Dulces sueños, Faye
Mis manos se acercan temerosas. Deseo tocarte. Pongo mis manos sobre tus hombros. Existes, no te evades como siempre. Te atraigo hacia a mí. Nuestros labios se entrelazan por pasionales besos, gemidos y murmullos en los cuales expresamos nuestro amor. De repente, me faltan manos para acariciar cada una de las partes de tu cuerpo que no creía conocer. Pero seguimos tú y yo unidos, siendo sólo un mismo ser, distanciados de la cruel realidad que nos quiso arrebatar el uno al otro, distantes a obstáculos que ahora son imperceptibles, destrozando las barreras que no nos dejaban seguir nuestro camino. Transpiramos al unísono, nuestros corazones laten a la vez y a un paso del nirvana lo cruzamos los dos juntos. Me vuelves a repetir que me amas, y que nuca más me vas a dejar sola…
La insistencia del timbre me saca definitivamente del único dulce dueño que ha pasado por mi mente en mucho tiempo. Me despierto lentamente, sin abrir aún los ojos. No puedo levantarme, necesito dormir más. Oh, dios! Quien demonios llama a estas horas a mi casa? No conozco a nadie, ni Lou-Lou ni Hudge tienen mi dirección y creo que el cartel que colgué en la puerta deja muy claro que no admito propaganda. Pero no, sea quien el individuo que aprieta ahora con fuerza el timbre, no va a parar. No se le ha ocurrido en ningún momento que quizá no estoy en casa? O que quizá este durmiendo! Por favor, solo son las nueve de la noche… O, vaya esto me hace recordar que hace una hora que debería estar trabajando… Hudge debe estar furioso, si ni Lou-Lou ni yo vamos a pasar por ahí. En fin, que más me da? No pensaba volver. Tal como dijo Lou-Lou, no si sé que él sigue vivo.
- Ya va, ya va! – Porque no deja de apretar el timbre? Ojalá de de la corriente y se incinere ahí mismo – Ya voy, ya voy!
Ahora el timbre imita una antigua melodía, una de esas canciones de cuna. Anudo el batín para cubrir mi nudez y corro hasta la puerta, mientras la persona que está fuera sigue tarareando la nana con el botón rojo a modo de timbre.
Abro la puerta. El hombre mitad biónico me saluda. Debía haberlo imaginado, al fin y al cabo las cosas ya no podían ir peor
- Donde está Spike? – le pregunto a modo de saludo
- Se dónde est�, ya te lo explicaré más tarde – Dice, como si ya supiera que es lo que hace dos años llevo buscando. Pero yo lo quiero saber. Quiero saberlo ya. Quiero saber donde está y si es verdad que está vivo. – Vístete
- Por que? – No será tan fácil que yo salga de aquí
- Vamos a buscar a Spike
Me visto y salgo corriendo. No me molesto a coger mis cosas, y mentalmente me despido de lo que hasta ahora ha sido mi hogar. Tengo la sensación de que no voy a volver. Siento la certeza de que no lo haré.
Abandonamos a paso ligero la cuidad, dejando atrás lo que fue mi cementerio cuando estuve muerta en vida. Sí, he resucitado solo con oír su nombre, solo con recordarle, solo con saber que el Spike de mis sueños vuelve a ser de carne y hueso, y no ese fantasma del pasado que me estuvo persiguiendo en mis oníricos pensamientos y susurrándome día tras día que había muerto. Que Faye Valentine estaba tan muerta como él, porque su corazón se había parado en el mismo instante que lo hizo el de Spike.
Al cabo de media hora llegamos las afueras. Y ahí, imponente, inmensa y conservando todo su esplendor, nos espera la Bebop reposando en la estación de naves. Dentro me encuentro a Edo, y me doy cuenta de que no ha cambiado nada, sigue siendo la misma niña andrógina adicta a la informática que conocí años atrás. Y también a un Ein ya algo viejo, pero que parece ser tan inteligente como siempre y que mueve el rabo con una vitalidad implacable.
Faye, Bienvenida a tu hogar.
Tras que Edo se haya tirado encima mío saludándome efusiva, sigo a Jet hasta una pequeña habitación que no sabía que existía pero donde tendremos la suficiente intimidad para hablar de todos aquellos asuntos que en pasado ya distante nos quedaron pendientes. Dejamos a la adolescente y al perro jugando y tomamos asiento en un sofá ya desgastado. Me ofrece una copa que, aunque no se que contiene, rechazo.
