CAPITULO 5: LA PESADILLA

A la mañana siguiente, Aioros y Shura se levantaron muy tarde. No había ningún problema, y a nadie le importó: era domingo, y todos los asuntos importantes del Santuario estaban cancelados por ese día.

Mientras tanto, los caballeros que tenían chica se prepararon psicológicamente para ir con ellas al centro comercial: las chicas habían tomado la noticia del baile de Saori desde un punto de vista completamente distinto.

¡No podemos ir a un baile así como así!- le dijo Selene a Milo- tenemos que comprar algo de ropa...-

Selene tiene razón- dijo Marín- ¡vamos!-

¿Van a ir de compras?- sonrió Milekha alegremente-¡yo me apunto!-

¡Yo también!- gritó Lily.

Milo, Aioria, Camus y Mu las miraron con una gruesa gota de sudor en la frente. Eso sería peor que de costumbre, pues conocían muy bien a las chicas, y sabían que tardarían siglos en decidirse.

Oigan, chicas- dijo Milo- ¿no creen que mejor podríamos...?-

¡No!- exclamaron las cuatro al mismo tiempo.

Está bien, está bien...- dijo Milo, echando una mirada al reloj del Santuario. Diez de la mañana.

Bueno, vamos- dijo Aioria, en tono derrotado- entre más pronto lleguemos allá más pronto regresaremos...-

Así es- dijo Mu sonriendo. Sabía que Lily no le daría tantos problemas. Pero miró de reojo a Camus con verdadera compasión. De las cuatro, Milekha era el terror de los centros comerciales.

Bueno, vamos- dijo Camus- pero tendrán solo tres horas para comprar todo... a las dos de la tarde debemos estar de regreso aquí... ¿lo prometen?-

Claro- sonrieron las cuatro, cruzando los dedos por la espalda.

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¿Dónde estuviste toda la noche, Giselle?- fue el saludo matinal que obtuvo la chica rubia de parte de su compañera desde la puerta de su habitación.

Ya te dije que llegué antes de las doce, Frida- dijo Giselle, tras bostezar y ponerse de pie- fui con Aioros a un partido de fútbol y luego a cenar... ¿tiene eso algo de malo?-

¿Estás loca?- le dijo Frida- ¿qué no te has dado cuenta del chico que te pretende?-

¿El chico que qué?- dijo Giselle, parpadeando completamente sorprendida.

Pues ese hombre rico alemán, que viene más o menos seguido- dijo Frida- ¿qué no lo ves? ¿Quieres arruinar tu vida de esa manera?-

¿De qué rayos estás hablando?- dijo Giselle, comenzando a molestarse.

De que ignoras a ese hombre- dijo Frida- piénsalo: es apuesto, rico, y es alemán como tú y yo... ¿de qué te sirve salir con un caballero griego?-

No puedo creerlo- dijo Giselle, dándole la espalda- no puedo creer que esté teniendo esta conversación... esto es una pesadilla, volveré a la cama...-

Giselle, no puedes ignorarme por siempre- dijo Frida, siguiéndola.

Sí, sí puedo- dijo ella, cerrándole la puerta en plena cara.

Bien, haz lo que quieras- dijo Frida, cruzando los brazos- verás que un día te arrepentirás de tu decisión-

Giselle la ignoró, dejándose caer sobre su cama de mal humor. ¿Qué le había picado a Frida? Si a ella le agradaba Aioros desde que el caballero frecuentaba su café. No sabía que le había ocurrido a su amiga esos últimos días. Se encogió de hombros. Ya lo averiguaría más tarde. Sacó un libro de su estante y se puso a leer, sin poder concentrarse en realidad.

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Esa tarde, en el estadio de fútbol, la entrenadora Palikov hizo sonar su silbato.

¡Descanso!- ordenó la entrenadora. Todas las chicas se dispersaron para recoger sus botellas de agua, y la entrenadora buscó a la jugadora egipcia- Isis, ¿te encuentras bien?-

Perfectamente, señora- dijo Isis- ¿porqué pregunta?-

Te noto un poco...distraída- dijo la entrenadora.

