De fantasmas, viejos verdes y mansiones encantadas

- … y además no fue mi culpa. Quiero decir, entiendo que no me quiera hablar, pero… ¡tengo que explicárselo! ¡Debe entenderlo- contaba un desesperado Jack Sieg a sus amigos, reunidos en su habitación privada; en las mazmorras del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería - Por cierto ¿dónde está? ¿por qué no ha venido? ¿tanto me odia?

- En el campo de Quidditch, entrenando. Supongo que Potter está hasta las narices de que les ganemos y quiere prepararse para el próximo partido - respondió Lori, desde el sofá en el que se estaba quedando dormida.

- Y ¿Matt- inquirió Unziel desde su silla (que parecía estar justamente debajo de Ashley).

- Supongo que siendo el mejor jugados con que Gryffindor cuenta no necesita entrenar tanto - respondió Lori encogiéndose de hombros y volviendo a concentrarse en la pequeña pelotita de cristal que tenía en las manos.

Todos miraron a Lori extrañados: ¿acababa de defender a Matt? ¿al mismo que "parecía" odiar?

- Voy a escribir un libro - interrumpió Eras felizmente.

Se volvieron a mirar a la chica que estaba lanzando una especia de aritos al aire e intentaba "cazarlos" con la boca.

- Un… ¿un libro- preguntó Unziel atónito (o más bien tontito, je, je, je)

- ¡Sí! ¡Tengo ganas de hacer algo!

- Ya, ¿y tu plan para descubrir a todos los espías que el Gobierno ha introducido en Hogwarts- preguntó Ashley.

Lo voy a aparcar de momento, pero en este nuevo trabajo había pensado introducir alguna nota "subliminal"… y así (si mis cálculos no me fallan) en 15 años dominaré el mundo.

- ¿Y de que va a tratar- preguntó Matt, interesado.

En el momento en que la ravenclaw abrió la boca para responder; la puerta se abrió bruscamente para dejar paso a Sid, que aún vestía su ropa de Quidditch, y que parecía bastante enfadada.

- ¿Ocurre algo- preguntó Lori después de que Sid cerrara de un portazo.

La Gryffindor le dirigió una mirada que decía algo como "espera y verás".

- ¡MCNEILL! ¿CÓMO HAS PODIDO HACERME ESTO? ¡A MÍ! ¡HARRY POTTER! ¡YA ME BASTA CON DARLE LA TARDE LIBRE AL CHUNGO ESE PORQUE SE HA IDO A NO SÉ DONDE, PORQUE A NO SÉ QUIÉN LE HA PASADO ALGO! ¡Y ENCIMA TÚ TE LARGAS! YO TE MATO MCNEILL, TE JURO QUE TE… BUA, BUA, BUA… ¡VOY A NECESITAR TERAPIA HASTA LOS TREINTA! BUA, BUA, BUA - la puerta volvió a abrirse dejando paso a un muy enfadado Harry Potter.

-¡Tú- gritó señalando a Matt - ¡tú te habías ido a ver a algún enfermo!

-Es Lori. Está enferma, con un virus muy contagioso y si quieres jugar el partido próximo… mejor que te vayas Harry - dijo Unziel.

Harry salió corriendo y refunfuñando por lo bajines.

-¿No veis, ¡está loco! Lleva así dos semanas, ¡dos semanas! Entrenar, entrenar, entrenar. No hay nada más. Sólo entrenar - gritó Sidney, dirigiéndose hacia Lori.

Al llegar hasta donde estaba sentada su amiga, le quitó la pelotita de cristal y al tiró al suelo, en donde se hizo pedazos.

-Es que no piensas hacerme caso…

Y ahora unos minutos de publicidad...

Lori está con una cámara grabando; Eras sobre el escenario con ropa de cheff; Sid y Ash, disfrazadas de pollo, están de coristas; detrás de las 3, la banda de música: Unziel (tocando los vasos), Matt (con la botella de anís), Jack (aporreando una caja con dos cucharillas de café), Spi y el Caballero Cebolla (que bailan y hacen claqué) y la Potu (que imita a la "japa de tetas caídas")

Se apagan las luces del local y Spi y el Caballero Cebolla se "chufan" a la cabeza unas bombillas de color rojo.

Lori: Acción.

Eras: Brujos y brujas, muggles y mugglas, Niños y niñas, Adolescentes y adolescentes, Viejos y Viejas, Pollos y ...

