuvo para quitarle los anteojos y luego ambos se incorporaban para besarse y abrazarse. Las cosas parecían subir del tono, la respiración de Cho se mostraba agitada al igual la de Harry, Cho se quitaba la blusa y el pantalón que traía y ambos se recostaban en la cama, Harry la besaba un poco calmado y luego poco a poco fue pasando sus labios, su cuello, deteniéndose en el por un momento y recorriéndolo, luego pasaba por sus pechos, Cho parecía tan complacida que Harry tenía que voltear de envez en cuando para callarla, porque los del cuarto continuo podrían escucharla (para acabarla de rematar era Draco Malfoy su vecino), despues de sus pechos, fue bajando poco a poco hasta perderse de vista, Cho tenía una gran sonrisa, por un momento Cho lo tomó y le quitó el suéter a Harry dejándolo desnudo del el torso, Harry se encontraba arriba de ella, que aventaba el suéter al suelo, del cuello de Harry colgaba el medallón, Cho se detuvo para observar que era lo que colgaba del cuello de Harry que se encontraba sudando ya.
¿Y eso? ¿qué es? - Cho le decía a Harry con gran curiosidad - Ahhh, ¿esto? - decía Harry deteniéndose por un minuto - es un amuleto. Deja me lo quito. Harry lo tomó por el medallón para voltearlo y desabrochárselo, pero cuando apenas lo tocó le quemó la mano, estaba caliente. Harry soltó un grito de dolor.
AAAA - Harry soltó el medallón - ¿QUÉ SUCEDE? - Cho se preocupó por Harry que parecía haberle ocurrido algo. Harry se levantaba de la cama y se dirigió al baño inmediatamente.- HARRY, ¿QUÉ TE SUCEDE?
Harry se metía al baño cerrando la puerta tras el, miraba su palma de la mano izquierda y tenía la marca del medallón. Aún no entendía lo que le sucedía, si él la cargaba en el pecho, ¿porqué no le había quemado ahí? Y ¿por qué hasta que la tocó?, observó el medallón que colgaba de su pecho, pensando en volverlo a tocar, ¿porqué lo había quemado?.
Harry se encontraba frente al espejo, y por medio de este logró ver como el medallón de pasar a verde fuerte, pasaba a negro, era como si la quemada le hubiera dicho a Harry que se encontraba cambiando de color. Miraba fijamente por medio del espejo el medallón, temía por tocarlo y que este volviera a quemarlo. De un de repente un frío sudor invadió todo su cuerpo, volvía esa misma preocupación, sentía que en el corazón se le formaba un agujero enorme, era como si un gran pendiente saliera de la nada, era un sentimiento que jamás le había salido, solo en ocasiones anteriores, pero no antes del medallón, era como si hubiera olvidado algo, y una gran responsabilidad hacía que se impulsara hacia algo. Respiraba agitado, sabía que no se podía quitar el medallón, aparte de que lo quemaría de nuevo, sentía como si negara una gran parte de su ser. Inmediatamente salió del baño, justo cuando abrió la puerta, Cho estaba frente a él, completamente desnuda, su rostro lucía preocupado, se había olvidado por un momento por lo que había estado pensado. Por un momento pensó en renovar lo que hacían pero en ese momento no era de su interés.
¿qué paso Harry? - decía Cho preocupada - ¿tienes algún problema? No, es que tan solo olvidé que tenía que hacer algo - Harry le daba la vuelta, tomando el suéter del suelo y poniéndoselo, agarraba sus gafas. Parecía tener prisa, salía del cuarto. HARRY - Cho tomaba su ropa del suelo para ponérsela -
Harry salía del cuarto, cuando se dio la vuelta los papás de Ron habían vuelto, el señor Weasley estaba sentado en el sillón. Por un momento pensó que se había salvado, no se podía imaginar la escena y el caos que pasaría si la señora Weasley los hubiera descubierto si hubieran seguido continuando. El señor Weasley vió a Harry salir y le dijo.
Volvimos - decía mientras tomaba de un plato que estaba cerca un pedazo de pan tostado y llevándoselo a la boca - ¿puedes creer que Molly quiso subir a cambiarse porque me dijo que no parecía lo suficientemente muggle para andar en la calle? ¿desde cuando le interesa la ropa de los muggles? Y luego se pone a criticar a su hija porque esta se viste así.
Harry no parecía escucharlo, pidió permiso y se retiró, sabía lo que tenía que hacer, quería hablar por teléfono, no lo podía hacer allí adentro, no con Cho, y con los señores Weasley adentro. Corrió hasta ascensor, bajó al lobby y tomó un teléfono, recordaba el número de memoria, marco y luego una voz le contestó
¿Siii? Disculpe, buenas tardes, - decía Harry con voz un poco agitada - ¿se encuentra Audrey? Ayyy no esta, salió desde la mañana - contestaba la mamá de Audrey - Bueno - decía Harry conformándose - yy ¿no se encuentra por casualidad su amiga Ginny Weasley en su casa? Es que me dijo que se iba a pasar el resto del verano con Audrey. Uuuuuy no, ¿Ginny te dijo eso? Si señora. Pues te mintió, Ginny no ha pasado ningún día completo aquí desde el velorio de mi esposo - esto último lo decía la señora con gran dolor. Harry se encontraba confundido. ¿Y usted sabe en donde se encuentra Ginny? Mmmm, pues segura, así como segura, no, ese mismo día que enterraron a mi esposo, ella terminó con mi sobrino, ahhy es que mi sobrino es un inútil - Harry pensó que tal vez no se parecía físicamente a Audrey su mamá, de hecho se parecía a la mamá de Malfoy, sin embargo nunca la había escuchado hablar, y en eso si se parecían demasiado- Pues te digo que eso paso, y luego después de que ese tal Harry golpeó a mi sobrino y que se fue, como a la hora un tipo llamado lupe, don lupe, si creo que si, ¿sabías que ese es un nombre mexicano? Viene de el nombre de Guadalupe, es una virgen que los mexicanos adoran, eso lo supe cuando en el año de 1986 conocí la ciudad....
Harry lucía desesperado, la señora hablaba mas de lo habitual, le daba hasta el mas mínimo detalle, temía preguntarle la hora porque sabría que le contaría la historia del reloj.
