CAPITULO 3 LA CLASE DE DUELO DE SHAIL MOONNIG

Sluke se despertó aquella mañana soleada más temprano que de costumbre, tenía ganas de empezar las clases lo más rápido posible. Cogió de su baúl con las iniciales S B los libros que le hacían falta, (Ya había cogido el horario de las clases en su sexto curso) Ése día le tocaba defensa contra las artes oscuras con los Gryffindor, después encantamientos, con lo Hufflepuff, Herbología con los Ravenclaw, transformaciones con los Gryffindor. Y por último astronomía. Y se acordó las clases de espadalogía a las 7.00

- Muchas de las clases toca con Gryffindor – Pensó Sluke. Pero pensó que eso sería bueno, estaría mucho mejor para conseguir su objetivo... Pero tendría que esperar a sus... nuevas órdenes.

Sluke había estado hasta ahora en una pequeña gran mansión en Pequeño Hangleton donde su maestro le había enseñado toda la magia que era necesaria para llegar al mínimo poder. Pero estaba preparado: se enfrentaría a todo lo que sé vienese porque había sufrido mucho, pero su maestro lo había salvado de la calle y le había enseñado todo lo que sabía.

Pero Sluke reconocía que a veces no podía mirar esos ojos color

sangre porque un sudor frío le recorría por la cara, y sentía a la misma vez aprecio y miedo, pero tenía que hacer todo lo posible para que estuviera orgulloso de él.

Algún día, tú heredarás mis beneficios y serás tan poderoso como yo, solo tendrás que esperar Dijo su maestro hacía unos meses. Saca tu fuerza, hijo Pero Sluke no comprendía, porqué matar a toda esa gente inocente, sólo para gobernar todo el poder del mundo.

Algun día te lo explicaré Dijo también. Pero, ¿Tenía eso mucha importancia o no? Su maestro lo había enviado a Hogwarts para una misión: Introducirse en el círculo de amistades de Potter, y atraerlo hasta a él. Sluke sabía todo sobre Harry Potter, más de lo que sabía el propio Harry de sí mismo, pero eso era información que Sluke no podía revelar, porque su maestro se lo ordenó, Sólo echaba de menos una cosa que se convertía en unas simples palabras. Verdadera familia Le hubiera gustado saber su verdadera identidad, saber quién era sus padres, sus tíos, abuelos... Pero ya no los necesitaba, se había incrementado en su alma un simple odio, que se había forjado en su corazón como un muro irrompible. No tenía familia, sería un huérfano para siempre.

- ¿No tenéis ganas de conocer al nuevo profesor de defensa contra las artes oscuras? – Comentó Ron aquella mañana temprana. Había llegado al gran comedor temprano y empezaron a comer, Ron con bastante habilidad. También vio a Luna Lovegood, una chica rubia de Ravenclaw de 5º curso, con unos grandes ojos saltones, ella también era prefecta. Y les saludó. Llegaron más tarde sus otros compañeros de 6º Curso, Neville, Dean, Seamus, Parvati y Lavender.

- Buenos días a todos. –Gritó Seamus a los cuatro vientos y se sentó de un salto en la mesa al lado de Ginny que se reía de él, porque estaba muy despeinado.

Harry la miró y por uno momento se quedó fijo en ella cómo hipnotizado por la mirada. Ni si quiera estaba atento a las palabras de Ron.

- ¡Harry escúchame! –Le gritó Ron al oído. Harry volvió en sí, en ese momento y fue tal su rebote que se había echado el zumo de calabaza encima.

- ¡Ron!

- Bueno... Lo siento, pero es que... ¡Ey! Has tenido tú la culpa. Tenías que estar escuchando, no pensando en mariposas... –Exclamó Ron.

Harry se levantó y se fue del gran comedor. En verdad no estaba enfadado con lo que había pasado, por que no era motivo, pero quería que Ron dejara de ser tan cabezón, y madurara pensaba que él era el centro del mundo y quería que lo escuchara. Pero, ¿Qué le había ocurrido a él en esos momentos? Se había quedado mirando a Ginny. Pero no sabía por qué. Su corazón se aceleraba cada vez que la veía, eso pasaba desde hacía muy poco. No sabía que era lo que le estaba gritando por dentro, haciendo que se pusiera bastante nervioso cada vez que Ginny estaba cerca, se rozaran, o cada vez que sus miradas se cruzaban. Era algo malo y bueno a la vez, algo que por primera vez le hizo sentirse alegre. Y estaba averiguando cuál era esa razón, pero no estaba del todo claro.

