If you hang around with me tonight
I'll show you how to do
something wicked
If you don't have anything to do
Capítulo 16: La mejor manera de redimirse (parte I)
Quizá fue porque estaba dormido o que nada la importaba esa noche, que Tala no escuchó los ruidos que provenían de la habitación que estaba del otro lado de la suite, pues Takao se las había ingeniado para quitarle la ropa a Kai para dejar que se secara, y como la suya también estaba algo húmeda por el camino de regreso al hotel, también la dejó colgada en una silla.
A la mañana siguiente, Kai se despertó de tan buen humor que ni siquiera se molestó en acribillar a Tala con insultos y sarcasmos. Se limitó a sentarse en el sillón de la sala de la suite mientras buscaba algún programa interesante en la televisión y preguntarle al pelirrojo por qué estaba tan cansado.
-Salí un rato- contestó éste, restándole importancia. Salió al balcón y se dejó caer en una de las sillas.
Como Kai no había ido con Judy más que una sola vez, después de una hora apagó la televisión y dejó el control a un lado. Entró en su habitación para buscar algo de ropa y bañarse; Takao seguía dormido y, como Kai conocía, podía quedarse así un buen rato.
Después de darse un baño, Kai salió al cuarto a vestirse. Mientras terminaba de ponerse el cinturón, oyó que Takao despertaba. El ruso dio la media vuelta y miró (con un cariño poco usual en él) al japonés.
-Caray...- susurró Takao, pero Kai alcanzó a oírlo.
-¿Qué?
-Recuérdame felicitar a tu madre por el excelente trabajo que hizo.
Kai lo miró con una ligera incredulidad, y recordó que llevaba el torso desnudo. Sonrió. Claro que nunca lo admitía, pero sabía que más de uno compartía la opinión de Takao. Pero como ahora ese físico le pertenecía al japonés, Kai no se molestó en ponerse la camisa demasiado a prisa, sino que lo hizo con lentitud, abrochándose de abajo hacia arriba, dejando que Takao lo deseara lo suficiente como para no dejarlo ir.
-¿Tienes que irte?- preguntó el moreno casi suplicando, en cuanto Kai estaba vestido y completamente arreglado.
-Sí. Hace años que no sé nada de la novata de Judy, así que parecerá grosería que no vaya a verla. Además, sabes que prefiero hacer lo que Voltaire me ordena antes que soportar uno de sus discursos sobre la importancia del apellido, la empresa y basura del estilo.
-Bien, entonces vete- dijo Takao fingiendo indignación.
-Regresaré antes de que te des cuenta, Takaito- respondió Kai con una sonrisa.
-¿Y qué haremos cuando llegues?
-Querrás felicitar aún más a mi madre- respondió Kai acercándose a Takao y plantándole un profundo beso-. Me voy.
Kai cerró la puerta tras él, dejando a Takao con la sensación de que lo tenía todo en el mundo.
o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
Tala miró su reloj. Casi mediodía. Se había quedado dormido un buen rato en el cómodo asiento de la terraza, pero no había podido evitarlo. Sentía que aunque durmiera un día entero, jamás se sentiría con las fuerzas suficientes para levantarse y servirse un vaso de agua.
-Hoy no iré con Judy- dijo Tala en voz alta-. Y no pienso volver a ir. No soy la marioneta de Voltaire, ni de Vissari. Ya es hora de que se den cuenta que no es ningún rey para mandar a sus criados a hacer el trabajo sucio.
Y como para probar sus palabras, en ese momento sonó su celular. Tala ni siquiera se molestó en ver quién era, simplemente se lo llevó a una oreja.
-¿Qué?- contestó agresivamente.
/Cuida ese tono, niño/- hablando del rey de Roma, era Vissari.
-¿Y si no quiero, qué?
/Perderás el trabajo/
Tala no respondió.
/Así me gusta/- dijo Vissari con una superioridad evidente. /¿Fuiste ayer con Judy/
-Sí- respondió Tala sin pensar. Entonces cayó en la cuenta de que no debería haber dicho eso.
/Ay, Tala, cómo eres desobediente, pero creo haberte dicho que ayer NI SIQUIERA PUSIERAS UN PIE EN LA ALFOMBRITA DE BIENVENIDOS. ¿Te lo dije o no/
De nuevo, Tala no respondió.
/¡Carajo, Tala, parece que tienes dos años! ¿En qué demonios pensabas? ¿Sabes lo que Voltaire.../
-Ya lo sé, señor Perfecto. El acero falso. Qué poco creativo para ser Voltaire, pero qué hacer. Mañana voy a ir con Judy- mintió.
/¿Por qué hoy no/
-Porque no quiero- respondió Tala de mala gana. No quería pensar en Adam y menos en Max.
/Ya, ya. No quiero que te me pongas subversivo, ¿entendiste? Sólo tienes que obedecerme y no habrá ningún problema. Espero que ya hayas entrado a la base de datos de Judy.../
-Ya lo hice- interrumpió el pelirrojo.