Lori: Corten; oye, ¿tú no sabes que esto es para todos los públicos?

Eras: ¿qué tiene de malo los pollos y gallinas?

Lori: Si, lo que tu quieras; sigamos. Acción.

Eras (poniendo su mejor sonrisa): Tengo el placer de invitarles a venir a mi nuevo restaurante (por decir algo) ¡RICKY…POLLO! Estamos encantados de que vengáis a conocernos a Mí, Eras, y a mis colegas Pollo 1 y 2; a la Banda del Ricky-Pollo, y por supuesto a la mayor atracción del restaurante… ¡La japa… de… tetas… caídas!

(Se escuchan aplausos enlatados)

La Potu-Japa, pasa por delante de la cámara con un cartelito que pone "Este local no se hace responsable de las opiniones de los clientes; si mueres por envenenamiento no es nuestra culpa; Ricky-Pollo puede provocar cáncer, Ricky-Pollo mata." Justo debajo de sus tetas caídas.

La banda del Ricky-Pollo comienzo a tocar mientras Spi y el Caballero Cebolla bailan claqué (bueno, vale sí, sólo están saltando en el suelo, pero los chavales lo intentan) y Pollo 1 y Pollo 2 mueven sus alas (brazos) con una gracia insuperable, dando vueltas sobre las dos piernas; mientras la Japa hace movimientos raros.

Eras comienza a cantar al ritmo de Bulería, bulería.

Eras: Ricky-Pollo, Ricky-Pollo. Es el sitio en el que más te gusta a ti… Ricky-Pollo, Ricky-Pollo. Donde más yo me divierto estando aquí…

La música cambia a la del cancán; y Pollo 1 y 2 levantan patas y alas al "ritmo" de la música.

Pollo 1 y 2: Ricky. Ricky, Ricky, Pollo, Ricky, Ricky, Pollo, Ricky, Ricky, Ricky, Pollo, Pollo, Pollo, Pollo, Po.

Imágenes del Ricky Pollo.

La música vuelve a cambiar a la de "Iuro's livin' a selebreision"

Eras: Rick's livin' a selebreision, todos vaaais a venir. Pollo's livin a selebreision, con mi japa, vais tos a flipar.

Las luces se apagan y aparece en la pantalla un dibujo muy bueno de un Pollo con una japa en chiquitito, que pone en letras rojas: Ricky-Pollo.

Eras sale de entre la oscuridad (con una linterna puesta en la barbilla, pa' acojonar)

Eras: Venid… os esperaremos.

Lori: Corten

Los cuerpos de seis jóvenes aparecieron de pronto en un precioso jardincillo verde; se levantaron como pudieron y se miraron los unos a los otros.

- ¿Quién eres- preguntó una chica de ojos azules al chico rubio que estaba sentado junto a ella.

- Pues… - contestó éste - no lo tengo muy claro. ¿Y todos estos- dijo señalando a los otros cuatro.

La joven se dio la vuelta y el rubio pudo ver su túnica, donde con letras doradas estaba escrito "McNeill".

- Parece que tú eres McNeill - le dijo señalándole la túnica.

Ella se la quitó y la examinó minuciosamente.

- Sí, eso parece, lo que no me explico, es cómo puedo llevar puesto algo tan hortera como eso, desde luego - tiró la túnica al suelo y se acerca a uno de los chicos que aún estaban en el suelo y le despertó dulcemente (bien, bueno, vale le pegó una patada, ¿contentos?).

- Hola, soy McNeill; ¿y tú?

- El… Sol… me… mo…les…ta - respondió volviendo a desmayarse.

- Qué chico tan raro, desde luego necesita ir a un buen solárium, porque parece recién desenterrado, tan blanco… creo que tendrás que empezar con una buena dieta a base de….-

- ¡McNeill- llamó el rubio.

- ¿Qué quieres- Se volvió bruscamente y vio que el chico había tenido más suerte y había conseguido despertar a un chico y a una chica que la miraban algo asustados - ¿Y éstos quiénes son- preguntó.

- Ashley y Unziel - respondió el rubio.

- Encantada de conoceros - dijo McNeill con su sonrisa más falsa - yo soy McNeill, y éste es… bueno no sé quién es, pero no importa. ¿Sabéis dónde estamos?

