Vacaciones de Navidad I: Ashley
Por fin había llegado el día tan esperado por todos los alumnos del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería: el 22 de Diciembre. Ashley Wastecott se encontraba en la estación con sus amigas Eras Pandorian y Sidney McNeill, esperando al Expreso de Hogwarts, para que las llevara a sus casas.
Unziel Lowrey, se encontraba unos cuantos metros detrás de las chicas, esperando también. Cuando los cuatro amigos subieron al tren, se separaron y se fueron a buscar sitio; Ashley acabó sentada en un compartimento con Unziel; mientras que Eras y Sidney… bueno, digamos que hoy en día todavía no se ha descubierto dónde acabaron las dos chicas. Pero sigamos con Ashley donde la dejamos: en el vagón del tren, donde estaba sentada con Unziel, Cuando apenas llevaban media hora de viaje, su animada charla fue interrumpida con la llegada de la mujer de las chucherías. Su sonrosa cara apareció por la puerta del compartimento, mientras anunciaba:
- A llegado la comida chicos. ¿Queréis algo del carrito?
Los dos se levantaron rápidamente y comenzaron a buscar en sus bolsillos en busca de knuts. Cuando consiguieron reunir los necesarios, se lanzaron hacia el carrito para aprovisionarse. En el momento que la mujer se marchó reanudaron su conversación.
- Bueno volviendo a lo de antes - comenzó Ashley- ¿tú que opinas del efecto inter planetario, debido a la posición estelar y del influjo que esto ejercen en Jupiter respecto a Saturno?
- ¿Que dices? - respondió sorprendido Unziel.
- No se, ¿pero a que queda muy filosófico y parece que se de lo que hablo?
- Je, eso desde luego.
Consiguieron mantener estas conversaciones tan interesantes al menos media hora mas. Cuando este tiempo pasó los dos se quedaron dormidos. Tenían un aspecto realmente cómico, la boca abierta, con la cabeza hacia atrás. Lo que se dice un verdadero cuadro.
Después de un agotador viaje que duró ocho horas, Unziel y Ashley se dirigieron al baño. Allí se despidieron, y el chico se desapareció. Ya que debía aparecerse cerca de la casa de Ashley para que sus amigos no sospecharan nada. Cuando el tren paró la chica se unió a Eras y a Sidney que comenzaron a bajar del tren. Allí los esperaban los padres de Ashley, se fijó en que Sidney se entristecía.
- ¿Que te pasa? - le preguntó.
- No es nada, solamente que no han venido a buscarme.
- No te preocupes en unos días estaremos contigo.
- Es conveniente que me vaya ya, o perderé el avión. Ya os mandaré una lechuza para que vengáis a mi casa.
- De acuerdo - dijeron Ashley y Eras- hasta pronto.
Cuando Ashley y sus padres llegaron a su casa, se encontraron en la puerta a Unziel el chico llevaba esperando un buen rato. Cuando entraron se dirigieron al salón allí se encontraba toda su familia reunida. Incluso su hermano mayor junto con su mujer y sus dos hijitas.
Una vez saludados todos los miembros de la familia… y a los muebles, y a la tele, y a… (ejem, sí bueno, no nos desviemos) se aclaró la garganta y con una sonrisa profident les dijo:
- A mi burro, a mi burro…
- ¿Ashley…? - preguntó Unziel suavemente (que se había quedado en la puerta de entrada, sin atreverse a pasar; y considerando los 3 kilómetros de pasillo que tenía la casa de Ashley, decir que gritó mucho).
- ¿Qué?, oh, si; je, je me he equivocado. Bueno, lo que quería deciros es que… como ya os dije en mi última lechuza, pues tengo novio (más o menos), y ha venido a pasar unos días conmigo, (como también os dije que haría) para que le conozcáis, y le deis la bienvenida a nuestra gran familia, y lo tratéis bien, ya que el chico es un pelín tímido.
Volvió hacia donde había dejado al chico, y recorrieron el pasillo, hasta llegar al salón (lo cual les costó una media horita), donde el tímido muchacho fue presentado a la familia, y tras recibir montones de abrazos y besos de todos los miembros de la gran familia de Ashley (sí, hasta la abuelita que había allí sentada; aunque Unziel no recordaba que Ash mencionara ninguna abuelita), los dos subieron a la habitación de la chica para deshacer el equipaje. Por la tarde, salieron a Londres, de paseo turístico; y al anochecer, regresaron a casa para cenar, donde fueron obsequiados con una magnífica cena en su honor; y más tarde se quedaron charlando sobre lo acontecido en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería en el que estaba siendo el último año de los dos chicos.
