ENGAÑOS

CAPÍTULO 6: Sora: Tensión.

Mimi: Solución

- Oh, So, eres la hermana más dulce del mundo- parloteó Mimi- Llevarme hasta el centro comercial ahora. Es una maldad que papá y mamá no me dejen usar el coche.

La queja de Mimi caía en oídos sordos. Sora ya estaba cansada de oírla. Su respuesta fue recordarle que podían dedicar nada más que un rato a las compras.

- Recuerda, Mimi, tenemos que estudiar esta noche.

- T tienes que estudiar.- respondió la pelirrosada. Si Sora quería enterrar su cabeza en sus libros, ese era su problema. En lo que se refería a ella, tenía mejores cosas que hacer.

Sora estaciono el pequeño coche en un espacio libre. Las hermanastras bajaron del coche y caminaron hacia el centro comercial.

- Catherine dice que los vestidos que llegaron a Foxy Mama´s son fabulosos- comentó, Mimi mientras se dirigían hacia uno de sus negocios favoritos. Se detuvo ante la vidriera- ¡Oh! ¿Alguna vez viste algo más fabuloso?

Sora estuvo de acuerdo en que el vestido que estaba en la vidriera, de un color rosa pálido y de falda corta, era sensacional.

Las dos muchachas contemplaban el vestido con tanta atención que se sorprendieron cuando una voz las llamó.

- Bueno, buen, aquí están las hermanas Tachikawa- Takenouchi.

Al volverse, se encontraron con Yamato Ishida, parado justo detrás de ellas.

El corazón de la pelirroja le saltó hasta la garganta.

"¡Oh, no!" pensó "¿Y si Yamato dice algo sobre la cena del domingo?"

Se dio cuenta de que la situación se había escapado de su control. Solo le quedaba permanecer calma y rogar porque Matt no mencionara la cita.

De cualquier modo, Mimi aprovecho el encuentro casual a su manera.

- ¡Yamato! ¡No esperábamos encontrarte aquí!

- Tampoco yo esperaba encontrarlas. Este debes ser mi día de suerte- respondió, mirando de reojo a Takenouchi.

- Bueno, muchas gracias, Matt- dijo Mimi- Pero pensé que ahora estabas trabajando. ¿O te dieron tiempo libre por buena conducta?

- Algunas veces me las arreglo para escaparme. Aunque no muy seguido- respondió el rubio, con una sonrisa burlona.

- Oh, Yamato- dijo encantada la pelirrosada, luciendo su sonrisa más seductora-, creo que es maravilloso que trabajes todo el día. Porque las computadoras son demasiado fascinantes para explicarlo con palabras.

Sora tragó con dificultad, pero Ishida estuvo de acuerdo.

- Es un negocio interesante. "La Ola del futuro", como escribió Sora en su artículo.

- Y tu eres parte de esa ola.

Aún tratándose de Mimi, eso era una exageración, pensó la pelirroja, quien todavía no decía nada.

- En realidad, solo unas gotitas de agua. Sin embargo es muy…- al parecer, Yamato trataba de encontrar la palabra adecuada para describir lo "fascinante" de las computadoras, aunque no parecía muy convencido- … apasionante.

Seguía con la mirada clavada en Sora, pero Tachikawa no parecía darse cuenta.

- Matt, eres de lo más gracioso- comentó con entusiasmo- ¿No te parece, So?

- Si- respondió Takenouchi, ruborizándose.

- Bueno, tengo que irme- dijo el rubio.- pero ya nos volveremos a ver, ¿no es cierto?- preguntó, dirigiéndose directamente a Sora.

- Por supuesto, Yama, lo estoy esperando.

Sora dejo escapar un suspiro de alivio mientras Yamato se alejaba. Se había librado… por el momento.

- Oh, So- se entusiasmó Mimi- Yamato es el muchacho más agradable de todos los que he conocido. ¡Y quiere salir conmigo! ¿No es algo maravillosos? Todas las chicas de Odaiba se van a morir de celos- Luego, volviendo su atención a la vitrina del negocio, añadió- Sora, creo que voy a comprarme ese vestido.

Era miércoles por la noche, y aunque Sora esperaba la llamada de Yamato, el sonido del teléfono la sobresaltó mientras subía las escaleras.