Señora, señora - Harry interrumpía - ¿con quien se fue Ginny? Aaaah , si, perdón por divagar demasiado, te decía, vino un tipo güero, un poco desalineado, traía consigo a un bebe, por cierto, muy bonito, ni siquiera se parecía a el, vino por Ginny, tengo entendido que están viviendo juntos, Audrey va a visitarla seguido, casi todos los días. Fíjate, jamás creí que a Ginny le interesaran los hombres mayor que ella, y mas con hijos, el hombre ha de tener como veinte años mayor que ella, pero bueno, yo no soy nadie para juzgarla. Bueeeno... - Harry tartamudeaba al escuchar lo que la mamá de Audrey le acababa de decir, estaba incrédulo y no sabía si creerle o no a la señora,- ¿y no tendrá un numero telefónico en donde pueda llamar a Ginny? Fíjate que si, pero como en este momento voy de salida, voy a tomar té con mi amiga Camila, tal vez la conozcas.... ¿Me lo podría dar? - Harry interrumpía a la señora, no le interesaba quienes eran sus amigas - Como te decía voy ya de salida, tu sabes, a mi no me gusta hacer esperar a la gente y menos a Camila, así que lo siento, no puedo, ¿quién le digo que llamo a Ginny? Harry Potter, señora, gracias y hasta luego.
Harry colgaba sin dejar que la señora dijera otra cosa, la mano le dolía, y se encontraba furioso por lo que la mamá de Weasley le había dicho, ¿quién era ese tal lupe o don lupe?
Eran mas de las doce de medio día, se encontraba en el parque alrededor de varios niños jugando en el, mecía una carriola con un bebé dormido dentro de el, dormía placidamente, tenía escasos siete meses, otros tres niños jugaban alrededor de Ginny que se encontraba sentada en una banca observándolos jugar, desde hace mas de media hora se había quedado de ver con Audrey, pero ella era demasiado impuntual, lo cual había decidido que llegaría despues del mediodía. Ginny estuvo alientando a su amiga después de la muerte de su padre para que saliera adelante, ella parecía recuperarse rápido, sin embargo había noches que todavía Audrey lloraba y es que era muy difícil para ella hacerse a la idea de que lo había perdido para siempre. Audrey parecía ser la misma de siempre, sin embargo había perdido ese brillo en los ojos que la caracterizaba. Ginny prefería no hablar de su padre porque sabía que la haría llorar.
KEVIN, DEJA ESO, ES BASURA - gritaba Ginny al pequeño de ojos azules, después que el pequeño obedecía, volteaba a observar al pequeño que dormía placidamente. ¿Mucho trabajo? -Ginny escuchaba una voz que la hacia voltear, era su amiga Audrey Creí que no llegarías - decía Ginny levantándose para saludarla con un beso. ¿Qué tal el trabajo de niñera? - le preguntaba Audrey para sentarse junto con ella en la banca. No es ni tan pesado, es un trabajo temporal, mientras consigo otro - decía Ginny agachando la cabeza, - además ya sabes que no quiero preocupar a mis papás con el dinero. ¿También trajiste al pequeño James? - decía Audrey dirigiéndose a la carreola donde se encontraba el pequeño sumamente dormido - Es tan hermoso, déjame cargarlo. No - decía Ginny. ¡Ándale! Déjame cargarlo. Audrey, lo despertarás, me costó mucho trabajo hacerlo dormir.
En eso llegan tres pequeños mas, los tres tenían 3 años, Audrey reconoció a dos de ellos, eran los hermanos de Hermione. La mamá de Hermione había contratado a Ginny para que los cuidara mientras ella hacía sus quehaceres.
Pero mira nada mas quien esta aquí - decía Audrey observando a los niños. AUDREY - gritaba Mathilda corriendo y extendiendo los brazos, dos pequeños mas venían tras ella - Pero que grande estas ya - decía Audrey levantando a la pequeña y luego la abrazaba- y que hermosa te haz puesto. Hola Audrey - decía el pequeño Kevin - Y tu también, que guapo te estas poniendo - Audrey dejaba abajo a la niña y saludaba al pequeño Kevin con un beso. Audrey observaba el otro pequeño, no sabía quien era, por lo visto era un amiguito de los gemelos. Kevin se sonrojaba tras lo que le decía Audrey --- Si tuvieras tres años mas, te esperaría para casarme contigo - era lógico que audrey lo decía jugando. No creo que quiera - decía el pequeño que Audrey no conocía - a Kevin le gusta Ginny No es cierto - decía Kevin poniéndose rojo, lo habían descubierto. Si, tu me lo dijiste - Decía el otro pequeño desconocido. Los niños salían corriendo para irse a jugar. Vaya cuatro niños el día de hoy, creo que terminarás bastante cansada - decía Audrey volviéndose a sentar en la banca del parque. Si, la mamá de Hermione salió con una amiga suya, así que me dejó a todos los niños por igual, ni modo que le dijera a la otra señora que no los cuidaría por igual a todos -decía Ginny. Por cierto, ¿tienes idea de quien se ha estado comunicando últimamente a mi casa peguntándome por ti? Déjame adivinar - decía Ginny obviamente - Colin. Harry - decía Audrey con una gran sonrisa. ¿QUÉ? - decía Ginny muy sorprendida y sintiendo que le corazón se le escapara por los latidos tan fuertes que pegaban en su pecho - Así es, ha llamado como unas cinco veces. En una llamada me pregunto si seguía con Colin. Por supuesto que le dijiste que no ¿verdad? Claro, le dije que después de lo sucedido tu no quisiste volver con el, pero que él te seguía insistiendo, hay amiga, no tienes idea de todo lo que he tenido que inventar cuando él llama para simular que tu te encuentras conmigo, siempre le contesto cualquier tontería: no puede contestar, esta en el baño; salió a la farmacia, fue a la universidad a conocerla, fue al cine con mi vecina y un sinfín de cosas. Gracias - le decía muy humilde Ginny - Aun no puedo creer que me llamara. Claro que te tenía que llamar, después de ese gran beso que me contaste que se dieron era de esperarse. Hermione también estuvo hablando ¿De verás? - decía extrañada Ginny - Así es, pero es lógico que haya llamado, yo digo que Harry le dijo que te hablara, tal vez creyó que a ella si te pasaría. No lo se - decía Ginny confundida- me siento confundida. Aaay por favor Ginny, ¿cómo que te sientes confundida? No me puedes decir que no quieres a Harry. Claro que lo quiero, eso siempre lo he sabido, a lo que me refiero es que temo por mis planes que tenía hechos, ya se están desmoronando y la causa es Harry. ¿por qué lo dices? Tenia planeado vivir mi vida sin él, alejarme de todo de una vez. Pero tu sabes que eso es imposible, el profesor jamás dejaría que tu hicieras eso. Lo se, pero el Hecho de tener a Harry tan cerca de mi me afecta demasiado, afecta mi futuro. Yo no quería esto para nosotros, no de esta manera. ¿te imaginas si se llegara a enterar de todo? ¿TE IMAGINAS? - Ginny tenía los ojos cargados de lágrimas. Ginny, Harry tarde o temprano se enterará, no se lo podrás ocultar toda la vida - Audrey lucía tan seria como nunca antes - Ese día llegará y tu tendrás que darle una explicación. Lo sé, se que algún día tendré que contarle todo, sin embargo aun no se que le diré ni como comenzaré, no me quiero preocupar por eso aun.
