HOLA A TODOS NUEVAMENTE!

Primero que nada, muchas gracias por los comentarios, especialmente el de Hada-chan.
Me han motivado a escribir mas, y esta vez saco un capitulo un poco mas corto (pero lo saqué prontito para todos uds)

Es un poco triste.- Sorry

Please DEJEN COMENTARIOS!

Así me motivan a escribir más y mas!

El ideal continúa

Cap. 2.- Golpes Duros

Tsunan se sorprendió al ser despertado a tan temprana hora, pero cuando vio el rostro de Kenshin supo que algo estaba muy pero muy mal.
Kenshin prosiguió a describirle los hechos del día anterior. Pronto Tsunan sospechó quienes podían ser los responsables.

Le comentó a Kenshin que sí, efectivamente sabia de la banda a la que Urume insatifactoriamente se había querido afiliar.

Lo único que le pudo agregar a Kenshin fue que los hombres eran recién llegados a Tokio, y que la base principal se encontraba en Kyoto. Cuando escuchó el nombre, Kenshin maldijo la ciudad que le había traído tantas penas en el pasado. También, sabía que la actividad principal de dicha banda era el contrabando, sobre todo de opio y que probablemente se movieran en barco.

Sin pensarlo dos veces se fue al puerto, no sin antes pedirle a Tsunan que pasara por el Dojo y le informara a Kaoru y Yahiko a donde había ido. El reportero cumplió con gusto, ya que el y Kenshin habían trabajado juntos varias veces en el pasado, destapando injusticias y deteniendo criminales de todo tipo.

Kenshin llegó al puerto una hora mas tarde, pero no sabía por donde empezar. Comenzó a mirar toda la actividad, persona por persona, buscando indicios de alguien sospechoso a quien seguir o interrogar.

La tarea se le estaba tornando difícil, ya que la actividad en el puerto era muy alta, los barcos entraban y salían a cada momento, la gente iba y venía.

Kenshin comenzó a sentirse frustrado. Es verdad, Tsunan le había dicho que la actividad principal de la banda era el tráfico y sobre todo a traves del puerto. Pero eso no le confirmaba si sus hijos estaban allí, o en alguna guarida en Tokio.

Aun así, su intuición le decía que se quedara en este lugar y siguiera buscando. Abriendo sus sentidos, comenzó a buscar a su alrededor trazos de algún Kenki dudoso. Entre los cientos de señales débiles, la mayoría de ellas de naturaleza buena, pudo detectar un kenki que si bien era débil en poder, no carecía de ese sentimiento que Kenshin había aprendido a identificar bien; maldad, pura y sin sentido.

Levantó la mirada en dirección a la señal y vio un hombre delgado, con un kimono marrón y una vara asegurada en el cinto de su hakama sucia y gris.

Decidió seguirle.

Habían pasado dos horas y Kenji no había descubierto ninguna debilidad en su prisión. Todavía le dolía el cuello del golpe que le había noqueado el día anterior y de tanto en tanto se lo frotaba para aliviar el dolor.

Además sentía hambre y un poco de frío, nunca había estado tantas horas separado de sus padres, excepto el mes que pasó con Hiko en la montaña el verano pasado.

Pero su principal preocupación no eran estas cosas, sino su hermana, la niña se había quedado callada la mayor parte del tiempo, sin duda, pensando profundamente en el lío en el que estaban metidos.

Los pensamientos de ambos hermanos fueron interrumpidos cuando el barco comenzó a moverse.

"KUSO!" exclamó Kenji. Ahora la situación se había tornado aún más peligrosa. Si los llevaban fuera de Tokio, Kenji sabía que se les tornaría aun más difícil escapar. Lo peor de todo, no se puede escapar mientras se esté en el medio del mar.

Kenshin siguió al hombre hasta un depósito lleno de miles y miles de sacos de arroz. El sospechoso se metió por detrás y comenzó a conversar animadamente con otros hombres, intercambiaron dinero.
Kenshin se había acercado pero no pudo escuchar la conversación completamente. Sus ojos se ensancharon en sorpresa cuando escuchó
"...además el jefe estará complacido con el par de regalitos que le envió"

Otro hombre agregó "A esa tierna edad son fácilmente quebrantables, en poco tiempo tendremos una adhesión nueva en nuestras filas"

"Y la chiquilla de que uso es?"

Otro de los hombres sonrió con una mueca pervertida "Ya crecerá... y con ese look exótico que tiene esper..."

