Hallowen en Hogwarts
Una oscura tarde de octubre, Sidney y Eras miraban absortas por la ventana de la biblioteca.
- Que bonito esta todo, cunando nieva - dijo Sidney - en Paris no solemos ver esto.
- ¡Si parecen nubes!¡Oh! - dijo con sorna Eras.
- ¿Te estás burlando de mi?
- ¡Shhh!
- Lo siento - dijeron las dos chicas a la vez.
Y continuaron entre susurros su pelea. Lori entró precipitadamente por la puerta, cuando se dio cuenta frenó en seco. Miró en derredor y cuando localizó a las dos chicas se dirigió hacia ellas.
- No tienes ni idea - dijo Sidney entre susurros.
- Eso no me lo dices tú en la calle - dijo Eras, desafiante, elevando un poco la voz.
- ¿Porque hablamos tan bajo? - dijo Lori, también entre susurros.
- ¡Shhh! Ya está bien, fuera de mi biblioteca - dijo la señora Pince.
La bibliotecaria arrastró a las tres amigas hasta la puerta, sin ni siquiera darles tiempo para recoger sus cosas. En cuanto la puerta se cerró a sus espaldas Sidney y Eras volvieron a pelearse.
- Chicas, ya vale - dijo Lori interponiendose entre sus amigas.
- Tienes suerte de que me está agarrando, que si no - dijo Eras.
- ¿Yo? pero si no te estoy agarrando
- Tú te callas.
Así en esta extraña situación las encontró Ashley, que venía acompañada de Unziel. La chica miró más divertida que preocupada, la escena que se desarrollaba ante sus ojos. Lori sujetaba por los hombros a una exaltada Sidney. Está intentaba aunque sin éxito mostrarse enfadada. Mientras Eras, situada detrás de Lori, se sujetaba a su amiga.
- Chicas ¿es un nuevo baile?
En cuanto se dieron cuenta de su presencia las chicas se separaron.
- No, nos han echado de la biblioteca, y nuestras cosas todavía siguen ahí dentro - dijo Eras, señalando con un movimiento de cabeza la biblioteca.
- Iré a buscar.. - comenzó a decir Ashley.
- No te preocupes, yo voy a buscarlo - afirmó rápidamente Unziel.
Y antes de que nadie pudiera decir nada más, salió disparado hacia la biblioteca.
- Que chico tan amable - afirmó con burla Lori.
- Ya te gustaría que te pasara a ti - replicó dolida Ashley.
- Bueno, vamos a dejarlo, tengo una fantástica noticia.
- Cual ¿que tu tío por fin se ha lavado el pelo? - expresó entre risas Sidney.
- ¿Quieres morir joven?¿No?- dijo la aludida, intentando contener su ira - cambiando de tema, ya han programado la primera salida a Hogsmeade. Será el próximo día de Hallowen.
- Bien - dijeron Ashley y Sidney al unísono.
- ¡Yupi! - exclamó Eras.
Jack recorría los largas pasillos del coleagio, botella en mano. Ya empezaba a exasperarse. ¿Dónde se habría metido? Un chico de 1º de Griffindor se cruzó en su camino, Jack lo agarró por la túnica.
- ¡Eh! ¿sabes donde está McNeill? - dijo con ira.
- Cre... creo...yo... que... que - tartamudeo el muchacho.
- Pues, creo, yo... deja de balbucear.
- La vi... en la bi... biblioteca, señor.
- Eso está mejor - dijo Sieg sonriendo - puedes irte.
Cuando el vampiro soltó al muchacho, este calló al suelo. Se incorporó mu´rápido y huyó de él. Sus facciones se suavizaron al saber donde podía encontrarla. Y hacia allí se encaminó.
Mientras tanto las chicas seguían hablando de la próxima salida al pueblo. Cuando Eras y Sidney comenzaban de nuevo su discusión Matthew Echunga, un Griffindor de 7º curso, llegó a donde se encontraban las jóvenes.
- ¡Eh! Disney, Harry dice que debemos reunirnos para diseñar nuestra técnica para el próximo partido.
- Te he dicho mil veces que no me llames así.
- Tranquila, Sid... quiero decir Disney. Je, por poco lo digo mal.
- Basta ya, dijo la aludida, mientras daba un pisotón.
- ¡Ahhh! McNeill no te pases.
- No si aun no te abre dado demasiado fuerte.