El pequeño bebé que se encontraba en la carreola empieza a llorar, al parecer la platica que tenía Ginny y Audrey lo había despejado del hermoso sueño que estaba teniendo.
Hay. Déjame agarrarlo - dijo Audrey levantándose y tomando al pequeño. Lo empezó a calmar - Es hermoso y deberías de decirle a mamá que te corte ese cabello negro, esta taaan largo que no se puede peinar - Audrey le decía al pequeño con voz chistosa mientras con la mano trataba de aplacarle el cabello, y luego volteaba a ver a Ginny. ¿Tienes hambre? - le pregunto Audrey - Un poco - dijo Ginny - Pues, adivina que traje - Audrey sacaba de su mochila varias bolsitas de palomitas de maíz con caramelo que traía. Le dejó el niño a Ginny y luego las repartió entre los otros tres pequeños y dejó una bolsa para Ginny y ella. No me gustan las palomitas de maíz con caramelo - dijo Ginny mientras ya sostenía al pequeño - Bueno, entonces me las comeré yo - dijo Audrey mientras se echaba unas cuantas a la boca -
Los niños empezaron a tirar una cuantas al suelo.
Oigan se las dí para que se las comieran no para que las tiraran - decía Audrey a los pequeños. Mira Audrey - Gritaba Mathilda apuntando al cielo. Una parvada de palomas se dejaba caer hacia el suelo para comerlas. Los niños gritaban felices, mientras Kevin espantaba unas cuantas y Mathilda observaba contenta como comían. Tírales de las tuyas - decía Mathilda a su amiguito - No, yo me las quiero comer - decía el pequeño mientras abrazaba la bolsita.
Dos niños mas de vestimenta rara se acercaron para hacer lo mismo con pedazos de pan. Ginny inmediatamente vio que eran hijos de alguna bruja, recordaba que su madre los vestía de esa misma manera cuando era pequeña.
El bebé parecía agradarle ver a las palomas, apuntaba con uno de sus pequeños dedos hacia ellas y luego volteaba a ver a Ginny balbuceando algunas sílabas.
¿quieres verlas James? - Ginny miraba al pequeño que parecía entenderle, se levantaba y caminaba hacia donde se encontraban los demás niños jugando, ni tan lejos ni tan cerca de las palomas, lo dejaba parado en el suelo, el pequeño parecía dar sus primeros pasos con ayuda de Ginny, el pequeño quería correr pero sus piernas aun no estaban listas para hacerlo, el pequeño volteaba a ver a Ginny y se reía, y ella se sentía tan feliz en ese momento. Un flash la aturdió, era un señor que le acababa de tomar una foto, y volteó algo asustada. No se preocupe - le decía el señor, agitando la foto instantánea - si no le gusta no la paga.
Ginny se quedó callada, por un momento, y luego le dio una sonrisa al señor.
Mire, que hermosos se ven usted y su hijo - dijo el señor mientras le mostraba una fotografía del pequeño volteando a ver a Ginny con una sonrisa y luego ella se la devolvía. Si, lo se - decía Ginny - pero no tengo dinero para pagarla. Pero si tan solo es una libra - decía el señor. ¿Qué pasa? - se acercó Audrey - ¿te tomaste una foto? ¿quiero verla? - Ginny se la enseñaba - ¡es hermosa! Eso le dije a su amiga - dijo el señor - pero dice que no tiene una libra para comprármela. No se preocupe, aquí tiene - Audrey sacaba de la bolsa de su pantalón dinero y se lo daba - Audrey - le decía Ginny - No digas nada y quédate con la foto, que es un regalo mío. Bueno. Gracias Audrey - decía Ginny agachando la cabeza. De nada.
Las dos siguieron platicando, Ginny ponía al pequeño James en la carreola mientras observaba una señora en la otra banca, al parecer era una bruja, su vestimenta así lo decía, se imaginaba que posiblemente era la madre de los dos pequeños que andaban ahora jugando con los niños que Ginny estaba cuidando. La pequeña Mathilda había agarrado la carreola del bebé y lo paseaba cerca de ellas con ayuda de su hermano, Ginny seguia viendo a la bruja o mejor dicho lo que ella estaba leyendo. Desde lejos miraba que posiblemente podía ser la revista corazón de bruja, pero no lo creía porque no tenía movimiento la foto en la portada, pero era justo lo que a ella le llamanba la atención. Tan solo escuchaba a su amiga hablar y hablar sobre varias cosas, Audrey no se daba cuenta de lo ída que estaba Ginny tratando de averiguar quienes salían en la portada, Audrey seguía hablando, ninguna de las dos se dieron cuenta que el amigo de Mathilda y de Kevin le dio a James unas palimitas de maíz, se las había metido a la boca y el pequeño se empezaba a ahogar, al principio ni los niños se dieron cuenta de lo sucedido, pero cuando Mathilda se dio cuenta trató de ayudar al pequeño.
