Navidades de Eras

- ¡SIII!¡Navidad, Navidad, escabrosa navidad, ya llegó, ya esta aquí, que felicidad! - iba cantando Eras por los pasillos del castillo con la maleta a cuestas, tras haber desayunado en el Gran Comedor junto con sus amigas.

- Por fin se va, ya no la aguantaba mas... - comentó un alumno al paso de la chica.

Eras, se marchaba aquel día a su casa, en ciudad Etérea, la única ciudad flotante del mundo. Construida por magos en pleno siglo XIV, tras una revuelta de fieles de la Iglesia. Fue en su época un refugio seguro, y hoy en día una de las ciudades mas bellas del mundo.

Las cuatro jóvenes salieron a las nevadas praderas que hay delante del imponente castillo, y se allí se despidieron de Lori que se iba con su tío y Rella.

El resto se dirigió al andén con brío, ya que el frío de la clara mañana atravesaba sus abrigos sin piedad.

- Por fin estamos en un sitio caliente - dijo Ashley al entrar en el tren.

Mientras Eras y Sidney entraban en un compartimento y se sentaban.

- No te preocupes Sidney, seguro que el piensa en ti - le dijo giñandole un ojo, a la asombrada chica, que segundos antes miraba con melancolía por la ventana, hacia el castillo.

- ¿Que pasa? - preguntó Eras, sin enterarse de nada - ¿hay algo en el cielo? - dijo con la cara pegada al cristal empañandolo al instante.

- ¡Si, si mira!¡allí!¿no lo ves?,¡es tu cerebro! - contestó Sidney rápidamente.

- Muy graciosa - Eras se sentó a leer un libro, mientras Sidney y Ashley se reían de ella.

El tren comenzó su lento caminar por las vías, la vuelta a casa estaba muy próxima, y todas se ilusionaban mucho con la idea...

Al cabo de unas horas el tren hizo su única parada, Londres, en el anden solo esperaban los padres de Ashley, que se abalanzaron sobre ella nada mas verla y la empezaron a acosar a preguntas.

- ¿Como te ha ido, hija? - le preguntaba su padre - espero que bien, porque no nos has escrito mucho...

- Vamos, vamos, no la agobies, ¡cuentamelo a mi primero! - gritó emocionada su madre.

- Es conveniente que me vaya o perderé el avión. Ya os mandare una lechuza para que vayáis a mi casa - dijo de repente Sidney.

- Yo también me voy, tengo un largo trayecto que hacer hasta mi casa, ¡que os vaya bien! nos vemos en una semana.

Eras salió atropelladamente con todos los fardos, colocados en su carro de fina madera, con ruedas macizas que tanto llamaba la atención a la gente.

Al cabo de un rato deambulando por las calles de Londres, sin mucho juicio, encontró el lugar perfecto para salir de la ciudad sin ser vista. Se trataba de un amplio parque, donde los arboles la cobijaría hasta que alzara el vuelo.

- ¡Levita! - dijo al apuntar con su varita al carro, que empezó a mecerse suavemente sobre el césped, Eras abrigandose bien con un capa de gruesa lana, se subió a su escoba, y dio un gran salto para elevarse lo antes posible sin ser vista, avanzó sorteando los arboles unos pocos metros y salió entre ellos al blanco cielo lo mas verticalmente que pudo, hasta que la mecanizada ciudad casi se pierde bajo sus pies.

En ese mismo instante Lavaroy, salio de entre las nubes, y se puso a la altura de la joven, rugiendo alegremente, el dragón había seguido a su dueña por los cielos desde que salió del castillo. Dumbledore le hacia dado permiso para tener a Lavaroy en el colegio, a pesar de que ya estaba creciendo bastante, tenia una envergadura de 1.60 de ala a ala, y 2 metros de largo, era de raza oriental, un regalo de Perengor, uno de los amigos que vivía con ella en ciudad Etérea.

iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

Eras no tenia familia, desde pequeña se crió con Unziel, Perengor, Paralao y Rharia. Ellos eran su autentica familia. Perengor era un criador de dragones que vivía sólo en ciudad Etérea, pero en los tiempos en que Voldemort actuaba muchos niños se quedaron sin familias por causa de este. El gobierno mágico decidió buscarles padres adoptivos, este fue el caso de Eras y Paralao, cuyos padres murieron a manos de Voldemort. Eras nunca se hacia quejado de la vida en ciudad Etérea, es mas, le encantaba, se llevaba bien con todos.