Ambos negaron con la cabeza sin atreverse a responder con palabras.

- Lo que me imaginaba.

- ¡Mirad, parece que allí a lo lejos se ve algo, quizás es una cabaña - dijo esperanzado el rubio.

Genial, en marcha. Vosotros dos - dijo McNeill señalando a los dos chicos - cargad con el blancucho y con esa de allí - Venga, a que estáis esperando - los chicos se pusieron en marcha, y McNeill se volvió hacia Ashley m- tú y yo, querida, tenemos muchísimas cosas de las que hablar - y dicho esto entrelazó su brazo con el de Ashley y echó a andar hacia la "cabaña", arrastrando a Ashley, y con los chicos siguiéndoles a duras penas.

Tras un largo y tortuoso viaje ("y parecía que estaba cerca, la muy…") por el jardincillo, al que podríamos considerar casi mejor como selva, los seis jóvenes consiguieron llegar a la "cabaña", que vista de cerca parecía más bien una gran mansión.

- Vaya, por fin alguien con buen gusto por este lugar, porque lo de las plantas carnívoras no me hizo ninguna gracia - se quejó McNeill, mientras observaba embelesada las preciosas columnas (casi mejor, lo que se entreveía a través de capas y capas de telarañas) que enmarcaban la enorme puerta de madera. Al acercarse a ella, se abrió haciendo un ruido espantoso dejando ver un enorme hall (la verdad es que no se veía nada), y unas escaleras también enormes, al fondo.

Entraron rápidamente, ya que había empezado a llover copiosamente (lo cuál era extraño, porque hacía sólo unos minutos hacía un calor horrible) y se quedaron en medio del hall observándolo todo. McNeill subió por las escaleras a toda prisa (aún iba a arrastrando a la pobre Ashley) y abrió la primera puerta con que se encontró, quedándose fascinada por la enorme habitación que había detrás. Soltó por fin a Ashley y correteó por toda la habitación, pegando saltitos, y toquiteándolo todo; hasta que se sentó con mucho cuidado en la cama y anunció al resto de los chicos (que acababan de llegar).

- Nos quedaremos aquí.

Depositaron al blancucho y a la chica rara en la cama y el rubio salió de la habitación con la excusa de que iba a buscar algo de comer.

El joven rubio vagó por los corredores de la mansión sin tener mucha idea hacia donde se dirigía, ya que lo única que quería era apartarse de esas personas locas con las que había aparecido en aquel extraño lugar. Justo al torcer por un pasillo lleno de armaduras, escuchó a alguien gritar "Matt" y lanzársele encima (literalmente), por lo que los dos cayeron al suelo.

- Disculpe, señor… señorita, pero ¿la conozco- le preguntó extrañado.

- Me alegro tanto de verte, nunca creí que diría algo como eso, pero… ¡creía que os habíais perdido Matt! ¿Dónde están los otros, ¿Cómo habéis llegado hasta aquí, Cuando pille a Sidney le voy a…

- Disculpe, le importaría quitarse de encima mío, es una posición un tanto incómoda. Gracias, así está mucho mejor - dijo cuando la chica se levantó - Bien, y ahora vayamos al principio, ¿quién es usted, ¿la conozco de algo?

- Matt, no me vengas con chorradas, ¿de qué va todo esto, ¿es otra estrategia de las tuyas, ¿o es que Sidney ha vuelto a jugármela, ¿cuándo coja a esa sangre…? ¿por qué me miras así, ¿me han salido tres cabezas o algo por el estilo- preguntó la chica palpándose la cara.

- No, no tiene sólo una y perfectamente en su sitio; es sólo que… ¿por qué no vamos dando un paseo y se lo cuento- le respondió el rubio ofreciéndole su brazo.

- Esto… claro, por supuesto, ¿por qué no- dijo ella agarrándole.

- Cuando abro mi ventana,

y veo salir el Sol,

lo único que me pregunto,

es si te veré hoy.

- Pero vas a callarte de una vez, pedazo de canso. Tú, el de los cuernos, enciérralo en el armario, a ver si se calla - gritó McNeill, que estaba repantigada en la cama leyendo una revista de moda - y tú, querida, ven aquí que voy a arreglarte.

Ashley se acercó tímidamente a la cama y se sentó en la orilla, mientras McNeill le tocaba el pelo, sopesándolo, y poniendo malas caras.