- Porque te fuiste sin decir nada?
No tengo nada que decirle. No voy a contestar. Porque no puedo, me siento impotente al intentar trabar una excusa para justificar mi precipitada partida. Me fui porque no quería saber nada de lo que era vivir sin él, porque no me atreví a llorar su muerte en un lugar tan cercano a los hechos, porque contra antes lo olvidara todo, mejor.
- No lo se- Es lo único que le puedo contestar
Silencio
- Y tú? – Le pregunto – Porque te has cambiado de bando? – Digo mientras recuerdo la nítida fotografía que apareció de su rostro en el Big Shoot.
- Me tuve que buscar la vida como pude – Contesta con voz melancólica – Perdí a mis mejores caza recompensas – Bajo la cabeza avergonzada – El negocio cayó en picado y tenía que mantener a una criatura y a un perro. – Se ríe – En fin, tampoco hice nada grave, sólo que ahora lo penalizan todo por leve que sea… Pero no has venido aquí para hablar de cómo me ha cambiado la vida en los últimos años, ya lo sé. Quieres saber si Spike sigue vivo, y si eso cierto dónde está
No me puedo sorprender, era obvio lo que yo buscaba
- Perdió la vida entre mis brazos – sollozo- Vi como su corazón dejaba de latir. Como cerraba los ojos tras un frío adiós. Porque? – Levanto la cabeza tras haber mirado al suelo desde que hemos entrado y miro a Jet con los ojos vidriosos que a duras penas pueden reprimir las lágrimas que luchan por salir a la superficie – Porque sigue vivo?
- Pensaba que te alegrarías
- Y me alegro, pero…
- Pero fue Giulia quien te dio la noticia. Fue ella quien te dijo que Spike vivía. Y que, obviamente, ella también
No me puedo sorprender, era obvio lo que me atormentaba
Silencio. Incómodo silencio
- Conoces a un tal Moëbious? – Rompe Jet el hielo al tiempo que se cruza de piernas
Niego con la cabeza, que vuelve a mirar al suelo
- Un viejo poco cuerdo que tenía una teoría con la que según él se podían resucitar a los muertos. Nadie le creía, le tomaban como un falso curandero que prometía milagros a cambio de dinero. Con un pie en el otro barrio, utilizó unos cadáveres que encontró a medio enterrar en una fosa común para probar su teoría. Se ve que era cierta, ahora Spike, Giulia, Vicious y todos los que murieron aquel día en el atentado kamikaze que Spike llevó a cabo están vivos. Tan vivos como tú y como yo. Lástima que el viejo loco muriera, se llevó el secreto a la tumba, diciendo que era él el único genio capaz de ponerla en práctica. En fin, cosas de la vida
- Entonces Spike… Sigue…
- Vivo, sí
- Está… con ella?
- Mi información no abarca a tanto, no lo sé
- Tengo hambre! – Grita Edo con voz estridente asomando su cabeza pelirroja por la puerta
- Guau! guau! – Le corea Ein
- Ya voy, ya voy – Dice Jet como un padre resignado
Se levanta y me alborota el pelo cariñosamente. Odio que me hagan eso, pero no puedo hacer más que sonreír, por más ancho que sea el torso de Jet, no le cabe ese corazón tan grande que tiene.
- Estás cansada
- No
- No te lo pregunto, lo afirmo. Estas cansada, Faye, tienes cara de no haber dormido en días- Que bien lo sabe… - Acuéstate. Tu habitación sigue intacta.
Algo aliviada y agradeciéndole enormemente a Jet este gesto me dirijo a mi habitación. No mentía, sigue igual. Caigo a la cama sin siquiera desvestirme, mientras me duermo antes de que mi cabeza llegue a tocar la almohada. Dulces sueños, Faye
Puedo aspirar el aroma que su cuerpo emana, tan próximo al mío que no se donde acabo yo y donde él empieza. Nos miramos y nos volvemos a abrazar, refugiándonos en el calor de nuestros cuerpos y nos volvemos a besar mientras me dices con tu voz, que me apasiona, que me amas, y que nunca más me vas a dejar sola…
