SEXTO CURSO ¡ALERTA PERMANENTE!

CAPITULO 1 LAS CLARAS EVIDENCIAS

1 de Septiembre

El cielo se oscurecía y el viento soplaba cada vez más fuerte y en esos momentos el expreso de Hogwarts se inundó por completo de una densa lluvia helada traqueteando a medio camino de la estación de Hogsmeade. En los últimos vagones del tren estalló una fuerte discusión.

- ¿Que tú que? – Soltó atónito Ronald Weasley a una desesperada Hermione Granger que se intentaba explicar como podía. Empezaban su sexto curso en el colegio Hogwarts de magia y hechicería.

- Bien empezamos – Murmuró Ginny divertida a un Harry aburrido los cuáles no participaban en su estúpida conversación, sobre todo Harry que no había querido prestar atención a nadie en todo el trayecto, solo estaba surgido en sus desagradables pensamientos: Todo en su mente ahora mismo era Sirius, recordando que no lo volvería a ver. Ni se inmutó cuando vio a Cho Chang, (Pensaba que ya no le gustaba) pasar por delante del vagón, ella sin embargo le sonrió. Seguramente estaría saliendo todavía con Mikael Corner, el ex-novio de Ginny.

- Venga Harry anímate un poco – Comentó Joanne. Ella era la hija mayor de Remus Lupin, las que había conocido en verano. Era una muchacha de una extraordinaria belleza, cabello castaño, largo y liso y su cuerpo demasiado bien formado para una chica de casi 16 años. Tenía unos bonitos ojos color miel muy seductores. Además de eso tenía una hermana, cuyo nombre era Lizza, la cuál era rubia con pelo rizado y pecas en la cara, y unos grandes ojos grisáceos claros. Era muy inteligente incluso más que Joanne. Aunque A Lizza no le gustaba tanto el Quidditch como a Joanne. Lo que era raro es que no eran gemelas, si no que eran de distinta madre. Porque la madre de Lizza desapareció sin dejar rastro antes de que Lupin se enterase de que estaba embarazada, sin embargo la madre de Joanne había sido si amor de la vida, la cuál huyó cuando nació su hija pero la encontraron muerta horas después, desde entonces, Joanne estuvo en un orfanato. Cuando las dos se encontraron tenían 11 años. Fue en el instituto Spell Mencith de magia donde habían estudiado hasta magia hasta que encontraron a su padre, Remus Lupin.

- Déjalo. Se ve que nada le importa –Dijo Ginny alzando la voz –Encima ni estará algo contento de ser el capitán de Quidditch de Gryffindor.

- Oh, ¿En serio, Eh Potter? –Dijo una voz que arrastraba las palabras. Sin duda era Draco Malfoy. Había cambiado mucho, y eso lo notaron mucho las chicas las que parecía haberse quedado sin respiración por un momento, incluso Hermione dejó su tonta discusión con Ron de su viaje secreto a Bulgaria. –No sé por qué me he extrañado tanto porque yo...

- ¿Qué pasa Malfoy vienes a pavonearte de que eres el nuevo capitán de Slytherin? –Intervino Ron con una mirada de desprecio.

- No he venido por eso... –En ese momento sus ojos grises se quedaron fijamente mirando a Joanne, ella se dio cuenta y se ruborizó un poco. Los chicos ya le había contado como era ese Malfoy, arrogante y un chico 0malcriado rico de sangre limpia, orgulloso de serlo y que desprecia a los sangre sucia. Pero en esos momentos no parecía ese Malfoy del que le habían hablado.

- ¿Nos conocemos? –Preguntó Draco con la voz más afable que pudo.

- Yo diría que no –Contestó Joanne indiferentemente.

- Ni la conocerás –Dijo Ron de nuevo –Por cierto, ¿Y tus horribles guardaespaldas? Por lo que veo no te acompañan esta vez.

- Si no que viene con un nuevo recluta –Intervino Hermione mirando a un chico alto, delgado, el pelo negro y ojos azules oscuros, y una mirada seria pero a la vez misteriosa.

- Ah, veo que no conocéis a mi nuevo amigo, éste es Sluke Blake. Pero dime Pues, ¿Tú quién eres? –Preguntó nuevamente Draco. a Joanne.

- Pues... yo... –Quiso decir Joanne, pero Harry no le dejó terminar.

- ¿Qué te importa Malfoy? Largo de aquí, vete.

