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Cuando Akari regreso el lunes, Kai estaba ausente. Él no apareció en toda la semana, y Akari se empezó a preocupar. El lunes siguiente llegó Kai, que casi no podía andar y dormitaba en los recreos.

Akari decidió hablarle. Se le acercó en el recreo e intentó despertarlo.

-Kai- comenzó suavemente¿estás despierto-

-A medias- respondió Kai, incorporándose- sólo estaba descansando-

-Dime Kai¿eres feliz? Con tu vida, es decir¿te gustaría ser de otra forma-

-No, así debo ser-

¿Eres feliz así-

Silencio.

Akari prefirió saltear la pregunta, dándola por respondida. El aula estaba desierta, nadie se quedaba en las aulas el recreo posterior al almuerzo.

-Tu tutor es algo especial... ¿Borcloff Balkov (1) se llama-

-Sí-

¿Es un buen tutor-

-Es el único tutor que tengo, me cuida mucho, no podría existir sin mí. Soy sus esperanzas y no debo defraudarlo-

¿Y las esperanzas son reciprocas o de un solo lado-

-Él me ha dado ciertos dones que de ninguna otra forma habría podido conseguir-

Silencio.

El timbre de entrada sonó, y con el bullicio de los alumnos entrando fue imposible seguir hablando. Kai casi no podía levantarse, pero igual debió ir a cambiarse para educación física (2), y Akari debía ir a la cancha de tenis. Era bastante buena en ése deporte, pero para todo hay una primera vez, y ésa fue la primera vez que a Akari le pegaba una pelota en pleno rostro por pensar en Kai (3).

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Akari corrió a la salida, con una venda en su muñeca debajo del uniforme. Sabía cómo localizar a Kai fielmente. Había sido doloroso, pero valdría la pena. Llevaba la mochila porque las clases habían terminado, y quería alcanzar a Kai sin que los viera el acompañante misterioso del auto.

Los chicos de tercer año daban todos juntos la case, ya que había tres terceros; A, B y C. Richard estaba que echaba chispas, pero a profesora lo vigilaba, y no podía hacer nada. Como nevaba, se colocó el techo desplegable, especial para los días lluviosos o nevados, como ése. Los vestuarios estaban separados en tres, uno para cada grupo de años, y precisamente cuando Kai estaba por entrar al vestuario de tercero A, Akari lo llamó.

¡Kai¡KAI- Akari estaba agitada por la carrera, pero eso no la detuvo. Legó hasta donde estaba su compañero- Toma esto, es para ti-

Le entregó una cajita azul, redonda y pequeña, como para un anillo. Algunos chicos, cuatro o cinco, la mayoría ya había entrado en los vestuarios, tararearon la marcha nupcial.

Kai la abrió. Adentro había una cadenita dorada con un dije de cristal, con forma de esfera y un "relleno" blanco.

-Es porque no sé cuándo es tu cumpleaños. Como has sido tan amable conmigo, pensé que debería dártelo ahora... –

-Estás cerca, estamos a diez y cumplo el veintitrés- le respondió Kai, poniéndose el regalo alrededor del cuello- Gracias-

-Prométeme una cosa- dijo Akari- nunca te lo saques-

Kai en principio parecía no comprender, pero luego asintió.

¡Hiwatari, entra o no tendrás tiempo para cambiarte- le gritó alguien desde el vestuario.

-Debo irme. Muchas gracias - dijo Kai, tan adustamente como siempre, segundos antes de entrar al vestuario.

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-Vaya, vaya... – le decía Borcloff a Kai, cuando éste subió al vehículo –Te han hecho un regalo muy bonito, por lo visto- observaba el collar de Kai con interés.

-Sí, me lo acaban de regalar para mi cumpleaños-

Borcloff no preguntó quién, pero lo supuso.

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A partir de ése día, pasaron dos días, pasaron cuatro, pasó una semana, y Kai no volvió a la escuela. La directora no sabía nada y ningún docente tenía idea de lo que pasaba, por lo que Akari decidió ir a visitar a Kai. La señal del collar era algo distante y confusa, y Akari no podía precisas su ubicación con exactitud. Debía estar en algún lugar del barrio Yume (4), pero no podía ir allá sin despertar sospechas. "Sentía" que el collar se quedaba allí durante todo el día, sin salir. Pero no podía precisar la localización exacta sin ir allá.