GINNY, GINNY - gritaba desesperado Kevin. Ginny volteaba y miraba la carreaola con el niño a cinco metros de distancia, parecía que algo ocurria pero no podía ver. Asustada y con desesperación corrió hacia los niños, Audrey la siguió. - JAMES SE ESTÁ AHOGANDO. HÁGANSE A UN LADO - les dijo Ginny tratando de ver al pequeño que tocía y se metía la mano a la boca como queriéndose sacar algo, el bebé lucía rojo y no podía respirar. Ginny lucía desesperada, no sabía que hacer en ese caso.- ¿NO SE QUE HACER? ¿QUE HAGO?, ¿QUE HAGO?.
Ginny sacaba al bebé de la carreola, pero este se encontraba amarrado de la cintura, jaló tan fuerte que se rompió el cinturón de seguridad, el pequeño parecía ahogarse cáda vez mas, una vena el la frente le parecía palpitar tan fuerte y el niño se ponía morado.
GINNY, GOLPEALO EN LA ESPALDA, EN LA ESPALDA - le decía Audrey desesperada. Ginny lo volteaba y le daba unos leves golpes en la espalda pero no parecía pasar nada, el pequeño tratátaba de respirar pero nada, NO SALE, NO SALE,¿QUÉ HAGO? - en un acto de desesperación, Ginny metió tres de sus dedos a la voca del pequeño para sacar lo que se había tragado, Ginny ya traía lágrimas en los ojos. NO HAGAS ESO, SE AHOGARÁ MAS - Ginny escuchaba una voz que no conocía, la mujer de la banca de enfrente se levantaba y le quitaba al bebé de las manos a Ginny, sacaba la varita y decía. EXPULSION - Todas las palomitas de maíz que le había dado el niño las había sacado por arte de magia, las expulsaba todavía y respiraba grandes bocanadas de aire, y luego después de eso el pequeño extrajo un llanto que parecía provenir desde su alma acumulado de desesperación y miedo. Ginny lo abrazaba fuertemente calmándolo. Ya, shhh, ya bebé - Ginny lo sujetaba fuerte a ella, lo abrazaba y lo consolaba con su voz quebrada, pues sentía un nudo enorme en la garganta - ya bebé, ya paso todo, ya no llores, ya no llores, aquí estoy contigo, no pasará nada. - la voz de Ginny se oía dulce. Gracias - decía Audrey con los ojos cristalizados, las tres estaban pálidas - En verdad Gracias. Cuida a tu bebé - le decía la señora, - no lo descuides de ese modo, y tienes que aprender primeros auxilios, porque lo que estuviste apunto de hacer esta mal, no debes de meter la mano a la garganta de nadie, le puedes atrofiar las cuerdas vocales y dejar a la persona para siempre sin poder hablar.
Ya llevaban tres semanas en Bulgaria, ha pesar de que era verano el frío era soportable. Los entrenamientos de quidditch por parte del entrenador McGregor habían sido bastante cansados ya que quería que se acostumbraran al clima extremoso de Bulgaria, Ron se la había pasado quejándose ha pesar de que él fuera suplente tenía que hacer lo mismo que los demás. Los mundiales habían comenzado desde hace una semana, Inglaterra ya llevaba tres partidos jugados, con Perú, Argentina y con España; era algo increíble, ningún fanático del quidditch se lo podía creer pero Inglaterra llevaba estos tres partidos ganados. La gente se ponía mas euforica cuando jugaba Inglaterra, ya que se encontraba tres alumnos de Hogwarts, Harry, Ron y Draco, que este último ha pesar de que era buscador, el entrenador McGregor observó que era mejor cazador que buscador, así que lo puso en esta posición. Ha pesar de que Malfoy no se llevaba bien con Harry y Ron, entre ellos ya no había ninguna rivalidad, Malfoy había cambiado demasiado, sin embargo el seguía siendo muy presumido y arrogante, pero al igual ya no insultaba a las demás personas, sin embargo a Ron no le caía bien, decía que en cualquier momento podía cambiar, Harry tan solo se reía.
En el segundo partido que tuvieron contra Argentina, justo a la mitad de este, un guardián fue golpeado en la cabeza por una bludger, quedó inconsciente, la gente se quedo histérica, sin embargo fue la oportunidad de Ron, la hizo muy bien y el partido terminó cuando Harry atrapo la snich dorada, en todos los partidos Harry atrapó la snich, era uno de los mejores jugadores a nivel mundial según los críticos de quidditch, era ya tan popular que las chicas se apoderaban de el después de un partido o de los entrenamientos, sin embargo siempre era salvado por su novia Cho, quien lucía orgullosa de él tomando su mano, a él no le parecía mal, pero si fuera por él, desearía tener mas paz.
Toda la familia se había quedado en un hotel muggle, la confederación de Quidditch internacional a todos los jugadores les había ofrecido una swit en uno de los hoteles mas famosos, al igual que le había dado boletos preferentes para sus familiares. Harry como sus únicos parientes que tenía eran los Weasley compartieron la misma habitación, que dentro de ella la señora Weasley había quedado maravillada de ver tanto lujo, y el señor Weasley ver tanto artefacto muggle. Se dividieron los cuartos dentro de la swit, que al igual contenía una sala, un comedor y una cocina, todo un departamento. Harry compartía recámara con Ron y Hermione con Cho, las otras tres recámaras eran de los señores weasley, los gemelos, Percy y Bill; Charlie se encontraba en Rumania aun.
Ha pesar de que siempre terminaba cansado por los entrenamientos, los partidos, lidiar con reporteros que se desacían por una entrevista de "Harry Potter" (que ya era considerado como un héroe antes por haber terminado con el señor tenebroso) se daba un tiempo para pensar en Ginny. La señora Weasley le había estado mandando lechuzas pero ella no había respondido, Harry le había llamado como cinco veces a la casa de Audrey, pero ella siempre se encontraba ocupaba, o sencillamente no estaba, ¿cómo era posible que Ginny saliera sin su inseparable amiga Audrey? Se preguntaba seguido eso. Trató con Hermione para que ella le hablara, era el mismo resultado, no se encontraba. Algunas veces pensaba que posiblemente había vuelto con Colin, pero realmente nunca vió un interés por parte de Ginny hacia Colin.
