Por cierto que ya está actualizada mi bio, nueva y mejorada, por si quieren echarle una ojeada.

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(The One I Love...)

over and over again (striking me down)

(The One I Love…)

Over and over and over and over again...

Dragging me under

Capítulo 13: Lo menos que puedo hacer.

-¡¿QUÉ!

Judy se quedó estupefacta. Simplemente no podía creer lo que oía, sonaba ridículo e ilógico. No, no era posible, era una alianza; Voltaire le había prometido fidelidad y apoyo en todo... ¿y ahora le salía con eso?

-Nadie más lo sabe, sólo que tú y yo- aseguró Emily-. Ya me encargué de que no se sepa, pero sabes, Judy, hice la prueba cinco veces y el resultado es el mismo. Ese supuesto "acero" no es más confiable que una bolita de plastilina. Y no es que me guste mencionarlo, pero... te lo dije.

Judy no sabía qué decir. El anciano Hiwatari acababa de traicionar toda su confianza. Eso había sido a propósito, estaba segura... Indudablemente se trataba de una burla al verle la cara de esa forma, y no estaba dispuesta a dejarse pisotear.

-Gracias por avisarme, Emily- dijo la mujer al cabo de un rato-. Esto no se va a quedar así. Semejante falta de respeto- murmuró para sí-. Ya verá, maldito mentiroso...

Y volviendo sobre sus talones y hecha una furia, Judy Mizuhara se dispuso a llamar a Voltaire para reclamarle el reciente fraude. Llegó a su oficina dando un portazo y descolgó el teléfono. Marcó los dígitos tan rápido que la operadora no los reconoció, y tuvo que llamar de nuevo.

-Te vas a enterar, Voltaire Hiwatari, ya lo verás...- murmuraba mientras escuchaba el tono de llamada-. Ya veremos si eso de mandarme acero falso no fue planeado...

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Tala entró al laboratorio seguido de Adam, quien cerró la puerta tras él.

-Me alegra que hayas venido- dijo Adam mientras se sentaba en su silla giratoria-. Esta tarde Judy ha estado muy rara y no quiere que no hagamos ningún experimento. Lo curioso es que tampoco quiere que nadie salga de aquí, así que básicamente estamos como hámsters.

-Ya lo creo- respondió el ruso mientras se paseaba por el amplio recinto-. ¿Sabes por qué está medio histérica?

-No, pero por ahí escuché que está furiosa con Voltaire.

-¿Voltaire? ¿Él qué tiene que ver ahora?- inquirió Tala.

-Creo que es por el encargo de acero que recibimos esta mañana.

"Por el que yo no debería estar aquí, de hecho", pensó Tala.

-...pero en realidad no tengo idea- terminó Adam-. De todos modos ya se le pasará. Conozco a esa mujer y créeme, tiene sangre de atole (2).

Tala sonrió ante el comentario que a él también le quedaba. Se acercó a la plataforma de prueba de beyblades. Debía medir poco más de dos metros de diámetro. Entonces se le ocurrió una idea.

-¿Juegas?- preguntó el ruso.

-¿Ah?

-Que si juegas beyblade, o sólo estás para mirar- el tono de Tala era desafiante, pero era a propósito para provocar a Adam a una batalla.

-¿Estás zafado o qué?- respondió el checo riendo-. ¡Hasta la pregunta ofende, Tala! He pasado años investigando el funcionamiento de un beyblade, ¿y crees que no juego?- Adam sacó de una caja metálica un lanzador blanco con empuñadura y un beyblade negro. El anillo de ataque resplandeció brevemente, lo que significaba que era de metal.

Tala sonrió complacido.

-Te reto a un batalla, Baroshova- animó Tala, mientras sacaba de uno de sus bolsillos su lanzador azul rey y a su bestia-bit-. Wolborg nos dirá si eres igual de bueno en el laboratorio y en la plataforma.

-Ni falta que lo dijeras- respondió Adam, también preparando su blade.

Ambos chicos se acercaron al plato, listos para un gran enfrentamiento. Más de cerca, Tala se dio cuenta que el lanzador de Adam no era blanco puro, sino un azul tan pálido que apenas se notaba; y que su blade tampoco era negro, más bien un tono de azul tan intenso que se aproximaba demasiado al azabache.

-Lindo blade, ¿eh?- apuntó el pelirrojo-. ¿Cuál es la bestia-bit?

-Azrael. Y contra lo que pudieras pensar, no fue creado en laboratorio, fue un gran regalo- Adam miró cariñosamente la bestia bit del chip-. Pero es bastante agresivo, así que espero que Wolborg no se queje demasiado.

-Eso lo veremos.

Adam y Tala estaban listos. Sólo un conteo y se vería la destreza y habilidad de los dos.

-Tres... dos... uno... ¡LET IT RIP!

Bien lanzado, Azrael cayó justo en el centro. Por su parte, Wolborg dio unas vueltas alrededor de él para después lanzarse enérgicamente hacia su contrincante. Fue un fuerte golpe y ambos blades salieron disparados a las orillas de la plataforma. Wolborg estuvo a pocos centímetros de salirse; Adam era realmente bueno.

-Cuidado, Tala, que por poco pierdes- dijo el checo-. Pon más atención, lo menos que puedo hacer es humillarte con tu derrota.

-Como si pudieras, ni siquiera he empezado contigo.

