CAPITULO 4: EL ACCIDENTE
Mientras tanto, en el Santuario de Atena, las cosas no estaban nada tranquilas. Todos estaban algo alterados por la noticia que Saori les acababa de dar. Sabía lo que significaba eso: trabajos forzados desde dos semanas antes del baile. Milo, Mu, Camus y Aioria estaban con sus chicas en la entrada del Santuario. Saga también estaba con ellos.
No puedo creerlo- dijo Milo en un tono ligeramente fastidiado.
Oye, amor, si al principio te pareció una buena idea- dijo Selene.
Sí, pero ya lo pensé mejor- dijo Milo, rascándose la cabeza- una fiesta de Saori no es buena para nuestra salud-
El punto es que Saori nos pondrá a trabajar como negros- dijo Aioria.
Saga se aclaró la garganta de mal humor. No le gustaba para nada esa alusión, y todos captaron inmediatamente porqué... se trataba de una niñita mulata de cuatro años llamada Zalika.
¿No crees que exageras un poco, amor?- le dijo Marín, cortando un poco la tensión.
¿Yo? Claro que no- dijo Aioria- ya conoces a Saori, y sabes bien como se pone cuando quiere una...- pero no terminó su frase.
Ya basta con las quejas- dijo Camus en tono de fastidio.
Sí, ya hasta parecen Máscara Mortal- dijo Mu- él tampoco tomó muy bien la noticia...-
¿Bromeas?- rió Aioria, olvidando de pronto su mal humor- parece el fin del mundo para él...-
Y debe serlo- dijo Milo, pensativo- jamás se ha acercado tanto a un ser humano sin cortarle la cabeza... imagina tener que bailar con alguien...-
Milo, Mu y Aioria rieron por lo bajo, mientras Camus los miraba sin decir nada y las chicas un tanto molestas.
Pobre Máscara Mortal- dijo Selene- ojalá él también tuviera una chica...-
En ese momento, se escuchó la voz de Shaina resonar por todo el Santuario.
¡Selene!- gritaba la voz de la amazona- ¡necesito tu ayuda!-
¡Ya voy!- gritó Selene de regreso, y bajó corriendo hacia el Recinto de las Amazonas, de donde provenía la voz de la amazona peliverde.
Espera, amor, voy contigo- gritó Milo, y corrió tras Selene.
Será mejor que nosotras nos vayamos también- dijo Marín, mirando de reojo a Milekha y a Lily- ya es tarde, y no hemos acabado nuestros deberes...-
Cierto- dijo Milekha en tono amargo.
Bueno, vámonos, chicas- dijo Marín- mientras los valientes caballeros siguen lamentando su triste suerte...-
Muy graciosa, Marín- dijo Aioria.
Las chicas se despidieron rápidamente de sus novios y bajaron hacia el recinto de las amazonas, siguiendo a Selene y Milo.
Saludas a tu hermano de mi parte cuando vuelva- gritó Marín una vez que ella, Milekha y Lily ya estaban lejos.
Y hablando de tu hermano- dijo Mu- ¿dónde están Aioros y Shura?-
No tengo idea- dijo Aioria- se supone que iban a ir a ver el fútbol, pero creo que el partido ya debió haber terminado desde hace mucho tiempo...-
Tal vez les dio hambre, y se fueron a comer por ahí- dijo Camus, un tanto pensativo.
Tal vez- admitió Aioria.
En ese momento, los caballeros dorados sintieron algo extraño en el aire, como una especie de perfume fino de olor dulce. Los tres se miraron entre sí, como para verificar si los otros dos habían tenido la misma sensación.
¿Olieron eso?- preguntó Aioria. Mu y Camus asintieron.
No es nada- dijo Mu- tal vez fue el perfume de una de las chicas... ya sabes como les gusta...-
Camus y Aioria asintieron.
Será mejor que volvamos a nuestras casas- dijo Camus- a menos de que quieran que Saori se moleste y nos regañe...-
Tienes razón- dijo Mu- vámonos...-
Los tres volvieron a sus templos. Escondida entre las sombras, muy cerca de donde habían estado los caballeros, se dibujó una sonrisa en la oscuridad.
