La obra perfecta

Capítulo 15: Un encuentro en el bosque

Había pasado una semana desde la confesión de Elian, para mi fortuna, Laila, una de las chicas que trabajaba conmigo en la hilandería parecía mantenerlo bastante ocupado, por lo que ese día lo disponía total y plenamente para mí.

Ese domingo me dediqué a caminar por las afueras del pequeño bosque que nos separaba de las tierras ásperas, y un poco más adelante las montañas, necesitaba la cercanía de los árboles, su aroma, su protección, extrañaba hablar con ellos, y aquel era el momento indicado, toda la aldea se encontraba sumida en un momento sagrado, la siesta, ese pequeño, a veces no tanto, sueño luego de el almuerzo durante las horas más calurosas del día; obviamente al haberme criado en un pueblo en el que casi no dormían durante la noche hacía esta costumbre totalmente nula para mí.

Acaricié con suavidad la corteza de un árbol cercano, y comencé a cantar con suavidad alguna tonada élfica que surgió de mis labios, salté colgándome de una rama, para luego treparme a ella, para sentarme, me encontraba a varios metros del suelo, pero aquello no era un problema, recordé entonces como Glorfindel me había enseñado a trepar los árboles tantos años atrás

No había dudas, no podía arrancarlo de mi corazón, pero él no me amaba, además, que destino podría ofrecerle yo más que la muerte? Él era un señor entre los elfos, y yo una simple humana que no tenía absolutamente nada, no lo merecía, me había creído aquel maravilloso mundo de grandes bailes y fiestas, príncipes y princesas, pero yo no pertenecía a él y nunca lo haría, era una simple aldeana, nada más, y una mortal.

Yo no podía permitir que Glorfindel muriera por mi causa, ahora comprendía lo egoísta que habían sido mis sentimientos, no había caído en la cuenta de lo importante que era él para su pueblo, una cosa era segura, él no moriría, intenté reconfortarme con ello, ya que nunca más estaría a mi lado, las lágrimas comenzaron a invadir mi rostro, mientras aquella triste canción salía de mis labios, y de lo más profundo de mi corazón

"Así que aquí estabas -murmuró una voz conocida para mi sorpresa- estuve buscándote muy preocupado"

"Debiste dejar que siguiera perdida y nunca apareciera"- murmuré contemplando como llegaba ágilmente a mi lado

"Te amo demasiado como para ello"- aceptó sentándose frente a mí, en la misma rama

"No me merezco ese amor, menos aún para no corresponderlo"- susurré observando aquellos magníficos ojos verdes- "Todo hubiera sido más fácil si me hubiera enamorado de ti Legolas"

"Pero no lo hiciste, y para ello no hay culpables princesita"- aceptó extendiendo su mano, bajamos con tranquilidad, para caminar tranquilos por aquel bosque

"qué es lo que haces aquí?"- pregunté finalmente- "dudo que sea por mí"

"En eso no te equivocas, Glorfindel y yo dividimos el territorio de búsqueda con las montañas y me encuentro en su terreno- me sonrió- voy camino a Rivendel junto con mi padre, la verdad es que él me obligó a dejar la búsqueda por acompañarle y tuvimos varias discusiones por ello, pero lo que menos esperaba era encontrarte así y menos tan cerca del valle"

"Nací aquí- le expliqué- como crees que una niña de seis años pueda llegar muy lejos?"- aquella maravillosa sonrisa de mi amigo me devolvió las fuerzas

"Me gustaría que después fuéramos donde mi padre, me encantaría que lo conozcas"- anunció a lo que asentí con la cabeza

"Como llegaste hasta mí? Porque no te voy a creer que saliste así como si nada a pasear por un bosque con el que no estas familiarizado"