Azrael se colocó de nuevo en el centro mientras el lobo ártico daba vueltas alrededor de él, tratando de rodearlo completamente. De pronto, Wolborg embistió contra el beyblade azul azabache... pero fue magníficamente toreado. Como si se estuviera burlando, Azrael dio brincos, el último de ellos lo suficientemente fuerte como para hacer perder el control a su oponente, pero no lo logró. Desbalanceado por el salto, el blade de Adam permaneció unos segundos tambaleándose, situación que Tala aprovechó para darle un buen golpe. Wolborg dio un impacto directo contra Azrael, y éste se detuvo en la orilla de la plataforma, a poca distancia del exterior del plato de batalla.

-¿Quién es el principiante ahora?- preguntó Tala, viendo que Adam ya no se defendía tan bien como al principio.

-Sigues siendo tú- precisó el castaño-. Observa y te darás cuenta.

Ya recuperado, el blade azul azabache arremetió con fuerza dirigiéndose a Wolborg, quien lo esquivó por poco. Entonces comenzó a avanzar rápidamente hacia Azrael describiendo zig-zags. El blade de Adam se quedó inmóvil, como si quisiera ser atacado. Fue entonces cuando sucedió.

Azrael!- llamó el checo-. Es hora de mostrar tu verdadero potencial. ¡Ahora!

Del bit-chip se asomaron dos hermosas alas blancas, seguidas del cuerpo de un ave parecida a la gaviota pero con el pico negro y los ojos azules. El precioso pájaro extendió completamente sus alas y algunas plumas se desprendieron de ellas. La cola del animal no tenía más de cinco o seis plumas, pero éstas eran tan largas como su envergadura.

-Es un albatros- explicó Adam-. Menos conocida que el fénix, pero más fiel.

-Es estupendo- observó Tala-. Realmente precioso.

-Ya lo sé- dijo Adam-. Gracias por la observación, pero prefiero que mires cómo batalla...

Varios minutos después, ambos chicos ya estaban al borde de sus energías, pero ninguno se atrevía a ceder. Finalmente un golpe doble lanzó a ambos fuera del plato, haciendo que sus blades se detuvieran en el mismo instante.

-Buen juego, Adam- dijo Tala con Wolborg en la mano-. Me gustó estar contigo. Es decir, tener una batalla contigo, no otra cosa- corrigió rápidamente.

-A mí también- coincidió el checo-. Es una lástima que no puedas venir todos los días- entonces dio media vuelta para meter a su beyblade en su caja-. Fue una tarde agradable.

Tala sentía cómo el color le subía a las mejillas.

-Sí, lo fue. Eres muy bueno, Adam. No eres un principiante como yo creí- rió nerviosamente. El castaño dio media vuelta y dio algunos pasos hasta quedar a poca distancia del ruso.

-Estás colorado- dijo Adam, mirándolo a los ojos.

-¿Ah sí?- dijo Tala. Le gustaba esa sensación de tener a Adam tan cerca, pero había olvidado lo nervioso que lo ponía-. ¿Y por qué habría de estarlo?

-No sé, pero te sienta bien el rojo. Combina con tu cabello- rió.

Tala achicó los ojos. Pero bueno, por lo menos Adam no se acercó más a él. Estaba seguro que haría alguna estupidez si eso pasara.

-Muy gracioso- el ruso miró un reloj que estaba en la pared-. Caray, tengo que irme.

-¿Por qué? ¿Tu mami te va a regañar si llegas ebrio a casa?- por lo visto el checo estaba de buen humor-. Quédate un rato más, no te va a hacer daño.

-Yo...- Tala no sabía qué decir. Hubo un breve silencio.

-Mira- dijo Adam de pronto-, otra vez estás sonrojado. Definitivamente me gusta cuando tienes ese color.

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Kai se sentó en la orilla de la cama y pasó ambas manos por su cabello, dando largos suspiros y pensando en Takao.

"Hice lo correcto", pensó el ruso. "No voy a soportar todas sus niñerías ni sus caprichos. Que haga lo que quiera".

Se recostó mirando al techo con las manos bajo su cabeza. Se sentía extraño eso de estar sin su japonés, pero si Kai lo había corrido era porque en verdad se lo merecía. De lo que no estaba seguro es si en verdad ahí terminaría su relación con Takao. Ni siquiera habían llegado a los dos meses y ya estaban al borde de aventarse electrodomésticos.

El ruso bicolor se enderezó y, evitando la lámpara rota unos momentos antes, se dirigió a la ventana de la suite. Ya era tarde, y Tala no había vuelto. Se preguntaba si no estaría con Judy, quien le había tomado mucha confianza y (desde la perspectiva de Kai) que trataba como a un hijo propio.

-Por lo menos me hubieras dejado intervenir con Judy, Tala- dijo Kai en voz alta-. Era lo más decente que podías hacer antes de que por tu culpa me estuviera yendo del demonio con Takao.

El bicolor dio un largo suspiro, y de pronto se fijó en el buró que estaba junto a la cama. Sobre él había una pequeña caja, sin moño ni envoltura. La curiosidad no se hizo esperar, así que el ruso tomó la cajita en sus manos y la abrió. En el interior encontró un precioso anillo de ataque, plateado, bien pulido, y que (si Kai no se equivocaba) le quedaba perfecto a Dranzer. Lo sacó para admirarlo y cayó un papelito.

"Antes de que pase un mes y creas que no eres importante para mí. Takao".

Así que era un regalo sorpresa de ¿aniversario? Kai ya no sabía que pensar. Ahora que lo recordaba, había pasado un mes desde que... Bueno, no era necesario pensarlo dos veces.

Kai Hiwatari, el orgulloso y frío Kai Hiwatari, salió de la suite del hotel Rustic Palace para buscar a la primera persona que en su vida le había demostrado quererlo, y a la que minutos antes había dejado ir.

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(2) Sangre de atole – regionalismo mexicano que se utiliza para referirse a una persona débil de carácter, o que perdona y se contenta fácilmente.