Pensando en eso no sé dió cuenta y se chocó con alguien, y todo quedó tirado en el suelo, menos mal que los frascos de tinta no se habían roto.

- Perdón, no me di cuenta –Sé disculpó Harry recogiendo sus pertenencias.

- No es nada –Dijo una voz grave. Harry levantó la vista y vio qué era el amigo de Malfoy, Sluke Blake. Quedaron mirándose unos instantes, sin decirse nada.

Al final Harry, erguido, se fue hacia la primera clase, defensa contra las artes oscuras. Sluke lo siguió con la vista y se dio cuenta que algo caía del bolsillo de la túnica de Harry. Esa era una buena oportunidad.

- ¡Eh! ¡Potter, espera! –Vociferó Sluke corriendo hacia él primero cogiendo lo que se le había caído del bolsillo a Harry. Harry vio que Sluke le tendía su propia varita. –Se te había caído.

Harry la cogido y se la metió de nuevo en el bolsillo.

- Gracias, Blake.

- Llámame Sluke. Hay que tener cuidado en donde metes las cosas imprescindibles. –Sluke sonreía. Tenía que hacerse amigo de él, como fuese.

- Sí, ya se me había perdido anteriormente. –No sabía por qué pero Sluke le sonaba realmente familiar, como si lo hubiera visto en otra parte, ese aspecto, esa mirada... –Bueno, hasta luego.

- Tenemos la misma clase dentro de unos minutos, Defensa contra las artes oscuras, No sé que aula es. –Dijo Sluke.

- Bueno, pues entonces sígueme, está en el tercer piso. –Concluyó Harry. No sabía que estaba haciendo con aquel chico, ya que era amigo de Malfoy, y se odiaban a muerte, pero por suerte Sluke no era como Draco, pero de todas formas no debía confiarse.

- Ya estamos aquí, és esta. –Dijo Harry que iba delante. Entraron y Harry recordó a la odiosa Dolores Umbridge, cara sapo, que le había hecho la vida imposible el año pasado, de expulsarlo del equipo de Quidditch y enviarle unos dementores a Privet Drive a estar a punto de hacerle la Maldición Cruciatus . Pero afortunadamente no era ella la que estaba sentada en el escritorio del profesor, sino que era un hombre que no parecía tener más de 40 años, porque su aspecto era muy juvenil, alto, delgado, pelo corto y color ceniza una nariz pequeña y una mirada que inspiraba confianza. Recordó haberlo visto por Grimmaul Place un par de veces. Era de la orden del fénix pero nunca había hablado con él. Pero sí lo había visto hablar con Joanne. Todos habían llegado y Ron se dirigió a sentarse junto a Harry pero Harry lo esquivó y se fue a sentarse a la segunda fila al lado de Neville. En el pupitre de al lado sé encontraban Sluke y Draco, y al otro lado estaba Joanne y su hermana Lizza. Ron al final se había sentado con Hermione detrás. Harry vio que Ron le miraba de reojo y éste desviaba la mirada hacia abajo, lo extraño fue cuando, le dedicó una sonrisa, y volvió a mirarle con una sonrisa pícara.

Draco no paraba de mirar a Joanne Lupin, sentada junto a Lizza. Deseaba que ella se hubiera sentado con él, para tenerla cerca y llegar a poder acariciarla, pero, cómo no podía, estaba encadenando a Pansy.

Pero no la quería de verdad no era un verdadero sentimiento.

El profesor esperó en silencio y al final habló:

- Bien, bienvenidos a vuestra primera clase de defensa contra las artes oscuras de este nuevo curso. Me presentaré, soy Shail Moonning, y prefiero que me llaméis por mi nombre, no por el apellido, por favor, y así haré con vosotros. Ahora pasaré lista... Sluke Blake, Lavender Brown, Millicent Bulstrode, Vicent Crabbe, Gregory Goyle, Seamus Finnigan, Hermione Granger,...

Así pasó una larga lista que llegó hasta Blaise Zabini, el último Slytherin. El profesor Shail dejó la lista sobre el escritorio y sacó su varita.

- Bueno, en esta clase no necesitaréis los libros. Además tendremos esta sección de clases fuera, así que bajemos todos a los terrenos.

Todo el mundo saltó de la silla y se colocaron las mochilas sobre los hombros y bajaron entusiasmados hacia los jardines. Cuando estaban allí Shail ordenó que todo el mundo se pusiera en fila de uno y en orden de lista.