Tocaba el medallón seguido, aun lo cargaba en su cuello escondido debajo de su ropa, pensaba que era demasiado femenino para mostrarlo, y es que así era, algunas de las figuras que rodeaban a la piedra eran flores, no le era duda que era de mujer; algunas veces llegó a cambiar de color claro a oscuro, y sin tener ninguna razón él se preocupaba, sentía que un hoyo le abría el corazón de tal manera que lo desesperaba como nunca por el hecho de no comprender su estado de ánimo, y luego se imaginó que posiblemente esa piedra decía su estado de ánimo tal y como Hermione le había comentado, pero las inscripciones de atrás decían lo contrario: J.A.P. 25-DIC.-98,.
Esa mañana, Inglaterra no jugaba, ni tenía entrenamiento, tenían el día libre, los señores Weasley desde temprano habían salido para comprar uno que otro regalo para Ginny y para Charlie que no habían ido, Hermione se había aferrado a conocer el barrio de magia de Bulgaria y de ir a saludar a su amigo Victor Krum, a Ron no le quedó de otra mas que acompañarla: ni loco que la dejo ir sola, había dicho Ron. Los gemelos se la pasaron comercializando sus productos de bromas, así que desde la mañana se encontraban en el estadio. Tan solo se encontraban en la gran habitación Harry y Cho. Harry se encontraba desde el balcón observando la gran ciudad, hacía frío y se encontraba tomando un poco de leche caliente.
¿No tienes frío? - Cho salía al balcón al lado de su novio, para después abrazarlo - No, no tengo frío - Harry la abrazaba y ella tan solo se acurrucaba a él. Bulgaria es hermoso, pero preferiría conocer otros lugares - decía Cho mientras se hacía unos mechones ondulados para otras. ¿Cómo cuales? - preguntó Harry con una sonrisa a su novia. No lo se, tal vez como Francia o Italia - decía Cho con una sonrisa coqueteándolo - Algún lugar cálido que podrámos estar solos tu y yo. ¿Te imaginas? Estar cenando frente a la torre Eiffel, tomando vino y bailando bajo las estrellas toda la noche. Ya sabes que no me gusta bailar - decía Harry riéndose - pero lo haría por ti, pero no toda la noche, no toda, tal solo una pieza bailaría. No tontito - decía Cho riéndose - no la clase de baile que tu crees, sino la otra, esa que tanto a mi me gusta, el baile del amor.
Harry la miraba directamente a sus grandes ojos, y luego ella se acercó para besarlo, los labios gruesos de Cho acariciaban los de Harry y él le correspondía, ella lo abrazaba fuertemente y luego ella le dijo al oído:
Recuerda que estamos solos, ¿qué tal si vamos a la habitación? - Cho lo jalaba del brazo dirigiéndolo hacia la cama del cuarto, Harry no decía nada, tan solo se dejaba llevar - ¿qué tal si bailamos como tu ya sabes? Ya tenemos tiempo que no lo hacemos.
Harry la miraba himnotizado, era lógico que así fuera, era una mujer, era su novia, era algo común entre las parejas, Ron y Hermione también lo hacían, Ron se lo había confesado, por un momento pensaba en Ginny, y pensaba, ¡ella no se va a enterar! ¿Además quién le decía que iba a volver con ella?, era hombre y tenía la necesidad de sentirse amado como siempre, aparte se encontraba algo excitado.
Cho lo tomaba de la mano, lo dirigió hacia la cama y lo siguió besando, sus manos recorrían todo su cuerpo sin parar, si en algo era buena Cho, era justo en esto, por un momento ella se detuvo para quitarle los anteojos y luego ambos se incorporaban para besarse y abrazarse. Las cosas parecían subir del tono, la respiración de Cho se mostraba agitada al igual la de Harry, Cho se quitaba la blusa y el pantalón que traía y ambos se recostaban en la cama, Harry la besaba un poco calmado y luego poco a poco fue pasando sus labios, su cuello, deteniéndose en el por un momento y recorriéndolo, luego pasaba por sus pechos, Cho parecía tan complacida que Harry tenía que voltear de envez en cuando para callarla, porque los del cuarto continuo podrían escucharla (para acabarla de rematar era Draco Malfoy su vecino), despues de sus pechos, fue bajando poco a poco hasta perderse de vista, Cho tenía una gran sonrisa, por un momento Cho lo tomó y le quitó el suéter a Harry dejándolo desnudo del el torso, Harry se encontraba arriba de ella, que aventaba el suéter al suelo, del cuello de Harry colgaba el medallón, Cho se detuvo para observar que era lo que colgaba del cuello de Harry que se encontraba sudando ya.
¿Y eso? ¿qué es? - Cho le decía a Harry con gran curiosidad - Ahhh, ¿esto? - decía Harry deteniéndose por un minuto - es un amuleto. Deja me lo quito. Harry lo tomó por el medallón para voltearlo y desabrochárselo, pero cuando apenas lo tocó le quemó la mano, estaba caliente. Harry soltó un grito de dolor.
AAAA - Harry soltó el medallón - ¿QUÉ SUCEDE? - Cho se preocupó por Harry que parecía haberle ocurrido algo. Harry se levantaba de la cama y se dirigió al baño inmediatamente.- HARRY, ¿QUÉ TE SUCEDE?
Harry se metía al baño cerrando la puerta tras el, miraba su palma de la mano izquierda y tenía la marca del medallón. Aún no entendía lo que le sucedía, si él la cargaba en el pecho, ¿porqué no le había quemado ahí? Y ¿por qué hasta que la tocó?, observó el medallón que colgaba de su pecho, pensando en volverlo a tocar, ¿porqué lo había quemado?.
Harry se encontraba frente al espejo, y por medio de este logró ver como el medallón de pasar a verde fuerte, pasaba a negro, era como si la quemada le hubiera dicho a Harry que se encontraba cambiando de color. Miraba fijamente por medio del espejo el medallón, temía por tocarlo y que este volviera a quemarlo. De un de repente un frío sudor invadió todo su cuerpo, volvía esa misma preocupación, sentía que en el corazón se le formaba un agujero enorme, era como si un gran pendiente saliera de la nada, era un sentimiento que jamás le había salido, solo en ocasiones anteriores, pero no antes del medallón, era como si hubiera olvidado algo, y una gran responsabilidad hacía que se impulsara hacia algo. Respiraba agitado, sabía que no se podía quitar el medallón, aparte de que lo quemaría de nuevo, sentía como si negara una gran parte de su ser. Inmediatamente salió del baño, justo cuando abrió la puerta, Cho estaba frente a él, completamente desnuda, su rostro lucía preocupado, se había olvidado por un momento por lo que había estado pensado. Por un momento pensó en renovar lo que hacían pero en ese momento no era de su interés.