Sluke Blake el nuevo amigo de Draco lo empujó hacia la puerta del vagón. Draco sólo llegó a decir: Ya nos veremos y miró a Harry unos instantes antes de salir del vagón.

Había conocido a Sluke en su propia casa, y al igual que él era de sangre limpia, Draco sin embargo ya no le importaba. A sus padres no le importaba y se sentía despreciado por dentro, sus padres nunca le habían dado mucho cariño, sólo lo compraban por dinero. Pero cada vez se iba dando cuenta que le faltaba algo, así que Draco quería cambiar, encontrarse a sí mismo y no ser quién su padre quería que fuese: Un mortífago, pero tenía miedo. ¿Que pasaría si...? No, su padre no sería capaz de entregar a su propio hijo... ¿O sí?

Sluke era todo un misterio. Cuando Draco le preguntó sobre él, no quiso decir nada, pero él lo respetaba. Se había hecho muy buen amigo de él. Crabbe y Goyle habían hecho el pequeño juramento de lealtad hacía Voldemort: Así que se podría decir que eran mortífagos, aunque no tengan la marca en el antebrazo, estaban a disposición de Voldemort. Pero no le importaba eso, decidió no irse con ellos no quería llevar una vida como su padre, él no iba a ser como su padre, y no lo obligarían. Además no podía quitarse la imagen de la preciosa chica, amiga de sus enemigos.

- ¿Quién era ella, la que estaba, con... ellos? –Pensó Draco pero esas palabras le salieron por su propia boca.

- Una chica bella –Contestó Sluke con una mirada pícara.

- Sí, una chica perfecta –Comentó Draco. Sí hubiera sabido quién estaba en ese momento a su lado...

-¿Quién? –Interrumpió de repente una chica con cara de buldog, Pansy Parkinson, Sluke no pudo evitar echarse a reír.

- Esto... Tú –Contestó Draco con una mueca. Ésta llena de alegría se acercó al rubio y lo besó.

- Hermione, deja de mentir. Reconócelo ya. Te gusta Vicky sino no hubieras ido a visitarlo a Bulgaria

- ¡Por enésima vez, Ronald! No me gusta y no le llames así –Gritó Hermione

- Ya, mira como lo defiende ¿Eh? Vosotros estáis de testigos ¿Es verdad o no Harry? –Exclamó Ron rojo como un tomate, intentando que Harry lo apoyase.

- No sé por qué te tienes que poner de esa manera –Comentó Joanne –Ya te ha dicho que no le gusta ¿Qué más quieres? ¿Una carta por escrito?

- Tú no te metas. –Vociferó Ron poniéndose en pie. Harry se levantó también y salió del vagón dando un gran portazo. Ginny lo siguió y lo encontró al final del tren donde estaba asomado por una barandilla. Hacía mucho frío y estaba lloviendo

- ¡Harry, Harry!

- No aguanto más estar allí dentro ¿Ves cómo se comportan esos dos? –Explicó Harry a su amiga, sin embargo ella se reía –No... No entiendo.

- ¿Y quién va a entenderlo? El amor es muy complicado.

Ella todavía seguía riendo, pero Harry no había comprendido muy Bien.

- Pero... Entonces Ron tenía razón. A Hermione... A Hermione le gusta Krum.

- ¡No! ¿No lo comprendes, Harry? Ron... y Hermione.

Harry no respondió se había quedado a un sitio indeterminado como si hubiera algo que le resultara interesante aunque no pudo evitar pensar que parecía tonto por las risotadas de Ginny. ¿Pero cómo pudo haber estado tan ciego? ¿Acaso era el último que se enteraba?

- Lo que pasa es que no quieren admitirlo lo que sienten el uno por el otro. Tienen miedo de obtener una mala respuesta o no corresponderse.

- Ah, entiendo. –Se apresuró a decir Harry. –A Hermione hubiera sido imposible que se le notara. ¿Sabes? Quién sepa realmente de mujeres lo sabe todo, pero eso es imposible.

Ginny volvió a soltar una risa espeluznante que hizo que los pelos de la nuca se le erizaran. Pero incluso le devolvió la sonrisa. Nunca se había fijado en los bonitos ojos de la pelirroja y también lo mucho que había cambiado en todo el tiempo, ya no era ni por asomo aquella niñita tímida de primer curso que estaba obsesionada con él si no que era toda una muchacha, y eso le hacía dar un toque más interesante. Sentía que sus manos temblaban pero no de frío, sino de excitación. Las puso sobre la barandilla para que dejaran de temblar y coincidieron con las de Ginny.