- Vaya conversación más idiota -le susurró Ashley a Eras.
- Yo, ya te he dado el mensaje - dijo Matthew, se giró para marcharse, pero...
- Vaya, vaya ¿a quien tenemos aquí? - dijo mirando a Lori.
Esta estaba hablando con Unziel y no se estaba dando cuenta de nada.
- Encantado de conocerte gentil dama - dijo Echunga, tomando la mano de Lori.
- ¡Pero que hace este tío!
- Mira por donde, la serpiente ha abierto la boca, ten cuidado que si te muerdes te envenenas.
- ¿Quieres morir joven? - sugirió mordaz la chica.
Sidney para intentar poner un poco de paz entre los dos dijo:
- ¡Ah! Lori, te presento a Matthew Echunga es cazador del equipo de quiddicht en Griffindor.
- Oye, Disney, que no necesito que nadie me presente. Se hacerlo yo solito.
- Largate - espetó Lori.
- Ja, yo creo que este es el principio de una gran amistad - y diciendo esto Matthew tapó con su bufanda la cara de la chica.
- No, no me lo agradezcas todavía, lo he hecho con mucho cariño.
A continuación desapareció, corriendo por el pasillo.
- ¿Porque todos los que pertenecen a Griffindor están tan locos? - preguntó Lori - exceptuandote a ti, claro - comentó mirando a Sidney.
- Soy algo fuera de serie - dijo esta, sonriendo
- Desde luego, ya nos han avisado de que han recuperado los tornillos que se te cayeron -dijo Eras entre risas.
- Como te pille.... - dijo Sidney, y comenzó a perseguirla por todo el colegio.
- ¡Oiggg! ¡socorro que me mata!- afirmaba Eras con voz de pija.
El día de Hallowen amaneció lluvioso, el cielo permaneció cubierto de nubes durante todo el día. Después del desayuno las cuatro chicas se dirigieron a la entrada del castillo, para ir al cercano pueblo. Cuando estaban cerca de la puerta vieron acercarse a Unziel y a Jack, que caminaban hacia ellas charlando animadamente. Jack parecía entusiasmado.
- Hola, que día tan fantástico hace ¿verdad? - dijo el vampiro.
- ¿Fantástico?, es tétrico - replicó Ashley.
- Pero que dices, el sol no brilla, todo es oscuridad es perfecto.
Mientras seguía divagando, continuó andando.
- Es un poco raro, ¿no? Sidney - dijo Lori.
- Mira quien fue a hablar - le acusó la joven.
Y mientras se encogía de hombros, corrió detrás del vampiro. Cuando el grupo llegó a donde se encontraban, alguien llegó corriendo. Matthew llegó resoplando, debido a la carrera que había tenido que realizar para alcanzarlos. En cuanto se recuperó dijo:
- ¿Lori, no me has oído? Llevó llamandote desde que salisteis del comedor.
- ¿De verdad? - dijo la chica, fingiendo sorpresa - de verdad que no te he oído.
- Bueno, no importa, que día más bonito hace. Mola ¿a que si?
Y diciendo esto se pegó a Lori, como si fuera su sombra, y no se separó de ella el resto del día. La joven intentaba quitarselo de encima, cada vez que Echunga decía algo le contestaba lo más mordazmente que podía. Pero ni por esas. Matthew le seguía como un perrito faldero.
- No te quejarás, tienes un criado pora ti solita - declaró burlona Ashley.
- ¿No tendrían que haber llegado ya las carrozas? - se extrañó Eras.
A su alrededor los estudiantes comenzaban a amontonarse, Saar y su corte de admiradoras se situaron muy cerca. Sidney y Jack mantenían una conversación muy emocionante sobre quiddicht, cuando de pronto un chillido agudo interrumpió sus palabras.
- ¡No me inspiró!
- Ya llegan - gritó alborozado Unziel.
- Pero sólo caben seis personasen cada una - comentó Eras - y somos... 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7. No, no cabemos.
- No importa, vosotros en esa carroza -dijo Sidney señalando la más cercana, y agarrando a Jack con una mano afirmó - y nosotros en esa otra.
Y sin dar tiempo a nadie para protestar, arrastró al Jack hacia otra carroza.
- Luego nos vemos, tortolitos - grito Ashley.