Akari entró clandestinamente –luego de agotar todas las opciones- en la base de datos del colegio, y se encontró con que la dirección que necesitaba se hallaba allí; pero cuando quiso volver a entrar, cinco minutos después, la página carecía de ése dato.

"Aquí pasa algo raro" pensó, y decidió ir inmediatamente a la dirección. Estaba en el barrio más exclusivo de todo Tokyo, y de todo Japón también. Sus habitaciones eran muy requeridas por todo famoso que pasara una estadía por el país.

Como sus padres trabajaban hasta tarde, Akari decidió ir sola. Salió luego de arreglarse y bañarse, y tomó un taxi. Ya estaba anocheciendo. El conductor se sorprendió mucho cuando Akari le dijo la dirección, por lo que tuvo que repetírsela para que entendiera. Él hizo un gesto de "sobre gustos..." y arrancó.

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La zona era de grandes edificios, vigilados por cámaras por todas partes. Akari se sintió un poco intimidada, pero decidió entrar. La señal del collar se hacía más clara, y pudo saber que estaba en uno de los últimos pisos. Las puertas de vidrio se abrieron y Akari caminó hacia el mostrador, donde un recepcionista organizaba unos papeles.

-Buenas tardes- empezó Akari- quisiera saber si aquí se hospeda Borcloff Balkov-

¿Señorita Kikoku- preguntó el recepcionista- La está esperando. Es en el último piso-

Akari estaba a punto de preguntarle por qué la estaba esperando, pero desistió al ver que el recepcionista atendía el teléfono y no la miraba. Subió al ascensor y se dirigió al último piso.

Era una residencia oscura, iluminada por luz artificial. Las paredes estaban peladas, sin un solo cuadro, y por un momento Akari pensó que se había equivocado. Era una habitación moderna y algo oscura, y estaba a punto de volver al ascensor cuando una puerta se abrió.

-Señorita Kikoku, el señor Balkov la espera- anunció una mucama rubia.

Akari en principio quedó un poco confundida, pero luego siguió a la mucama. Estaba vestida con una falda hasta las rodillas, y delantal y cofia blancas, pero sin puntillas. "Una moda algo rara" pensó Akari, pero igual la siguió por un pasillo hasta una biblioteca, en donde estaba sentado Borcloff Balkov, esperándola, sobre un sillón de alto respaldo. Miraba a su invitada como si le diera gusto verla (5).

-Bienvenida a mi humilde morada- la saludó amablemente –Siéntate por favor-

Le señalo otro sillón frente a él. Akari obedeció, pero ése hombre le daba una sensación extraña...

-Te agradezco mucho que hayas venido aquí- empezó Borcloff antes que ella pudiera hablar –Sé que vienes porque estás preocupada por Kai. Él está... un poco débil- escogió bien las palabras antes de hablar, y Akari supo que mentía, por lo menos relativamente –y está algo imposibilitado para concurrir a clases. Quería saber si tú intentabas verlo, me lo ha preguntado muchas veces- Akari no se lo esperaba -Quiero que sepas que él ya tiene un compromiso- siguió Borcloff- y que no puede estar enamorado de ti- lo dijo suavemente, pero Akari notó un tono extraño (¿de placer?) en su voz- él mismo lo sabe. No puede estar enamorado de ti-

-Disculpe, señor Balkov- lo interrumpió Akari- pero creo que ésa es una decisión de Kai. Son sus sentimientos y solamente él tiene derecho a elegir a quién amar. Usted no puede decirle a Kai que ame a tal o cual persona y que odie a otras. Ésas son sus decisiones-

Borcloff sonrió, sin despegar los labios, y se incorporó. Akari nunca había visto a alguien tan alto.

-Kai es algo muy especial, aún más que tú- le dijo a Akari- Mucho mas de lo que crees. Es mi única familia en todo el mundo, y yo soy su única familia. Ambos nos necesitamos. Él es el hijo que nunca pude tener, y yo soy el padre que él debería haber tenido-

¿Y dónde está Kai- Akari sentía que el collar estaba a su derecha.

Borcloff se dio vuelta. Las luces le daban un aspecto algo sombrío, con las manos atrás de la espalda.

-Sígueme- le dijo a Akari y salió por una puerta a la derecha de ella. Akari lo acompañó a través de una sala más oscura que la anterior, al final de la cual había una puerta. La señal era inconfundible. Borcloff la abrió.

