Cinco meses. Cinco malditos meses son los que llevo metida aquí sin tener rastro de Spike. Que fue de Giulia? No lo sé. Estoy convencida de que fue ella quien subió las escaleras. Esas rondas rubias solo podían ser suyas. Pero se esfumó, literalmente, desapareció entre los ruidos y las luces de las máquinas tragaperras. Sin rastros de su existencia, si tan solo una mísera pista de que se encuentre aquí, ya llevo cinco meses levantándome por la mañana, saludando a Jet, entreteniendo a Edo y Ein, yéndome a trabajar al casino, aguantando a la pesada de Sherry y volviendo a casa abatida sabiendo que ha pasado un día más y que él sigue sin aparecer, dudando de que realmente siga vivo y maldiciendo mi fortuna por ser tan desgraciada. Volvamos a empezar un nuevo día.

Me levanto, aún sin despertar, de aquella cama donde tan felices sueños tuve, y camino por inercia hacia la cocina. Jet me espera con el almuerzo, tan original como siempre, tortitas y un café. Media hora más tarde, Me meto en la ducha dejando que el agua caiga sobre mis espaldas y cierro los ojos mientras esos malos recuerdos me acechan. Justamente me duchaba cuando recordé finalmente lo que había sido de mi vida antes de estar congelada por siglos, acababa de salir de esta misma ducha cuando fui consciente de que no volvería ver a Spike. Fue tras una relajante ducha que corrí desesperada a intentar alcanzarle, para evitar que hiciera cualquier locura, dispuesta si hacía falta a confesar mis sentimientos… Pero realmente algo hubiera cambiado si Spike hubiera sabido lo que sentía hacia él? No recuerdo haber sido tan importante para ese hombre de mis sueños.

No dejo de sentirme culpable, sé que si Spike hubiera sentido lo mismo que yo nada hubiera cambiado, puesta que se que su corazón perteneció siempre a Giulia, pero no puedo dejar de pensar en que talvez, solo tal vez, si me hubiera sincerado no sólo con él, si no también conmigo misma, ahora no sentiría escalofríos cada vez que recordara como Spike moría empapado por aquellas lágrimas que derramé junto a su lecho de muerte. Nunca antes había llorado. Pero que él se fuera desencadenó en mí todas esas lágrimas que he llorado día tras día hasta ahora.

Giro el grifo, apagando el agua caliente. Mi piel se estremece al sentir como el agua helada la acaricia. Deseo salir fuera de la ducha, pero me siento culpable. No se porque, porque me siento así. Froto la esponja contra mi piel con fuerza, necesito sentirme limpia, libre de culpa, me encojo al sentir el contacto frío del agua, pero sin embargo sigo bajo las gotas que ahora caen de una prehistórica ducha, intentando borrar de mis recuerdos la parte en que dejé que Spike marchara, sintiéndome culpable de nuevo por haber sido tan cobarde. Sí, esa cobardía vuelve a apoderarse de mí… Sigo frotando con fuerza mi cuerpo, intentando así que el pecado que cometí se desvanezca, queriendo olvidar de nuevo esa parte dolorosa de mi vida que me sigue acechando desde hace tanto tiempo.

Finalmente salgo, sintiéndome aún culpable pero con la espalda llena de rasguños provocados por la esponja, habiendo saldado así por hoy mis pecados, mi cobardía. Me miro al espejo. Hoy, en mi vigésimo sexto cumpleaños, aunque lleve existiendo en realidad desde hace siglos, me siento más vieja que nunca. Mi piel no tiene ni una sola arruga, y tanto mi cuerpo como mi mente siguen estando en forma, pero la horrible expresión triste de mis ojos y mis labios incapaces de esbozar una sonrisa vuelven hoy a recordarme que sólo soy una mujer amargada, que lleva tiempo sufriendo por un amor que jamás le correspondió. Mientras me envuelvo en la toalla, me apoyo contra la pared y suspiro. Voy perdiendo las fuerzas, y me dejo caer lentamente sobre mis rodillas, hasta acabar en el suelo. Sumerjo la cabeza en mi regazo mientras me cubro el rostro con las manos.

Vuelvo a llorar de nuevo, sollozando, sintiendo una opresión en el pecho que dificulta mi respiración.