Al poco de vivir los tres juntos, Perengor y Eras encontraron a Unziel en un callejón con la mirada perdida y lleno de sangre, lo recogieron y se quedo a vivir con ellos desde entonces, pero no saben, aun hoy, demasiado sobre su origen. Y Rharia es un ser mágico, una hada, que fue expulsada de su comunidad, nunca habla de ello, y como conocía a Perengor le pidió quedarse en su casa, y este aceptó encantado. Así que desde hace años todos ellos forman una curiosa familia.

iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

Eras por fin diviso ante sus ojos, las mas altas torres de ciudad Etérea que sobrevolaban sobre la gran plataforma, atravesando el rojizo cielo del atardecer...

- ¡SIII!¡vamos Lavaroy que ya estamos en casa! - chilló la joven mientras descendía a gran velocidad hacia la ciudad, seguida del dragón que aleteó y cambio de posición de vuelo para seguir a la chica.

Ciudad Etérea, se erguía imponente sobre el cielo, sostenida en aquellas plataformas de viejos robles de ramas entrelazadas, que no dejaban de girar, desde que alzó el vuelo por primera vez, hace mas de 700 años. Lógicamente la ciudad hacia cambiado poco, seguía siendo tan medieval como siempre. Eras vivía en una de las calles mas céntricas, su casa era vieja y destartalada, pero conservaba entre sus maderas el mimo con el que fue construida, llamó a la puerta sin pensarselo dos veces.

- ¿Quien es?? - preguntó una voz desde el otro lado.

- ¡Soy yo!¡Eras, abre Paralao! - dijo la joven sin poder disimular la alegría en sus palabras.

- ¡Eras! - respondió el rubio muchacho, al abrirle la puerta con una sonrisa y abrazarla - ¿como te ha ido?¡tienes mucho que contarnos!

- Pues si, ¡me han pasado tantas cosas! por cierto, ¿han llegado todos? - preguntó.

- Perengor esta duchandose, y Rharia ha ido a comprar la cena, mientras yo preparaba todo aquí.

- ¡Te echo una mano y así hablamos! - dijo emocionada la joven, entrando en la casa con su carro, mientras Lavaroy se posaba en el techo de la casa, para descansar del vuelo.

A las pocas horas estaban todos en casa, armando el mismo ruido de siempre, intentando preparar una cena, sin que se les quemara nada...

- Pasame ese cuenco, Eras, bueno ¿que decías que te ha pasado hoy Rharia? - preguntó Perengor.

- Nada interesante, salvo porque ese suicida de vecino que tenemos me ha vuelto a intentar atropellar. Sigue obsesionado conque soy una reencarnación del demonio carnal - explicó la joven hada.

- Bueno pinta tienes, ja, ja, ja - comentó entre risas Eras, mientras intentaba batir unos huevos, sin tirar nada.

Y lo cierto es que llevaba razón, porque Rharia era un hada poco común, siempre iba de negro, con collares plateados de formas retorcidas y demasiado elaboradas. Costaba creer que fuera una hada de la amabilidad, porque a simple vista imponía bastante. Pero ella siempre decía que no hacia que juzgar por las apariencias.

Un agudo maullido sacudió la casa, se trataba del timbre de la vieja puerta de madera.

- ¿Quien llamara? - preguntó Eras dirigiendose hacia la puerta - si estamos todos.

- Espero que no sea el vecino, me tiene harta - comentó Rharia.

- Es el invitado de esta noche, viene de viaje y se va a quedar un par de días a descansar - explicó Perengor.

- No sabia que esto fuera una posada - comentó Paralao golpeando fuertemente una dura masa que se suponía que serian los pasteles del postre.

Eras volvió a la cocina seguida de una alargada figura que llevaba un gorro grisáceo acabado en punta y se apoyaba sobre un mellado bastón.

- ¡Gandalf! viejo amigo, ¿que tal el viaje? - saludó Perengor mientras se lavaba y secaba las manos con el trapo de cocina dirigiendose a abrazar a su amigo.