- Ummm, desde luego que tienes un pelo muy bonito, pero tienes que cuidártelo más, porque así esto parece un estropajo, y por lo menos podrías lavártelo un poco; venga, ven conmigo al baño que te voy a poner guapa - le dijo sonriendo.

Ashley se sonrojó hasta la raíz, cogió la mano que McNeill le ofrecía y la siguió hasta el baño.

-¡Hey chicos!

Matt y Lori (una vez que habían establecido quién era cada uno, y qué eran, no parecía todo tan complicado) se volvieron rápidamente, para encontrarse frente a frente con Albus Dumbledore, director del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

- Señor, ¿qué hace usted aquí, creí que esto era una casa abandonada - preguntó Matt extrañado.

- Oh, unos amigos y yo nos reunimos aquí una vez al año para… bueno, para reunirnos, si sabéis a lo que me refiero….- les dijo guiñándoles un ojo - ¿caramelos de limón?

- Eh… señor, eso no son caramelos de limón, eso son…- dijo Matt mirando con los ojos muy abiertos lo que el director estaba a punto de comerse.

- Oh, vamos chico, tú eres joven, pero un hombre anciano como yo necesita ayuda para esas cosas… cuando llegues a mi edad, agradecerás inventos como estos, jovencito - le respondió metiéndose la pastilla en la boca - y vosotros ¿qué hacéis aquí?

- Vinimos por error, pero ya tenemos que irnos - dijo Lori agarrando a Matt y echando a andar por otro pasillo, lejos del director.

- Ha sido un placer veros; si queréis, ¡esta noche estaremos en el cuarto de las escobas- les gritó haciendo bocina con las manos

- ¿Quién es ese hombre- preguntó Matt, cuando ya se habían alejado lo suficiente del director.

- Albus Dumbledore, Director del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería - respondió Lori de carrerilla - según lo que me contó antes, viene aquí con un grupo de viejos amigos a… bueno, se ha notado mucho a lo que vienen ¿no?

- Ahhh. ¿Tienes hambre, porque yo estoy muerto.

- Desde hace seis días hay tormenta,

granizo y niebla,

pero desde que volviste,

todo huele a menta.

- Pero es que no te piensas callar nunca, canso - gritó McNeill sacando la cabeza por la puerta del baño - y tú, el de los cuernos, llévatelo de aquí que no me puedo concentrar.

Volvió a entrar al baño y se colocó detrás de Ashley, pensando qué hacer con un pelo como ése.

- Bien, veamos, lo primero será cortar un poquito el pelo, porque aunque es precioso, y tiene una textura fantástica, lo tienes demasiado largo, y como vas tan agachada, te cae en la cara y te la tapa toda; y eso no puede ser, ¿a que no?

Ashley negó con la cabeza.

- Muy bien, entonces empecemos - McNeill sacó unas tijeras de podar y empezó a cortar el pelo de Ashley, que fue cayendo al suelo creando una bonita alfombra.

Cuando el pelo estuvo cortado a una altura decente, McNeill le dio la vuelta a la silla de Ashley para que mirara hacia ella, y se detuvo a admirar su obra.

- Precioso, esto ya está mucho mejor, ahora vamos a maquillarte un poco - le dijo sacando un kit de maquillaje completísimo.

-Será mejor que busquemos a los demás, y volvamos a casa - dijo Lori arrastrando a Matt hacia unas escaleras.

- ¿Dónde está casa- preguntó el chico desorientado.

- En el Colegio Hogwarts, ésa es nuestra casa.

- Vaya, vaya, vaya, mira lo que tenemos aquí - dijo una siniestra voz.

- ¿Quién es usted? Atrás, o tendré que hacer algo de lo que me arrepienta - gritó el chico poniendo a Lori detrás suyo.

Un hombre plateado apareció de detrás de una armadura y se quedó mirando a la parejita con los brazos cruzados.

- ¿Tú vas a hacerme algo a mí?; íntentalo - le desafió el fantasma.

- Preferiría no hacerlo, pero si se empeña… lo haré - el joven se lanzó contra él, atravesándolo y dándose de cabeza contra la armadura.

- Era demasiado perfecto para que durara - murmuró Lori entre dientes.

- Cuchiii, cariñooo, ¿dónde te has metidooo- preguntaba una voz que Lori reconoció a los pocos segundos.