Cuando la carroza en la que viajaban Lori, Matthew, Ashley, Unziel y Eras, llegó a Hogsmeade inmediatamente buscaron a sus amigos. Pero estos habían desaparecido.
- ¿Dónde se habrán metido? -preguntó Echunga, mirando a Lori.
- ¡Y yo que se! -le contestó de malas maneras la chica.
- ¿No habrá vuelto a ocurrir? - dijo asustada Ashley.
- No te preocupes, llevaba su botella - le contestó Eras.
Así que decidieron visitar el pueblo, primero fueron a la tienda de artículos de broma. Después encaminaron sus pasos hacia las tres escobas. Cuando consiguieron una mesa, pidieron cinco cervezas de mantequilla.
- Sugerencias ¿que podemos hacer?
- ¿Porqué no vamos a la casa de los gritos? - sugirió Lori - además es un día muy apropiado.
- ¿Y porqué, simplemente nos quedamos aquí relajados y tranquilos? - sugirió Ashley.
Mientras en un saloncito muy cuco de té Sidney y Jack charlaban divertidamente. aunque cuando la chica no le miraba Jack ponía cara de asco.
"Vaya mierda de decoración, dan verdaderas ganas de vomitar"pensó Jack.
Empezó a mirar a su alrededor, y se fue fijando en las parejas que les rodeaban.
"Lo que tenemos que aguantar" pensó sonriendo, mientras veía las mismas expresiones de asco, en las caras de los chicos. De repente, se fijó en una mesa.
- Eh, Sid, mira allí - le dijo a la chica, mientras señalaba con la cabeza una mesa apartada.
- ¿Tanto te aburres que tienes que observar a los demás? - le preguntó. Pero giró su cabeza hacia donde le indicaban.
- ¿Pero que hacen estos aquí...?
Antes de que pudiera continuar, Jack le tapó la boca con la mano.
- ¡Shhh!
Lo que había sorprendido a la chica, era la extraña pareja que se encontraba sentada no muy lejos de ellos. Además parecían encontrarse muy a gusto.
- Será mejor que nos vayamos.
Después de pagar la bebida se Sidney, salieron del salón. Cuando estuvieron en la calle comenzaron a buscar a sus amigos. Finalmente, los encontraron en la tienda de golosinas.Se estaban aprovisionando para las próximas semanas. Decidieron esperarles fuera de la tienda. Cuando estos salieron les lanzaron unas maliciosas miradas.
- Vaya, por fin aparecéis - dijo socarrona Lori.
- Tengo algo que decirte - contestó Sidney muy seria.
- ¿No me digas?
- Será mejor que nos sentemos en algún sitio.
- Está bien, porque no vamos a la "cabeza de puerco".
Y hacia allí se encaminaron, cuando estuvieron ante unas cervezas de mantequilla, Sidney volvió a hablar.
- Lori, debo decirte algo sobre tu tío.
- ¿Qué le pasa? - dijo asustada.
- No te preocupes, yo te apoyo - dijo Matthew acercandose a la chica.
- ¡Tú tío tiene novia!
- ¿Qué? como se te ocurre decir eso ¿quieres morir joven? - y la amenazó con la varita.
- Quieta... todos se abalanzaron sobre Lori y Eras logró arrebatarsela.
- Es verdad - dijo Jack - lo vimos junto a la profesora Turner en el salón de té.
- ¿Y qué hacías tu allí? - expuso Unziel entre risas.
- Lori, lo siento, pero es mejor que te lo hayamos dicho nosotros.
La Slhyterin se levantó en silencio, y se dirigió hacia la puerta.
- Será mejor que la dejemos que se marche - dijo Sidney - querrá pensar.
- Tal vez deberíamos comprarle su regalo - sugirió Eras.
- No le habréis contado nuestros planes ¿verdad? - comentó Ashley.
- No lo prometemos - contestaron todos a la vez.
Se levantaron y salieron a la calle. Transcurrió toda la tarde sin que encontraran nada. Por fin cuando estaban a punto desistir...
- Mirad, esto es perfecto -exclamó entusiasmada Sidney.
Cuando consiguieron entrar todos en la pequeña tienda, un anciano se les acercó.
- ¿Quieren algo, señoras?
- Señoritas...
- Disculpenme, la vista..., ya saben.
- Quisiéramos eso - dijo Eras, señalando un objeto.
- ¡Oh! un gran regalo, tiene muy buen gusto.