"Oído élfico- anunció tomando mi mentón- créeme querida, esa hermosa vocecita tuya podría reconocerla a miles de kilómetros"- no pude evitar reír ante aquel comentario, y sentí que otra vez me hallaba en el bosque de oro- "él te está buscando- murmuró cambiando su voz a un tono más serio- llegó desesperado al palacio creyendo que estabas ahí, aún a mí me cuesta entender porque no contaste conmigo"

"Para qué? Para torturarte con mi presencia sabiendo que no te amo?- le increpé- ese no es mi pueblo Legolas, yo soy una humana, y entre ellos debo vivir y morir- pude ver un gesto de dolor ante estas palabras- sí Legolas, porque ese es mi destino, yo moriré como todos en mi pueblo, ahora me doy cuenta de la realidad, Glorfindel nunca podría haberme amado, porque amarme le significaba la muerte, y eso es algo que no puedo permitir"

"Entiendo que no hayas acudido a mí por respeto a mis sentimientos, pero lo que decís de la muerte es una total estupidez, yo estaría mil veces dispuesto a entregar mi inmortalidad por estar a tu lado, y Glorfindel también"

"Vos no lo entendes, no sabes lo que él siente"

"Al parecer lo sé mejor que vos- me explicó- fue a buscarte al bosque desesperado, llegó pocas horas después que yo, rogándome que le dijera donde estabas. Estaba arrepentido de lo que había dicho, puedo asegurarte que estaba destrozado"

"Eso no importa Legolas, no importa que se retracte, no podemos estar juntos, los humanos por un lado y los elfos por otro, si Eru hubiera querido que se mezclen no seríamos dos razas diferentes"- aseguré, mientras él me miraba con aquellos ojos del color del bosque

"Lo único que espero es que no arruines tu vida con una decisión estúpida, y dejes pasar la felicidad por esa terquedad que tanto te caracteriza"

"Ves, ese es otro de los defectos que me pegó Glorfindel"- resoplé mientras él puso su mano en mi hombro y estallamos en carcajadas- "prométeme que no le dirás donde estoy"- le pedí

"No va a salir de mi boca, ni de la de ninguno de los míos donde te encuentras- me aseguró- si él llega hasta aquí será por sus propios medios, y no por mi ayuda"- le sonreí, era bueno pasear con él de nuevo – "y también te prometo volver a visitarte de tanto en tanto, al menos para poder quedarme tranquilo y saber que estas bien"- otra carcajada nació de mis labios

"Vale, supongo que de esa última no voy a poder librarme"- reí mientras no adentrábamos en el bosque, finalmente llegamos a un claro que bullía en actividad, varios elfos iban y venían del lugar cargando cosas y organizando un pequeño campamento

"A mi padre le gusta viajar con una escolta"- me explicó Legolas a mi lado con los ojos en blanco

"Supongo que alguien tan importante debe tener una buena protección- acepté- no es cosa de que anden viajando por ahí y les pase algo"- anuncié, me miró entre risas, sabía perfectamente que me refería a él y su solitario viaje a Lothlorien

"Y lo dice la chica que cruzó sola las montañas nubladas"- me espetó con ironía

"Ahí esta la diferencia elfo, yo no soy nadie importante"

"Sí, supongo que justamente por eso esta buscándote la mitad de la guardia del Bosque Negro, Rivendel y Lorien"- me explicó, a lo que estallé en risas

"nadie me busca en Lorien"- anuncié- "Galadriel estaba perfectamente enterada de que volvería a mi pueblo, y ella sabría que llegaría entera hasta acá o no me lo hubiera permitido"

"Eso no puedo negarlo, pero no quita que no seas alguien importante"

"Conocer a gente importante no significa que yo lo sea"- le espeté, él giró los ojos dándose por vencido

"Se puede saber quien es la maravillosa dama que te acompaña?"- preguntó una voz suave y segura frente a nosotros, mi mirada se detuvo frente a aquel elfo de cabellos dorados, su rostro demostraba gran sabiduría y poder, su sonrisa parecía iluminar todo lo que se encontraba a su alrededor, bajé mi vista automáticamente e hice una reverencia

