Segundo síntoma

El día siguiente pasa más o menos rápido, asistiendo a las clases, atareado con los nuevos trabajos, buscando libros… y bromeando con Hiro todo el tiempo que no está en clase… es decir, escuchando las bromas de Hiro e intentando aguantar la risa y mantener su imagen de chico tímido y callado que el chico mayor intenta minar todo el tiempo. Después de comer, ambos se encuentran tumbados en el césped, haciendo tiempo para que el conserje abra la puerta del gimnasio y puedan entrar a entrenar.

(volviéndose para mirarle) Oye Kade-kun… ¿por qué Mitsui-kun dijo que ahora eres más hablador? Tampoco es que hables mucho…

(con los ojos cerrados, sin moverse de dónde está tumbado) Es que antes no hablaba nada…

¿Y eso?

(se vuelve para mirarle) No tenía nada que decir…

(extrañado) No lo entiendo…

(le aparta unos mechones de la frente) No estaba cómodo con nadie… no me gusta mucho la gente ¿sabes? Creo que la persona con la que más hablé fue con Mitsui-kun… un día que le pedí jugar un uno contra uno…

(sonríe) ¿Quién ganó?

(frunciendo el ceño) Él… pero hizo trampas… Yo se lo dije pero no tuve valor de seguir discutiendo… me daba mucha vergüenza…

Te pone nervioso estar junto a él ¿no?

(asiente) No sé qué me pasa… pero cuando se acerca o se quita la ropa… (se sonroja) ¡fu! Sólo pensarlo se me acelera el corazón y… no sé, creo que hasta me ahogo…

(le acaricia la mejilla) Esto no es muy normal Kaede-kun…

(cierra los ojos) Lo sé… me siento fatal… ¿y si no soy capaz de acercarme a él nunca…?

(le besa la mejilla) No te preocupes… sólo te falta un empujoncito…

(abre los ojos ante el beso) ¿Me vas a ayudar?

(sonríe) Claro… Tengo el honor de ser el único que oye tu voz… extrañamente…

(se sonroja un poco) Bueno… cuando mi hermana regresó me acostumbré a hablar con alguien y… no sé, es fácil hablar contigo…

(OO) ¿Tu hermana?

(levantándose de la hierba) Sí. Estudiaba en Londres. Volvió en segundo año. Ahora está en Kanagawa. Se ha montado un estudio y dibuja manga… es muy… peculiar…

(agarra la mano que Rukawa le tiende y se levanta) Me cuesta imaginarla…

(se saca una foto de su cartera en la que se le ve junto a una chica pequeñita, de largo pelo rubio oscuro y ojos verdosos)…

(Oo) ¡No os parecéis en nada!

(se vuelve a guardar la foto) Nop… ¿vamos?

(le sigue) ¿Me la presentarás?

(¬¬) ¿Por qué? ¿No eras gay?

(sonríe) Sí, lo soy… pero me gustaría conocerla…

(se echa la mochila al hombro) Ok.

Ambos entran en el gimnasio justo después de que el conserje haya abierto las puertas. Pronto van llegando todos los integrantes del equipo, aunque extrañamente, Mitsui resulta ser de los últimos en llegar. Se excusa por haberse entretenido hablando con un profesor y entra en los vestuarios: justo en el mismo en el que se encuentra el muchacho de ojos azules dándose amistosos golpecitos con su senpai de pelo caoba.

(riendo) Vete a la mierda Hiro-kun… no te pienso contar nada más…

(no se han dado cuenta) Hehehehe… ya, ya… no me imaginaba que te fueran los seme…

(le hace una especie de llave, agarrándole por el cuello) ¡Idiota! ¿Qué quieres que le haga si…?

De repente ve a Mitsui parado ante ellos. Rukawa se pone rojo como un extintor y baja la cabeza, soltando a Hiro de su agarre.

(intenta decir algo, pero no puede)…

(hace como si nada) ¿Qué chicos? ¿No pensáis cambiaros para entrenar?

(intensamente rojo todavía) Claro… perdona…

(se quita la camiseta) No tienes por qué disculparte…

Claro… (intenta no mirarle, pero su vista se desvía hacia él sin que pueda evitarlo)

(se acerca a la tetilla del chico mayor) ¡Waaaa! ¡Mitsui-kun! ¡Este pendiente es nuevo!

(sonríe) ¿Ah? Sí. Me lo compré anteayer en una tienda del centro… ¿Te gusta?

(asiente) Mucho… eres un presumido senpai Mitsui…

(le da un golpecito) Idiota. (se dirige hacia el otro chico, intentando provocarle) ¿Y a ti, Rukawa-kun… te gusta?

(asiente, más colorado todavía) Mucho…

El chico de ojos azules vuelve a sentir que el aire le falta, que sus fuerzas escapan de su ser, haciéndole temblar de pies a cabeza. Intenta apartar la vista de su senpai pero su cuerpo ocupa todo el espacio. El corazón le late demasiado rápido y le cuesta horrores respirar. Siente que no puede controlar su cuerpo, sus reacciones, así que decide marcharse antes de que algo peor le suceda. Y sin mediar palabra, el muchacho de piel nívea huye corriendo de los vestuarios, terminando de ponerse la camiseta fuera, dejando dentro a dos chicos pasmados.

