Stendhal's Syndrome
Síndrome de Stendhal: sensación de desubicación, aguda falta de aire y leve estado de mareo que se produce al estar en presencia de algo de extremada belleza y perfección, generalmente una obra arquitectónica o artística.
Primer síntoma
Dos años han pasado lentamente des de ese primer verano en que el Shohoku se clasificó para los nacionales. Después de eso, los jugadores de tercero se graduaron y se fueron a la universidad. Ryota Miyagi pasó a ser el capitán del equipo en segundo y en tercero lo fue Hanamichi Sakuragi. Cierto es que Rukawa era mejor jugador pero sus dotes comunicativas no eran muy… ¿cómo decirlo? Realmente parecía no tener dotes comunicativas algunas. De este modo, pasó los dos años que le quedaban en el instituto tan atareado como pudo: estudiando en serio por primera vez en la vida, jugando a basket como si fuera lo último que hiciera… y escapando de vez en cuando de la ciudad para asistir a los partidos de la que iba a ser su futura universidad.
Pero no era sólo el basket lo que le interesaba de esos partidos… de hecho, no era ese en absoluto el motivo por el que iba a verlos. Trató de olvidarlo durante el primer medio año, hacer como si nada hubiera pasado, intentar no reprocharse a sí mismo el no haber sido lo suficientemente valiente para confesarle su amor… pero no pudo. Acudió a cada encuentro del equipo universitario durante el último año y medio, mirándole des de lejos, viéndole jugar con una sonrisa triunfal en el rostro, con su cuerpo perfecto moviéndose dinámicamente arriba y abajo por la cancha… ¡tan lejano!
No obstante, ahora se encuentra allí, delante de la universidad que será sede de su vida des de este instante hasta que termine los estudios. La misma universidad cuyo equipo de basket ha visto jugar cientos de veces, deseando formar parte de él más que cualquier otra cosa en el mundo. Un recuerdo fugaz pasa por su mente, arrancando una leve sonrisa sardónica de sus labios. Al entrar en la secundaria alta, su mayor deseo era irse a los Estados Unidos para jugar a basket como profesional. Al terminarla, había recibido considerables ofertas de varias universidades de la costa este americana, pero él ya no deseaba eso, había cambiado de idea o, mejor dicho, de objetivo.
El muchacho de ojos azules acomoda la mochila en su hombro derecho y se adentra en la facultad de educación física con un nudo en la boca del estómago, temiendo poder encontrarle en cualquier rincón, deseando dar con él por casualidad en cualquier parte. No obstante, pasa la mayor parte del día sin ver nada más que las aulas y demás instalaciones que les muestra la guía universitaria, rellenando papeles de matrícula, horarios y demás. Hasta que llega la tarde y, haciendo acopio de valor, se dirige al centro estudiantil para entregar su solicitud de entrada al equipo de basket. Un chico muy amable le indica que, el día de hoy, las presentaciones se harán fuera, al aire libre, junto al campo de atletismo, y se ofrece encantado a acompañarle.
Por cierto, me llamo Sakurada Hiroshi, pero todos me llaman Hiro. Por favor, trátame bien.
Encantado. Me nombre es Rukawa Kaede. Por favor, trátame bien.
Por aquí, por favor.
Los dos chicos salen al poco a la enorme pista de atletismo, al noroeste de la facultad. El chico menor anda cabizbajo mientras su senpai Hiro no para de hablar y contarle todo de cosas útiles sobre la universidad. Kaede le mira de reojo, sonrojándose levemente cuando éste se da cuenta, pensando que ese chico es verdaderamente hermoso. Los mechones caoba caen desordenados sobre su frente y sus hombros, destacando unos brillantes ojos color miel y unos finos labios de un intenso color rojo.
(sonríe) Ya hemos llegado.
¿No hay nadie más?
Bueno, los demás estarán al llegar, supongo… (echa un vistazo al campo) ¡Mira! Por allí va el capitán: él nunca se cansa de entrenar.