No es nada- dijo Isis, sintiendo que sus mejillas se calentaban un poco- lo lamento...-

Está bien- dijo la entrenadora Palikov- espero que estés bien para la final de mañana... jugaremos contra el equipo de Hidelberg-

Lo sé- dijo Isis, sin dejar de sonreír- no se preocupe, estaré bien...-

Eso espero- dijo la entrenadora- ahora ve a tomar agua, que en cinco minutos continuamos...-

Sí señora- dijo Isis. La entrenadora se retiró.

¿Tú que tienes, Isis?- dijo Roxana, una vez que la entrenadora se alejó lo suficiente.

Nada- dijo ella.

No te hagas- dijo Roxana- has estado actuando muy extraño desde aquella noche que fuimos a la comida china...-

Sabes que la comida china no me gusta- dijo Isis haciendo una mueca- tal vez me cayó mal...-

Sí, claro- dijo Roxana, mirándola sospechosamente- ¿y también te puso esa cara de idiota?-

¿Qué cara de...?- comenzó Isis, sonrojándose.

Esa- dijo Roxana.

Es tu imaginación, Rox- dijo Isis, inclinándose hacia el suelo para abrochándose las cintas de sus tachones.

¿Y fue mi imaginación que desapareciste después del partido de ayer?- dijo Roxana con aire ofendido- no te quedaste a festejar...-

Y que bueno que fue así- intervino Yareli, la jugadora más alta y corpulenta del equipo, llegando por detrás de Roxana- porque ella no hizo nada para que ganáramos...-

Cállate, Yareli- dijo Roxana- si no fuera por Isis, no hubiéramos llegado ni a la mitad de donde estamos ahora...-

No te metas en esto, Roxana- dijo Yareli.

Tú comenzaste...- le replicó Roxana.

Ya basta, chicas- dijo Isis, frunciendo el entrecejo como si le doliera la cabeza- no vale la pena pelear por esta tontería... no fui y ya-

Yareli se fue, fastidiada, y Roxana cruzó los brazos.

¿Me vas a decir o no?- dijo la chica griega.

¿Decirte que?- dijo Isis.

¿Porqué andas tan distraída?¿porqué te perdiste después del partido?¿a dónde fuiste?- dijo Roxana- y no me inventes más cuentos...-

No ando distraída- dijo Isis, comenzando a preocuparse por su apariencia- ayer desaparecí un rato porque un amigo me invitó a cenar... ¿es eso algo malo?-

Claro que no- dijo Roxana- pero, ¿por qué no solo lo decías y ya?-

Isis se encogió de hombros, justo cuando la entrenadora hizo sonar su silbato, y las once reanudaron su entrenamiento. Sin que se dieran cuenta, alguien estaba mirándolas jugar.

Interesante...- dijo una voz masculina- esto puede servir...-

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Mientras tanto, en el centro comercial, los cuatro caballeros estaban casi vueltos locos. No podían entender como una mujer podía cambiarse de ropa tantas veces en tan poco tiempo. Por fin habían logrado alejar a las chicas de las tiendas de vestidos, y ahora las cuatros estaban dentro de una tienda de zapatos.

¿Cómo me veo con estos, Aioria?- dijo Marín.

Bien, amor...- dijo Aioria, fastidiado, por enésima vez.

Mmm... creo que me probaré los azules de nuevo- dijo Milekha.

Pero si ya te los probaste al menos ocho veces- protestó Camus.

Lo sé- dijo Milekha con una sonrisa- es solo para estar segura...-

Yo ya me decidí- dijo Lily, levantándose por fin- me llevaré los blancos...-

Buena elección, amor- dijo Mu- hacen juego con tu vestido...-

Yo también me decidí ya- dijo Selene, levantándose también con un par de zapatos y llevándolos a la caja para pagarlos.

Genial- sonrió Milo.

Minutos después, Milekha y Marín por fin se decidieron, y pagaron sus zapatos.