Era una habitación blanca, con un escritorio con una computadora, una silla, una mesa de luz, el uniforme del colegio colgado de una percha cerca del armario, y una cama con sábanas blancas, sobre la cual estaba el collar de Kai.

-Eres inteligente, me sorprendiste- dijo Borcloff- pero la sangre de Siqui es muy difícil de conseguir hoy en día... eres diferente a mí, pero igual a la vez. No somos humanos, pero nuestros bandos son diferentes. Como Kai y tú, yo y Kai, tú y yo somos iguales pero muy diferentes... –

¿Qué le hizo a Kai- Akari "sintió" una energía maligna de Borcloff, pero aún era pronto para identificarla.

El sol se puso en ése momento. Akari pudo verlo bien. Se veía mucho más pálido que en la penumbra. Y entonces "sintió" correctamente la energía del ser que tenía adelante: no era posible, no podía serlo, ya habían sido exterminados hace tiempo, no era posible que él fuera un...

-Si- dijo Borcloff, interrumpiendo sus pensamientos- lo soy. Te parecerá imposible, pero siempre que exista la oscuridad, existirá por lo menos uno de nosotros, y crearemos más... muchos más-

-Creí que se habían cazado todos en la Gran Caza del dos mil, pero por lo visto ustedes sobreviven a todo- dijo Akari.

-Los japoneses, los rusos y los alemanes serán excelentes cazadores de vampiros, pero demasiado orgullosos. El contrato jamás nos prohibía entrar luego del dos mil a los tres países Anti V, así que esperé pacientemente, hasta que caducó el plazo... –

¿No les bastó con Lilika? Gracias a ella lograron otros cinco mil años de tranquilidad... ¿O prefieren desambarizarla? Tal vez termina el trabajo que jamás debimos detener. Ahora veo claramente que no han aprendido nada-

¿Sabes nuestra historia- preguntó Borcloff con sorna- Pero por supuesto, los Kikoku fueron los que más difundieron esa... especie –

-Por supuesto- empezó Akari- Pero Kai no tiene la culpa de lo que pasó entre tú y Voltaire. Si tú y él no lograron terminar su fusión, Kai no tiene la culpa. Ni siquiera había nacido su padre cuando él... cuando se separaron. Si él, cuando era joven, no cumplió con lo que te había prometido, es algo que debes resolver con él. Y hacerle esto a Kai no te va a ayudar-

Borcloff sonrió, despegando los labios. Sus dos colmillos relucieron, pero Akari no retrocedió.

-Antes que hagas nada- comenzó el vampiro¿no quieres saber dónde y cómo está Kai-

-Ahora creo entender el porqué de su comportamiento... – comenzó Akari, pero Borcloff la interrumpió.

-Es alguien muy valioso para mí... -

-Jamás pensé que tú llegaras a hacerle esto a Kai, estaba tan preocupada por lo que le pas... - Akari se interrumpió.

¿Por lo que le pasara a Kai? No era necesario... Nos será muy útil... Mejor me acompañas-

¿Y si no quiero-

¿No te importa lo que le pase a Kai si no vienes-

Akari titubeó un instante. No podría derrotar a Borcloff ella sola, pero quería saber lo que le pasaba a Kai... Intentó hacer como que pensaba, llevándose las manos a la cabeza, pero en realidad les pasaba el mensaje a sus padres. Verían todo lo que ella vería y oirían todo lo que ella oiría.

Cuando terminó la conexión, Akari levantó la cabeza, decidida. Sus compatriotas de raza ya estarían viendo y oyéndolo todo, además de "sentir" su localización exacta, y los vampiros no tenían forma de saberlo. Si algo salí mal, ellos sabrían lo que pasaba, y Borcloff no sabía, como todo vampiro, que los Siquis tenían ése poder.

-Llévame a verlo- dijo al fin, con decisión.

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Borcloff subió al auto, seguido de Akari. Ella sabía que no podía advertir a ningún humano de lo que pasaba, ya que no le creerían y no sabría lo que le pasaba a Kai. Y Borcloff no dejaría que Akari hurgara en sus recuerdos, así que cuando él le dijo que lo siguiera, Akari no tuvo otra opción más que obedecer.

