La obra perfecta

Capítulo 7: Imágenes

Glorfindel suspiró con pesadez cuando contempló la silueta de la casa a la distancia, aun no había llegado y ya extrañaba esa alegre presencia a su lado, su sonrisa, o los grandes ojos negros que lo miraban sorprendido. La tristeza inundó entonces su corazón, como viviría ahora sin su pequeña niña? Como volvería a acostumbrarse a aquella fría soledad que había olvidado?

Aquellos años, aquellos cortos años que había vivido junto a la pequeña le parecían mucho más reales que todos los milenios anteriores, hasta la luz de los árboles en aquella lejana Valinor de antaño le hubiera parecido triste si no lo acompañaba su princesita; hubiera preferido enfrentarse nuevamente al Balrog que alejarse de su pequeña estrella, pero ya era tarde, ella estaba junto a la Dama Galadriel, en la lejana Lothlorien, donde se transformaría en una dama. Pero ¿ para qué eso? No era acaso ella aun una niña? La comitiva finalmente llegó la Imladris y fue entonces cuando vio a una pequeña damita esperando entre los elfos que les estaban dando la bienvenida

"Es un placer verlo de nuevo Lord Glorfindel"- murmuró la niña al ver que el noldo le sonreía, llevaba un hermoso vestido violeta y el dorado cabello ordenado en un complicado peinado, era una pequeña damita, de eso no quedaban dudas

"Podrías decirme que edad tienes Altariel?"- preguntó meditabundo

"Tengo trece años mi Señor"

"La misma edad que Tinwel"- susurró para si mismo antes de alejarse en dirección a su cuarto, la imagen de Altariel volvió a formarse en su mente, y el recuerdo de Tinwel se hizo entonces aún más doloroso, Elrond tenía razón, no habían podido criarla como la damita que era, había fallado, no había sido un buen padre, ni nunca lo sería, cerró las cortinas y en la penumbra se tiró en la cama, le haría un favor a Tinwel, la dejaría crecer como la damita que era, aunque el corazón se le rompiera en mil pedazos, no la expondría a sus malas influencias, no volvería a verla hasta que cumpla los dieciocho años y pudiera volver a Imladris, sería lo mejor, para la nueva mujercita que estaba naciendo en Lorien.

Así pasaron los años, uno tras otro, mientras aquel maravilloso elfo se fue transformando en un ser taciturno y triste, ya no sonreía como antaño, y sus ojos había perdido aquel brillo que lo caracterizaba, ya casi nunca cantaba, y cuando lo hacía eran melodías que entristecían a cualquiera que las escuchara.

Solo parecía escapársele una sonrisa de los labios en el instante en que cada semana el cartero del Bosque de Oro ponía aquel sobre en sus manos. Elrond llegó dudar de haber tomado la decisión correcta, pero su corazón se calmaba al conocer las noticias que sus hijos le traían de la bella Tinwel

Aquella tarde Glorfindel esperaba ansioso en el pórtico de Imladris la llegada del mensajero, la lluvia caía a cántaros, y con suerte si podía distinguir las figuras de los árboles del jardín, recordó entonces aquel día, hacía doce años, donde en medio de una tormenta como aquella él era el jinete, volvía desde Bosque Negro luego de descubrir que su amigo y la familia de este habían muerto cruzando las montañas años antes luego de visitarlo a él; esas noticias habían sido un golpe duro, ya que Anael había decidido unirse a una mortal, y allí había acabado su vida, pero la tristeza de aquel viaje se transformo en la mayor de las felicidades al encontrar a aquella niña, que hasta el día de hoy seguía siendo su estrellita

Un empapado elfo se detuvo frente a él, le sonrió cómplice entregándole dos cartas, mientras el noldo ordenaba que le dieran ropa seca, luego de preparar todo para el recién llegado mensajero se encerró en su habitación para leer su correspondencia, algo le llamó la atención, una de las cartas, para su sorpresa, estaba firmada por Galadriel, temió que algo malo estuviera pasando, pero antes de todo leyó la carta que había estado esperando durante toda la semana

"Querido Glorfindel:

Supongo que no es necesario que escriba cuanto te extraño porque ya debes estar aburriéndote de todo eso, tampoco que te pregunte cuando vendrás a visitarme porque nunca lo has hecho, pero tengo ganas de verte, ahora más que nunca, no sé muy bien por qué pero últimamente que he extrañado mucho, me había acostumbra do a tu ausencia, pero últimamente... no sé es como si hubiera sido ayer cuando me dejaste en Lothlorien, aunque puedo asegurarte que no me reconocerías, he crecido mucho, desde la última vez y cambiado también.