El 24 de Diciembre, después de cenar, todos los miembros de la familia (sí, también estaba la abuelita) dejaron sus reglaos empaquetados con lacitos debajo del precioso arbolito adornado que había junto a la chimenea (excepto la abuelita, que no dejó nada).
Las dos sobrinitas de Ashley, Laura y Cherry, fueron llevadas a la cama pronto, mientras el resto se quedaba charlando y jugando al bingo.
- Bueno, nosotros nos vamos ya a la cama, que si no luego, no hay quien nos levante - dijo Ashley.
Y otra vez, volvió a haber una ronda de abrazos y besos en el salón de los Wastecott.
Ya en la habitación, la parejita se dio las buenas noches y se metieron cada cual en su cama. A eso de la medianoche, Unziel se acercó a Ashley y la zarandeó.
- Jjjjjj. ¿Qué? ¿Quién se ha muerto?, ah, eres tú, ¿Qué pasa?, creí que estabas muy cansado -
- Lo estoy, pero quería darte esto - le entregó una pequeña cajita y se quedó mirándola expectante - Feliz Navidad - añadió segundos después.
- Oh, podrías haber esperado hasta por la mañana.
- Podría, pero no lo he hecho. Venga, ábrelo.
- Está bien, pero el tuyo no te lo daré hasta mañana…- Ashley rompió el papel que envolvía la caja - Ohhh, ¡Qué bonito!; gracias, es una pulsera preciosa. Muchas gracias.
- No es nada en comparación con lo que mereces, además, pone nuestros nombres y la fecha en la que te invité a esa cerveza de mantequilla en Hogsmeade.
- Lo sé; muchas gracias, y ahora a dormir, que com nos pille mi madre… no lo cuento - le dijo bromeando
Y los dos se durmieron sonriendo
Al día siguiente, por la mañana, todos se levantaron a las 8:00 entusiasmados.
Cuando Ash aún no había salido de su habitación una lechuza chocó contra la ventana y la chica la abrió, dejando pasar al animal que le entregó un paquetito.
- Mira, Unziel, es un regalo de Sidney, el primero que voy a abrir (decir que Ash no tiene muy buena memoria). Ja, ja, ja, pero que jachonda es la tía, mira.
- Pero, je, je, je, qué es eso; je, je, es un tanga musical; déjame que apriete a ver qué suena -
Unziel lo apretó y del tanga salió una melodía que decía: "A mi burro, a mi burro le duele la cabeza…".
- Ja, ja, ja, que chulas que son - le dijo Unziel.- ¿Algún día te las pondrás para mí? Bueno, aquí tienes la carta.
- Cierto, a ver que dice: "Feliz Navidad Ash, espero que lo estés pasando bien con tu familia. Este papelito vale por un concierto, sólo para ti, con tú ídolo: la Bruji-Brinni". Qué guay, ¡qué chuli!, voy a conocerla, voy a conocerla.
- ¡CHICOS!! BAJAD DE UNA VEZ.- gritó la madre de Ashley.
- Ahora mismo Sra. Wastecott - respondió Unziel.
Una vez abiertos todos los regalos y dadas las gracias, se sentaron a comer; cuando al rato dijo Helen, la cuñada de Ashley:
- Oye, Ashley, esa pulsera es nueva, ¿no?
- Ah, sí, es un regalo de Unziel, con nuestros nombres escritos en ella.
- Vaya, menudo detalle, debe de haberte costado una fortuna - dijo la madre deAShley observándola muy de cerca (como si quisiera cerciorarse de que estaba hecha de oro puro).
- ¿Y a ti qué te ha regalado, Unziel?
- Eh… esta chapita, que tambén tiene nuestros nombres - dijo enseñándola.
- Vaya, que bonita.
Y siguieron con la comida, hasta que otra lechuza entró en el comedor con otro paquete, de Lori, que contenía todos los libros y vídeos de la serie muggle Embrujadas.
Y al poco tiempo, una tercera lechuza, de Eras, que le regaló un viaje.
- Un viaje, pero cuándo, a dónde, con quién - se preguntó Ashley.
- Cuando no pone nada - le alcaró Unziel que conocía a Eras bastante bien - es para que tú elijas el destino, el tiempo… y todo eso.
- Oh, vaya. Y a ti no te ha regalado nada?
- No sabe que estoy aquí; recuerda, que aún no le hemos dicho a nadie que estamos juntos, supongo que mañana me lo dará, cuando vuelva a casa.