TRUACK, SLAMS, THUDS

Cinco hombres muy doloridos, algunos incluso inconscientes debido al dolor provocado por sus huesos rotos. El hombre al que Kenshin había seguido mas temprano era uno de los pocos lo suficientemente consciente como para interrogar.

Con una mirada feroz Kenshin le apuntó con su Sakabatou

Los ojos del hombre se agrandaron

"...Cabello rojo..." comenzó a temblar "una cicatriz en forma de cruz en la cara..." tembló mas. "Himura..."

Los ojos de Kenshin se convirtieron en dos líneas de las que salían dos esferas brillantes y penetradoras.

"Que sabes de la desaparición de dos muchachos. Un chico de diez y una niña de ocho" dijo con tono frío.

"Yo... este... bueno"

"HABLA!"

"Los vendí!" dijo el hombre que sentía que en cualquier momento se mojaría los pantalones. El hombre que le amenazaba era legendario y era conocido entre los malvivientes por su reputación... SI. Su reputación, de NO MATAR. El hombre se sonrió para si mismo-

"Pero no te diré mas nada, esos mocosos ya no son mi carga" en su rostro una mueca confidente.

Kenshin apretó los dientes y acercó unos milímetros mas la punta de su sakabatou.

"Amenázame todo lo que quieras, pero sé que eres famoso porque nunca matas ni una mosca!" dijo el hombre que parecía un niño sacándole la lengua al otro.

"Es verdad" dijo Kenshin "nunca tomaría una vida, por mas baja y vil que sea" tomó una pausa

"TADA" (pero) "Aunque no lo disfrute, te puedo hacer sentir nuevos niveles de dolor... cuando termine contigo desearás que haya tomado tu vida"

El hombre tragó saliva, su confidencia voló como el viento.
"Mira, lo único que sé es que se los vendí a unos socios míos que tienen uso para chicos de su edad"

"COMO ESCLAVOS?" dijo Kenshin, ojos horrorizados y feroces. Enfundó sakabatou en un segundo y al siguiente tenía al hombre tomado por el gi, apretado contra la pared (a pesar de que el hombre era mas alto que el).

"VENDISTE A MIS HIJOS, COMO ESCLAVOS!" para Kenshin, con tan amargos recuerdos de su niñez, era un duro golpe. Además, no podía creer que hubiera esclavos en la era Meiji.

El cobarde hombre tragó saliva... claro, cabello rojo, justo su suerte! De todos los mocosos que podría haber elegido, tenía que agarrar a los hijos de Himura!

"A donde los llevaron!" Kenshin había perdido la paciencia, sus ojos tomaron una nueva intensidad; el hombre mojó sus pantalones.

"No lo sé, lo juro, esos hombres que están noqueados a tu alrededor son mi único contacto"

Eso fue lo último que pudo decir antes de que un puño, algo delgado, pero muy fuerte lo noqueara hasta las primeras horas de la noche, donde despertó en una celda.

Drogas, tráfico, esclavitud, el mundo estaba un poco mejor pero básicamente no había cambiado mucho desde que Kenshin hubiera sido vendido tantos años atrás.-

Esto era muy grande, muy grande para que el lo manejara solo. Volvió al dojo luego de haber interrogado a los hombres que habían despertado.

"Entonces" dijo Yahiko rascándose el oído con su dedo pequeño "No es una vendetta contra Battousai?"

Kenshin sacudió la cabeza en negativa. Kaoru tenía una expresión severa en su rostro. Ahora que sabía que no había otro Enishi suelto y que en cambio algún cochino contrabandista tenía a sus hijos, no le permitiría a Kenshin dejarla encerrada en el Dojo.

"Las pistas son contradictorias, lo único que se pude averiguar fue que los subieron a un barco, este tiene varias paradas planificadas, pero los hombres que interrogué no sabían en cual dejarían a Kenji y Kiriko" dijo Kenshin sacando un mapa. Comenzaron a marcar las zonas donde el barco podría desembarcar. Eran demasiados puntos para cubrir por ellos mismos.

Ese mismo día, una carta salió marcada urgente rumbo a la Aoiya en Kyoto.

Kenji se estaba cansando de la espera, estuvieron prácticamente todo el día encerrados, viajando a un destino incierto. Nadie les había ido a explicar siquiera porque estaban allí. Su estómago crujió otra vez.

Kiriko estaba quieta en un rincón, meditando. Probablemente tratando de distraerse del hambre y la inseguridad de estar tan lejos de casa.

De pronto la puerta se abrió rápidamente, una mano ingresó con pan y agua y así de rápido se volvió a cerrar.