¿qué paso Harry? - decía Cho preocupada - ¿tienes algún problema? No, es que tan solo olvidé que tenía que hacer algo - Harry le daba la vuelta, tomando el suéter del suelo y poniéndoselo, agarraba sus gafas. Parecía tener prisa, salía del cuarto. HARRY - Cho tomaba su ropa del suelo para ponérsela -
Harry salía del cuarto, cuando se dio la vuelta los papás de Ron habían vuelto, el señor Weasley estaba sentado en el sillón. Por un momento pensó que se había salvado, no se podía imaginar la escena y el caos que pasaría si la señora Weasley los hubiera descubierto si hubieran seguido continuando. El señor Weasley vió a Harry salir y le dijo.
Volvimos - decía mientras tomaba de un plato que estaba cerca un pedazo de pan tostado y llevándoselo a la boca - ¿puedes creer que Molly quiso subir a cambiarse porque me dijo que no parecía lo suficientemente muggle para andar en la calle? ¿desde cuando le interesa la ropa de los muggles? Y luego se pone a criticar a su hija porque esta se viste así.
Harry no parecía escucharlo, pidió permiso y se retiró, sabía lo que tenía que hacer, quería hablar por teléfono, no lo podía hacer allí adentro, no con Cho, y con los señores Weasley adentro. Corrió hasta ascensor, bajó al lobby y tomó un teléfono, recordaba el número de memoria, marco y luego una voz le contestó
¿Siii? Disculpe, buenas tardes, - decía Harry con voz un poco agitada - ¿se encuentra Audrey? Ayyy no esta, salió desde la mañana - contestaba la mamá de Audrey - Bueno - decía Harry conformándose - yy ¿no se encuentra por casualidad su amiga Ginny Weasley en su casa? Es que me dijo que se iba a pasar el resto del verano con Audrey. Uuuuuy no, ¿Ginny te dijo eso? Si señora. Pues te mintió, Ginny no ha pasado ningún día completo aquí desde el velorio de mi esposo - esto último lo decía la señora con gran dolor. Harry se encontraba confundido. ¿Y usted sabe en donde se encuentra Ginny? Mmmm, pues segura, así como segura, no, ese mismo día que enterraron a mi esposo, ella terminó con mi sobrino, ahhy es que mi sobrino es un inútil - Harry pensó que tal vez no se parecía físicamente a Audrey su mamá, de hecho se parecía a la mamá de Malfoy, sin embargo nunca la había escuchado hablar, y en eso si se parecían demasiado- Pues te digo que eso paso, y luego después de que ese tal Harry golpeó a mi sobrino y que se fue, como a la hora un tipo llamado lupe, don lupe, si creo que si, ¿sabías que ese es un nombre mexicano? Viene de el nombre de Guadalupe, es una virgen que los mexicanos adoran, eso lo supe cuando en el año de 1986 conocí la ciudad....
Harry lucía desesperado, la señora hablaba mas de lo habitual, le daba hasta el mas mínimo detalle, temía preguntarle la hora porque sabría que le contaría la historia del reloj.
Señora, señora - Harry interrumpía - ¿con quien se fue Ginny? Aaaah , si, perdón por divagar demasiado, te decía, vino un tipo güero, un poco desalineado, traía consigo a un bebe, por cierto, muy bonito, ni siquiera se parecía a el, vino por Ginny, tengo entendido que están viviendo juntos, Audrey va a visitarla seguido, casi todos los días. Fíjate, jamás creí que a Ginny le interesaran los hombres mayor que ella, y mas con hijos, el hombre ha de tener como veinte años mayor que ella, pero bueno, yo no soy nadie para juzgarla. Bueeeno... - Harry tartamudeaba al escuchar lo que la mamá de Audrey le acababa de decir, estaba incrédulo y no sabía si creerle o no a la señora,- ¿y no tendrá un numero telefónico en donde pueda llamar a Ginny? Fíjate que si, pero como en este momento voy de salida, voy a tomar té con mi amiga Camila, tal vez la conozcas.... ¿Me lo podría dar? - Harry interrumpía a la señora, no le interesaba quienes eran sus amigas - Como te decía voy ya de salida, tu sabes, a mi no me gusta hacer esperar a la gente y menos a Camila, así que lo siento, no puedo, ¿quién le digo que llamo a Ginny? Harry Potter, señora, gracias y hasta luego.
Harry colgaba sin dejar que la señora dijera otra cosa, la mano le dolía, y se encontraba furioso por lo que la mamá de Weasley le había dicho, ¿quién era ese tal lupe o don lupe?
Eran mas de las doce de medio día, se encontraba en el parque alrededor de varios niños jugando en el, mecía una carriola con un bebé dormido dentro de el, dormía placidamente, tenía escasos siete meses, otros tres niños jugaban alrededor de Ginny que se encontraba sentada en una banca observándolos jugar, desde hace mas de media hora se había quedado de ver con Audrey, pero ella era demasiado impuntual, lo cual había decidido que llegaría despues del mediodía. Ginny estuvo alientando a su amiga después de la muerte de su padre para que saliera adelante, ella parecía recuperarse rápido, sin embargo había noches que todavía Audrey lloraba y es que era muy difícil para ella hacerse a la idea de que lo había perdido para siempre. Audrey parecía ser la misma de siempre, sin embargo había perdido ese brillo en los ojos que la caracterizaba. Ginny prefería no hablar de su padre porque sabía que la haría llorar.