Acabaron de comer y se fueron a la habitación, para empezar a empaquetar las cosas de Unziel, que al día siguiente volvería a su casa, para pasar el resto de las vacaciones con sus compañeros de piso.
- Te voy a echar de menos - dijo Ashley.
- Lo sé, pero nos volveremos a ver el día 5 y para eso sólo quedan una docena de días - la tranquilizó Unziel.
Al día siguiente, temprano, los dos se encontraban en la estación; esperando al tren que llevaría a Unziel a su casa (más o menos, porque vivía en una dimensión etérea)
- Bueno, espero que te acuerdes de mi estos días; y recureda, nada de felicitaciones, porque pasaré la Nochevieja en París con las chicas, y ninguna lo sabe. Vale.
- Tranquila, Ashley, no cometeré ese error. Bueno, tengo que irme.
- Vale, procura que Era no te vea la chapa.
- Tranquila - le dijo el chico, que se alejaba en el tren.
- Te quieeero - gritó Ashley, intentando que el chico la oyera - Bueno, pues ya está - pensó mienras abandonaba la estación, deseando de llegar a casa para ponerse a jugar con sus dos sobrinitas.
- Mamá- dijo Ashley.- ¿Me has lavado el vestido que te dije?
- Síii, no te preocupes, sólo falta plancharlo.
- Sí, vale eso ya lo hago yo. ¿Mamá? me has sacado los zapatos que…
- ¡Ashley Catherine Wastecott Williams! Sólo te vas a ir para un día. Todo va a salir bien. Por cierto, ¿has quedado ya con tus amigas?
- Sí, a las 4:30 cogemos el avión.
- Vale, vale, estás guapísma.
- Sí claro, que vas a decir tú.
- Es verdad, me recuerdas mucho a mi, ese fue el primer vestido que me compré para mi primera fiesta, en la que conocí a tu padre y…
- Vale mama - dijo Ashley un poco furiosa - me has contado esa historia millones de veces, ya me la sé de memoria, no hace falta que empieces otra vez.
- Está bien, venga vamos a cenar que mañana te espera un día muy ajetreado.
Cenaron todos juntos otra vez, y volvieron a quedarse hablando hasta tarde, hasta que se quedaron dormidos en el salón.
A la mañana siguiente, cuando Ashley se despertó, se encontró con que su casa era un alboroto completo.
- ¿Qué pasa Helen? - preguntó a su cuñada.
- Que ayer se me olvidó decirles a tus padres que el tren para ir a nuestra casa sale a las 12:00 y son las 11:30 y tengo que hacer el equipaje. Lo siento, me voy.
- Pero… ¡Peter! - llamó Ashley a su hermano.
- ¿Qué?
- ¿A dónde vais?
- A pasar la Nochevieja en casa, ¿no lo sabías?
- No, jooo, para un año que las paso fuera, vais a vuestra casa.
- Ya, pero tú sólo estás esta noche fuera; mañana coges el tren y te vienes con nosotros.
- Ah, vale.
- Tengo prisa me voy.
- A ver - gritó Ashley.- Atención - Todos se pararon, confusos.- Somos, magos por si lo habíais olvidado.
- Esto, pues… sí.
Se escucharon unos cuantos "Clincks" y toda la familia al completo desapareció tras otra ronda de abrazos y besos.
Cuando Ashley llegó al aeropuerto, vio que no había nadie; hasta que poco después apareció Eras sonriente
- Hola, Eras. ¿Qué tal estás?
- Bien.
- Por cierto, gracias por tu regalo, es muy… original - dijo Ashley.
- De nada, el tuyo también me ha gustado.
- Por cierto, has gastado ya algún deseo?
- No, aún no; los tendré que pensar bien.
- Por cierto, sabes dónde se ha metido Lori.
- Ni idea, habíamos quedado aquí, pero no está.
- Pues lo siento por ella, pero el avión acaba de llegar y nos tenemos que marchar.
- Ala, pues vayámonos.
Subieron las dos al avión, y se acomodaron en sus asientos.
Ya en el aeropuerto de París, Eras se disculpó para ir al baño; y volvió poco después acompañada por Lori.
- ¿Lori?- ¿qué haces aquí?¿Dónde te habías metido?
- Perdí el avión, y vine directamente aquí, y pensé dónde las encontraré: en el baño.
- Joder, tía, desde luego te pasan unas cosas…
- Y tanto que sí - confirmó Lori.
Y salieron del aeropuerto, a buscar la casa de Sidney, lo cual les costó un montón, ya que se perdieron unas cuantas veces.
