HOLA MINNA-CHAN!

Otra vez agradezco a quienes hicieron reviews. Recuerden que sus comentarios son lo único que me dice si lo que escribo viene gustando. Por lo tanto me encanta escucharlos.

Muchos me han pedido que suelte a los chicos, pero si lo hago se me acaba el fic!

Ya falta poco, y tengo un epílogo de lo mas lindo pensado.

Ahora, con el show! disfruten

El ideal continúa

Cap. 4.- Tan cerca

En la madrugada llegaron al pueblo. El barco por supuesto no se encontraba. Fueron negocio por negocio y persona por persona.

Si alguien sabía de dos niños pelirrojos, nadie dijo nada.

Finalmente Kenshin preguntó cuales eran las rutas más utilizadas y una amable señora le indicó el camino norte, diciéndole que a un día y medio de allí había una pequeña ciudad y que el camino estaba lleno de granjas.

Después de meditar en las posibilidades, Kenshin decidió ir a esa ciudad. Tal vez desde allí podría mandarle un mensaje a los Oniwabanshu en Kyoto para que interceptaran el barco.

El sol de la mañana decoraba el campo de una manera hermosa, pero eso al Kenshin-gumi poco le importó.

X x x x

Kiriko la sacó barata, después de explicar que había ido al baño, la cruel mujer de la que estaba a cargo le dio una cachetada diciendo que era la última vez que salía sin permiso.

Esa mañana se dedicaron a cocer y Kiriko hizo lo mejor que pudo.

Una niña un poco mayor que ella, de cabello marrón corto y ojos negros tristes se le acercó y mientras le ayudaba aprovechó a susurrarle.

"Fue muy peligroso lo que hiciste"

Kiriko también susurró "sabes que me salí?"

La otra niña asintió

"esta gente es muy cruel, un día le pegaron tanto a un chico que este murió" dijo sin tristeza.

La pelirroja se horrorizó. La otra chica continuó "será mejor que te acostumbres, aquí la única forma de irse es convirtiéndote en la amante de algún hombre que quiera comprarte. O si eres chico, siendo miembro de la banda cuando seas suficientemente grande"

Kiriko pensó en Kenji. Antes de que pudiera decir nada otro de los chicos dijo SHHH, señal de que señora estaba volviendo.

X x x x

Kenji volvió cansado, habían caminado durante horas de la ciudad hacia la mansión, además, la noche anterior no había dormido nada.

Se preguntaba que serían esos documentos que había tomado de esa oficina.

Si se escapaba de esta situación se aseguraría de volver con su padre y arrestar a todos estos tipos.

Miró alrededor de su habitación y vio que en la simple mesa que había le habían dejado su shinai. Sabían que con Kiriko en quien sabe donde, el no intentaría escapar. Y la banda tenía interés en que se manteniera fuerte y entrenado.

Después de todo, no todos los días se encuentra un chico de diez años que puede patearle el trasero a varios adultos al mismo tiempo.

Mentalmente, repasó las lecciones que Hiko le había dado el verano anterior.

El fue emocionado pensando que el maestro de su padre le hiba enseñar el super estilo (que nunca había visto) Hiten Mitsurigi Ryu. En cambio el arrogante hombre le hizo estudiar pergaminos sobre posturas y estilos, antiguos y más contemporáneos durante horas.

Además de eso, le enseñó un par de katas. Al principio Kenji estaba molesto que su única recompensa por horas de esclavitud (como le llamaba a las tareas que Hiko le pedía, como ir a buscar agua al río o limpiar)fuera estudiar y estudiar.

Cuando Kenshin lo fue a buscar y le preguntó como la había pasado con Hiko, Kenji le contó esto.

El pelirrojo más grande le explicó con una sonrisa a su hijo que el conocimiento de tantas técnicas le había salvado la vida más de una vez y que era parte del entrenamiento de Hiko.

Ya volviendo al presente, Kenji tomó el Shinai y prácticó sus katas por el resto de la tarde, mientras tanto pensando en tiempos mejores.

X x x x

El kenshin-gumi siguió el camino norte. Luego de unas horas llegaron a una encrucijada donde el camino se separaba en dos. Un cartel viejo indicaba que la ciudad era siguiendo el camino principal. El otro camino no estaba marcado.

Kenshin paró y dudó un momento.

"Creo que lo mejor será esperar aquí un rato, y ver si vemos pasar a alguien" le dijo Kenshin a quienes le acompañaban.

"Pero Kenshin, si alguno de los tipos involucrados te ve, se dará cuenta de que tienes algo que ver con Kiriko y Kenji" la razón era obvia, su cabello. Yahiko hizo un gesto con la mano señalándolo.

Kenshin sonrió y tomó un chal azul de Kaoru, se lo colocó alrededor de la cabeza, cubriendo su roja cabellera.