KEVIN, DEJA ESO, ES BASURA - gritaba Ginny al pequeño de ojos azules, después que el pequeño obedecía, volteaba a observar al pequeño que dormía placidamente. ¿Mucho trabajo? -Ginny escuchaba una voz que la hacia voltear, era su amiga Audrey Creí que no llegarías - decía Ginny levantándose para saludarla con un beso. ¿Qué tal el trabajo de niñera? - le preguntaba Audrey para sentarse junto con ella en la banca. No es ni tan pesado, es un trabajo temporal, mientras consigo otro - decía Ginny agachando la cabeza, - además ya sabes que no quiero preocupar a mis papás con el dinero. ¿También trajiste al pequeño James? - decía Audrey dirigiéndose a la carreola donde se encontraba el pequeño sumamente dormido - Es tan hermoso, déjame cargarlo. No - decía Ginny. ¡Ándale! Déjame cargarlo. Audrey, lo despertarás, me costó mucho trabajo hacerlo dormir.
En eso llegan tres pequeños mas, los tres tenían 3 años, Audrey reconoció a dos de ellos, eran los hermanos de Hermione. La mamá de Hermione había contratado a Ginny para que los cuidara mientras ella hacía sus quehaceres.
Pero mira nada mas quien esta aquí - decía Audrey observando a los niños. AUDREY - gritaba Mathilda corriendo y extendiendo los brazos, dos pequeños mas venían tras ella - Pero que grande estas ya - decía Audrey levantando a la pequeña y luego la abrazaba- y que hermosa te haz puesto. Hola Audrey - decía el pequeño Kevin - Y tu también, que guapo te estas poniendo - Audrey dejaba abajo a la niña y saludaba al pequeño Kevin con un beso. Audrey observaba el otro pequeño, no sabía quien era, por lo visto era un amiguito de los gemelos. Kevin se sonrojaba tras lo que le decía Audrey --- Si tuvieras tres años mas, te esperaría para casarme contigo - era lógico que audrey lo decía jugando. No creo que quiera - decía el pequeño que Audrey no conocía - a Kevin le gusta Ginny No es cierto - decía Kevin poniéndose rojo, lo habían descubierto. Si, tu me lo dijiste - Decía el otro pequeño desconocido. Los niños salían corriendo para irse a jugar. Vaya cuatro niños el día de hoy, creo que terminarás bastante cansada - decía Audrey volviéndose a sentar en la banca del parque. Si, la mamá de Hermione salió con una amiga suya, así que me dejó a todos los niños por igual, ni modo que le dijera a la otra señora que no los cuidaría por igual a todos -decía Ginny. Por cierto, ¿tienes idea de quien se ha estado comunicando últimamente a mi casa peguntándome por ti? Déjame adivinar - decía Ginny obviamente - Colin. Harry - decía Audrey con una gran sonrisa. ¿QUÉ? - decía Ginny muy sorprendida y sintiendo que le corazón se le escapara por los latidos tan fuertes que pegaban en su pecho - Así es, ha llamado como unas cinco veces. En una llamada me pregunto si seguía con Colin. Por supuesto que le dijiste que no ¿verdad? Claro, le dije que después de lo sucedido tu no quisiste volver con el, pero que él te seguía insistiendo, hay amiga, no tienes idea de todo lo que he tenido que inventar cuando él llama para simular que tu te encuentras conmigo, siempre le contesto cualquier tontería: no puede contestar, esta en el baño; salió a la farmacia, fue a la universidad a conocerla, fue al cine con mi vecina y un sinfín de cosas. Gracias - le decía muy humilde Ginny - Aun no puedo creer que me llamara. Claro que te tenía que llamar, después de ese gran beso que me contaste que se dieron era de esperarse. Hermione también estuvo hablando ¿De verás? - decía extrañada Ginny - Así es, pero es lógico que haya llamado, yo digo que Harry le dijo que te hablara, tal vez creyó que a ella si te pasaría. No lo se - decía Ginny confundida- me siento confundida. Aaay por favor Ginny, ¿cómo que te sientes confundida? No me puedes decir que no quieres a Harry. Claro que lo quiero, eso siempre lo he sabido, a lo que me refiero es que temo por mis planes que tenía hechos, ya se están desmoronando y la causa es Harry. ¿por qué lo dices? Tenia planeado vivir mi vida sin él, alejarme de todo de una vez. Pero tu sabes que eso es imposible, el profesor jamás dejaría que tu hicieras eso. Lo se, pero el Hecho de tener a Harry tan cerca de mi me afecta demasiado, afecta mi futuro. Yo no quería esto para nosotros, no de esta manera. ¿te imaginas si se llegara a enterar de todo? ¿TE IMAGINAS? - Ginny tenía los ojos cargados de lágrimas. Ginny, Harry tarde o temprano se enterará, no se lo podrás ocultar toda la vida - Audrey lucía tan seria como nunca antes - Ese día llegará y tu tendrás que darle una explicación. Lo sé, se que algún día tendré que contarle todo, sin embargo aun no se que le diré ni como comenzaré, no me quiero preocupar por eso aun.
El pequeño bebé que se encontraba en la carreola empieza a llorar, al parecer la platica que tenía Ginny y Audrey lo había despejado del hermoso sueño que estaba teniendo.
Hay. Déjame agarrarlo - dijo Audrey levantándose y tomando al pequeño. Lo empezó a calmar - Es hermoso y deberías de decirle a mamá que te corte ese cabello negro, esta taaan largo que no se puede peinar - Audrey le decía al pequeño con voz chistosa mientras con la mano trataba de aplacarle el cabello, y luego volteaba a ver a Ginny. ¿Tienes hambre? - le pregunto Audrey - Un poco - dijo Ginny - Pues, adivina que traje - Audrey sacaba de su mochila varias bolsitas de palomitas de maíz con caramelo que traía. Le dejó el niño a Ginny y luego las repartió entre los otros tres pequeños y dejó una bolsa para Ginny y ella. No me gustan las palomitas de maíz con caramelo - dijo Ginny mientras ya sostenía al pequeño - Bueno, entonces me las comeré yo - dijo Audrey mientras se echaba unas cuantas a la boca -
Los niños empezaron a tirar una cuantas al suelo.
Oigan se las dí para que se las comieran no para que las tiraran - decía Audrey a los pequeños. Mira Audrey - Gritaba Mathilda apuntando al cielo. Una parvada de palomas se dejaba caer hacia el suelo para comerlas. Los niños gritaban felices, mientras Kevin espantaba unas cuantas y Mathilda observaba contenta como comían. Tírales de las tuyas - decía Mathilda a su amiguito - No, yo me las quiero comer - decía el pequeño mientras abrazaba la bolsita.
