CAPITULO 7: EN EGIPTO
Isis, Shura y Mu aparecieron en una tierra extraña, muy caliente y seca. El viento soplaba fuertemente, arrastrando consigo la arena. Isis estuvo a punto de sonreír al volver a ver por fin a su amado país. No lo hizo, pues recordaba la situación en la que estaba su hermano.
¿Es aquí?- preguntó Shura.
Estamos en las afueras de El Cairo- dijo Isis, mirando a su alrededor.
¿Y si vamos a tu casa primero?- dijo Shura- tal vez tu madre o tu otro hermano están ahí, y pueden decir en que hospital está Ramsés...-
Tienes razón- dijo Isis- vamos...-
¿Dónde es?- preguntó Mu- yo los puedo transportar...-
En la parte noreste de la ciudad...- dijo Isis.
Mu asintió y cerró los ojos. Segundos después, ya estaban en el parque de la colonia donde Isis vivía. La chica miró a su alrededor.
Es por allá...- dijo Isis. Ella salió corriendo por entre la gente que transitaba en bicicleta. Casi no había automóviles.
Espera, Isis- dijo Shura, mientras él y Mu la seguían entre la gente. Al fin, Isis se detuvo frente a una casa de color azul.
Aquí es- dijo ella. Tomó aire y llamó a la puerta. Una niña de unos diez años abrió. Era una versión de Isis en miniatura.
¡Isis!- exclamó la niña, y corrió hacia la chica, abrazándola por la cintura- ¡estás aquí!-
También me da gusto verte, Amenet- dijo Isis, sonriendo y abrazando a la pequeña. Se volvió a los caballeros y añadió en voz baja- mi hermanita...-
No necesitas decirlo- dijo Shura con una sonrisa.
¡Mamá! ¡Mamá!- gritó Amenet, llena de alegría- ¡Isis está aquí!-
¡Hija!- exclamó la madre de Isis, saliendo de la casa y empujando ligeramente a la niña para abrazar a Isis- te he extrañado tanto. Estuve llamándote todo el día, pero no me contestabas... ¿qué sucedió?-
Me robaron mi teléfono en el estadio- dijo Isis, una vez que se libró del abrazo de su madre y pudo respirar tranquilamente de nuevo- pero vine tan pronto como recibí el mensaje de Tenre...-
¿Un mensaje de Tenre?- dijo la mujer sin entender.
Sí, un telegrama que me envió- dijo Isis- diciendo que Ramsés estaba de nuevo en el hospital...-
La madre de Isis sacudió la cabeza.
No, hija mía, Ramsés está aquí- dijo su madre- él y Tenre han estado pintando la reja del patio toda la tarde, y ninguno de los dos ha salido a dejar algún mensaje...-
¿Puedo verlos?- preguntó Isis.
Claro, pasen...- dijo la mujer, haciendo pasar a Mu y a Shura.
Isis cruzó corriendo la casa, salió al patio por la puerta de la cocina y se encontró a sus dos hermanos. Tenre, de veinticinco años, iba cargando dos enormes tinas de pintura blanca. Ramsés, de veintisiete, estaba sentado sobre su silla de ruedas, brocha en mano y con manchas de pintura sobre su cara y ropa.
¡Isis!- exclamaron los dos. Tenre dejó las dos cubetas en el suelo y abrazó a su hermana. Ramsés se cruzó de brazos mientras veía que el abrazo se prolongaba.
Sí, sí, mucho amor, Tenre- dijo Ramsés en tono de fastidio- ya suelta a la pobre de Isis para que yo también pueda abrazarla...-
Tenre sonrió y soltó a Isis, y ella se inclinó a abrazar a su hermano. No quiso soltarlo. Por segunda vez en su vida había tenido tanto miedo de perderlo.