- Perfecto, ahora haremos parejas, por orden de lista también, comencemos con Sluke y Lavender. –Los dos primeros de la fila se adelantaron. Y el profesor volvió a llamar a los dos siguientes nombres de la lista, que eran Crabbe y Goyle, la siguiente fue Hermione que le tocó con Seamus. Todavía el profesor no había explicado para qué estaba haciendo las parejas. A Neville le tocó con Lizza (Elizabeth Lupin en verdad), y le tocó el turno a Joanne. Y no se sorprendió que le tocara Draco Malfoy. Draco por su parte sentía que las pulsaciones se le aceleraban muy deprisa, y creyó que el corazón se le iba a salir del pecho, ambas miradas se volvieron a cruzar una vez más y no tuvieron más remedio que desviarla. A Harry le acaba de tocar con Anne Persh, una Slytherin, con la que no había hablado nunca. Ella sin embargo le sonrió.

A Ron Le tocó con Blaise Zabini.

- Excelente, ya que están formadas todas las parejas explicaré lo que vamos a realizar –Comentó Shail. - ¿Habéis participado alguna vez en algún duelo con varita?

Harry se estremeció unos segundos, recordando aquella noche en aquel oscuro cementerio, cuando tuvo que enfrentarse a Voldemort, y vio los Expectros de sus padres, también el año pasado en quinto curso en el departamento de misterios, el día que se enteró de lo de la profecía. La profecía... Todavía no le había contado nada a nadie, ni siquiera a Neville que era él que más derecho tenía a saberlo, pero se juró a él mismo que en algún momento se lo diría.

- Pues los próximo días trabajaremos duramente en los duelos, le pedí a Dumbledore si podía darnos un espacio más grande, porque en el aula no se realizaría bien la práctica, así que nos dio permiso para salir aquí –Explicó Shail –así que empecemos, pero... No usen maldiciones que puedan dejar al contrincante en una situación grave, eso os quitará puntos. Sluke, Lavender por favor, poneos frente al contrincante.

Los dos se separaron del grupo y se pusieron uno frente al otro. Sluke no se preocupaba y parecía estar muy seguro de que iba a ganar. Sluke lanzó un expelliarmus tan potente y poderoso que se llevó por delante a Lavender que quedó muy sorprendida y tumbada sobre la hierba, se le había torcido el tobillo.

- Siguientes. –Exclamó Shail.

Crabbe y Goyle se adelantaron y levantaron sus varitas, y dieron unos pasos atrás y pronunciaron el hechizo al mismo tiempo y se encontraron en el aire y rebotaron a sus propios dueños. Los dos chicos quedaron tendidos en el suelo revolcándose y partiéndose de risa, parecía que los hechizos se habían mezclado y habían provocado un ataque tremendo de risa a ambos rivales.

- Siguientes –repitió De nuevo Shail. Le tocaba el turno a Hermione y a Seamus, Hermione con un aire de superioridad blandió la varita ante los ojos de todos nunca había visto tal manejo. Un chorro de luz de color azul salió de la varita de Hermione directo a Seamus y le dio de lleno, ocurrió una cosa extraña: Seamus parecía que estaba muy asustado de algo que él solo veía, y temblaba de miedo, Hermione sonrió satisfecha, Y Shail la felicitó con otra sonrisa.

- Bien, siguientes.

Neville y Lizza se adelantaron con la varita empuñada en la mano. La de Neville era nueva, porque la vieja de su padre, se había roto aquella noche en el departamento de misterios. Neville estaba preparado y Lizza también, Empezó Lizza con un sencillo hechizo que Neville perfectamente paró con el encantamiento escudo. Neville le lanzó un expelliarmus pero Lizza también lo paró aunque le costó más trabajo. Neville blandió la varita una vez más y un rayo violeta, dio a Lizza, ella sin proponérselo, empezó a toser, sintió que le dolía la cabeza. Y entonces cayó en la cuenta de que Neville, le había lanzado un encantamiento de resfriado, con el que no podía parar de toser, y le subía la temperatura corporal, empezaba a tener fiebre.

- Bien, Neville. Lizza Deberás ir a la enfermería a por una poción pimentónica, para ese resfriado. Ve. Los siguientes por favor.

Draco sintió que las rodillas le flaqueaban pero se mantuvo con el paso Bien firme y erguido y se apresuró a enfrentase a La chica Perfecta

Ha llegado el momento Pensó Draco con una sonrisa que no pudo ocultar.