Por fin salimos de ese maldito centro comercial- se quejó Aioria, cargado con las cosas de Marín- ¿cómo pueden disfrutar eso las mujeres?-

Ni idea- dijo Milo.

Lo que sucedió enseguida fue muy rápido, y nadie lo entendió. Junto a los caballeros y sus novias pasó un grupito de chicas riendo y sacudiendo las manos a manera de saludo Milo las ignoró: iba muy ocupado conversando con Selene. Pero Mu, Camus y Aioria se volvieron hacia ellas, dejaron caer al suelo las cosas de sus novias y saludaron a las desconocidas de igual manera, como si no fueran ellos mismos.

¿Qué demonios...?- comenzó Milo, sorprendido de lo que acababa de ver hacer a sus compañeros.

Las chicas extrañas desaparecieron, y Camus, Mu y Aioria despertaron de su repentino trance, solo para encontrar a Milekha visiblemente enfadada, Lily con lágrimas en los ojos y Marín con su cosmo encendido, lista para matar al primero que se ponga frente a ella.

Los tres son unos tarados- gruñó Milekha.

Vámonos, chicas- dijo Marín. Las tres se fueron solas de vuelta al Santuario, sin siquiera voltear a verlos, dejando muy sorprendidos a los caballeros y a Selene.

¿Eh?- dijo Aioria, tallándose los ojos- ¿qué pasó?-

¿Qué no lo recuerdan?- dijo Milo- más tarados no podían ser. ¿Cómo se les ocurrió saludar a esas tipas de esa manera delante de sus novias?-

¿Saludar a quien?- preguntó Mu, confundido.

A esas chicas- dijo Milo.

¿Qué chicas?- preguntó Camus, como si dudara de la salud mental de su amigo.

¡Esas chicas que saludaron!- dijo Milo, señalando los paquetes en el suelo- hasta dejaron caer al suelo lo que Marín y las otras compraron... tú las viste, ¿verdad, Selene?-

Así es- dijo Selene- ¿acaso no lo recuerdan?-

Mu, Camus y Aioria sacudieron la cabeza, confundidos. Milo y Selene se miraron entre sí y luego a ellos.

No se qué es- dijo Milo- pero algo muy raro está sucediendo...-

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Esa tarde, Aioros fue a buscar a Giselle a su departamento. Sabía que los domingos el 'das Kaffe Haus' se mantenía cerrado, y la chica se quedaba en casa. La encontró tristemente sentada en el porche.

Hola- dijo Aioros, sentándose en el porche junto a ella- ¿qué sucede?-

Nada- dijo Giselle en voz baja, desviando su mirada hacia en suelo. Aioros le puso una mano en el hombro.

Vamos, dime- le dijo cariñosamente el caballero- no me gusta verte triste-.

Ella sonrió y apoyó su cabeza en el hombro de él.

No es nada, en serio- dijo Giselle, mientras Aioros le pasaba el brazo por la espalda.

Si tu lo dices- dijo el caballero, estrechándola ligeramente- ¿quieres ir a alguna parte?-

Ahora que lo mencionas- dijo Giselle con una sonrisa- quisiera ver el Santuario de Atena, y conocer a tu hermano... si es que está permitido...-

Claro que lo está- sonrió Aioros al imaginar a un guardia que siquiera se atreviera a bloquearle el paso si iba acompañada por un caballero dorado. Se levantó, y le ofreció la mano- ¿vamos?-

Vamos- dijo ella, aceptando la mano de Aioros y levantándose también.

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Mientras avanzaba la tarde, durante el entrenamiento, una de las jugadoras abandonó el campo y se dirigió a los vestidores, no antes sin lanzar una mirada envidiosa a Isis.

Guten Abend- dijo a un hombre que la esperaba en la entrada de los vestidores- ¿querías verme?-

Así es- dijo el hombre con una sonrisa curiosa, mirando hacia el campo de fútbol, donde las otras diez jugadoras seguían entrenando- he visto que la nueva estrella del norte de Africa ha opacado un tanto tu brillo...-

Calla, no te permito que me hables así- dijo la mujer en tono furioso.