- Por fin la encontramos - dijo Eras que resoplaba.
- Ya era hora, esta mujer podría vivir también en una casa más fácil de encontrar - se quejó Lori.
- Ya vale de quejas, la hemos encontrado y punto en boca - dijo Ash, levantando la mano.
Poco a poco se acercaron a la Gran Mansión; cuando iban a llamar, alguien salió rápidamente por la puerta, tirando a las tres chicas en el proceso.
- ¿Qué era eso? -preguntó Eras intentando incorporarse.
- ¿A pasado algo? - le preguntó Lori, al ver la cara de la joven.
- ¿Qué? - preguntó, como saliendo de un trance - no nada. Ya era hora de que llegarais.
- Vaya, que decoración más bonita. Parece que estamos en el siglo XVIII - exclamó Ashley - y que vestido... ¿de dónde lo has sacado?
- Gracias, lo he copiado de unas notas que encontré. Si quieres te las enseño. Ahh, muchas gracias por vuestros regalos - dijo Sidney.
- Lo mismo decimos - replicaron sus amigas.
- Pues a mi si me gustaría ver esas notas - comentó Eras.
Sidney abandonó la sala, para subir a su habitación. Cuando volvió al salón encontró a su hermana Francoise charlando animadamente con su Lori.
- Toma - dijo tendiendole el libro a Eras - pero ten mucho cuidado, es un papel muy antiguo.
Ashley se colocó a la derecho de su amiga para poder observar los escritos.
- Vaya - exclamó Ashley - está todo igual que en el texto.
La conversación de las chicas fue interrumpida por la llegada de los padres y los hermanos de Sidney.
- Cariño - dijo la madre de Sidney - ha quedado precioso.
La chica sonrió a su madre.
- Estas son mis amigas Lori, Eras y Ashley - comentó señalando a las chicas - y estos mis padres.
Marianne, la madre, se adelantó y las saludó, pero el padre se quedó detrás de su mujer. Observaba a las jóvenes con un rictus desagradable en el rostro.
Las chicas se dirigieron a la mesa donde la mesa se curvaba por el peso de los platos repletos de comida. Después de la maravillosa cena en casa de los McNeill, las cuatro amigas se marcharon de fiesta…
Debido a un pequeño incidente ocurrido durante la cena Ashley permaneció preocupada durante toda la noche. Pero en cuanto llegaron a la taberna en la que había quedado con Matt, esos pensamientos se fueron de su cabeza. El chico los condujo hacia el fondo de la sala, donde Sidney saludó a unas cuantas personas en francés.
- Son de Beuxbaton, unos verdaderos cansos. Pero son amigos de mi hermano.
Cuando por fin lograron traspasar la puerta de madera, allí por efecto de la magia, se encontraba un gran prado, las luces brillaban por todos los lados. Un gran reloj sobrevolaba la zona. Las chicas cogieron una uvas y se colocaron alrededor de la gente. A las doce todos se felicitaron, cuando Ashley quiso felicitar a Lori esta había desaparecido. Comenzó a pensar en que le gustaría estar al lado de Unziel. Pero en ese momento Sidney y Eras se abalanzaron sobre ella y se la llevaron a rastras hasta un pequeño escenario, improvisado para esa noche, y se pusieron a cantar a voz de cuello:
- A mi burro, a mi burro...
La gente les aplaudió a rabiar y las chicas muy emocionadas continuaron cantando el resto de la noche. La fiesta continuó hasta altas horas de la madrugada. Al final, alredor de las seis de la mañana las chicas, apoyandose unas en otras se dirigieron a la casa de Sidney. Cuando Ashley se tumbó en su mullida cama lo único que oyó antes de quedarse dormida, fueron las protestas de Eras que se había golpeado en la pierna con la mesilla.
Al día siguiente, Asley llegó a casa de su hermano a las 15:00, comieron y por la tarde contó lo acontecido el día anterior a su familia.
El resto de las Navidades fueron normales y corrientes.
El día 4 de Enero, por la mañana Ashley regresó a casa con sus padres, para coger el día siguiente el tren que la llevaría de vuelta a su vida en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería; por la tarde se encargó de empaquetar todo (hasta empaquetó al gato).
A la mañana siguiente, sus padres le acompañaron a la estación y después de despedirse, subió al tren en busca de la pandilla.
Al llegar a Hogwarts, cada uno fue a su Sala Común a instalarse, nerviosos porque en pocos días tendría la primera clase del año 1.998.