Perfecto...-
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En contraste, para Aioros y Shura las cosas no estaban tan mal. Al contrario, ellos dos se la estaban pasando de maravilla, aún sin saber la "trágica" noticia del baile de Saori. Una vez que terminaron de cenar y salieron a pasear al parque, Shura e Isis se alejaron un poco de Aioros y Giselle.
¿Qué pasa?- preguntó Isis.
Deberíamos dejarlos solos un rato- dijo Shura- no me gusta ser el "chaperón" de Aioros...-
Isis sonrió y asintió.
¿Y porqué estás jugando aquí en Grecia?- preguntó Shura- si Egipto está muy lejos de aquí...-
Lo sé- sonrió Isis- pero hace unos meses recibí una oferta del equipo de Atenas que no pude rechazar...-
¿Ah, no?- dijo Shura- ¿acaso te pagan muy bien?-
Bastante bien- dijo Isis, con cierto tono de amargura en su voz y bajando la mirada hacia la fuente. Shura notó eso, pero no dijo nada. Los dos se sentaron en la orilla de la fuente, bajo la luz de un farol.
¿Y porqué juegas fútbol?- preguntó Shura- ¿siempre te ha gustado? No se en Egipto, pero al menos aquí no es un deporte muy de mujeres...-
El fútbol es mi pasión- dijo Isis- desde que era niña. Mi papá lo jugaba, y Ramsés, uno de mis hermanos mayores, me enseñó... los dos eran muy buenos...-
¿Eran?- preguntó Shura.
Sí- dijo Isis con una fuerte nota de tristeza en su voz- hace varios años... sucedió una tragedia...-
¿Qué pasó?- quiso saber Shura. Isis tomó aire antes de responder.
x-x-x FLASHBACK x-x-x
Isis despertó por el sonido de sollozos. Eran las dos de la madrugada. Miró a su alrededor, y vio a su madre, sentada a la mesa y llorando desconsoladamente con el rostro escondido entre sus manos. Su hermano mayor, Tenre, estaba de pie junto a ella, tenía las manos dentro de los bolsillos, y miraba tristemente por la ventana.
-¿Mamá?- dijo Isis, sentándose junto a su madre- ¿porqué estás llorando?-
Su madre no respondió. Isis volvió la mirada a su hermano.
-Tenre, ¿qué le pasa a mamá?- preguntó la niña- ¿porqué llora? ¿dónde están papá y Ramsés?-
El joven egipcio se aclaró la garganta, se sentó junto a su hermana y la sentó en su regazo.
-Acaba de suceder algo terrible en el templo, Isis- le dijo Tenre- ocurrió un... accidente en la excavación donde trabajábamos...-
-¿Un accidente?-preguntó la niña.
-Así es- dijo Tenre, con voz quebrada- alguien hizo estallar un cartucho de dinamita por error. La construcción del templo se derrumbó y...-
Isis escuchaba eso, mirando fijamente a su hermano mayor, sin creer lo que escuchaba. Tenre hizo una pausa para respirar profundamente, y continuó.
-Yo había salido a traer las varillas, pero ellos dos estaban ahí dentro- continuó Tenre- Ramsés está en el hospital, muy grave... los doctores dicen que tal vez lo pueden salvar, pero si lo hace, nunca volverá a caminar...-
-¿Y papá?- dijo Isis con los ojos llorosos- ¿dónde está él?¿está bien?-
Tenre no respondió, solo agachó la cabeza. Isis, entendiendo lo que había ocurrido, saltó del regazo de su hermano y, sin siquiera ponerse las sandalias, salió corriendo hacia las excavaciones de los templos, seguida por su hermano.
-¡Isis!- gritó Tenre tras ella- ¡regresa! Es peligroso que tú vayas solita...-
En una excavación, vio varios agentes de la policía egipcia, ambulancias y una gran multitud. La pequeña se abrió paso entre la gente. Y ahí fue donde lo vio: su padre, sin vida, tendido sobre el suelo. Junto a él, en la pared, una pintura de la diosa de la luna. Isis se echó a llorar con el rostro oculto entre sus manos mientras los paramédicos recogían el cuerpo sin vida de su padre y lo subían a una ambulancia. Sintió que alguien la abrazaba. Era su hermano mayor.