- Yo voy a atender.- dijo, y corrió hacia su dormitorio.

Mimi la seguía a toda velocidad.

- Es para mi- aulló, tratando de hacer a un lado a su hermanastra.

Pero la pelirroja fue mucho más rápida que ella. Atendió el teléfono y saludó, esperando oír la voz de Yamato y preguntándose como iba a poder hablar con él, con Mimi prácticamente encima y oyéndolo todo.

- ¡Hola!- la voz que llego a través de la línea era desconocida para Takenouchi.- ¿Puedo hablar con Mimi, por favor?

- ¡Claro!

- ¿Quién es?- murmuró la pelirrosada.

- No sé- respondió con un murmullo, y le alcanzó el teléfono.

- Hola- dijo Mimi- Koushiro.- hubo una pausa- ¿Mañana por la tarde? ¡Eso sería perfecto! Mira, estoy hablando desde la extensión de mi hermana. Espera un segundo que voy a atenderte desde mi cuarto.- le devolvió el teléfono a su hermanastra y corrió hacia su cuarto.

Sora esperó hasta que oyó que Tachikawa atendía desde su habitación y colgó. "Pobre Kou", pensó. Parecía un muchacho muy bueno y sabía que iba a sufrir. Porque estaba segura de que iba a enamorarse de Mimi y que ésta, con toda seguridad, lo iba a largar.

La pelirroja se aproximó a su cómoda y se detuvo, para contemplarse en el espejo que colgaba encima. Tenía unas pequeñas arrugas de preocupación marcadas en la frente y trató de borrárselas con el dorso de la mano. Las líneas desaparecieron, pero sus dudas sobre la cena del domingo seguían mortificándola. Todavía no le había dicho nada a Tai sobre su compromiso para salir con Yamato. Y estaba aterrorizada ante la posibilidad de que Mimi se enterara y tuviera una de sus furias espectaculares. Sora sabía que nunca debiera hacer aceptado la invitación de Ishida, y, sin embargo, allí estaba, esperando que la llamara.

"¡Oh, termina con eso", se ordenó a sí misma. "¡Todo va a salir bien!"

Pero… ¿y si no fuera así?

Takenouchi comenzó a ir y venir por su habitación. Tomó un libro, lo abrió, estuvo dando vuelta las hojas hasta que volvió a dejarlo. Otra vez comenzó a dar vueltas por su dormitorio. Después de haberlo recorrido varias veces, todavía tratando de encontrar algo que la entretuviera, se rindió. Decidió que no había nada que hacer, salvo sentarse y esperar.

Se sentó en la cama, con las piernas cruzadas, escuchando el sonido del pequeño reloj de la mesa de luz, cuando el teléfono volvió a sonar.

- Yo atiendo- gritó, y levanto el tubo a la primera llamada.

Se aseguró de que Mimi no hubiera atendido desde su cuarto.

- ¿Hola?- dijo con voz temblorosa.

- Hola, ¿So?- Sora reconoció la voz aún antes de que dijera- Habla Yamato.

- Hola Matt.

- ¿Cómo estas?

- No podría estar mejor- mintió la pelirroja.- De verdad que fue una coincidencia que nos encontráramos contigo esta tarde en el centro comercial.

- Claro que si- estuvo de acuerdo el rubio- Y fue la primera vez, en toda la semana, que tuve un rato libre para mi. Supongo que Mimi te contó que tenía que ocuparme de un montón de gente importante que vino por negocios.

- Eso debe de mantenerte muy ocupado.

- En realidad, no me importa. Estos últimos días pasaron volando.

- Bueno, ahora vas a tener más tiempo libre- comentó la pelirroja.

- De alguna manera, me gustaría que no fuera así. Ahora, los días van a ser larguísimos hasta que llegue el domingo.- Yamato hizo una pausa y luego preguntó con voz tranquila- ¿Todavía sigue en pie nuestra cita, no?

Takenouchi sintió como un montón de mariposas aparecían de golpe y comenzaban a revolotear dentro de su estómago. Respiró profundamente, esperando que volvieran al lugar de donde habían salido. Al mismo tiempo, oyó una vocecita que desde lo más profundo de su mente le decía que contestara que no.

