Hellsing no me pertenece es propiedad de Kohta Hirano, este fic está hecho sin fines de lucro y solo con la intención de entretener
Hola a todos, me presento soy Kaoru o Rhian como ustedes prefieran este es mi primer fanfic de Hellsing y espero realmente que sea de su agrado, estoy abierta a criticas y comentarios sobre él para así poder mejorar en cada actualización que haga, el fic esta basado cien por ciento en el manga y específicamente se sitúa justo en el momento en el que la organización Iscariote rompe el acuerdo que tenía con Hellsing de aliarse contra Millennium para así formar su propio ejercito para erradicar a los herejes, a partir de aquí comenzare a narrar una historia que a veces coincidirá con la historia que tiene el manga (que no es mucha porque a partir de este momento creo restan solo unos cuantos capítulos más y se corta ya que Hirano no ha escrito más) y otras veces no tendrá nada que ver, claro está intentaré respetar al cien por ciento la personalidad de cada uno de los personajes y si llego a alterarla espero sea minimamente, en cualquier caso como ya dije espero que me hagan ver mis errores que seguramente se me ira uno que otro ¡vamos! que soy humana...En fin basta de parloteo ya por ultimo quiero agradecerles por pasarse por aquí y leer y sin más aquí les presento la primera parte de Sacramentum...
SACRAMENTUM
CAPÍTULO I
Oscurità infinita
"¡Alulcard!"
Gritó Integra a todo pulmón desde su oficina, estaba más que furiosa, el Vaticano había vuelto a interferir con los asuntos de Inglaterra, tenían un acuerdo desde que se enteraron de los experimentos de Millennium y ahora Maxwell le había fallado, se había vuelto nuevamente en su contra y con todo un ejercito de por medio, como se atrevía ese cerdo del Vaticano a traicionarla, nadie le hacía eso a Integral Hellsing.
"¡Alucard!"
gritó nuevamente con más potencia comenzando a perder la paciencia, cosa que pocas veces ocurría con ella¿Qué era lo que le estaba pasando? Después de todo nunca había confiado plenamente en el vaticano, ya se esperaba esa traición, entonces ¿Porqué sentía ese dolor que le quemaba el pecho, no era solamente indignación y enojo, había algo más, una inmensa tristeza que no sentía desde la muerte de su padre.
"Estamos de mal humor hoy Master, o simplemente te has dado el lujo de sentir ésta vez"
se escuchó una voz en la oscuridad que se abrió dando paso a el sirviente de Hellsing
"Calla, no estoy de humor para tus comentarios, ahora, quiero que te prepares, me han informado de..."
"el ejercito de el Vaticano"
completó Alucard interrumpiendo a su ama
"Así es, ahora ve"
contestó integra más fría que de costumbre y eso ya era decir mucho,
"Master, Master, Master, deberías aprender a no negar las cosas"
comentó el vampiro para luego sonreír irónico
"Vete Alucard"
respondió sencillamente la mujer sin tener ánimos de comenzar una pelea verbal con su sirviente
"Yo tenía razón, sigues siendo la misma niña insegura de siempre"
el vampiro había vuelto a hablar a sabiendas de lo que a continuación sucedería
"VETE"
Espetó furiosa Integra ya fuera de si, golpeando con su mano derecha el escritorio frente a ella, Alucard simplemente se volvió a perder en la oscuridad mientras reía cínicamente para luego murmurar
"Como lo desees... Master"
en cuanto salió, la jefa de Hellsing se dejó caer sobre la silla que tenía tras ella apoyando su cabeza en el respaldo mientras se quitaba los anteojos y ahora se restregaba los párpados con el dedo pulgar e índice de su mano izquierda,
No negar las cosas- aquella parte de la frase de Alucard no dejaba de repetirse en su cabeza
"No negar ¿Qué, yo no estoy negando absolutamente nada"
gritó enfurecida, parecía que trataba de convencerse a ella en lugar de a el vampiro que acababa de abandonar su oficina.
"Se lo regresaré, se lo regresare multiplicado por un millón de veces"
dijo ya en voz neutra, repitiendo lo que ya una vez había jurado que haría en contra de Millennium, sólo que esta vez no se refería a aquella organización Nazi, si no que más bien contemplaba a la sección Iscariote, fijó su vista en un punto indefinido
"Enrico"
susurró de repente mientras colocaba las manos sobre su rostro ocultando el odio que se reflejaba en sus ojos.