/... Y se lo pases lo más pronto posible a Voltaire. Es decir, ahora mismo. Así que yo en tu lugar me ponía a trabajar/- Y colgó.
Con un gruñido, Tala dejó el celular a un lado.
Ya sabía lo que haría: obligaría a Kai a dejar de lado sus pasatiempos adolescentes con Takao y le ordenaría que fuera él quien visitara a Judy, ya era suficiente de estar de inútil. Así Tala se evitaría la molestia de verle la carota a Max y de pasar por los inquisidores ojos de Adam. Y si Kai se topaba con el rubio... bueno, eso ya era su problema.
Mientras, en la habitación, Takao terminaba de vestirse. Se sentía más contento que nunca, y por ello, él tampoco se molestó en hacer de Tala un pedazo de nada con la mirada, sino que salió sin siquiera reparar en su presencia. Tal vez iría a comprar repuestos para Dragoon (lo tenía un tanto descuidado) o quizá pasear por allí.
No podía ser un día más diferente al anterior.
o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
-Un día-
-¿Qué dices?
Judy había levantado la prohibición de salir de los laboratorios, por lo que el trabajo se había acumulado considerablemente, y en ese momento, Adam estaba con Emily, trabajando sobre un nuevo proyecto. Al parecer, Voltaire había recibido una buena mentada por parte de Judy, y le había mandado un beyblade nuevo, recién salido de investigación, como disculpa, en cuyo mejoramiento trabajaban Adam y Emily. El patriarca Hiwatari ordenó retirar el acero enviado a Estados Unidos y mandó una nueva orden muy temprano en la mañana.
-Ah nada. Decía un día porque es lo que Voltaire tardó en rectificar su error... Es muy poco tiempo, ¿no crees? Hasta parece que lo tenía todo planeado.
-No seas ridículo, Adam. Ya ves lo que nos ha mandado. Este beyblade es casi perfecto, en toda mi vida no había visto un balance y ataque tan bien equilibrados...
Pero en realidad, el chico castaño había dicho "un día" porque era lo que Adam estaba dispuesto a darle de tolerancia a Tala para aparecerse por allí y explicarle la razón del acero falso. Adam estaba seguro que Tala sabía, así que estaba algo ofendido por haberlo seducido para tenerlo como fuente de información o algo así. Eso era la idea que Max le había metido en la cabeza y el checo estaba muy resentido como para formarse su propia opinión, así que se quedó con esa idea de Tala. Lo que Adam no sabía es que Tala no iba a aparecerse por allí hasta demasiado tarde.
Kai, por su parte, se las ingenió para hacer de Judy una muñeca en trance que creía que todo era culpa del pelirrojo, y no de Kai, así que estuvo toda la mañana con ella charlando animadamente sobre los siguientes planes de su empresa y de los avances que había logrado. Incluso consiguió que le mostrara los últimos avances de un beyblade que estaban formando.
-Me sorprende que Voltaire haya tenido en desarrollo un beyblade tan perfecto como el nuestro- dijo con orgullo-. Es un gran avance que nos haya dejado estudiar a Gamaliel, ya sabes, el beyblade que ha enviado, y estoy muy contenta con los resultados. El acero que ha enviado esta mañana es tan puro que lograremos los mejores anillos de defensa del mundo. Todos los investigadores y operarios están trabajando con él y también están muy satisfechos con ello.
-Qué bien, me alegra que todo haya sido sólo una confusión- repitió Kai con falsa alegría por enésima vez, aunque Judy no parecía reparar en el detalle-. Y, perdona si es atrevimiento, pero me encantaría ver los nuevos avances que están haciendo y...
-¡Por supuesto!- respondió la mujer, radiante-. Ven sígueme.
Ambos salieron de la oficina de Judy y se dirigieron a los laboratorios.
o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
-A Gamaliel, ¿eh? Fue buena trampa después de todo.
-Claro que lo es. El acero que le mandé tiene cantidades pequeñísimas, casi imperceptibles de plomo, que incluso lo hacen más resistente. Y como sus investigadores siempre tienen anillos de ataque, piezas de metal y están en contacto con él en el ensamblaje, ya verás, en menos de cinco días todos tendrán problemas, con suerte Judy morirá y me dejará sus acciones porque soy su socio.
-Judy no va a morir, no seas exagerado.
-Tal vez no, pero si ve que la mitad de sus empleados están muriendo por tener un contacto tan prolongado con el plomo, no tendrá otra opción que dejar que nuestra industria absorba la suya, ya verás.
-¿Quiénes serán los más afectados?
-Los que trabajen en los laboratorios, por supuesto. Los pilares de la investigación. Me da pena por ellos, pero el dinero es dinero.
Y mientras Voltaire Hiwatari reía, sirvió otras dos copas de vino blanco, una para él y la otra para Vissari, anunciando un triunfo que no estaba lejos de llegar.