(titubeando) E… el… capitán…
(sonrojándose un poco) Aha… Mitsui Hisashi senpai. Es un gran jugador de basket… yo le admiro muchísimo…
El chico mayor termina de hacer la curva de la pista de atletismo a la carrera, dirigiéndose a la fuente sin reparar en los dos chicos que le observan tras la valla. Abre la llave del agua y se moja la cabeza. Su pelo largo recogido por la parte de arriba con una coleta queda empapado. Se quita la camiseta, secándose con ella la cara mojada, descubriendo su musculado torso, su cuerpo perfecto bajo ésta. Se echa la camiseta al hombro, cerciorándose de pronto de la presencia de los otros dos chicos, y empieza a andar hacia ellos, sin reconocer todavía al chico menor al lado de su compañero.
El chico de ojos azules observa embobado a su senpai acercarse, recorriendo con la vista cada milímetro de su cuerpo. Su largo pelo negro, sus ojos, esa cicatriz en la barbilla que siempre le ha parecido tan sexy, sus hombros, su pecho y… ¿un piercing? ¿Mitsui lleva un piercing en el pezón? Las mejillas del chico menor enardecen, pintándose de rojo incandescente, justo en el momento en que el capitán del equipo se planta delante suyo, reconociendo al instante ese rostro de rasgos zorrunos.
(sorprendido) ¿Rukawa-kun?
…
(sonriendo) ¡Vaya! ¿Se conocen?
(intentando esconder su sonrojo) Íbamos a la misma preparatoria…
(sonriendo) ¡Vaya! ¡Qué sorpresa! Ahora eres más hablador…
(sus mejillas vuelven a enrojecer. Su corazón se acelera y siente que no puede respirar, que le falta el aire, que se marea inevitablemente) Sí… un poco…
¡Joder tío! ¡Me alegro un montón de verte!
El chico mayor salta deportivamente la valla que les separa y se echa a los brazos del muchacho de ojos azules, estrechándole amigablemente contra su pecho. Rukawa puede notar su piel en contacto con la de él, sus fuertes brazos estrechándole con firmeza, su piercing clavándosele por encima de la ropa… y vuelve a marearse. Las piernas le fallan, no quedan fuerzas en su ser y siente que se va a desmayar en cualquier momento. Asustado, el chico moreno se aparta de su senpai, intentando no caerse y dar de narices en el suelo en su presencia.
(extrañado) Rukawa-kun… ¿estás bien?
(sudando, muy sonrojado) Esto… yo… creo que estoy algo mareado… Disculpad, voy al baño un momento…
El chico menor echa a correr hacia los vestuarios del campo de atletismo, dejando a los otros dos chicos con un palmo de narices.
Oye Mitsui-kun… ¿esto… es…?
¿Normal? No mucho, la verdad… Rukawa-kun siempre había sido un tipo frío, con los nervios bajo control… ¿Qué le puede haber pasado? Igual he sido demasiado efusivo…
(guiñándole el ojo pícaramente) Es que tú siempre has levantado pasiones pero con este piercing nuevo ya no se pueden ni resistir…
(se sonroja un poco) Vete a la mierda Hiro-kun. Voy a ver cómo está…
(le detiene por el brazo) No. Iré yo ¿de acuerdo?
(no se fía) ¿Por qué?
(se echa el peló atrás) ¿Es que no le has visto? Está riquísimo…
(Oo") ¿Eh? ¡Oye! Ni te atrevas a…
(yéndose chulesco) No te preocupes, le trataré bien…
El chico de pelo rojizo se dirige a los vestuarios, dejando a su senpai en el campo de atletismo, apoyado contra la valla, rememorando los viejos tiempos en que el Shohoku se clasificó para los nacionales, cuando jugaba codo con codo con el súper-rookie.
Mientras, en los vestuarios, agarrando la pica, el chico de ojos azules mantiene la cabeza bajo el grifo del agua fría, hasta que ésta deja de caer. Extrañado, vuelve su cabeza hacia arriba, encontrándose con los ojos color miel de su nuevo compañero, que le sostiene amigablemente una toalla.
¿Mejor?
(secándose la cara) Sí, gracias.
(sorprendentemente analítico) ¿Cuánto hace?
(extrañado) ¿Cuánto hace de qué?
(sonríe) No. ¿Cuánto hace que te gusta?