Kaoru río ante el gesto "Ohhh Anata, pareces una viejecita".

Los tres rieron un poco.

"Será mejor que nos hagamos los viajeros perdidos" dijo Yahiko arrancando el cartel y poniéndolo dentro de la carreta, cubriéndolo con una manta.

Mientras comían unas bolitas de arroz que compraron en el pueblo, se sentaron a esperar.

X x x x

Calló la noche, Kenji rendido de cansancio y frustrado se durmió enseguida. No le dejaban salir del cuarto y por lo tanto no había podido siquiera idear un plan de escape.

Kiriko, aunque cansada del trabajo del día, no podía esperar a salir otra vez.

Se estaba levantando cuando una mano le tomó el kimono. Casi grita del susto, pero vio que era la niña que le habló esa mañana, Hikari.

Con ojos asustados la niña la miró "Si te encuentran te matan" susurró.

Kiriko asintió con la cabeza "Lo sé, pero tengo que buscar a mi hermano"

La niña de ojos negros cerró los ojos, suspiró y dijo "El cambio de guardia es en un rato, es la mejor chance"

Luego de decir esto se metió en su cama nuevamente.

Kiriko le miró con aprecio. Sin perder tiempo fue hasta la puerta, no la pudo abrir, señora la había trancado con llave.

La niña maldijo un par de veces y miró en dirección de la mujer. Las llaves estaban al lado de su cama. Tragó saliva y en silencio fue hasta allí, las tomó y abrió la puerta.

Esta vez, Kiriko sabía que si la agarraban no había excusa que la salvara de un severo castigo.

Sigilosamente Kiriko fue hasta el lugar donde dejó la vara metálica la noche anterior, la tomó, y esperó al cambio de guardia y corrió hacia la ventana donde había entrado la noche anterior. Por suerte seguía abierta.

Haciendo el mismo camino que el día anterior llegó hasta la cocina, esta vez encontró a una viejecita limpiando, obviamente una sirvienta.

Sin que la mujer se diera cuenta de que se acercaba le colocó la punta de su vara en la espalda y susurró "Ni se mueva y no le haré daño"

La mujer asintió "Busco a un chico pelirrojo, lo tienen aquí en algún lado"

La mujer sabía de quien hablaba, le había llevado la cena al amable niño unas horas atrás. Se dio vuelta y vio que quien la amenazaba era solo una chiquilla.

"Niña, tienes suerte de que sea yo quien esta aquí" dijo la mujer mirándola con simpatía. "Otra persona ya hubiera sonado la alarma, ten mas cuidado"

Kiriko quedó sorprendida "Que es con esa cara niña. Me crees tan cruel acaso que te delataría a una muerte segura? No quiero eso en mi conciencia, gracias"

La mujer hizo una pausa y apuntó en dirección a una escalera que iba hacia abajo "Baja esa escalera, seguí un pasillo, dobla a la derecha y la segunda puerta. Ahí esta tu hermano, hay un guardia en la puerta".

Kiriko agachó la cabeza en agradecimiento a la mujer mientras decía "Domo arigatou"

"Tan educada, como tu hermano. Ahora recuerda, nunca nos vimos"

"Hai" dijo Kiriko mientras se dirigía a la puerta.

X x x x

Kenji se despertó sobresaltado cuando escuchó un golpe fuerte y una voz.

De pronto la cerradura comenzó a hacer ruido y la puerta se abrió revelando a su hermana. Kenji se horrorizó un poco al ver su estado. Su cabello estaba corto por arriba de los hombros, despeinada, con un kimono viejo y sucio y un cachete ligeramente morado. En su mano la chica tenía una vara de hierro.

Todo este análisis le tomó un segundo, al siguiente ya tenía a su hermana en los brazos. Kiriko comenzó a llorar.

"Shhh, Kiriko-chan..." Kiriko balbuceaba algo sobre un hombre muerto. Y con horror Kenji vio que en la vara que traía su hermana había un delgado trazo de sangre.

Kenji apartó a su hermana de sus brazos y salió al pasillo, vio al hombre que le había hecho guardia los últimos dos días tirado en el piso y con un corte en la cabeza, sangrando. Se acercó un poco, el hombre respiraba.

"Kiriko-chan, esta vivo, solo que el golpe lo dejó inconsciente" Kenji le ofreció la mejor sonrisa a su hermana. Esta asintió.

El hermano mayor entró al cuarto y tomó su shinai. Lo miró un momento

"Ten Kiriko, yo tomaré la vara, que es mas pesada e incómoda"

Luego de intercambiar armas Kiriko le explicó como había entrado.

Decidieron escapar de la misma manera.

Cuando pasaron por la cocina ya no había nadie. Por suerte, la seguridad de la mansión estaba basada en rodear la casa. Adentro no había guardias. Por desgracia, eso haría que el escape fuera más difícil.

