La obra perfecta
Capítulo 1: Una pequeña cenicienta
Supongo que mi infancia no fue la mejor de todas, no son buenos los recuerdos que tengo de aquella época, pero ustedes están aquí para conocer mi historia, y no podrían entenderla sin conocer esto, fue hace muchos años, pero es muy doloroso, no podría ser de otro modo, no cuando tus padres murieron apenas naciste y no guardas siquiera un recuerdo de ellos.
Mis primeros años transcurrieron en una tranquila aldea, en un antiguo territorio elfo, donde los humanos se habían asentado, al pie de las montañas nubladas, y ajena a todo tipo de alteraciones. Como todos los niños adoraba oír las historias de los grandes señores elfos y los reyes de antaño, de los gigantescos dragones y batallas fabulosas, pero a diferencia de los demás yo no tenía tiempo suficiente para oírlas.
Vivía con mi tía Katryna, y sus dos hijas, Ariela y Eliara quienes eran un poco más grandes que yo, si bien debo agradecerle a la hermana de mi madre haberse hecho cargo de mí, puedo asegurarle que no lo hizo de buena gana, y jamás pudo tenerme mucho afecto, al menos así lo sentí yo hasta varios años después.
¿Cómo podría explicarse sino el que una niña de seis años realizara prácticamente todos los labores de la casa? Y no me refiero a tender la cama o poner la mesa, sino a todas las labores de la casa, ordenar los cuartos, la cocina, la sala, hacer las compras cuidar del famélico caballo del establo, y las gallinas, además de limpiar sus "lujosos" aposentos, me pasaba la mitad del día lavando la ropa de mis primas y cubierta de tierra y hollín a causa de mis labores domesticas, pero todo cambió ese día, aquel extraño y maravilloso día que me condujo a una vida que jamás soñé.
Esa madrugada me había levantado con el canto del gallo, como todos los días salté de la cama a toda velocidad para cumplir con mis quehaceres, luego de calzarme mi viejo vestido bajé las escaleras en dirección a la cocina, tome la gastada cesta con rapidez para realizar el primero de los muchos viajes diarios a la tienda del señor Leil; el dueño de la tienda era un hombre muy agradable, con su inmensa sonrisa solía contarme historias y convidarme galletas cada vez que podía, cada mañana, apenas despertaba el sol yo iba por leche fresca para el desayuno.
"Muy buenos días pequeña Galatea"- me saludó aquel día con entusiasmo mientras colocaba los tarros de leche sobre el mostrador- "ya tenía listo tu pedido pequeña, pero por qué no te quedas a desayunar con nosotros esta mañana?"- me ofreció el hombre regordete con su paternal expresión
"No me gustaría molestarlos"- murmuré bajando la cabeza mientras el hombre acomodaba los tarros en mi cesta- "además debo hacer muchas cosas hoy"
"Nada de molestias- me aseguró con calidez tomando la canasta de mis manos- ya verá tu tía como se las arregla un rato sin ti, Melida hizo galletas de miel y dudo que puedas negarte a eso"- una sonrisa escapó de mis labios, a falta de un hogar aquella familia siempre me trataba como si fuera su hija, incluso habían ofrecido hacerse cargo de mí, pero mi tía se había negado aludiendo que era una promesa que le había hecho a su hermana
"Buenos días pulga"- me saludó mi "hermano" del alma con una sonrisa, Elian tenía dos años más que yo, y éramos muy compinches, nos gustaba escaparnos y hacer travesuras desde que teníamos memoria, claro, cada vez que tenía un poco de tiempo libre
"Bueno días bobo"- murmuré sentándome en la silla junto a él- "muy buenos días señora Melisa"
"Es bueno ver que por fin aceptaste desayunar con nosotros princesita"- me informó la mujer con una sonrisa mientras servía el fragante café con leche y galletas de miel. Solía llamarme princesita, ya que creía que en cuanto fuera mayor mi belleza sería la de una princesa. En aquella casa todos eran muy cariñosos conmigo, luego de el divertido desayuno Elian me ayudó a cargar la pesada cesta hasta mi casa donde las cosas parecían haberse complicado
"Se puede saber donde te habías metido?"- me reprochó mi tía al verme llegar- "es bastante tarde y ni siquiera comenzaste con el desayuno"
"Había mucha gente en la tienda"- mentí, no era que me gustara hacerlo, pero sabía el castigo que recibiría si decía la verdad- " en un momento preparo todo"
Poco después la mesa estaba lista, luego de servir el desayuno me dirigí a los establos para alimentar a los animales, el pequeño establo, que también hacía las veces de gallinero era una pequeña habitación de madera medio destartalada, el único caballo que habitaba el lugar estaba a punto de desarmarse de lo delgado que se encontraba, era bastante viejo, y ya no tenía fuerzas para nada
"Como estas bonito?"- le pregunte con una sonrisa acariciando su lomo, el caballo relinchó con una fuerza imposible para su decrépito estado- "ya te traje tu comida, no te preocupes"- lo calme dando unas palmaditas mientras lo abrazaba y apoyaba mi cabeza contra su cuello, el animal parecía comprenderme, bajó su cabeza hasta la mía, como correspondiendo al abrazo, me separé de él con lentitud y comencé el rutinario proceso de alimentarlo, el animal de color café me contemplaba con sus grandes ojos, de improviso se acercó a mí frotando su cabeza contra mi espalda
"Tranquilo, estas juguetón?"- en ese instante me hubiera gustado saber montar y partir a caballo por la inmensa tierra media, conocer los lugares de las leyendas, enanos, y elfos, serían tan maravillosos como los narraban las historias?