Porque le busco tan desesperadamente? Si quizá… si quizá él sólo piensa en Giulia. Si seguramente para él no soy más que un recuerdo evadido, si no debe ni recordar mi nombre. No debe saber que Faye, aquella mujer aprovechada con la que se peleaba por la comida y el dinero, le está buscando porque hay algo que no se atrevió a confesarle en su momento. Que no se atrevió a decirle que le amaba, que estaba loca por él, y que el día que le creyó muerto lloró todas sus lágrimas y sintió que su corazón se rompía lentamente, hasta hacerla agonizar. No debe saber que Faye, aquella mujer con la sólo compartió una relación profesional, estuvo a punto de dar el paso para que la muerte la abrazara dulcemente y la reuniera en el más allá con lo que fue ese amor jamás consumado en vida. Pero que, en el último momento, apartó aquel objeto afilado de la línea azul que se dibujaba en su muñeca porque pensó que era mucho mejor conservar una mínima esperanza de que lo volvería a ver. Y sí, ahora que sus súplicas y sueños se habían hecho realidad, la cobardía la volvía a alejar, por miedo a descubrir lo que su mente ya se imagina, que él sigue enamorado de la mujer que siempre amó, y que por más que esta le haga daño siempre amará.

Y sé que no le puedo reprochar. Que no puedo culparle porque yo misma sé lo imposible que resulta olvidar a alguien. Porque cada vez que pienso en que, debes querer a Giulia tanto como yo te quiero a ti, no puedo hacer más que romper a lágrimas de nuevo, dolida por no ser correspondida, quebrada por saber que no me amas.

Volvamos a mi vida de siempre. Once y media de la noche, en la mesa del Black Jack, repartiendo millones y empobreciendo a miserables asediada por las más que obvias preguntas de Sherry y todas sus anécdotas, tan interesantes como siempre. Dios santo, cuanto echo de menos a Lou-Lou, ella se ponía a escuchar música y se perdía en si misma, más tarde se dormía y nunca molestaba,. Y cuando hablaba, sólo era para hacer comentarios inteligentes o para comunicar algo de extremada relevancia.

Y sabes que me dijo? – Se ríe. Odio su estúpida risa, siempre está riendo, que horror. Otra cosa que añoro de Lou-Lou, ella nunca sonreía.-Que si tenía cambio! Que bueno, lo pillas? – No, no lo pillo. Has oído hablar alguna vez de la palabra humor? Pues tú no lo tienes, guapa

Ah, si? – Al menos le intento seguir la corriente – Oye, no tienes que estar en la barra

No, es mi día libre – Y porque coño vienes aquí? Es que tanto disfrutas viéndome sufrir?

Y como es que vienes?

Es que me encanta este lugar! No puedo irme de aquí ni cuando tengo fiesta

Se vuelve a reír al tiempo que se lleva el pelo hacia tras de las orejas. No lo soporto, es que no sabe hacer otra cosa? Es ya una obsesión, no hace más que llevarse compulsivamente ese pelo dorado aburridamente lacio hacia atrás de las orejas. Vuelve a hablar, y no me molesto a escucharla. La dejo que hable, y que hable, a ver si así se cansa y se va a emborracharse o a desperdiciar el dinero en las máquinas tragaperras.

Al fin acaba mi turno, ya era hora. Me quito el uniforme, esquivo a varios ludópatas ya ebrios y me deshago de Sherry con la excusa de "Mira, no era ese tu novio? Creo que viene a pedirte disculpas". La muy inútil se ha ido corriendo, dejándome vía libre para llegar hasta la nave. No veo la hora de tumbarme en la cama y dormir y dormir… Mañana es mi día libre, y a diferencia a la estúpida de Sherry no pienso ir al casino, me quedaré en casa durmiendo. Sólo me levantaré para ir a comer algo.

Entro dentro de la nave. Todo está demasiado oscuro, y hay demasiado silencio… Que sospechoso…Me habrán preparado una fiesta sorpresa?

Nota de la autora:

Siento seguir retardando de esta manera el encuentro de Spike, pero es que necesitaba un capítulo más para que el capítulo siguiente tenga sentido… Que por cierto, será algo confuso, pero se entenderá con el próximo… En fin, Dejen Reviews! Bye!