Momentos de Olvido

Vislumbro una imagen no muy nítida. Vuelvo a cerrar los ojos. Espero varios segundos, impaciente por sabe dónde me encuentro. Los vuelvo a abrir de nuevo, me encuentro ante un bloque de edificios desgastados por el paso de los años. Cierro los ojos, haber si así pongo en orden mis ideas. Volvamos a empezar: Me levanté, estuve en la nave, fui a trabajar y volví a casa. Entonces, porque demonios me he despertado medio inconsciente en un callejón sin salida? Me giro hacia la izquierda, quedando así boca abajo. Pongo las palmas de mis manos contra el suelo y me apoyo con la punta de mis pies. Flexiono todas mis extremidades y con me levanto pesadamente hasta quedar de rodillas. Vuelvo a mirar a mi alrededor, pero los mechones violetas que caen sobre mis ojos me impiden una completa visión. Me tiro el flequillo hacia atrás, intentando así ordenar mi pelo y recojo mi cabellera en una cola, la sostengo con la mano para que no se deshaga y vuelvo a pasera mi mirada por este lugar. Pisos, y muros llenos de pintadas es todo lo que hay. Pero que hago aquí? Que demonios hago en este sitio? Acabo de ponerme en pie. Me siento cansada, exhausta. Suspiro, no puedo con migo misma. Un sonido cristalino se acerca hacia mí, me giro. Una botella, impulsada por el tenue viento que ahora sopla, viene rodando hasta quedarse justo enfrente de mis pies. Genial, tampoco era muy difícil saber que pinto yo aquí. Me lo imagino, anoche pillé una borrachera y divagué por toda la ciudad hasta que acabé con mis fuerzas y me puse a dormir en el sitio menos pensado. Ahora que mis dudas se resuelven, me queda encontrar el camino de vuelta, esto…

Bien, menos mal, no había ido a parar muy lejos, estaba justo detrás del casino, cerca de la nave. Maldita sea, que frío hace… La cabeza me da vueltas, hace un frío glacial, me siento cansada. Estornudo, Hurra! Lo que me faltaba! Ahora he pilado un resfriado, debe ser mucha la gente que envidie mi suerte. A ver si sigo con racha, y mañana me muero tras una larga agonía. Oh, dios mío, me encuentro fatal, juro que esta es la última vez que me ducho con agua fría, por más culpable que me sienta. Hay otras maneras intentar saldar el daño que te hiciste, pero yo tan inteligente como siempre opté por la opción de congelarme bajo la ducha. Eres un genio, Faye.

Oh, sí, eres tú. Lo que más he anhelado durante todo este tiempo. Te he buscado desesperadamente, lo habría dado todo por ti. Pero ahora estas aquí delante de mí, y sin que yo te lo haya pedido. Bendita seas cama! Me tumbo en el colchón y me tapo hasta el cuello con la manta. Supongo que Jet estará preocupado por mi, debe pensar que aún no he vuelto. Pero me da igual, yo solo quiero dormir. Y como seguramente tengo fiebre, mañana no podré ir a trabajar… Que lástima!

Spike…- Murmuro yo con la voz quebrada

Faye – Sonríes – Te he estado buscando tanto tiempo…

Spike… - Soy incapaz de pronunciar otro nombre que no sea el tuyo

Corro a tus brazos, están abiertos, y son sólo para mí. Giulia no est�, sólo tú y yo. Nuestros labios se funden en un más que apasionado beso. Y nos miramos fijamente, yo, dispuesta a confesar mis sentimientos digo sin atreverme a separarme de tus cálidos brazos:

Spike… Te amo…

PipppiiiipppiiiiPiiiii – Respondes mientras vas saltando de un lado a otro del espacio virtual dónde se sitúa nuestro reencuentro

Empiezo a creer que te has vuelto loco cuando caigo en cuenta de que tu voz se parece curiosamente al molesto sonido que mi despertador emite cada tarde.

Por favor, déjame unos minutitos más, sólo te pido eso… Ya que irrumpes mi sueño, que te cuesta sonar dentro de media horita? Tanteo torpemente la mesa hasta dar con ese maldito aparato que me está amargando la existencia y lo apagó. Oh, sí, que bonito es saber que puedes seguir durmiendo…

Volvamos a mi mundo onírico:

Spike… Te amo…

Tengo hambre! – Me respondes con una estridente voz

Joder! Es que nadie me va a dejar dormir en paz, o que?

Me he levantado de golpe, y no demasiado consciente, me he puesto a gritar porque es ya la segunda vez que interrumpen mi sueño. Edo me mira curiosa desde los pies de cama, a su lado está Ein moviendo la cola como siempre.

Tengo hambre! – Me vuelve a repetir Edo sin inmutarse por mis gritos

Y Jet?

No está

Dónde ha ido?

No lo sé

Ahora ya no tengo excusa para quedarme en la cama. Me visto rápidamente y echo un poco de agua por la cara para no tener una apariencia tan amuermada. Cuando vuelvo al salón, Ein ya está tumbado en el sofá mientras Edo sigue tecleando obsesivamente en su ordenador

Supongo que Jet habrá ido a comprar abono para sus estúpidos bonsáis – Le digo a Edo, bien, aunque Ein me hará más caso – No creo que tarde en volver. Yo me voy a trabajar, ya volveré

Ein me ladra y Edo me dedica un extraño saludo mientras salgo por la puerta.

Vaya Faye, hoy llegas un poco tarde, no? – Será de las ganas que tenía de verte

Hum – Murmuró yo

Sabes que? Ayer te confundiste, mi novio no estaba por allí

Ah, si? Vaya, habría jurado que era él

Pues no… Pero creo que no tardará en pedirme que vuelva con él… se que ama

Vaya, que bien

Sí – Y con cara de estúpida soñadora romántica vuelve ala barra dejándome al fin en paz. Me parece que no le gustaría saber que su querido novio ya me ha tirado los tejos once veces en solo dos semanas… Pobre Sherry, me da pena que sea tan ingenua.

Vuelvo a repartir cartas, aburrida de la vida y de este estúpido trabajo. Hay algo que me ronda por la cabeza y no lo que es. No sé, tengo la impresión de que se ha olvidado algo. Bah, no creo que sea muy importante, si no, lo recordaría.

Han pasado dos horas desde que tenía la sensación de que algo se me escapaba. Y de repente, me veo clavando la uñas en la mesa del Jack Black. Absente en el mundo real y con un solo pensamiento en la cabeza. Por que me acuerdo de todo. De todo lo que pasó la supuesta noche de la borrachera. Y sí, he caído porque demonios no me acordaba de nada. Salgo del casino fuera de mis casillas, esquivando a todas las personas que se cruzan en mi camino y haciendo caso omiso a los gritos de Sherry que me están llamando. Ahora ya tengo un motivo contundente para vengarme.