- ¡Muchos inviernos han pasado, oh gran y valiente Perengor, desde nuestro ultimo encuentro! - saludó el anciano.

- ¿No habla un poco raro? - comentó Paralao.

- Sera guiri, estos guiris siempre tienen que dar la nota - comentó sin mas Eras.

iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

Después de varias horas, consiguieron sentarse a la mesa, donde comieron y bebieron en abundancia, y donde todos comentaron sus mas y sus menos, la animada charla, el chisporrotear del fuego en la chimenea, los cristales empañados por el frío, la caliente madera crujiendo al leve caminar, era todo tan navideño...

iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

- Quieres dejar de ser tan cursi?? Esto parece un cuento de Dickens, joder... ¬¬

- Dickens escribe bien

- Esta muerto...

- Lo sabia, lo sabia...

- En fin, sigamos...

iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

Eran las 3.30 de la madrugada cuando consiguieron hacer callar a Gandalf que seguía empeñado en relatar las Grandes Guerras Magas, que nadie recordaba que hubieran existido.

A la mañana siguiente Eras bajó las escaleras de la casa precipitadamente y cogiendo un bollo tierno, salió a la calle...

- Espera joven niña de pelo azulado - le dijo Gandalf desde el rellano.

- Puede llamarme Eras, si le es mas cómodo, ¿que quiere?

- ¿A donde se dirige con ese brutal arrojo?

- A buscar los regalos de navidad, o el brutal arrojo lo tendrán los demás conmigo - comentó con la boca llena.

- ¡La acompaño a la intrépida aventura! puede contar con mi bastón, ¡llegaremos hasta el monte del destino si hace falta!

- Solo necesito llegar hasta el barrio comercial - repuso la chica, mientras ambos empezaban a avanzar por la fría calle.

iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

La mañana paso rápido, Eras tenia los regalos de todos, excepto de sus amigas, así que decidió darse otra vuelta por las calles a ver si encontraba algo interesante, mientras engullía chucherías como una posesa, de la gigantesca bolsa que llevaba al brazo.

- ¿Quiere algo Gandalf?¿alguna pipa? ¿una pajita? saben a fresa, están muy ricas.

- No gracias, bella doncella, hay que guardar las provisiones para los tiempos difíciles - dijo el anciano levantando la cabeza y mirando hacia otra lado con sufrimiento.

- Como quiera, yo no lo voy a obligar.. - de repente Eras se paro ante lo que estaba buscando - ¡el regalo perfecto!

Entró en una tienda de viajes y empezó a ojear los folletos...

"Romántico viaje al Paris mas mágico, estancia en hoteles magos de primera categoría, a todo lujo, comodidad y servicio para una romántica ocasión"

- Demasiado cursi - pensó Eras.

"Disfrute de la aventura mas salvaje, en el oeste mágico americano, ¡oh yeah! vuelo incluido por el Gran Cañon"

- Demasiado americano...

"La High Mansión, una retirada mansión entre bellos montes europeos, para aquellos que buscan tranquilidad y paz, con excursiones organizadas, amplios banquetes, y atención personalizada"

- Mmm... nota: si muere o le sucede algo durante la estancia, no es nuestra responsabilidad... - leyó Eras - me lo quedo, ¡creo que les encantara!.

iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

Y así, con el deber cumplido, el día de Navidad llego para todos, Eras cogió sus regalos y los abrió...

El primer paquete era un bóxer de Pertegaz con corazoncitos, de parte de Ashley, algo que no emociono a Eras, aunque reconocía que era suave al tacto. Abrió después el pequeño paquete de Sidney, que contenía un collar con incrustaciones para Lavaroy, la propiedad de un restaurante, de nombre Ricky Pollo, y un poster con una japonesa con las tetas caídas.

Lori le regaló un kimono azul con florecillas.

- Que nivel tienen estos regalos, espero que les guste el mio... - pensó preocupada Eras, aunque en realidad pensaba que eran una mierda.

- ¿Cuando sales hacia Londres? - preguntó Rharia.

- Dentro de unos días, el banquete es en Nochevieja - le respondió la chica.

iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

Todos juntos, si, Gandalf también, se fueron a comer por ahí, ese día, un capricho se lo tiene que dar todo el mundo, aunque tengan que pagar a medias.