Dos niños mas de vestimenta rara se acercaron para hacer lo mismo con pedazos de pan. Ginny inmediatamente vio que eran hijos de alguna bruja, recordaba que su madre los vestía de esa misma manera cuando era pequeña.
El bebé parecía agradarle ver a las palomas, apuntaba con uno de sus pequeños dedos hacia ellas y luego volteaba a ver a Ginny balbuceando algunas sílabas.
¿quieres verlas James? - Ginny miraba al pequeño que parecía entenderle, se levantaba y caminaba hacia donde se encontraban los demás niños jugando, ni tan lejos ni tan cerca de las palomas, lo dejaba parado en el suelo, el pequeño parecía dar sus primeros pasos con ayuda de Ginny, el pequeño quería correr pero sus piernas aun no estaban listas para hacerlo, el pequeño volteaba a ver a Ginny y se reía, y ella se sentía tan feliz en ese momento. Un flash la aturdió, era un señor que le acababa de tomar una foto, y volteó algo asustada. No se preocupe - le decía el señor, agitando la foto instantánea - si no le gusta no la paga.
Ginny se quedó callada, por un momento, y luego le dio una sonrisa al señor.
Mire, que hermosos se ven usted y su hijo - dijo el señor mientras le mostraba una fotografía del pequeño volteando a ver a Ginny con una sonrisa y luego ella se la devolvía. Si, lo se - decía Ginny - pero no tengo dinero para pagarla. Pero si tan solo es una libra - decía el señor. ¿Qué pasa? - se acercó Audrey - ¿te tomaste una foto? ¿quiero verla? - Ginny se la enseñaba - ¡es hermosa! Eso le dije a su amiga - dijo el señor - pero dice que no tiene una libra para comprármela. No se preocupe, aquí tiene - Audrey sacaba de la bolsa de su pantalón dinero y se lo daba - Audrey - le decía Ginny - No digas nada y quédate con la foto, que es un regalo mío. Bueno. Gracias Audrey - decía Ginny agachando la cabeza. De nada.
Las dos siguieron platicando, Ginny ponía al pequeño James en la carreola mientras observaba una señora en la otra banca, al parecer era una bruja, su vestimenta así lo decía, se imaginaba que posiblemente era la madre de los dos pequeños que andaban ahora jugando con los niños que Ginny estaba cuidando. La pequeña Mathilda había agarrado la carreola del bebé y lo paseaba cerca de ellas con ayuda de su hermano, Ginny seguia viendo a la bruja o mejor dicho lo que ella estaba leyendo. Desde lejos miraba que posiblemente podía ser la revista corazón de bruja, pero no lo creía porque no tenía movimiento la foto en la portada, pero era justo lo que a ella le llamanba la atención. Tan solo escuchaba a su amiga hablar y hablar sobre varias cosas, Audrey no se daba cuenta de lo ída que estaba Ginny tratando de averiguar quienes salían en la portada, Audrey seguía hablando, ninguna de las dos se dieron cuenta que el amigo de Mathilda y de Kevin le dio a James unas palimitas de maíz, se las había metido a la boca y el pequeño se empezaba a ahogar, al principio ni los niños se dieron cuenta de lo sucedido, pero cuando Mathilda se dio cuenta trató de ayudar al pequeño.
GINNY, GINNY - gritaba desesperado Kevin. Ginny volteaba y miraba la carreaola con el niño a cinco metros de distancia, parecía que algo ocurria pero no podía ver. Asustada y con desesperación corrió hacia los niños, Audrey la siguió. - JAMES SE ESTÁ AHOGANDO. HÁGANSE A UN LADO - les dijo Ginny tratando de ver al pequeño que tocía y se metía la mano a la boca como queriéndose sacar algo, el bebé lucía rojo y no podía respirar. Ginny lucía desesperada, no sabía que hacer en ese caso.- ¿NO SE QUE HACER? ¿QUE HAGO?, ¿QUE HAGO?.
Ginny sacaba al bebé de la carreola, pero este se encontraba amarrado de la cintura, jaló tan fuerte que se rompió el cinturón de seguridad, el pequeño parecía ahogarse cáda vez mas, una vena el la frente le parecía palpitar tan fuerte y el niño se ponía morado.
GINNY, GOLPEALO EN LA ESPALDA, EN LA ESPALDA - le decía Audrey desesperada. Ginny lo volteaba y le daba unos leves golpes en la espalda pero no parecía pasar nada, el pequeño tratátaba de respirar pero nada, NO SALE, NO SALE,¿QUÉ HAGO? - en un acto de desesperación, Ginny metió tres de sus dedos a la voca del pequeño para sacar lo que se había tragado, Ginny ya traía lágrimas en los ojos. NO HAGAS ESO, SE AHOGARÁ MAS - Ginny escuchaba una voz que no conocía, la mujer de la banca de enfrente se levantaba y le quitaba al bebé de las manos a Ginny, sacaba la varita y decía. EXPULSION - Todas las palomitas de maíz que le había dado el niño las había sacado por arte de magia, las expulsaba todavía y respiraba grandes bocanadas de aire, y luego después de eso el pequeño extrajo un llanto que parecía provenir desde su alma acumulado de desesperación y miedo. Ginny lo abrazaba fuertemente calmándolo. Ya, shhh, ya bebé - Ginny lo sujetaba fuerte a ella, lo abrazaba y lo consolaba con su voz quebrada, pues sentía un nudo enorme en la garganta - ya bebé, ya paso todo, ya no llores, ya no llores, aquí estoy contigo, no pasará nada. - la voz de Ginny se oía dulce. Gracias - decía Audrey con los ojos cristalizados, las tres estaban pálidas - En verdad Gracias. Cuida a tu bebé - le decía la señora, - no lo descuides de ese modo, y tienes que aprender primeros auxilios, porque lo que estuviste apunto de hacer esta mal, no debes de meter la mano a la garganta de nadie, le puedes atrofiar las cuerdas vocales y dejar a la persona para siempre sin poder hablar.
