Por cierto, la próxima actualización es el sábado. Ya me conocen, lo mejor viene en el capítulo de la suerte, el nueve XD.
The one I love
(striking me down on my knees, drowning me in my dreams)
over and over again
Dragging me under...
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"Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño. Que toda la vida es sueño; y los sueños, sueños son".
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Capítulo 8: Reunión de amigos
El cuarto de Max era de paredes de madera oscura; el día estaba nublado afuera, daba escalofríos con sólo mirar al cielo de ese color. El ambiente era frío, las voces hacían eco a pesar de ser un cuarto común y corriente... El viento se filtraba por la única ventana del lugar, calando hasta los huesos, impregnando el cuerpo de una sensación de desesperación y desconsuelo...
Estaban los tres chicos en la habitación en casa del americano. Max estaba tomado de la mano con Ray, quien parecía no tener voluntad propia, y por si fuera poco, se portaba como si no hubiera visto antes a Takao. Max por su parte, hablaba de un modo insensible, cruel... casi calculador, desde que de decidió decirle a Takao lo poco que el moreno significaba para él.
-No me importas ahora y realmente nunca significaste algo importante para mí, ¿me entiendes? Nada. Fuiste nada entonces, eres nada ahora.
-Pero... Max- Takao tenía las mejillas surcadas con lágrimas secas-. Tú siempre fuiste todo, eres mi vida. Creí que yo también lo era para ti. Y hoy vienes y me dices que todo fue una pérdida de tiempo y que te vas con Ray- de los ojos del japonés surgieron más lágrimas de ira-. ¿Qué se supone que haga hora?
-¿Y a mí qué me importa?- dijo Max lacónicamente-. Pero déjame decirte una cosa: yo no voy a ponerme a llorar como un niñito. Te ves ridículo y estúpido, ya no te soporto. Y yo ya me voy con Ray, con él siempre me la paso de maravilla.
-¡Max, espera! ¿Qué estas diciendo?- para ese punto, Takao, al borde de la desesperación, sentía la garganta hinchada y la espalda fría, como si alguien lo hubiera golpeado-.Se supone que tú y yo
-No, Takao, nunca hubo un "nosotros". Sólo estaba contigo porque me dabas lástima, pero ahora que encontré a Ray, me eres inútil. Arréglatelas como puedas pero yo ya no me quedo contigo. Oye, neko- dijo dirigiéndose al chino-, ¿por qué no te despides de mi amigo?
-Un placer conocerlo, joven Takao- dijo Ray, sonriendo casi de manera hipócrita; realmente cualquiera habría creído que no conocía a Takao en lo más mínimo. El rostro del chino mostraba una sonrisa, pero sus ojos parecían muertos.
Al salir de ese cuarto, Max y Ray comenzaron a bajar por unas escaleras que por un extraño motivo no tenían iluminación alguna.
-¡MAX!- gritó Takao de nuevo, al borde de la histeria, llorando de frustración: no podía creer que la persona que más amaba lo abandonara-. ¡No te vayas! ¿Qué sucede con todo lo que viví contigo, las cosas que me dijiste un día, qué va a pasar con todo eso?
-¡Deja de molestarme con tonterías, Takao!- gritó el americano desde la oscuridad-. Siempre fuiste un estorbo para que yo pudiera estar con Ray, ahora ¡aléjate de mí!
-¡Max, espera! ¿Por qué me hiciste esto?- dijo Takao entre lágrimas, quería una explicación para todo su sufrimiento-. ¡Max!
-¡Max! ¡Max!
-¡Takao! Takao, ¿estás bien?
Takao abrió los ojos. Kai se encontraba sentado en el piso junto al chico moreno, y estaba algo despeinado; parecía tener poco tiempo de haberse levantado. Llevaba puesto un pantalón gris oscuro y una camisa a medio abotonar, parecía que se había dormido así, con esa ropa. El ruso tenía una mano en el pecho de Takao.
-¿Qué... qué pasó?- el japonés se incorporó con brusquedad-. Necesito ver a Max. ¿Dónde está?
-Estabas soñando, Takao- dijo Kai suavemente. Takao cerró los ojos y se recostó de nuevo en el sillón. Él se había quedado dormido esperando que Kai llegara de la cena que tenía planeada la noche anterior-. Estas en un hotel, en Nueva York, son casi las nueve de la mañana, tranquilízate. La última vez que vimos a ese maldito traidor fue hace meses quizá no lo vuelvas a ver.
Kai se levantó de su lado y se dirigió a una mesita que estaba junto a la ventana.
-Oye, Takao- dijo el ruso-. Voy a ordenar desayuno al cuarto. Tala salió desde temprano y no sé dónde se pudo haber metido, así que quiero quedarme todo el día aquí contigo, aprovechando que él no está...
Takao escuchaba todo eso vagamente. Con las manos aún sobre su rostro, el japonés comenzó a recordar pedazos del sueño. Las palabras de Max, Ray como si estuviera muerto, ambos yéndose por la oscuridad... Takao se frotó los ojos y descubrió que estaban húmedos.
"Así que lloraste, Kinomiya", pensó el chico. "Muy digno de tu parte, eso de recordar a Max y llorar por él".