Tranquila, mein Schatz- dijo el hombre- te recomiendo que me escuches, porque he venido a proponerte un trato...-

¿Un trato?- dijo ella, cruzando los brazos y alzando una ceja- ¿acaso tiene algo que ver con el asunto del perfume de ayer?-

Así es- dijo el hombre- yo te puedo... ayudar a volver a sobresalir en tu equipo, y tú me ayudas a deshacerme de un pequeño problema que tengo, y que tiene que ver con ese asunto...-

La mujer lo meditó unos momentos.

¿Y tú qué interés tienes en ayudarme?- preguntó ella.

Me di cuenta de que esa estrellita egipcia vio algo que no debió haber visto, con respecto al asunto de hace varios años...- dijo el hombre- no tengo tiempo de explicarte los detalles, pero en resumen es que me conviene ayudarte...-

De acuerdo- dijo la mujer- dime qué es lo que tengo que hacer...-

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Después del entrenamiento, Isis se cepillaba el cabello, mirando por la ventana de su casa. Acababa de salir de bañarse, pues el entrenamiento de esa tarde había sido muy agotador, y había terminado empapada de sudor. Estaba un poco molesta porque su teléfono celular había desaparecido de su mochila cuando la dejó en los vestidores del Estadio.

Sonó el timbre de su casa, y se levantó a abrir la puerta. El caballero de Capricornio apareció delante de ella.

¡Shura!- exclamó ella, primero sorprendida, y luego sonrió- ¡hola! Que agradable sorpresa...-

Gracias- dijo Shura- ¿puedo...?-

Claro- sonrió ella- pasa, por favor...-

Shura entró a la pequeña sala mientras Isis volvía a cerrar la puerta.

No tengo mucho que ofrecerte- dijo ella, algo apenada- ¿tienes sed?-

No, gracias- dijo Shura.

Ella lo condujo a la sala, tomó asiento y él la imitó.

¿Y a qué se debe tu visita?- sonrió Isis- la verdad no esperaba que nadie viniera hoy...-

Mañana es el gran juego- dijo Shura- ¿estás lista?-

Eso creo- dijo ella, un tanto nerviosa- aunque la entrenadora Palikov opina que he estado muy distraída últimamente...-

A mi no me parece- dijo Shura- ayer estuviste genial, en serio...-

Sí- dijo Isis con cierto orgullo- sobre todo porque apostaste en mi contra...-

Oye, en ese momento yo no sabía que jugabas para Atenas- dijo Shura- y ni siquiera eres griega...-

Lo sé- dijo ella, entrelazando los dedos con nerviosismo- este partido significa mucho para mí y para mi familia... y sabes a lo que me refiero...-

Shura asintió, recordando que de ganar el primer premio del campeonato de fútbol, Isis lo utilizaría para pagar una operación para que su hermano tuviera una vida normal de nuevo.

x-x-x FLASHBACK x-x-x

Isis, Tenre y la madre de ambos entraron al hospital, varios días después del funeral del señor Mohamed. Caminaron por los pasillos, y entraron a un cuarto, donde se atendían varios de los trabajadores de la excavación.

-Hijo, ¿cómo te sientes hoy?- dijo la mujer, dirigiéndose a un chico de piel morena, cabellos negros y ojos verdes. A pesar de estar hospitalizado, parecía que su estado de ánimo no se había visto afectado.

-Mucho mejor, mamá- dijo el chico- ¿cómo estuvo lo de...?-

-Bien, Ramsés, todo bien- interrumpió la mujer- ya arreglamos todo...-

-Lástima que no pudiera ir a despedirme de papá- dijo Ramsés tristemente- pero pronto saldré de aquí...-

-¿Señora Mohamed?- dijo el médico, asomándose a la habitación- ¿puedo hablar con usted en privado?-

-Ya voy- dijo la mujer, saliendo.

Mientras Tenre y Ramsés platicaban algo, Isis salió al pasillo y se escondió tras una planta mientras veía al médico hablar con su madre. Era un médico muy curioso, un hombre como los que la niña nunca antes había visto, de piel muy blanca y cabellos rojos.