Al llegar al patio miraron los alrededores. La salida mas cercana era la delantera, porque la propiedad se extendía cientos de metros hacia atrás.

Pero por supuesto, el portón de adelante tenía varios guardias alrededor. Algunos monitoreaban el perímetro.

"Kenji, son demasiados" susurró Kiriko

Kenji asintió. Además, ahora que había salido con ellos sabía que alguno de esos hombres portaba armas de fuego.

"No tenemos otra salida Kiriko-chan, tenemos que pelear como nunca antes, tenemos que derribarlos a todos"

Kiriko tragó saliva, no quería admitirlo pero tenía mucho miedo.

Kenji le puso una mano en el hombro y dijo, "yo iré primero, tu me cubres, ne?". Kenji aseguró la vara en la cinta de su hakama, como si fuera una espada.

El hermano mayor no quería hacer esto, poner en riesgo a Kiriko era lo último en su lista, pero no tenía otra alternativa. Kiriko había sido muy valiente en ir a rescatarlo, pero su plan tenía una gran falla. Ahora no había vuelta atrás.

Caminando hacia los guardias como si fuera lo mas natural del mundo Kenji dijo "Hey muchachos, en que andan?"

Los guardias lo miraron asombrados.

"Que haces tu aquí pequeña rata!" dijo uno de ellos sacando su vara de madera.

"Hey tranquilo! El jefe me dejó salir a estirar las piernas y quería pasar un rato con mis comaradas" dijo el muchacho de forma casual

"No somos tus comaradas chico! No te confundas" dijo otro de ellos.

Mientras la conversación transcurría Kenji se acercaba más y más.

"Bueno, si no me quieren aquí me voy" dijo el pelirrojo.

"Ni te muevas, vamos a ir personalmente a preguntarle al jefe que diablos haces aquí".

Uno de los hombres se acercó a Kenji para tomarlo del brazo.

Antes de que pudiera hacerlo el chico saco la vara y le golpeó el costado. Luego siguió el otro hombre que estaba al lado.

Sin embargo, el primero que cayó no estaba inconsciente y dijo "DEN LA ALARMA, EL CHICO ESCAPÓ!"

Maldiciendo, Kenji golpeó a otro hombre más que se le abalanzó. La vara era algo incómoda pero muy fuerte.

De pronto, un hombre que se encontraba a unos cincuenta metros de allí le apuntó al chico "ALTO; no te muevas!" dijo.

Un segundo después su mano estaba vacía y dolorida. Delante tenía a una pequeña niña con una mirada feroz.

"No es muy honorable utilizar armas de fuego" dijo la niña rezongando.

El hombre aunque desarmado, se lanzó hacia ella. El shinai aterrizó en su hombro la primera vez, y la segunda en su espalda.

Entre los dos dispusieron de cuatro guardias. Pero la realidad era que los ruidos ya habían alertado a otros tantos.

Sin perder el tiempo Kenji intentó quitar la barra que trancaba el gran portón de madera. Una, dos veces.

Como odiaba tener diez años! La barra apenas se movía.
Kiriko le ayudó. La barra se movió un poquito mas. Pero no mucho.

Más hombres se acercaban, venían corriendo a toda velocidad hacia ellos.

Viendo que no podían abrir se dieron vuelta en dirección a los hombres. Al menos diez de ellos.

Armas levantadas, cabeza en alto. Estancia perfecta. Kenji y Kiriko estaban preparados para lo peor.

Con un grito de batalla, la turba se les lanzó encima.

X x x x

Estaban en el camino que les había indicado un hombre que pasaba por la ruta principal. El hombre les dijo que había una gran mansión al final de ese camino, pero que no sabía nada mas que eso.

Kenshin había decidió chequear allí, después de todo, una mansión en el medio de la nada no es lo mas común.

Una brisa le acarició el rostro al joven que venía manejando la carreta, absorto en pensamiento.

"Yahiko" dijo Kenshin de repente. El muchacho salió de su trance, estaba pensando en cuanto extrañaba a su esposa e hijo.

"Si Kenshin?" dijo suavemente el muchacho mientras manejaba el carro. No quería despertar a Kaoru, que venía dormida en los brazos de Kenshin, en la parte de atrás de la carreta.

"Creo que deberíamos apurarnos". Yahiko se dio vuelta y miró al hombre que tanto admiraba. Se le encogió el corazón al reconocer una emoción que poco se veía en el rostro del ex hitokiri; Terror.

Asintiendo, Yahiko apuró a los dos caballos que tiraban de la carreta.

Pronto... pensó Yahiko. Kenji-chan, Kiriko-chan, por favor estén bien!

X x x x

Continuará.-

Bueno, que les pareció?

Llegarán a tiempo?

Ya veremos

Nos vemos!

MYKS