Pero había hecho una promesa y sentía que debía mantenerla.

- Si- respondió por último, en voz baja.

- ¿Vamos a cenar?- preguntó Ishida.

- Eso es- aceptó la pelirroja.

- ¡Eso es grandioso!- exclamó el muchacho. Luego preguntó- ¿Hay algún restaurante en especial al que te gustaría ir?

- No- respondió Sora- No sé me ocurre ninguno.

Había cientos de restaurantes a los que no quería ir. Eran lugares donde podía encontrarse con alguien conocido, compañeros del colegio o incluso padres de sus amigos. Y si la reconocían, todo Odaiba sabría al día siguiente que ella había salido con Yamato. Y la primera en enterarse de ese sabroso chisme iba a ser su hermanastra Mimi.

- ¿Qué te parece el Cote d´Or?- preguntó Ishida.- Eso si no te importa un viaje de cerca de una hora.

¿Importarle? ¿Le importaría ganarse el primer premio de la lotería?

- Es perfecto.- aprobó la pelirroja, sin ocultar su entusiasmo- me encantaría ir allá, Matt.

- Espero que te guste. Dicen que es muy bueno.

Y también muy caro. Sora lo había leído en una revista. Decían que tenía manjares, "Las especialidades son…" y una larga lista. Y luego estaban los precios, que la habían hecho parpadear.

Ese era el lugar perfecto para ella: uno bien lejos de Odaiba y tan costoso que ninguno de sus conocidos, al menos las chicas y chicos, podían pagarlo.

Mientras todo esto cruzaba por su mente, Sora oyó que el rubio el preguntaba:

- ¿Te paso a buscar el domingo por la noche?

- ¡Oh, no!

- Comprendo. Me gustaría llevarte en mi coche, pero si te parece mejor que nos encontremos all

- Me parece mejor que nos encontremos allí.- declaró ella con firmeza.

- ¿Te parece bien a eso de las nueve?

- A las nueve estará muy bien- asintió Takenouchi.

Después de cortar la comunicación, se le ocurrió que tendría que ponerse algo conveniente para esa invitación. Los conjuntos informales que usaba para salir con Tai difícilmente serían adecuados para una comida en el Cote d Or.

Paso lista a toda su ropa. Nada le parecía bien. Pero Sora, segura de que en su placard tendría algo apropiado, decidió hacer a un lado todos los pensamientos sobre lo que se iba a poner. No obstante, no podía dejar de preocuparse por esa cita con Yamato. Suspiro. . Ahora que habían combinado todo para verse, la situación era una bomba de tiempo.. Lo único que le quedaba era confiar en que… no estallara.

El jueves por la tarde, Sora regresó de la escuela, sola, en el coche. Era temprano, porque ese día terminaron las clases antes de lo habitual por una reunión de profesores. En general, la pelirroja agradecía el tiempo libre extra, pero ahora le parecía que tenía más tiempo para preocuparse por su cita con Yamato. Todavía no le había dicho nada a Taichi sobre su compromiso y ahora ni siquiera estaba segura de si debía hacerlo. Necesitaba hablar con alguien, y decidió llamar a Miyako tan pronto como llegara a casa. Después de todo, la lila y Hikari eran sus mejores amigas, y siempre había contado con sus buenos consejos.

En cuanto estacionó el coche, la pelirroja entró con rapidez en su casa, subió a su habitación y tomo el teléfono, deseando que Miya ya estuviera en casa. Cuando esta atendió al segundo llamado, Sora suspiró de alivio.

- ¡Oh, Miya!- exclamo- ¡Necesito hablar contigo.

- ¿Qué sucede, So? Hablas como si se te hubiera caído el techo en la cabeza.

- Algo así- respondió la pelirrosada.

Inoue espero a que Takenouchi prosiguiera. Al no suceder nada, le sugirió afectuosamente:

- Tal vez pueda ayudarte. Pero primero debes decirme que es lo que te sucede.

Entonces, de pronto, Sora le contó toda la historia.

- Y Yamato me pidió que saliéramos juntos- concluyo- El domingo a la noche.

- ¡Yamato Ishida!- exclamo sorprendida Miyako. Pero luego preguntó, insegura- ¿Vas a salir?