- Gracias - contestó Eras ruborizandose.
- ¿Se lo envuelvo, señorita? - preguntó el anciano dependiente.
- Si, por favor - dijo educadamente Unziel.
Cuando salieron de la tienda muy contentos, el anciano les dijo:
- Espero que a la señorita Lori le guste su regalo.
Todos se volvieron sorprendidos, pero la tienda había desaparecido. Los chicos se encogieron de hombros. Sidney se estremeci
- Sólo es magia - le dijo Jack.
Así que se dirigieron hacia la salida del pueblo. Allí se encontraban las carrozas, y se apretujaron en una de ellas. El vehículo dando una pequeña sacudida se puso en camino. En su interior se inició una animada conversación.
Cuando volvieron al castillo, estuvieron buscando a su amiga. Tenían miedo de que hiciera algo peligroso. Por fin la encontraron en la biblioteca.
- He estado hablando con él, y me lo ha explicado todo - dijo la joven, antes de que hablaran.
- Nos alegramos - dijo Ashley.
- Venga, vamos a cenar - dijo Eras.
Todos se encaminaron hacia el comedor. Iban charlando animadamente, comentando lo que esperaban encontrar. Pero había una persona que caminaba quedamente, y extrañamente iba silenciosa. Matthew mientras tanto hablaba muy emocionado con Eras. Cuando se dio cuenta de la tristeza de Lori, se dirigió hacia ella.
- ¿Qué te ocurre? Venga esta es la mejor noche para las serpientes.
- ¿Cómo ha podido?
- Bueno, es un hombre tiene sus necesidades.
- Pero, esto lo estropea todo.
- Tranquila, todo se arreglará - mientras le pasó un brazo protector por el hombro.
Extrañamente la chica no protestó y continuaron en silencio hasta el comedor. Cuando entraron no pudieron evitar sorprenderse. El salón resplandecía a la luz de numerosas velas, que flotaban suavemente por encima de sus cabezas. El cielo oscuro daba un aspecto tétrico y misterioso a la estancia. Echunga notó con alegría que Lori comenzaba a relajarse y a sonreír. Por todos lo lados había calabazas y esqueletos.
- Gracias - dijo Lori quedamente.
- No tienes porque dármelas, ya me cobraré esto con un favor.
- No te pases Griffindor - declaró la chica, recuperando su "alegre" carácter.
- Esta es mi chica - y le dio un sonoro beso en la mejilla.
Antes de que la chica reaccionara, corrió hacia la mesa donde se encontraban los demás. Lori se quedó quieta unos segundos, luego se tocó la mejilla. Y siguió al chico.
"Ya vera ese" pensó "aunque no se si esto me ha gustado o no"
La cena transcurrió con relativa tranquilidad. Todos disfrutaron de una deliciosa comida. Cuando esta estaba a punto de concluir, todos gritaron a la vez.
- ¡Feliz cumpleaños, Lori!
- ¿Qué? Pensé que os habíais olvidado de mi.
- Pues claro que no, venga chicos - replicó Matthew.
- Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos todos...
Todos estaban muy compenetrados, y parecían un coro pero...
- A mi burro, a mi burro, le duele la cabeza... cantaban a voz de grito muy emocionadas Ashley y Sidney.
Todos menos ellas dejaron de cantar y las miraron con cara divertida.
- Os habeis equivocado de canción - afirmó Jack.
- Eso os pasa por no acudir a los ensayos.
- Y ahora... el regalo.
Diciendo esto Eras sacó un gran paquete de debajo de la mesa.
- ¡Sorpresa!
- Gracias, gracias - Lori, se secó unas lágrimas imaginarias con su bufanda.
- Venga abrelo ya.
Lori comenzó a desenvolverlo, cuando lo abrió...
- ¡Ah! Es muy... muy bonito - dijo, pero no pudo ocultar su cara de decepción.
- Lee la tarjeta - le propuso Jack.
- Esta no es una lámpara común - comenzó a leer - n una ocasión logró divertir a una joven amargada. ¿Eso va por mi?
- Continua -le apremió Sidney, entre risas.
- Este es el objeto más maravilloso que podrías encontrar. Tres deseos se concederán si tiras de la cadena. Pero una advertencia debes tener en cuenta. Define bien tus deseos, porque si no lo haces que la magia te proteja. ¡Oh! Muchas gracias.