"Ella es Tinwel, padre"- murmuró Legolas

"Es un placer conocerlo majestad"- susurré levantando lentamente la vista

"Una dama realmente maravillosa- anunció el rey para mi sonrojo- ahora comprendo el porque de los sentimientos de mi hijo hacia ti, aunque debo agradecerte la sinceridad de tus sentimientos para con él"

"Quiero mucho a Legolas majestad, y es por ese cariño que no podría lastimarlo"

"Llevaba mucho tiempo sin ver tal pureza en el corazón de alguien y es pureza lo que veo en el tuyo- me informó- Espero puedas tener una vida prospera, y sepas cuentas con el afecto del Rey del Bosque Negro"

"Eso es más de lo que una simple muchacha como yo podría pedir mi señor"- él sonrió con cariño, poniendo una mano en mi hombro

"qué les parece si me acompañan a tomar el té?"- invitó a lo que su hijo y yo aceptamos gustosos

La tarde continuó por demás divertida, al menos para mí, ya que Legolas parecía a punto de matar a su padre, el rey me había contado varias de las travesuras de su hijo cuando era pequeño, y no podía hacer más que descostillarme de la risa, más aún contemplando el rostro del elfo que estaba a mi lado, que hacía todas y cada una de las señas posibles de disgusto para que su padre se callara, pero este no lo hizo, y yo no podía evitar reír hasta quedarme sin aire. Finalmente la tarde estaba llegando a su fin, y tuve que despedirme de aquellos maravillosos elfos

"Mil gracias majestad, llevaba mucho tiempo sin reírme tanto"- dije haciendo una reverencia

"Estoy totalmente de acuerdo- admitió el rey- espero que puedas visitarnos algún día en nuestro bosque"

"Quien sabe- suspiré con nostalgia- no se por que caminos se encause mi vida"

"que los valares te protejan"- susurró el señor de aquellos elfos

"Vanta máravë- finalizó Legolas- Muilelya yéva muina" (traducción: ve con bien, tu secreto estará oculto)

"Hantalë"- me despedí alejándome por el bosque pero llegué a escuchar sus palabras

"No te recuerda poderosamente a alguien?"- preguntó Thanduril a su hijo, este asintió en silencio, contemplando aún el lugar en el que había estado la joven, ambos se miraron con los ojos muy abiertos

"Vos crees que ella...?"

"Es muy posible hijo, en realidad es muy posible"

Regresé a casa despacio, una enorme calma me había invadido, había sido genial ver a Legolas después de todo lo ocurrido, lo consideraba un gran amigo, y verlo había alegrado mi corazón, abrí la puerta de la casa con calma, salude a Ariela y a mi tía que estaban ocupadas cosiendo quien sabe que cosa y subí a mi habitación, aún antes de entrar noté algo extraño, la puerta estaba entreabierta y yo siempre la dejaba cerrada, mi tía y compañía sabían perfectamente que aquella habitación les estaba prohibida, entré en silencio, caminando con la suavidad que me habían inculcado aquellos elfos, por lo que Eliara no percibió mi presencia hasta que me encontré detrás suyo, mientras revisaba mi baúl

"Se puede saber que demonios estas haciendo!"- bufé detrás de ella, a lo que volteó de inmediato, pude ver lo que tenía en sus manos, una perfecta cadena de oro y su colgante, dos perfectos árboles entrelazados eran el engarce de aquella maravillosa piedra verde profundo

"Con razón no tenés ropa- me espetó mi prima con furia señalando mis elegantes vestidos esparcidos a su alrededor- estos vestidos son muy finos para el trabajo de la casa! quien sabe como los conseguiste"

"No te atrevas ni a insinuarlo- contesté- no tenés derecho ni vos ni nadie a insinuar algo así, si querés que saber su origen te lo digo- bufé- son regalos, de amigos, y gente que me quiere, por que yo tengo eso sabes? amigos, no me la paso destilando veneno contra el mundo como vos"- en ese instante mi tía y Ariela llegaron a causa de los gritos