Ya, Isis- dijo Ramsés, dándole algunas palmaditas en la cabeza- todo está bien...-
Pero, ¿qué sucedió?- dijo Isis, soltando a Ramsés y volviéndose a Tenre- ¿porqué me mandaste ese telegrama?-
¿Qué telegrama?- preguntó Tenre, totalmente sorprendido.
Uno que decía que Ramsés estaba grave- dijo Isis.
Yo no mandé ningún telegrama- dijo Tenre.
Me consta- dijo Ramsés, señalando la barda- hemos estado todo el día en esto, desde muy temprano-
¿Entonces quién...?- comenzó Isis.
Tal vez fue una broma- dijo Tenre- una broma de muy mal gusto...-
¿Y qué haces aquí?- dijo Ramsés, sacudiendo la cabeza- ¡mañana es tu gran partido!-
Isis miró a su hermano.
Es que...- dijo Isis- tuve tanto miedo de que fuera cierto...-
Ramsés sonrió y apretó la mano de Isis.
No te preocupes por mí, yo estoy bien- dijo Ramsés- se que no puedo caminar, pero no soy un inválido. Todo estará bien... ve y gana ese juego, por papá y por mí...-
Isis sonrió un tanto nerviosa. Shura y Mu miraban la escena desde la puerta de la cocina, el segundo sin entender lo que sucedía. Tras un par de minutos de silencio, Shura lo rompió.
Ya es tarde- dijo Shura-¿lista para volver?- Isis asintió.
Sí, vamos- dijo Isis- verás que ganaré la copa para ti, Ram-
Eso espero- dijo Ramsés- porque te estaré viendo desde aquí...-
¿Desde aquí?- intervino Shura- no lo creo...-
¿De qué hablas?- preguntó Isis.
Shura sonrió y se volvió hacia Mu, quien asintió también.
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Aioros encontró a Milekha y a Lily defendiéndose de varios sujetos muy raros que habían invadido el Santuario. Todos hablaban en un idioma extraño para el caballero. Lily hizo volar a un sujeto con su vara, y Milekha ya había golpeado a otros dos, pero había al menos otros cuatro más. Los tipos se detuvieron al sentir la presencia del caballero de Sagitario.
¿No sabían que es de mala educación molestar así a las señoritas?- dijo Aioros.
¡Aioros!- dijeron Milekha y Lily al mismo tiempo.
Wer ist er?- dijo uno de los intrusos.
¿Se puede saberr quien demonios erres tú?- le dijo otro de los hombres- ¿y que vienes a hacerr aquí?-
Un caballero dorado- dijo Aioros- y ustedes no deberían estar aquí, señores-
Scheisse- dijo el hombre, dirigiéndose a los demás- vámonos de aquí...-
Grosero- dijo Milekha, cruzándose de brazos.
No antes de que le demos su merrecido a ese caballerro- dijo otro hombre- por andar de entrrometido...-
Aioros sonrió.
Veremos quien le da su merecido a quien- dijo Aioros, encendiendo su cosmo. Los hombres se asustaron al sentir su magnitud y salieron huyendo de ahí. El caballero de Sagitario apagó su cosmo, un tanto divertido de la cobardía de los sujetos.
¿Sabes quienes eran esos sujetos, Aioros?- dijo Milekha una vez que los hombres desaparecieron.
No lo sé- dijo Aioros- todo esto es muy extraño...-
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En la casa de Leo, Aioria lanzaba una pequeña pelota al techo y luego la atrapaba. Hacía eso cada vez que se sentía frustrado. ¿Por qué demonios Marín no le creía? O peor aún, ¿por qué demonios no recordaba lo que Milo le había dicho que había sucedido? Y al parecer tampoco Mu ni Camus.
Se puso a pensar en ello. ¿Qué tenían en común él, Mu y Camus? Nada, al parecer. Los tres tenían distintos signos, nacionalidades, gustos y personalidades. No, no era eso. ¿Qué era entonces lo que coincidía en ellos?