CONTINUARÁ...
Una oscura tarde de octubre, Sidney y Eras miraban absortas por la ventana de la biblioteca.
- Que bonito esta todo, cunando nieva - dijo Sidney - en Paris no solemos ver esto.
- ¡Si parecen nubes!¡Oh! - dijo con sorna Eras.
- ¿Te estás burlando de mi?
- ¡Shhh!
- Lo siento - dijeron las dos chicas a la vez.
Y continuaron entre susurros su pelea. Lori entró precipitadamente por la puerta, cuando se dio cuenta frenó en seco. Miró en derredor y cuando localizó a las dos chicas se dirigió hacia ellas.
- No tienes ni idea - dijo Sidney entre susurros.
- Eso no me lo dices tú en la calle - dijo Eras, desafiante, elevando un poco la voz.
- ¿Porque hablamos tan bajo? - dijo Lori, también entre susurros.
- ¡Shhh! Ya está bien, fuera de mi biblioteca - dijo la señora Pince.
La bibliotecaria arrastró a las tres amigas hasta la puerta, sin ni siquiera darles tiempo para recoger sus cosas. En cuanto la puerta se cerró a sus espaldas Sidney y Eras volvieron a pelearse.
- Chicas, ya vale - dijo Lori interponiendose entre sus amigas.
- Tienes suerte de que me está agarrando, que si no - dijo Eras.
- ¿Yo? pero si no te estoy agarrando
- Tú te callas.
Así en esta extraña situación las encontró Ashley, que venía acompañada de Unziel. La chica miró más divertida que preocupada, la escena que se desarrollaba ante sus ojos. Lori sujetaba por los hombros a una exaltada Sidney. Está intentaba aunque sin éxito mostrarse enfadada. Mientras Eras, situada detrás de Lori, se sujetaba a su amiga.
- Chicas ¿es un nuevo baile?
En cuanto se dieron cuenta de su presencia las chicas se separaron.
- No, nos han echado de la biblioteca, y nuestras cosas todavía siguen ahí dentro - dijo Eras, señalando con un movimiento de cabeza la biblioteca.
- Iré a buscar.. - comenzó a decir Ashley.
- No te preocupes, yo voy a buscarlo - afirmó rápidamente Unziel.
Y antes de que nadie pudiera decir nada más, salió disparado hacia la biblioteca.
- Que chico tan amable - afirmó con burla Lori.
- Ya te gustaría que te pasara a ti - replicó dolida Ashley.
- Bueno, vamos a dejarlo, tengo una fantástica noticia.
- Cual ¿que tu tío por fin se ha lavado el pelo? - expresó entre risas Sidney.
- ¿Quieres morir joven?¿No?- dijo la aludida, intentando contener su ira - cambiando de tema, ya han programado la primera salida a Hogsmeade. Será el próximo día de Hallowen.
- Bien - dijeron Ashley y Sidney al unísono.
- ¡Yupi! - exclamó Eras.
Jack recorría los largas pasillos del coleagio, botella en mano. Ya empezaba a exasperarse. ¿Dónde se habría metido? Un chico de 1º de Griffindor se cruzó en su camino, Jack lo agarró por la túnica.
- ¡Eh! ¿sabes donde está McNeill? - dijo con ira.
- Cre... creo...yo... que... que - tartamudeo el muchacho.
- Pues, creo, yo... deja de balbucear.
- La vi... en la bi... biblioteca, señor.
- Eso está mejor - dijo Sieg sonriendo - puedes irte.
Cuando el vampiro soltó al muchacho, este calló al suelo. Se incorporó mu´rápido y huyó de él. Sus facciones se suavizaron al saber donde podía encontrarla. Y hacia allí se encaminó.
Mientras tanto las chicas seguían hablando de la próxima salida al pueblo. Cuando Eras y Sidney comenzaban de nuevo su discusión Matthew Echunga, un Griffindor de 7º curso, llegó a donde se encontraban las jóvenes.
- ¡Eh! Disney, Harry dice que debemos reunirnos para diseñar nuestra técnica para el próximo partido.
- Te he dicho mil veces que no me llames así.
- Tranquila, Sid... quiero decir Disney. Je, por poco lo digo mal.
- Basta ya, dijo la aludida, mientras daba un pisotón.
- ¡Ahhh! McNeill no te pases.
- No si aun no te abre dado demasiado fuerte.