"Espera! Exijo una explicación! Porqué diablos estamos aquí?" dijo Kenji golpeando la puerta con su puño, su temperamento volando. Mientras tanto, tranquilamente Kiriko se sentó, acomodó y repartió la comida en porciones iguales y dijo "Guarda tu energía Kenji-nii, será mejor que comamos algo, ne?" una sonrisa feliz en su rostro.

Kenji suspiró y se sentó frente a ella. Su hermana podía parecer ridículamente positiva en el exterior, pero Kenji sabía muy bien que esa era una fachada y que pensamientos más profundos corrían por esa cabecita.

Comieron en silencio, y la noche los encontró durmiendo en un rincón, abrazados para mantenerse calientes.

Los preparativos estaban hechos. Kaoru ya tenía su morral pronto y sus protectores en los brazos colocados. Yahiko se había despedido de su esposa Tsubame y de su hijo de cuatro años, Shinya. Su sakabatou afirmada en la cinta de su hakama. Si bien no estaba hecha por uno de los mejores herreros de Japón, como Shin-Uchi la sakaba de Kenshin, Yahiko estaba orgulloso de la espada que había logrado comprar luego de 5 duros años de trabajo en el Akabeko.

Y, si bien Kenshin nunca admitiría que le estaba enseñando Hiten Mitsurugi, Yahiko sabía que bajo la excusa de enseñarle el uso apropiado de una katana real, el pelirrojo no perdió la oportunidad de enseñarle algún que otro battou-jutsu a su joven aprendiz, al que quería y valoraba tanto como a un hijo.

Así fue que horas antes del alba partieron los tres, en la puerta del dojo un letrero escrito en prolijo kanji "ESTAREMOS CERRADOS HASTA NUEVO AVISO".

A Yahiko le dolía lo que sucedió con sus 'hermanos menores', no podía imaginar el dolor que en cambio, estarían sintiendo Kenshin y Kaoru. Si algo similar le pasaba a su hijo. Yahiko apretó la mano y sus nudillos se tornaron blancos.

Kenshin y Kaoru le habían dado tanto, lo único en lo que podía pensar era en apoyarlos y estar con ellos en este momento. Era hora de apoyar a Kenshin como una vez lo hiciera Sanosuke. Estando AL LADO de él, en lugar de detrás de él.
Yahiko se preguntó a sí mismo si estaba a la altura, esperaba que sí.

La siguiente mañana los niños se despertaron temprano y empezaron a practicar unos katas. Si bien no contaban con sus shinais eso no impedía que llevaran a cabo algunas formas que les habían enseñado.

Mas que nada, hacían esto a falta de tener otra cosa para hacer y para mantener la mente relajada y preparada para un posible ataque.

Alrededor del medio día, la puerta se abrió nuevamente, ingresó un hombre calvo, que le faltaban algunos dientes frontales, además tenía un ojo más grande que el otro, o eso parecía.

"El capitán quiere verte mocoso" dijo tomando a Kenji por el brazo y arrastrándolo hacia la puerta

"KENJI-nii!" gritó Kiriko aferrándose a la mano de su hermano.

El hombre ya se disponía a empujar a la niña cuando Kenji se interpuso en la trayectoria "Kiriko-chan, será mejor que me esperes aquí, volveré pronto, te lo prometo" Kenji ofreció una sonrisa,

Su hermana asintió y bajó la cabeza, escondiendo sus ojos en su cerquillo rojo y espeso.

Pronto, Kenji fue arrastrado a cubierta. Como el barco en el que estaban era viejo y de madera, Kenji esperó que el capitán tuviera un perico y una pata de palo. Se decepcionó un poco al ver que no era así, sin embargo, el hombre que se identificó como capitán tenía un parche en el ojo derecho. Algo es algo, pensó el muchacho casi sonriéndose.

Estos pensamientos le distraían del hecho de que estaba rodeado de una turba de hombres.

"Me dicen que lograste derribar 5 hombres por ti mismo" dijo el hombre mirando a Kenji fijamente.

El muchacho no hizo mas que mantener la mirada, no contestó.

"Y que además, derrotaste a un hombre armado en un duelo uno a uno, con una simple espada de bambú!" dijo el capitán haciendo un gesto con los brazo,

'SI, y con esa simple espada de bambú podría patearte el trasero de aquí a Tokio!' pensó Kenji.

"Y bien muchacho? No tienes nada para decir?"

"No necesito que me digas lo bueno que soy, ya lo sé" dijo el chico levantando la barbilla y cruzándose de brazos. "Lo que quiero saber es porqué diablos estoy aquí?"