- Yo no quería- trató de excusarse la pelirroja-. Pero él insistió asta conseguirlo. Al principio, pensé en contárselo a Tai, pero ahora no me animo. Y también tengo miedo de que Mimi lo averigüe por algún lado.

Se produjo una larga pausa. Sora, quien conocía muy bien a la lila, casi pudo ver la expresión de su cara mientras consideraba la situación. Hasta que por fin hablo.

- Puedo entender lo de Taichi, pero, ¿Mimi?

- Ella esta enamorada de Yamato- respondió Sora con voz temblorosa

- Tendría que haberlo sabido- comentó con tono burlón Miyako.- ¿No se enamora de cada chico buen mozo que hay en la ciudad? Y Yamato además es rico…

Sora sabía que Miya no era la admiradora numero uno de su hermanastra y esta vez pasó por alto su crítica. Tenía cosas más importantes para discutir con ella.

- No te preocupes, So- continuó Inoue- Mimi se va a olvidar de Matt en cuanto aparezca otro chico.

- Esta vez no. Cree que él esta enamorado de ella.

- ¿Y es así?

- No- respondió Tachikawa, reprimiendo un sollozo- Yamato dice que esta enamorado de mi.

Se produjo un silencio cargado de asombro.

- Ah …- murmuro la lila- Ahora entiendo el problema.

- Eso es- se lamentó la pelirroja.- No sé que hacer. No quiero lastimar a Mi-chan o a Tai. Pero tampoco quiero lastimar a Yamato. Y le prometí que iba a salir con él.

- ¡Oh, So!- se lamentó la lila, llena de comprensión. Luego se produjo una pausa larga, mientras consideraba la situación de su amiga. Asta que por último dijo- Creo que tienes que salir con Matt. Y mantener los dedos cruzados y confiar en que Mimi no se entere. Pero también creo que es importante que se lo digas a Taichi. Él comprenderá.

- No cuando se trata de Yamato Ishida.- respondió con tono sombrío Sora- Pero tienes razón, Miya. Lo más justo es que se lo diga a Tai.-. Sin embargo, Sora sabía que esa sería una de las cosas más difíciles de las que había tenido que hacer en su vida.

Las manecillas del reloj del colegio ya habían pasado cinco minutos de las doce cuando Koushiro se acercó para esperar a Mimi. Quince minutos más tarde, ella se acercó con calma.

- hola- dijo, saludándolo distraídamente- Supongo que se me hizo tarde. Lo siento.

- No tienes que disculparte- dijo el pelirrojo, sonriendo tímidamente- Ya sé lo difícil que es llegar a tiempo cuando te detiene algo importante.

Mientras caminaban hacia la playa de estacionamiento, Kou le lanzaba miradas de admiración a la pelirrosada. Luego, subieron al coche y el muchacho lo puso en marcha.

- ¿Cuál es el problema en matemáticas?-preguntó, mientras aceleraba y pasaba entre dos vehículos.

- ¡Es que no puedo entender nada de nada!

- Es fácil- la tranquilizo Izzumi- Ya vas a ver. Vamos, Mimi, si puedes aprender a manejar una computadora en la forma en que lo hiciste, matemática no será nada para ti.

Tachikawa se acomodó para acercársele un poco.

- Pero manejar la computadora es divertido- dijo- En cambio, matemática es un bodrio.

- ¡Pero si es divertido! ¡Es una especie de juego, como el ajedrez!

- Si es así- murmuró la joven con tono de duda- vamos a jugarlo.

Llegaron a la casa Izzumi y se dirigieron a la habitación de Koushiro.

- Muy bien, vamos a ver tu libro.

Mimi se lo alcanzó con el brazo estirado. El pelirrojo rió entre dientes.

- No te va morder. Y, una vez que entiendas, hasta te va a encantar. (Oigan, a mi si me gusta)

- Eso sería increíble- refunfuño la pelirrosada.

Pero puso mucha atención a lo que Koushiro le decía mientras estudiaban el libro. El muchacho eligió un par de problemas y le explicó como debía resolverlos. Luego repasó con ella los temas básicos. Y, al cabo de una hora, cerró el libro con fuerza. Con una gran sonrisa, lo hizo a un lado.

- ¿Viste?- dijo- las ecuaciones son una pavada.