- Vaya conversación más idiota -le susurró Ashley a Eras.
- Yo, ya te he dado el mensaje - dijo Matthew, se giró para marcharse, pero...
- Vaya, vaya ¿a quien tenemos aquí? - dijo mirando a Lori.
Esta estaba hablando con Unziel y no se estaba dando cuenta de nada.
- Encantado de conocerte gentil dama - dijo Echunga, tomando la mano de Lori.
- ¡Pero que hace este tío!
- Mira por donde, la serpiente ha abierto la boca, ten cuidado que si te muerdes te envenenas.
- ¿Quieres morir joven? - sugirió mordaz la chica.
Sidney para intentar poner un poco de paz entre los dos dijo:
- ¡Ah! Lori, te presento a Matthew Echunga es cazador del equipo de quiddicht en Griffindor.
- Oye, Disney, que no necesito que nadie me presente. Se hacerlo yo solito.
- Largate - espetó Lori.
- Ja, yo creo que este es el principio de una gran amistad - y diciendo esto Matthew tapó con su bufanda la cara de la chica.
- No, no me lo agradezcas todavía, lo he hecho con mucho cariño.
A continuación desapareció, corriendo por el pasillo.
- ¿Porque todos los que pertenecen a Griffindor están tan locos? - preguntó Lori - exceptuandote a ti, claro - comentó mirando a Sidney.
- Soy algo fuera de serie - dijo esta, sonriendo
- Desde luego, ya nos han avisado de que han recuperado los tornillos que se te cayeron -dijo Eras entre risas.
- Como te pille.... - dijo Sidney, y comenzó a perseguirla por todo el colegio.
- ¡Oiggg! ¡socorro que me mata!- afirmaba Eras con voz de pija.
El día de Hallowen amaneció lluvioso, el cielo permaneció cubierto de nubes durante todo el día. Después del desayuno las cuatro chicas se dirigieron a la entrada del castillo, para ir al cercano pueblo. Cuando estaban cerca de la puerta vieron acercarse a Unziel y a Jack, que caminaban hacia ellas charlando animadamente. Jack parecía entusiasmado.
- Hola, que día tan fantástico hace ¿verdad? - dijo el vampiro.
- ¿Fantástico?, es tétrico - replicó Ashley.
- Pero que dices, el sol no brilla, todo es oscuridad es perfecto.
Mientras seguía divagando, continuó andando.
- Es un poco raro, ¿no? Sidney - dijo Lori.
- Mira quien fue a hablar - le acusó la joven.
Y mientras se encogía de hombros, corrió detrás del vampiro. Cuando el grupo llegó a donde se encontraban, alguien llegó corriendo. Matthew llegó resoplando, debido a la carrera que había tenido que realizar para alcanzarlos. En cuanto se recuperó dijo:
- ¿Lori, no me has oído? Llevó llamandote desde que salisteis del comedor.
- ¿De verdad? - dijo la chica, fingiendo sorpresa - de verdad que no te he oído.
- Bueno, no importa, que día más bonito hace. Mola ¿a que si?
Y diciendo esto se pegó a Lori, como si fuera su sombra, y no se separó de ella el resto del día. La joven intentaba quitarselo de encima, cada vez que Echunga decía algo le contestaba lo más mordazmente que podía. Pero ni por esas. Matthew le seguía como un perrito faldero.
- No te quejarás, tienes un criado pora ti solita - declaró burlona Ashley.
- ¿No tendrían que haber llegado ya las carrozas? - se extrañó Eras.
A su alrededor los estudiantes comenzaban a amontonarse, Saar y su corte de admiradoras se situaron muy cerca. Sidney y Jack mantenían una conversación muy emocionante sobre quiddicht, cuando de pronto un chillido agudo interrumpió sus palabras.
- ¡No me inspiró!
- Ya llegan - gritó alborozado Unziel.
- Pero sólo caben seis personasen cada una - comentó Eras - y somos... 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7. No, no cabemos.
- No importa, vosotros en esa carroza -dijo Sidney señalando la más cercana, y agarrando a Jack con una mano afirmó - y nosotros en esa otra.
Y sin dar tiempo a nadie para protestar, arrastró al Jack hacia otra carroza.
- Luego nos vemos, tortolitos - grito Ashley.