Lorien es un lugar hermoso, y Arwen y Galadriel han sido por de más de generosas conmigo, pero este no es mi hogar, mi hogar está con vos, allá en Rivendel, no veo la hora de poder estar allí de nuevo, aunque soy conciente que todo esto era necesario

¿Te conté que aprendí a tejer las telas grises de Lorien? Si creo que ya te lo había dicho, no hay mucho más que eso, mi vida aquí es muy rutinaria, me encantaría que para variar un poco me respondieras, y no enterarme de ti solo por medio de Elrohir y Elladan, que encima tengo la sensación de que me mienten, es que acaso ya no quieres a tu pequeña niña? Si es así avísame por favor para no seguir molestándote con mis estúpidas cartas.

Te quiere, Tinwel"

Glorfindel sonrió acariciando el papel, como no la querría? Aquella muñequita era el ser que lo mantenía de este lado del mar, si no le contestaba sus cartas era para no preocuparla, ya que estaba seguro la niña descubriría la tristeza de su alma, suspiró melancólico, esta vez debería escribirle, pero lo haría luego, en cuanto terminara de leer la otra carta, abrió el sobre despacio, mientras el dulce aroma de las flores salía de aquella carta, obviamente era de la Dama Blanca, solo ella podía impregnar el aroma de las flores en el papel, comenzó a leer con calma, cuando algo de lo que leyó lo sobresaltó de inmediato, como se atrevía ese elfo? Pensó incrédulo ante lo que leía, si lo que insinuaba aquella carta era verdad, muy pronto habría un elfo menos en este mundo, salió a toda velocidad hacia los establos y dio unas cuantas ordenes a los elfos, luego de hacer lo mismo en la cocina se dirigió a toda velocidad hacia el escritorio del Señor de los elfos

"Me voy a Lothlorien"- anunció con seriedad entrando de improviso mientras Elrond levantaba la vista de lo que estaba leyendo exaltado

"ocurrió algo malo?"- preguntó poniéndose de pie, y contemplando a su amigo, quien parecía furioso

"No si puedo evitarlo"- murmuró saliendo del lugar mientras el medio elfo lo seguía preocupado, una vez en los establos encontró a Asfaloth listo para partir, al parecer sus ordenes se habían cumplido a la perfección y la comida ya estaba en un bolso listo para el viaje- " Es probable que me quede hasta el próximo mes- le anunció al señor de la casa con seriedad- y Tinwel venga conmigo, al fin y al cabo cumplirá el próximo mes sus dieciocho"- Elrond asintió en silencio y se preguntó que habrá dicho alguna de las cartas para provocar esa determinación en el elfo

Legolas suspiró encantado, el Bosque de Oro era aún más hermoso de lo que le habían contado en tantas historias, y aún no había llegado la primavera, pero podía sentir como aquellos inmensos árboles de oro y plata se preparaban para florecer en su máximo esplendor.

Agradeció a los Valar ese momento, y haber podido convencer a su padre de que le permitiera viajar, recorrer la Tierra Media era uno de sus mayores sueños, pero su responsabilidad como príncipe lo tenía atado a su pueblo, al menos así había sido hasta ahora, había esperado por muchos años ese momento, con 750 años había alcanzado la mayoría de edad para su pueblo, fue entonces cuando su padre no había podido negarle cumplir aquel sueño, que ya se vislumbraba desde su más tierna infancia

Estaba atardeciendo, y la cálida luz anaranjada acariciaba su cuerpo, inundándolo de una sensación indescriptible, se sentía libre y vivo, vivo como no lo había estado en años, sabía que los Señores del Bosque lo esperaban para cenar, pero aún faltaba mucho para eso, y se propuso deambular por el bosque al que acababa de llegar

Fue entonces cuando una dulce voz acarició su oído, tan dulce y hermosa como la de el más bello de los ruiseñores, no pudo describir ni como ni cuando, pero sus pies lo guiaron hasta las afueras de uno de los tantos jardines que poblaban la magnífica ciudad, allí descubrió la flor más hermosa de entre todas las que había visto en Lorien, a la distancia la contempló hechizado, el hermoso cabello negro contrastaba con la pálida piel y el blanco vestido, estaba recostada en la hierba, en medio de las hermosas niphedriles, parecía una bella estatua de mármol, la más perfecta que el escultor podría haber creado.

"Tinwel, Tinwel!"- escuchó aquella voz mientras el canto cesaba, como saliendo de un ensueño vio llegar entonces a una elfa de largos cabellos lacios, oscuros como la noche misma, llevaba una corona de flores amarillas y la contempló acercarse a la elfa que descansaba entre la hierba

"Qué ocurre Arwen?"- preguntó aquella hermosa figura, pudo ver como la recién llegada colocaba una corona de niphedriles en su cabeza, y ambas sonreían

"Sabías que llegó el príncipe del Bosque Negro?"- preguntó la hija de Elrond, había reconocido el nombre, obviamente, pero se preguntaba aun quien sería la hermosa criatura que la acompañaba, Tinwel, la había llamado, un nombre que quedaría guardado en su memoria

"Otro aburrido elfo estirado"- se burló la más joven,

"De todas formas nos toca cenar con ese elfo"- le explicó la Estrella de la Tarde mientras se alejaban del lugar. Legolas continuaba aún extasiado, una cosa le había quedado en claro, le demostraría a esa elfa que no era ni aburrido, ni estirado. Se alegró de saber que la vería en la cena, probablemente fuera alguien muy cercano a Lord Celeborn y Lady Galadriel.