Mimi hizo un puchero.

- No para mi. No tienen nada de divertido- sacudió la cabeza- No hay nada como las computadoras- continuó, adentrándose en el tema.- Eso si que es fascinante.

- ¡En eso no te equivocas!- Kou cayó en la trampa- ¿Quieres probar con un programa o con alguna otra cosa?

- ¡Oh, Izzy!- gorjeó la joven, simulando sorpresa por el ofrecimiento- ¿Puedo hacerlo?

Mimi encendió la computadora, insertó el CD-ROM mientras el pelirrojo observaba por sobre su hombro.

- Eres absolutamente sensacional- Los ojos de Koushiro brillaban de entusiasmo.- Muy pronto vas a saber tanto como yo sobre computadoras (si, claro…)

- ¡Oh, no!- replicó ella, con sincera modestia- hay un millón de cosas que tú sabes y que yo ni siquiera puedo pensar en aprender.

- ¿Cómo cuales?- las desafío.

Mimi vaciló antes de responder. Tragó saliva, suspiró y decidió lanzarse al vacío sin mirara atrás.

- Leí algo sobre entrar en computadoras o algo por el estilo. ¿Sabes que quiero decir?

El pelirrojo meneó la cabeza y la muchacha continuó.

- Creo que es entrar en el sistema.

- ¡Ah, eso! Claro. Hay gente que hace eso.- respondió Izzumi.

- ¿Y tú sabes como lo hacen?- la pelirrosada parecía tan inocente como una criatura mientras esperaba la respuesta.

- Claro. No es gran cosa.

- ¿Puedes mostrarme como es?- pidió Mimi.

- No lo sé… Es ilegal, ¿sabes?

- ¡Pero no será nada malo si solo me lo muestras!- insistió ella.

- Bueno…- vaciló Koushiro.- No s

- Por favor, ¿no lo harías por mi?

El pelirrojo se rascó la cabeza, sin ganas de hacer lo que Tachikawa le decía, pero sin poder resistirse a sus encantos.

- Esta bien- asintió por fin, conteniendo el aliento.- Adelante.

Enchufó un cable y apretó un par de teclas. La pantalla se encendió y la palabra "¿Contraseña?" titiló en el monitor. Entonces el pelirrojo escribió algo en el teclado. En un instante la pantalla se llenó de información sobre las ventas de una compañía mobiliaria de Odaiba.

- Funciona- jadeó al femenina- ¡Realmente funciona!

- Por supuesto que si. ¿Tenías alguna duda?

- No, claro que no.

- ¿Quieres que pruebe con alguna otra cosa?

Los ojos de Mimi relucían.

- ¡Oh, si!

El muchacho tipeó otra orden. Esta vez, hizo que en la pantalla aparecieran los informes de una empresa discográfica.

- Es lo que Sora decía en su artículo.- señaló, llena de entusiasmo- "La ola del futuro"- Y luego, procurando que el entusiasmo ocultara su remordimiento, preguntó, como si se le acabara de ocurrir- ¿Y podrías realmente entrar en la computadora del colegio? ¿Esa que regalaron los Ishida, la que tiene todas las calificaciones?

- Es probable que pueda- respondió el pelirrojo- Pero no debo hacerlo.

- ¿Por qué no? Al menos, así sabré que notas tengo.

- No puedo, Mimi. Ni siquiera debía haber hecho esto.

- ¡Oh, vamos!- suplicó la femenina.- No es como si te pidiera que entres en el sistema del Pentágono o algo así.

- Ya sé que no es lo mismo- estuvo de acuerdo (?) Kou-Pero igual no esta bien.

- Pero no el algo realmente malo- argumentó la pelirrosada. Mas le valía convencer rápido al genio, porque no sabía cuanto tiempo podría seguir soportando esta situación.- Y, de todos modos,- agregó- Nadie tiene porque saberlo.

El pelirrojo vaciló. Algo en su interior lo prevenía sobre los problemas que se avecinarían si lo hacia.

Pero cuando Mimi lo miró con el labio inferior haciendo puchero, con la expresión más adorable que hubiera visto, sus defensas se derrumbaron.

- Muy bien- aceptó- Vamos a ver.