Cuando la carroza en la que viajaban Lori, Matthew, Ashley, Unziel y Eras, llegó a Hogsmeade inmediatamente buscaron a sus amigos. Pero estos habían desaparecido.
- ¿Dónde se habrán metido? -preguntó Echunga, mirando a Lori.
- ¡Y yo que se! -le contestó de malas maneras la chica.
- ¿No habrá vuelto a ocurrir? - dijo asustada Ashley.
- No te preocupes, llevaba su botella - le contestó Eras.
Así que decidieron visitar el pueblo, primero fueron a la tienda de artículos de broma. Después encaminaron sus pasos hacia las tres escobas. Cuando consiguieron una mesa, pidieron cinco cervezas de mantequilla.
- Sugerencias ¿que podemos hacer?
- ¿Porqué no vamos a la casa de los gritos? - sugirió Lori - además es un día muy apropiado.
- ¿Y porqué, simplemente nos quedamos aquí relajados y tranquilos? - sugirió Ashley.
Mientras en un saloncito muy cuco de té Sidney y Jack charlaban divertidamente. aunque cuando la chica no le miraba Jack ponía cara de asco.
"Vaya mierda de decoración, dan verdaderas ganas de vomitar"pensó Jack.
Empezó a mirar a su alrededor, y se fue fijando en las parejas que les rodeaban.
"Lo que tenemos que aguantar" pensó sonriendo, mientras veía las mismas expresiones de asco, en las caras de los chicos. De repente, se fijó en una mesa.
- Eh, Sid, mira allí - le dijo a la chica, mientras señalaba con la cabeza una mesa apartada.
- ¿Tanto te aburres que tienes que observar a los demás? - le preguntó. Pero giró su cabeza hacia donde le indicaban.
- ¿Pero que hacen estos aquí...?
Antes de que pudiera continuar, Jack le tapó la boca con la mano.
- ¡Shhh!
Lo que había sorprendido a la chica, era la extraña pareja que se encontraba sentada no muy lejos de ellos. Además parecían encontrarse muy a gusto.
- Será mejor que nos vayamos.
Después de pagar la bebida se Sidney, salieron del salón. Cuando estuvieron en la calle comenzaron a buscar a sus amigos. Finalmente, los encontraron en la tienda de golosinas.Se estaban aprovisionando para las próximas semanas. Decidieron esperarles fuera de la tienda. Cuando estos salieron les lanzaron unas maliciosas miradas.
- Vaya, por fin aparecéis - dijo socarrona Lori.
- Tengo algo que decirte - contestó Sidney muy seria.
- ¿No me digas?
- Será mejor que nos sentemos en algún sitio.
- Está bien, porque no vamos a la "cabeza de puerco".
Y hacia allí se encaminaron, cuando estuvieron ante unas cervezas de mantequilla, Sidney volvió a hablar.
- Lori, debo decirte algo sobre tu tío.
- ¿Qué le pasa? - dijo asustada.
- No te preocupes, yo te apoyo - dijo Matthew acercandose a la chica.
- ¡Tú tío tiene novia!
- ¿Qué? como se te ocurre decir eso ¿quieres morir joven? - y la amenazó con la varita.
- Quieta... todos se abalanzaron sobre Lori y Eras logró arrebatarsela.
- Es verdad - dijo Jack - lo vimos junto a la profesora Turner en el salón de té.
- ¿Y qué hacías tu allí? - expuso Unziel entre risas.
- Lori, lo siento, pero es mejor que te lo hayamos dicho nosotros.
La Slhyterin se levantó en silencio, y se dirigió hacia la puerta.
- Será mejor que la dejemos que se marche - dijo Sidney - querrá pensar.
- Tal vez deberíamos comprarle su regalo - sugirió Eras.
- No le habréis contado nuestros planes ¿verdad? - comentó Ashley.
- No lo prometemos - contestaron todos a la vez.
Se levantaron y salieron a la calle. Transcurrió toda la tarde sin que encontraran nada. Por fin cuando estaban a punto desistir...
- Mirad, esto es perfecto -exclamó entusiasmada Sidney.
Cuando consiguieron entrar todos en la pequeña tienda, un anciano se les acercó.
- ¿Quieren algo, señoras?
- Señoritas...
- Disculpenme, la vista..., ya saben.
- Quisiéramos eso - dijo Eras, señalando un objeto.
- ¡Oh! un gran regalo, tiene muy buen gusto.