"Quien sabe lo cariñosa que hayas sido, y no quiero imaginar los favores que les habrás hecho!"- el silencio luego de una terrible cachetada fue sepulcral

"no tenés ningún derecho a meterte en mi cuarto y revisar mis cosas- le reclamé mientras ella me miraba ofendida, aún sujetando la mejilla en que le había pegado- menos aún a cuestionar mi honra, jamás permití que alguien me ofendiera y no voy a comenzar contigo"

"Vaya uno a saber que otras cosas aprendiste además de leer y escribir en es en viaje tuyo"- me ladró con malicia mirando de soslayo a su madre, que nos contemplaba impertérrita, mientras mi mirada cayó en aquel elemento en el fondo del baúl que ahora había quedado a la vista

"Aprendí a manejar la espada"- anuncié desenfundando el arma en un movimientos, las tres me contemplaron sorprendidas- "y no dudes que voy a cortarte los dedos si vuelvo a verte tocando mis cosas o dentro de esta habitación, y no preguntes lo que soy capaz de hacer si vuelves a insultarme o dudar de mi virtud" – mi prima soltó la cadena con furia y salió de la habitación resoplando, Ariela la siguió preocupada, Katrina, mi tía, me miró con seriedad- "no me digas nada- ordené- ella no tiene ningún derecho a revisar mis cosas, y a tratarme como una cualquiera"

"Eso no puedo negarlo, y comprendo tu reacción, pero comprende que lo que hiciste en estos años despertó la curiosidad de tu prima"- anunció con voz calma

"Yo también tengo curiosidad de sus vidas y no por eso me ando revisando sus cosas"- anuncié intentando controlar mi furia

"Es cierto, solo espero que ustedes dos puedan convivir bien pronto"

"Yo no pido mucho, que no toquen mis cosas y no se metan en mi vida"- le informé- "sin preguntas sobre el pasado"

"Me gustaría saber que fue lo que te obligó a dejar la cómoda vida que tenías antes"- susurró antes de cerrar la puerta, para qué decírselo, ella nunca lo comprendería

Ya les dejo otro capi, espero que lo disfruten, en lo que a mi respecta en un muy fructifero fin de semana con gripe acabo de escribir tres capis de un tirón, y puedo advertirles que ya estoy llegando al final, dejemos los palabreríos y recuerden

"lengua común"

"élfico"

Edhelren-Ar-Feiniel: no me molestan las críticas en lo absoluto, y menos si son tan respetuosas como la tuya, todo lo contrario, me ayudan a mejorar, y a tener en cuenta defectos que muchas veces no noto, cosa que agradezco, en cuanto a Glorfindel, me pareció correcto que esté desesperado, ya que él había dado por descontado que Tinwel estaría con Legolas, y cae en la cuenta de que simple y sencillamente esta desaparecida, sola y expuesta a mil peligros, de allí su miedo, aunque tal vez se mainterpreto, espero disfrutes este capi

Sonia 11: no Tinwel no la está pasando tan mal, digamos que está intentando reorganizarse, espero que disfrutes el capi

Davinci: realmente el pobre Glorfy da pena, pero él se lo busco, aunque conozco a unas cuantas que no dudarían de ir a consolarlo... espero que disfrutes el capi!

Andraya TheLat: no creo que sea la parte psicopata de Legolas, miermoslo desde su perspectiva, acabas de llegar a tu casa, despues de semanas de viaje, donde tuviste que renunciar a la mujer que amabas porque ella amaba a otro, y una horas despues llega ese otro diciendote que esta desaparecida porque él es un idiota que le rompió el corazón, incluso estando enamorado de ella. Es para estar fuerioso no? al menos yo lo estaría, de todas formas al Legolas psicopata lo dejo para el próximo fic, o debería decir sexopata? ni hablar, ya me estoy riendo de solo pensar en eso nos leemos pronto!