Cuando hizo que aparecieran en la pantalla los informes del colegio, Tachikawa se quedó paralizada.

- Oh, Kou- exclamó, pasándole los brazos por el cuello- ¡Debes de ser la persona más inteligente del mundo!

El muchacho enrojeció tanto que parecía una langosta hervida.

- Yo no diría eso- refutó- Simplemente soy bueno en Matemática y eso es todo.

- Y también un mago de las computadoras- la pelirrosada miraba fijamente la pantalla y sus ojos se entrecerraban- ¿Puedes encontrar cuales son mis calificaciones?

- ¿En todas las materias?

- Solo matemática.

- Voy a intentarlo- aceptó Izzumi.

Cuando apareció el aplazo, la sonrisa de Mimi se desvaneció. Su rostro permaneció sombrío.

- Oh, no! Eso es lo que me temía.

- Todo se va a arreglar- trató de consolarla el pelirrojo.- Con lo que aprendiste hoy, vas a pasar el próximo examen sin ningún problema.

- Yo no- se quejó la muchacha- Me asusto tanto cuando me toman una prueba, que no puedo pensar. Ni siquiera cuando sé las respuestas.

Se tapó la cara con las manos y, a pesar de lo que le decía el subconscientes, se obligó a llorar.

- ¡Oh, Kou! ¿Qué puedo hacer? Si no apruebo, no volveré a salir durante mil años. Y decepcionaré también a mi hermana.

"Ya lo estás haciendo" susurró una molesta vocecita en su cabeza, a la que la pelirrosada obligó a callarse sacudiendo su larga cabellera.

- No va a ser tan malo- aseguró el pelirrojo, palmeándole la espalda- Nada es tan malo.

- Si, lo será- sollozó Mimi, mientras lo observaba espiando entre los dedos- No puedes imaginar lo horrible que será.

- Me gustaría poder hacer algo- Izzumi sacudió la cabeza con desconsuelo- Si quieres, podemos repasar esos problemas otra vez.

- Eso no me ayudará. Como ya te dije, nada puede ayudarme.

- Vamos, algo puede surgir…

La muchacha dejó caer las manos a los costados. Luego, lo contempló con una expresión de desconsuelo imposible de soportar.

- Nada servirá- gimió- Nada… A menos… salvo que…- tragó saliva- tal vez si pudiera cambiar esa nota…

- ¿Quieres decir…?- pregunto Koushiro, horrorizado.

Mimi asintió, sin atreverse a mirarlo a los ojos.

- Oh, no, Mimi. No puedo hacer eso. Ni siquiera debí entrar en el sistema del proceso de datos. Pero… ¿cambiar tus calificaciones? ¡Eso sería espantoso!- se espanto el joven.

La pelirrosada se secó las lágrimas, asombrándose así misma de lo poco que valía su dignidad.

- No te lo pediría si no estuviera absolutamente desesperada…

- Caramba…

Entonces ella sollozó con angustia.

- No sé que voy a hacer.

- No llores, Mi-chan.- el pelirrojo le puso una mano en el hombro. Luego sacó un pañuelo del bolsillo y se lo entregó.

Tachikawa apretó el pedazo de tela entre sus manos.

- Supongo que voy a sobrevivir a esto- dijo, con aire desolado.

El joven permanecía a su lado, retorciéndose las manos de puro nerviosismo. Hasta que, finalmente, dijo:

- Esta bien, voy a hacerlo- Tragó saliva, evitando mirarla a los ojos mientras se sentaba frente al computador- ¿Qué es lo que quieres?

Mimi se las ingenuo para darle una débil sonrisa, pese a lo asqueada que estaba de si misma.

- Con un siete estará bien.

Izzy tipeó cierta información en la computadora.

- Muy bien- anunció- todo listo.

Notas de la Autora:

¡¡¡Hola Mis amados lectores!!!! Aquí estoy de regreso, luego de una eternidad. Y, a pesar de eso, no tengo tiempo de corregir este capítulo, así que si ven algún error mas o menos grave les agradecería que me lo hicieran saber en un review o en un

¡Gracias por leer!

Estrella de la Tarde

PR"XIMO CAPÍTULO: "Con el Director" Le podrá el punto final (o casi) a la historia entre Kou y Mimi