- Tienes las manos heladas. –Dijo Harry

- Y tú también

La lluvia empapaba sus cuerpos que poco a poco se iban congelando. Pero Harry sentía un calor por dentro que lo asfixiaba. Dirigió nuevamente la vista hacía su amiga recorriendo con sus ojos cada centímetro de su cuerpo. Ella estaba muy ocupaba viendo el paisaje. ¿Pera que estaba haciendo? Es la hermana pequeña de su mejor amigo. Pero no tan pequeña Dijo una vocecilla parecida a la de Malfoy. La verdad es que Ginny había mejorado bastante...

Poco a poco se acercaba más a la pelirroja pero justo cuando ella iba a fijarse en él se abrió la barandilla y Ginny cayó pero Harry reaccionó rápidamente y la cogió del brazo.

- ¡Ayúdame Harry! Ahh –Gritaba Ginny asustada.

- No te sueltes. ¡Agárrate fuerte! –El viento y la lluvia lo ponía más difícil todavía y a Harry se le resistía las fuerzas. Empujó hacia arriba tanto como podía aunque a veces se le resbalaban las manos pero al final consiguió atraerla hacía él pero cuando estaba ya a salvo resbaló por el suelo encharcado y ambos cayeron al suelo.

- ¡Ahh!

Estaban muy juntos, cuerpo contra cuerpo Harry encima de ella. Estuvieron unos segundos así y para su sorpresa Ginny volvió a reír.

- ¿Qué pasa ahora? –Quiso saber Harry.

- Nada. Ah y te debo una Harry, gracias por salvarme, pero ahora si no te importa quítate de encima, me aplastas.

- ¿Estás Bien? –Preguntó Harry poniéndose de pie y ayudándole a levantarse.

- Sí ¿Y... Tú? –Preguntó Ginny

- Perfectamente. Además no iba a dejar que te cayeras ¿No? Bueno será mejor que entremos, ya hemos tenido bastante.

- Sí, creo que me voy a resfriar, ¡Achús!

- Draco, ¿En qué piensas? –Sluke Draco y Pansy llevaban casi media hora en un vagón solitario sin intercambiar una sola frase. Sluke leía un poco del libro reglamentario de hechizos curso 6º muy concentrado y Pansy apoyada en el hombro de su novio

- No pienso en nada, tengo la mente en blanco –Murmuró Draco, pero no era así, pensaba en la chica perfecta La amiga de sus enemigos.

Ni se te ocurra, es amiga de ellos dijo una vocecilla parecida a la de su padre. Además, ya está Pansy

- Pansy en verdad, no me atrae. – Pensó Draco –Es más que una amiga pero no es amor.

¿Y la otra chica sí? Dijo la odiosa vocecilla.

- No... yo no dije eso nunca. Pero ella tiene algo especial. Lo vi en sus ojos. –Explicó Draco poniéndose las manos sobre la cabeza –Tengo que saber quién es, necesito saber su nombre, quiero conocerla, amarla, besarla, acariciarla...

Ron estaba muy enfadado. Había estado mucho tiempo discutiendo con Hermione por culpa del estúpido de Vicky, pero, muy a su pesar, sabía que Ginny tenía razón en todo. Pero no, nunca lo diría, nunca lo iba a admitir, antes muerto: Él no estaba enamorado de Hermione. Lo peor es que no le había contado nada de su viaje a Bulgaria, y eso no le hacía gracia. Tenía unos celos terribles. Ron por mucho que intentaba pasar de Hermione no podía dejar de pensar en el cambio muy mejorado del aspecto de la castaña. Su cuerpo se había transformado... Pero no podía, ella no le iba a corresponder. Tenía que olvidarse de ella como fuese.

Draco, Pansy y Sluke subieron al primer carruaje que encontraron después de salir del tren, que había llegó bastante después de que el sol se escondiera en el horizonte a la estación de Hogsmeade. Había dejado de llover poco a poco pero el suelo estaba resbaladizo y más de uno se metía un buen trancazo. Draco miraba hacia todos lados y al fin la encontró: La chica llegó corriendo al carruaje contiguo al de ellos. Draco pensó que ese curso era la oportunidad para cambiar y obtener su verdadera identidad. Ser un nuevo Draco...

Llegaron al pie de las escaleras cuando de repente McGonagall los llamó.

- Malfoy, Parkinson vengan. Es urgente.