(se sonroja) ¿Eh? ¿El qué?
(se acerca, sonriendo) No intentes engañarme. No puedes. El capitán Mitsui-kun te gusta. ¡¿Qué digo te gusta! Te ha puesto como una moto… sólo quiero saber des de cuándo…
(muy sonrojado) Tres años, casi.
(sorprendido) ¡Vaya! Tres años…
(cabizbajo) Des de la primera vez que le vi.
(se sienta en una banca, justo al lado de donde están) ¿Y cómo…?
(se sienta también, echando la cabeza atrás, recordando un tiempo que le parece muy lejano) Entró en el gimnasio con su banda. Nos pegamos y…, no sé, debo de estar enfermo pero… me gustó. Le quise des de entonces… pero nunca se lo he dicho.
(muy sorprendido) Le… ¿quieres?
(asiente, muy sonrojado) Por favor, no se lo cuentes a nadie. Yo… nunca lo había hecho hasta hoy…
No te preocupes… (sonríe) Entonces tú… ¿eres gay?
(se encoge de hombros) Sí… supongo… ¿Por qué?
(sonríe más todavía) Por nada… me alegro de no estar solo otro año…
(sorprendido) ¿Eh?
(sonríe) Hahahaha… no me mires así, hombre… ¿o creías que eras el único?
(sonríe) No… no lo sé… supongo que no. (con mirada triste) Supongo que Mitsui-kun no será…
(le acaricia el pelo) No supongas tanto pequeño.
(los ojos se le iluminan) ¿Qué?
Mitsui-kun es un hombre de mente abierta. Ha tenido un par de novias, pero no le han durado mucho y me consta que no han llegado a nada. A veces hablamos, bromeamos, salimos por ahí y…, no sé, yo siempre le tiro los tejos y él nunca se ha enfadado por ello. Este verano incluso nos enrollamos pero no llegamos a nada… me dijo que quería mi amistad así que… me quedé a dos velas. No me mires así. No soy rival para ti, me lo dejó bien claro…
(suspira fuertemente) No lo sé… así que él es…
Bisexual, supongo… siempre dice que, al fin y al cabo, todos lo somos… aunque yo no me veo con una mujer, sinceramente. Pero alégrate, es una ventaja para ti…
(menea la cabeza) Supongo…
Anímate Kaede-kun (le da un suave beso en los labios) Me gustas… tanto como él. Espero que tengas suerte y, si necesitas algo… sólo llámame.
(sonrojado) Gra… gracias.
(sonríe) De nada. ¿Vamos?
(asiente) No se si voy a aguantar verle otra vez…
(le coge el brazo) Tranquilo. Yo estoy contigo…
Los dos chicos salen de los vestuarios, uniéndose al grupo que se encuentra fuera, dónde los novatos escuchan admirados las presentaciones de los miembros del equipo.
Soy Mitsui Hisashi, estudio tercer año de económicas. Mido 1,84 y juego de escolta. Seré el capitán del equipo este año.
Mi nombre es Oda Kohaku, segundo año de medicina. Mido 1,86 y juego de alero. Yo seré el subcapitán.
Kaneda Soichiro, tercer año de magisterio. Mido 1,85. Juego como ala – pívot.
Hijikata Toya, segundo año de económicas. Mido 1,92 y juego de pívot.
Sakurada Hiroshi, segundo año de educación física. Mido 1,79 y juego de base… no me queda otra… (les guiña el ojo) Podéis llamarme Hiro.
Sus compañeros de equipo se ríen, arrancando también las sonrisas de los sorprendidos novatos, que siguen escuchando las presentaciones que se van sucediendo… hasta que le toca el turno al chico de ojos azules.
(Frío, como solía recordarlo su senpai) Me llamo Rukawa Kaede. Estoy en primer año de educación física. Mido 1,87 y puedo jugar en cualquier posición (Mitsui sonríe ante tal muestra de orgullo del que solía ser su compañero de equipo… a lo mejor no ha cambiado tanto en estos dos años… aunque no es capaz de percibir que su sonrisa ha puesto al otro chico sumamente nervioso) a… aunque… suelo jugar como… ala-pívot…
(susurrándole disimuladamente, mientras el resto de novatos sigue presentándose) Hiro-kun… ¿qué le has hecho, eh?