-No llores, hermanita- le dijo tiernamente Tenre- así lo quiso Alá...-
-Papá... ya no...- dijo la niña entre sollozos.
-No llores, Isis. Mira- dijo Tenre, señalando la luna en menguante y el cielo estrellado- la luna ya está llorando, y sus lágrimas brillan en el cielo...-
Después de ello, Isis no supo si lo había soñado o fue realidad. Había un hombre, vestido de turista extranjero, que miraba la escena desde lejos, y su sonrisa blanca brillaba en la noche. Una risa malévola hizo que la pequeña se estremeciera de miedo bajo el abrazo de su hermano.
x-x-x FIN DEL FLASHBACK x-x-x
Isis tenía los ojos humedecidos. Shura se arrepintió de haberle preguntado eso.
Lo siento mucho- dijo Shura, apenado- no era mi intención hacerte recordar eso-
Está bien- dijo Isis, parpadeando- sé que a papá no le gustaría que estuviera triste...-
¿Y tu hermano?- dijo Shura.
Ramsés sobrevivió- dijo Isis- estaba muy grave, pero un médico en el hospital de El Cairo le salvó la vida. Pero como dijo mi hermano Tenre, jamás volvió a caminar, y tiene muy mala salud...-
¿Y tú seguiste jugando fútbol?- dijo Shura.
Ramsés me lo pidió- sonrió Isis- y por eso acepté el contrato con Atenas. Si ganamos el campeonato, ganaré el dinero suficiente para que operen a mi hermano, y tal vez vuelva a caminar...-
Eso espero- sonrió Shura.
¿Y tú?- preguntó Isis- ya he hablado bastante de mí...-
¿Yo?- dijo Shura.
Sí- sonrió ella- ¿a qué te dedicas?-
Pues...yo...soy...- dijo Shura, inseguro- soy caballero de Atena-
¿En serio?- dijo Isis, abriendo los ojos desmesuradamente- ¿vives en el Santuario de Atena? Es un lugar hermosísimo...-
¿Cómo lo sabes?- preguntó Shura, sorprendido.
Paso por ahí todos los días- dijo ella- cuando el sol se pone sobre el templo más elevado del Santuario... es hermoso...-
Shura sonrió. Jamás había pensado en el monótono Santuario como algo tan hermoso.
¿Puedo preguntarte algo?- dijo Shura.
Ya lo hiciste- sonrió Isis- pero puedes preguntar otra cosa...-
De acuerdo- dijo Shura- ¿porqué aceptaste salir conmigo?-
Isis se quedó pensativa, y luego sonrió.
Me pareces un chico muy agradable- dijo ella- hace unos días me rescataste de un delincuente... eres muy lindo, aunque apostaste en mi contra y no sabes perder...-
Shura sonrió al escuchar eso.
Solo con Aioros- dijo el caballero de Capricornio con una amplia sonrisa.
Y hablando de Aioros- dijo Isis- ¿dónde están él y Giselle?-
No lo sé- dijo Shura.
¡Por Alá!- exclamó Isis, mirando su reloj de muñeca- ya es muy tarde. Debería volver a casa, porque mi madre me asesinará si me llama y no estoy en casa...-
Tienes razón- dijo Shura- vamos...-
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La respuesta a la pregunta de Isis estaba del otro lado del parque.
Te agradezco que me hayas invitado a salir, Aioros- sonrió Giselle.
No hay nada que agradecer- sonrió el caballero de Sagitario- fue un verdadero placer que me hayas acompañado...-
¿En serio?- dijo Giselle. Aioros asintió, sin dejar de verla a los ojos. Giselle se sintió algo apenada y bajó la vista.
Lo siento- dijo Aioros, percatándose de ello.
No, no es nada- dijo ella, levantando la vista- bueno, de todas maneras, te agradezco que me hayas invitado. La verdad me divertí muchísimo... sobre todo al ver la cara de enojo de Shura-
Aioros sonrió. No quitaba su vista de los labios rosados de Giselle. Poco a poco, el caballero se inclinó hacia delante. Giselle se quedó inmóvil, conociendo la inminencia de lo que sucedería si no se movía. Lo obvio ocurrió, y los labios de ambos hicieron contacto dulcemente. Los dos sintieron las mejillas calientes, y se separaron casi de inmediato.