(le mira) Pero ¿qué coño le ocurre?

(se sienta) Mitsui-kun… a Rukawa le ocurre algo que… (le mira) Lo siento, creo que no debería contártelo…

(muy serio) Hiro-kun… te mato si no me lo cuentas…

(desvía la mirada) Das miedo…

(le coge la mano) Por favor… me preocupa… mucho.

(se sonroja un poco) Es sólo que… le pones un poco nervioso…

(suspira) ¿Por qué? No lo entiendo… a mi… me gusta estar con él… que seamos amigos… ¿es que le caigo mal?

(se levanta, atusándole el pelo) No te enteras de nada. Le caes muy bien… demasiado.

(extrañado) ¿Demasiado…?

(yéndose a fuera) La pregunta es… ¿te gusta?

Claro… bueno, es decir, me cae muy bie…

(cortándole) No quería decir esto y lo sabes… piénsalo (se va)

El chico mayor se queda sólo, pensando en la pregunta que le ha hecho su amigo, dándose cuenta de que en verdad no está muy seguro… Pero ahora no parece el mejor momento para plantearse sus sentimientos hacia su compañero: el entrenamiento debería empezar ya y no lo hará si no asiste su capitán. Un recuerdo pasa fugaz por su mente, arrancándole una sonrisa al hacerse cargo ahora de todo el trabajo que llevaba Akagi sobre sus hombros, dudando que él pueda llegar a hacerlo mejor.

(menea la cabeza, suspirando) Da igual Michi, tú eres mucho más guapo…

(riéndose) Sin duda, seguramente… pero ¿vas a venir o no?

(sonrojándose muchísimo) ¡Kohaku-kun! (disimulando) No me pegues estos sustos hombre…

(le agarra por la camiseta arrastrándole) Ya, ya… anda florecilla vamos a entrenar (se vuelve, seductoramente) ¿o tendré que ocupar tu cargo?

(colorado) Ni lo sueñes trepador…

Ambos se echan a reír escandalosamente mientras una mirada azul océano se clava celosa en el subcapitán ante el sonrojo de su senpai, que no se da cuenta de nada. El entreno de hoy resulta especialmente duro. Todos se esfuerzan muchísimo, hasta quedar casi completamente exhaustos. Totalmente concentrado en su propio cansancio, el chico de ojos azules se mete en los vestuarios y empieza a desnudarse para meterse en la ducha… pero se entretiene demasiado y, sin darse cuenta, cuando entra, ya sólo quedan allí dos personas. Pero él ni si quiera les ve. Se mete bajo el grifo y gira la llave, dejando caer todo el agua por su cuerpo, sintiendo con los ojos cerrados como le golpea masajeándole los cansados músculos. Al otro lado, su senpai le hace un gesto al chico de pelo caoba para que les deje solos en las duchas, petición que éste obedece con una pícara sonrisa en los labios. El chico de largo pelo negro se acerca a su compañero por su espalda, con sumo sigilo. No sabe todavía que quiere, que espera, solamente siente la necesidad de acariciar esa piel blanca bajo el agua. Su mano se desliza por la cintura del chico de ojos azules, mientras sus labios besan suavemente sus hombros.

(sin abrir los ojos) Hiro-kun… no tiene gracia…

(hace subir su mano por el torso del otro chico, acercándole a su cuerpo, ascendiendo a besos por su cuello) Mhhmm…

(se deja hacer, sin abrir los ojos todavía) Hiro-kun… esto no… ya sabes de quien estoy enamorado y…

(mordiéndole tiernamente el lóbulo de la oreja mientras le pellizca un pezón, haciéndole notar su dureza y un extraño tacto como de acero en la espalda) Mmmhhh… No soy Hiro-kun…

(abre los ojos de repente, reaccionando su cuerpo al instante al reconocer su voz y el piercing contra su piel)… Mi… Mitsui-kun…

(impide que se vuelva, deslizando su mano hacia el erecto miembro del otro chico) Soy mucho más alto que Hiro-kun… pero… (empieza a masturbarle con la mano, mientras sigue pellizcándole el pezón con la otra) a lo mejor es él el que te hace estas cosas…

(intentando reprimir los gemidos) No… ah… él no me… ah, mhmmm, él nunca…

(le gira hacia él, besándole suavemente en los labios) Ssshhh… Entiendo… Pero ahora sólo estamos tú y yo… vamos a pasarlo bien ¿sí?