- Unziel, ya era hora de que vinieras. ¿Se puede saber donde estabas? - le preguntó Eras, mientras caminaban por una estrecha calle.

- Me fui a pasar estos días a casa de una amiga...

El Gordo y el Seboso, así se llamaba el restaurante, cuyos propietarios eran conocidos así en toda ciudad Etérea, creo que no hacer falta explicar porque. La comida fue tranquila, y abundante para todos...

- ¡Aja!¡ahí estas hija del demonio! - gritó el viejo Paúl con la escopeta en la mano, Paúl era el vecino que siempre quería matar a Rharia.

- Vamos dejeme en paz, no podría matar ni a un pollo con eso, esta completamente oxidado.

- Te vi anoche, conjurando al demonio, ¡arpía!

- ¡Un vinillo de roble para Paúl! - dijo Gordo metiendo la mano en el tonel de vino. Sabia muy bien como calmar a Paúl, era su mejor cliente.

iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

El día de Nochevieja, todavía tenia cosas sin preparar Eras, y se acercaba la hora de partir hacia Londres. La joven corría de un lado a otro de la casa, buscando su ropa, cuando por fin encontró su sombrero, que era lo ultimo que le faltaba . Se despidió de todos y salió a la calle, donde Lavaroy le esperaba, preparado ya para llevarla hasta Londres. Era el primer viaje que hacia el dragón transportando a su joven dueña, y tenia las alas un poco tensas.

- Tranquilo, lo harás bien - le dijo la chica, acariciandole la cabeza.

Lavaroy avanzó unos metros por la calle y se dejó caer por un puente cercano para coger algo de brisa y poder levantar el vuelo. El dragón salió volando velozmente entre las casas de la vieja ciudad, con Eras sentada sobre su lomo, agarrandose el sombrero para que no saliera volando. La chica se hacia vestido como una muggle, siguiendo los consejos de Ashley, a la que vería dentro de poco.

El dragón aterrizó en un campo cercano a Londres, donde hacia quedado Eras con su amiga, Lavaroy alzó el vuelo de nuevo para evitar peligros muggles y se perdió entre las nubes. La chica se acercó a la carretera cercana y al poco rato un coche muggle paró. Era Ashley y sus padres.

- ¡A la! que cosa tan impresionante - decía Eras admirada con el manillar de la ventanilla que no dejaba de tocar - ahora sube, ahora baja, ahora sube, ahora baja...

- ¿Seguro que es normal, hija? - le preguntó su madre asombrada por el comportamiento de la chica.

- Si, mama, es así siempre - respondió Ashley.

Llegaron al aeropuerto a la hora fijada, sin embargo Lori no aparecía por ningún lado, y las chicas se tuvieron que marchar sin ella.

iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

- ¿Que es esto? - comentó Eras sorprendida.

- Es una bandeja, puedes pedir comida y te la ponen hay... - explicó su amiga.

- ¿En serio?¿que palabras mágicas tengo que decir? - preguntó emocionada la chica.

- ¡Azafata! - respondió entre risas Ashley.

Eras se paso todo el trayecto, pidiendo cosas. Tanto que las azafatas estaban hasta las narices de ella, así que cuando se bajo del avión, no pudieron reprimir su alegría. Cuando salieron a la sala del aeropuerto, Eras comenzó a correr hacia los lavabos como una posesa, hacia bebido demasiado y hacia batido su récord de tiempo sin ir. Al salir se encontró con Lori...

- ¿Que haces aquí? - preguntó Ashley sorprendida.

- ¿Sabes como llegar a la casa de Sidney? - le dijo Eras sin responder.

- Claro, seguidme...

iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

Después de que se perdieran cuatro veces, consiguieron llegar hasta la puerta de la casa...

- ¿Seguro que es esta? - preguntó Lori - mira que el perro de la casa anterior casi nos desmiembra... - dijo la chica preparada ante cualquier cosa ya.

- Na, esto se ve segur... - no pudo acabar la frase porque algo se le echo encima, y Eras acabó encima de sus amigas a su vez.

- Si, si, muuuy seguro - refunfuñaba Lori levantandose y sacudiendose la ropa.

Al fin las cuatro amigas se reunieron de nuevo, y entraron en la magnifica mansión de Sidney...