-¿Y no hay nada que usted pueda hacer por él, doctor?- dijo la mujer.

-Lo siento muchísimo, señora- dijo el médico con cierto grado de tristeza- yo puedo hacer la operación sin cobrarle un solo centavo, pero las prótesis y dispositivos mecánicos para ayudarlo a caminar de nuevo son muy costosas, y ni siquiera yo puedo conseguirlas...-

-Entiendo- dijo la mujer, cabizbaja- no sé como lo haremos, pero conseguiremos el dinero...-

-Eso espero- dijo el médico, dándole una tarjeta- en esta dirección venden esas prótesis de la mejor calidad y más baratas... puede pedir un crédito...-

-Ya veré que hacer, doctor Sonette- dijo la madre de Isis- ¿y mientras tanto...?-

-Señora- dijo el médico- mientras usted no consiga esas prótesis, Ramsés no podrá caminar de nuevo...-

Al escuchar esto, Isis salió de su escondite y volvió junto a la cama de su hermano con lágrimas en los ojos.

-¡Isis!- dijo Tenre al verla tan llorosa- ¿qué te sucede?-

-Escuché todo lo que le dijo ese doctor a mamá- dijo Isis, dirigiéndose a Ramsés- dijo no podrás caminar sin esos aparatos... ya no podrás jugar...-

-Lo sé, meri- dijo Ramsés, acariciando los largos cabellos negros de su hermanita- pero ya no te preocupes por mí, piensa que tú podrás hacerlo...-

-¡No quiero!- dijo Isis, golpeando la mesita de noche con su puño cerrado- ¡no quiero jugar sin ti y sin papá!-

-Isis, a papá no le hubiera gustado que dejaras de jugar nada más por eso...- dijo Tenre.

-Ni a mi tampoco- dijo Ramsés, mirando a los ojos a Isis- tus piernas funcionan y tu corazón late... aprovecha lo que tienes, por los que no lo tenemos...-

Isis se limpió las lágrimas con el dorso de su mano.

-Entonces, ¿qué debo hacer?- dijo Isis.

-Sigue jugando- dijo Ramsés, besando la frente de su hermanita- papá y yo siempre estaremos contigo...-

x-x-x FIN DEL FLASHBACK x-x-x

Espera- dijo Shura- ¿cómo dijiste que era el apellido del médico?-

Sonette- dijo Isis- pero dudo que lo hayas conocido-

¿Por qué lo dices?- dijo Shura.

Murió en Egipto poco tiempo después de que dieron de alta a mi hermano- explicó Isis- creo que le contagiaron una enfermedad muy peligrosa... supe que él tenía una hija que era al menos seis años mayor que yo, y que vivía aquí en Grecia...-

Shura sacudió la cabeza.

Debe ser mi imaginación, pero ese apellido me suena un poco- dijo Shura. Isis suspiró.

Bueno, espero que el partido vaya bien mañana y consiga el dinero que necesito, y se acabará la pesadilla...- dijo ella.

El timbre de la puerta volvió a sonar, interrumpiendo la conversación.

¡Telegrama urgente para la señorita Isis Mohamed!- alguien dijo en la puerta. Isis se levantó de golpe, abrió y lo recibió. Lo abrió y lo leyó, palideciendo a cada minuto.

¿Qué pasa?- preguntó Shura.

Isis no respondió, y le alargó la nota. El caballero de Capricornio la leyó.

"Ramsés.está.muy.grave.Ven.pronto.Tenre"

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CONTINUARÁ...

¡Hola! Antes que nada, déjenme aclarar algo: "Meri" significa "bienamada" en antiguo egipcio. Ahora sí: ¡por favor no me maten! Prometo actualizar pronto. Para los que especulan sobre el fic de Máscara Mortal: no pregunten porque no voy a decir nada... es una sorpresa jejeje...

Bueno, muchos saludos, gracias por seguir leyendo, y espero sus reviews.

Abby L. / Nona