(Roma, Italia 6:45pm)
"Niños no se alejen demasiado"
gritó el padre Anderson para luego sonreír ampliamente, amaba a esos niños, no se arrepentía de haber elegido el camino de Dios, sonrió irónico, era realmente extraño como algunas veces elegías el camino correcto mientras que otros muchos erraban en esa elección, estaba agradecido con el santísimo padre celestial por haberle dado la sabiduría para elegir correctamente, dio un ultimo vistazo a los niños que corrían felices por las instalaciones del orfanato para luego entrar en una pequeña oficina dentro del edificio,
"Padre Renaldo, es un gusto verlo"
saludo afablemente al hombre de lentes y bigote frente a él, éste simplemente inclinó la cabeza en una acción reciproca ante la bienvenida,
"Anderson"
exclamó una voz sisearte que provenía de una de las esquinas del recinto, Alexander simplemente atinó a volver el rostro hacía ese lugar justo a tiempo para ver como la figura de un hombre de tez blanca, cabellos platinados y ojos verde seco salía de entre la oscuridad,
"Veo que tus niños están cada vez más inquietos"
continuó lanzando una mirada fugaz hacía la ventana que tenía una amplia vista del patio trasero del orfanato,
"Así es, los niños cada día están más fuertes, gracias a Dios nuestro señor"
contestó el rubio sonriendo gentil,
"Pero monseñor, es un placer tenerlo aquí, debió haberme avisado con más anticipación, para este entonces ya tendríamos una habitación debidamente preparada para usted y el padre Renaldo"
comenzó por explicar sin dejar la amabilidad de lado, era ya característico en él, Maxwell simplemente atinó a sonreír pesaroso era increíble el cambio de personalidad que el hombre frente a él sufría cuando esas aberraciones de la naturaleza estaban presentes, entonces se transformaba en una persona completamente distinta, pero ese no era el caso Nosferatum, Alucard no estaba ahí,
"Disculpa mi llegada tan inesperada, se perfectamente que debí haber enviado una carta avisándote de mi regreso a Roma, pero no tuve tiempo, las cosas están realmente tensas en Inglaterra"
una punzada de dolor le vino repentinamente al pecho cuando pronunció esa ultima palabra, no supo porque, o tal vez simplemente trataba de no recordar la causa así que continuó
"Anteriormente nuestros únicos enemigos eran esos herejes caballeros protestantes en Hellsing, ahora tenemos a esos cerdos Nazis que no hacen otra cosa que ensuciar la faz de la tierra con su presencia, ambos grupos deben ser erradicados, pero no es fácil lograrlo, aun con el ejercito que e formado esto se coloca cada vez más complicado, en cualquier momento podemos caer"
explicó, hablando pausada y tranquilamente, Anderson simplemente lo observaba asintiendo a lo que decía y empuñando sus manos cuando escuchó nombrar a Hellsing, un atisbo de locura se pudo reflejar en el brillo de sus ojos en el preciso momento en el que Enrico nombro a la institución protestante.
"Comprendo perfectamente, aunque sigo sin entender porque no me permitió unirme a la batalla"
exclamó repentinamente con pesar, a él le hubiese encantado matar a todo ese montón de basuras empezando por el perro de Alucard,
"No era necesario, el sirviente de Hellsing esta lo suficientemente ocupado con el vampiro de Millennium como para que de problemas con la purificación de la que se encarga nuestro ejercito, además tanto Yumiko como Heihkel están encargándose de todo"
ya era costumbre que Alexander preguntara aquello y cada vez que lo hacía Maxwell le respondía con la misma explicación, era como si sufrieran un deja vu a cada momento que ese duda salía de la boca de Anderson.
"Bien, iré entonces a avisar para que preparen una habitación"
exclamó el más alto de los hombres en la oficina, tratando de reprimir la impotencia que sentía al no poder estar en Inglaterra luchando por la erradicación de los herejes,
"No hace falta, iré yo"
respondió una tercera voz, la voz del padre Renaldo que en ese preciso momento se retiraba para hacer su encomienda, los otros dos hombres simplemente asintieron en silencio observándolo desaparecer por la puerta; Maxwell volvió el rostro hacía la gran ventana de la oficina comenzando a caminar hacia ella, una vez estuvo a poco menos de medio metro de ella se detuvo, pasando sus brazos tras la espalda, parecía como si contemplara a los niños del orfanato jugar, pero la verdad era que su mente estaba muy lejos de poner atención a aquello.
"¿Porqué no llegaste al Vaticano?"
preguntó una voz tras él, obviamente la voz del único hombre que ahora lo acompañaba
"No podía presentarme ante el santo padre, no podía presentarme en la casa de nuestro señor"
respondió simplemente sin dejar la posición que había adoptado, Alexander parpadeó un par de veces sorprendido para luego sonreír con pesadumbre,
"Ya veo, después de todo aún no puedes desacerté de él"
comentó, a esas alturas el hombre ya estaba situado justo al lado del rubio platino, dio un suspiro
"Que Dios esté contigo y que no te permita caer en el pecado, Amén"
"Amén"
repitió Enrico mecánicamente, aún erguido ante el gran ventanal, Anderson simplemente sonrió una vez más con desazón y después de observar hacía el patio unos segundos y posar la vista rápidamente sobre Maxwell se dio la vuelta y salió por la puerta de la oficina, dejando solo al otro hombre con sus pensamientos,
"Honorable señorita"
alcanzó a murmurar de repente aún con la vista perdida en un punto indefinido y de repente, de la nada, como si recordara algo comenzó a reírse, los niños asustados volvieron la vista hacía el gran edificio de donde provenían risas casi maniacas que no paraban de llenar todo el recinto.
NA: Espero actualizar lo antes posible y colocar escenas un poco más largas, igualmente arigatou por leer y hasta el próximo capitulo.