Los vidrios no dejaban pasar la más mínima luz del exterior, aunque que en el barrio Yume eran muy potentes. Había una luz en el auto en el techo, no era muy brillante. Así Borcloff podría haber ido todos los días a...

-Lo sé, lo sé- Borcloff interrumpió sus pensamientos, como adivinándolos- así he acompañado a Kai todas las tardes a la entrada y la salida del colegio... Duermo poco, soy un ejecutivo muy trabajador-

Akari intentó no lanzarle una mirada de asco, y probó sentir hacia dónde se dirigían, pero la señal del collar ya era casi imperceptible; pronto dejó de sentirla. Borcloff sonrió pero no dijo nada, mirando directamente al frente.

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Durante media hora, aproximadamente, siguieron viajando. Akari miró su reloj para comprobarlo, pero se le había descompuesto desde la hora aproximada en que entró a la sala donde la esperaba Borcloff. Al fin se detuvieron, y el chofer les abrió la puerta; primero a Borcloff y luego a Akari.

En principio, Akari creyó que debían estar equivocados en el lugar; estaban frente a una plantación grande, en la que se veía en la entrada el logo de Empresas Omega: la letra omega en violeta encerrada en un círculo blanco. Parecía muy próspera, y Borcloff entró por la puerta.

Akari sintió que algo enorme y metálico se extendía detrás de la puerta, y aquí retrocedió unos pasos, debajo de la tierra se extendía hasta donde pudiera sentir. Debía de ser un...

-Laboratorio secreto camuflado, es cierto- le dijo Borcloff, saliendo por la puerta- Ven, yo no muerdo- le sonrió.

Akari le dirigió una mirada de asco, pero le hizo caso y cruzó la entrada. Adentro estaba muy oscuro. Borcloff abrió otra puerta y tomó a Akari de la mano. Ambos traspasaron la puerta...

En un principio, Akari no pudo ver nada, ya que la luz era cegadora. Cuando pudo ver; casi se cae de la sorpresa; era como si el laboratorio del año 2085 estuviera allí. Los científicos andaban de aquí ara allá en sus sillas flotantes, estratégicamente diseñadas para no chocar, anotando algo en sus e-annotators, deslizando el e-pencil sobre ellos.

El laboratorio se extendía hacia arriba, y Akari notó que Borcloff la había soltado y que caminaba, a unos diez pasos de ella, hacia un científico.

-Queremos ver a Kai, ella es Akari Kikoku- se lo dijo en un tono de voz extraño, pero el científico asintió, dio media vuelta y los condujo hacia otra puerta.

Akari los siguió hasta el ascensor. Bajaron durante un rato que Akari se le hizo eterno. Al fin llegaron al piso que Borcloff quería, y descendieron. Akari estaba impaciente y preocupada a la vez. Quería ver qué le pasaba a Kai, pero a la vez, temía saberlo.

"Ya no hay marcha atrás" pensó Akari cuando Borcloff abrió una puerta mecánica al colocar sus dos manos en una ranura.

Parecía ser una pecera rectangular gigante de un acuario, pero del techo caían cables negros, parecían de computadora, que tapaban parcialmente una plataforma inclinada de espaldas a ellos. Akari empezó a entender, y quiso ver lo que suponía que vería. Corrió sin que Borcloff se lo impidiera hacia el otro lado de la "pecera" y se quedó helada.

Sobre la plataforma inclinada, con el traje que le había visto cuando entró a su memoria, que ahora lo conectaba a los cientos de cables de computadora, pálido como nunca lo había visto y aparentemente desmayado, estaba Kai.

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(1) Nombre original: Shigeru Igarashi

(2) Y ya quisiera ver si sus piernas son tan musculosas como sus brazos... Yum � (babas)

(3) Recuerdo de las graciosas escenas de Sailor Moon.

(4) ¡Falta de imaginación! Otra prueba de que escribí esto hace años...

(5) No me gustaría estar sola con ése hombre en un lugar tan solitario...

Debo decirles que este fue el primer intento de escribir un libro, y hay muchas cosas que han cambiado. Esto representa mis ideas hace más de cuatro años, y no representa lo que pienso ahora: lo digo por si alguien se sorprende o se siente ofendido por lo que pasara en los siguientes (y últimos) dos capítulos. De hecho, este capítulo estaba reescrito en gran parte, pero el que iba a publicar desapareció misteriosamente y tuve que rescribirlo en algunas partes.

Nos leemos

Nakokun