Lo siento- dijo Aioros, con las mejillas muy rojas.
No, no hay problema- dijo Giselle, sonrojada también, pero sonriendo.
Se...será mejor que te acompañe de regreso a casa, es muy tarde...- dijo Aioros. Giselle no tenía ningún deseo de volver a casa, pero asintió al pensarlo mejor. Ya eran más de las once de la noche, y Frida se pondría histérica si no llegaba antes de las doce.
Sí, gracias- dijo Giselle, más por necesidad que por gusto- ¿dónde está Shura?-
Por allá- dijo distraídamente Aioros- pero creo que él tiene que acompañar a Isis a su casa, sobre todo porque ella no conoce Atenas... ¿nos vamos?-
Claro- dijo Giselle.
Aioros acompañó a Giselle a un departamento junto al 'das Kaffe Haus', donde la chica se quedaba después de trabajar en el café. Una vez que llegaron, Giselle subió los dos pequeños escalones que la separaban de la puerta, mientras Aioros se quedó abajo.
Fue una linda tarde, en serio- sonrió Giselle, recargándose en la puerta del departamento- me la pasé de lo mejor...-
Me alegro que haya sido así- sonrió Aioros.
Bueno, hasta mañana, supongo- dijo Giselle- vendrás a que Shura te pague tu café, ¿cierto?-
Por supuesto- dijo Aioros, subiendo un escalón.
Bueno, debería entrar- dijo Giselle- Frida debe estar esperando...-
Deberías- dijo Aioros, cortando por fin la distancia que los separaba. El caballero la tomó por la cintura, y ella rodeó su cuello con sus brazos. De nueva cuenta, los labios de los dos se unieron con delicadeza, sintiendo cada uno la dulzura de los labios del otro. Tras unos segundos que parecieron toda la vida, los dos se separaron.
Debo irme- dijo Giselle con un susurro.
Nos veremos mañana- dijo Aioros, besándola en la frente- que tengas dulces sueños...-
Giselle giró la perilla de la puerta y entró. Aioros se fue rumbo al Santuario. La chica lo miró alejarse desde la ventana con una sonrisa. Una vez que desapareció, Giselle entró a su habitación y se cambió. Revisó en la de Frida: su compañera ya estaba profundamente dormida.
Giselle sonrió y se metió en su propia cama. Cerró los ojos aún con una sonrisa en sus labios. Por supuesto que tendría dulces sueños esa noche.
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Shura y Aioros llegaron al Santuario casi al mismo tiempo.
¿Y bien?- dijo Shura- ¿qué tal tu día?-
El mejor en años- dijo Aioros con una amplia sonrisa- ¿y qué hay de ti?-
Fuera de la apuesta perdida, podría decir lo mismo que tú- dijo Shura.
Aioros sonrió.
Bueno, vamos a dormir antes de que alguien se de cuenta de que llegamos tan tarde. Guardemos esto en secreto, ¿de acuerdo?- dijo Aioros, y extendió su mano a su amigo- si no, los demás no nos dejarán vivir...-
De acuerdo- dijo Shura, aceptando la mano de su amigo y pensando en el banquete que se darían Milo y los otros si se llegaran a enterar de que él y Aioros habían salido con una chica esa tarde. El caballero de Capricornio hizo una mueca. De seguro diría que fue una 'cita'. Lo que Shura no sabía es que, en el caso de Aioros, sí había sido una cita.
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CONTINUARÁ...
¡Hola! Perdonen la demora, pero me quedé en babia y se me olvidó por completo actualizar... Por supuesto que habrá varias parejas antes del baile de Saori, pero ya verán después. Y sí, les garantizo que se reirán muchísimo del pobre Máscara Mortal (preparé varias crueldades para él)
¡Gracias por seguir leyendo, y porfis, sigan mandando reviews, se agradecen mucho!
Abby L. / Nona