Siguió disfrutando del paisaje, pero aunque lo intentara ella volvía continuamente a la memoria , suspiró con resignación, al fin comprendía eso todo lo que le había dicho siempre su padre, cuando uno conoce al ser perfecto, este arrebata tu corazón con tan solo una mirada.

El tiempo pasó y la noche se acercaba lentamente, sus pasos lo llevaron al lugar que menos esperaba, donde se encontraba el ser que más deseaba encontrarse, para su sorpresa la halló allí, sola, en medio de la galería de tiro con uno de los grandes arcos de Lorien en sus manos, volvió a contemplarla en silencio, una flecha tras otras dieron todas en el blanco, una exclamación de sorpresa salió de sus labios y aquella mirada atravesó su corazón, la joven lo observaba extrañada, con una mezcla de preocupación y molestia

"nunca... nunca había visto a una elfa tirar tan bien"- murmuró finalmente intentando encontrar las palabras justas- "en realidad nunca había visto una elfa a la que le interesara usar el arco"

"Será porque no soy una elfa"- murmuró la chica con seriedad mientras se disponía a tensar el arco nuevamente con una flecha y disparaba

"Como?"

"No soy una elfa- murmuró la chica concentrándose en el próximo tiro, Legolas sintió su corazón latir desbocado ¿quién era ella?- soy una humana"- anunció por fin y el sintió su corazón derrumbarse¿por qué los Valares habían sido tan crueles con él¿era acaso su destino llevar la vida mortal que a ella le esperaba? Si así se lo permitía ella, no dudaría en dejar de lado su inmortalidad por vivir tan solo uno de sus días a su lado

"Es... es muy extraño ver humanos por aquí"- agregó finalmente luego de un lazo de silencio, ella asintió con la cabeza

"Eres de Bosque Negro no?"- preguntó disparando la última flecha del carcaj

"Como lo sabes?"

"porque es obvio que no sos de Lorien, si decís eso, y no te veo cara para nada conocida, además hoy llegó el Príncipe, y probablemente traiga una buena escolta"- explicó con calma sonriendo, aquella sonrisa estaba por hacer algo con sus nervios, jamás ante ninguna dama su voz había vacilado un momento, pero frente a esta joven humana las propias palabras parecían huir de su cabeza

"Tenes buen poder de deducción"- susurró finalmente sintiéndose un total y completo estúpido¿qué clase de piropo era ese, se maldijo mentalmente mientras ayudaba a la chica a guardar sus flechas

"Puedo pedirte un favor?- él asintió con la cabeza- por favor no digas nada sobre que me viste aquí, supuestamente no debo practicar arquería sino ser una fina y educada damita"

"Muy bien guardaré tu secreto- susurró el elfo con una sonrisa, le gustaba saber que tenía algo que poder compartir con ella- pero aun no me haz dicho tu nombre"

"Ayy! Perdón, si que soy despistada- se excusó la chica, a lo que él no pudo evitar reír- Mi nombre es Tinwel"

"Soy Legolas"- murmuró sonriendo con tranquilidad, cuando oyeron aquel ruido entre los árboles

"Adiós Legolas"- se apresuró la chica plantándole un rápido beso en la mejilla para alejarse corriendo, el sinda se quedó congelado luego de esto, le costó un rato poder reaccionar y acarició suavemente el lugar en el que ella había posado sus labios

jejejjeje, que lindo capi! es uno de mis favoritos (donde todo comienza a complicarse) obviamente, advierto desde ya que hay un pequeño quiebre temporal, cuando Legolas y tinwel se conocen Galadriel aún no escribió la carta, es solo para que quede claro, espero que este capi les guste tanto como a míy me dejen sus reviews

Mely Black: me alegra que te guste mi historia, en realidad Tinwel tomo lo mejor de las dos crianzas, a pesar de ser toda una dama no perdió su gusto por la esgrima y aprendió muy bien con Haldir, como te habras dado cuenta, es el justo medio, espero disfrutes este capi

Hada: no soy tan mala, Haldir no va a estar metido en este embrollo, pero como veras Leggy esta metido hasta las narices p jejjeje, realmente espero que disfrutes este capi tanto como yo, me encantó escribirlo, es super tierno, va que se yo, de todas formas me gusto hacerlo, ya sabes lo que pido, no te tardes en actualizar, besis

Andraya TheLat: Supongo que con este capi Glorfindel te debe haber dado más pena, si hasta me la dió a mi el pobrecito hecho una piltrafa, pero que Haldir le enseño a tirar a Tinwel no queda duda, espero disfrutes este capi, y actualices pronto el tuyo (me dejaste muy picada)

sonia 11: como veras fue más lo que sufrió Glorfindel en Rivendel que ella en Lorien, espero disfrutes este capi