(sonriendo) Nada Mitsui senpai… nada que le haya desagradado…
(se sonroja momentáneamente) ¿Eh? Te repito que pobre de ti si le haces…
(susurrando sensualmente) ¿Tienes celos capitán? ¿De él o de mí?
(irritado, en broma) Cállate pervertido. Rukawa es un gran jugador y no quiero que…
(pasando totalmente de él, mientras se dirige hacia Rukawa) Ok. Hablamos luego…
(Oo) ¿C… cómo que…? ¡Espera joder!
(se vuelve contoneando su cuerpo de manera muy sensual) ¿Qué?
(intentando no ponerse nervioso) Hiro-kun… tenemos que hacer las pruebas de admisión así que concéntrate y vayamos a jugar.
(le guiña el ojo) Como ordenes, jefe.
("Este tío me pone de los nervios. A veces le ostiaría pero es tan majo que sólo mirarle se me quitan las ganas") Eto… Vamos a hacer varios equipos con los de primero y jugaréis por turnos contra nosotros. Yo estaré viéndoos y tomando notas de vuestro juego para elegir a los que entrarán en el equipo. ¿Todo claro? ¡Pues empecemos! Primer equipo: Yamada Hideki, Ishikawa Manato, Ebata Sanosuke, Rukawa Kaede, Sugiera Shuuichi.
Los chicos empiezan el partido de entrenamiento bajo la supervisión de Mitsui. Aunque éste tenga todo el tiempo la vista fija en la cancha, el no tener que jugar contra él hace que Rukawa esté más relajado, pudiendo mostrar en el partido todo su potencial y lo mucho que ha mejorado des de hace dos años. El chico mayor está realmente sorprendido, mucho más que el resto del equipo, pues el Rukawa de ahora no tiene nada que ver con el que conoció en tercero de secundaria: si antes era bueno, ahora se ha superado por más de mil veces. Cuando el partido termina, Mitsui llama al siguiente grupo y se efectúan dos partidos más. El entrenamiento termina a las seis y media de la tarde. Fuera ya está oscuro y, tan sólo en la primera jornada, tres nuevos aspirantes ya han renunciado. Esto va a ser duro, no hay ninguna duda, pero puede que para algunos lo sea mucho más que para el resto. Los muchachos se reparten en los dos vestuarios que se encuentran en la cancha de basket, en un pequeño edificio al norte de la pista de atletismo. El chico de ojos azules se hace el remolón hasta asegurarse de entrar en el vestuario contrario al de su senpai. Sabe que no resistiría verle… así… Sólo de pensarlo, el corazón se le acelera y siente que el aire le vuelve a faltar.
Rukawa se da prisa en ducharse y vestirse. Desea ver al capitán una vez más antes de irse a su casa pero, a la vez, teme no poderse controlar ante él y siente la necesidad de huir de alguna forma. No obstante, el destino es caprichoso, haciendo que ambos se encuentren a la salida de sendos vestuarios, por pura casualidad.
(nervioso) E… hola…
(sonríe) Bueno, chicos, yo me voy a la "resi"… Nos vemos mañana… (yéndose) ¡Adiós! Y sed malos…
(¬¬) La… ¿resi?
(riendo) Hiro-kun vive en la residencia de estudiantes, al lado del campo de deportes (señala) ahí al fondo… ¿ves?
(asintiendo) hmm…
(empezando a andar) ¿Y tú dónde vives?
(nervioso) Ah… en una habitación alquilada en un edificio cerca de aquí…
(sonriendo) Yo también… es pequeño pero se está bien… y no es muy caro… la verdad es que vivir solo cuesta una fortuna…
(sonríe) Sí…
("¡Vaya! Es la primera vez que le veo sonreír… Le sienta bien") ¿Y como se llama?
(sonrojándose) ¿Quién?
Ha ha ha… el edifico, hombre…
(suspiro de alivio) Ah… esto… Edificio Sakura…
(OO') ¿Sa… ku… ra?
Sí… ya lo sé… es bastante cutre pero…
(se ha parado en medio de la calle) ¿Qué… qué piso?