Y fue entonces cuando lo recordó: el olor a perfume que habían sentido los tres el día anterior. Sí, habían sido solo ellos tres. ¿Tendría eso algo que ver con la reacción de los tres?
En ese momento sintió los cosmos de los intrusos. Algunos se habían acercado a los de Milekha y Lily, y luego se les unió el de su hermano Aioros. Pero había otro cosmo, más agresivo, maligno y poderoso, que Aioria ya había sentido alguna vez, tiempo atrás. No estaba con los otros, sino que se dirigía a...
¡El recinto de las amazonas!- dijo Aioria, poniéndose de pie repentinamente- ¡Marín!-
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Mu teletransportó a Shura, Isis y a su familia a Atenas, justo en la entrada de la casa de la joven jugadora.
Increíble- murmuró Isis- muchas gracias, Mu-
No fue nada- dijo Mu con una leve sonrisa.
Bueno, deberías descansar- dijo Shura- necesitarás tus energías para mañana...-
Lo sé- sonrió Isis- ¿irás mañana al juego?-
Llegaré temprano para desearte suerte- dijo Shura.
¿En serio?- dijo ella, ilusionada- ¿lo prometes?-
Lo prometo- respondió Shura.
Isis sonrió. Ella, sus hermanos y su madre entraron a su casa. Los caballeros estaban ya por irse, cuando Isis salió y detuvo a Shura tomándolo del brazo.
¿Qué pasa, Isis?- dijo Shura, volviéndose hacia ella. La chica no respondió, solo se puso de puntillas y besó su mejilla. En ese momento, Shura sintió su cara muy caliente.
Muchas gracias por todo lo que has hecho por mí, Shura- dijo ella en voz baja, con una sonrisa, y volvió a entrar a su casa. Mu no pudo evitar sonreír, pero su sonrisa se borró de inmediato al sentir un cosmo maligno.
¿Sentiste eso, Shura?- dijo Mu.
Sí- dijo Shura, con la misma reacción de Mu- algo malo está sucediendo en el Santuario...-
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Aioria corrió tan rápido como pudo hacia el recinto de las amazonas. En la entrada se encontró a Aioros, Lily y Milekha, y segundos después aparecieron junto a ellos Mu y Shura.
¿Qué es lo que está sucediendo?- preguntó Mu.
No estamos seguros- dijo Aioros- había unos intrusos cerca de las Doce Casas, y aquí dentro se puede sentir el cosmo de otro intruso...-
¿Qué esperamos?- dijo Aioria- en estos casos tenemos permitido entrar al recinto, ¿no es así?-
Tiene razón- dijo Mu- vamos-
Los cuatro caballeros entraron junto con Milekha y Lily. Buscaron el cosmo maligno, y lo ubicaron cerca del centro del recinto. Se acercaron a ese sitio, pero no encontraron a nadie más que a Shaina.
¡Ustedes!- rugió Shaina al verlos- ¡cuatro caballeros dorados! ¿y se puede saber qué demonios les pasa? ¿qué rayos hacen aquí?-
Shaina, hay un cosmo extraño aquí dentro- le dijo Aioros.
¿Qué dicen?- dijo Shaina, sorprendida- es imposible. Yo no lo he sentido...-
Pero daba aquí- dijo Shura- estoy seguro que lo siento aquí mismo... ¿cómo no lo sientes?-
Shaina se encogió de hombros. En ese momento, Aioria sintió un escalofrío recorrerlo tras haber comprendido algo muy importante.
¿Qué te pasa, hermano?- le preguntó Aioros al ver la cara de terror de Aioria.
Acabo de recordarlo- dijo Aioria, con su semblante visiblemente oscurecido -¿recuerdas un hombre de cosmo agresivo como éste, que lo transmite a otra persona y que ya ha estado aquí antes?-
¡René Gressus!- exclamaron Mu, Aioros y Shaina al mismo tiempo.
¿Quién?- dijo Shura, alzando una ceja sin entender.