El capitán se sonrió para si mismo "Verás, los hombres se ponen nerviosos en cubierta, esta turba no es exactamente lo que se define como ratas de mar" pausó un poco "Y bueno, como buen capitán tengo que mantenerlos entretenidos, que mejor que un espectáculo?"

El capitán hizo un gesto y un hombre bajito y cojo le entregó a Kenji su shinai.

"Muchachos, que se diviertan" y con otro gesto la turba se lanzó sobre Kenji.

El cerebro de Kenji trabajaba rápido, tan rápido que casi podía anticipar los movimientos torpes y no entrenados de sus adversarios. Años de Kamiya Kashiyn embebidos en su sangre. Con destreza y tratando de no mostrar ninguna apertura, logró en unos cuantos movimientos derribar a tres hombres.

El problema radicaba en que la cubierta, estaba más que repleta de mal vivientes, que parecían venir uno tras otro. Así caían también.

Pero pronto, la energía de Kenji empezó a menguar, aunque su cerebro trabajara rápido, no así su cuerpo de diez años. Y las respuestas vinieron lentas y mas lentas. Hasta que el primer golpe conectó con su brazo izquierdo. Luego otro en su costado derecho.

Pronto, los golpes vinieron uno tras otro.

Esa tarde, Kiriko lloró durante horas mientras curaba las heridas de su hermano. Le habían traído poco después del medio día, inconsciente y cubierto en sangre. Kiriko no encontró ningún corte profundo. Pero si sabía que le habían molido a golpes hasta que el chico perdió el conocimiento. Su cuerpo estaba lleno de moretones que ya habían tomado varios colores.

"Otou-chan..." lloró Kiriko "onegai..."

Un viento suave hizo remolino levantando unas hojitas que rodearon a tres personas que venían por una carretera. Kenshin se detuvo en el camino, el corazón le había saltado en la boca y tenía una sensación que le oprimía el pecho. Kaoru y Yahiko siguieron caminando sin él, no se dieron cuenta hasta luego de unos minutos que el pelirrojo estaba paralizado, sus ojos desenfocados.

"Kenshin?" preguntó Kaoru acercándose a su marido y mirándole a los ojos.

"K a o ru" suspiró Kenshin lentamente saliendo de su trance. En un movimiento rápido abrazó a su esposa y hundió su cabeza en el hombro de Kaoru. Yahiko se mantuvo alejado y mirando hacia otro lado, dándoles privacidad.

Kaoru no podía creerlo... Kenshin estaba temblando, ligeramente, pero estaba ahí. Acarició la cabellera del pelirrojo. "Kenshin... dime, que pasó?"

Por supuesto Kenshin jamás le diría a su esposa la enormidad de sensaciones que habían recorrido su cuerpo, sabía que algo muy malo había pasado. "Tuve un mal presentimiento..."

Para que su esposo lo reconociera tan abiertamente, entonces era un MUY mal presentimiento. Kaoru resistió la urgencia de romper a llorar y quebrantarse ahí mismo. Pero abrazando fuerte a su marido dijo "Entonces... mejor nos apuramos" miró fijamente a los ojos de Kenshin, hacía muchos años que no veía tanta tristeza en ellos. Otra vez tragó sus lágrimas. Kenshin asintió con la cabeza.

Siguieron el camino en silencio.-

Kenji durmió el resto del día. Despertó a mitad de la noche, muy adolorido. Kiriko ya no lloraba, no quería preocupar a su hermano. En cambio puso una sonrisa y le dijo que se alegraba de verle despierto.

Kenji, con un poco de esfuerzo, sonrió también. "Deberías haber visto como quedaron ellos!" dijo Kenji arrogantemente

"Kenji-no BAKA" dijo Kiriko abrazando a su hermano.

"ITAI!" (duele) dijo Kenji, Kiriko le soltó, ambos se miraron y dijeron "ORO", echaron a reír. Pero era una risa agridulce.

Al próximo día, a la misma hora que habían ido a buscar a Kenji, se llevaron a Kiriko. Kenji gritó y luchó, exigiendo que se lo llevaran a él a cambio.
Kiriko le lanzó una sonrisa antes de desaparecer por la puerta. Golpeando la misma con su puño, Kenji comenzó a llorar.-

Continuará.-


Si YA SEEE!
Pobres cachorritos!

Supongo que van a tener que esperar para saber que pasa, sorry

No quiero parecer pesada, pero me gusta saber que piensan del fic
Asi que ya saben

Botoncito de review!

Gracias y nos vemos - Actualizaré cuanto antes!