- De noche entre las Sombras,

que no alumbran tu portal;

bajo la luz de la Luna,

te observaba con ternura.

Mientras tu ropa dejabas,

Arrugada sobre tu cama.

Yo con tu pelo soñaba,

Y en tus ojos me perdía.

Y mientras tu cuerpo vigilaba,

Una piedra me tirabas.-

- Sí que te la voy a tirar sí, como no te calles, te voy a tirar un pedrusco tan grande que no van a poder levantarlo ni entre un millón de hombres - gritó McNeill muy cabreada - y tú, cuernos, llevátelo de aquí, ¡porque te juro que tengo una lima muy buena en mi kit de maquillaje!

Unziel agarró a blancucho y lo sacó de la habitación.

- Bien, ¿por dónde íbamos- dijo volviéndose hacia Ashley que estaba de pie, a lado de la cama - ah, sí, bien querida, quítate la ropa. Vamos, no seas tímida, no voy a ver nada que no haya visto antes; venga, tenemos que encontrarte un buen modelito, porque con el nuevo look que te he dejado no puedes ir con esas ropas que tienes - dijo señalando la ropa de Ashley - ven te ayudaré.

McNeill se acercó a Ashley y le ayudó a quitarse la camisa para que no estropeara el maquillaje y el peinado que tanto le había costado hacer.

- ¡Piluuu, cuánto me alegro de verte - gritó el fantasma acercándose hacia la chica que acababa de aparecer.

- ¡Cuchulain! Te echaba de menos, Dumbi y Gandi no son ni la mitad de divertidos y de guapos y de saisis que tú.

- ¿Eras- preguntó Lori que estaba junto a Matt, ayudándole a levantarse.

- Ah, hola Lori - le respondió volviéndose hacia el fantasma - Espera - se volvió otra vez hacia su amiga - ¿qué haces tú aquí? ¿cómo has llegado?

- Sidney rompió el viaje - explicó.

- Y ¿dónde están los demás?

- Él lo sabe - dijo señalando a Matt.

- Genial, en ese caso será mejor que os mande a casa, porque aquí las cosas se van a poner un poco complicadas.

- ¿Pilu? ¿te vas a marchar- preguntó Cuchulain a punto de llorar.

- No, querido, voy a ayudar a estos amigos míos a volver a casa; luego volveré, y seré toda tuya…- le dijo al fantasma.

- Te estaré esperando - le respondió él, y se fue atravesando una pared.

- Venga, busquemos a los demás - dijo Eras echando a correr.

- Cuando miré por la ventana,

y te vi allí asomada,

lo único que quería,

era verte conmigo casada.

- Pero tío, tú tienes un problema ¿o qué?. ¿Es que no puedes callarte, si al menos fueras buen poeta, lo entendería; pero como poeta eres un FRAUDE - le reprendió el chico de los cuernos a blancucho.

- ¿Chicos- los dos se volvieron rápidamente para encontrarse cara a cara con Eras, Lori y Matt, que les miraban divertidos.

- Bonitos cuernos, Unzi - le dijo Eras - ahora, ¿dónde están las chicas?

- Llevan ahí encerradas un buen rato, no sé que estarán haciendo - les contestó blancucho.

La puerta se abrió de golpe, dejando paso a cinco chicos que se quedaron asombrados con lo que allí dentro vieron.

- Ejem, ejem, creo que es hora de volver a casa - les dijo Eras.

Se volvió hacia Lori y le dio una pequeña pelotita verde.

- En cinco segundos volveréis a Hogwarts, a la habitación de Jack, de donde partisteis -

- ¿Recordarán todo esto?

- Esto…je, je, je.

Eras cerró la puerta detrás de ella, y se fue por los pasillos gritando.

-Cuchiii.

Los seis amigos aparecieron de pronto en la habitación de Jack, en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

- Esto… yo me tengo que ir al entrenamiento - dijo Sidney colorada, saliendo de la habitación, sin darse cuenta que no llevaba puesta la ropa de Quidditch.

- Sí, y yo… tengo que hacer una redacción para Turner, será mejor que me vaya - dijo Ash saliendo rápidamente.

Unziel, preocupado, se fue detrás de Ashley.

- ¿Qué ha pasado exactamente- preguntó Jack.

- No lo tengo muy claro, pero fue divertido - le respondió Matt sonriendo.