- Gracias - contestó Eras ruborizandose.
- ¿Se lo envuelvo, señorita? - preguntó el anciano dependiente.
- Si, por favor - dijo educadamente Unziel.
Cuando salieron de la tienda muy contentos, el anciano les dijo:
- Espero que a la señorita Lori le guste su regalo.
Todos se volvieron sorprendidos, pero la tienda había desaparecido. Los chicos se encogieron de hombros. Sidney se estremeci
- Sólo es magia - le dijo Jack.
Así que se dirigieron hacia la salida del pueblo. Allí se encontraban las carrozas, y se apretujaron en una de ellas. El vehículo dando una pequeña sacudida se puso en camino. En su interior se inició una animada conversación.
Cuando volvieron al castillo, estuvieron buscando a su amiga. Tenían miedo de que hiciera algo peligroso. Por fin la encontraron en la biblioteca.
- He estado hablando con él, y me lo ha explicado todo - dijo la joven, antes de que hablaran.
- Nos alegramos - dijo Ashley.
- Venga, vamos a cenar - dijo Eras.
Todos se encaminaron hacia el comedor. Iban charlando animadamente, comentando lo que esperaban encontrar. Pero había una persona que caminaba quedamente, y extrañamente iba silenciosa. Matthew mientras tanto hablaba muy emocionado con Eras. Cuando se dio cuenta de la tristeza de Lori, se dirigió hacia ella.
- ¿Qué te ocurre? Venga esta es la mejor noche para las serpientes.
- ¿Cómo ha podido?
- Bueno, es un hombre tiene sus necesidades.
- Pero, esto lo estropea todo.
- Tranquila, todo se arreglará - mientras le pasó un brazo protector por el hombro.
Extrañamente la chica no protestó y continuaron en silencio hasta el comedor. Cuando entraron no pudieron evitar sorprenderse. El salón resplandecía a la luz de numerosas velas, que flotaban suavemente por encima de sus cabezas. El cielo oscuro daba un aspecto tétrico y misterioso a la estancia. Echunga notó con alegría que Lori comenzaba a relajarse y a sonreír. Por todos lo lados había calabazas y esqueletos.
- Gracias - dijo Lori quedamente.
- No tienes porque dármelas, ya me cobraré esto con un favor.
- No te pases Griffindor - declaró la chica, recuperando su "alegre" carácter.
- Esta es mi chica - y le dio un sonoro beso en la mejilla.
Antes de que la chica reaccionara, corrió hacia la mesa donde se encontraban los demás. Lori se quedó quieta unos segundos, luego se tocó la mejilla. Y siguió al chico.
"Ya vera ese" pensó "aunque no se si esto me ha gustado o no"
La cena transcurrió con relativa tranquilidad. Todos disfrutaron de una deliciosa comida. Cuando esta estaba a punto de concluir, todos gritaron a la vez.
- ¡Feliz cumpleaños, Lori!
- ¿Qué? Pensé que os habíais olvidado de mi.
- Pues claro que no, venga chicos - replicó Matthew.
- Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos todos...
Todos estaban muy compenetrados, y parecían un coro pero...
- A mi burro, a mi burro, le duele la cabeza... cantaban a voz de grito muy emocionadas Ashley y Sidney.
Todos menos ellas dejaron de cantar y las miraron con cara divertida.
- Os habeis equivocado de canción - afirmó Jack.
- Eso os pasa por no acudir a los ensayos.
- Y ahora... el regalo.
Diciendo esto Eras sacó un gran paquete de debajo de la mesa.
- ¡Sorpresa!
- Gracias, gracias - Lori, se secó unas lágrimas imaginarias con su bufanda.
- Venga abrelo ya.
Lori comenzó a desenvolverlo, cuando lo abrió...
- ¡Ah! Es muy... muy bonito - dijo, pero no pudo ocultar su cara de decepción.
- Lee la tarjeta - le propuso Jack.
- Esta no es una lámpara común - comenzó a leer - n una ocasión logró divertir a una joven amargada. ¿Eso va por mi?
- Continua -le apremió Sidney, entre risas.
- Este es el objeto más maravilloso que podrías encontrar. Tres deseos se concederán si tiras de la cadena. Pero una advertencia debes tener en cuenta. Define bien tus deseos, porque si no lo haces que la magia te proteja. ¡Oh! Muchas gracias.
CONTINUARÁ...