"Soñando despierta como siempre"- me espetó Ariela llegando a mi lado- "mamá te espera en la cocina, parece que te olvidaste de traer la mitad de las cosas de la tienda cabeza hueca"
"En realidad no podía cargarlas todas- murmuré mientras me alejaba en dirección a la casa- soy demasiado pequeña"- le espeté. Entre en la casa con cansancio, mi tía me esperaba con una extensa lista de compras que debería llevarle al señor Leil, y que ella pagaría luego, nunca supe muy bien de donde provenía el dinero, pero vivíamos cómodas, bueno, más ellas que yo
"No te demores demasiado en la tienda"- me espetó mi tía- "pero antes, lava los trastes del desayuno que aun están en la mesa"- resoplé con indignación comenzando con el trabajo mientras veía a mis primas jugando con los otros chicos en el jardín. Aquella no era vida, no al menos para mí, era una niña, no una esclava, hacía mucho tiempo una idea se venía formando en mi cabeza, un plan que prontamente cobraría forma
Una vez terminada labor regresé a la tienda enojada, el sol brillaba con fuerza y los pájaros entonaban su hermosa canción, en vez de disfrutarlo, yo debía pasar ese día, como tantos otros encerrada haciendo las labores de la casa, para ser sincera, no recordaba cuando había sido el último día en que m había comportado como una niña normal
"Tan pronto de vuelta pequeñita?"- quiso saber Leil al verme llegar haciendo pucheros mientras le entregaba la lista- "al parecer tu tía necesita varias cosas- me adviritó- te va a tocar hacer varios viajes para poder llevar todo esto, ni Melida, ni Elian están para poder ayudarte"
"No hay problema"- murmuré resignada mientras él comenzaba a cargar parte del pedido en la cesta, cuando la puso en mis manos estaba pesadísima, con suerte si podía levantarla del suelo, atravesé la plaza del pueblo en diagonal en el otro extremo se encontraba mi casa, descargué la primera tanda bufando antes de volver a la tienda, al parecer un anciano viajero había llegado, y sentándose bajo un árbol junto a una pequeña multitud de niños y curiosos a su alrededor, continué mi camino ignorándolo, todavía tenía varios viajes pendientes y no tenía ánimos de demorarme en lo absoluto
Al parecer no opinaba lo mismo cuando volvía de la tienda, el anciano había comenzado a relatar maravillosas historias de dragones y enanos, elfos y orcos, suspiré resignada y continué mi camino, cuando volví a atravesar la plaza, me quedé frente a él, por más que lo intentara algo en mi interior me impedía alejarme, sus palabras parecían trasladarme a lugares místicos, a grandes montañas repletas de joyas y bosques de hojas doradas, romances y batallas, era total y absolutamente mágico, parecía hipnotizada por sus palabras.
Alguien tirando de mi brazo me sacó del ensueño, Elian me miraba sorprendido con sus grandes ojos color grises y su alborotado cabello castaño, me sonrió travieso, mientras jalaba de mi brazo
"Tu tía va a matarte si no nos apuramos en llevar todo- me advirtió- mi padre me envió a buscarte en cuanto llegué, para ayudarte"
"Gracias- susurré poniéndome en marcha- pero estoy harta de todo esto"
"no te preocupes, para que estoy yo sino para ayudarte?"- me alentó alegre mientras entrábamos en la tienda y entre los dos cargábamos las cosas restantes
"Voy a irme de aquí"- dije en voz muy baja, que a mi amigo le costo comprender- quiero conocer el mundo, viajar, ya no soporto más este lugar"
"No digas locuras, a donde irías?"- me preguntó preocupado una vez frente a mi casa
"Cualquier lugar es mejor que este, no tengo nada que perder"
"Estas loca, y si te agarran los orcos?"- me espetó- "mi padre me dijo que las montañas están repletas de orcos"
"Y qué si voy hacia el otro lado, hacia el bosque, en el que dicen que viven los elfos"- murmuré con seriedad
"No lo hagas- susurró abrazándome- por favor no lo hagas"- lo mire con tristeza luego de que nos separamos y entre a la casa, tenía mucho que pensar mientras terminaba mis quehaceres.
La hora del almuerzo pasó sin pena ni gloria, luego de terminar con los platos me dirigí a mi dormitorio y caí rendida en la cama, algo en mi interior me decía que tenía que irme, y si pensaba huir no habría mejor momento que ese, mi tía estaría durmiendo la siesta, al igual que mis primas, por lo que tome un pequeño bolso en el que puse un poco de pan, quesos y una botella con agua fresca.
Intentando por todos los medios que nadie me descubriera me adentre en el bosque, en busca de aventuras y de una vida mejor que la que hasta ese día me había tocado llevar, obviamente, nunca habría podido imaginar como terminaría todo aquello
Ya, supongo que no puedo estar mucho tiempo sin escribir, si bien no tenía fuerza para terminar mi último fic, este intenta alejarse de todo aquello, como dicen un clavo saca otro clavo, como una etapa de mi vida terminó creí que lo mejor sería terminar aquel fic y comenzar algo nuevo, y así surgió esta idea, espero que les guste, ya se que el primer capi no dice mucho, pero poco a poco se irá poniendo mejor, espero lo disfruten y me dejen sus reviews