(recorre su cuerpo con los dedos, manteniendo los ojos cerrados) Sí… mmhm… vamos a…

Pero de repente, sus ojos azules se abren, pudiendo contemplar ante sí el imponente cuerpo excitado del chico que le ha obsesionado des de hace tres años, el único al que ha querido, al que ha amado en secreto hasta ahora… y vuelve a sentir su corazón acelerarse irremediablemente, el aire escapar apresurado de sus pulmones impidiéndole respirar con normalidad. La sensación de mareo se intensifica hasta hacerle perder el equilibrio, cayendo como desvanecido encima de su senpai.

(asustado) ¡Mierda! ¡Rukawa! ¡Rukawa-kun despierta! ¿Qué te pasa? ¡Rukawa!

(entrando en las duchas como una tromba) ¿Qué pasa Mit…? ¡Kaede-kun!

¡Ayúdame a sacarlo! (le sacan entre los dos) ¡Mierda! ¡No respira!

(le toma el pulso) ¿Sabes hacer los primeros auxilios?

(asiente, procediendo a hacerle el boca a boca hasta conseguir que respire de nuevo, aunque no se despierta) …

(jadeando por el esfuerzo) ¿Qué… qué ha pasado?

(suspira) No lo sé. Nosotros… estábamos… bueno, ya sabes. Y al abrir los ojos ha empezado a… marearse o algo… estaba más blanco de lo normal y luego… ha perdido el sentido…

(preocupado) Vaya…

(le mira) ¿Sabes algo de eso?

(levantándole la voz) ¡Lo sabes! ¡Dímelo!

(serio) Creo que tiene una especie de… no sé como llamarlo… no es una enfermedad pero…

(irritado) ¿Qué? ¿Qué tiene?

Se llama síndrome de Stendhal…

(asustado) ¿Qué? ¿Te lo ha dicho él? ¿Qué coño se supone qué…?

(le pone una mano en el hombro) Cálmate… Creo que no lo sabe…

¿Y tú cómo…?

Mi padre lo tenía… aunque a él le ocurría cuando entraba en catedrales, iglesias y esas cosas… es arquitecto ¿sabes?

Pe… pero Rukawa-kun…

(se sonroja un poco) Esta… cosa… el síndrome éste… ocurre a la gente que siente afectada su sensibilidad por algo que concibe como extremamente bello… (se hace un silencio incómodo) a él le ocurre contigo.

(OO) ¿Conmigo? ¿Cómo se supone…?

(suspira) Es normal: lleva tres años enamorado de ti (se tapa la boca dándose cuenta de la metedura de pata)

(Oo) ¿Qué?

(empieza a vestir a Rukawa, intentando no despertarle) Olvídalo… no te lo tendría que haber contado… él confió en mí y… si se entera me mata así que olvídalo ¿quieres?

(se viste) No voy a olvidarlo. ¿Te acuerdas de lo que me has preguntado antes? (el otro chico asiente) La respuesta es sí. Sí me gusta… y creo que no viene de ahora… aunque no hace tanto tiempo, claro… Así que voy a tener que esforzarme para… no sé… que supere esto… (riendo) aunque mi ego no me cabe dentro… hahahaha

(le mira, sonriendo) Baka… vamos, ayúdame a llevarle hasta su casa… ¿sabes dónde vive?

(sonríe) Sí. En la habitación de enfrente de la mía.

(Oo") Que Kamisama le proteja…

(no le ha oído) ¿Qué?

(disimulando) Nada, nada, vamos…

Entre los dos cargan al chico de ojos azules, que todavía sigue medio dormido, medio inconsciente, y todas sus cosas hasta el piso del chico mayor. Cuando llegan al piso, Hiro se da cuenta de que ya habrán cerrado la residencia, por lo que acepta quedarse a dormir a casa del chico mayor (a condición de no atacarle durante la noche, claro). Mientras éste hace algo de cena, el chico de piel blanquecina obre sus azules ojos, recobrando por unos momentos el sentido.

(desubicado) ¿Dónde…?

(acariciándole el pelo) Kaede-kun… te has desmayado. Ahora estás en casa de Mitsui-senpai. Pero tranquilo, yo me quedo aquí contigo ¿de acuerdo? (le mira) ¿quieres volver a dormir?

(asiente) Sí. (cierra los ojos)

(le da un beso en la mejilla) Buenas noches niñito.

(saliendo de la cocina con dos bols de ramen) El trato de no acosar se extiende a Rukawa-kun.

(sonríe) Está bien… no te preocupes, se ha vuelto a dormir. A mi padre le pasaba a menudo.

(preocupado) ¿Lo… lo superó?

(asiente) A su manera… sí. Pero no te preocupes ¿vamos a comer?

(asiente, sonriendo) ¡Hai!

Ambos cenan entre bromas, aunque la preocupación no desaparece de la mente de ninguno de los dos. Al terminar, Mitsui pone un par de futones en el suelo. Tumba a Rukawa en el grande y deja a Hiro el pequeño, echándose él en el suelo con una almohada tras acallar las quejas e insistencias del otro chico para que duerma con él o algo... Pero el chico mayor necesita descansar: a partir de hoy puede que cada día sea más duro… para todos.