¡Marín!- dijo Shaina, al tiempo que Aioria pensaba exactamente lo mismo- hay que encontrar pronto a Marín y a Melody, ellas son las que la última vez...-
Pero no alcanzó a terminar su frase, porque los caballeros se dispersaron por el recinto, buscando a las dos chicas.
Casi de inmediato, Shura encontró a Melody. Estaba a salvo, con Touma, muy cerca de la entrada del recinto. Pero Marín no aparecía por ningún lado.
No la encuentro- dijo Shaina, una vez que se reunieron de nuevo.
Ni yo- añadió Mu.
En ese momento, Lily alcanzó a ver una sombra, y notó que se trataba de un hombre que trataba de huir. La joven hechicera hizo un conjuro y atrajo al hombre al centro de donde se encontraban los cuatro caballeros.
Was? Was?- decía el hombre, nervioso de verse rodeado de caballeros dorados con cara de pocos amigos.
¿Dónde está Marín?- dijo Aioria, tomándolo por el cuello y alzándolo a varios centímetros del suelo.
Ich spreche nicht Spanisch!- exclamó el hombre, con una mirada de terror.
No habla español- dijo Milekha.
¿Podrías traducir?- preguntó Aioria. Milekha asintió.
Wo ist Marín?- dijo Milekha, mientras que Aioria lo alzó por el cuello- wo ist sie?-
El hombre sacudió la cabeza, negándose a contestar. Aioria, furioso, lo sacudió y lo estrelló contra una pared. El hombre, al parecer, cambió de opinión.
Sie sind... Atenas...- dijo el hombre con creciente nerviosismo al no poder respirar adecuadamente- das... Kaffe Haus...-
¿Qué dices?- dijo Milekha.
¿Qué te dijo?- le preguntó Aioria, dejando caer al hombre al suelo.
Le pregunté que dónde estaba Marín- dijo Milekha- pero me contestó 'Ellas están en Atenas, en la casa de café'-
¿Ellas?- dijo Shura- ¿a quien se refiere?-
Esta vez, Aioros se golpeó la frente con la mano abierta.
¿Qué pasa, Aioros?- dijo Shura.
Giselle- dijo Aioros- la otra chica es Giselle...-
¿De qué hablas?- preguntó Mu.
Otra chica que me acompañaba- dijo Aioros- la dejé un momento con Marín cuando sentí que atacaban a Milekha y Lily...-
Tenemos que ir- dijo Aioria, soltando al hombre, quien salió corriendo de ese sitio- ahora mismo...-
Al Kaffe Haus...- dijo Aioros.
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Ich habe die Mädchen- dijo un hombre, totalmente calvo y con un parche en uno de sus ojos.
Gut, sehr gut- dijo su interlocutor, un chico rubio y joven.
¿Qué quieres que haga con ellas?- dijo el hombre mayor.
Paciencia- dijo el joven- podemos... hablar con ellas los dos, ¿no te parece? Tú tomas lo tuyo y yo lo mío. Dudo mucho que se niegue...-
¿Y si lo hace?- preguntó el hombre tuerto- ¿si se niega?-
Pues...- dijo el joven- no me sentiré muy bien, pero sé que Sandie y Maggie se pondrán muy contentas...-
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CONTINUARÁ...
Aquí tienen el capi número siete. Y ya me voy, porque la masacre (aka examen) está a punto de empezar. Espero que les haya gustado este capi, disculpen si tengo errores en el alemán pero hace bastante tiempo que no lo practico y apenas estoy aprendiendo.
Por cierto, la canción que puse en el capi anterior se llama On n'oublie jamais rien, on vit avec, la cantan Héléne Segara y Laura Pausini. Está muy buena, se las recomiendo.
Bueno, muchas gracias por seguir leyendo, y los reviews se agradecen mucho. Ahora sí, me voy a estudiar. Muchos saludos.
Abby L. / Nona