Takao sintió que también le dolía la garganta... Bueno, eso no era de extrañarse: al recordar al americano, Takao también recordó el coraje que le dio verlo con Ray. Su sueño había sido una síntesis de su pasado: Max se había burlado de él cínicamente, al acostarse con Ray en la cara del japonés. Eso había sido a propósito, sin duda, y de las cosas que más le dolían al recordarlos era la supuesta ignorancia del chino, quien efectivamente se había comportado como si lo conociera por primera vez. Por si fuera poco, Takao tampoco había sido el único afectado: por culpa de Ray, Kai también había sufrido. Pero en resumidas cuentas, el responsable de todo había sido Max. Él hirió a más no poder a Takao, engañó a Ray e hizo enfurecer a Kai. Realmente chistoso.
Takao dio un profundo suspiro y se levantó, limpiándose los ojos. Probablemente el recuerdo de Max había sido traído a su memoria por la mención de su madre, Judy Mizuhara, quien ahora resultaba ser la dueña de la empresa que Tala tanto se empeñaba en destruir. Irónico, primero Takao quería estar con Max y ahora que no lo quiere ver, resulta que está más cerca de lo que imaginaba.
El japonés se preguntaba qué haría la próxima vez que viera a Max. Podría guardarse su rencor y decirle un "bueno días, Max, qué hermoso día el de hoy", o bien podría darle un golpe que bien se lo merecía... Quién sabe, era mejor dejar que las cosas sucedieran y no planearlas. Las sorpresas llegan incluso cuando se tiene todo previsto.
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Moscú, Rusia.
-Hay algo que me tiene muy intranquilo, Voltaire.
-¿Hmmm?
-Esa mujer... Judy Mizuhara, ¿realmente crees que va a confiar en Kai y Tala? Digo, somos empresas rivales y de pronto ellos aparecen diciendo que sería bueno unir negocios y todo eso... ¿No crees que suena muy falso?
-Sonará falso si ellos actúan como si fuera falso, Vissari- respondió Voltaire, algo molesto-. Pero Tala es excelente para convencer, y en Kai tiene una garantía de mi palabra... ficticia, por supuesto, pero ella no lo sabrá. Además es una mujer muy estúpida, recuerda que hace unos años toda su investigación se vino abajo por culpa de su obstinación con sus estadísticas, datos y toda esa porquería. Además yo mismo le mandé una carta firmada. Créeme que después de leer eso, hasta tú pensarías que realmente voy a hacer negocios con ella.
-Espero que ella se trague ese cuento, Voltaire- dijo Vissari con desconfianza-. ¿Cuándo se supone que van a hablar ellos dos con Judy?
-Les programé una cena la noche anterior, hoy les di el día libre y mañana tienen la orden de presentarse directamente en su oficina. Según sé, Takao, un chico de la edad de Kai, está con ellos, pero no me importa, irán los tres, la verán a ella y probablemente al inmaduro de su hijo, Max Mizuhara.
-Tengo entendido que Kai, Takao y Max fueron el equipo campeón hace años, ¿no?
-Sí- respondió el abuelo del ruso-, pero eso qué importa. Será una reunión de amigos- dijo sarcásticamente-. Verán a Judy y probablemente a Max mañana por la mañana. Vissari, encárgate de hablarle a Kai en la noche para decirle lo que tiene que hacer. Ya es hora de que haga algo útil en su vida.
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Suite 23, Rustic Palace, Nueva York.
Riiiiing
-¿Kai, no vas a contestar? El teléfono lleva sonando un cuarto de hora, de seguro es para ti.
Riiiiing
-No quiero, a lo mejor es el idiota de Tala que se perdió y no sabe cómo llegar... Que se quede donde esté, no me interesa.
Riiiiing
-Por favor, Kai, ese sonido me está matando... Créeme que las sábanas no son un búnker.
-Está bien, está bien, ya voy- Kai se levantó de la cama en la que hace unos momentos estaba con su japonés, aprovechando la ausencia de Tala, quien no se había aparecido en todo el día. El ruso se envolvió una de las sábanas alrededor de su cintura y se dirigió a donde estaba el sonoro aparato.
Riiiiing
-¿Quién es?- preguntó el ruso agresivamente al descolgar el auricular-. Ah, eres tú, Vissari. ¿Qué diablos quieres?... Habla... De todas formas lo iba a llevar conmigo... Como sea... Sí, ya qué... Ehm, aquí, en el hotel, pero está dormido, así que no podrás hablar con él... Dime... ¿Y eso qué?... ¡¿QUÉ DEMONIOS DICES?!... No, ninguno- Kai hablaba apresuradamente, se oía muy alterado-. Está bien, yo le digo a Tala, mañana a las once, perfecto, adiós- y sin más, colgó. El ruso regresó a la habitación que ahora estaba iluminada por una lámpara que Takao había prendido
-¿Kai?- preguntó el japonés, viendo la expresión de Kai-. ¿Qué pasa?
-Mañana vas a ir con nosotros a ver a Judy- respondió el bicolor, quien lucía muy intranquilo.
-¿Y? ¿Cuál es el problema?
-Se me olvidó por completo la existencia de ese... cómo pude ser tan tonto- dijo Kai como para sus adentros-. Si está Judy, de seguro también Max...
-¡¿QUÉ?!- gritó Takao con el mismo tono que lo había hecho el ruso segundos antes.
Así que después de tanto tiempo... los viejos amigos se volverían a ver. Takao, Kai y Max, diferentes circunstancias, mismos sentimientos... Curiosa combinación.