Tercero E… todavía no me he instalado…
(le abraza muy efusivamente, sobándole la cabeza como a un crío pequeño) ¡Vecino!
(muy sonrojado, notando como las fuerzas vuelven a desaparecer de su cuerpo) ¿Ve…?
(le pasa un brazo por el hombro y se pone a andar de nuevo) Sí… hehehe ¡Esto sí que es casualidad! Yo vivo en el Tercero C, justo delante. ¡Venga! Te invito a cenar a mi piso, aunque no será gran cosa… ya te aviso… pero así nos ponemos al día… ¿quieres?
(titubeando un poco) B… bueno… vale…
Ambos se van hacia el edificio que casualmente comparten. Llegan al poco al piso del chico mayor, quien empieza a hacer un poco de ramen para cenar mientras su compañero se acomoda en el cojín al lado de la mesa. Mitsui deja los bols en la mesa y se sienta al lado de su amigo, empezando ambos a comer.
(sonriendo) Me alegro mucho de volver a verte…
(se sonroja un poco) Gracias… yo también…
Estás diferente… más hablador…
(se encoge de hombros, esquivando su mirada) Es que con Sakuragi-kun pegando berridos todo el día al final te acostumbras a hacerle callar… o sea, a hablar más…
Hahahaha… es verdad… por cierto, ¿qué ha sido de él?
(algo melancólico) Al final nos llevamos bien… me dijo que se quedaba en Kanagawa a estudiar… creo que ya no juega…
Qué lástima… era bueno…
(asiente) Y idiota… (sonríe)
(sin pensar en lo que dice) Me gusta que sonrías…
(se pone rojo como un tomate)…
(él también se ruboriza un poco) Un momento… creí que tú querías irte a Estados Unidos…
(se encoge de hombros) Quería… pero ya no quiero…
(¿?) …
(le mira a los ojos) Encontré algo más importante…
(extrañado) ¿Cómo qué?
(cabizbajo, escondiendo su rubor) Como alguien…
¡Vaya! Así que hay alguien…
(Se levanta con el corazón encogido) Sí… bueno… pero no lo sabe así que nada…
(le estira para abajo para que vuelva a sentarse) Pues es una pena… (se acerca a él sensualmente)
(rojo de vergüenza) Mi… Mitsui-kun… ¿estás borracho?
(se acerca más) No. Sólo he bebido una cerveza. Es imposible que lo esté. (le acaricia el pelo) Pero mientras esperas a que Sakuragi-kun vuelva… no sé… podríamos pasarlo bien ¿no?
(sorprendido) ¿Q…qué? ¿Pero de qué hablas?
(se aparta) ¿Es que no es Sakuragi-kun?
(niega con la cabeza) Bueno… no importa… yo… mejor me voy a mi piso si eso… (se levanta y va hacia la puerta)
(le abraza por la espalda justo antes de que se vaya) Rukawa-kun ¿te has molestado por eso?
(niega con la cabeza, completamente sonrojado) No…
(sonríe) Es que me alegra verte de nuevo… y que hablemos así… espero que nos veamos a menudo por aquí, fuera de la universidad…
(asiente) Claro… buenas noches…
(le besa en la mejilla) Buenas noches.
El chico de ojos azules cierra la puerta tras de sí y se dirige a su pequeño piso. Se tumba en el suelo sin tan siquiera poner el futón y escucha el apresurado latir de su corazón, que parece estar a punto de estallar. Cierra los ojos pero la imagen de su senpai aparece de nuevo en su mente: su cuerpo perfecto, firme, musculado, con ese piercing en el pezón… el corazón se le acelera todavía más, siente que le vuelve a faltar el aire, mareándose aún estando tumbado en el suelo. Abre los ojos asustado pero, al hacerlo, su cuerpo vuelve a la normalidad, aunque sus mejillas siguen ardiendo pintadas de un intenso rojo. Después de mucho rato, se duerme en el mismo suelo del que no ha tenido aliento para levantarse, con una duda divagando por su mente: "¿Por qué ostias me pongo así? ¿Por qué parece que me muera cada vez que le veo de esa manera…?"
